
Capítulo 9
"¿Tuviste una mala noche?"
Ji-Tae apartó la mirada del auto para ver a Carter. "¿Qué?"
"Te ves cansado. Puedo ofrecerte una taza de café si quieres." El zorro se limpió las manos con una mirada curiosa hacia él. "¿Es sobre lo que pasó anoche? La policía ya nos llamó."
"No pude descansar bien..." Durmió por primera vez en mucho tiempo en la intemperie en su forma de tigre y no era tan cómodo como recordaba, además de que los bichos lo molestaron toda la noche y que su mente estaba tirando de él en todas direcciones. Se frotó la sien, analizando las palabras de Carter y luego lo miró. "¿Algo pasó anoche?"
"¿No te dijeron?" El hombre bufó con una expresión de molestia. "La situación con el robo a la casa de la señora Dupond se complicó un poco. Los vecinos se preocuparon cuando la mujer no sacó la basura a la hora de siempre como lo hacía todos los días, así que se ofrecieron a ayudarla si se sentía mal, pero ella no contestaba, entonces llamaron a la policía. La encontraron inconsciente en su cocina con un golpe en la cabeza. Está en la clínica. Los policías dijeron que no parecía habérselo hecho porque se hubiera tropezado, y que encontraron signos de una pelea dentro de la casa. La pobre mujer está sola, y no hay ningún testigo de lo que pasó."
Mierda. Con lo que sucedió anoche, estaba demasiado enfocado en sí mismo como para pensar en los asuntos de manada y ser un adulto. En lugar de pensar con la cabeza fría, se había convertido en un mocoso haciendo una rabieta.
Ian ni siquiera intentó contactarlo para decirle eso.
Y era su culpa.
Carajo.
Le dolía la cabeza.
"¿Alguien sabe si la mujer está maldita?"
El zorro se rió. "Tengo dudas sobre eso."
"Esto ya demasiado es extraño. ¿Qué quieren de ella? ¿Herencia? ¿El seguro?"
Carter entrecerró los ojos. "¿Sabes lo que me parece a mi? Quieren silenciarla."
"¿Qué pudo haber hecho una mujer de esa edad para molestar a alguien?"
"No tengo idea. Pero no les gustó que ella pusiera una denuncia." Carter suspiró con una mirada pensativa antes de encogerse de hombros. "Yo qué sé. Pudo haber sido alguien más, quizás la consideran fácil de robar. Pueden ser muchas cosas. Descubrirlo es trabajo de la policía, ¿no?"
Lo era. Y todavía le daba una mala sensación todo el tema, pero él no estaba investigando y confiaba en que Ian le habría llamado si tuvieran algo, no importa lo malo que fue su comportamiento ayer, el alfa debía seguir confiando en él.
Sacudió la cabeza y volteó su atención al auto. Se veía limpio, recién lavado.
"Entonces, sobre el auto."
"No escucharás ningún sonido pronto, pero la cosa con los autos viejos, es que nunca sabes cuándo necesitará una visita al taller hasta que vuelvas a escuchar algo más." Carter rodeó el auto y señaló todo lo que cambió, diciendo que no era la gran cosa. "Incluso pude conseguir una horas de sueño. El auto estará bien."
Le tendió la mano. "Lo aprecio, de verdad."
Carter le devolvió las llaves y se hizo a un lado antes de pasarle una tarjeta. "Esta es la cuenta a la que puedes enviar el pago. Jaxon te confirmará."
"Gracias." Se aseguró de ser generoso con el pago además de una propina extra por trabajar durante la noche. Luego asintió en su dirección y encendió el auto, sintiéndose aliviado cuando la cosa no sonó como si estuviera en su último suspiro. "Probablemente lo veas de nuevo para más detalles, por ahora, está perfecto."
"Claro. Conduce con cuidado."
