2
Noah dejó el cepillo entre sus dientes y se giró para ver su costado en el espejo. Una semana había pasado desde que habían intentado asesinarlo mientras dormía. El golpe en sus costillas... se veía asqueroso para ser honestos. Su rostro, muslo derecho y rodilla no se veían mejor. Parecía una bolsa de golpes, sinceramente. Contrajo su expresión antes de presionar con dos dedos en medio de la mancha amarrilla verdosa de su costado y exhaló cuando apenas pudo sentir algo de dolor.
Tuvo mucha suerte de no haberse fracturado o seguiría en cama.
Terminó de cepillarse un momento después cuando por fin pudo dejar de mirar sus heridas. Le había limpiado el rostro y cambiado sus parches. Su labio no necesitó ser cocido, porque no era más que un leve corte. O eso le había dicho Rocco. La hinchazón bajó considerablemente por lo que se veía un poco más como él mismo.
Regresó a la habitación y tomó una de sus camisetas. Apenas hacían dos días desde que llevaron sus cosas a la casa en donde se estaban quedando. Así que había estado usando ropa de Rocco. Fue un poco más vergonzoso de lo que debió haber sido. Pero el hombre nunca se burló de él por eso. Probablemente porque se veía como la mierda.
Revisó la hora antes de salir. Había estado despertándose a la misma hora los últimos tres días. 8:00 de la mañana y cada mañana encontraba el desayuno preparado en el comedor. Caminó por el largo pasillo apenas iluminado, sintiendo el piso frío bajo sus pies descalzos y giró en la esquina para ir a la cocina. Una taza de café, un vaso de jugo de naranja, tostadas, fruta cortada y huevos revueltos. Incluso había algo de tocino esta vez. Se sentó en silencio y comió lentamente todo.
Eso era otra cosa que había notado en los últimos días. Su apetito había incrementado. Quizás era porque la comida era buena, o tal vez su cuerpo intentaba recuperarse tan rápido como fuera posible.
Como había estado haciendo, terminó de comer y lavó todo, incluso limpió la mesa. En el mostrador de la cocina estaban sus medicamentos. Las mismas seis píldoras que había estado tomando, y una jarra con agua, un vaso puesto al revés sobre un trozo de papel toalla. Las tomó en su mano mientras servía un poco de agua con la otra mano y las tragó en un intento. Terminó el vaso de agua y lo dejó sobre el trozo de papel.
Después se dio la vuelta y miró al vacío y silencioso lugar. Cerró los ojos por un momento y se dijo que estaba bien. Al menos estaba a salvo.
Pero eso no quitaba que se sintiera solo.
Golpeó el mostrador con los dedos, impacientemente antes de moverse. No tenía sentido regresar a la cama, a su habitación vacía. No quería volver a dormir. Quería salir.
Caminó por el pasillo hasta que llegó a la parte trasera de la casa. Podía escuchar música alta y ruidosa proveniente de la habitación más grande de la casa. Era un gimnasio completo. Bastante conveniente, en realidad. Todavía estaba un poco demasiado débil, pero cuando se sintiera mejor volvería a entrenar. Eso podría ayudar a liberar su mente por un tiempo.
La puerta estaba entreabierta por lo que no se molestó en esperar, solo la abrió y entró. Rocco estaba sobre la banca, una barra con tres platos sobre su pecho. La sostuvo un momento contra sus pectorales y la levantó con algo de presión. Sus gruesos brazos temblaron un poco. Tomó una profunda respiración y volvió a hacerlo antes de dejar la barra sobre el sujetador. Se quedó acostado sobre la banca por un momento, ojos cerrados y su respiración pesada. Noah se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared, solo mirando.
