27
Había decidido comenzar a revisar algunos asuntos que recibió por correo en lugar de ponerse a pensar en la situación cuando se dio cuenta de que no haría nada más que dar vueltas en su apartamento, rompiéndose la cabeza, sintiendo sus palmas sudorosas cada vez que miraba hacia el pasillo de las habitaciones.
Pero después de unas horas comenzó a preguntarse si él estaba bien.
Se veía enfermo y realmente débil, además de más delgado. Debería comer algo al menos, ¿no es así? No era un desalmado, todavía era un humano racional, solo que sentía algo de rencor. Pero no lo odiaba.
Bajó las gafas que llevaba y las puso a un lado de su computadora antes de estirarse y mirar a la ciudad a través de sus ventanales. Las luces, los edificios, toda la vista lo hacía sentir melancólico y casi enfermo de alguna manera. Como si estuviera en una película y él fuera el personaje principal que estaba pasando por una mala racha en la vida. Apretó los dientes antes de levantarse e ir a la cocina. El reloj de la pared decía que eran las seis de la tarde.
Su estómago estaba rugiendo así que comenzó a prepararse algo de comer, pero no podía dejar de pensar en él. Se apoyó contra el mueble de la cocina y suspiró. "Mierda," murmuró para sí antes de darse la vuelta y caminar hacia las habitaciones.
Puso la oreja contra la puerta, pero no podía escuchar un sonido venir del otro lado. Lo dudó un poco, pero golpeó la puerta con los nudillos, dos veces. No hubo respuesta así que volvió a golpear otra vez.
"¿Jamie?" Frunció el ceño cuando siguió en silencio así que empujó la puerta pensando en que quizás se había desmayado. Por lo mal que se veía antes, podría ser una posibilidad. "Voy a entrar," anunció cuando ya estaba entrando.
Encendió las luces cuando se dio cuenta de que todo estaba oscuro, su corazón latiendo más rápido mientras comenzaba a imaginar malos escenarios. Pero no era así. Él estaba tirado en la cama, usando la misma ropa de antes y sin sus zapatos, solo un par de medias blancas sobresaliendo desde sus pantalones.
Exhaló lentamente y casi de dio la vuelta para salir si él estaba dormido. Si tomó un vuelo de noche, era probable que estuviera cansado. Pero era un idiota de primera, y un masoquista al mismo tiempo, así que caminó hacia él y rodeó la cama para poder ver su rostro. Todavía se veía pálido y mal, sus ojos fuertemente cerrados y parecía estar temblando un poco.
"¿Jamie?" Presionó la palma de la mano sobre su frente y maldijo. "Carajo, estás ardiendo." Sus ojos se abrieron como platos mientras pensaba en qué hacer. No tenía medicina con él, no tenía nada que pudiera servir. De todas formas, corrió de regreso a la sala y marcó el número de su doctor mientras buscaba un termómetro que sabía que tenía en algún lugar. El doctor Sherman contestó un momento después. "¿Es posible que venga a mi apartamento?"
El hombre tartamudeó un poco. "¿Justo ahora?"
"Sí. Es una emergencia."
"Estaré ahí en treinta."
Se detuvo cuando alcanzó el termómetro. "¿Qué debería hacer si alguien tiene fiebre alta?"
"Um, pues..."
No había mucho que pudiera hacer hasta que el doctor llegara, así que solo consiguió algo de agua también y una toalla antes de ir hacia la habitación. Dejó las cosas en la mesita de noche y fue al baño para mojar la toalla.
Después se acercó a la cama y arrodilló a un lado. Comenzó a moverlo lentamente mientras hablaba. "Necesito que despiertes. ¿Me escuchas?" Jamie presionó los ojos con fuerza antes de moverse y abrirlos. Lo miró fijamente con confusión. "Tienes fiebre. ¿Puedes girarte sobre tu espalda?"
Jamie lo siguió mirando por un rato antes de comenzar a moverse. Tosió en su mano un par de veces, sonando como si fuera doloroso y después volvió a cerrar los ojos. "Te estoy molestando," dijo, su voz ronca y lenta. "No es lo que quería. Lo siento."
