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6

El sonido del agua golpeando las paredes del yate hizo que se despertara. Ya había luz viviendo desde la puerta de arriba, y el sonido de música relajante deslizándose entre las aperturas de ella. 

Serge se pasó la mano por el rosto, o lo intentó. Su brazo estaba atrapado y adormecido. Girando la cabeza a su derecha, vio el corto cabello rubio cobrizo descansando sobre su hombro cómodamente. Una sonrisa se estiró en sus labios.

Dylan jamás se había visto tan inocente y vulnerable. Con los labios estirados como un patito y los ojos cerrados con fuerza, estaba abrazando a Serge con el brazo y una pierna pesada en su cadera.

Tristemente, no lo odió.

Olió su cabello y lo revolvió un poco. ¿Era malo que pensara que estaba oliendo a un cachorro en lugar de un hombre joven? Era tan diferente a cuando tenía largas hebras, los cortos mechones apenas serían de unos dos dedos de largo, pero le sentaba bien. Lo hacía ver mayor y maduro, como un verdadero asesino.

Todavía no quería pensar demasiado en la situación, pero tenía que levantarse de cualquier manera. Su vejiga estaba matándolo, pero incluso cuando pudo quitar el brazo con cuidado y acomodar mejor a Dylan, del otro lado tenía un pozo de baba en el cuello. Suspiró, frotándose los ojos para despertarse mejor.

Lee tenía el cabello sobre la frente, los labios separados y una relajada expresión de alguien que estaba demasiado cómodo incluso después de lo que pasó en la madrugada. Le acarició le mejilla y también se lo quitó de encima lentamente hasta que pudo tocar el piso de la lancha con los pies.

Fue al baño y se vio al espejo mientras vaciaba su vejiga. Tenía un horrendo moretón en el rostro, y el labio partido. Dylan le había lanzado un muy buen golpe que pudo noquear a cualquier otro, pero no a él. Había recibido golpes así y con más fuerza a lo largo de su vida. Las peleas cuerpo a cuerpo era algo que Ivan planificaba para entrenar y no dudaba que era algo que el hombre disfrutara de ver.

Por el otro lado, tenía marcas a lo largo del cuello y los hombros.

Parpadeó hacia su reflejo.

¿Dónde quedó el hombre heterosexual?

Este no era el mismo hombre que aceptó la misión de espionaje y extracción para su jefe. 

El hombre del espejo comenzaba a verse como alguien más.

Un golpe desde arriba le hizo apresurarse a salir. Dylan y Lee seguían dormidos plácidamente, así que él se vistió y subió las escaleras descalzo. Solo necesitó empujar la puerta hacia arriba y sacar su cuerpo antes de volver a cerrar con cuidado. La música era mucho más alta ahora.

Una muy cliché playlist para estar navegando en el mar. Se tomó un minuto para apreciar la vista del océano pacífico en todo su esplendor. No había una maldita cosa cerca de ellos y era bastante aterrador mirarlo de esa manera. Se sostuvo de la baranda, girándose para buscar a alguien, y cuando no los vio, decidió seguir a la música.

Más atrás había una cabina amplia con sillas acolchadas, algo parecido a una cocina inventada y el control de mando. Golpeó el techo antes de asomarse.

Zev le sonrió, una taza humeante en su mano. "Боже мой, я думал, что ты проспишь весь оставшийся день!" Traducido a: Por dios, creí que dormirías por el resto del día. 

Serge le quitó la taza y tomó asiento en uno de los sillones que la mujer ocupaba. Diana tenía un brazo tendido por encima de los ojos y lo pateó cuando él le quitó los pies. 

"Español," le advirtió, sorbiendo un poco del café. Se sentía arrollado y su cuerpo estaba pesado. "No puedes hablar ruso."

"Ah, claro, sí. Yo recuerda." El hombre se cruzó de brazos, sus ojos inspeccionando a Serge de pies a cabeza antes de compartir una mirada con Diana. "Tú tienes diversión, ¿eh?"