Rocco gimió mientras se sentaba. Tomó la toalla que estaba en medio de sus piernas y se secó el rostro mientras se ponía de pie. Solo tenía puesto un pantalón de deporte hasta las rodillas. Su impresionante cuerpo estaba empapado de sudor y los tatuajes de sus brazos brillaban. Tenía muchos, pero curiosamente no tenía ninguno en su espalda ni en su torso. Sus pectorales tenían diseños de rosas al igual que en su cuello. Dejó la toalla a un lado y comenzó a quitar los platos de la barra.
"Buen día."
Noah apretó los labios antes de responderle. "Buen día."
"¿Se siente mejor hoy?" Lo miró mientras dejaba el último plato en su sitio. Se quedó en su lugar y comenzó a revisarlo de pies a cabeza. "Los golpes se ven mejor."
"Se siente así."
Lo miró fijamente por un momento antes de tomar una camiseta sin mangas y ponérsela. Noah entrecerró los ojos, pero no apartó la mirada. "¿Ya encontró algo que hacer el día de hoy?"
"Además de volverme loco, no encuentro nada que hacer."
El hombre se sentó sobre la banca y asintió, manos cruzadas. Le dio una corta sonrisa. "Hay una biblioteca completa aquí. También una piscina. Es lo mejor que puedo ofrecerle."
"Quiero salir."
"No."
Caminó más cerca de él, pero mirando alrededor. "No quiero discutirlo, por favor. Podemos salir."
"No es una opción."
Sus ojos ahora eran fríos, decididos. Noah se cruzó de brazos. "No has recibido ninguna llamada por parte de mis padres. Y los hombres trajeron mis cosas sin problema alguno. Estoy seguro de que podemos ir a alguna parte."
"Es demasiado peligroso."
Se puso de pie, pasando a su lado y fue hacia la sección de mancuernas. Noah lo siguió con la mirada.
"Si se siente mejor, puede volver a entrenar. De seguro le hará bien."
"Mis costillas duelen todavía."
Se frotó el cuello cuando Rocco lo miró, como si intentara ver sus costillas a través de la camiseta. Apartó la mirada y presionó los labios con fuerza. "Lo sabría si me dejara revisar sus heridas." Tomó dos muñequeras, las ajustó con fuerza y comenzó a abrir los puños. Levantó la mirada, sus claros ojos lo miraron con algo de emoción. Era bastante cerrado, igual que él, era difícil saber lo que pensaba la mayor parte del tiempo. "Entiendo que no confíe en mi, pero solo quiero hacer mi trabajo. Y sería de gran ayuda si me dejara ayudarle a sanar más rápido."
"¿Por qué estás obsesionado con eso? Tu trabajo es solo protegerme. Puedo hacer algo tan fácil como curar mis heridas."
Rocco sacudió la cabeza y le dio la espalda. Tomó dos mancuernas de 45 libras y comenzó a entrenar otra vez. Noah se quedó ahí, cruzado de brazos, mirándolo a través del espejo. Rocco no lo miró ni una vez mientras continuaba su set.
Se sentía estúpido ahí, pero se iba a sentir aún más estúpido si solo salía del lugar sin decir algo. Así que cuando dejó caer las mancuernas en el piso y se giró, Noah suspiró.
"Se ve asqueroso."
Rocco no dijo nada, su mirada todavía estaba en el piso mientras respiraba con dificultad. Un momento después giró la cabeza en su dirección, en su camiseta. "Quítese la camiseta."
Dudó un poco, pero lo hizo. La sostuvo con fuerza en la mano y se giró para que él mirara. Presionó los dedos, pero no dolió, así que como no obtuvo una respuesta presionó con mayor fuerza. Noah se encogió.
"Está sanando. No debe verse lindo o agradable." Giró el rostro y lo miró a la cara. "Podría aplicar otro ungüento que funcione mejor. Pero está sanando." Puso las manos sobre su cintura y miró hacia sus piernas. "La rodilla necesita mejor limpieza. Podría infectarse con facilidad." Subió la vista a la parte que cubrían los pantalones antes de mirarlo a los ojos. "Déjeme ver."
