Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9

Quizás había estado más emocionado de volver a ver a sus padres de lo que les dejó saber, y esperó despiertos hasta que ellos regresaron de visitar a sus amigos. Hablaron hasta la madrugada, sobre los cambios que habían tenido en los últimos años y lo mucho que no extrañaban el ruido de la ciudad donde vivían.

Era lo mejor que pudo escuchar para aliviar su corazón culpable. Richard le repitió muchas que no era un mal hijo por llevarlos a un lugar seguro, pero estaba en él haberlos abandonado por tantos años. El trabajo era una excusa a medias, el señor Kana le habría dado permiso de salir por algunas semanas.

Luego de eso los envió a dormir mientras él limpiaba.

Al subir las escaleras, solo encontró a Richard durmiendo en su cama. El hombre se despertó, o lo intentó, y lo miró entrar a la habitación con los ojos apenas abiertos. "¿Lee?"

Se quitó la ropa pesada y se quedó en ropa interior y una camiseta antes de acercarse a la cama. "Soy yo. ¿Dylan?"

Richard se dejó caer en la cama otra vez, sonriendo con suavidad, pero sin abrir los ojos. "Dijo que dormir los tres en la misma cama sería extraño teniendo en cuenta que estamos en casa de tus padres. Sophia le preparó la habitación de invitados para él antes de salir con Jiang, así que la tomó." Parpadeó lentamente antes de ponerse de costado y estirar el brazo como una invitación. "Sabes cómo es."

Sí, lo sabía mejor que nadie. Sonriendo, se metió a la cama y Richard lo rodeó con la gruesa sábana mientras que el otro brazo estaba bajo su cabeza y el otro brazo abrazó su cintura. La fría nariz de Richard le hizo cosquillas en la nuca antes de que los labios frotaran su piel.

"Quiero usar el jacuzzi," Richard habló con la voz pesada y ronca. "Frío..."

¿Se había dormido?

Él roncó un poco sobre su oreja y Dough se rió para sí mismo antes de cerrar los ojos y dejar que el sueño se lo llevara.

Y obtuvo unas decentes horas de sueño, al menos tres, antes de que el sonido de algo golpeándose lo despertara. Se quejó, cerrando los ojos con fuerza. El sonido se repitió varias veces más después de eso, y estaba seguro de que no se iba a detener. Se sentó, mirando a su lado cuando Richard se quejó, pero no despertó, solo pasó los brazos sobre él. Tenía el cabello revuelo y el rostro hinchado con una expresión que decía que no quería despertarse.

Dough también preferiría seguir durmiendo, pero el sonido era solo demasiado para él. Incluso con sus ojos ardiendo y la pesadez en todo el cuerpo, salió de la cama mientras Richard seguía durmiendo. Se colocó la bata de baño encima y se asomó en la ventana.

Tuvo que frotarse los ojos para asegurarse de estar viendo bien.

"¿Dylan?"

Tenía un grueso abrigo que estaba seguro que había visto en alguna parte de la casa, botas y guantes mientras martillaba tablas en el muelle, de rodillas y con vaho saliendo de su boca en cada respiración. 

Suspirando, Dough se frotó el cabello. sabía que Dylan prefería el trabajo duro, pero no podían ser más de las siete de la mañana y estaba congelado afuera. 

"¿Qué pasa?" La ronca voz de Richard le hizo voltear. El hombre se sentó, luciendo como un enorme peluche con cabello negro. "¿Qué es ese sonido?"

"Dylan está trabajando afuera." Le revolvió el cabello al pasar al lado de la cama y tomó su ropa del piso y el abrigo. "Haré el desayuno."

Quejándose, Richard salió de la cama con un salto. Incluso con el frío, el hombre solo usaba los pantalones de pijama que su madre le había dado la noche anterior. "Yo haré el desayuno, puedes ir con él mientras tanto." El brazo le rodeó la cintura y Richard besó su hombro mientras se frotaba el estómago perezosamente. "Les llevaré café."

Richard era increíblemente servicial, no dejaba de sorprenderlo e incomodarlo un poco. Parpadeó hacia él que luchaba con mantener los ojos abiertos.

"¿Gracias?"

"Ve a hacerle compañía antes de que se ponga más gruñón."

Recibió una gentil nalgada antes de que Richard se arrastrara hacia el baño.

Trotó bajando las escaleras, viendo que la casa estaba completamente vacía. Sus padres iban a la iglesia los domingos por la mañana y no regresaban hasta casi el mediodía.

Se detuvo antes de bajar la colina, solo para observar. El muelle había estado a un poco más de la mitad anoche cuando comieron junto a la parrilla, y ahora todo el suelo estaba completo. Dylan se levantó, clavos entre los labios mientras tomaba más tablas largas y las colocaba de pie en lo que parecía ser un barandal. Con las cejas fruncidas con concentración, Dylan continuó su tarea.

Dudaba que su padre supiera esto.

"¿No tienes frío?"

Dylan levantó la cabeza al oírlo, los labios casi morados y la piel sonrojada. Respiraba pesadamente. "¿Te desperté?"

"Algo así." Notó que tenía polvo en la cara al acercarse, y lo quitó con suavidad. Dylan lo miró a los ojos y Dough le sonrió. "¿Qué estás haciendo?"

"Tu papá parecía querer terminar el muelle pronto y considerando que el clima no va a mejorar a este punto del año, y que le gusta trabajar solo, pensé en terminarlo antes de irnos. No es la gran cosa."

Excepto que lo era.

"Lo amará," dijo sin aliento, envolviendo el rostro de Dylan con sus manos. Estaba tan frío. "Este muelle significa mucho para él."

Dylan asintió bruscamente, negándose a aceptar que estaba haciendo una gran acción. Un gruñón, Richard tenía razón. Pero era jodidamente adorable.

Lo besó en los fríos labios, dejándolo calentarse un poco antes de deslizar la lengua entre los suaves almohadones que se separaron para darle entrada. Él suspiró, apoyándose completamente sobre Dough mientras se besaban con toda la calma del mundo. No había necesidad de llevar el beso a algo más sucio, él solo necesitaba que Dylan entendiera lo mucho que esto también significaba para él.