Eran casi las siete de la mañana y le tomaría una media hora en llegar a la ciudad si se apresuraba un poco. Rex le envió un mensaje cuando llegó a casa, diciendo que dormiría un poco antes de que llegara. Eso le daba tiempo de pasar a comprar el desayuno.
Rex era muy cuidadoso con su dieta, pero nunca se negaba a sí mismo nada. Ji-Tae consiguió panqueques para los dos, aunque sabía que él terminaría comiéndose la mayor parte.
El apartamento estaba silencioso al llegar, y después de guardar el desayuno en el refrigerador, se dirigió a la habitación para tomar una ducha. Al salir se secó con la toalla y se deslizó lentamente en la cama. Rex era un bulto dormido sin darse cuenta de nada a su alrededor. Lindo, con los labios separados y una expresión pacífica en el rostro y el cabello desordenado. Ji-Tae lo abrazó por detrás, escondiendo el rostro en su nuca, sintiendo que el cansancio se apoderaba de su cuerpo y el aroma dulce del hombre en sus brazos lograba hacerlo sentir mucho mejor, como si realmente pudiera respirar otra vez.
Se durmió en minutos.
Y al despertar no logró que las palabras que quería decirle salieran de su boca.
***
El viernes de esa misma semana, Rex se sentía con ganas de ir a una cita con su novio, porque parecía la mejor idea del mundo. Y porque tenía el mejor novio del mundo.
Planteó la idea durante el desayuno y realmente no estaba que Ji-Tae aceptara, porque los últimos días había estado un poco distraído, pero él aceptó sin pensarlo mucho. Rex esperaba que esto le ayudara a despejar su mente de lo que sea que estaba pasando ahí.
Estaban caminando de la mano por un parque cercano cuando Ji-Tae se detuvo. Rex apoyó la cabeza en su hombro y lo miró. El hombre señaló un puesto de bebidas calientes un poco alejadas de ellos antes de voltear la cabeza hacia él. Lo miró con una suave expresión.
"¿Te gustaría tomar algo caliente?" Sonrió con los labios apretados y le tocó la punta de la nariz. "Estás frío."
"El clima apesta," se quejó, pero lo siguió cuando él lo llevó hasta un banco vacío y lo dejó sentarse. Era tan injusto. Ji-Tae solo llevaba una sudadera encima mientras que Rex llevaba puesta ropa cálida por debajo de la chaqueta de Ji-Tae, y todavía sus extremidades se sentían como si se estuvieran congelando. Hizo una mueca, frotándose las manos. "Pero realmente me gustaría un chocolate caliente."
"En seguida." Rex se derritió cuando Ji-Tae le besó la cabeza y le acarició el cabello. "Espérame aquí."
Asintió todavía sacudido y con el corazón acelerado. Vio su enorme figura colocarse en la línea para esperar su turno en el carrito y se rió, porque la diferencia de altura era demasiado divertida. Otros hombres esperando le lanzaron miradas incómodas a su novio, pero a él no parecía importarle.
Con el rostro caliente, Rex se encondió el cuello de la chaqueta.
No podía ser saludable sentirse así en una relación.
Era como si su corazón no pudiera contener todo el afecto que sentía por el otro hombre.
Se avergonzó de sí mismo cuando su teléfono vibró en el bolsillo. Un hombre adulto sintiéndose así como si fuera su primera relación.
Respondió sin mirar.
"¿Hola?"
"Hey, cariño, ¿cómo estás?"
"Genial."
"Oh. Suenas emocionado. ¿Estoy interrumpiéndote?"
"Para nada. Solo estamos paseando por el parque."
"De acuerdo. Entonces, ya sabes que estaremos cerrando desde hoy hasta el próximo domingo. Decidí tomarme estos días para hacer todas las tareas que tengo apliadas en casa. De casualidad, ¿hay alguna forma en que puedan darme una mano esta noche en mi casa? Normalmente no preguntaría esto, pero tengo algunas cosas en el sótano que necesito sacar para que la basura se las lleve. Son muebles viejos en su gran mayoría."
