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3

De alguna manera, Jonah y Sam habían decidido ir de compras juntos para preparar la cena. Jonah no era un mal cocinero, de hecho, su madre le había enseñado muy bien. Pero no había nada como un plato fresco de otra persona.

Él condujo, escuchando la lista de cosas que Sam había preparado. La verdad, no tenía idea de qué iba a preparar. No podía hacerse una imagen, pero Sam parecía emocionado y un poco nervioso mientras hablaba. Jonah mantuvo los ojos en la carretera, o al menos lo intentó. Era difícil no mirar a Sam cuando llevaba el cabello recogido en el un moño. Se veía bien. Jonah se limpió la garganta y miró fijamente el camino haciendo una mueca.

Tuvo una larga conversación consigo mismo en la noche mientras no podía dormir. Se dijo que la razón por la que se sentía tan... apegado a Sam era porque el tipo tenía un aura que gritaba protección. No era un tipo grande, la parte superior de su cabeza llegaba a su mandíbula y no era musculoso, pero tampoco era delgado. Ojos avellana grandes, labios gruesos rojos que resaltaban en su piel pálida. Era francamente... arrugó el rostro pensando en las palabras de Elliot... bonito. Era lo que podría considerarse como un tipo que las personas mirarían y sentirían la necesidad de protegerlo.

No era gay. Tampoco estaba interesado en hombres. Nunca lo estuvo. Pero se sentía tan fuera de su zona de confort al estar cerca de Sam, y en la otra mano, quería pasar tanto tiempo con él como fuera posible. Se preguntó qué dirían los chicos sobre eso. Necesitaba un consejo.

Sam estornudó, haciendo que su mirada se fuera hacia él por un momento. Ya estaban entrando al estacionamiento del supermercado.

"¿Estás bien?"

Él asintió frotándose la punta de la nariz. "Estuve limpiando una habitación más temprano. Supongo que el polvo se quedó conmigo todavía." Se limpió la garganta quitándose el cinturón de seguridad. Jonah hizo lo mismo y bajó del auto.

El lugar estaba parcialmente vacío, aún así le dijo que dividieran los ingredientes y podrían terminar más rápido. Jonah necesitaba poner un poco de espacio entre ambos para poder pensar con mayor claridad. Apenas parecía ser capaz de apartar los ojos del chico por unos segundos antes de mirar las líneas suaves de su rostro. Había visto a la mamá de Sam, y eran muy parecidos, en verdad muy parecidos. Lo único distinto eran sus ojos. Los ojos de Sam eran más cálidos y dulces... Jonah apretó el papel en su mano deteniendo sus pensamientos.

¿Era algo para lo que realmente enloquecer? A algunos hombres les gustaban otros hombres, el mismo caso para las mujeres. Tomó el cartón de leche y lo empujó en su canasta, también tomó la crema que estaba al final de la lista y fue al pasillo siguiente. Tomó una lata de hongos y unas especies de la lista. Tomó unas cosas para él también, las llevaría a su casa antes de la cena. Caminó por el siguiente pasillo y se detuvo frente a los vinos. ¿Sería raro? Era solo una cena, dos amigos, eso era todo. Si llevaba una botella sería una cita.

Se frotó el puente de la nariz, dejando escapar un suspiro cansado.

Tomó la botella frente a él y se dijo que tenía que dejar de pensar tanto en eso. Salió del pasillo y caminó por un momento hasta que se encontró con Sam. Pero no estaba solo. Una chica pequeña con cabello oscuro estaba hablando con él. Se acercó lentamente, sin querer entrometerse en la conversación.

"Eres tan lindo. William siempre dice que su maestro es el mejor del mundo." Ella sonrió, ladeando la cabeza, pasándose una mano por el cabello. Jonah apartó la mirada y presionó los labios aburridamente. ¿Era en serio?

Sam rió con suavidad. "William es un buen niño. Es muy educado." Jonah miró a Sam, tenía la punta de las orejas rojas. Ella ni siquiera parecía darse cuenta de que Jonah estaba ahí, miraba a Sam como un águila a su presa.

