capítulo uno.
Faltaban diez minutos para las doce del mediodía, la cafetería estaba repleta de estudiantes que estaban en su receso. No era de extrañarse considerando que la institución estaba a unas pocas cuadras de allí, quedaba lo suficientemente cerca para que veinte minutos fueran suficientes para beber y/o comer algo tranquilo y luego volver a seguir cursando.
Pero entre tanta gente Shuhua no podía apartar la mirada de Soojin, y no era la única. Tanto los hombres como las mujeres que estaban allí le dedicaban una o dos miradas a la rubia. Shuhua podía justificarse por su cambio radical, había pasado de tener un cabello oscuro similar al suyo a tener un rubio llamativo.
—Deja de comertela con los ojos, Shuhua. Esto ya parece acoso.
Era una lástima que su mejor amiga la conociera tan bien y que supiera que sus ojos iban a estar vagando por Soojin independientemente del color de su cabello.
Shuhua hizo una mueca, pero le hizo caso a Yuqi. Miró a su amiga, parecía estar muy metida en su celular, ni siquiera parecía darle mucha importancia a su bebida. ¿Era así de obvia? ¿O la había atrapado cuando ella estaba distraída?
Ignorando esa línea de pensamiento, dijo:
—Creo que no es heterosexual.
Yuqi la miró, levantó su vista sin cambiar su postura y arqueó una ceja. Evaluó a su amiga por un momento hasta convencerse que la pelinegra no estaba bromeando.
—Shuhua, te dije que ya dejaras eso.
Era inútil, por supuesto. Yuqi ya había tenido esa conversación con Shuhua, no entendía como una estudiante de segundo año de psicología creía en algo tan mitológico como lo era el famoso "radar gay". Era tonto e improbable, a demás que Shuhua ni siquiera había hablado con Soojin. ¿Como podía asumir su sexualidad con solo verla?
Pero sin importar sus argumentos, Shuhua seguía empecinada. Tal vez tenía mucho que ver que no le interesaba realmente su carrera, por lo que recordaba, Shuhua siempre mostró interés en actuar, pero la falta de apoyo de su familia hizo que acabara estudiando como todos los demás. Yuqi estaba segura que había elegido psicología solo porque ella lo hizo, se sentía egocéntrica por pensarlo, pero mismo Shuhua había dicho que lo mejor de estudiar la misma carrera era que seguían juntas. A veces parecía que era lo único que le gustaba, aunque tenía buenas calificaciones.
—Pero Yuqi... —Y ahí venía de nuevo. —Te juro que cada vez que la veo es como si mi radar disparara varias alarmas.
Yuqi no iba a decir lo mismo de siempre, ya sé estaba impacientando un poco.
—No quiero ser esa persona. —Aún así su tono era amable y cuidadoso, lo que menos quería era ofender a su mejor amiga. —Pero que tú seas homosexual no debería afectar tu perspectiva sobre los demás. La heterosexualidad existe, Shu.
—Bisexual. —Corrigió, como si la palabra "homosexual" fuera lo único que escuchó. —Y mi radar también suena contigo.
La expresión de Yuqi debió ser muy gracioso, o Shuhua solo estaba bromeando, porque la carcajada que soltó fue tan fuerte que varias personas la miraron por un momento.
—¿Ves lo que te digo, idiota? Yo soy heterosexual. Como te equivocas conmigo, seguro lo haces con Soojin.
Ya más seria, Shuhua la miraba con atención, tratando de descifrar a su amiga como si tuviese que leer entre líneas. Pero no encontró nada, Yuqi no sonó a la defensiva, seguía con el mismo tono hartado que notó hace algunas semanas. Y no la culpaba, sabía que a veces podía ser muy insistente con las cosas.
—Yo me creí heterosexual hasta los quince. —Dijo con calma, ante el silencio de Yuqi prosiguió. —Y cuando salí con mi familia, tanto mi madre como mi padre dijeron que ya lo sabían desde que yo era pequeña.
—No pienso seguir discutiendo con esto. —Decidida a ignorar a su mejor amiga, se dispuso a terminar de beber su café.
Vio la hora en su celular antes de apagarlo, solo les quedaban cinco minutos antes de tener que volver a la universidad y aunque estaban a unas cuadras, no quería correr el riesgo de llegar tarde. El señor Kim no era muy amigable, no debía incentivar su trato hostil.
(...)
Shuhua y Yuqi corrían por los pasillos del colegio tomadas de la mano, una escena bastante recurrente a la que los directivos se habían cansado de hacer un llamado de atención, después de todo las extranjeras parecían tener la costumbre de llegar tarde a clase. Claro que esto era culpa de la menor; en las mañanas Shuhua era difícil de despertar y Yuqi se encargaba de levantarla y obligarla a desayunar, pero no solían llegar tarde en la primera hora de clase, solo justo.
Para la segunda hora era otra historia.
Shuhua se quedaba en el café hasta que Soojin lo hacía, como si tuviese que aprovechar hasta el último segundo que tenía para observarla. A veces no se debía solo a Soojin, Shuhua tenía el defecto de comer muy lento, de hablar demasiado en medio de cada bocado y de perder el tiempo como si tuviesen mucho más que unos míseros minutos.
Aún así, Yuqi jamás sermonea a Shuhua por más ganas que tuviese. Jamás iba a clases sola, porque la pelinegra era su mejor amiga por sobretodo.