Sonrió. "¿Segura que es solo eso?" Ella murmuró positivamente y Rex sacudió la cabeza. "¿No es porque quieres conocerlo?"
"Um, bueno, puedo hacer las dos cosas al mismo tiempo. La cena va por mi cuenta."
Estaba avergonzado de admitir que la idea le gustaba algo más que bastante. Hacía que la relación se sintiera más real.
Cuando Ji-Tae regresó con dos vasos humeantes, Rex le dio una sonrisa. "¿Qué te parece si...?
Pero Ji-Tae habló al mismo tiempo. "Tengo algo que decir..." Le sonrió y lo observó con atención. "Tú primero."
"Mi jefa quiere conocerte," murmuró un poco apenado. Además de Gabe, Jess era la siguiente persona a la que consideraba familia en esta vida. Por supuesto, Ji-Tae también estaba ganándose un lugar especial. "Y que le ayudemos con algunas cosas en su casa."
Ji-Tae levantó las cejas. "¿Quiere conocerme?"
"Sí, yo..." El rostro se le calentó cuando Ji-Tae lo miró fijamente con sorpresa. "Yo le dije que estábamos saliendo y ella es bastante sobreprotectora conmigo, entonces quiere asegurarse de que no eres como uno de esos idiotas con los que he salido en el pasado."
El hombre lo observó en silencio por un rato, luciendo como si todavía estuviera analizando sus palabras. Rex pensó que quizás era demasiado pronto para Ji-Tae, pero luego parpadeó con una expresión más clara.
"¿Ella es importante para ti?"
Rex lo miró a los ojos, entiendo a lo que se refería él, y aún así se sentía un poco sacudido y sin aliento. Asintió lentamente. "Es como si fuera familia."
Ji-Tae entrelazó sus manos. "Entonces está bien."
Rex sonrió como un maldito idiota antes de tirar de su cuello para besarlo lentamente. No sabía lo que había hecho en su vida pasada para coincidir en esta con un hombre como Ji-Tae, pero estaba agradecido por ello cada día más. Probó el chocolate de sus labios y luego le limpió
"¿Qué era lo que querías decirme?"
"Eso..." Ji-Tae apartó la mirada de Rex casi al instante. Miró al frente pensativo y cuando pensó que le diría, él solo se inclinó a beber de su vaso. "Te lo diré en la noche."
Rex esperaba que fuera así. Envolvió la mano en su brazo y buscó su mirada hasta que Ji-Tae volvió a verlo. "¿Está todo bien?"
"Estar contigo es todo lo que está bien." El hombre presionó sus frentes juntas, soltando un pequeño suspiro lleno de alivio y comodidad. Rex cerró los ojos, demasiado emocionado en su corazón para expresarlo con palabras. La gran mano se metió en su cabello y la acarició la parte trasera de la cabeza con cariño. "Te lo diré todo esta noche cuando regresemos a casa."
Casa. Oh, Dios... su corazón se calentó casi dolorosamente. Asintió antes de besarle la mejilla. "De acuerdo."
¿Qué tan pronto es demasiado pronto para amar a alguien?
Rex debía estar perdiendo la cabeza finalmente. Mientras más lo miraba, más se convencía de que sus sentimientos no tenían sentido y que amar a alguien que conocía por poco más de un mes era una absoluta locura que haría que Ji-Tae se asustara, pero, en su corazón, se sentía como si lo hubiera conocido de toda la vida, como si esta vida que tenía justo ahora fuera una larga rutina a la que los dos estaban acostumbrados.
Todo se sentía tan natural. Cada toque, cada palabra, se sentían correctos y bienvenidos.
Ji-Tae era cariñoso, dulce y terriblemente atento. Rex jamás recibió tanta atención de sus parejas anteriores y era casi abrumador porque no estaba seguro de que sus acciones correspondían el trato que recibía.