Frotó sus narices juntas al romper el beso. Dylan no se apartó, tampoco se quejó, solo cerró los ojos mientras sus manos seguían a los lados de su cuerpo. Estaba bien, incluso si usaba la excusa de que sus manos estaban llenas, Dough podía abrazarlo y darle el calor suficiente para calentarle hasta el corazón.

"Ahora, ¿puedo unirme al abrazo o es solo para dos?"

Girando la cabeza, vio a Richard dejar una bandeja con tazas en la mesita de vidrio. Se puesto el mismo suéter rojo de anoche y lucía bastante bien en él, sus ojos azules brillaban contra el sol de la mañana y su sonrisa era tan amplia mientras bajaba la colina en un trote suave.

Dylan suspiró, apoyando la cabeza en el pecho de Dough cuando Richard llegó a su lado. "El desayuno está listo y el café también, aunque deberíamos ir a comer pronto o se enfriará." Dejó un enorme beso en su mejilla antes de moverse hacia Dylan que solo estaba mirándolo en silencio. Richard amplió su sonrisa, deslizando la mano detrás de la cabeza de Dylan antes de tirarlo hacia un beso perezoso. "Buenos días a ti también."

Con solo un asentimiento en respuesta, ellos subieron la colina. Dylan absorbió el desayuno como un hombre abandonado en el desierto. Richard y él se dieron una mirada. 

Luego Richard se rió, bajando su taza. "¿Estuvo bien?"

"Bastante bien." 

En lugar de quejarse de la corta respuesta incluso al ver a Dylan limpiar el sirope del plato, Richard solo rió. "¿Deberíamos ir al jacuzzi ahora? Te ayudaré a terminar después."

Dough asintió. "También ayudaré."

"Te ayudaremos y será más rápido. Justo ahora necesito calentarme los huesos."

La tina del jacuzzi estaba más abajo, en el lado izquierdo de la villa. Al aire libre y completamente perfecta. Dough no podía esperar a que el agua se calentara, pero tampoco podía quedarse demasiado tiempo ahí medio desnudo o sus partes blandas desaparecerían pronto.

Dylan entró primero, su rostro contorsionándose con placer. Gimió, haciendo que Dough se tensara, una mirada a Richard que se quitaba el pantalón también le confirmó que ambos estaban... felices al ver a Dylan tan relajado. 

Y aunque no era el momento de tontear, los dos se pegaron al hombre más joven, dejándolo en medio.

Duró lo suficiente, antes de que él se quejara.

"Hay mucho espacio en la tina." Las burbujas calientes ya se elevaban y estaban a pocos grados de ser hervidos como pasta, pero todavía era agradable. 

Ayudaba que el clima se puso increíblemente peor. Dough sonrió, empujando al cabeza en el hueco del cuello de Dylan. Richard del otro lado, solo le acarició el cabello con una sonrisa y ojos cerrados. Y tanto como se quejó, Dylan jamás los apartó.

Una hora más tarde, cuando apenas podían estirarse cómodamente por el calor, decidieron que tenían que regresar a trabajar en el muelle.

Con galletas y un termo el termo de café de su padre, los tres se pusieron manos a la obra. Era fácil, porque Dylan avanzó tanto que solo faltaba terminar el pasamanos y pintar. El blanco que su padre había usado alguna vez estaba desapareciendo, pero luego de buscar un poco, encontró el tanque de pintura en perfecto estado y comenzaron a pintar luego de limpiar el polvo.

Fue grato ver el trabajo terminado, también ver el orgullo brillar en los ojos de Dylan al revisar la pintura seca.

Podía imaginarlo pasar los días en una granja si no trabajara para el señor Kana. 

¿Era demasiado soñar que algún día podían vivir así? Juntos. 

Richard se acercó a Dylan, hablándole sobre la pintura, pero Dough no escuchó nada. 

¿Sería incluso más loco imaginar a los tres viviendo esa vida?

Una vez todo se asentara y el problema de Kozlov terminara... sería lindo intentarlo.

"¿Qué piensas?" Richard apareció en su rango de visión, estirado frente a él, Dylan mirándolo por encima del hombro del hombre. "Jiang dijo que podía tomar lo que quisiera del refrigerador. Vi papas en la cocina y tienen salmón." Richard levantó las cejas. "¿Podría usarlos?"

Dylan apretó los labios con sus ojos aligerándose. Dough asintió. "No creo que les moleste que usemos un poco. Hacen que les entreguen la comida directamente aquí, así que solo haré una orden antes de irnos."

 "Está bien. Entremos ahora." Richard lo besó con suavidad, girándose para tomarle la mano a Dylan y luego la suya antes de caminar cuesta arriba. Sus zapatos se deslizaron por la humedad rodeando al muelle y todos ellos trastabillaron y lucharon para subir. Incluso Dylan se estaban riendo al llegar arriba. Dough sintió que su corazón latía cálido y lleno a reventar. "¿Qué tal si ponen una película mientras pongo todo a cocinar?"

Dylan se aclaró la garganta, cesando su risa antes de abrirles la puerta. Ambos sonrieron y entraron. "Vi una televisión en la cocina," él les dijo después de entrar al quitarse las botas. Colgaron sus abrigos. "Podríamos hacerte compañía."

Richard se apoyó en el mueble de la cocina, mirando a Dylan con una pequeña sonrisa. Dough los observó con cuidado cuando Richard, con un dedo, le indicó a Dylan que se acercara. No tenía más esperanzas que Richard para que él hiciera caso, pero lo hizo. Poniendo las manos a los lados de Richard y viéndolo a los ojos. 

Dough abrió la boca sorprendido. Richard no lo miró a él, pero movió la mano detrás de Dylan, diciéndole que se acercara también antes de que él envolviera el rostro de Dylan con la mano, besándolo lentamente. Un gemido se quedó atorado en su garganta y estaba caminando hacia ellos sin pensarlo demasiado. Envolvió a Dylan por detrás, respirando en su nuca, acariciándole las caderas por debajo de la camiseta. 

Su piel era tan jodidamente suave.

Era ridículo lo mucho que quería morderla y marcarla.