"Solo cierra la boca," dijo apartando la mirada cuando se dio cuenta de que había estado mirando sus labios fijamente. "Pon esto bajo tu lengua y espera a que pite. Un doctor viene en camino, pero intentemos bajar la fiebre un poco." Dobló la toalla y la puso sobre su frente. Jamie abrió los ojos y lo miró mientras lo hacía. Apartó la mirada y revisó el termómetro antes de levantarse y mirar alrededor. "¿Por qué no te has cambiado de ropa? ¿Tienes hambre?"
Jamie solo lo miró en silencio, claro, el termómetro. Asintió, sintiéndose algo perdido así que fue hacia donde estaba su mochila y comenzó a buscar en ella sin pensarlo. Sacó una sudadera y ropa interior. Además de pantalones de deporte, no tenía nada más abrigado por lo que pudo ver. Pero buscar más profundo en la bolsa solo lo hizo notar su cazadora ahí. La miró por un momento antes empujarla dentro otra vez sintiendo algo de necia satisfacción, después se preguntó si estaba ahí para devolvérsela.
Se rió para sí mismo mientras arreglaba las cosas dentro. ¿Buscaba solo deshacerse de sus cosas así? Vaya.
"Te conseguiré unos pantalones," dijo antes de darse la vuelta y salir de la habitación. Buscó un par de pantalones de algodón y algunos zapatos acolchados y se los llevó. Jamie estaba sosteniendo el termómetro sentado cuando entró. "¿Qué tal?"
"40," dijo como si nada. Tosió un poco y alcanzó la botella de agua, derramando un poco sobre sí mismo. "Carajo," murmuró mientras cerraba los ojos.
Lo miró en silencio mientras él se recostaba otra vez.
"¿Desde cuándo te sientes así?"
Él no abrió los ojos cuando respondió. "Alrededor de una semana." Apretó los labios y se frotó el rostro sin abrir los ojos. Su cabello estaba un poco más corto también, así que no le cubría el rostro, podía ver sus expresiones aunque la toalla estuviera sobre su frente. "Pensé que estaba mejorando, pero no creo que el vuelo y el aire de la ciudad me haya sentado bien."
"Pudiste esperar antes de viajar," murmuró. Alcanzó el sofá de la esquina y se sentó en él mientras lo miraba. Tenía los ojos cerrados así que era más fácil mirarlo de esta manera, sin que sus pálidos ojos lo estuvieran estudiando.
Él solo se encogió de hombros. "Solo tenía que hacerlo."
"¿Por qué?"
Jamie giró la cabeza hacia él y abrió los ojos. Pareció pensarlo un poco, mirando alrededor de la habitación antes de volver a mirarlo. "Quería saber cómo estabas. Quería disculparme." Tosió un poco y se movió hasta estar sentado, la toalla deslizándose hasta su regazo. "He estado intentando convencerme de que eso fue lo mejor, pero sigo pensando en ese día y formas en las que pudo ser diferente."
¿Su separación?
Grayson bajó la mirada.
"¿Realmente crees que pudo ser diferente?" preguntó mientras miraba al piso. "Dijimos las cosas que queríamos decir. Pero, no fue tu culpa solamente, así que no te sientas culpable." Levantó la cabeza y miró hacia la ventana. Tenía las persianas cerradas, así que se levantó y las abrió para dar vista a la ciudad. "Es una hermosa vista, no debe ser ocultada así."
"¿Tú has estado... bien?" Casi parecía tímida la forma en la que lo preguntó. Se aclaró la garganta. "Te fuiste tan rápido que..."
Se dio la vuelta para mirarlo a la cara. Jamie no estaba mirándolo a él, sino a la ventana. "¿Que, qué?"
"No sé."
