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OO6

Parado tras el pasillo, vio a TaeHyung salir de su salón directo al baño. Lo siguió de atrás casualmente como si sus intenciones no fueran más que las peores, oh bueno, no es nada que no haya hecho antes. Entró, bajandose la cremallera, se colocó para orinar en silencio, el chico castaño desvió la mirada a él con sorpresa. Pues, en realidad nunca tuvo mucha relación con él, no era del tipo que jugaba en el equipo de Fútbol, o simplemente que hablara con alguien de la Escuela. 

—Hola JiMin. ¿Qué tal todo?—el rubio volvió a subir su cremallera y caminó al lavamanos.

—Bien, ¿Y tú? 

—Mejor que nunca.—feliz, juntó sus labios para silbar mientras lavaba sus manos.

—¿Y a qué se debe tanta alegría un lunes? 

—Digamos que… una chica. —rió— Es asombroso como solo una persona puede hacerte sentir tantas emociones.

—Te entiendo, TaeHyungie.—de una forma delicada el joven de mejillas ruborizadas secó sus manos para posteriormente la habitación quedar en un incómodo silencio.

—B-Bueno, creo que debo irme. —rascando su nuca e intentó salir de allí, pero la mano de él sobre la suya lo hizo detener. Incómodo bajo la vista a la unión— Hmmh —carraspeo— tengo clases… 

—Lo sé.  —y sin previo aviso, lo pegó a su pecho— Pero esto es más importante. 

Un beso, un simple beso puede cambiar muchas cosas. TaeHyung jamás había besado a un hombre antes, ¿Por qué lo haría? Él es heterosexual, ¿No? Bueno, aquel beso, tan depravado, hizo que su mente volará en solo un minuto. Sus manos estaban siendo acorraladas, no intentó moverse, no intentó nada, dejó que sucediera. Los labios de JiMin eran suaves, sedosos, redondos, y cualquier adjetivo relacionado a lo agradable que era. 

Cuando se separó, cerró sus ojos. Fue más tarde que cayó en cuanta de lo que había hecho, para entonces, y al abrir sus ojos miel, vio al Park con su móvil en mano. 

La desesperación empezó a asomarse.

—¿Q-Qué hiciste? ¿T-Tú…

—En menos de media hora este video estará circulando por toda la Escuela, TaeHyung. 

«¿Cómo mierda lo hizo?» Es lo que se pregunta, ¿Acaso ya lo había planeado? Joder, debía haber creído en los rumores. Park JiMin es la perra más grande de toda la puta escuela. 

—Espera, no…

—A menos —su dedo fue a parar entre sus labios, deteniendolo— que hagas algo por mí.

TaeHyung lo escuchó atentamente, sin decir palabra. Al día siguiente, frente a NaEul en el mismo lugar de la biblioteca, mordía su propio labio mientras que bajo la mesa la pierna no paraba de golpearse contra el suelo. Lo que JiMin le había dicho estaba más que asegurado, era una amenaza con fuerza y viniendo de él, jamás una falsa. Lo dijo con tanta seguridad…

—¿Sucede algo? —escuchó— ¡TaeHyung! 

—¡A-Ah! —levantó la vista, y la vio— No, no sucede nada…

—Estas raro, ni siquiera parecer leer. Dime si te sientes incómodo, podemos dejarlo para mañana.

Suspiró. Conoce a NaEul desde hace un año, no creyó tener alguna posibilidad con ella, hasta que SooHyuk se alejó –según las malas lenguas porque en realidad le gustaban los hombres– y aprovechó aquello para acercarse a ella. Ahora, tener que irse… es humillante, mucho más por ese idiota. 

—NaEul, tú eres muy agradable, y me encanta pasar el tiempo juntos, pero… creo que ya no puedo volver a juntarme… contigo.

—¡¿Eh?! ¿Por qué? ¿Hice algo mal? Pensé que todo estaba bien.

Otro chico a la lista de fracasos inconclusos. 

—Debo irme.—cerró con fuerza el libro de ficción y se dio la vuelta, se fue a toda prisa, dejándola sola y confundida.

¿Es que acaso ningún chico la querrá jamás? 

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