La mano de Richard se metió en su cabello y tiró de él más adelante, metiéndolo en el desordenado beso, suspirando con la cabeza ligera y el cuerpo caliente, y Dough no sabía si alguna vez se acostumbrara a esto, pero era excitante.

Su erección creció, presionándose en medio de las mejillas de Dylan que cubría el pantalón. 

Richard gruñó al estirar la mano hacia Dough, tocándole el trasero bruscamente. Dylan miró entre los dos con los ojos oscuros y las pestañas pesadas. "¿Deberíamos comerte en su lugar? Me está dando hambre de algo más."

Dylan sonrió lentamente, separando los labios. "Solo quítame el pant-"

El sonido de un juego de llaves los hizo saltar. Dough se sentó a la mesa y Dylan se giró hacia el refrigerador. Richard buscó los sartenes en las gavetas cuando sus padres entraron a la cocina. 

Su madre se desenvolvió la bufanda con una sonrisa al verlos a todos. "Temía que se fueran mientras estábamos en la iglesia, así que nos saltamos el almuerzo para ver si seguían aquí." Miró a su padre y luego se le acercó para darle un beso en la frente. Dough le sonrió tensamente. "No podría estar más feliz."

Su padre se rió al dejar su abrigo colgando. "Iba a estar enojado si regresábamos a una casa vacía cuando tenían Baozi recién preparado en la iglesia."

Richard los miró con las mejillas rojas. "Estaba por preparar el almuerzo de todas formas, así que pueden ser mis invitados."

"Muchacho, estás cocinando en nuestra cocina, tú eres nuestro invitado." Vio a su padre remangarse la camisa y mover la mano en el aire al caminar dentro. "Yo cocinaré."

"En serio, está bien." Richard le sonrió más cómodamente a su padre e inclinó la cabeza hacia la puerta trasera. "Quizás le gustaría ver el muelle allá atrás. Dylan le mostrará."

"¿Qué?" Su padre caminó rápidamente hacia atrás, abriendo la puerta antes de jadear. Su madre se apresuró a su lado. "Lo veo y no lo creo. ¿Cuándo...?"

Cuando Dylan se quedó en silencio, demasiado avergonzado para contestar cuando su padre se le quedó mirando, Dough se entrometió, llamando la atención de su padre. "Dylan se levantó muy temprano para terminarlo antes de irnos." Levantó una ceja en su dirección y su padre apretó los labios, sus ojos temblando y él sonrió. ¿Querías una prueba? Ahí está. "Usamos la pintura del ático."

"Esa... era era la pintura original." el hombre se envolvió con los brazos, buscando qué decir. Miró a Dough fijamente antes de suspirar y dejar caer los hombros. Luego salió por la puerta. "Hey, Dylan. Ven conmigo un momento."

No pensó que lo pondría nervioso, pero lo estaba. Dylan lo miró como si buscara una salida, pero no lo haría por él. No ahora. solo inclinó la cabeza hacia la puerta con una sonrisa alentadora. 

Richard también tenía los ojos en Dylan, al igual que su madre. Con una palmada en el hombro, Richard le dio el último empujón que lo convenció.

Su mamá soltó una risita. "Dylan es muy tierno. ¿Qué edad dijiste que tenía?"

"Veintitrés." Ahora que lo pensaba, se estaban acercando a noviembre. Parpadeó. "Pronto serán veinticuatro."

"¿Le harán una fiesta?"

Richard se dio la vuelta luego de dejar las papas hervir. "¿Qué día?"

Era un poco complicado hablar sobre fechas. En el equipo, el cumpleaños de todos era celebrado en el día que nacieron normalmente, excepto el de Dylan. Como sus padres lo abandonaron sin ningún documento encima, nadie sabía cuándo había nacido. Así que después del cumpleaños diecisiete, Snake decidió que celebrarían los dieciocho de Dylan se celebrarían el día en que fue recogido por el señor Kana.

A pesar de no ser su padre real, el jefe recordaba la fecha con mucha calidez y apoyó la idea de Snake al cien por ciento. El año siguiente, todos hicieron una fiesta por todo lo alto y Dylan terminó arrastrándose hasta su dormitorio. Fue una de las noches que más recordaba junto al equipo.

"El décimo día de noviembre," dijo sin poder contener una sonrisa. "Deberíamos hacerle una fiesta. Pero las odia."

Y quién sabía dónde estarían para entonces. Con suerte, seguros y a salvo. 

Quizás Dylan no se tomaba en serio sus cumpleaños, pero para Dough era especial. 

Almorzaron todos juntos. Un tímido Dylan sentado al lado de su padre, conversando y su madre del otro lado, hablando con Richard. No era nada especial, pero se sintió tan bien.

Tan correcto.

No podía esperar a que todo esto terminara.

*    *

Serge terminó de subir todo al pick up y regresó a la casa para buscar a los chicos. 

Jiang le tendió su abrigo a Dylan con una mirada decida. "El clima no es una broma, te hará bien." Le había dado uno igual a Serge con la misma mirada, como si no fuera la gran cosa, pero lo hacía de corazón. Casi como Dylan. Sonrió cálidamente cuando Dylan asintió lentamente, murmurando un gracias por lo bajo. Jiang hizo algo parecido a una sonrisa y le palmeo la espalda. "Tengan un buen viaje."

Lee dejó a su madre ajustarle la bufanda, pero sus ojos estaban en Dylan y su padre.

"Estoy pensando que te gustaría adoptar a Dylan."

Jiang se rió. "Eso sería extraño."

Sophia solo sacudió la cabeza y Lee sonrió con complicidad.

Ellos estaban actuando extraño desde ayer por la tarde. 

Y creí que Lee había dicho algo. Porque mientras horneaban, Lee llamó a su madre para hablar, y cuando ella regresó, solo se quedó en silencio durante un largo rato, tanto que lo hizo sentir que estaba haciendo algo mal, pero cuando el primer bache salió, ella solo lo vio a los ojos y le entregó un pequeño libro.

"Es tuyo."

Eran sus recetas. Intentó dárselo, diciendo que estaba bromeando, pero ella insistió persistentemente. Y fue una broma a medias, no pensó que ella se lo daría, pero estaba agradecido. Mucho, de hecho. Le dio un abrazo, cerrando los ojos cuando su calidez lo envolvió.