Cualquier pensamiento que estuviera teniendo fue interrumpido por el sonido del timbre. Salió de la habitación tan rápido que fue vergonzoso. No estaba preparado para este tipo de conversación, no todavía. La verdad, ni siquiera quería pensar en eso. Pero tampoco podía olvidarlo, ni dejarlo atrás. No mientras él estuviera aquí. Se rió de sí mismo. ¿Por qué se mentía? La única razón por la que estaba en sus dos pies justo ahora era porque Ben interrumpió su festival de lástima y pena.
Pero no lo había superado. Nada parecía ser suficiente para superar esto.
El amor es un veneno.
Dejó entrar al doctor Sherman y le explicó un poco la situación antes de dejarlos solos. Tomó el paquete nuevo de cigarrillos de la cocina y salió hasta el balcón. Se sentó sobre una de las sillas de madera acolchadas y lo encendió mientras miraba hacia la fría ciudad. Probablemente debió tomar un abrigo y ponérselo, pero solo quería estar en medio del frío. Solo necesitaba sentir algo en la piel, algo que le quitara esta picazón que no parecía poder sacudirse.
Se frotó el rostro con frustración. ¿Qué era lo que tanto le estaba molestando?
¿Quería verlo de rodillas disculpándose?
¿O quizás era escucharlo decir que lo amaba?
Tomó una larga calada y la sostuvo por un rato antes de dejar el humo salir.
Estaba tan tentado a abrir una botella ahora mismo. De lo que fuera. Lo primero en lo que pudiera poner sus manos y solo beber de ella hasta que sintiera el piso moviéndose.
"¿Grayson?"
Dejó caer el cigarrillo en el suelo y lo pisó antes de volver a entrar. El doctor Sherman bostezó un poco antes de acomodarse las gafas.
"Hablé con él un poco. Su cuerpo está pasando por un serio caso de fatiga. Me dijo que ha estado tomando medicamentos por el estrés, pero está algo anémico al mismo tiempo. El viaje en avión y el cambio de presión probablemente no le ayudó. La fiebre se habrá ido para mañana con los medicamentos que le di." Se frotó el cuello y se encogió de hombros. "Algo de comida caliente le caería muy bien también, y regularmente."
Asintió.
"Entendido."
Los ojos del doctor estaban fijos en él con curiosidad. No podían ser considerados amigos, pero él había sido su médico de cabecera por los últimos cinco años, así que se conocían bastante.
"¿Qué?"
"Solo tenía curiosidad, ¿él es familia? No recuerdo su cara y sinceramente no se parecen en nada."
Frunció el ceño, cruzándose de brazos. "¿Por qué la pregunta?"
Él sonrió. "Te lo dije, solo curiosidad. No tienes que ponerte tan a la defensiva." Volvió a bostezar y se dio la vuelta. "Si es todo, entonces me iré. Llámame si tiene alguna complicación."
Después de que él se fuera, decidió hacer algo de sopa de pollo y vegetales. Él también tenía hambre, así que bien podía hacer cena para dos. Fue hacia la habitación y entró sin tocar. Su respiración se atoró en su garganta cuando lo vio parado ahí en medio de la habitación completamente desnudo.
Jamie lo miró por encima del hombro sin expresión.
"Haré algo de sopa, así que ven a la cocina cuando termines," se las arregló para decir. Jamie solo asintió, sin moverse.
Grayson no pudo evitar mirar y apreciar las líneas de su cuerpo como un perro hambriento. Se dio la vuelta y salió, cerrando la puerta tras de él. Era humano después de todo y no podía olvidarse de todo lo que hicieron juntos, cómo se sentía ese cuerpo, ese trasero... Inhaló con fuerza y regresó a la cocina.
Hizo algo de arroz también para acompañar y su estómago rugió cuando el aroma de la sopa lleno el lugar. Había pasado un tiempo desde que decidió hacer algo de sopa para él y el simple olor lo tenía salivando.
Jamie llegó un rato después, arrastrando los pies sobre el piso y con una cara menos verde ahora. Se quedó parado en medio de la sala con una mirada perdida. Le señaló las sillas altas del mueble de la cocina antes de servir la comida para ambos. Tomó botellas de refresco y las dejó a un lado.