Pero entonces... Ji-Tae solo hacía esas cosas porque era lo que mejor sabía hacer, porque era un hombre gentil que había tenido un pasado complicado y honestamente doloroso, pero eso no lo hizo ser una persona difícil. Era la persona más increíble que había conocido y su corazón sabía eso.
Por eso estaba en problemas.
Aunque quizás tenía que decirle cómo se sentía.
Tal vez... tal vez Ji-Tae no se sentía tan diferente.
Los quince minutos que tomaba llegar a la casa de Jess se convirtieron en cuarenta y cinco minutos, porque el hombre insistió en conseguir una canasta de frutas para presentarse con Jess.
"No tienes que hacer esto," intentó detenerlo mientras revisaba la quinta cansaste del local y la mujer de la caja comenzaba a ponerse nerviosa. Esto no lo sabía, o quizás sí, pero Ji-Tae estaba al borde de la perfección en todo lo que hacía. Rex le regaló una sonrisa a la pobre mujer y tocó el brazo de su novio. "Jess probablemente no esté esperando nada de todas formas."
Ji-Tae se humedeció los labios, su semblante nervioso. "No puedo llegar a su casa con las manos vacías, eso es... imposible."
"¿Esto es algo de Corea?" Suspirando y vencido, decidió revisar las canastas también. Todas se veían iguales para él, pero Ji-Tae seguía encontrando pequeños detalles en las frutas que no le parecían. "Seré honesto, jamás la he visto morder una fruta."
Ji-Tae suspiró una risa, volteando a verlo. "¿No pudiste decir eso desde el inicio?" Tiró de su mejilla con suavidad y luego le tomó la mano para moverse de isla. Rex se recostó a él. "Lo es, respondiendo a tu pregunta anterior. Para nosotros es de mala educación llegar a la casa de alguien por primera vez con las manos vacías. Llevar papel higiénico parece un poco insultante, entonces pensé en un arreglo. ¿Le gusta el alcohol?"
"¿A Jess?" Rex se rió en voz alta. La mujer tenía una colección de botellas de todo tipo en su oficina del Club. "Creo que atinarás mejor con alguna botella."
Rex se negó a pensar en el precio de la botella que Ji-Tae escogió. Se dijo a sí mismo que el hombre podía comprar cien botellas más si quería y que este era él simplemente siendo un buen invitado. Además, se veía malditamente satisfecho al conducir hacia la casa de Jess.
Al estacionarse en la acerca, Rex se dirigió primero a la puerta y tocó suavemente. El calor de Ji-Tae detrás de su espalda le hizo sentir como si estuviera usándolo como escudo. Eso fue lindo, un enorme hombre que podía convertirse en un tigre, estaba nervioso por conocer a su empleadora.
"Llegaron más pronto de lo que pensé." Jess le dio una sonrisa con disculpa y luego levantó la cabeza para ver a Ji-Tae con la misma expresión. "Espero no haber interrumpido su cita."
"Solo salimos a caminar un rato, no te preocupes." Le dio un abrazo y un beso en la mejilla antes de susurrarle al oído: "¿Qué te parece?"
Jess se rió con suavidad, frotándole la espalda. "Tengo que admitir que tus gustos son impecables, pero ya te diré sobre su personalidad. Necesito conocerlo primero." Se separó, dándole la mano a Ji-Tae. "Apuesto a que no esperabas terminar el día en casa de su jefa. Me llamo Jessica, pero todos me dicen Jess. Llámame como te sientas más cómodo."
"No hay problema. Rex me dijo que era importante." Con gentileza, Ji-Tae le dio un suave saludo de manos y un movimiento de la cabeza. Luego le tendió la caja de la botella que compró antes. "Ryou Ji-Tae. Gracias por invitarme."
"Oh." Los ojos de Jess brillaron con aceptación en el momento en que puso la vista en la dorada caja de una botella de whisky. La tomó, sonriendo de una manera extraña y luego se hizo a un lado sin apartar la vista de la caja. "Adelante. ¿Dónde siquiera conseguiste esto?"