Noah bajó sus pantalones hasta el piso y mostró su muslo. Dolía un poco más que sus costillas, quizás el músculo. Rocco se puso de cuclillas y presionó la piel amarillenta. Noah aspiró una respiración y estiró las manos, aferrándose a los hombros de Rocco. "Mierda, eso duele."
"El doctor dijo que el músculo no estaba rasgado." Se levantó y miró la piel antes de suspirar y asentir. "Creo que debería intentar con masajes. Podría ayudar al músculo a relajarse."
Noah subió sus pantalones y se puso su camiseta. "¿Sabes dar masajes?"
"Como un profesional."
Le sonrió. Esta vez parecía una sonrisa sincera y genuina, aunque fue rápido. Todavía era agradable. "Supongo que puedes hacerlo."
"De acuerdo. Terminaré aquí primero. Voy en un momento."
"Está bien."
Noah se dio la vuelta para salir, pero se detuvo. "¿Mi padre no se ha comunicado contigo?"
"No. Aún no he recibido ninguna noticia." Rocco sacudió la cabeza. "Pero le avisaré en el momento en que lo haga."
"Gracias."
Salió del gimnasio y fue a la sala para ver algo en la televisión mientras Rocco terminaba su entrenamiento. Fue casi una hora más tarde cuando el hombre regresó. Se había duchado y cambiado de ropa, ahora se veía relajado. Le dijo que lo siguiera y lo llevó al gimnasio otra vez.
"Hay camas para masaje aquí. Las encontré hace unos días." Rocco fue hacia la parte trasera de la habitación donde había una mesa de madera puesta hacia arriba. La bajó con cuidado sobre el piso y luego comenzó a armarla. Se veía cómoda al menos. Cuando estuvo lista la golpeó un poco y no se movió. Lo miró y señaló la cama. "Puede subir. Y quítese la ropa, por favor. Regreso en un momento."
Noah se quedó ahí por un momento antes de empezar a quitarse la ropa. Por supuesto, se dejó la ropa interior. Tiró su ropa a un lado y se acostó sobre la mesa, haciendo una mueca al tensar el abdomen. Esto era incómodo. Y en muchos sentidos. Para empezar nunca tuvo un masaje personal antes. Jamás. Era algo que sus padres probablemente tenían seguido, pero Noah jamás estuvo cerca de algo así. Solo cuando...
No.
Cerró los ojos y exhaló, relajando los brazos a los lados. Se concentró en pensamientos relajantes. Esto le ayudaría a dejar de cojear y alejaría el dolor más rápido. Parpadeó rápidamente cuando pasos se acercaron. Rocco llegó a su lado poniendo una botella negra a un lado de su cuerpo. Tomó su brazo derecho y lo levantó con cuidado.
"¿Duele cuando hago esto?"
Noah lo pensó por un momento. "No. No duele."
"Déjelo así por un momento."
Lo hizo mientras Rocco hacía presión sobre su axila con los dedos. No dolía. Lo miró y Noah sacudió la cabeza. Lentamente comenzó a hacer lo mismo mientras más bajaba hasta que presionó su esternón. Apenas se dio cuenta de que había bajado el brazo y estaba apretando el de Rocco con ambas manos.
"Empezaremos aquí." No le dijo nada sobre su apretado agarre, solo lo dejó hasta que Noah lo soltó. Cuando lo dejó ir, Rocco alcanzó la botella negra. Pero antes le dio el control del televisor que estaba en frente de ellos. Para que se distrajera. Puso algún documental de animales y miró sin interés cuando sintió la fría pasta sobre su pectoral izquierdo. "Toda esta área está tensa." Presionó con los dedos contra sus abdominales. "Solo masajearé para relajarlo."