"Gracias por la comida," Jamie murmuró mientras tomaba los cubiertos.
Fue tan incómodo y silencioso como se pudo esperar. El exasperante sonido de la comida siendo masticada y los cubiertos golpeando los platos. Estaba listo para explotar y salir de ahí, pero Jamie terminó primero.
"Yo limpiaré," dijo casi de inmediato. "Tienes que descansar."
Jamie se quedó quieto por un momento antes de murmurar otro gracias y regresar a su habitación. Se sintió inmediatamente menos tenso, todo su cuerpo se aflojó notablemente cuando escuchó la puerta de la habitación cerrarse.
Terminó su comida, fría ya, y después limpió antes de irse a la cama. Cerró los ojos y esperó a que el sueño lo llevara, sin ganas de pensar en nada, demasiado exhausto por alguna razón.
***
A la mañana siguiente, su cuerpo se sentía como si hubiera sido golpeado por un camión y tan fresco y cómodo como no se había sentido en días.
Miró al techo de la habitación por un rato antes de deslizar las piernas hacia un lado de la cama y poner los pies sobre el frío suelo. Notó un par de zapatos acolchados a un lado de sus pies y los miró fijamente antes de ponérselos. Eran muy suaves y esponjosos. Casi se sentía como si le hicieran cosquillas en la planta de los pies.
Tomó los frascos de medicinas y preparó todas las cosas que tenía que tomar, incluyendo las vitaminas que el doctor le dejó la noche anterior. Su piel se sentía fresca y limpia, pero tomó un baño de todos modos antes de salir a la cocina. No lo vio por ningún lado, así que solo se sentó frente en la silla en la que se sentó para cenar y miró alrededor con curiosidad.
Grayson tenía dinero.
Este lugar era enorme y estaba llena de cosas de aspecto lujoso, pinturas en las paredes, algunas figuras brillantes por aquí y por allá, todo se veía costoso y sofisticado. Si esta era su vida, pudo ver por qué le tomó tiempo acostumbrarse a la humildad del rancho.
Sonrió para sí mismo mientras jugaba con sus manos.
Probablemente fue un alivio para él regresar a la ciudad.
Habían pasado algunos minutos cuando la puerta principal se abrió. Sus ojos se encontraron de inmediato. Grayson hizo una pausa antes de cerrar la puerta y seguir hablando por teléfono. Lo miró mientras él se movía por la casa, la apretada camiseta de deporte se aferraba a su cuerpo, sus hombros anchos y la curva de su pecho lo distrajeron un poco por un momento, pero no lo suficiente como para ignorar el hecho de que cabello estaba mucho más corto ahora.
Se veía mucho más profesional y elegante de alguna manera. Se veía un poco sonrojado y el cabello se le pegaba todavía a la frente. Se inclinó dentro del refrigerador y tomó una botella de agua. Se sentía como si fuera la primera vez que realmente lo miraba y todo él, su tamaño, sus piernas, su trasero, todo su cuerpo en general.
"Te llamaré más tarde." Abrió la botella y tomó un largo trago, un surco entre sus cejas mientras seguía al teléfono. "No. Estaré bien. Ustedes disfruten de sus vacaciones. Nos veremos cuando estén de regreso. Sí, yo igual."
Cuando terminó la llamada, terminó la botella y después lo miró sin una expresión en particular.
"¿Te sientes mejor?"
Asintió. "Mucho. Gracias por todo."
"Está bien." Se rascó la cabeza mientras miraba alrededor. "Realmente no tengo mucho aquí para cocinar, así que..."
"¿Hay algún lugar cerca de aquí donde pueda conseguir desayuno?"
Grayson apoyó las manos sobre el mueble y apretó los labios. "Hay un café casi en frente. Es muy bueno, el café el genial."
Se frotó las muñecas y se mordió el labio inferior antes de preguntar: "¿Puedo invitarte algo?" Apartó la mirada cuando Grayson lo miró, sus ojos abiertos. "Como agradecimiento. Si está bien para ti, claro."
