Drarry #6 🏳️🌈
Draco protestó cuando sintió a Harry moverse de su lado.
-Quédate.
Dijo con la voz ronca debido al sueño.
Harry suspiró cansado y acarició con una pequeña sonrisa el cabello de su marido.
-Draco, tengo que ir a trabajar.
Le rubio bufó.
-Siempre tienes que ir a trabajar, tómate el día libre.
Harry suspiró, levantándose de la cama y empezando a vestirse.
-Sabes que no puedo, me necesitan en el ministerio.
Y dicho esto se fue al baño.
Draco, frustrado se tapó con la manta hasta la cabeza mientras maldecía al ministerio y a todos los que trabajaban allí.
Al salir del baño, dispuesto a irse Harry soltó una pequeña risa al ver lo infantil que podía llegar a ser su marido.
Dicho esto salió de la casa, sin desayunar y bostezó observando el paisaje.
Aún no había salido el sol.
***
Unas horas más tarde Draco despertó de su sueño y suspiró al no sentir a nadie a su lado.
Lo cierto es que llevaban solo un año casados, y desde que se acabó la luna de miel, casi no habían tenido tiempo de verse.
Harry estaba intentado llegar a ser jefe de la oficina de aurores, lo que le quitaba mucho tiempo.
Se iba muy temprano por la mañana y volvía muy tarde por la noche, tan cansado que solo quería cenar y dormir.
Y eso a Draco le frustraba.
Terminó de vestirse y bajó a la planta de abajo, donde estaba su oficina.
Se sentó en su silla frente a los calderos de pociones y comenzó sus experimentos.
Tras la guerra, Draco se había dedicado a inventar y experimentar con pociones ganado así aún más fortuna de la que tenía.
Pero aquel día no podía concentrarse.
En todo lo que pensaba era en Harry y las bolsas que comenzaba a haber debajo de sus ojos, en como cada día adelgazaba más.
Cuando explotó su quinto caldero decidió rendirse e ir a casa de su amiga Pansy, sabía que la chica no tendría problema en escucharle.
Cuando apareció frente a su casa escuchó un grito rabioso que venía del interior.
Negó con la cabeza ante la clara demencia de su amiga y llamó a la puerta.
Cuando Pansy abrió casi no la reconoce.
La chica estaba aún en pijama y llevaba su desordenado cabello en un descuidado moño.
-Veo que vivir con Granger te ha afectado.
Pansy rodó los ojos y se hizo a un lado.
-Pasa antes de que me arrepienta.
Cuando ambos estuvieron sentados en el salón Draco se decidió a preguntar.
-¿Y ese grito que has soltado antes? ¿Has terminado de volverte loca?
Pansy esbozó una sonrisa ante su comentario.
-No, todavía no. Son las estúpidas tecnologías muggles. No hay quien las entienda.
Draco alzó una ceja.
Nunca se hubiera imaginado que Pansy Parkinson acabaría en una situación así.
-¿Desde cuando a ti te importan las tecnologías muggles?
La chica rodó los ojos antes de explicarse.
-No me importan, pero dentro de una semana es una fiesta muggle llamada San Valentín. Hermione ha estado trabajando mucho y quería tener un detalle bonito con ella.
Draco pensó unos segundos. Quizás esa era la solución a sus problemas.
-Entonces... ¿Qué es exactamente eso de San....
Pansy le sonrió sarcástica.
-¿Tú también te vas a subir al carro muggle?
***
Casi una semana después, la noche antes de San Valentín.
Draco observó a Harry, quien había caído dormido nada más terminar de cenar.
Agarró su despertador muggle y le apuntó con la varita.
-Silencio.
Y dicho esto lo escondió en un armario de la cocina.
***
Harry abrió un ojo con una pequeña sonrisa.
Pocas veces había dormido tan bien desde que aceptó ese trabajo en el ministerio.
Pero su momento de paz se acabó rápido al ver como la luz del día entraba por las ventanas.
Asustado buscó su despertador, pero no lo encontró por ninguna parte.
Buscó su varita, pero tampoco estaba por ninguna parte.
-Veo que ya has despertado.
Harry paró su pánico momentáneamente para observar a Draco.
El rubio se había arreglado con un traje y le sonreía.
Draco soltó una pequeña risa al ver como su marido le miraba atontado y se sentó junto a él en la cama.
-Una foto te duraría más, Potter.
Harry sacudió la cabeza y le miró confundido.
-¿Qué hora es? ¿Por qué estás así vestido? Yo tendría que estar en el trabajo.
Se dispuso a levantarse de la cama, pero el brazo de Draco le detuvo.
-Hoy no tienes que ir al trabajo. Llamé y les dije que estabas enfermo.
Harry no entendía nada.
-¿Estoy enfermo?
-No.
Draco se encogió de hombros ante la mirada acusadora que el moreno le mandó.
-Dijiste que solo podías faltar al trabajo en una ocasión especial. Hoy es un día especial.
Harry entró en pánico de nuevo, y comenzó a revisar en su cabeza todas las fechas de cumpleaños y aniversarios.
Draco pareció darse cuenta de los pensamientos de su marido, por lo que soltó una pequeña risa.
-No se te ha olvidado nada idiota, hoy es... Esa fiesta muggle... ¿San delfín?
Ahora fue el turno de Harry para reírse.
-¿Te refieres a San Valentín? Pero Draco, nosotros no celebramos eso.
El rubio suspiró y apoyó su cabeza en el hombro del otro.
-Lo sé. Pero últimamente tu estás siempre trabajando, y casi no hemos tenido tiempo para estar juntos... Yo, creí que sería buena idea.
Harry le miró enternecido y besó su frente.
-Es una idea genial, sé que últimamente no estoy mucho por aquí. Intentaré mejorar.
Draco sonrió satisfecho y le dio un tirón en el brazo.
-Entonces vístete, tenemos reserva para comer en Londres.
Harry se dirigió al armario.
-¿Comer?
-Has dormido más de lo que crees.
Contestó Draco, encogiéndose de hombros.
Desde aquel día, la pareja comenzó a celebrar San Valentín todos los años.
Y Harry siempre se aseguró de que cogía al menos un día libre a la semana.
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