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2

La primera mañana fue tan normal como pensó que sería. De hecho, la habitación estaba tan oscura por las gruesas cortinas, que le tomó un tiempo darse cuenta de que en realidad eran las diez de la mañana. Afuera todo estaba muy soleado y habían varias personas caminando alrededor, otros sobre caballos y otros simplemente estaban sentados mientras veían un montón de vacas comer.

Hizo una mueca mientras sostenía la cortina hacia un lado. "¿Esta es mi vida ahora?"

Cuando vivía en la ciudad, en su apartamento, usualmente se levantaba temprano para entrenar y luego se dirigiría a la oficina para comenzar su día, así que estaba normalmente oscuro y frío. Este lugar era caliente y ridículamente brillante, pero tenía que admitir que la vista del campo verde con caballos caminando alrededor, no era tan mala. Empujó la ventana para abrirla, esperando oler algún rastro de mierda de los caballos y vacas, pero olía... ¿a flores? 

Se inclinó hacia afuera de la ventana para mirar abajo. Cierto, el jardín. Su prima... agh, maldición. Lo olvidó. Ella estaba regando el jardín con una manguera mientras hablaba con alguien dentro de la casa.

Suspiró y soltó la cortina, dejando la ventana abierta para que el aire entrara un poco a la habitación antes de meterse al baño y comenzar a arreglarse para su primer día en el campo. Cuando terminó, se envolvió en una toalla y salió a la habitación solo para recordar que sus cosas seguían dentro de su maleta. Las puso sobre la cama y comenzó a revisar todo lo que había traído antes de presionar los labios con fuerza.

"¿En qué estaba pensando?"

Todo en su maleta gritaba citadino estúpido. Shorts, camisas de manga larga, camisetas cortas... lo mejor que tenía eran sus vaqueros y solo tenía dos pares de esos. Tampoco tenía botas o algo que pudiera usar si entraba al campo. Se pasó una mano por la cara mientras suspiraba.

"Tengo que ir de compras."

Tomó lo mejor que pudo encontrar. una camiseta blanca simple, y un par de zapatillas que utilizaba para ejercitarse. Se miró en el pequeño espejo del baño sintiendo un ligero brote de ansiedad comenzar a subir por su estómago hasta alojarse en su garganta. 

Tal vez esto había sido una mala idea. 

Se sacudió el cabello y pasó una mano sobre su barba antes volver a la habitación y salir. Lentamente comenzó a caminar, mirando los cuadros sobre las paredes que no había visto la noche anterior. Eran... muchas. Cuadros con fotos viejas de sus tíos y otros niños que no reconocía. Era un poco adorable. Su madre siempre mantuvo las fotos reunidas también, pero a veces comenzaba a hacer lo mismo y ya habían paredes de la casa con fotos de todos. 

"¿Grayson?"

Levantó la mirada hacia el frente del pasillo y vio a su tío. "Hola."

"Vaya, chico, mírate." Su tío se acercó a él y lo tiró a un apretado abrazo antes de dejarlo ir. "Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vimos por aquí. Ahora que creciste te ves más como tu madre. Solo tu cabello es tan rubio como el de tu padre." 

"Eso me han dicho." Metió las manos dentro de los bolsillos de sus vaqueros. "¿Cómo han estado todos por aquí?"

Su tío comenzó a caminar hacia las escaleras mientras hablaba. "Todo va bien. Mucho mejor que hace un año. Tu tía Ally está abajo en la cocina por si quieres hablar más con ella sobre eso. ¿Tienes hambre? Te guardamos algo de desayuno. Me gustaría quedarme, peor tengo que irme a la subasta con algunos de los muchachos. Así que será un día largo, pero te aseguro que encontrarás algo que hacer." Señaló el pasillo a un lado de la sala y abrió una puerta blanca. 

Grayson miró hacia la cocina. Su tía se balanceaba lentamente  al ritmo de Heaven por Bryan Adam. Su tío se rió antes de darle dos golpes a la puerta.

Se tía se giró rápidamente y bajó el volumen de la canción. Vaya, sus ojos eran idénticos a los de su madre. En realidad, ella se veía muy parecida a su madre también. La genética en la familia era muy fuerte.