"Sí."
Lo miró con sorpresa. Realmente no esperaba que él le dijera que sí, y había preguntado sin querer. Pero... él dijo que sí. Tragó con fuerza y asintió rápidamente antes de frotarse el cuello.
"Genial."
Grayson inclinó la cabeza un poco antes de moverse.
"Me daré una ducha antes."
Cuando él desapareció en su habitación, se sintió demasiado pesado en su propio cuerpo. ¿Todavía estaba enfermo? ¿Qué era esta sensación rara en su cuerpo? Su rostro se sentía caliente y no pudo evitar pasar sus nudillos sobre sus mejillas, como si eso ayudara a quitar el calor de la vergüenza y la timidez. Se estremeció un poco antes de levantarse y fue a la habitación para tomar su billetera y arreglarse. Se puso un grueso suéter y una chaqueta encima antes de ponerse sus botas y gorra.
Grayson ya estaba en la sala cuando terminó. Tenía el cabello húmedo todavía y quiso preguntarle si no era mejor que lo secara antes de salir, pero ya no sentía que esto fuera su problema ni asunto. Ese era el muro existente entre ambos que no parecía poder derrumbarse pronto.
Y eso lo hacía sentir tan miserable.
Era porque se sabía que jamás podría decirle sus sentimientos, no sería capaz de mirarlo a los ojos y decirle que lo amaba y lo extrañaba, y que realmente quería estar envuelto por él al menos una vez más antes de poder olvidar cómo se sentía eso.
Lo siguió todo el camino hasta el café. No estaba tan cerca, tuvieron que caminar un par de calles y el viento golpeaba sus caras tan frío como el hielo. No pudo evitar observar con asombro los altos edificios, la nieve por todas partes haciendo ver todo tan frío y cruel. Era intimidante a cierto extremo.
"¿Te sientes bien?"
Apartó la mirada de los edificios y lo miró. Estaban frente al café. Había una ligera sombra de preocupación en sus ojos. "Todavía me siento débil," murmuró. ¿De verdad?
Grayson frunció el ceño y lo revisó antes de inclinar la cabeza. "¿Podría ser fiebre otra vez?" Presionó la mano contra su frente y apretó los labios. "No parece ser fiebre, pero deberías comer. Doc dijo que estabas anémico." Empujó la puerta del café y lo dejó entrar primero, su ceño fruncido. "¿Por qué no has estado comiendo?"
Se frotó la nariz mientras se ponían en la fila. "No he tenido mucho apetito los últimos días y si comía algo terminaba vomitando, así que solo me rendí, supongo." Se estremeció un poco y exhaló entre dientes, sintiendo la dulce calidez del lugar, el aroma a café y pan colándose en su nariz. "Pero ayer comí bien, y no sentí nauseas, así que podría estar mejorando."
"Ya veo."
Pidieron vasos grandes de café y subs, luego tomaron asiento cerca de las ventanas y de hecho, hablaron. Grayson le preguntó por Baxter.
"Ma dijo que no le importaba quedarse con él." Tomó una gran mordida y tragó antes de mirarlo. Grayson estaba mirando por la ventana en el asiento frente a él. "Pero temo que pueda morder algunas de sus cosas."
Grayson sonrió con suavidad, la esquina de su boca apenas moviéndose un poco hacia arriba. "No creo que a ella le moleste, creo que quería un cachorro para sí misma."
También sonrió, sintiendo que sus mejillas ardían, y bajó la mirada a su comida. "Sí. Es cierto."
De alguna manera su corazón se sintió un poco más ligero.
Incluso cuando regresaron al apartamento y Grayson dijo que tenía que salir, se sintió bien. Física y mentalmente hablando, se sentía mejor de lo que se había sentido en días. Y eso solo hacía sentir codicioso.
¿Qué tenía que hacer para conquistar el corazón que rompió?
No lo sabía, pero lo intentaría.
***
Holaaaa :))) ¿Team Jamie o Team Grayson? No me decido todavía, pero veremos. Nos leemos pronto xx
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