"Gracias," dijo con un nudo en la garganta. "Lo cuidaré muy bien."

"Espero que sea así."

Y no se sintió como si ella solo hablara del libro.

Ella le entregó el termo más grande junto con una envase lleno de galletas. "Visítennos cuando puedan, pero déjennos saber cuándo antes de que hagamos planes."

Lee sonrió. "Te llamaré."

"¿Tienes mi número?"

"Lo tengo memorizado. Lo prometo." La besó en la frente antes de abrazarla con los ojos cerrados, tan fuerte que ambos se estremecieron. 

Serge sintió algo dentro de él tirar con culpa. Tragó la bola en su garganta y apartó la mirada.

"Cuídense mucho."

"Los acompañamos afuera."

Los Lee los miraron desde la entrada de su villa cuando ellos subieron a la camioneta.

"Oye, Richard." Volteó la cabeza y asintió. Jiang guardó las manos en los bolsillos del abrigo. "Tienes que enseñarme la receta del salmón la siguiente vez."

"N-no fue nada, señor."

"Ah, yo creo que sí. Probemos la parrilla juntos la próxima, ¿sí?"

Quería golpearse la cabeza contra el timón. En cambio, solo lo agarró con fuerza y asintió. "Sí, señor."

Los escuchó despedirse con un zumbido en los oídos. 

¿Qué era esto? 

...¿arrepentimiento?

Condujo lentamente por las calles de la villa sin estar prestando real atención. Incluso cuando las puertas del lugar eran solo un reflejo en el espejo del auto, él no estaba seguro de sentirse completamente en su piel.

"¿Puedes prestarme el teléfono?"

Parpadeó con la voz de Dylan. El teléfono no tenía contactos, solo el registro de llamadas entre él y Diana, además de sus mensajes. Y Serge recordaba perfectamente decirle a Dylan que el teléfono había muerto cuando en realidad solo lo apagó para evitar ser rastreados. Debería tener la mitad de la carga todavía. Eso era un problema.

"Seguro." Lo buscó en el bolsillo del pantalón, sus ojos en el camino cuando pasaron por la parte del camino con rocas. Lo sostuvo en la mano izquierda sobre la ventana del auto y cuando cayeron en uno de los baches, dejó al teléfono deslizarse de su mano hasta caer por la ventana. Maldijo, frenando de golpe. "Mierda, se cayó."

Abrió la puerta y miró el teléfono un par de metros detrás del auto. Dylan no podía verlo desde el retrovisor, solo verlo desde la ventana trasera.

Aplastó la bota sobre el teléfono hasta que sintió que se rompió con el sonido ahogado en la suela. Apretó los labios, inclinándose para recogerlo, todo en menos de un minuto. La pantalla era un desastre y el marco estaba salido.

Suspiró, inclinándose dentro del carro antes de entregárselo a Dylan. "Lo siento."

"Tienes que estar jodiéndome." El chico exhaló pesadamente, intentando encenderlo cuando Serge continuó conduciendo. "Está bien. Subiremos de inmediato entonces."

Diana estaba molesta y algo más. Zev tenía cara de haber escuchado sus quejas durante toda la noche.

"Parece seguro allá abajo." Dylan usó su atención antes de dejarla hablar, claramente evitando un regaño o muchas preguntas. Inteligente. "¿Tenemos noticias?"

Diana parpadeó, dándole una mirada a Serge antes de ver a Dylan y poner las manos en la cintura. "Tenemos que conducir hasta Xi'an, unas dos horas. Es la mayor ciudad por aquí."

"¿Tenemos transporte ahí?"

"No, pero tendremos la autopista más grande disponible para seguir subiendo al norte," dijo, mirando hacia el horizonte, pensativa. "Primero, un tren hasta Harbin. Es una ciudad grande, hay lugares donde alojarse sin que hagan muchas preguntas, hay lugares para comer y hasta podrías perderte un poco en el centro. Después, nos movemos hacia una pequeña ciudad de frontera, que tiene cierto encanto... te gustará el paisaje. Y es más fácil conseguir trasporte en esa área."

Dylan asintió. "Parece que tienes la ruta completa planeada."

Diana se encogió de hombros, frotándose la frente. "Bueno, no pasamos toda la noche en ello. Hice unas llamadas por ahí. Tendremos que robar un auto allá abajo, pero estará bien. Con suerte lo lograremos en menos de dos días."

Sin más que decir, todos se acomodaron. Zev y Diana en el vagón con sus bolsas. No sería la primera vez que robaran un auto, había visto a Zev hacerlo con mucha facilidad.

"¿No estás cansado?" Dylan le quitó las llaves antes de que Serge volviera a subir al auto. El chico lo miró fijamente. "Trabajaste en la mañana y luego cocinaste. Yo conduciré."

No estaba realmente cansado, pero lo apreciaba. "Como prefieras."

Lee se sentó en el centro y él cerró los ojos mientras bajaban, pensando.

Estaban muy cerca.

El peso del libro en su bolsillo se sintió como mil ladrillos.

¿Qué se suponía que tenía que hacer?

¿Podría pensar en algo en dos días?

Quizás si entregaban a los demás miembros del equipo, Dylan no sería necesario. Era el más joven del equipo después de todo. Lee no era un blanco, pero que estuviera con ellos, llamaría la atención. Nadie le creería que tenía un amante hombre, mucho menos dos.

Al llegar a la ciudad, Diana golpeó el costado del auto haciendo a Dylan detenerse en una gasolinera vieja. Rellenó el combustible, distrayendo al despachador mientras Zev y Diana se acercaban al sedán que estaba solo al borde de la calle. Lo abrieron en un minuto y salieron de inmediato, casi perdiéndolos de vista.

Dylan continuó conduciendo, encontrándolos de tiempo en tiempo al entrar a la carretera principal.

Las calles estaban más llenas de lo que habría imaginado, y la camioneta de su equipo se había perdido entre el tráfico otra vez. Solo podía ver el semáforo en rojo más adelante, pero Dylan parecía estar acostumbrándose en este punto a seguirles el ritmo.

Pasaron media hora más en camino antes de encontrarse otro semáforo en una pequeña ciudad con altos edificios. 