"Oh, vaya." Su tía se acercó a él con una sonrisa, levantó las manos y sostuvo sus mejillas antes de estrujarlas. "Eres el vivo retrato de tu madre... rubio."

Sonrió. "Sí, me lo dicen a menudo."

Su tío se rió detrás de él. "Pasen un buen día. Los veré luego." Salió por la puerta de la cocina y los dejó a ellos ahí.

"¿Quieres algo para desayunar?" Ella tomó sus hombros y lo condujo hacia la mesa hasta que se sentó. "No estaba segura de a qué hora pensabas bajar, así que preparé tu desayuno y lo guardé hasta entonces."

"Gracias."

Ella abrió el refrigerador, uno muy grande, y sacó una bandeja antes de meterla al microondas antes de tomar asiento frente a él. "Así que, ¿cuál fue la razón por la que decidiste venir a esta parte del país?" Tomó una jarra de café que estaba en el centro de la mesa y se la mostró. Cuando asintió, ella tomó dos tazas y comenzó a servirlas. "No es el mejor lugar para venir de vacaciones."

Grayson aceptó la taza que ella deslizó frente a él antes de suspirar, sus dedos envolviéndose alrededor de la taza. "No lo sé. Supongo que mi mamá piensa que debo tomarme un tiempo fuera de los negocios y despejar mi mente."

"¿Alguna decepción amorosa?"

"No." Se rió antes de tomar un sorbo del café. "Nada de eso."

"¿No hay nadie que hayas dejado en casa?"

"En realidad, no."

Su tía sonrió con suavidad. "Sabes, no sé mucho sobre lo que está pasando. Solo lo que tu madre me dijo, pero espero que sepas que puedes contarme lo que quieras. Será un secreto entre ambos." Le dio un guiño. "Estaba ansiosa por volver a verte después de tanto tiempo."

"Tony me dijo eso. Fue muy amable conmigo."

"Oh, el viejo Tony." Sacudió la cabeza y tomó un trago de su café. "Tiene una gran boca ese hombre, no puedes hacer que se calle aunque le pongas una cinta sobre los labios. Pero un buen sujeto. Muy enamorado, por cierto."

Rió. "Eso parece."

"¿Quisieras recorrer el rancho?" Ella preguntó mientras se ponía de pie. Encendió su pequeña radio y la misma canción volvió a sonar a un tono bajo. "Estoy segura de que Lucy estará feliz de hacerlo."

"Suena bien."

Sonaba muy bien. Quería conocer el lugar para comenzar a familiarizarse con su nuevo entorno. 

"Me gustaría hacerlo yo, pero pronto será la hora del almuerzo y comenzaré a preparar la comida para los muchachos." Terminó su café y dejó la taza a un lado antes de comenzar a sacar ingredientes del refrigerador. "Lucy está terminando de regar las flores. Vendrá en un momento."

Tomó la bandeja del microondas y se lo dio antes de regresar a la cocina. 

"Gracias."

"Ah, no te preocupes. Puedes tomar lo que quieras del refrigerador cuando quieras."

Asintió mientras comía. Vaya, este era delicioso. Las papas eran simplemente tan suaves que casi se derretían en su boca antes de poder morderlas. Se rió para sí cuando su tía volvió a comenzar la canción otra vez y comenzó a cortar cosas mientras tarareaba la canción. Era mucho más cómodo de lo que pensó que sería, probablemente porque su tía no intentaba crear una conversación y forzar sus respuestas. Le gustaba. Eso le gustaba mucho.

La puerta trasera se abrió mientras él revisaba su celular, sosteniendo la taza contra sus labios. Le envió un mensaje a Benjamin diciéndole que tenía que hablar con él de algo importante, que levantara su trasero de la cama. Ugh, este tipo. Probablemente estaba revolcándose con su prometido mientras él estaba en el medio de la nada.

"Ah, olvidé eso." Levantó la cabeza y miró la espalda del hombre que estaba hablando con su tía. Su tía sacudió la cabeza antes de mirarlo a los ojos. "Lucy está en el pueblo haciendo unas cosas. Olvidé que lo había mencionado. ¿Está bien si alguien más te muestra el lugar?"