Noah solo asintió y lo dejó hacer su trabajo. Por un punto del masaje estuvo realmente prestando atención al documental, pero cuando los fuertes dedos fueron hacia abajo hacia su ingle, Noah perdió el enfoque un poco. Miró a Rocco, pero él se veía concentrado en lo que estaba haciendo. Noah cometió el error de flexionar sus piernas inconscientemente. Soltó un grito ahogado y se aferró de nuevo al brazo de Rocco hasta que el dolor se calmó lo suficiente.
Cuando lo miró, Rocco tenía los ojos fijos en su rostro. "Sabe, no voy a mentirle." Se inclinó un poco hacia él y le dio una mirada a su pierna antes de volver a mirarlo. "Cuando vaya con su pierna va a doler más que esto. ¿Puede soportarlo?"
Lo soltó de golpe y apretó la mandíbula. "Puedo soportarlo. No soy débil."
La esquina de la boca de Rocco se torció un poco con diversión. "Lo entendí perfectamente. Pero el dolor muscular no tiene nada que ver con su resistencia o cuán fuerte sea. Puede poner al hombre más fuerte a llorar."
Noah apartó la mirada.
"Puede seguir sosteniéndose de mi si eso le ayuda." Masajeó su pecho un poco más antes de dar un paso atrás, secándose las manos con una toalla de papel. Apoyó una mano a su lado. "Creo que sería mejor si se sienta. Solo va a hacer más presión en su costado si se queda sentando y el dolor le hace doblarse."
Noah se sentó con ayuda de sus brazos y se quedó ahí, mirándolo.
Rocco asintió.
"Mejor así."
Suspiró y dejó caer la otra pierna de la cama, balanceándola lentamente mientras él esparcía la pasta sobre su moretón. Noah apretó las manos en puños y se preparó para la presión. Sus dientes golpearon juntos mientras aspiraba una respiración. Apretó ambas manos en el brazo de Rocco y dejó caer la cabeza contra su hombro.
"Dime si es demasiado, pararé," Rocco murmuró en voz baja mientras sus dedos trabajaban en su pierna. "Lo estás haciendo bien."
Noah estaba sudando para cuando Rocco terminó. Se sentía un poco cansado, sus músculos más tensos que antes. Exhaló cuando al fin la presión se fue, reemplazada por un suave masaje superficial. Rocco no dijo nada, solo lo dejó aferrarse a él. Su mano frotó con suavidad la piel de su pierna, como una caricia. Noah abrió los ojos, mirando la gran mano tatuada contra la piel pálida de sus piernas.
Lentamente lo soltó, haciéndose un poco hacia atrás.
"¿Qué tal se siente?" Rocco se secó las manos con otra toalla de papel y miró su pierna fijamente, admirando su trabajo.
Noah levantó la pierna un poco y no sintió tanto dolor, apenas una pequeña punzada. "Mejor. Gracias."
"Podemos hacer esto en las mañanas, así aliviamos un poco el dolor."
"Suena bien."
Se bajó de la mesa y golpeó su pie contra el piso, no sentía mucho dolor. Se vistió y esperó por él en silencio mientras recogía las cosas. Dejó la mesa ahí, de todas formas iban a seguir usándola estos días. Apagó el televisor y lo miró cuando se giró. Noah se dio la vuelta y caminó hacia la salida. No sabía qué hacer ahora. Apenas habían matado una hora. El día era jodidamente largo.
Fue a su habitación y tomó una rápida ducha antes de regresar a la sala. Rocco estaba ahí revisando su celular sentando en el sofá más grande. Levantó la mirada cuando él entró. Guardó el celular y se cruzó de brazos.
"No han encontrado a Kozlov aún. Donde sea que esté escondiéndose, lo está haciendo muy bien." Empujó un plato de fruta hacia él del otro lado del sofá. "Por eso no podemos salir todavía. Si nuestra gente consigue encontrar su ubicación, podríamos salir por un momento. Pero hasta entonces, esto es todo lo que hay."
Tomó un cuadro de melón y lo metió en su boca. "Estoy harto de estar aquí."