Rex sabía que eso ya la había comprado, sonrió mientras se quitaba la bufanda y colgaba el abrigo en el perchero al lado de la puerta. Jess caminaba al lado de Ji-Tae, ambos hablando sobre alcohol.
"Mi jefe no bebe regularmente, pero todo lo que tiene es de gran calidad. Rex mencionó que le gustaba el alcohol, entonces solo pensé en lo que a mi jefe le gusta." Le sonrió cuando Jess hizo un sonido extraño y emocionado antes de dirigirse a la cocina, murmurando algo sobre el año de la botella y que no podía creerlo. Cuando Jess desapareció, Ji-Tae se volteó a mirarlo tímidamente. Tenía las manos escondidas en los bolsillos del pantalón y los hombros tensos. Rex le sonrió. "¿Qué te pareció?"
Deslizó las manos sobre los espacios abiertos de sus brazos y lo envolvió con fuerza. "Ella debe amar esa botella más de lo que amó a su último marido. Lo hiciste genial." Le dio un beso en la mejilla y una caricia en el cuello. Ji-Tae se derritió contra él y le devolvió el abrazo con un suspiro suave. "Estás tan nervioso que puedo escuchar a tu corazón desde aquí."
"¿Sí? Bueno, se siente peor por dentro."
Su expresión nerviosa todavía tenía una pequeña sonrisa mientras le frotaba los hombros.
Para ser una primera vez, realmente lo hizo bien. Sus modales era otra cosa, Rex ni siquiera se preocupó por ello, y sus habilidades sociales eran tan correctas como podían ser. Además de la botella, sabía que Jess ya tenía una buena primera impresión de él.
Ella regresó un momento después, dirigiéndose directamente a Ji-Tae. Rex se hizo a un lado y los siguió cuando ella los llevó hacia la parte trasera de la casa donde estaba la puerta de su sótano. "No quiero quitarles demasiado tiempo a ninguno." Abrió la puerta y encendió la luz en la pared justo donde iniciaban las escaleras para bajar. Rex le echó un vistazo al lugar que estaba bastante limpio, pero también bastante lleno. Jess suspiró al bajar las escaleras. "Seré honesta con ustedes, luego del divorcio los trabajos manuales comenzaron a apilarse por aquí. Con el trabajo, cuidando de que mis hijos sean buenos estudiantes y que el idiota de mi ex no nos moleste con sus estúpidas peticiones, no he tenido suficiente tiempo para encargarme de esto." Habían muebles y electrodomésticos viejos ocupando espacio. "Contraté un servicio que se deshará de todo esto, pero necesito llevar afuera." Le dio la vuelta para verlos y sonrió de oreja a oreja. "Es bueno que dos hombres fuertes y capaces están aquí para ayudarme."
Rex se burló. "Seguramente no hablas de mi."
Sus brazos se romperían si intentaba levantar un solo sofá.
"Puedo hacerlo." Ji-Tae se adelantó, arremangándose la sudadera y quitándose el cabello de la frente. "Solo necesito saber qué es lo que se tiene que mover y qué no."
Jess asintió, dándole un guiño a Rex. "Me encargué de apartar las cosas que ya no sirven de este lado. En esa otra esquina están los electrodomésticos que compré hace poco." Levantó el pulgar al aire en su dirección.
Su jefa tenía razón, no eran muchas cosas pero todavía se veían pesadas.
Cuando Jess se hizo a un lado para quitar los cojines de los sillones viejos, Rex se acercó a Ji-Tae. "Estaba bromeando con lo de antes, te daré una mano."
"Lo tengo." El hombre le tomó la mano haciendo que lo mirara y su sonrisa le hizo suspirar tontamente. Se veía tan apuesto ya con las mangas recogidas y el cabello hacia atrás, esta sonrisa era solo un gancho al corazón. El pulgar de Ji-Tae le frotó el hueso de la muñeca antes de darle un beso en la frente. "Soy más fuerte de lo que podrías creer, esto no será nada para mi."