"Parece que intentaron comerte." Diana se deslizó en el asiento hasta sentarse. El cabello negro y corto había sido una decisión de último segundo, pero no podían arriesgarse a que Dylan la reconociera. Zev se rió antes de girarse a la cocina y golpear su espátula. "Mira tu cara. Lo único bueno que tenías."

"Váyanse al demonio. Hice lo que querían."

"Podías drogarlos, o embriagarlos, pero tomaste la opción más valiente." Diana le palmeó el hombro con una sonrisa satisfecha. "Ese pobre agujero tuyo debe estar destruido así que permanece sentado."

Intentó engancharle el pie cuando ella caminó hacia Zev, pero Diana lo esquivó. "¿Qué pasó con los otros?"

"No los matamos si es lo que piensas. Solos nos deshicimos de ellos de la mejor manera posible sin dejar rastro o un escándalo." Tomó tocino de Zev y masticó pensativamente. "Pero tenemos un largo camino por delante. Salir de la isla fue fácil, pero llegar a Rusia sin ayuda y sin demasiadas provisiones en una tarea difícil. Tenemos suerte de que los idiotas abastecieron la lancha con tanto combustible que podremos ignorar Estados Unidos e ir a una de las islas más cercanas donde tendremos que tomar algún barco mercantil o pagar para ser llevados a nuestra siguiente ubicación. Y Zev se encargó de quitar cualquier rastreador posible para evitar que los Kana nos encuentren a la mitad."

Zev le dio la razón. "Hice todo el mapeo anoche tú duermes con tus amores."

Lo ignoró, volviendo la mirada a Diana. "¿A dónde vamos?"

"Encontraremos un contacto disponible en las maravillosas Islas Marshall. Que está a algunos días de distancia, así que intenta mantener todo en calma allá abajo, ¿sí entiendes?" Zev preparó una bandeja completa con comida y Diana la tomó antes de ponérsela en las manos junto a su café. Ella le dio un guiño. Tenemos condones, lubricante y algunos artículos personales también para higiene." Sacó tres pares de cepillos de diente de su abrigo y los dejó sobre la bandeja junto con un tubo de pasta dental. "Aunque tendrás que compartir ropa."

Bueno, mierda. No había nada más por hacer de todas formas. Se levantó con cuidado, rodeando la cabina. Diana detrás de él.

"¿Cuántos días?"

Ella tomó una profunda respiración antes de soltarlo. "Cinco."

"¿Qué?"

"Cuatro si tenemos suerte, pero tú no tienes que preocuparte por eso. Lo tenemos todo cubierto. En serio. Solo encárgate de mantenerlos ocupados y distraídos para que no noten el cambio." Diana abrió la puerta para él y le ayudó con la bandeja hasta que él bajó por completo, entonces se la regreso y soltó la puerta con fuerza.

Alguien inhaló profundamente, y cuando se dio la vuelta, Dylan estaba sentado en la cama, una pistola en sus manos que apuntaba directamente a él. Todavía tenía el rostro hinchado de dormir y Lee ni siquiera se había despertado con el ruido.

Serge se giró lentamente, mostrándole la bandeja. "Nos dieron desayuno." Dylan tenía una mirada salvaje que hizo que él dudara por un segundo en moverse. Tragó, buscando la mirada de Dylan hasta que esta se calmó un poco y él parpadeó, mirando a Lee acostado tranquilamente a su lado. Serge dio un paso cerca. "¿Puedes bajar eso? No me hace sentir mejor estar siendo apuntado con un arma."

"¿Por qué no me despertaste?"