"También yo. Paso el mismo tiempo aquí que usted."
"Llámame Noah, por favor. No estás tratando con mi padre. ¿No tenemos alrededor de la misma edad?"
Rocco asintió lentamente. "Lo leí en el expediente también."
Noah alcanzó el control del televisor y lo encendió en un partido en futbol. Lo miraron en silencio por un largo, largo rato. Noah quería rasgar algo. Odiaba el silencio incómodo.
"¿Puedo preguntar algo?"
Rocco no lo miró, pero asintió. "Sí."
"¿Cómo terminaste trabajando para mi padre?"
Apartó la mirada del televisor para mirarlo. "Siempre viví en la casa de tus padres," respondió.
"¿Siempre?" Frunció el ceño y lo miró fijamente. "Te reconocería. Richard ha trabajado para mi padre por más de veinte años y lo recuerdo perfectamente."
Rocco apretó los labios por un momento antes de chasquearlos, girando su cuerpo para mirarlo. "Soy hijo de Jacob Marshall."
Abrió la boca y la volvió a cerrar.
Jacob. No podía recordar el rostro del hombre, pero recordaba su nombre. Fue el jefe de seguridad por... Dios, no podía ni saberlo. Apretó los ojos intentando recordar.
"Nadie lo llamaba Jacob." Lo miró a los ojos. "Todos lo llamaban Marshall. ¿Por qué recuerdo su nombre?"
"Mi padre era la mano derecha de su padre por mucho tiempo. Desde que nací estuve entrando y saliendo de la antigua mansión de los Kana." Se encogió de hombros. "No usamos nuestros verdaderos nombres por seguridad personal. Sé que era muy cercano a la familia. Tus padres lo querían mucho."
Sus ojos se encontraron. "¿Dónde está él ahora?"
"Murió hace diez años, creo." Lo dijo tranquilamente, pero no podía ser tan fácil. "Fue un espía. Lo engañó al punto en que mi padre pudo darle la espalda con confianza, pero él lo traicionó."
"Lo siento."
"Pasó hace mucho tiempo, no te preocupes."
Le regaló una suave sonrisa, pero aun así Noah se sentía culpable.
"Dijiste que creciste en mi casa. Y tenemos casi la misma edad. ¿Por qué nunca te vi?"
Rocco bajó la cabeza. "Sí lo hizo. De hecho nos vimos varias veces."
"No parezco poder recordarte."
"Está bien. Nunca nos acercamos mucho."
Lo miró de pies a cabeza. En serio no podía recordarlo. Definitivamente habría notado a alguien como Rocco en algún punto. Tenía veinte cuando se mudó de la casa de sus padres. Se humedeció los labios.
"Espera. Dijiste que ustedes no usan su verdadero nombre." Rocco lo miró fijamente, esperando a que continuara. "¿Eso significa que Rocco no es tu nombre real?"
El hombre apretó los labios e inclinó la cabeza antes de asentir.
"¿Cuál es tu nombre entonces? Siento que estoy siendo engañado de alguna manera y no me agrada."
"No debería decirlo."
"No le diré a nadie, lo prometo. Estás cuidando mi trasero después de todo."
Apartó la mirada por un momento antes de suspirar. "Matthew Marshall."
Noah asintió y pensó un momento. "Matthew... Matt... Matty. Espera, ¿Matty?"
"Así me llamaban."
"Waoh." Matty era uno de los chicos más débiles que había. Era pequeño, flaco y tímido como el infierno. Noah pudo escuchar ese nombre incontables de veces mientras entrenaba. Su maestro de pelea siempre le gritaba al pobre chico. Noah jamás lo conoció, solo escuchaba lo que decían de él. "Te convertiste en uno de los mejores. ¿Cómo? Ahora eres tan... grande."