"Sam, ¿puedo llamarte así?" rió mientras Sam le decía que sí. "¿Estás libre algún día de la próxima semana? Will tiene problemas con escritura todavía, y me estaba preguntando si podías darle tutorías."

"No suelo dar tutorías, pero podría decirle al maestro Tyler que hay un alumno que las necesita." Sam sonrió, una sonrisa amable e inocente. ¿No tenía idea de que le estaban invitando a salir? Lo vio buscar algo en su bolsillo. Sacó su billetera y le tendió una tarjeta. "Este es su número, solo dígale que Sam la envió. Estoy seguro de que aceptará." Jonah no pudo contener una pequeña risa cuando el rostro de ella cayó, mirando la tarjeta sin interés. Sam se giró y le sonrió. "¿Conseguiste todo?"

Poniendo una mano sobre su hombro, Jonah asintió y le devolvió la sonrisa. "Todo listo."

"Fue un placer hablar con ustedes" Ambos la miraron, los agudos ojos de ella fueron a Jonah. "Y gracias por todo, Sam." Le dio una última sonrisa antes de darse la vuelta e irse a otro pasillo.

"Creo que también conseguí todo," Sam murmuró revisando su lista.

Jonah lo miró antes de sonreír. "Ella te estaba coqueteando."

"¿Qué?" Sam abrió los ojos como platos antes de sacudir la cabeza. Hizo una mueca. "Yo no... " se aclaró la garganta. "No estoy interesado en... ellas." Apartó la mirada y se frotó el cuello con incomodidad. Jonah frunció el ceño, mirando el rostro de Sam volverse tan rojo como un tomate. Parecía increíblemente incómodo cuando lo miró. "Debí decírtelo. Soy.. soy... soy..."

"Gay," Jonah terminó por él sin prisas. Ah, mierda. Su rostro debió haber mostrado una expresión rara cuando Sam bajó el rostro. Jonah maldijo, tomándole el mentón para que levantara la cabeza. Tenía los ojos húmedos. Suspiró. "No hay nada malo en ser gay. Hay gente gay por ahí, y está bien. Solo no me prestes atención, ¿sí? Estaba sorprendido, es todo."

Sam miró a otro lado. "¿Qué te hizo pensar que era heterosexual?"

"Normalmente no voy por ahí señalando a las personas y poniéndoles una etiqueta." Jonah sonrió para tranquilizarlo, pero dentro de él había cosas moviéndose casi desagradablemente. No quería profundizar en eso ahora. Le dio un golpecito en la barbilla antes de dar un paso atrás. "Sigues siendo el mismo Sam para mi. El Sam que se ofreció a preparar la cena esta noche."

Eso le hizo sonreír. "Gracias. En serio, gracias. No muchas personas se tomarían eso con tanta tranquilidad."

"Si alguien te molesta solo avísame."

Sam asintió sonriendo y se giró. "Lo haré."

Jonah sonrió para sí siguiéndolo hasta la caja. El camino de regreso fue silencioso, pero no incómodo. Jonah estaba metido en sus pensamientos y Sam parecía estar haciendo lo mismo. Cuando estacionó en su casa, recibió una llamada de Elliot. Sam tomó las bolsas y bajó del auto. "Llevaré esto adentro."

"Te alcanzo en un rato." Respondió la llamada un momento después. "¿Sí?"

"Hey, Jonah. El equipo que pediste acaba de llegar y necesitan que alguien lo reciba."

Cerró los ojos y maldijo. "Había olvidado que lo entregarían hoy. ¿Puedes recibirlos? Estoy algo ocupado ahora mismo."

"¿Una cita?" Apretó los labios y gruñó. Elliot comenzó a reírse. "¿De verdad estás en una cita? Ha pasado un tiempo desde que saliste con alguien."

"No es una cita."

"Así que sí es una cita."

Elliot a veces podía ser tan infantil como un niño de diez años. "¿Puedes recibir la entrega?"