"No hay problema."

El hombre se giró hacia él sosteniendo una gorra de beisbol en una mano mientras se cruzaba de brazos. Grayson lo miró fijamente mientras el hombre mantenía el contacto visual con él. Después apartó la mirada para ver a su tía.

"Grayson, él es James Tater." Sostuvo el brazo del hombre mientras sonreía. "Jamie es como de la familia, así que puedo confiarte a él para que conozcas el rancho y quizás subas y montes uno de los caballos."

Dejando la taza vacía a un lado, Grayson se puso de pie y le tendió la mano a Jamie. "Un placer conocerte, James."

"Solo Jamie y digo lo mismo." Dejó ir su mano antes de mirar a su tía y sonreírle. "Creo que es hora de irnos, los muchachos probablemente están terminando sus tareas y estén en camino, así que el campo probablemente esté vacío."

"Sí, sí. Vayan ahora." Los tomó del brazo y comenzó a arrastrarlos a ambos hacia la puerta trasera. "Dale algo de bloqueador solar. Estamos en otoño, pero el sol podría dejar quemaduras."

"Está bien."

Ella los despidió con otra advertencia cuando salieron. Grayson le dio una última sonrisa a su tía antes de comenzar a seguir a Jamie. Metió las manos dentro de los bolsillos del pantalón y caminó en silencio a través del jardín, inhalando el suave aroma que tenían. No sabía nada sobre flores, pero estas eran bonitas y olían muy bien, también parecían ser cuidadosamente limpias y brillantes.

Jamie giró por un camino de piedras que pasaban un granero enorme. El hombre no lo miró ni dijo una palabra ni una sola vez. Grayson solo caminó detrás de él en silencio mirando su nuca dado que se había puesto la gorra sobre la cabeza en algún punto del camino. Presionó los labios con fuerza intentando mantenerse callado y solo tomar esto como que era la primera vez que lo veía, pero sus ojos y su rostro eran muy distintivos. Solo que esta vez no había un pene en su garganta y no lo estaba mirando a los ojos. 

"Ven por aquí. Necesito conseguir el bloquear solar antes de comenzar." Asintió en silencio y lo siguió hacia una pequeña casa detrás del granero. Jamie lo miró por encima del hombro y señaló el campo. "Eso es todo maíz, tiene unos ochenta días, así que está muy cerca de ser cosechado." 

"¿Todo eso?" Era un campo enorme. 

"Sí. Hay mucha ayuda y máquinas especializadas para hacerlo." Sonrió suavemente cuando se detuvo, levantó la punta de su gorra y miró el campo casi con orgullo en los ojos. "Fue una gran semana de siembra, así que ver esto es muy agradable. Será una gran cosecha también."

"Parece que será mucho trabajo."

"Es mejor que sembrarlo," dijo mientras se acercaba a la casa. Empujó la puerta y le dijo que entrara mientras buscaba el bloqueador. "Toma. Será mejor si lo llevas contigo."

Jamie tenía una piel bronceada que no parecía demasiado quemada, solo en un buen punto. El tipo de bronceado por el cual la gente pagaría. Sus ojos se veían diferentes a... mm, bueno. Tenía ojos celestes brillantes, ojos de bebé, al igual que su cara. Tenía un rostro bastante juvenil aunque había una  buena sombra de barba sobre sus mejillas. 

"¿A dónde te gustaría ir primero?" preguntó empezando a caminar otra vez, en otra dirección. "Los caballos acaban de ser bañados y están comiendo en el establo. ¿Has montado antes?"

"No, nunca." Se puso bloqueador sobre el cuello y luego en los brazos antes de en el rostro. Se sentía un poco estúpido haciéndolo mientras que Jamie no lo hacía. La chica del bar dijo que su piel es muy pálida. Frunció el ceño mirando sus brazos y luego los de Jamie antes de guardar el bloqueador en uno de sus bolsillos. 

"¿Quieres intentarlo?" Jamie abrió la puerta de lo que supuso era el establo y lo dejó entrar primero. "Hay muchos caballos dóciles, pero hay otros que necesitan más trabajo desde que son jóvenes. Tenemos buenos chicos que se encargan de eso, así que no te preocupes por el que puedas montar pronto."