"Tuve un desarrollo tardío, supongo." Se pasó una mano por el cuello. "Me costó seguirle el ritmo a los demás, pero después de los veinte empecé a cambiar y también me hice más fuerte. Para ese entonces, tenía demasiada ira contenida, así que solo me enfocaba en entrenar y tratar de ser el mejor."
"Eso es increíble. Estoy seguro de que si me hubiera quedado un tiempo más nos habríamos conocido."
Sonrió con suavidad. "Realmente lo quería. Noah Kana era conocido por ser el mejor de todos. Habría sido un honor. Se rumoraba que sería el perfecto sucesor."
"Y después me fui." Se rió un poco. Era raro saber eso. Nunca le dio mucha importancia al reconocimiento. "No iba a funcionar para mi. Lo odiaba. Quería una vida normal."
"La vida trabaja de formas extrañas."
Asintió. "Sí. Míranos ahora."
"Sigue siendo un honor para mi hacer esto."
"No lo veas de esa forma, por favor." Se quejó, dejando caer la cabeza sobre el respaldar del sofá. "Eres mucho mejor que yo en lo que haces. Mi padre confía lo suficiente en ti para cuidar de mi. Debes ser realmente bueno."
"Podríamos tener una pelea en algún momento. Cuando haya sanado por completo."
Sonrió. "Suena bien."
Después de eso, el silencio fue más... cómodo. Rocco... Matthew miró el televisor con atención. Noah no sabía cómo sentirse, pero por algún motivo la sensación que tenía ahora era calma.
"Ese expediente, ¿qué más dice?"
Matthew lo miró giró el rostro en su dirección. Noah podía sentir su mirada en su rostro.
"Estuvo trabajando en dos trabajos al mismo tiempo. El nombre de su ex y de quienes frecuentaba. Noah Kana es abiertamente gay. No ha tenido problemas ni ha sido arrestado. Comportamiento decente. La talla de ropa, de sus zapatos, de sus pantalones. Ojos verdes, cabello rubio sucio. Tiene una marca de nacimiento en la nalga izquierda. Los libros que compró últimamente. Los que leyó en la librería del centro. Su comida más frecuente. Noah Kana disfruta de la compañía y salir a beber. Pocos amigos, muchos conocidos. El gimnasio que frecuentaba. Tiene experiencia en combate cuerpo a cuerpo, cinturón negro en karate. Tuvo entrenamiento con armas de fuego y arma blanca. También tuvo dos hámsters, murieron hace menos de un año."
Parpadeó mirando la pantalla del televisor.
Sabía que estaba siendo vigilado. Claro que lo sabía, pero mientras no se metieran en su vida, no le importaba. Su familia podía hacer lo que quisiera con toda esa información.
"Entonces sabes todo sobre mi."
"Es mi trabajo saberlo."
Cerró los ojos y se puso de pie. "Iré a mi habitación."
"Está bien. El almuerzo estará listo para cuando salga."
Apenas asintió mientras se alejaba. Se sentía un poco enfermo. Cerró la puerta de su habitación y se dejó caer sobre la cama, haciendo una mueca cuando los golpes se resintieron. Se durmió en un minuto.
***
Los siguientes días fueron igual de terribles y aburridos. Para cuando revisó el calendario por primera vez en todo ese tiempo, se dio cuenta de que habían estado más de dos semanas encerrados. Matthew no decía mucho más de lo que Noah le preguntaba y se aseguraba de darle su espacio. Casi como si se sintiera incómodo a su lado.
Sus heridas eran apenas visibles ahora. Su pierna ya no cojeaba y podía moverse con plenitud. Las heridas de su rostro estaban curadas ahora. Se veía normal frente al espejo, ya no era una mancha golpeada. Era humano otra vez.
Ambos acordaron en disminuir los medicamentos a medida que sanaba. Ahora solo tomaba las pastillas si sentía que las necesitaba. Matthew estuvo de acuerdo con eso también.