Asintió, ignorando el ardor en su rostro porque podía sentir la mirada de Jess sobre ellos. "Entonces, ¿solo me pongo bonito y me siento a ver?" No es que fuera una gran molestia ver a su novio flexionar su fuerza frente a él, pero odiaba sentirse inútil. "Seguramente hay algo que pueda hacer."
"Tienes razón." El hombre asintió, levantando la mano para acariciarle la mandíbula. "Terminaremos más pronto si lo hacemos juntos."
Su fuerza no tenía comparación y ambos lo sabían bien, Rex escuchó de Gabe lo fuerte de que los shifters podían ser. Pero él todavía aceptó su ayuda, tan poca como fuera. Y luciendo jodidamente orgulloso con ello también.
Jess saltó un poco después, comenzando a subir las escaleras. "Estaré preparando la cena mientras tanto, si necesitan algo déjenme saberlo. Ji-Tae, ¿alguna preferencia en tu plato?"
"Puedo comer lo que sea."
Su jefa se rió con malicia. "Como un hombre de verdad." Jess maldijo entre dientes todo su camino hasta la puerta del sótano. "No como el bastardo de mi ex esposo."
"Realmente lo odiaba, ¿huh?" Ji-Tae comenzó a levantar cosas y a apilarlas juntas. "¿Estuvieron juntos por mucho tiempo?"
Rex también comenzó a moverse. "Supongo que habría que contar los primeros años que estuvieron juntos y tuvieron a los niños." Niños, aunque estaban cerca de ir a la universidad. "No se casaron cuando ella se embarazó y él realmente no quería tener hijos, así que la dejó. Años más tarde volvieron a encontrarse y lo volvieron a intentar. Creo que los niños tenían unos seis para entonces, y él pareció haber madurado. A la mitad del primer año de regresar, él se dio cuenta de que lo que realmente le gustaba era salir con prostitutas y olvidarse de sus hijos. Uno pensaría que eso sería el final, ¿no?" Se sentó en el viejo sofá, recordando las veces que Jess lloró en el trabajo contándole esas cosas. Gabe también escuchó algo de ello. "Hace tres años, él volvió a aparecer diciendo que jamás se perdonaría por todo lo el daño que le hizo a su familia y los hijos de Jess querían un padre. Creo que ella lo hizo otra vez de manera que pudiera darle un hogar completo a sus hijos, pero eso solo duró un tiempo. Supongo que solo puedes ser miserable por cierto tiempo antes de explotar. Sus hijos crecieron y se dieron cuenta de lo que era su padre y dejaron de verlo como tal. Jess se divorció de inmediato y se mudó con sus hijos a esta casa. Dejó la ciudad y se instaló en los suburbios mientras sus hijos asisten a una escuela cercana y todos por aquí son amables."
Ji-Tae levantó las cejas. "Ella es mejor que yo. Lo habría matado a la primera vez." Rex sonrió cuando lo vio ponerse realmente serio y pensativo. Luego hizo una mueca. "¿Tres veces?"
"Lo sé. Lo sé. Creo que en el fondo ella quería que las cosas funcionaran." Gabe y él se habían dado una mirada cuando Jess dijo que volvió a intentarlo por sus hijos, pero... era demasiado. "A veces las cosas simplemente no son iguales de ambas partes."
Ji-Tae se frotó las manos. "No puedo entender a las personas así. Tampoco tengo la paciencia para entenderlos."
"Y es por eso que eres diferente al resto." Se levantó del sofá y caminó hacia él, envolviendo su cabeza con los brazos y besando la cima de ella, sobre su cabello suave. Le acarició la nuca, pensando un poco en sus palabras antes de sonreír. "Entonces, si me voy con otro hombre, ¿tú...?"