"Sí. Iré en camino. Oye, ¿es con tu vecino?"

Jonah se mantuvo en silencio por un momento, no seguro de qué responder. "Sí," respondió un minuto después. No era algo de lo que sentirse avergonzado, pero Elliot era uno de sus mejores amigos y si lo tomaba mal... Ni siquiera quería pensarlo.

"Oh. Ya veo." Elliot no dijo nada por un segundo. "Está bien, ¿sabes? No hay nada malo en ello. Te lo dije, él es lindo." Jonah miró a través de la ventana de su auto a nada en específico. Solo no sabía qué decir. "Sabes, creo que ambos debemos sentarnos a tener una conversación un día de estos. Hay cosas que he estado queriendo decir, pero no podía encontrar el momento adecuado."

"Me parece bien. ¿Qué tal mañana en la noche? Podemos ir a la cancha."

"Suena bien. Iré a recibir el equipo, te aviso si hace falta algo. Y... suerte con tu cita."

"Gracias."

Jonah salió del auto y se dirigió hacia la casa de Sam antes de frenarse y darse la vuelta. Entró a su casa y fue a tomar una ducha y arreglarse. Se miró al espejo mientras deslizaba una franela roja por encima de su camiseta blanca. Se había puesto jeans negros y botas, algo de perfume y también había peinado su cabello. Se quejó apoyándose en el lavamanos.

Le gustaba Sam.

Maldición. No podía recordar la última vez que se esforzó en verse bien para alguien. Sacudió la cabeza y salió del cuarto de baño frotándose la leve barba en las mejillas. Era algo estúpido, pero su subconsciente quería impresionar a Sam.

Cuando salió ya estaba comenzando a oscurecer. Caminó hacia la casa de Sam mirando las luces encendidas a través de las ventas. Se pasó una mano por el cuello antes de tocar el timbre. Sam tardó un momento, pero cuando abrió, se dio cuenta de que también se había cambiado de ropa. Le sonrió y entró.

"Woah, huele increíble." Cerró con cuidado y lo siguió hacia la cocina.

Sam sonrió tímidamente. Su cabello ahora estaba suelto y cayendo a los lados de su rostro. Se veía bien y olía dulce, a un perfume dulce. "Gracias. Ya casi está listo." Rodeó el mueble de la cocina y sacó dos platos y dos copas.

"¿Deberíamos abrir el vino?" preguntó, mirando alrededor.

"Puse la botella a enfriar." Sam la señaló con la cabeza la nevera mientras se apoyaba contra la isla de la cocina, mirando el horno fijamente. Jonah lo miró por un momento antes de ir por la botella. Sam se veía bien, su cabello lucía suave y esponjoso. Abrió la puerta del refrigerador y tomó la botella. "Tengo un sacacorchos en alguna parte."

Esperó mientras Sam buscaba en los cajones y su vista se fue hacia el calendario electrónico que estaba encima del microondas y sacudió la cabeza, apartando la mirada. 14 de febrero. Sonrió para sí mismo sin poder creerlo, ¿esto era una señal? ¿Sam sabía qué día era? Solo era una coincidencia, pero, ¿por qué le hizo sentir divertido por dentro?

Sam le tendió el sacacorchos y regresó a revisar la comida. Jonah tomó las copas y las llevó a la mesa y sirvió un poco en cada una. Tomó un trago y asintió, sintiendo el pesado sabor del alcohol en los labios. "Es bueno," dijo girándose para verlo.

"La verdad no podría decirlo, no soy un gran conocedor sobre vino." Sam se encogió de hombros sonriendo avergonzadamente, una ligera sombra de color sobre sus pálidas mejillas.

"Tampoco yo." Se rió y Sam también comenzó a reír. "Pero supongo que está bien."

"Puedes tomar asiento." Se giró y comenzó a servir los platos. Jonah se acercó y le ayudó con los cubiertos. "No tienes que hacerlo, yo te invité."