La luz cambió y los autos avanzaron a alta velocidad, y justo antes de pasar la entrada a la derecha, Dylan cambió la dirección y entró a la vía alterna, pisando el acelerador. 

Serge sintió que el estómago se le agitó.

Volteó a verlo. "¿Dylan?"

El chico solo levantó la mano, en silencio, metiéndose al estacionamiento de un centro comercial. Pudieron haber subido unos diez pisos antes de que él se detuviera en uno de los espacios. 

Lee también estaba confundido. "¿Qué está pasando? ¿Por qué no los estamos siguiendo?"

Dylan tomó su mochila del suelo y comenzó a buscar dentro de ella. Sacó una Glock y una Beretta, cargándolas. Serge no tenía suficiente aire en los pulmones. El sudor frío estalló en su piel.

Iba a preguntar otra vez, pero Dylan estalló. Golpeó el tablero del auto con tanta fuerza que la pantalla del viejo radio se quebró y el botón salió. El rostro de Dylan se volvió algo oscuro y enojado, las venas sobresaltadas en su cuello.

"Nos engañaron," dijo con los dientes apretados. Sacó más cargas y se las guardó en los bolsillos del cargo. Serge inhaló bruscamente y Lee se sacudió cuando Dylan le puso otra Glock sobre las piernas. Le dio un puñetazo al timón. "¿Sabes lo que está al jodido norte? ¡Puta Rusia!" Otra Glock brilló en la bolsa cuando Dylan comenzó a cargarla y se la estrelló en el pecho a Serge. Con las manos congeladas, la tomó. "Si no queremos morir, no podemos entrar a Rusia."

Lee tomó la pistola con conocimiento y la guardó en su cintura, al vista al frente. "¿Trabajaban con Kozlov?"

La mención de su jefe lo hizo inclinarse. 

"No lo sé." Dylan cerró los ojos, apretándose con fuerza con un gran gruñido saliéndole desde dentro del pecho. "No tengo idea de qué está pasando. Pero nadie del equipo nos llevaría a Rusia cuando Kozlov le puso precio a nuestras cabezas ahí." Con un suspiro derrotado, Dylan salió del auto. "Tenemos que movernos. Cuando se den cuenta de que no los estamos siguiendo vendrán a buscarnos. Buscaré otro auto, quizás hayan puesto un rastreador a este."

Bajaron del auto y se movieron por el estacionamiento. Debían lucir sospechosos como el infierno, pero en una misión así, lo único que podían hacer era moverse rápido. Dylan encontró un auto abierto, una camioneta de lujo y todos se subieron. 

Se sentó atrás, con el corazón acelerado. 

Estaban a punto de descubrirlo.

De saber que los había estado engañando.

Que también estaba llevándolos a su muerte inminente.

Con Dylan conduciendo, Lee se sentó en el lado del pasajero. Miró atrás a él y estiró la mano con una mirada preocupada. "Estaremos bien. Confío en Dylan para sacarnos de aquí." No podía sostenerle la mano y verlo a los ojos. Lee suspiró. "¿Estás asustado? Está bien, yo también." La mano fría le cubrió la suya y él levantó la cabeza. El hombre le sonrió. "No te preocupes."

Asintió lentamente, sintiendo una mirada más sobre él.

Se encontró con los ojos de Dylan por el retrovisor antes de que él volviera a ver adelante hasta salir del estacionamiento.

"A menos que vean un rostro familiar, disparen." Lee suspiró, mirando por la ventana. Al entrar en la calle principal, Dylan maniobró algunas veces hasta llevarlos a un área menos comercial. Miró a Lee por un momento antes de que sus manos se ajustaran al volante. "Los llevaré a un lugar seguro."

Esa mirada en sus ojos. Se veía culpable.

Condujo veinte minutos sin detenerse, tenían el tanque lleno y el auto funcionaba bastante bien. Si Diana y Zev no los habían encontrado ya, dudaba que pudieran seguirles el ritmo.

Tenía el arma descansando en su regazo.

Si quería evitar que se escaparan estando tan cerca de llegar a Rusia, tendría que dispararle a Dylan.

Tenía el lugar perfecto para darle un tiro limpio por la nuca.

Golpeó los dedos encima del frío metal, mirando el corto cabello rozándole el cuello a Dylan.

Lo único que quería hacerle, esa dejar una marca con su boca justo ahí.

Llegaron a una calle sin salida, pero más adelante tenían pequeños comercios con tiendas y lleno de personas. Dylan apagó el motor, mirando adelante. "Tengo que conseguir un teléfono." se quitó el cinturón y acomodó su bolsa, colocándose la gorra de béisbol en la cabeza. "Buscaremos una habitación también. Necesito... necesito pensar en cómo salir de aquí."

Lo siguieron después de abandonar el auto. No solo porque estaban huyendo de Diana y Zev, sino porque Ivan debería estar buscándolos, Serge puso sus sentidos a trabajar, ajustando el arma en su cadera para usarla si era necesario. Caminó detrás, con Lee en medio de ellos para mantenerlo seguro.

Se preguntó si la gente que venía por Dylan para llevarlo a un lugar seguro, habían dejado de buscar. 

Lo dudaba profundamente.

Pero eran terribles en hacer su trabajo.

Entraron en una multitud, chocando hombros y manteniéndose cerca. Dylan miró por encima de su hombro y les señaló caminar hacia la izquierda. Entraron a un callejón húmedo que solo tenía un contenedor de basura y Dylan se pegó a la pared, con un teléfono en la mano. Lo revisó y encendió la pantalla que no tenía bloqueo alguno, se movió por la configuración cambiando el idioma y luego lo miró fijamente.

"No puedo creer que esté diciendo esto, pero me gustaría que Vernon estuviera aquí."

Lee bufó. "Dudo mucho que él quisiera escucharte decir eso."

"Sí, bueno. A veces puede ser útil."

"Snake te pateará el trasero si lo dices ahora."

Dylan hizo una mueca. "Supongo."

Snake era un nombre que recordaba. Era parte de su equipo, el líder si no se equivocaba y Vernon no le era indistinto. 

