10
Grayson se paró frente al espejo en su habitación mientras intentaba darle forma a su cabello. Estaba largo, también era un poco espeso cuando llegaba a cierto punto. La parte trasera comenzaba a rozarle el cuello, pero no era tan molesto. Además, estaba comenzando a ponerse más frío estos días, con el invierno a la vuelta de la esquina. Se había rasurado la molesta barba porque no le gustaba cómo se veía con ella. Se preguntó si a Jamie le gustaba más con barba. ¿No le era molesto cuando se besaban?
En el pasado, sus citas de una noche a menudo se quejaban de quemaduras por su barba cuando se besaban o cuando estaba en otras partes del cuerpo, así que era otra razón para mantener su rostro limpio. Pero Jamie no le había dicho nada al respecto.
Se acomodó la cazadora y su teléfono sonó en alguna parte de su cama. Lo encontró bajo una de las almohadas, frunciendo el ceño al ver el nombre en la pantalla.
"¿Hola?"
"¿Qué tengo que hacer para que me des una llamada? Soy tu madre, Grayson." Ella suspiró pesadamente. "¿Cómo has estado? Ha pasado más de un mes ya, lo único que he sabido de ti viene de lo que puedo sacarle a tu tía."
Se sentó en el borde de la cama y se pasó una mano por el cabello. "Estoy bien. Solo quería apartarme de todo por un tiempo. Como dijiste, necesitaba darme un tiempo para volver a ser humano." Sonrió cuando ella jadeó molesta. "No tienes que preocuparte." Antes de que ella comenzara su interrogatorio, la cortó. "¿Cómo está papá? ¿Pudiste sacarlo de casa?"
"Ah, tu padre. Sabes como es, pero sí, de hecho lo convencí de tomarnos unas vacaciones mientras estás lejos." Su voz sonaba alegre. Casi podía verla sonreír. "La empresa está bien por el momento. Gill estará a la cabeza por un tiempo, claro, después de que tu padre le diera un entrenamiento exhaustivo, para asegurarse de que todo funcione correctamente."
Henry Gillmore. Era un viejo empleado de su padre. El hombre tenía como cincuenta, pero siempre fue la mano derecha de su padre. Eran buenos amigos y también era cercano a la familia. Tenía sentido que su padre dejara la empresa en sus manos. Era el único otro en el que probablemente confiaba.
"Hará un buen trabajo."
"Lo sé. Entonces, ¿cuánto tiempo piensas quedarte en el racho? Si te soy honesta, no pensé que durarías dos semanas ahí, pero tu tía dice que te ves más animado estos días." Ella hizo una breve pausa. "¿Algo pasó? Por favor, no me digas que te metiste con una mujer y estás detrás de su falda. Grayson... ¿no has aprendido nada todavía? Tu ex me ha llamado unas cuatro veces en lo que va del mes."
Hubieron dos golpes en la puerta. Suspiró mientras se ponía de pie. "No es mi problema. Le dije que no era una relación seria." Abrió y se encontró con los suaves ojos de Jamie mirándolo fijamente. Grayson frunció el ceño, pero se hizo a un lado para dejarlo pasar. Cerró con suavidad. "Ella fue quien se obsesionó conmigo. No me puedes culpar por eso."
Jamie comenzó a recorrer su habitación sin pedir permiso. Grayson se quedó en la puerta mientras hablaba con su madre. Sus ojos, inevitablemente, bajaron a la altura del culo redondo. Se humedeció los labios, recordando que había metido sus dedos en él y se había sentido muy bien.
"Dijo que le diste un anillo."
"¿Qué? No... no creo. No lo sé." ¿Le había dado un anillo? Se frotó la cara. "Si lo hice, te aseguro que no fue porque quisiera pedirle matrimonio."
Jamie lo miró por un momento antes de girar la cabeza. Abrió uno de los cajones y comenzó a revisar.
"Bueno, la chica se hizo una idea equivocada entonces." Su madre suspiró pesadamente. "Solo prométeme que no irás a ilusionar a una pobre mujer allá."
Miró a Jamie fijamente, preguntándose qué pensaría su madre si le dijera que no era una mujer con quien se estaba relacionando. "No lo haré. Realmente estoy disfrutando mi tiempo aquí." Era cierto. Estaba finalmente comenzando a sentirse cómodo por completo en el rancho. "Estaré bien. Tengan cuidado en su viaje."
