Cuando la barrera creada por la gente que estaba dentro de Howarts cayó dio comienzo la batalla.

Draco miró durante un segundo a sus padres, si hacía lo que tenía planeado esta sería la última vez que los vería, al menos a Lucius.

Los mortifagos comenzaron a aparecerse dentro de Howarts.

Draco apretó la varita de su madre, estaba listo para lo que se le viniera encima.

-Sobrevive.

Asintió ante lo que dijo su madre y apareció en los terrenos de Howarts.

Se estremeció al ver cómo el lugar que había sido su hogar durante años no era más que un cementerio.

-¡Draco!

El rubio se giró, y se sorprendió de ver a Crabbe y Goyle allí, pensó que estarían escondidos en las mazmorras como cobardes que eran.

-Ven con nosotros, sabemos donde está Potter, vamos a por el, va a pagar por lo que le hizo a mi padre.

Draco intentó que no se le notara el miedo en la cara.

Aunque Crabbe no fuera más que un idiota, era un idiota peligroso y Draco no podía permitir que le hicieran nada a Harry, por eso estaba aquí.

Una vez se armó un rápido y falible plan en su cabeza asintió y siguió a sus antiguos amigos hacia la sala de los menesteres.

Justo antes de entrar Draco les detuvo a ambos.

-Dejármelo a mi.

Los gorilas asintieron y entraron en aquella sala, mientras Draco intentaba que no notaran como temblaba.

Se deslizaron sigilosamente hasta quedar escondidos detrás de el trío de oro.

Draco se armó de valor, intentado convencerse de que esto sería como cuando se peleaban en sus cursos anteriores.

Vio como Crabbe se disponía a atacar, pero en un rápido movimiento bajó su varita.

Negó con la cabeza indicándole que aún no era el momento y carraspeó su garganta.

-Potter.

El trío se giró rápidamente hacia ellos, ahora todos se apuntaban con las varitas.

-Creo que tienes algo que me pertenece.

Inventó una excusa rápida, porque la verdad es que no le importaba que Harry tuviera su varita si así podía defenderse.

-Veo que ya tienes otra.

Draco asintió, mirando a los ojos del muchacho frente a él.

-La varita de mi madre es buena, pero no termina de.... Entenderme.

Y podrían haber seguido así, hablando de varitas, pues era obvio que ninguno de los dos quería atacar al otro.

Pero Crabbe tenía otros planes.

-¡Avada Kedavra!

Cuando Draco vio como el rayo verde estuvo a punto de rozar tanto a Hermione como a Harry lo mandó todo a la mierda, y dándose la vuelta comenzó a luchar con los que habían sido sus amigos durante años para defender las vidas de su amor y sus amigos, los que hacían lo correcto.

Ambos chicos pasaron de sorprenderse a enfurecerse, pues Draco mandó a volar a Goyle, alejandolo de la pelea.

-¡Vas a morir Malfoy!

Y así comenzó su duelo con Crabbe.

Pero este se acabó pronto, pues de un momento a otro tenía a otras tres personas ayudándole.

Desgraciadamente la paz no duró mucho, pues Crabbe lanzó un hechizo que hizo que la sala entera comenzara a arder.

Weasley gritó que le siguieran, y antes de poder reaccionar la mano de Potter le arrastró hacia una escoba en la que se subieron ambos.

Sobrevolaban la sala en dirección a la salida cuando vio como Crabbe caía desde una montaña al fuego que él mismo había creado.

No pudo evitar soltar lágrimas al observar a Goyle tratando de escalar.

Sin poder hacer nada, y sintiéndose impotente apretó más la cintura de Harry mientras soltaba un sollozo.

El moreno notó lo que le pasaba al chico, pues se giró hacia Ron.

-¡Tenemos que sacarle de aquí!

-¡¿Estás de coña?!

Le gritó el pelirrojo.

Pero al ver como Harry se mantenía serio Ron suspiró.

-¡Su morimos por esto te mato!

Y dicho esto se dirigió hacia Goyle y en un ágil movimiento le subió a su escoba.

Cuando consiguieron salir de la sala Goyle se dirigió furioso hacia Draco.

-¡Todo esto es tu puta culpa! ¡Eres un maldito traidor!

Draco no respondió, se limitó a mirarle mientras lágrimas caían, no iba a negar la verdad.

-¡Di algo joder!

Goyle, quien también lloraba se acercó a él, dispuesto quizá a golpearle, pero se frenó al ver como Harry ponía la varita en su pecho.

-Vete Goyle.

Por el tono de Harry se notaba que no estaba de broma, así que Goyle se dio la vuelta y se dispuso a volver a las mazmorras, había tenido suficientes aventuras por un día.

Harry se giró hacia Draco con una pequeña sonrisa.

-¿Estás bien?

Draco se limitó a asentir, aunque era una vil mentira.

Por muchas ganas que tuvieran de abrazarse allí mismo estaban en guerra, y en la guerra el tiempo es oro.

Harry le extendió su varita.

-Quédatela.

Dijo Draco negando con la cabeza.

-Voy a intentar ayudar a la gente. Sobrevive Potter.

Harry asintió contento de ver que seguía vivo y que esta vez estaba en su bando.

-Lo mismo digo.

Y dicho esto ambos tomaron caminos distintos.

                                ***

La batalla había terminado y Voldemort había sido asesinado para siempre.

Draco se encontraba sentado con la espalda apoyada en la pared.

Se sentía incapaz de entrar en el gran comedor, donde todos celebraban.

Había estado ayudando toda la batalla, y a pesar de que hubo gente que le agradeció y le aceptó, muchos otros le habían mirado con asco e incluso insultado.

Y Draco no quería experimentar de nuevo eso, no ahora que sus pesadillas habían acabado.

Sintió que alguien se sentaba a su lado y le sonrió a Harry, quien parecía cansado.

-¿Cómo estás?

Preguntó el azabache.

-Pues recuperándome de el infarto que me dio cundo Voldemort dijo que estabas muerto.

Ambos compartieron una pequeña risa y entrelazaron sus manos.

-No sabía que le llamabas Voldemort.

Draco se encogió de hombros.

-Ese carbón ha estado viviendo en mi casa un año, te aseguro que pienso ir a escupir a su tumba, si es que tiene una.

Harry soltó otra pequeña risa y apoyó su cabeza en el hombro del rubio.

Draco era la única persona que no le hablaba como si fuera una especia de héroe o dios.

Con Draco no era el elegido, ni el niño que sobrevivió, solo era Harry, y eso le encantaba.

-Te he echado de menos.

Harry levantó su cabeza para mirar los ojos de Draco.

El rubio acarició su mejilla y le miró con una pequeña sonrisa.

-Te quiero Harry.

-Yo también Draco.

Y dicho esto unieron sus labios, en el primer beso que se daban en mucho tiempo.

Ambos se sintieron en casa.