La china aún recordaba con claridad la primera vez que la vio con atención. Shuhua estaba en uno de los columpios moviendo sus piecitos sin la intención de hamacarse realmente, tenía la cabeza gacha y se veía solitaria, demasiado para una niña de su edad.
A Yuqi le había costado hacer amigas cuando llegó al país, más que nada porque a la edad de cinco años su coreano no era realmente bueno y los niños solían ser muy crueles. Tuvo la suerte de dar con Lee Yeoreum, una niña coreana bastante dulces y amigable. Pero para Shuhua las cosas fueron más difíciles, no porque la menor no supiera socializar, de hecho estaba muy predispuesta y en varias oportunidades intentó congeniar con sus compañeros. Pero todos sabían que Shuhua había llegado al país con su madre cuando esta se divorció de su padre, era una pena que algo que en otras culturas sería un detalle menor allí parecía ser un gran problema.
Claro que los niños podían ser crueles pese a su inocencia y corta edad, pero Shuhua sabía que los prejuicios eran más de los adultos que de ellos mismos, así que no se angustiaba demasiado. Solo le aburría pasar sola los recreos cuando veía a sus demás compañeros dividirse en pequeños grupos para jugar, a ella le quedaba el columpio si es que no se lo ocupaban antes.
Esa tarde Yuqi se acercó hasta quedar frente a la taiwanesa, reconocía su rostro aunque no sabía ponerle un nombre. Pensó que la niña se veía muy tierna y adorable, sobretodo por sus sobresalientes mejillas. Hasta a ella que era una niña de su misma edad le dieron ganas de apretarlas.
"¿Por qué estás sola?". Le preguntó a la niña, llamando su atención inmediatamente.
"No tengo amigos". Respondió con simpleza, como si fuese normal que alguien de su edad no hablara con nadie.
"Yo puedo ser tu amiga".
"¿E-en serio?". Yuqi solo asintió, ella le había preguntado llena de ilusión y desconfianza. "¿Cómo te llamas?". Volvió a hablar.
"Song Yuqi". Respondió. "¿y tú?".
"Yeh Shuhua".
"¿Cuántos años tienes?".
En respuesta mostró su mano, enseñando cuatro dedos. "Pero muy pronto tendré así" dijo al mostrar sus cinco dedos levantados.
"¡Yo también!". Exclamó la niña con entusiasmo y fascinación. Tomó asiento en el columpio que estaba libre al lado de la niña para seguir hablando con ella sin que sus piernas se cansaran por estar mucho tiempo de pie.
Y como algo digno de dos niñas de su edad, desde ese momento fueron grandes amigas. Les tomó algún tiempo llegar a donde están hoy, pero esa misma tarde Yuqi se prometió a sí misma jamas apartarse del lado de Shuhua. Quince años después seguía cumpliendo su promesa.
Entraron al salón aún tomadas de la mano. Se detuvieron en la puerta, Shuhua la sostenía después de abrirla de punta a punta para que ambas entrasen sin la necesidad de soltarse. Algunos de sus compañeros las miraron con desinterés, otros con preocupación y algunos ni se inmutaron, mientras que su profesor les dirigía una mala mirada.
—Yeh Shuhua, Song Yuqi, llegan tarde. Pero eso ya lo saben. —El señor Kim suspiró cansada, o quizás frustrado, ante la inmovilidad de sus alumnas. —Tomen asiento.
Las dos hicieron una reverencia a modo de saludo/disculpa y se dirigieron a sus asientos, los cuales estaban juntos, por supuesto.
Por un tiempo solo se oía el lápiz de Yuqi escribiendo algo de lo que pronunciaba el profesor, la fecha de examen estaba demasiado cerca y tomar nota se volvía primordial. Para Shuhua no era así, no se preocupaba por fingir interés siquiera, ella era feliz pensando en la conversación que había tenido con su mejor amiga antes de llegar a clases.
Shuhua tenía que reconocer que Yuqi tenía un punto, era tonto querer descifrar la orientación sexual de alguien con solo verla de lejos. Shuhua creía fielmente en su radar porque jamás se había equivocado, había coqueteado con mujeres sin necesidad de ir a espacios queers. En un simple bar o mismo en su universidad, con solo verlas de lejos algo en Shuhua le decía que eran del mismo mundo. Y luego conoció el concepto del "gayder" o radar gay.
Pero podía equivocarse... No sabía cuánto tiempo llevaba ya interesada en Soojin, pero no le había dirigido la palabra, ni una vez.
Quizás ya era hora, después de todo, ¿Qué era lo peor que podía pasarle? ¿Que Soojin fuera heterosexual y la rechazara? Si no hacía nada al respecto, sería lo mismo; el no ya lo tenía.
—Voy a invitarla a una cita. —Susurró lo suficientemente bajo para que solo Yuqi la escuchara.
Yuqi se detuvo por un segundo, miró a Shuhua incrédula como si estuviera diciendo algo que no podía comprender. Iba a preguntar qué le había hecho tomar esa decisión, pero la voz del señor Kim la trajo de vuelta a la clase, donde la interpretación de los sueños era más importante que el crush que tenía su mejor amiga por un chica quizás-hetero-quizás-queer.
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Para tener en cuenta, la palabra queer se refiere a las personas de la comunidad lgbt. Cuando decimos que alguien es queer puede significar que es gay, bisexual o incluso trans.
Espero que les guste esta historia, voy a tratar de darle un buen desarrollo, especialmente a los cuatro personajes principales. ♡
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