"Lamento que no podamos pasar Acción de Gracias juntos."
"No te preocupes por eso."
"De acuerdo, cariño. Me despido. Te enviaré muchas fotos de nosotros."
Sonrió. "Saluda a papá de mi parte."
"Envíale un mensaje, al menos. Sé que se muere por saber cómo estás."
"Que lo haga primero."
Su madre bufó. "Son como dos gotas de agua."
Ella cortó primero después de despedirse y quejarse de que uno de los dos tenía que ceder. Guardó su teléfono en uno de sus bolsillos y miró a Jamie, que estaba sentando a un lado de su cama, sosteniendo una botella de crema corporal.
"No es lo que crees," dijo, acercándose a él.
"Sí, eso parece." Levantó la mirada hacia él. "¿La usas? Se siente un poco vacía."
Se la quitó de la mano y volvió a meterla dentro del cajón, cerrándolo con fuerza. "No es como si hubiera pensando que necesitaría una botella de lubricante para venir al rancho de mis tíos." Se cruzó de brazos, mirando hacia abajo a él. Jamie llevaba una camisa roja de cuadros que desde esta altura, dejaba ver sus pectorales. "No es que me queje, pero, ¿qué haces aquí?"
"Pensé que podríamos ir a pasar el rato en el bar. Hay partido esta noche y me vendrían bien unas cervezas, con las grasientas hamburguesas que tienen." Se levantó, sus rostros a centímetros de distancia. Podía oler la colonia y el suave olor a jabón, como si acabara de salir de la ducha.
"¿Por qué no le dices a tu novio que te acompañe?"
Jamie presionó los labios. "Salió con Lucy." Se encogió de hombros. "Pero no pensaba invitarlo a él de todas formas. Quería invitarte. ¿No quieres ir?" Lo miró de pies a cabeza antes de levantar una ceja. "¿Estabas por salir?"
"No. Estaba en una llamada importante." Era una mentira. Él iba a preguntarle a Jamie si quería salir por unas cervezas. Pero ya que él lo hizo primero... Asintió. "Entonces, ¿nos vamos ya?"
"Seguro."
Pasó la lengua por el labio inferior, haciéndolo prestar atención y darse cuenta de cuán rojos se veían. Enganchó un dedo en uno de sus bolsillos y lo hizo detenerse cuando se dio la vuelta. Jamie lo miró con ojos redondos, casi inocentes. "¿Hmm?"
¿No le iba a decir nada sobre que se había afeitado? Frunció el ceño antes de soltar su bolsillo. "Nada. ¿Podría conducir hoy? Estoy mejorando mucho."
Jamie se rió. "Como quieras." Le tiró las llaves en la mano y le sonrió antes de darse la vuelta y abrir la puerta.
El bar no estaba tan vacío como supuso, teniendo en cuenta que estaban a mitad de semana. Pero el equipo local estaba jugando, así que supuso que era su culpa pensar que estaría tranquilo. Con dificultad, se las arreglaron para encontrar una mesa al fondo y una cubeta de cerveza. Sus comidas estaban siendo preparadas mientras veían el partido.
"¿Quieres apostar?"
Giró la cabeza para mirarlo. "¿Quién gana y quién pierde?"
"Sí. Vamos." Miró a la pantalla grande antes de murmurar. "Ambos equipos son buenos, por eso creo que sería divertido apostar."
"Apostarás por el equipo de casa." El otro equipo era de una ciudad aledaña que no conocía. "De acuerdo. ¿Qué me darás si gano?"
"¿Qué quieres?" Sonrió suavemente, balanceando su botella de cerveza entre los dedos.
Se inclinó hacia él para susurrar en su oído. "Una mamada de regreso a la casa."
"Debí imaginarlo." Inclinó la cabeza y asintió. "Está bien. Pero, ¿qué me darás si yo gano?"
Apretó los dedos alrededor de su botella y se encogió de hombros. "No lo sé. Puedes sugerir algo."
"Te lo diré si gano. ¿De acuerdo?" Jamie estiró una mano hacia él.
"Está bien." Estrechó su mano y volvió a enfocarse en la pantalla. No podía ser nada muy extremo, así que estaba bien. Era más emocionante así.