"Y yo puedo ayudar." Tomó el tenedor que Sam le quitó y lo miró fijamente. "Me gusta ayudar. Está bien."

Sam suspiró y asintió. "Bien."

Su madre le daría un buen golpe si solo se sentaba allí y esperaba a ser servido. Ella había sido muy particular con sus maneras al crecer, bastante estricta, pero supuso que lo agradecía ahora. Cuando finalmente estuvieron en la mesa, Sam y él se miraron por un momento antes de comenzar a reír.

"¿Deberíamos empezar a comer?" preguntó mientras sostenía los cubiertos en las manos.

Sam bajó la cabeza antes de asentir, una tímida sonrisa en los labios. "Supongo que deberíamos."

Fue incómodo al inicio. Nunca había tan consiente de su manera de comer o moverse en la mesa. Tomó un trago del vino y le dio una mirada a Sam. Parecía extremadamente concentrado en su plato, ni siquiera levantaba la mirada. Jonah suspiró mirándolo.

"Feliz día de San Valentín."

Sam levantó la cabeza rápidamente, ojos muy abiertos. "Oh, um." Su mirada se movió por toda la habitación mientras su rostro se volvía rojo. Se pasó una mano por el cuello y lamió sus labios. "Feliz día de San Valentín a ti también."

"Una interesante coincidencia, ¿no crees?" Hizo a un lado su plato vacío y cruzó las manos, apoyando los codos sobre la mesa y el mentón en las manos, mirando a Sam. "Es la primera vez que tengo una cita en San Valentín."

"¿En serio?" Sam tomó su copa y bebió lentamente. "También yo. Nunca... Supongo que puedo decir que jamás he tenido una relación..."

"¿Estable?"

Sam sacudió la cabeza apartando la mirada. "Una relación."

Jonah lo miró fijamente. ¿Nunca había tenido una relación? No estaba seguro de qué decir. Sam estaba en sus veinte, era imposible que jamás hubiera salido con alguien. Era tan bonito. Era difícil no notarlo. "¿Nunca nadie te invitó a salir?"

"Sí. Yo... no es tan sencillo para mi. Tuve una mala experiencia cuando era un niño y supongo que eso hizo que me volviera desconfiado de alguna manera. Por eso trabajo con niños. No tengo que preocuparme por tratar con otros adultos."

"¿Puedo preguntar qué fue lo que pasó?"

Sam asintió, balanceando su copa entre los dedos. "Ya no duele, supongo, es solo un mal recuerdo."

"No tienes que decirlo, fui demasiado lejos."

"Está bien." Sam le dio una pequeña sonrisa. "Mi padre era un marine, mi mamá y yo apenas lo veíamos alrededor, pero cuando estaba en casa siempre se volvía violento y estaba siempre borracho. Era un tipo grande, así que mi mamá no podía hacer mucho para defendernos cuando eso pasaba. Ella se llevó la peor parte."

Jonah apretó los puños y se sentó derecho. "¿Dónde está él ahora?"

"En la cárcel." Sam suspiró mirando su copa. "Unos vecinos escucharon los gritos provenientes de nuestra casa y llamaron a la policía. Mi mamá presentó cargos contra él y fue detenido por abuso doméstico. Pero al parecer también tenía droga en su auto, así que fueron más cargos. No tengo idea de cuántos años se le impusieron. Después de todo lo del tribunal y la corte, mi mamá y yo nos mudamos lejos de ahí. Perdimos todo contacto con él y su familia." Sam tomó un trago del vino y lo miró. "Ellos siempre lo supieron, que él abusaba de nosotros, pero nunca intentaron detenerlo. Y mi mamá estaba sola."

"Te tenía a ti," dijo, sintiéndose molesto y enojado.

"Nos teníamos a ambos." Sam asintió sonriendo con suavidad.

Jonah terminó el último trago del vino y miró a Sam. "¿Por qué confías en mi entonces?"

"No lo sé. Solo me parecías un buen tipo." Sam se miró las manos. "Usualmente los tipos grandes me intimidan un poco, y los evito. Pero hay algo... me dice que puedo confiar en ti."