Las manos de Ji-Tae se aferraron a su ropa cuando un gruñido retumbó en las paredes. La piel se le erizó. "¿Me volveré loco? Mierda, puedes jurarlo. Pero incluso si lo haces, no te lastimaría. Aunque no puedo excusarme por lo que vaya a hacerle al otro bastardo que creyó que podía meterse contigo."
No debió excitarlo.
Realmente no.
Era enfermo.
Pero le gustó. Le gustó demasiado. Mierda.
Demonios, no era el momento ni el lugar.
Maldito cuerpo hambriento.
Presionó los dedos sobre sus hombros y respiró temblorosamente. "Es bueno que no crea que hay alguien mejor que tú allá afuera. En todo caso, no puedes dejarme tampoco." Ji-Tae levantó la cabeza con los ojos oscurecidos y Rex le acunó el rostro, manteniendo el contacto visual. "Eres mío tanto como soy tuyo, ¿entendido?"
Ji-Tae sonrió, su mirada suavizándose lentamente mientras lo veía. "Te veías como un gatito molesto hace un segundo."
El rostro se le calentó, pero gruñó. "Estoy hablando en serio."
"Lo sé. Eres a quien quiero, y eres el único..." Apretó los labios con una tensa expresión y exhaló entre dientes. "El único para mi." El alivio en su rostro fue confuso, pero sus palabras se enterraron en su piel. Como un idiota enamorado, Rex no podía creer que era mentira. Su corazón estaba completamente abierto para Ji-Tae.
Con mariposas en el estómago, ellos se movieron a trabajar luego de compartir un beso. Ji-Tae estaba mejorando cada vez más y sus besos se volvieron lentos y apasionados, sin ningún tipo de prisa, solo con la intención de demostrarle lo que se sentía y simplemente disfrutar del momento. También se volvió más cómodo con sus manos, deslizándolas dentro de su camiseta para tocarle la piel o acunándole el trasero como si fuera el dueño (lo era). Pero aunque fuera lo último, siempre lograba hacerlo de una manera en que Rex se sentía apreciado, no solo como un pedazo de carne.
Él lo hacía tan romántico.
Era una verdadera locura.
Claro, no dudaba de la fuerza de un tigre, pero realmente no hizo mucho en ayudar a sacar los muebles. Ji-Tae era ridículamente fuerte y ágil. Rex se conformó con no estorbar y llevar las cosas más pequeñas, como los cojines y tapas, conexiones y algunos cajones.
Estaban por comenzar a limpiar el polvo, cuando Jess los detuvo. "No tienen que hacer esto. Ya hicieron todo con sacar los muebles, y no podría estar más agradecida por ello." Miró el suelo polvoriento y asintió. "Eh... mis hijos necesitan algo que hacer para ganarse el tiempo con sus videojuegos, ellos se encargaran. Ahora, vengan a comer. Deben estar hambrientos." El aroma de la comida había llegado al sótano hace un tiempo y Rex había estado salivando desde entonces. Jess los condujo por el pasillo. "Pueden usar el baño si desean, estaré sirviendo los platos."
Rex se sentía un poco sucio, polvoriento y sudoroso, pero tendría que soportarlo hasta llegar a casa. Solo le echó agua al rostro y se lavó las manos, Ji-Tae a su lado hizo lo mismo y luego sus miradas se encontraron en el espejo. Con el cabello hacia atrás y mirándolo de esa manera, que era una mezcla entre coqueteo y complicidad, quería comérselo a besos.
Pero no en el baño de Jess.
Alcanzó la toalla colgada en la pared y se secó las manos. "¿Qué deberíamos hacer cuando lleguemos a casa?"
Ji-Tae se movió más cerca, colocándose sobre su espalda y encerrándolo con sus brazos. Los labios le rozaron la nuca cuando él inhaló en su piel con fuerza. "¿Qué tienes en mente?"
"¿Algo de té?" Soltó la toalla y lo miró a través del reflejo en el espejo. Los ojos oscuros lo veían intensamente. "Tener una conversación en el sofá y luego irnos a dormir. ¿Algo más?"