El bar se puso incluso más ruidoso mientras más pasaba el tiempo. ambos equipos estaban empatados y los nervios y la tensión podían cortarse con una tijera. Jamie estaba literalmente al borde de su silla, esperando el turno de su equipo después de haber acabado con las hamburguesas. Grayson sacudió la cabeza, divertido, mirándolo hacer una mueca cuando el primer bateador estuvo fuera.
"Esto apesta. Se supone que tenemos el mejor equipo que alguna vez hayamos tenido." Se recostó a su silla. "Los otros ni siquiera son buenos."
"Oye, viejo. Que su equipo esté a punto de irse a la mierda antes de llegar a la clasificatoria, no significa que el otro equipo sea malo."
Los dos giraron la cabeza para mirar a los tipos de la mesa de atrás. Estaban mirándolos con ceños fruncidos, claramente molestos.
Jamie los encaró. "¿Hablas del mismo equipo que perdió cinco temporadas seguidas antes de siquiera estar entre los favoritos?" Se rió. "Seguro."
El hombre con el grueso bigote señaló a Jamie. "¿Quieres apostar cincuenta a que mi equipo ganará?"
"Está bien. Solo no salgas corriendo antes de tener que pagarme."
Grayson se rió cuando volvió a darse la vuelta. Jamie tenía una mirada confiada en la cara, levantando la barbilla, luciendo serio y orgulloso. Sacudió la cabeza. "Pensé que estaba a punto de meterme en la primera pelea real de mi vida."
"No hay manera en que jamás hayas tenido una pelea." Jamie lo miró con sorpresa. Sus cejas se levantaron. "¿En serio? Pero esa noche-"
Asintió. "Lo sé, pero no fui un niño problemático al crecer." Se rascó la mandíbula mientras pensaba. "Tampoco me gustan las peleas. No soy fanático del boxeo o lucha en general. Solo fue el calor del momento, supongo."
"Yo estuve en el equipo de lucha cuando estaba en la escuela." Sonrió, encontrándolo divertido. Grayson también sonrió. "Era muy bueno, pero solo duró un tiempo. Después lo del béisbol y mi lesión." Se encogió de hombros. "Era divertido." Tenía una mirada que decía que realmente lo había disfrutado.
Grayson se rió antes de poder contenerse. "¿De verdad, con el equipo?"
"Ya sabes, uno aprende mucho en esos años. Estábamos experimentando y las cosas se dieron."
Se acercó un poco a él para susurrar. "¿Tu primera vez fue en ese entonces?"
"Sí. Fue... sabes, no fue tan malo." Tomó un trago de su cerveza y miró la pantalla. "He escuchado de peores experiencias, supongo que tuve suerte." Lo miró brevemente antes de apartar la mirada, se echó un poco hacia atrás, poniendo algo de distancia entre ambos. Claro, estaban rodeados de gente. Se aclaró la garganta y lo señaló con la botella. "¿Qué hay de ti?"
"¿Tenía unos... catorce?" Hizo una mueca cuando Jamie lo miró fijamente. "¿Qué? Sí, lo sé." Siempre fue un poco promiscuo a lo largo de su vida. "Solo era un adolescente. No puedes juzgarme."
"¿Al menos fue bueno?" Sacudió la cabeza, pero tenía una pequeña sonrisa en los labios.
"Más que nada incómodo." Tomó un trago de su cerveza. "No tuve tanta suerte como tu, supongo."
Jamie abrió la boca y dijo algo, pero fue eclipsado por el sonido de gritos llenos de maldiciones y alegría. Miró la pantalla y se dio cuenta de que el equipo local había ganado. Jamie sonrió alegremente antes de ponerse de pie. Lo vio caminar hacia la mesa de atrás y extender la mano hacia el tipo del bigote. Con una pesada maldición, el hombre sacó su billetera y le tendió cinco billetes de diez a Jamie. Después se puso de pie y le dijo a su compañero que se iban. Era más gracioso de lo que debió ser. Cuando Jamie se acercó a él, sacudió los billetes en el aire.
"Dinero fácil."
"Parece que tienes suerte con las apuestas." Y así de fácil, había perdido una mamada de Jamie. Hizo un puchero. "Entonces, ¿qué quieres que haga?"
Jamie guardó el dinero en sus bolsillos, sin responder su pregunta. "¿Quieres quedarte otro rato aquí?" El lugar estaba comenzando a vaciarse lentamente, menos ruidoso y más tranquilo.
"No. Podemos irnos."
