Theodore X Neville #2/2 🏳️🌈
Antes de nada quería decir que muchas gracias por todo el apoyo y la petición del capítulo anterior.
Decidí escribirlo porque yo soy una persona que sufre de ansiedad social, lo que lleva a que me ocurran situaciones como las del anterior.
Conozco a muy poca gente que tenga ansiedad y casi ningún lado en el que se representa a personajes con ella.
Así que decidí hacer esto para que otras personas se pudieran sentir identificadas.
Dicho esto podemos comenzar. ❤️
Pasaron ya tres años desde aquel terrible cumpleaños.
Al final la gente acabó felicitándole, puesto que Ginny debió avisar a todos.
Pero a Neville, lejos de aliviarle le enfureció.
¿Cómo podían ser tan hipócritas?
Neville soltó una pequeña risa.
Al final se quedó solo.
Pero como el dicho dice, mejor solo que mal acompañado.
Se levantó de su cama con pereza y se sentó frotando sus ojos.
Un año ya desde que la guerra acabó y hacia dos meses que Neville tenía su propio apartamento en el callejón diagon.
Y no había tardado ni una semana en llenarlo de plantas.
Se levantó y regó todas y cada una de ellas.
Después de desayunar salió de su casa, pues tenía que comprar algunos libros.
Empezaría su curso de herbología en unas semanas y quería tener el material lo antes posible.
Cuando salió a la calle y se la encontró repleta de personas dio un profundo suspiro y se mezcló con la gente.
Contrario a lo que todos podrían pensar, él no había superado su ansiedad durante la guerra.
Él fue uno de los líderes de la resistencia en Hogwarts y encaró a todos los mortifagos con los que se cruzó.
Pero, en aquella época sus acciones valientes eran provocadas por impulsividad o furia.
Por un tiempo pensó que lo había superado, pero, cuando al acabar la guerra siguió siendo incapaz de dar un discurso en el ministerio supo que aún no lo había logrado.
Aunque ahora lo llevaba mejor, en momentos como en el que se encontraba ahora, la ansiedad le atacaba.
Estaba en la cola para pagar los libros, tenía ya el dinero necesario en su mano y lo revisaba constantemente, tratando de distraerse.
Cuando llegó y la mujer le cobró este le dio el dinero rápido y sonrio
sonrió incómodo ante una gracia que soltó la mujer para después irse.
Y era en momentos como aquel en los que desearía ser más como el resto del mundo.
Y tan metido en sus pensamientos iba que no vio venir a la otra persona que andaba con la cara metida en un libro.
Ambos cayeron al suelo y Neville comenzó a maldecir mentalmente.
-Lo siento mucho....Yo no estaba atento... Lo siento.
Se levantó rápidamente con sus libros y el de el extraño en sus manos.
-No pasa nada, tampoco es que yo fuera muy atento.
Neville sintió un escalofrío recorrer su espalda al reconocer aquella voz.
Theodore Nott le miraba con una pequeña sonrisa.
Neville quiso morirse allí mismo.
Sin saber que decir le dedicó una leve sonrisa y le extendió el libro.
-Gracias, ¿Neville Longbottom? Ibas a mi año en Hogwarts.
El nombrado asintió pareciendo tranquilo, mientras que en su cabeza se volvía loco, tratando de formular una respuesta coherente.
-¿Tú eres Theodore Nott?
El chico frente a él imitó su gesto anterior mientras que Neville se reprochaba mentalmente.
Fingir que no se acordaba de él era patético.
-El mismo.
Un silencio incómodo se formó entre ellos, pues ninguno sabía muy bien cómo continuar aquella extraña conversación.
Theodore fue el que dio el primer paso.
-Llevas muchos libros, ¿tratan de algo en especial?
-Son...son de herbología, empiezo el curso la semana que viene.
Theodore esbozó una sonrisa algo más calmada.
-Yo voy a estudiar historia de la magia, también venía a por los libros.
Neville correspondió a su sonrisa.
-Entonces no te distraigo más.
-Adiós, Neville, me hasta la próxima.
Neville se despidió con un gesto y se dirigió a su casa rápidamente.
Una vez allí se tumbó en su cama y enterró la cara en la almohada muerto de vergüenza.
Se reprendía una y otra vez mentalmente sobre todo lo que había dicho.
Una vez hubo terminado su ronda de auto castigo se dirigió a la cocina a preparar la comida.
Cualquier otro día habría ido simplemente a comer a algún local muggle, pero hoy su amiga Luna volvía de su viaje por Europa y comería junto a ella.
No tuvo que esperar mucho, pues, mientras ponía la mesa unos suaves golpes se escucharon en su puerta.
Comprobó rápidamente que todo en su casa y en él estaba en orden y luego abrió la puerta.
Su amiga rubia sonrió y le envolvió en un abrazo.
-Me alegro de verte Neville.
Cuando ambos se separaron se sentaron a comer.
Estuvieron un largo rato hablando de él viaje de Luna y de todas las criaturas y plantas exóticas que había conocido en él.
-Neville, no tienes buena cara, ¿ocurre algo?
Luna era la única amiga que Neville conservaba, porque había sido la única persona que se había interesado por él de forma genuina y amable.
Si había alguien a quien no podía ocultarle algo era a Luna.
Así que se lo contó todo, su incomodidad ante las multitudes, su dificultad para mantener conversaciones, sus continuos reproches mentales.
Luna le escuchó atenta durante todo su relato, y cuando este hubo terminado se tomó unos segundos para pensar.
-Creo que deberías ir al psicólogo.
Neville la miró confuso. Sabía lo que era un psicólogo, pues en el mundo mágico también había, pero no pensaba que lo necesitara.
-Pero Luna, no estoy loco.
La rubia frente a él se encogió de hombros con una sonrisa.
-No hace falta que lo estés. El psicólogo es como el médico de la cabeza, sería lo mismo que ir a que un medimago te revise si no te encuentras bien..
Neville pensó unos segundos en la idea de su amiga.
Quizás ella tenía razón.
-Está bien, puede que lo intente.
***
Neville salió de su sesión con el psicólogo.
Un mes había pasado y poco a poco iba mejorando.
Si bien es cierto que no era fácil ni rápido, cada vez le resultaba más sencillo pagar en tiendas o aguantar mas tiempo en multitudes grandes.
¿Quién sabe? Quizás la próxima vez que viera a Theo incluso podría pedirle una cita.
Aviso: de momento no habrá más partes de este one-shot de Neville y Theo, este es el final.
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