"Está bien."

"¿Quieres hacerlo ahora?"

Grayson se encogió de hombros. "Ah, creo que está bien."

"No tienes que hacerlo ahora, no te preocupes." Le dio una sonrisa amable antes de señalar el camino del establo. "Por mientras, solo míralos y puedes aprenderte los nombres." Golpeó las pequeñas placas frente a las cajas donde los caballos estaban. "Usualmente lo llamamos por sus nombres."

"Ya veo."

Grayson se acercó al caballo dorado que comía paja de una cubeta mientras lo veía. Le sonrió y lo miró con cuidado. Era muy hermoso y grande, una patada seguramente lo dejaría en el hospital, aún así era una preciosa criatura.

Por el rabillo de ojo vio a Jamie caminar hacia los demás caballos. Grayson soltó un largo suspiro que no sabía que había estado conteniendo. ¿Él no lo recordaba? Hizo una mueca. Lo miró directamente a los ojos mientras se la chupaba a otro tipo, difícilmente no podía decir que era él. Tal vez solo quería pretender que nada pasó. Estaba bien para él... creía. Todavía no sabía cómo se sentía al respecto, pero solo recordándolo, sintió un cosquilleo por su estómago. Sacudió la cabeza mientras levantaba la mano para acariciar a Flash (era el nombre que la placa tenía), lentamente mientras todavía comía. A Flash no pareció realmente importarle, apenas y le dio una mirada antes de regresar a su cubeta de paja.

"Es suave," murmuró mientras pasaba los dedos sobre el pelo largo del caballo. Sonrió mientras comenzaba a acariciar las duras mejillas y la parte bajo la oreja. "Eres realmente guapo, ¿no?"

"Flash es todo un galán." Jamie llegó a su lado y le dio una manzana. "Star está esperando su potrillo. Puedes darle esa, le gustan."

Tomó la manzana y comenzó a balancearla lentamente frente a él, intentando llamar su atención. Flash levantó la cabeza y olió con fuerza sobre sus dedos antes de abrir el hocico. Grayson dejó caer la manzana antes de que él pudiera morderla. Esos eran unos dientes bastante grandes. 

Jamie rió y recogió la manzana. "No reacciones así, vas a asustarlo y luego perderá un poco la cabeza." Le tendió nuevamente la manzana y señaló a Flash con la cabeza. "Hazlo otra vez, no va a morderte. No te preocupes. Solo suéltala cuando sientas que está lo suficientemente cerca."

Esta vez cuando lo hizo, Flash fue un poco más gentil y la tomó con suavidad. Había leído algo así como que los caballos podían oler las emociones, no sabía cuán cierto era eso, pero esperaba que Flash no se sintiera ofendido por su reacción. La manzana despareció en minutos antes de que Flash volviera a comer paja. 

"No fue tan difícil, ¿verdad?"

"Es un buen chico," dijo.

"Sí, lo es. Cuando estés listo puedes montarlo, es muy tranquilo."

"Está bien."

Jamie le hizo una introducción breve con los otros tres caballos y conoció a Star también, la yegua embarazada. Su estómago era muy grande, pero ella se veía muy bien. Jamie le explicó que el periodo de gestación de los caballos duraba alrededor de un año y que su estómago iba a hincharse aún más en los meses venideros, teniendo en cuenta de que ella estaba en el séptimo mes de gestación. Pero dijo que estaría bien, tenía un veterinario viniendo a revisarla un par de veces al mes.

"Entiendo. Entonces, ella no siente dolor." 

Jamie asintió. "Exacto. Es bastante normal, supongo."

Miró alrededor del establo al escuchar pasos acercándose antes de que algo saltara sobre su espalda. Tosió un poco antes de enderezarse y mirar al animal. Un perro con pelo grueso negro en su mayoría, blanco en el pecho y algo de marrón. Lo estaba mirando con la lengua afuera mientras babeaba considerablemente. 

"Lo siento por eso. Bennie tiene fuertes emociones y le gustan los extraños." Jamie se arrodilló junto al perro y comenzó a frotar su grueso pelaje mientras le sonreía. "Es un Boyero de Berna. Es un perro de pastoreo por lo que raramente lo verás dentro de la casa, a menos que sea de noche, y aún así a veces duerme aquí."