"Um, bueno." Dejó la bandeja en la mesita de café en el centro del cuarto y tomó asiento en la silla. "Tocaron y yo estaba despierto. Te veías demasiado cansado. Están bien. Solo me dieron la bandeja y algunas otras cosas." Vio a Dylan salir de la cama con una cara de pocos amigos, pero dejó el arma en la mesita de noche antes de caminar hacia él, usando solo boxers negros. Serge empujó la bandeja hacia él cuando se sentó en la otra silla que estaba en frente. Tenía un moretón en el pectoral, alrededor a los lados del pezón. Serge sintió que cara se incendió y él terminó apartando la mirada. Jesús. Todo lo que había hecho estaba evidenciado en el cuerpo del otro hombre. Jaaa. Había un lugar en el infierno guardado para él al lado de la depravación. "¿Descansaste?"

"Apenas." Lo vio atacar la comida viciosamente. Sus ojos verdes se levantaron sobre él mientras masticaba. "¿Te dijeron algo más?"

"No."

"Subiré a ver cómo están las cosas. Tú solo quédate aquí."

Asintió con un tarareo. "¿Me dirás qué está pasando?"

"Todavía no." Dylan se sentó derecho y alcanzó una de las tazas de café. La olió un momento y luego bebió lentamente. "Sé que esto debe ser confuso para ti, y no deberías estar aquí."

"¿Trabajas para el gobierno o algo así?"

Él solo se encogió de hombros y continuó desayunando. Serge apenas podía tragar los panqueques. Le echó un vistazo a Lee. El hombre dormía como una roca. Aunque después de lo de anoche, el sexo y su primera vez, luego la adrenalina de escapar mientras les disparaban y llegar a la lancha, debió agotarlo a sobremanera.

Su cuello estaba marcado, sus hombros y la espalda también. Serge imaginaba que entre sus piernas y su trasero debían seguir sensibles.

"¿Cómo se conocen?"

Dylan tragó lo último de su plato antes de voltear a ver a Lee. "Trabajo," respondió tardíamente. "Es alguien importante."

"¿Para ti?"

"Para todos." Descartó la idea rápidamente. Quizás demasiado rápido para ser verdad. 

Serge quería saber qué parte tenía Lee en todo esto. No era un asesino. Eso era obvio solo con verlo. Tal vez era de inteligencia y no hacía misiones. De otra manera habría estado en el reporte que les dieron al inicio, pero el nombre de Douglas Lee no estaba por ninguna parte, ni en fotos ni con su nombre. 

"¿Qué estabas haciendo ahí anoche?"

Oh.

Así que no se le pasó el pequeño detalle.

Tuvo la esperanza que todo el movimiento de anoche y luego el dormir hiciera que Dylan se olvidara de que estaba ahí en el preciso momento cuando ocurrió el abordaje.

Encontró los códigos en el pantalón de Dylan por pura casualidad. 

En el momento en que él le dijo que se fuera como si Serge no valiera nada más que un juguete sexual, había estado tan furioso que solo tomó lo primero que alcanzó del piso. Se dio cuenta de que los pantalones no eran suyos cuando terminó de ducharse e intentó ponérselo. Pensó en solo lanzárselos al salir del baño, pero su cerebro lo convenció de que lo mejor sería revisar los jeans decolorados. Y ahí estaban, doblados a la mitad en uno de los bolsillos. 

Si hubiera tomado el papel en ese momento, llevándoselo consigo, había una posibilidad de que su cuartada fuera descubierta y que tuviera una bala en la cabeza antes de poder llegar al elevador. 

Entonces los memorizó. Corrió con Diana y Zev, se los dio y luego regresó al hotel. Su equipo se había encargado de los hombres que vigilaban la entrada, y él tuvo que mezclarse entre las personas que estaban registrándose. Les dio un nombre falso y colocó un auricular debajo del mostrador mientras ellos metían sus datos, luego dijo que olvidó su billetera y que regresaría cuando la encontrara. Por suerte, el lugar atestado de ebrios y los de la recepción no le pusieron mucha atención.

Desde ahí fue solo esperar a ver cuáles eran los códigos que dirían en recepción y utilizar los otros. 

Por suerte había funcionado.

Dylan lo observaba con sus agudos ojos verdes que jamás bajaban la guardia.

Casi se sentía mal por engañarlo de esta manera.

"Me trataste no mejor que basura." Se reclinó en la silla y sostuvo la taza a la altura de los labios. "Y quizás no te parezca, pero tengo sentimientos."

"¿Así que estabas bebiendo en la oscuridad porque...?"

"Me sentían un poco exiliado." No era una total mentira. Por alguna razón se había sentido enojado cuando Dylan lo echó. Traicionado, y mierda, si eso no era una palabra divertida para usar en este momento. Pero su corazón se hundió en el momento cuando vio la cruda realidad en los ojos de Dylan cuando le dijo que se fuera. Recordarlo solo le rozó la herida. "La pasé bien con ambos. Y creí que ustedes se sintieron igual, pero claramente no fue así. ¿Usualmente eres siempre así?"

Dylan levantó una ceja. "¿Cómo?"

"Frío y distante."

"¿Por qué iba a usar dulces palabras para que salieras de mi departamento?" Frunció el ceño como si solo pensarlo fuera una tontería. "Solo tuvimos sexo. Deberías estar feliz, descubriste que puedes hacerlo con hombres sin ningún problema. No fue nada."

Una risa se le escapó. Ese maldito carácter estaba tocándole un punto sensible.

"¿Siempre necesitas tener la última palabra?"

"Así es."

"No hace linda tu personalidad."

"No me interesa."

"En serio...

"Si ya terminaste..." Dylan sonrió de medio lado, satisfecho de ser un pequeño pedazo de mierda listillo. Se colocó los pantalones y se terminó el desayuno. "Iré a conversar un rato."

Serge se tensó.

"¿Vas a subir?" Si los descubrían tan temprano en su plan, la lancha estar nadando en sangre pronto. Zev hablaba terrible el español y Diana no tenía mucho mejor carácter que Dylan, si era honesto. "¿No quieres tomar una ducha primero?"

Dylan se detuvo en seco, la mitad del panqueque en la boca.

"¿Apesto?"

"Fue una noche agitada." Serge movió los dedos en el aire, diciéndole que se acercara. Con una mirada confundida, Dylan se acercó en pasos lentos. Colocó las manos en su cadera, viendo cómo los pantalones quedaban flojos sobre la ropa interior. Había un camino de vello perdiéndose dentro de la ropa que era tan pálido y corto que era casi adorable. Enterró la cara en su estómago, cerrando los ojos cuando inhaló con fuerza. No olía mal. Olía solo a Dylan, cálido pero fresco. Frotó su mentón encima del rastro debajo del ombligo y exhaló con los labios separados. Dylan se estremeció y colocó las manos en su cabeza. Serge iba a usar cualquier excusa para detenerlo, incluso si significaba pretender que quería la atención de Dylan y sus toques sobre su cabello. Besó la firme piel con suavidad. "¿Sigues enojado conmigo? Hueles bien."

"No estaba enojado contigo." Los dedos se movieron entre las hebras de su cabello después de un rato, pacientes y cómodas. Serge se acomodó mejor en su toque, abrazándole la cintura con los brazos. "Estaba en nuestro camino y solo actué. Tal vez no debía golpearte, pero era peligroso. Necesitaba llevarlo a bordo a salvo. Y que tú estés aquí es un error. Es mi error."

Parpadeó abriendo los ojos. "¿La situación es tan sensible?"

"Es complicada para nosotros, pero encontraré una manera de que dejarte en un lugar donde puedas tomar un vuelo a la isla. Con suerte olvidarás todo esto en unos días."

Seguía siendo solo un acompañante, ni siquiera alguien a quien valiera la pena mantener a la vista. Dylan no lo consideraba un peligro, mucho menos alguien relevante.

"Solo fui un momento de diversión," dijo entre dientes, tan bajo que no pensó que Dylan pudiera escucharlo. "¿Por qué...?" ¿Por qué su pecho estaba presionado incómodamente cuando el recordatorio le fue brindado? Era la maldita verdad. Apretó los labios, sus brazos tensándose. Pero había fallado en su misión inicial y eso se sentía mal, como si necesitara arreglarlo. "Quería ser más para ti que solo alguien al que usar para tener sexo. ¿Por qué no me dejas entrar?"