Estaba aún más frío afuera cuando salieron. Jamie se estremeció visiblemente. Solo estaba usando una simple camisa delgada. Se quitó su chaqueta y le tendió. Jamie sacudió la cabeza, empujándola hacia él otra vez, pero él se negó. "Solo será hasta la camioneta. No tengo tanto frío."
"Gracias, en ese entonces." Se deslizó dentro de su cazadora y exhaló lentamente. Levantó la mirad y se detuvo, mirando un punto detrás de él fijamente.
Grayson siguió su mirada. "Oh." Eran Qwin y Lucy. Estaban del otro lado del estacionamiento. Qwin estaba inclinado sobre ella, murmurando algo en su oído que la hizo reír y golpearlo suavemente en el pecho. Miró a Jamie, notando la mirada apagada en el rostro del hombre. "¿Deberíamos irnos?"
"Sí. Es mejor."
Se estremeció de camino a la camioneta cuando una fuerte brisa lo golpeó. Una vez dentro de la camioneta exhaló entre dientes y encendió el auto. Jamie estaba sentando en silencio a su lado. Grayson apretó las manos alrededor del volante, sin saber qué hacer. Debería decir algo para hacerlo sentir mejor, ¿no? Se aclaró la garganta una vez entró a la calle, conduciendo en la dirección opuesta del rancho.
"Así que, ¿qué más hay por hacer aquí de noche?"
Jamie suspiró pesadamente. "Bolos. ¿Te gustan los bolos? Usemos el dinero que gané."
"Soy bueno en bolos."
"Solo he jugado un par de veces. Ve suave conmigo." Jamie le dijo que estaba dentro del centro comercial y podían dejar el auto en los estacionamientos subterráneos. Estaba vacío, solo eran ellos dos cuando entraron.
El adolescente detrás del mostrador ni siquiera los miró, solo aceptó el dinero y les dio los zapatos correctos antes de indicarles qué número de carril podían usar. Usaron los últimos veinticinco para rentar el área de comida y bebidas para los dos solos, no sabía si era posible, pero el chico tampoco dijo que no. Solo les dio unas pequeñas llaves y volvió la mirada a su teléfono.
Sirvió nachos con queso y varias latas de refresco antes de regresar con Jamie, que estaba terminando de atarse los zapatos. Se sentó a su lado y suspiró. "¿Estás bien?"
"Sí. Ya te dije, estoy feliz por ambos." Se enderezó y exhaló lentamente. "No importa."
"Estás deprimido y no soy bueno consolando a las personas." Le sonrió de medio lado y pasó el brazo por detrás de él, mirándolo a los ojos. "Algún día encontrarás a alguien que solo te mire a ti y serás feliz. No tienes que atascarte con una sola persona."
Jamie apartó la mirada. "Es fácil decirlo cuando no eres tú quien ha estado enamorado de la misma persona por años." Tragó con fuerza y se encogió de hombros. "Solo deseo que sea feliz."
Todavía mirándolo, Grayson se preguntó si era tan malo. No era algo que pudiera sentir sin haberlo sentido, si eso tenía sentido. Pero le molestaba verlo tan deprimido por algo así. Miró alrededor antes de estirar una mano hacia él, poniéndola sobre la suya. Jamie lo miró a los ojos.
"¿Hay algo que pueda hacer? No me gusta esa expresión que tienes." Frunció el ceño y presionó un pulgar en medio de sus cejas, intentando aliviar un poco su expresión. "¿Quieres un nacho? Tal vez te haga sentir mejor."
Jamie se rió, luciendo un poco más alegre. Tomó su mano, mirándolo fijamente. "Estás haciendo lo suficiente. Probablemente solo me habría ido a casa y terminaría emborrachándome." Apretó su mano antes de soltarla. "Es algo bueno tener con quien hablar."
"Solo avísame cuando necesites hablar conmigo sobre algo, ¿de acuerdo?" Ben le daría una palmada en el hombro si viera lo bueno que estaba siendo con otra persona. Puso sus manos sobre sus propias piernas. "Ahora que recuerdo, no me dijiste qué querías. Ganaste la apuesta después de todo."
Jamie asintió. "Sabes que este fin de semana las cosas se pondrán raras. La mayoría de los hombres no estarán de regreso hasta el martes, después de la resaca del rodeo. Ve conmigo a un lugar. Ni siquiera se darán cuenta de que no estamos en el rodeo." A pesar de la oscuridad del lugar, él podía ver un brillo en los ojos claros del hombre. "Podemos ir al rodeo el viernes, es divertido después de todo. El sábado y domingo podríamos ir a otra parte."