Girando la cabeza, miró un lugar donde pudieran quedarse. No necesitaba ser algo especial, de hecho, mientras peor se viera sería mejor. Ni siquiera tenían documentos consigo y no necesitaban más problemas. 

Un borracho se tropezó frente al callejón y otros hombres lo recogieron. Había un bar cerca, y si había un bar, había un motel.

Se inclinó por el borde del callejón, buscando el bar. Era plena luz del día todavía, pero a la gente no le importaba beber sin razón. Había un pequeño edifico de tres pisos con ventanas rotas y barrotes delante, había un letrero en el idioma local pero tenía precio a un costado.

Volteó a verlos, ellos seguían revisando el teléfono. Serge señaló la salida. "Por aquí."

La mujer en la recepción, tenía un cigarrillo en la boca. No intentó hablarles, solo le mostró un letrero con el precio. 

"Mi mamá me dio cambio." Lee buscó en sus bolsillos algunos billetes, se los tendió a la mujer, pero antes de que ella los tomara, él los retiró y entrecerró los ojos. "我想要最干净、最大的房间."

La mujer inhaló profundamente sin apartar la vista, después de lo señaló. "好,好,那你得多花点钱了."

Lee sonrió, contando unos billetes más antes de lanzarlos al escritorio luciendo victorioso. "Llaves, por favor."

La mujer chasqueó los labios al tomar los billetes, luego buscó una llave de las que colgaban en la pared. Se la lanzó haciendo una mueca y moviendo la mano en el aire.

Lee los empujó hacia las escaleras, riéndose. Serge volteó a verlo mientras subían. "¿Qué le dijiste?"

"Que me diera su mejor habitación, ella pidió más dinero por eso, pero aceptó."

Las paredes estaban frías y húmedas. Serge apretó los labios. "¿Cuál es su concepto de mejor habitación?"

"La que sea nos servirá." Dylan subió el primer piso y esperó a que Lee dijera qué habitación era. "No es momento de ser exigentes."

"Parece que es el último piso."

"Bien, tendremos una mejor vista."

Solo tenía galletas y café en su mochila, además de ropa limpiar. No tenía hambre pero no parecía una buena idea dejar la habitación mientras pensaban qué hacer. Lee se sentó en la cama y Dylan fue a la mesa de madera para abrir el teléfono. 

Serge tragó. "¿A quién quieres llamar?"

"Solo enviaré un mensaje, con suerte sigue siendo el mismo número."

Del bolsillo del pantalón sacó un mapa. ¿De dónde tenía un mapa? Lo revisó, murmuró para sí mismo y luego escribió en el teléfono. 

¿Coordenadas?

El teléfono timbró casi de inmediato, haciendo que contuviera la respiración, pero al ver la expresión de Dylan, no había funcionado. Lo tomó cuando Dylan lo soltó en la mesa y vio el mensaje recibido. 

El mensaje no pudo ser enviado. Verifica el número y vuelve a intentarlo.

Bien.

No necesitaban el equipo. Saldrían de aquí por su cuenta. 

Incluso si tenía que darles su verdadera identidad, Dylan necesitaría su ayuda para sacar a Lee de aquí.

Parecía una tarea difícil.

Se paró frente a la ventana que daba al otro lado del pueblo y movió un poco la cortina. Quizás se habían movido con facilidad hasta ahora, pero eventualmente alguien los notaría, o incluso las cámaras de seguridad de la calle. Seguir avanzando de día era la peor idea posible.

"Esperaremos a que anochezca." Dylan exhaló desde la mesa, como si leyera sus pensamientos. Serge asintió. "Pensaré en algo para entonces. Descansen."

Les dio la espalda y se concentró en el teléfono y el mapa. 

Serge se quitó el abrigo antes de sacar la pistola de su cadera y dejarla en la silla de madera al lado de la cama. Se sentó junto a Lee y le tomó las manos para soplar en ellas. "¿Estás bien?"

"Solo sigo pensando en mis padres. ¿Nos siguieron hasta la villa?" Se pasó la mano duramente por el cuello mientras su rostro estaba pálido. "¿Qué si van por ellos? No debí mencionarlo, nunca debimos ir."

"Hey, está bien. Estuvimos ahí una noche entera, si nos hubieran querido atrapar lo habrían hecho. Tus padres están bien." Aunque no podía asegurarlo por completo. Al menos por Diana y Zev, ellos no sabían a dónde fueron. Ivan era otro asunto. Era impredecible, se movía como un fantasma y era difícil saber qué estaría planeando para castigarlos por cambiar la misión. Le apretó la mano, buscando sus ojos. "Saldremos de aquí y nos alejaremos más de ellos, así que no te preocupes. ¿De acuerdo?"

Los pisos de madera eran tan delgados que cada paso se escuchaba como si alguien arrastrara los pies. Dylan se les acercó, las manos en las caderas y una mirada impotente. Lo que sea que estuviera pasando en su cabeza, podía ver que él estaba culpándose por dentro. No se veía mucho mejor que Lee, y esa sombra en sus ojos se veía muy parecida al miedo.

Serge le tomó la mano y tiró de él encima, envolviéndolo apretadamente. Desearía hacerlo sentir mejor, decirle la verdad, que nada de esto era su culpa y que encontrarían una manera para irse. Juntos. Seguros.

"Lo siento," se escuchó decir un momento después cuando el calor de los tres se unió, con suerte ninguno de ellos lo escuchó. La cabeza de Lee en su hombro pesaba al igual que el cuerpo de Dylan que se quedó muy quieto. Esta vez no lo decía para ganarse la confianza de los dos hombres, esta vez... lo sentía de verdad, y su pecho se apretó. "Desearía que no estuvieran pasando por esto."

Dylan inhaló. "Es mi culpa. Nunca debí involucrarlos—"

Serge apretó los dientes.

"No es tu culpa."

"Lo es. Perdí mi dirección, pretendí vivir completamente alejado de mi realidad y ahora ustedes están."

"No es tu culpa, Dylan." Su corazón se sentía como si fuera a estallar. El zumbido en sus oídos era casi demasiado para soportarlo. "Ustedes no tienen la culpa."

"Si no tengo la culpa, entonces, ¿quién la tiene?"

Dylan se levantó tan rápido que Serge solo pudo mirarlo caminar en círculos, masticándose la uña del pulgar. 

