Oliver Wood suspiró cuando se paró frente a Hogwarts.

Llevaba cerca de diez años sin pisar aquel castillo. Después de la guerra le contrató el equipo irlandés y no había parado de viajar.

Aunque la verdad sea dicha, él tampoco tenía muchas ganas de volver, pero McGonagall había decidido hacer una reunión de su promoción aquel día, y a él no le había quedado otra, pues Percy prácticamente le había suplicado que le acompañara.

Y allí estaba, frente a la puerta de aquel castillo donde tanta muerte había visto diez años atrás.

-¡Oliver!

El nombrado se giró y observó como Percy se acercaba a él junto a una chica rubia.

-Llegas tarde Weasley.

Su amigo hizo una mueca, con la que Oliver pudo notar las grandes ojeras que tenían.

-Lo siento, las mellizas no paraban de llorar y ni Audrey ni yo hemos dormido en toda la noche, me costó convencerla de que se quedara con las niñas, pero no podía perderme esto.

Oliver asintió, le parecía una locura que su amigo estuviera ya casado y con dos pequeños retoños, mientras que él, en el último año había salido de tres relaciones.

-Podríamos habernos perdido esto perfectamente Percy.

El pelirrojo negó con la cabeza.

-Entonces nunca me habría reencontrado con Penélope , ¿te acuerdas de Penélope?

Oliver estrechó su mano con la de la rubia.

-La perfecta de Ravenclaw y tu ex, si mal no recuerdo.

La chica asintió con una pequeña sonrisa.

-Si, ahora trabajo en Estados Unidos, en el ministerio de magia, pero no podía perderme esto.

El castaño asintió, pensado que el habría podido perdérselo sin ninguna pena.

El trío entró al castillo.

En el mismo momento en el que puso un pie allí sintió un escalofrío recorrer su espalda. Hogwarts había sido testigo de sus mejores momentos, pero también de los peores, al fin y al cabo, nunca olvidaría la guerra.

Miró a Percy preocupado durante unos segundos.

El pelirrojo bajó la cabeza para luego mirar al rededor con una pequeña sonrisa.

-A Fred le hubiera encantado esto.

Oliver posó una mano en su hombro y asintió nostálgico, recordando a dos de los mejores golpeadores con los que había jugado.

Una vez dentro de el gran comedor, Oliver observó abrumado la cantidad de personas que había.

Los asientos de las mesas habían desaparecido, por lo que la gente se agrupaba por todos lados.

Percy y Penélope parecieron reconocer a alguien, pues ambos caminaron a toda prisa hacia una mesa, dejando a Oliver sólo.

Él suspiró, pues sabía que aquello iba a ocurrir tarde o temprano, así que se dirigió a otra mesa rezando porque hubiera wisky de fuego.

Se estaba sirviendo una copa cuando escuchó unos pasos acercarse a él.

-Pero si es Oliver Wood, capitán de Gryffindor y guardián en Irlanda, dichosos los ojos.

El nombrado suspiró con fastidio al reconocer la voz.

Lo último que quería en aquel momento era lidiar con Marcus Flint.

Aquel chico siempre le había puesto nervioso. Siempre pensó que fue su odio intenso hacia él, pero cuando en su último año se enrollaron en los vestuarios supo que era su bisexualidad saliendo a flote.

Después de aquello, nunca volvieron a hablar y la verdad es que no quería empezar ahora.

Se giró y miró de arriba a abajo al chico frente a él.

-Marcus Flint, capitán de Slytherin y cazador de él equipo británico, lamento no poder decir lo mismo.

Marcus soltó una leve carcajada y Oliver maldijo toda la belleza que el chico había ganado con los años.

-Veo que sigues sin tolerarme Wood.

Oliver bebió de su copa, intentado mantener la calma ante la intensa mirada de el Slytherin.

-Nunca lo hice Flint.

El nombrado alzó una ceja y se acercó peligrosamente a él, para susurrarle al oído

-Aquel día no pensaste lo mismo.

Oliver sintió sus mejillas calientes, y haciendo honor a su casa, apuró su copa y huyó de allí en busca de Percy.

Al no verle por ninguna parte suspiró y salió del comedor, con la esperanza de no tener que lidiar con nadie más.

Últimamente su trabajo le tenía agotado, y eso junto con volver a Hogwarts y todos los recuerdos que aquello conllevaba, le sobrepasó.

Se sentó apoyando su espalda en la pared de un pasillo y apoyó la cabeza en sus manos, intentando dejar de pensar en Fred, su amigo desaparecido en guerra, en todos los cadáveres que vio aquel día, en lo guapo que estaba Marcus con corbata....

Se golpeó en la cabeza ante aquel último pensamiento, no podía volver a sentirse así, no ahora y no por él.

-¿Wood? ¿Estás bien?

Oliver alzó la mirada y vio como Marcus le observaba con algo de preocupación.

-Si, es solo que este sitio me trae muchos recuerdos y sensaciones que creía ya olvidadas.

Marcus suspiró y se sentó junto a él.

-El día de la guerra.... Todos intentamos olvidar esa mierda. Y respecto a los sentimientos, yo también.

Oliver negó con la cabeza cuando Marcus se acercó a él con intención de besarle, apartándole suavemente.

-No podemos volver a hacer esto Marcus.

El Slytherin frunció el ceño.

-¿Por qué no? Te gusto, me gustas. Yo no veo el inconveniente.

-Marcus, hace más de diez años que no nos vemos; además, con nuestros trabajos sería imposible. No empecemos algo que no podremos conservar.

El nombrado soltó una carcajada.

-Relájate Oliver, no te estoy pidiendo matrimonio. Podemos empezar por visitar el armario de las escobas, si después de eso te apetece ir el domingo a tomar un café y ponernos al día por mi perfecto.

El Gryffindor suspiró, sabiendo que se arrepentiría de aquello.

Agarró la cara de Marcus con sus manos y tras acariciar levemente sus mejillas, juntó sus labios.

Marcus correspondió rápidamente acariciando el pelo de el castaño.

Cuando ambos se separaron por la falta de aire, se sonrieron.

-¿Dónde decías que estaba ese armario Flint?

¡Hola, he vuelto!
He estado un poco bloqueada a la hora de escribir últimamente, pero ya vuelvo, con ideas y ganas de más.

Pero como siempre si queréis hacer algún pedido sois más que bienvenides. 💚