Asintió. "Entiendo. Es grande."

"Sí, le ayuda a hacer su trabajo."

Su espalda ardía un montón, pero no iba a quejarse ahora mismo. Jamie se puso de pie y caminó hacia el final del establo antes de empujar una puerta de madera. Grayson lo siguió mirando a Bennie alejarse de ellos corriendo hacia el campo de maíz.

"¿Eso está bien?" preguntó cuando perdió de vista a Bennie.

"Sí. Lo hace todo el tiempo." Jamie caminó directamente hacia un granero más pequeño que el que habían pasado. "Así que, eres de la ciudad."

"Sí."

"¿Qué lleva a un tipo de ciudad a un pueblo como este?"

Suspiró. "Solo tenía que despejar mi mente por un tiempo, supongo."

Jamie asintió lentamente mientras entraba al granero. Estaba lleno de gallinas y algunas cabras. Este lugar era muy variado. Incluso habían patos caminando alrededor. Miró a Jamie por un momento antes de presionar los labios y caminar hacia donde estaban las cabras, especialmente hacia una pequeña que estaba durmiendo.

"¿Qué hacen aquí para divertirse?"

"Ah, pues eso depende de qué te interesa." Jamie cargó un balde desde un estante alto y luego se acercó a las gallinas. "Hay ríos, lagos, también hay una pequeña feria local que es bastante entretenida, si te gustan esas cosas. Varias cantinas, un par de bares que visitar, pero ten cuidado en esos. Las personas pueden ser un poco... agresivas."

Grayson tragó con fuerza mientras miraba a la pequeña cabra dormir.

"Sí, estuve en una anoche y fue... interesante."

Jamie no dijo nada, pero podía escuchar el sonido del maíz caer sobre el piso. 

"¿Sí?"

Asintió lentamente y se levantó sin apartar la mirada del pequeño animal. 

"Sí. Una chica me golpeó, no sabía que las mujeres por aquí eran tan duras."

Un golpe duro en el piso le hizo girarse. Jamie no le dio tiempo de reaccionar antes de que estuviera presionándolo contra la pared, su brazo contra su garganta mientras que sus ojos brillantes estaban fijos en los suyos, llenos de ira mientras presionaba con más fuerza. Grayson lo miró con los ojos abiertos. ¿Qué demonios?

"Si dices una palabra de lo que viste anoche te asesinaré con mis propias manos." Jamie respiraba con fuerza casi como si estuviera conteniéndose de hacer algo mas. "¿Lo entiendes?"

Grayson frunció el ceño antes de empujarlo con fuerza y frotarse el cuello. "¿Cuál es tu puto problema?"

Jamie cerró las manos en puños. "Si alguien se entera de... te mataré."

"¿Crees que puedes solo amenazarme así porque tienes un sucio secreto?" Se acercó a él hasta que sus rostro estuvieron muy cerca. "No me interesa si te gusta chupársela a tipos por ahí. Pero si piensas que puedes venir y poner tu brazo en mi cuello y no haré nada, te equivocas de persona. Voy a responderte de la misma manera."

"¿De verdad piensas que voy a confiar en ti?"

"No me interesa si no confías en mi."

Se giró hacia la puerta del granero frotándose la garganta. Maldición. Eso es lo que se ganaba por ser amable. Oh, cuanto deseaba regresar a la ciudad y dejar este lugar a un lado, pero era mucho menos peor que soportar los gritos de su madre. Regresó a la casa por la puerta delantera y entró a su habitación. Al menos no tenía un moretón en el cuello que tuviera que cubrir. Su espalda en cambio... habían dos líneas rojas y ligeramente sangrantes que ardían como el infierno. 

Tomó una ducha antes de buscar por el botiquín de primeros auxilios que había visto en el armario más temprano. Se apoyó en el lavamanos mientras intentaba limpiar su herida mirando en el reflejo del pequeño espejo.

Qué buen primer día.

***

Holaaaaa. Capítulo 2 aquí. Gracias por todo. En serio gracias. Nos leemos pronto. 

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