Lee a su lado solo se encogió en sí mismo, probablemente golpeándose a sí mismo, demasiado preocupado por sus padres.

"Conseguiremos un auto a media noche y nos iremos de aquí. Tenemos armas, las usaremos de ser necesario. Pero iremos a un lugar seguro. Cualquiera." 

Tan cansados como estaban por la agitación, ninguno fue capaz de dormir un poco. Lee se quedó muy callado en la cama, preocupantemente callado, y Dylan se sentó a revisar el teléfono, murmurando cosas para sí mismo.

Cuando la oscuridad del lugar fue tanta, Serge se quedó de pie frente a la ventana, observando y vigilando, con todas las luces de la habitación apagadas para no llamar la atención.

Deseaba con todas sus fuerzas que Diana y Zev estuvieran lejos, que en el momento en que se dieron cuenta de que los perdieron, hayan regresado todo el camino hasta la montaña y estuvieran buscándolos a un lugar donde les tomaría horas encontrarlos, porque no estaba seguro de qué lado iba a ponerse cuando se vieran las caras nuevamente.

¿Se había convertido en un traidor?

Ivan lo ejecutaría. De la manera más dolorosa posible mientras él seguía con vida.

¿Valía la pena? Estos dos hombres en la habitación con él, ¿valían la pena por su vida?

Chirr... chirr...

Serge levantó la cabeza cuando el sonido de las tablas hizo eco en sus oídos. Dylan lo notó también, se puso de pie y tomó la pistola de su cinturón. Serge tomó la suya, silenciosamente intentando quitarle el seguro. Podía ver la sombra de Lee en la cama, deslizándose fuera con un ligero sonido. 

Se quedaron quietos, respirando controladamente, esperando que el sonido se repitiera.

El suelo estaba en tan mal estado que cualquier movimiento que ellos hicieran los delataría, lo mismo iba para quien fuera que estuviera afuera. 

Alguien gritó algo que no entendió, pero parecía no estar del todo bien. Dylan usó los gritos y el sonido de las tablas crujiendo para ir hasta la puerta. Se paró frente a la mirilla, el arma firme en sus manos, pero después bajó los brazos, exhalando.

"Son unos borrachos."

Una larga respiración contenida salió de sus labios cuando guardó el arma. Ni siquiera llegó a colocarla correctamente en su cadera antes de que la ventana detrás de él explotara.

No logró darse la vuelta a tiempo. Algo pesado cayó sobre él, mientras el vidrio alrededor le hacía pequeños cortes en la piel. Tenía visión lateral, y podía escuchar disparos detonando, pero el peso manteniéndolo abajo en el piso hizo imposible que le levantara. Intentó tomar su arma, pero le pisaron la mano con una pesada bota. El vidrio le cortó la piel y él gruñó con dolor.

Frío metal se colocó en su nuca y él aspiró una respiración.

Y se dio cuenta de que nadie estaba disparando ahora. El impulso de revisar a Dylan y a Lee llenó su cuerpo de fuerza por un último instante, pero fue en vano. Alguien gruñó encima de él antes de que la rodilla de la persona presionara en sus omóplatos y otras personas pisaron sus muñecas para que no se moviera.

Alguien silbó.

"Ha pasado un tiempo."

Otro hombre se rió. "¿Viste eso? Lo primero que hizo fue disparar. Tienes suerte de que esté usando mi chaleco."

Serge se sacudió. "¿Quiénes...?" No sonaba como su equipo, no habían acentos. 

Sus intentos fueron de hablar ignorados.

"¿No podían entrar como la gente normal?" Era Dylan, y sonaba... bien. Aliviado. Serge sintió algo alojarse en su pecho pesadamente al tiempo que las luces se encendían. Él no podía ver nada más que botas y vidrio en el piso. "¿Qué estás haciendo? Él no es peligroso, está sangrando."

La persona sobre él se tensó antes de que alguien más hablara. "Sí, bueno... necesitamos hablar."

Lee jadeó. "Déjalo levantarse, tengo que quitarle el vidrio."

¿Conocían a esta gente?

El aire no estaba entrando a sus pulmones como debería, y no era porque le estuvieran presionando la espalda por atrás. 

"Dog, no te le acerques." Una voz grave habló cerca de él antes de que lo tomaran de los brazos y lo levantaran. Le pusieron algo alrededor de las muñecas, apretado y doloroso. Dylan y Lee estaban justo delante de él, junto con un montón de rostros que podía reconocer de la primera vez que se le presentó esta misión. Era el equipo de Kana. El equipo que se suponía que debían estar entregándole a su jefe. El hombre con tatuajes hasta el cuello estaba a su lado, tirando de su cabello hacia atrás. Serge apretó los dientes y el hombre entrecerró los ojos. "¿Por cuánto tiempo pensabas sostener tu mentira?"

Alguien lo golpeó con la punta de un arma en el costado. Otro hombre lo observó como si no fuera más que basura. "Debería felicitarte por engañar a uno de nuestros mejores hombres."

Serge miró al frente sin importarle sentir que su cabello iba a ser arrancado.

Dylan y Lee lo estaban viendo fijamente. Con dolor en sus ojos. Su corazón se apretó y su estómago cayó. Jadeó por aire. "No..."

Un hombre más se plantó frente a ellos, cortándole la visión. 

Conocía bien a este.

Era el líder del equipo.

Snake.

Con las manos detrás de la espalda, Snake lo vio a los ojos. "¿Cuál era el plan?" El hombre se inclinó más cerca, sus ojos verdes intensos y llenos de venganza. Había visto lo que podía hacer. Era especialista en tortura para buscar respuestas y hombres más experimentados que él se volvieron en tiras después de pasar por sus manos "Dylan."

"Snake."

Snake se giró para ver a Dylan, manteniendo la misma posición, su mirada se hizo más aguda y su voz densa. "¿Qué fue lo que pasó? Tenías una misión."

Dylan se tensó, parándose firme y sin ver a los ojos de Snake. "Yo..."

Lee miró a Dylan antes de ver a Snake, apretando los labios. "No tiene la culpa, Snake."