"Nunca te haría daño," se apresuró a decir por algún motivo. Se sentía un poco abrumado con toda la conversación. "Tu padre era un jodido idiota. Sabes eso, ¿cierto?"

Él asintió. "Lo sé."

"Si necesitas ayuda con cualquier cosa solo dime. Te ayudaré, en lo que sea."

"No tienes que hacer esto."

"¿Hacer qué?"

Sam lo miró fijamente. "Te estás sintiendo culpable por lo que mi padre nos hizo."

"Yo no..." Se detuvo y lo pensó por un momento. Sí, probablemente parecía así y tal vez era exactamente así. "Lo siento. Solo... estoy molesto. Nadie merece pasar por eso."

"Lo sabemos."

El silencio que siguió se sintió tan pesado que Jonah sintió que había una bola atorada en su pecho. Y no le sentaba bien. Miró a Sam quien estaba mirando su copa vacía. "¿Deberíamos limpiar?" preguntó un momento después cuando era obvio que Sam estaba sumido en sus pensamientos. Se sentía mal por haberle hecho recordar algo tan horrible. Se puso de pie y tomó sus platos, llevándolos a lavar. Sam lo siguió, diciéndole que no tenía que hacerlo. Jonah cubrió los platos con su cuerpo, evitando que Sam se acercara. "¿Por qué no nos sirves otra copa de vino y te sientas ahí viéndote bonito? Yo haré esto."

Sam gruñó y se dio la vuelta. "Está bien."

"¿Compraste un pastel si no me equivoco?" preguntó. Puso los platos bajo el chorro de agua y comenzó a limpiarlos sin prisa, escuchando los pasos de Sam detrás de él.

"Oh, sí. ¿Debería servirlo ya?" Sintió el calor del cuerpo de Sam a su lado cuando deslizó una copa de vino sobre el mostrador. Jonah tragó e ignoró la tensión que el simple roce causó en su cuerpo. Estaba demasiado consiente de la presencia de Sam. Lo miró cuando él saltó y se subió al mostrador, tomando una copa de vino en su mano. Jonah lo miró a la cara por un momento antes de sonreír, dejando los platos en el escurridor. "¿Estás bien?"

"Oh, sí." Sam asintió. "Solo relajado."

"Tienes la cara roja. ¿Es por el vino?"

Se tocó el rostro con la mano libre y frunció el ceño. "¿Estoy sonrojado? Supongo que es el vino. Me siento bien ahora mismo."

Jonah terminó con los cubiertos, secó el agua del mostrador y después sus manos antes de tomar la copa y deslizarse hasta la isla de la cocina, frente a Sam. Lo vio mecer los pies en el aire mientras miraba su copa. Tomó un sorbo de su copa y suspiró.

"¿Fue una buena cena de San Valentín?"

Sam sonrió mientras asentía lentamente, antes de levantar la cabeza para mirarlo. "Fue buena."

Jonah lo miró a los ojos antes de maldecir y acercarse a él. Le quitó la copa de la mano, poniéndola sobre el mostrador antes de acunarle el rostro y besarlo. Sam no se movió por un momento, sus manos a los lados antes de jadear contra su boca y poner los brazos alrededor de su cadera flojamente. Jonah empujó su lengua entre los labios de Sam pidiendo permiso para entrar. Podía saborear el vino en los labios de Sam, el alcohol y el aroma también. Cuando Sam abrió la boca para él, gimió metiéndose más entre sus piernas. Lo quería cerca, quería explorar su boca por horas hasta que Sam estuviera relajado y suave, sonrojado y bonito para él.

Se sentía drogado, probando cada esquina de la bonita boca de Sam, tan bonita como él. Suave y húmeda. Sam gimió y se aferró a su camiseta. Jonah dejó su rostro y puso las manos a los lados se Sam, rozando sus lenguas juntas, sintiendo como Sam se estremecía. Jonah no podía dejarlo ir. Físicamente sentía que era imposible alejarle de él. Sam fue quien puso las manos encima de su pecho y lo empujó. Estaba jadeando pesadamente, bajo su cabeza, apoyándose en Jonah.