El hombre escondió el rostro en su hombro, abrazándolo con las manos en su estómago. "Tal vez."
Le acarició el cabello con cariño, sonriendo cuando vio lo rojas que estaban las puntas de sus orejas. Ji-Tae todavía intentaba ponerse cómodo con el asunto del sexo, pero seguía siendo tímido al intentar comenzar algo o hablar de ello. Prefería que Rex tomara el mando, y eso le gustaba.
Al llegar a la cocina, Jess estaba sentada, hablando por teléfono con alguien. Se frotó la frente, pensativa. "¿A qué te refieres con que tomará más de una semana? Habíamos firmado un contrato. ¿Estás bromeando?"
Ji-Tae y él se sentaron, escuchando a medias.
"¿Dos semanas? Me estás matando, sabes que necesito atender a mis clientes y se ponen bastante gruñones cuando las cosas no funcionan como siempre lo hacen. ¿Estás seguro de que no hay nada que puedas hacer?" Hablaba sobre el club. ¿Los trabajos se retrasarían por dos semanas? Rex miró su plato. Era probablemente malo para el negocio, pero si tenían dos semanas libres, los chicos iban a ponerse felices. Rex también podía usar bien el tiempo. Quería ir a ver a Gabe y a su familia, ¿tal vez con Ji-Tae? "De acuerdo. Maldición. Como sea, solo consigue que todo quede a la perfección. Si encuentro un pequeño detalle luego de una semana de retraso, lo arreglarás con tu propio dinero. Sí, sí. Adiós."
"¿Retrasos?"
"Ah, ni me lo recuerdes." La mujer se frotó la frente y soltó el teléfono antes de enderezarse. "Perdón por la demora. Pueden comenzar a comer."
Ji-Tae masticó lentamente, mirando a Jess. "¿Están trabajando en un nuevo bar?"
"Ah..." Jess miró a Ji-Tae con los ojos muy abiertos antes de lanzarle una rápida mirada a Rex. Luego sacudió la cabeza, bajando la mirada a su plato. "No. Teníamos remodelaciones planificadas con una compañía que conozco, y se supone que cerraríamos el lugar por una semana para que trabajaran cómodamente. Pero alguien rompió algunas tuberías y el lugar está inundado ahora. Con todo lo que tomará pedir permisos al municipio para una inspección, tendremos suerte si podemos abrir en dos semanas."
Rex hizo una mueca.
Eso apestaba.
"Entonces, ¿tendremos dos semanas libre?" Le dio una inocente sonrisa a su jefa. "¿De verdad?"
Jess sacudió la cabeza con una risita y cortó su carne. "Sí, dos semanas enteras. Así que aprovéchalas bien. ¿Por qué no van de vacaciones a alguna parte? Si tuviera el tiempo, me iría a un lugar cálido."
"Creo que iré a visitar a mi sobrino," dijo antes de llevarse algo de ensalada a la boca. Jess levantó las cejas. "Tengo muchos regalos que darle."
"¿Sí? Gaby debe estar teniendo el tiempo de su vida con su familia. Si vas con él, dile que vengan a visitarme."
"Seguro."
Un teléfono sonó mientras seguían comiendo y fue Ji-Tae quien lo sacó. Miró la pantalla con una expresión dividida mientras continuaba sonando. Antes de que terminara de sonar, contestó y se levantó de la mesa. "Disculpen, necesito responder esta llamada."
Se dirigió hacia la puerta principal, hablando en voz baja y Rex regresó su atención al plato.
"¿Está todo bien?"
Apretó los labios, deslizando el tenedor sobre el plato. "Tiene algunos problemas en casa, probablemente sea eso."
"¿De verdad confías en este chico, Rex?"
***
Helloooo!!!
Capítulo 9 listo. Espero que lo hayan disfrutado. No tengo mucho que decir, solo que espero que todo esté bien para ustedes. Gracias nuevamente, y...
Nos leemos pronto xx
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