"Estoy hablando con él. Lidiaré contigo después." Serge vio a Dylan estremecerse antes de que él moviera a Lee a un lado para enfrentar a su líder. "Qué fue lo que pasó? Responde."

¿Quién se creía que era? Se sacudió de los que lo tenían atrapado, gruñendo. "¡No le hables de esa manera!"

El cuerpo entero de Dylan se tensó cuando él miró al frente sin una sola emoción en sus ojos. "Me distraje."

"¿Aceptas que es tu error?"

"Sí, señor." 

Snake suspiró y un hombre más delgado, pero alto, saltó entre los dos con una tableta. "Te hemos seguido desde Filipinas. ¿Sabes lo difícil que fue llegar aquí?" El chico sonrió con un brillo en los ojos. "Eras el último que faltaba, y el señor Kana nos dio todos los recursos necesarios para encontrarte. Aunque debo admitir que fue divertido entrar a la villa. No puedo olvidar la cara del hombre de seguridad." 

Los demás se rieron, excepto Dylan, Lee y Snake.

Vio al líder suspirar, girándose para ver el hombre de la tableta. "No es el mejor momento," su voz era tan dulce que no estaba seguro de que era el mismo de hace un minuto. Una de sus manos se soltó y él le acarició la cadera al otro hombre. "Más tarde, cuando salgamos de aquí, puedes molestarlo tanto como quieras."

"Nah." El hombre sacudió la cabeza, mirando de Dylan a Serge antes de apretar los labios y bajar la mirada. "Creo que ya tiene suficiente con lo que lidiar."

Con un suspiro, Snake se dio la vuelta. "Tenemos que irnos. Vernon rastreó a los otros dos no muy lejos de aquí y podrían encontrar este lugar en cualquier momento. Tenemos las camionetas abajo. Dylan, Dog, sigan a Shott con sus cosas. Nosotros nos encargaremos de este antes de seguirlos."

Así que así es como iba a terminar.

Lo merezco.

Dylan y Lee no tenían que mirarlo antes de salir del cuarto, de hecho, Lee solo tomó su mochila del piso y salió por la puerta. En cambio, Dylan se acercó a él. Fue espeluznante ver sus ojos sin vida verlo directamente. 

Ni siquiera parpadeó cuando él le tomó el rostro, apretándolo con tanta fuerza que pensó que su mandíbula se rompería. Y aún así, no lo demostró. Dylan tenía muchas razones para estar enojado con él. Que quisiera matarlo él mismo, estaba bien también.

Recibió un golpe en la nariz que causó que la sangre salpicara por todas partes. Manos lo sostenían de pie para seguir tomando los golpes, y aunque su cuerpo comenzó a debilitarse, él se negó a caer. No era una cuestión de orgullo. Solo quería que Dylan sacara todo el dolor dentro de él.

Vio lágrimas acumularse en sus ojos cuando los golpes cesaron, y él le tomó del cuello de la camiseta. Serge tenía el rostro tan hinchado que apenas podía verlo con claridad, pero era imposible no ver el dolor de la traición en mirada cuando lo sacudió.

"Debería matarte..." Incluso su voz dura se volvió temblorosa. Serge asintió, sintiendo la sangre llenarle la boca. "¿Por qué no...?"

"Es suficiente." Snake lanzó en brazo entre los dos, haciendo a Dylan alejarse. "Ve con Shott. Este ya no es tu objetivo. Tenemos una nueva misión."

Dylan bajó la mirada, alejándose para tomar sus cosas del piso y desaparecer por la puerta.

Más allá del dolor físico, había algo más haciéndole un agujero desde adentro, y se sentía mucho peor que el exterior.

Lo soltaron de repente. Cayó al piso con un golpe sordo y más cristales enterándose en su piel. No tenía la fuerza para levantarse, así que solo se quedó ahí, respirando por la boca con el metálico sabor de la sangre en el paladar. 

"Por el simple hecho de que pudiste engañarlos de una manera tan simple, debería acabar contigo justo ahora." Snake se puso de cuclillas al lado de su cabeza. Tomó un mechón de su cabello y lo obligó a mirarle a los ojos. "Pensaste que podías solo llevarlos a Rusia para que los ejecutaran después de jugar con ellos. ¿Crees que no sé en dónde estuvieron y las cosas que hicieron? Patético bastardo."

Una bota le presionó el pecho contra el suelo y él se quejó. Todo dolía. 

"Matarte sería tan fácil, y realmente quiero hacerlo."

Serge escupió un montón de sangre. "Entonces hazlo."

"¿No te importa morir?"

Claro que le importaba. Nadie ansiaba la muerte ni aunque dijera a viva voz que era así. Todos le temían a encontrarse con el último momento de su vida. Sin importar lo despreciable que esta fue.

Pero...

Lee y Dylan estaban decepcionados. Serge los engañó y los usó vilmente por sus propias razones egoístas. Cerró los ojos y un sonido extraño salió de su pecho cuando líneas de agua caliente se deslizaron por sus mejillas. 

"Yo les hice esto," dijo con un hilo de voz. Habría preferido que Lee se fuera después de golpearlo, sin ignorar su existencia. "Me odian."

El silencio de la habitación solo fue llenado por sus sollozos. Alguien se aclaró la garganta. "¿Qué está pasando?"

"Mantenlos seguros..." susurró sin voz. "Llévalos a casa seguros. Eso es todo lo que pido."

Snake tarareó.

"¿Esas son tus últimas palabras?"

"Sí."

"Tienes bolas, te concedo eso." Algo se clavó en su cuello, una jeringa y el líquido caliente entró en su cuerpo como lava caliente. "Y te aseguro que tu último deseo se cumplirá."

Su garganta se cerró dolorosamente, su pecho, sus pulmones, sus manos, todos se adormecieron al igual que sus piernas.

Así es como ellos los iba a recordar. 

Como un traidor.

Y aunque podrían ser sus últimos segundos con vida, no se arrepentía de haber elegido esta misión.

Solo era un jodido egoísta que al fin recibía su merecido.

***

Dun dun...

Parte 9 aquí!!!

Nos veremos en la parte diez para la gran final de estas tres historias!! 

Gracias por todo chicos, en serio. Y nos leemos pronto xx



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro