Pansy corrió por los pasillos de San Mungo tan rápido como pudo.

En cuanto Harry la avisó de lo ocurrido había hecho todo lo posible para escabullirse de el colegio y llegar allí.

Con la ayuda de Draco, quien había estado muy confuso cuando el patronus de Harry llegó, y la oportuna falta de Umbrige, quien no había vuelto del bosque prohibido, consiguió llegar relativamente pronto.

Draco había decidido acompañarla, y todo el mundo sabía que cuando una idea se metía en la cabeza de Malfoy, era difícil sacarla de allí.

Incluso después de saber que su padre había sido uno de los mortifagos implicados en la situación.

Y por supuesto Blasie no podía faltar, así que los tres Slytherin corrían.

Cuando llegaron al pasillo que aquella enfermera les había indicado se quedaron paralizados.

Molly Weasley lloraba en brazos de su marido.

Una pareja, que supusieron que eran los padres de Hermione, hablaban con un medimago mientras la mujer lloraba.

Los gemelos y Bill estaban sentados, manteniéndose en silencio.

Y por último Harry, daba vueltas en círculos por el pasillo.

Cuando el elegido los vio caminó rápido hacia ellos y agarró los brazos de Pansy, luciendo desesperado.

-Yo no quería que esto pasara... Fue todo demasiado rápido.... Yo...

Pansy le dio un abrazo, frenando su verborrea.

El resto de personas se giraron a verlos en cuanto Harry comenzó a correr hacia ellos.

Blasie y Draco se removieron incómodos en su sitio ante las desconcertadas miradas que el resto les dedicaba.

-Harry, ¿qué ha pasado exactamente?

El nombrado miró sorprendido a Draco, pues era la primera vez que este le llamaba por su nombre en lugar de Potter. Pero aquel no era el momento.

-Yo... Ella mató a Sirius y yo la perseguí. Hermione vino conmigo y cuando nos encontramos a Voldemort... Él.

Pansy sintió sus rodillas temblar.

-¿Está viva?

Harry asintió, con lágrimas cayendo por sus mejillas.

-Le lanzó un obliviate. No recuerda nada sobre el mundo mágico. Es lo que me han dicho sus padres, acaban de salir de hablar con ella.

Pansy sintió como el mundo se le venía encima y un par de lágrimas se deslizaron por sus mejillas también.

-Visitas para la señorita Granger, por favor entren de dos en dos.

Los padres de Hermione les miraron y les hicieron un gesto con la cabeza.

Harry y Pansy intercambiaron miradas.

-Ve tú, yo voy a ver cómo sigue Ron.

Blasie dio un paso adelante enganchandose del brazo del azabache.

-Te acompaño.

Draco suspiró y acarició el brazo de su amiga.

-Yo voy contigo.

Ambos Slytherins entraron a la sala.

Hermione estaba tendida en su cama, miraba frenéticamente a todos lados.

-Hola.

La voz de Pansy sonó rota.

Hermione posó su mirada en ellos.

-Hola, ¿os conozco? Mis padres me han dicho que he perdido la memoria.

Draco asintió y ambos se sentaron junto a ella.

-¿Cómo te encuentras?

Preguntó el rubio, al ver que su amiga era incapaz de articular palabra.

-Algo asustada la verdad, me han dicho que estoy en un hospital mágico y que un hombre me ha atacado, pero la verdad es que lo último que recuerdo es mi fiesta de los once años.

Pansy bajó la mirada a sus manos, sintiéndose desolada.

-¿Estás bien?

Hermione pareció darse cuenta de el estado de la chica junto a ella.

-¿Éramos amigas? ¿Cómo te llamas?

Pansy subió la mirada, luchando contra sus lágrimas.

Después de todo lo que habían tenido que luchar para estar juntas, ella no recordaba nada.

-Si, éramos... Amigas. Me llamo Pansy.

Hermione le dedicó una suave sonrisa.

-Chicos, es el turno de los padres.

Draco y Pansy asintieron y se fueron de allí después de despedirse.

Hermione les siguió con la mirada hasta que salieron de allí, algo confusa.

Pansy parecía muy triste, más que el resto de personas que la habían visitado, lo cual la intrigaba.

                               ***

Un mes pasó de aquel día.

Hermione empezaba a recordar cosas muy poco a poco.

Recordaba a Harry, el momento en el que fue atacada por Voldemort, a Ron...

Pansy había ido todos los fines de semana sin falta y aún no había conseguido que la chica recordara algo de ella.

Aquel sábado Pansy caminaba por San Mungo llevando una mochila con varios de los libros muggles favoritos de Hermione.

Sabía que la chica últimamente había estado estresada, ya que todo el mundo le decía que era una gran bruja y ella aún intentaba recordar como agarrar bien la varita.

Esperaba que al entrar Hermione la recibiera con una amable sonrisa, como siempre hacía y que luego ambas tuvieran una larga charla.

Pero aquel día fue distinto.

Cuando abrió la puerta Hermione no sonrió.

-Hola Herms.

La nombrada no contestó, pero Pansy no le dio importancia y se sentó junto a ella.

La chica trataba de recuperar su memoria, no todo iban a ser sonrisas.

-Te he traído algunos libros para que te distraigas mientras estás aquí.

En respuesta solo recibió una mirada seria que la provocó un escalofrío.

Intentando ignorar el mal ambiente de la sala se agachó para recoger unos libros, cuando la voz de Hermione la interrumpió.

-¿Qué haces aquí?

Pansy levantó la cabeza confundida.

-¿Cómo qué qué hago aquí? Somos...

Hermione se incorporó en su cama.

-No somos amigas. Llevas burlándote de mi desde que entramos en Hogwarts. Me has insultado, e incluso me difamaste en una revista.

Pansy negó con la cabeza consternada, no podía acordarse solo de eso.

-No,no. Yo no....

-¿Niegas haber hecho algo de lo que he mencionado antes?

Pansy suspiró rendida y agachó la cabeza intentado retener las lágrimas.

-No, pero si me dejas explicarte....

-¡No hay nada que explicar! ¡Estoy intentado recuperar la memoria y lo que menos necesito es que alguien como tú venga aquí a burlarse de mi! ¡A fingir que es mi amiga y a confundirme!

Hermione la miraba furiosa, respirando aceleradamente.

-Pero yo....

-¡Vete!

Pansy suspiró rendida y se marchó con la cabeza gacha y lágrimas cayendo por sus mejillas.

Mientras que Hermione, tras quedarse sola en la habitación, hundió la cara en la almohada y sollozó.

No entendía que la estaba pasando.