Jonah también luchaba para recuperar su aliento. Estaba un poco sorprendido por no haber podido controlarse, pero el impulso de besarlo ahí fue tan grande que tenía que hacerlo. Sam se veía tan bien ahí. Cerró los ojos con fuerza y no se movió. Iba a dejar a Sam hacer el primer movimiento.

"¿Estás bien?" Tentativamente puso las manos sobre la espalda de Sam, frotando de arriba a abajo. "¿Sam?"

"Sí," murmuró en voz baja, todavía un poco sin aliento. Cuando levantó la cabeza, miró a Jonah a los ojos, buscando algo. Sus dedos se apretaron alrededor de su cadera cuando se humedeció los labios con la lengua. "Estoy bien." Se inclinó hacia él y unió sus labios otra vez.

Lento, húmedo, muy íntimo. Jonah lo besó bueno y lento, profundo, dejándose llevar por los sonidos rotos que Sam dejaba escapar. Se sorprendió un poco cuando sintió las cálidas manos de Sam deslizarse dentro de su camiseta, frotando la piel desnuda de su espalda. Jonah sentía que debía detenerse antes de ir más lejos. Así que rompió el beso y tomó las manos de Sam.

Sam abrió los ojos y recogió sus manos, poniéndolas sobre su propio pecho. "Lo siento. Eso fue..."

"Está bien," le sonrió, lamiéndose los labios. Los de Sam se veían rojos e hinchados, sus mejillas rojas. Se veía hermoso. "¿Deberíamos ir por el postre?"

EL rostro de Sam se volvió de un violento color rojo. Abrió la boca antes de volver a cerrarla, mirando a otra parte.

Jonah rió, acercándose a él. Le dio un suave beso en la cima de la cabeza. "Hablo del pastel," dijo sobre su oído antes de separarse y tomar su copa. Tomó un trago y abrió la puerta del refrigerador. Tomó el pastel y comenzó a cortar pedazos. Sam se bajó del mostrador y consiguió platos pequeños. "Toma."

"¿Quieres ver una película o algo?"

"Suena bien."

Eso hicieron por el resto de la noche. Ver una película en la sala. Ambos en sillones separados, ignorando la tensión entre ambos. Jonah dudaba que alguna le hubiera prestado atención a la película. Estaba tratando un poco duro de tragar lo que habían hecho hacía un rato. Tratando de no enloquecer. Cuando terminó, dijo que debía ir a casa.

Sam lo acompañó hasta la puerta. Jonah se paró bajo el marco de la puerta, metiendo las manos dentro de los bolsillos del pantalón. Sam se veía igual de incómodo. ¿Qué se supone que tenía que hacer ahora? ¿Decir adiós y caminar a su casa?

"Gracias por la cena," dijo. "Realmente estuvo delicioso."

Sam sonrió. "Estoy seguro de que hay muchos mejores por ahí."

"Estuvo perfecto para mi."

Lo vio sonrojarse hasta el cuello, pero Sam no dijo nada sobre eso. "Nos vemos por ahí, supongo. Ten una buena noche."

"Sí, tú también."

Aunque lo hubiera intentado, no habría tenido éxito. Jonah solo cedió a lo que quería. Se inclinó, tomando la parte trasera del cuello de Sam y lo atrajo hasta sus labios. Le dio un largo beso inocente. Sam se relajó contra él y suspiró cuando se separaron. Jonah asintió y dio un paso atrás. "Descansa, Sam."

"Tú igual."

Finalmente bajó los escalones y se fue a su casa. Tuvo que forzarse a dormir y dejar de pensar en Sam, pero al final lo logró. Tenía que hablar con alguien antes de que se volviera loco.

***

Holaaaa. Parte 3 lista!! Gracias por todo, nos leemos pronto xx

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