Dylan bufó. "¿Estás siquiera prestando atención a la situación? Estamos en el medio de la nada luego de que intentaran volarnos la cabeza anoche. No somos mejores que fugitivos y ni siquiera estoy seguro de poder llevar a Dog a salvo conmigo todo el camino hasta donde me encontraré con los demás, ¿ahora crees que tengo el tiempo y el espacio mental para pensar en ti como algo más? Richard, no soy nada para ti. Somos completos extraños. No sucederá algo más entre nosotros."

"¿Qué si lo sigo intentando?" Levantó la cabeza para mirarlo. Dylan tenía los ojos entrecerrados, las suaves caricias en el cabello ahora eran puños llenos de él. "¿Vas a golpearme otra vez? No me rindo tan fácil. Puedo tomar golpes. "

"No tienes consciencia. Ni orgullo." Dylan lo empujó con las manos, intentando zafarse de su agarre, pero una vez había sido suficiente, Serge también estaba entrenado para pelear cuerpo a cuerpo. Lo empujó con una tacleada sobre el piso, haciendo que ambos cayeran duramente. Dylan gruñó antes de que él tuviera una llave en su cabeza y lo rodeara hasta que lo tenía completamente dominado con una prensa fatal en las piernas. Podía sentir el aire pasar el pequeños hilos en su garganta, pero no desistió. Dylan gruñó en su oído. "¿Perdiste la puta cabeza?"

Serge miró el techo del cuarto sin poder creer que había sido vencido tan fácilmente. 

"No voy... aghh... det-detenerme... hasta q... que admi-taaagh..." El brazo en su garganta se ajustó y él jadeó. Enganchó con los dedos, luchando por su vida para dejar pasar el aire a sus pulmones y  lo logró apenas. "Vas a quererme y vas a rogarme estar contigo."

"Eso quisieras." Los dientes del hombre se enterraron en su oreja y él gritó. "Te arrojaré a los tiburones antes de que vuelvas a pensar en algo tan estúpido."

Con un gruñido lleno de dolor, Serge golpeó la cabeza hacia atrás, escuchando algo crujir. Dylan aflojó su agarre lo suficiente para que él saliera de su agarre y se quedó de manos y rodillas, luchando para respirar.

Había un hilo de sangre saliendo de una de las fosas nasales de Dylan cuando volteó a verlo. 

"Estamos a mano," le dijo.

El movimiento de la cama hizo que ambos se giraran. Lee estaba sentado en la cama, mirándolos con ojos ojos hinchados y una marca en la mejilla de donde había estado durmiendo.

"¿Qué están haciendo?"

La puerta de arriba se abrió de golpe y la cabeza de Diana se asomó, sus ojos buscándolo por todas partes antes de que ella maldijera. "¿Está todo bien?" Dylan se limpió la nariz con el dorso de la mano sin decir nada, y Serge se sentó frotándose la garganta, igualmente en silencio. Diana les dio una mirada confundida antes de apretar los labios. "Caballeros, les sugiero comenzar a llevarse bien dentro de estas cuatro paredes, porque van a verse muy seguido por los siguientes cuatro días. No queremos bajar en la siguiente parada con uno de nosotros menos, ¿entendido?"

Dylan volteó a verla. "¿Cuatro días?"

"No podemos pisar Estados Unidos sin que las autoridades nos detecten, así que tendremos que tomar el camino largo. Estaremos bien si seguimos a esta velocidad y pasando desapercibido por cualquier radar."

Con un suspiro, Dylan se levantó. "¿Podemos hablar un momento?"

"Seguro. Encuéntrame al frente."

Serge no estaba seguro de que eso fuera una buena idea, pero Diana se veía segura y confiada. Ella podía inventar algo, se dijo. 