Sonrió de lado. "¿Estás intentando deshacerte de mi, verdad?"
"No." Jamie sonrió mientras reía. "Es un lugar al que voy a menudo cuando tengo tiempo libre. Creo tener todo lo que podríamos necesitar, así que solo asegúrate de tener ropa cálida contigo. Conseguiremos comida en el camino."
"De acuerdo. Pondré mi confianza en ti." Se levantó de un salto y estiró los brazos. Estaba agradable aquí dentro a diferencia de afuera. "Bien. Empecemos. Te destrozaré el trasero."
Jamie se ahogó detrás de él. No se arrepentía. Él dijo lo que dijo. Presionó el botón que daba inicio a la ronda y se sentó en el escritorio para escribir sus nombres. Jamie se presionó contra su espalda, mirando lo que hacía sobre su hombro. "¿James?"
"¿Prefieres que ponga Jamie?"
Miró hacia atrás, dándose cuenta de lo cerca que estaban sus rostros. Jamie le devolvió la mirada. "No importa." Exhaló suavemente, acercando su rostro al suyo hasta que sus labios se rozaron.
Grayson no podía girarse apropiadamente, pero envolvió una mano alrededor de la pierna de Jamie y lo empujó más cerca. Jamie sostuvo su rostro firmemente mientras se besaban. Era incómodo, la posición era incómoda. El asiento se le estaba clavando en la espalda y le dolía el cuello por la posición extraña en que estaba, pero juró que el beso fue más íntimo de lo que debió ser. Apretó su agarre en la pierna, sus dedos dentro de la cara interna de su muslo se sentían tan bien y correctos. Jamie chupó su labio lentamente antes de empujar su lengua dentro de su boca. Tan lento. Dios. No era suficientemente bueno, quería tocarlo bien, pero ahora mismo parecía que era lo correcto.
Jamie acarició su rostro con las manos mientras seguía besándolo profundamente, haciendo pequeños sonidos, gemidos bajos cada vez que sus lenguas se encontraban y seguían molestándose a propósito. Jamie estaba jugando con él. Pequeño burlón, estaba tentándolo con sus besos lentos.
El sonido de una puerta de metal los hizo detenerse y separarse de golpe. Jamie caminó en otra dirección mientras se limpiaba la boca disimuladamente. Grayson miró la pantalla fijamente por un momento antes de pasarse una mano por la cara. Exhaló lentamente, el sonido de un grupo de adolescentes haciéndole volver a poner los pies sobre la tierra. Ya no estaban solos.
"Bien. Ya está." Se levantó y lo miró. Jamie tenía el rostro ligeramente rojo mientras bebía de una de las latas de refresco. "Vas primero."
"De acuerdo."
Jamie se levantó y tomó una bola, midiendo su peso antes de elegir la correcta. Tiró seis pinos en su primer intento, y en el siguiente la bola fue a la canaleta. Se rió cuando Jamie maldijo. Fue un juego lento. Era mucho mejor que él, por mucho, así que hizo su mejor esfuerzo por hacer que el juego fuera parejo, pero Jamie era terrible. No había otra forma de decirlo. Apreciaba su esfuerzo de cualquier manera.
Cuando llegaron a la casa, era bastante tarde, pero como siempre, las luces estaban encendidas. Detuvo la camioneta y se quedaron sentados ahí por un momento. Habían cosas en su cabeza. ¿Por qué se besaron en un lugar tan público? Se sentía mal, un poco enfermo al pensar que pudieron haber sido atrapados. Jamie habría estado tan asustado.
"La pasé bien," murmuró Jamie un momento después. Grayson giró la cabeza para mirarlo. Sus miradas se encontraron. El hombre le dio una suave sonrisa. "Eres más bueno para animar a las personas de lo que crees."
"En realidad no." Bajó la mirada a sus manos y sonrió suavemente. "Solo... no puedo, físicamente hablando, soportar ver esa mirada de cachorro triste en ti." Le sonrió. "Me estás haciendo suave. Todavía voy a necesitar ser duro cuando esté de regreso en el trabajo."
"No creo que sea tan malo si te ablandas un poco." Jamie recostó la cabeza contra el asiento, sonriendo con suavidad. "Tus empleados te lo agradecerán."
Grayson asintió sin apartar la mirada de Jamie. Se sentía... sensible. La vista de Jamie así, luciendo pacífico y relajado estaba haciéndolo sentir cosas. ¿Qué era esta calidez explotando a lo largo de su pecho hasta hacerse una bola en la base de su estómago? Suspiró lentamente, entre dientes, apartando la mirada para ver hacia la casa.
"¿Crees que es una buena cosa ser suave y blando?" le preguntó.
Jamie se movió un poco en su asiento. "Pienso que no es malo. Pero a veces, lo mejor es solo ser cruel y frío." Lo miró cuando su voz se volvió pesada. "Es la mejor forma de mantener a los demás a distancia."
"¿Es lo que has estado haciendo hasta ahora?"
"No." Jamie frunció el ceño antes de sacudir la cabeza. "Han habido momentos en los que he tenido que ser frío y cruel, pero no con las personas que me importan. Jamás podría serlo con Pa, Ma, Lucy, Qwin... tú." Sonrió, exhalando una pequeña risa. "Te has convertido en alguien constante últimamente, supongo. La única persona con la que he hablado de todas esas cosas." Se encogió de hombros, su mirada fija en la casa. "Depende." Giró la cabeza para mirarlo. "Depende," repitió.
"Supongo que es cierto."
Jamie se enderezó en el asiento antes de bostezar. "Debería ir a dormir."
"Está bien."
"Gracias por hoy. Me divertí bastante."
Le sonrió con un breve asentimiento. "También la pasé bien."
Se miraron fijamente por un momento. Di algo, di algo, di algo. Ninguno de los dos dijo nada, pero cuando Jamie estaba por abrir la puerta, él lo detuvo. Tomó su cuello con las manos y presionó sus labios juntos, solo así. Dulce, lento, suave... Era un beso muy inocente que no podía recordar haberle dado a alguien alguna vez en su vida. Pero los labios de Jamie eran tan suaves, estaban fríos y rojos, pero entonces, ¿por qué se sentían tan bien?
"Buenas noches," murmuró contra sus labios cuando se separaron, ligeramente faltos de alientos, respirando del otro.
Jamie sostuvo una de sus manos. "Buenas noches a ti también."
Lo soltó y lo vio salir del auto, y cuando se fue caminando hacia la parte trasera, a su casa. Sonrió, dándose cuenta de que todavía cargaba puesta su cazadora sin darse cuenta. Se quedó un momento ahí, solo sentando en la camioneta sin tener un pensamiento recto. Su cabeza era un desastre y lo mejor sería hablar de eso con alguien.
Bajó del auto y se dirigió a la puerta de la casa. Lucy estaba frente al televisor viendo una película cuando dejó las llaves en el soporte de las llaves. Lo miró cuando entró. "Hey, Gray."
"¿Qué tal?" Se acercó a ella, bostezando mientras le daba un vistazo a lo que estaba en la televisión. Era algún tipo de película en blanco y negro.
"¿Estuviste en el pueblo hoy?" Ella preguntó cuando volvió a mirarlo, pero volvía a mirar el televisor rápidamente. "¿Te divertiste?"
"Sí. Fue divertido." Miró la televisión mientras recordaba haberla visto con Qwin. "Estoy todavía familiarizándome con los lugares. Son más de los que pensé. Es un pueblo pequeño, pero tiene muchas cosas."
Lucy asintió. "Ya sabes, la ciudad está un poco lejos, así que los residentes pensaron que sería mejor traer todas esas cosas aquí en lugar de tener que ir hasta la ciudad." Lo miró. "Hay una sala de cine, también. El centro comercial es donde puedes encontrar las mejores cosas."
"Podría ir en algún momento."
"Inténtalo." Ella levantó un pulgar en el aire con la vista en la televisión.
Grayson sonrió y se dio la vuelta. "Voy a subir. Ten una buena noche."
"¡Igual!"
Tomó una ducha y regresó a la habitación antes de tirarse en la cama. Marcó el número de Ben y esperó pacientemente hasta que respondió.
"¿Qué?" Su voz se escuchaba lenta y pesada. "¿Grayson? ¿Qué demonios quieres a las dos de la mañana?"
"Necesito hablar contigo."
***
Holaaaa. Parte 10. Es mi capítulo favorito hasta ahora, debo decir. No hay más que decir. Gracias por todo. Nos leemos pronto xx
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