Oliver X Percy #1 🏳️🌈
Oliver Wood estaba en el salón de su casa practicando movimientos de varita.
Había estado en contacto con los gemelos durante todo el año, por lo que sabía que la batalla era inminente.
Tras terminar su entrenamiento se sentó en su sofá y miró su escoba.
Con todo esto de los mortifagos y haberse declarado públicamente enemigo de Quien tú sabes no había podido montar en todo el año.
Se dirigió a la cocina y abrió la nevera para sacar una cerveza y dar un trago.
Su vida se había convertido en esta solitaria y aburrida mierda desde que la guerra comenzó.
Aunque no se quejaba no, no era el que peor estaba ni de lejos.
Un corazón roto no tiene nada que ver con una muerte. Además eso ocurrió hace dos años ya.
Volvió a dar otro trago a la cerveza intentando quitarse esos pensamientos de la cabeza.
Miró al rededor, preguntándose que cenaría cuando unos golpes en su puerta le sobresaltaron.
Sacó su varita y se puso en guardia avanzando lentamente hacia la puerta mientras que los golpes seguían sonando.
Cuando llegó a la puerta dudó si abrir o no, pero el sonido de una voz le hizo tomar una decisión rápidamente.
-¿Oliver? ¿Estás aquí? Ábreme por favor.
El nombrado abrió la puerta y agarró el brazo de Percy, para luego cerrarla y estamparle contra la pared y apuntarle con la varita.
No había escuchado esa voz en dos años, cuando el pelirrojo frente a él le dejó. Pero bien sabía que podía no ser él.
-¡Demuestra que eres tú! ¡Dime algo que solo los dos sabemos!
Percy respiraba con dificultad debido a la adrenalina, suspiró e intentó calmarse.
-En nuestro último año, cuando ganaste la copa de Quidditch, no fuimos a la fiesta de celebración, nos quedamos juntos en la sala de los menesteres.
Era Percy.
Oliver le miró unos segundos con añoranza, recordando su época en Hogwarts y lo enamorado que estaba.
Pero también recordó el final de su relación, y, como si su tacto quemara, le soltó bruscamente y se sentó en el sofá pasándose las manos por el pelo, frustrado.
-¿Qué haces aquí Weasley?
Percy agachó la cabeza dolido por el tono frío de Oliver, pero sabía que se lo merecía, así que, armandose de valor se sentó en el sillón junto a él.
-He sido un idiota. La ambición me cegó y no me importó hacer daño a la gente que me quería, te hice daño a ti.
Oliver le miró por el rabillo del ojo para luego bufar.
-Te he pedido que me expliques que haces aquí, no que me cuentes la historia de nuestra ruptura, créeme, me la sé.
Percy suspiró.
-A lo que quiero llegar es a que me arrepiento y quiero arreglarlo. Estamos en guerra, y no quiero morir estando mal ni contigo ni con mi familia.
Oliver echó su cabeza hacia atrás.
-Así que vienes a pedir perdón.
El pelirrojo negó con la cabeza y se atrevió a tomar la mano del castaño.
-Vengo a intentar compensar todos los errores que cometí, y a recuperar mi antigua vida.
Ahora fue el turno de Oliver de negar, mientras separaba sus manos.
-No puedes simplemente aparecer un día y pretender que todos perdonemos toda tu mierda de un momento a otro.
Y se levantó, dispuesto a echarle de su casa.
-He renunciado a mi puesto en el ministerio, y le he dicho a mi jefe que es un imbécil.
Oliver se quedó parado, mirando con sorpresa a Percy. Sabía de sobra lo mucho que significaba aquel puesto para él.
Percy aprovechó y se levantó, tomando de nuevo sus manos.
-Lo he hecho porque quiero cambiar, quiero empezar de cero.
El castaño suspiró frustrado y separó sus manos, para luego darse la vuelta e ir a la cocina.
-Te dejaré quedarte aquí, ¿has cenado?
Percy dio una pequeña sonrisa, puesto que sabía que esa era la forma del castaño de decirle que le perdonaba, pero aún tenía mucho trabajo por hacer.
***
Una semana había pasado cuando la moneda del E.D quemó en el bolsillo de Oliver.
-Mierda.
Bajó las escaleras a toda prisa mientras se quitaba el pijama, hasta llegar a Percy, quien se preparaba para irse a dormir en el sofá.
-Vístete Percy, la guerra en Hogwarts va a comenzar.
El pelirrojo se sobresaltó y procedió a vestirse.
***
Los dos chicos caminaban por el hueco del retrato.
Habían tenido varios problemas para llegar, por lo que suponían que eran los últimos.
Cuando ambos salieron del cuadro y se encontraron a toda la familia Weasley y un par de personas más allí, Oliver apoyó su mano en el hombro de Percy.
-¿Llegamos tarde?
Habló el pelirrojo ajustándose las gafas.
Al ver que nadie le contestaba, terminó por explotar.
-¡He sido un idiota!
Oliver miró con una sonrisa como Molly y el resto de su familia le abrazaba.
Se sentía orgulloso de Percy.
Cuando se separaron del abrazo, Percy buscó con la mirada al castaño y le sonrió.
El corazón de Oliver volvió a acelerarse, como si no hubieran pasado los años.
Se colocó a su lado y ambos andaron hacia el Gran Comedor, donde, después de un discurso aterrador en sus cabezas por parte de Voldemort y de que McGonagall organizara a la gente, volvieron a mirarse.
-No te mueras Weasley.
Percy asintió con una pequeña sonrisa.
-Lo mismo digo Oliver, lo nuestro no ha acabado aún.
Y se dio la vuelta dispuesto a irse.
Pero no llegó muy lejos, puesto que Oliver decidió mandarlo todo a la mierda.
Agarró la muñeca de Percy y tiró de él, agarró sus mejillas y estampó sus labios contra los suyos.
El pelirrojo, correspondió sorprendido.
Cuando ambos se separaron, con las respiraciones agitada, y los silbidos y grititos de Fred y George de fondo sonrieron.
-¿Eso es que me perdonas?
Oliver soltó una pequeña risa.
-Sí, te perdono. Ahora vamos, hay una batalla que ganar.
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