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II

No pasaron muchos días antes de que Soobin estuviera acompañando a Minju y a su suegra para escoger las flores de lo que será su boda. 

Gratamente su suegra no tiene mucha idea del idioma de las flores, un idioma casi olvidado pero tan complejo y profundo que sin duda fue un buen recurso para dejar el recordatorio a su futura esposa que esto para él no es más que una simple alianza, lo cual la hizo verse bastante tensa una vez se terminaron de escogerlas y también de escoger el ramo de flores.

—No sabía que te gustaba la floriografía, debo admitir que me dejaste shockeada, apenas y dejaste que mi madre escoja las rosas blancas —confesó Minju, mientras miraba por la ventana, como todo el camino que habían recorrido y con poco entusiasmo al camino que venía por delante.

—No es muy difícil de manejar. Lo importante es saber quién envía las flores, y para quién van dirigidas —contestó con simplicidad —. El mensaje es sencillo en realidad: lavanda significa “silencio” y corydalis “secreto”. Y si somos más específicos, las rosas blancas también significan “compromiso”, es un lindo recordatorio ¿no?

Minju mantuvo su mirada en el contrario mientras conducía de camino a un barrio medianamente nuevo, el cual tenía algunos departamentos sin dueño.

— ¿Era necesario todo eso? —preguntó la mujer, sintiéndose un poco tensa al ver que Soobin asentía como si no fuera algo del otro mundo.

—No entiendo cual es tu preocupación, las flores igualmente son bonitas, y pienso yo que deberías agradecer que le di viboreras a Yewon.

— ¿Viboreras?

—Viboreras y amapolas, era un ramo común que aparecía en cada lugar que aparecía Yewon —contestó —. Las viboreras significan “Falsedad” y las amapolas que yo escogí, significaban “Sueño”, decorada con una perfecta nota en imprenta que tenía tres simples palabras.

—La amenazaste —concluyó la mujer.

—En un principio era para mantenerla alejada de todo lo que envolvía la muerte de Yoo Jimin —completó el hombre, sin quitar su mirada del camino y Minju guardó silencio.

Por testimonios que ella misma estaba investigando, sabía que Soobin siempre fue muy protector con su hermana, incluso descubrió que los padres adoptivos habrían forzado al chico a que escondiera su conexión con la patinadora. Sin embargo, ella no entendía por qué de la nada decidió atentar contra la vida de la persona que por tanto tiempo buscó proteger.

Aquello sería algo interesante de saber pero sospecha que antes de que lo descubra, ya estará desligada del hombre y tal secreto “familiar” permanecerá bajo llave.

— ¿Y luego?

—Me harté de las migajas, eso fue todo —la joven frunció el ceño.

— ¿Y lo de Yoo Jimin?

Soobin detuvo el auto y apagó el motor, luego miró a Minju con una abrumadora tranquilidad.

—Ya llegamos, no hagas comentarios fuera de lugar cuando estemos con el vendedor —aconsejó mientras bajaba del auto, dejando a Minju aún más confundida respecto a las intenciones que tuvo su futuro esposo con Yoo Jimin.

Negó suavemente con la cabeza y bajó del auto para finalmente posarse al lado de Choi y dirigirse a la entrada del edificio para que finalmente Soobin adquiriera un lugar propio donde quedarse, puesto que ya no estaba dispuesto a seguir rentando una habitación.


Yewon caminaba de un lado a otro en la sala, y es que no estaba tranquila.

¿Cómo pudo enterarse de algo tan importante cómo la boda de su hermano por alguien que ni siquiera es parte de su círculo?

Todo el mundo parecía saberlo, todos incluyendo a Yeonjun, quien incluso le preguntó con una sonrisa inocente "¿No lo sabías, Yewonnie?". Fue frustrante, demasiado frustrante pero a la vez fue confuso y atemorizante.

Y es que aún mantenía en mente las crueles promesas de su hermano, y sentía que todo lo que estaba haciendo sin siquiera mirarla era para darle en la cabeza.

—Yewon —miró a Yeonjun, quien había llegado de la conferencia que tuvo con el director deportivo y su entrenadora.

La mujer se preocupó ante el semblante serio, entendiendo a la conclusión que habían llegado el director y la entrenadora. Sin embargo, aún le quedaba un poco de esperanza de que fuera una tontería que se le cruzó por su cabeza por esa nube negra y pesimista que la ha estado persiguiendo desde hace años.

— ¿Todo bien?

Yeonjun hizo una ligera mueca pero luego le sonrió con cierta lástima, acercándose y dejando un pequeño beso en su frente, como si quisiera consolarla por adelantado.

—Me temo que quedaremos fuera de la temporada…

—Otra vez. —suspiró y abrazó a su pareja posando su cabeza en el pecho ajeno, pensando en lo injusto que estaba siendo toda la situación de ellos —Es por lo del bebé ¿no?

—No cariño, solamente…

—No me mientas, Yeonjun. —la chica separó su cabeza del pecho para mirarlo —Es notorio lo que está pasando aquí, todos podemos verlo.

Yeonjun suspiró, tratando de mantener una buena postura en el tema mientras se cuestionaba por su reciente sentimiento de culpa, pensaba seriamente lo que le deparaba con Yewon.

—Solamente yo quedé fuera de la temporada ¿no?

¿Cómo era posible que ahora no vean la hora para separarlos en lo que los unió? Siempre supo de las malas lenguas, pero su salud pareciera ser la excusa perfecta para todo el mundo de que era Yeonjun quien debía salir adelante con su carrera.

— ¿Pudiste hablar con Soobin? —la pregunta confundió a la mujer sin embargo, lo que hizo fue solamente suspirar.

—No, no he conseguido contactar con él —contestó mientras se alejaba, algo molesta al recordar su hilo de pensamientos anterior y volver a este.

Ahora la cosa era peor. Mientras Soobin estaba avanzando con su vida, ella se encontraba estancada en un punto donde se encuentra totalmente acorralada y con una sensación de inutilidad mezclada con la frustración en todo su ser.

Yewon se separó del abrazo, dejando a su compañero preocupado.

—Yewon, es tu hermano —insistió el castaño.

—Y a él no le importo, y no está interesado en que sea participe en este tipo de eventos sobre su vida —habló la mujer.

—La única manera en la que dejaría que te enteres de lo que me pasa es cuando veas la noticias.

Su hermano estaba harto de ella desde un inicio, debió darse cuenta de ello.

Pero Yeonjun difería con esa idea, e iba a insistir para que al menos la chica lo visite, porque se supone que deberían apoyarse en una situación donde ambos pudieron perder la vida.


Soobin se terminaba de preparar en frente de su espejo, su atención estaba puesta en acomodar los gemelos que su suegro le habría regalado para la boda.

La cual estaba a unas horas de celebrarse.

Jongin y Yeosang mantenían su mirada en el hombre, el cual se mantenía en silencio a pesar de que tendría que ser, aunque sea, un día importante para él.

— ¿De verdad harás esto? —preguntó Yeosang, viendo que el pelinegro no estaba feliz.

—Me habría negado, y antes de que la policía llegara siquiera a enterarse, yo estaría muerto —inició cuando acabó con los gemelos y pasó a arreglar pequeños detalles de su imagen —. Pero los tres tenemos cosas que perderíamos. Y cuando un ser humano tiene algo que perder, hace lo que sea por mantener aquella cosa entre sus manos.

Kang y Kim se miraron, ciertamente preocupados por lo que pueda pasar en el futuro, y es que ambos tenían el mal presentimiento de que está boda era el inicio a un infierno aún mayor.

El hombre tomó su perfume y lo roció sobre su cuerpo, dando por finalizada su preparación y luego caminó hasta la entrada de su cuarto, quería que aquella ceremonia se célebre lo antes posible para luego intentar seguir con su vida y sus planes, los cuales tuvo que preparar desde su silenciosamente, cada vez más calculador.

Luego de un rato, el chico estaba llegando al recinto donde se llevaría a cabo la boda, fingiendo la mejor de las sonrisas y recibiendo a los invitados, el mundo estaba asombrado por las bellas flores escogidas para la ceremonia, los invitados se mantenían en la vibra elegante y todos conversaban entre ellos como si no tuvieran contrarias inimaginables.

El mundo de vuelta le demostraba cómo es que fingir felicidad por el otro era la clave para que el mundo confíe ciegamente en alguien, y es algo de lo cual Soobin sacó una lección.

Y es que nadie es su aliado. Mucho menos lo es Minju.

El mundo era su enemigo, y si sabía obrar bien, podría engatusarlo como un simple cachorro que comerá de su mano y estará pronto debajo de su poder.

Cuando dieron el sí, ambos sabían que no había vuelta atrás en la decisión que tomaron pero el problema radica en que Minju realmente no tiene idea de quién era realmente el hombre que acaba de desposarla, y lo que era realmente capaz de hacer por sus verdaderos objetivos.

Saber que mató a Yoo Jimin era más que una advertencia a las capacidades y el inhumano sentimiento narcisista que Soobin tenía, más no era conocedora de lo que hizo en su pasado, y que realmente aquella deportista no fue su primera víctima.

Y lo que tanto Yeosang, como Jongin y el resto del mundo teme, es que probablemente ella no sea la última víctima, ahora con el encubrimiento de la reportera.

Minju desató el infierno en la tierra, y curiosamente no era uno lleno de llamas como se suele decir.

Era vengativo, y gélido.

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