Había comenzado a vagar por la casa también. Y cada día descubría algo nuevo. Encontró un bar completo en el sótano. Sí. La casa tenía un sótano. Había botellas caras, y también había cervezas. Se debatió un momento en si debía hacerlo. Nada bueno pasaba cuando bebía, pero mientras matara tiempo... Las metió todas en una cubeta y subió otra vez.
Las dejó en una mesa de la piscina y regresó a la sala, donde Matthew estaba acostado en el sofá. Le dio un golpe en el pecho. Los ojos avellana lo miraron con curiosidad.
"¿Bebes cerveza?"
Frunció el ceño, pero asintió.
"Acompáñame."
Se dio la vuelta sin esperarlo. Regresó a la piscina y se dejó caer en la silla de madera acolchonada. Abrió una de las latas y le dio un largo trago. Un momento después Matthew llegó. Tenía un bowl con snacks. Sonrió mirando todo lo que tenía el bowl.
"¿Estabas preparado para la ocasión?"
"No. En realidad me gusta comer esto." Tomó una de las cerveza y la abrió. Después de darle un trago lo miró. "No estoy seguro de que sea bueno que tomes alcohol justo después de haber terminado tu medicación."
"Está bien. Es el tercer día sin tomarlas."
Matthew no dijo nada y terminó su cerveza, luego se puso de pie. Noah se sorprendió cuando el techo de la piscina se movió, dejando ver el oscuro cielo de la noche. Era una magnífica vista.
"Lo descubrí hace unos días. Es increíble, ¿cierto?" Se volvió a sentar en la silla y tomó otra lata de cerveza. "¿Qué hay en tu cabeza estos días? Has estado bastante callado."
"Pensé que me estabas ignorando." Dejó su lata vacía a un lado y tomó otra, mirando al cielo. "A muchos les incomoda saber que soy gay. Está bien supongo. Pero no voy a tomar ninguna mierda homofóbica. Juro que patearé tu trasero."
Matthew se rió. En verdad estaba riéndose, agarrando su costado y todo.
"¿Qué es tan gracioso?"
"Que hayas pensando tan profundo en ello."
Frunció el ceño. "¿De qué hablas?"
"No me interesa si eres gay. Pero esa es una gran amenaza." Sacudió la cabeza todavía viéndose divertido. Tomó un trago de su cerveza y lo miró a los ojos. "Lo leí en tu expediente hace tiempo, y nuestro primer encuentro también lo dejó claro."
"Entonces, ¿por qué me estabas ignorando?"
La sonrisa se deslizó de los labios de Matthew, apartó la mirada y tomó otro trago de su cerveza. "Solo estaba dándote espacio."
"Te gusto." Noah lo miró cuando su mano se detuvo frente a su boca antes de volver a tomar otro trago. No le devolvió la mirada. "¿En serio?"
Matthew sacudió la cabeza. "¿Quieres follarme o algo así?" Se humedeció los labios.
Finalmente él le devolvió la mirada. "Eso no importa. Porque no pasará. Además tu padre cortaría mi cabeza si te pusiera una mano encima. Hagamos esto profesionalmente."
Se dejó caer sobre su silla, correctamente sentado y terminó su cerveza. "Solo para aclarar las cosas, también quiero hacerlo." Levantó una ceja y dejó la lata a un lado. "No eres mi tipo. En serio no lo eres. Pero al parecer de alguna manera lo eres. si eso tiene sentido."
Noah tomó otra cerveza y levantó la mirada al cielo. Podía ver las estrellas perfectamente. Algo que era imposible de hacer en la ciudad. Matthew abrió otra lata y tomó algunos snacks. Noah tomó un trago de su cerveza y cerró los ojos.
"Tenemos que matar el tiempo de alguna forma, ¿no crees?"
Matthew no le respondió. Continuaron bebiendo sus cervezas en silencio por un largo tiempo dejando sus pensamientos fluir a medida que se hacía más tarde.
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