Lee no dejó a Dylan salir tan fácil. Lo hizo sentarse en la cama y fue por el botiquín del baño en ropa interior. Acomodó algodón y lo empujó en la fosa nasal sangrando. Le dio una mirada a Serge y él se enderezó inconscientemente. "¿Qué está mal con ustedes? ¿Por qué estaban peleando de la nada?" Los dedos de Lee tantearon el tabique sobre la hinchazón de la nariz, luego le empujó la cabeza hacia abajo y  suspiró. "Al menos no hay una fractura. ¿Qué podríamos haber hecho si le rompías la nariz?"

"Él me estaba ahorcando," dijo con un tono infantil.

Dylan gruñó. "Estabas siendo un idiota cuando me empujaste al piso."

"Solo decía la verdad."

"No quiero escucharlo."

"Eres un niño pequeño y malcriado."

Dylan se tensó, levantándose de la cama de un golpe, pero Lee lo detuvo antes de que él llegara. Lo abrazó por detrás con fuerza, y aunque Serge sabía que Dylan era capaz de zafarse fácilmente de un agarre así, el chico más joven no lo intentó. Solo lo vio con ojos de asesino.

 "¿Quieren dejar de pelear ya? Tenemos que sobrevivir juntos. ¿Qué siquiera pasó?" Sus ojos se abrieron cuando las mejillas se le sonrojaron. "Creí que anoche la habíamos pasado bien."

Quería ir allá con él y pasar los dedos sobre la piel enrojecida para sentir el calor, pero había un perro rabioso delante de él que estaba listo para atacar y arrancarle una mano si se acercaba lo suficiente. Se conformó con ver a Lee, sonriendo suavemente hacia él. "Dylan tiene la cabeza dura."

"Eso lo sé. Todos lo sabemos, pero no es nada que no podamos manejar. ¿No es así?" Le revolvió el cabello corto a Dylan y fue como si el perro hubiera recibido una caricia. Su rostro se relajó, pero él no bajaba la guardia. "Así que, ¿por qué no me explican qué sucedió?"

Sacudiéndose con gentileza, Dylan se dio la vuelta. "Subiré."

Tenía terrible moretón en el pecho, justo encima de su pezón donde Serge se había servido anoche en un arrancón de lujuria que no podía detener. Su pequeña obsesión por ese pecho había explotado y él había tomado todo lo que pudo sin pensar demasiado en el después, pero ahora ese moretón era muy obvio. 

El par de payasos de arriba iba a notarlo. Y luego lo iban a molestar por ello.

Se quitó la camisa rápidamente y lo alcanzó antes de que comenzara a subir las escaleras. Le colocó la camisa sobre los hombros, sintiendo la tensión salir de Dylan. Ninguno de los dos dijo nada. Estaba casi esperando que su camisa terminara en el piso, pero no fue así.

Miró con cierta sensación primitiva de satisfacción cómo Dylan se ponía la camisa y la abrochaba con dedos torpes. Luego subió las escaleras y Serge exhaló, pasándose la mano por el cuello.

Tenía nudos tan grandes como sus bolas en los hombros. 

Lee estaba sentado en el borde de la cama, viéndolo a la espera de respuestas. Serge no pudo ponerse de mal humor, el hombre se veía adorable con el cabello revuelto y medio desnudo. Le tendió la mano y entonces lo llevó a la mesita para que desayunara, y se sentó frente a él.

Lee masticó panqueques del plato y sorbió el café, levantando la cabeza. 

"Soy todo oídos."

***

Los días pasaban lento.

Muy lento.

Y silenciosos.

Dough estaba cansándose de ser el ancla entre los dos hombres que no se habían dirigido la palabra desde su pelea en el primer día.

Había estado más cómodo hablando con el francés de arriba. El hombre tenía un fuerte acento, pero era inteligente y conocía de muchos temas tecnológicos. Vernon lo amaría. La mujer por el otro lado, ella era más tranquila y silenciosa, pero no era arrogante ni mandona. Solo estaba más cómoda en el lado observador y vigilante.

Pero cuando ya no había nada más que hacer que tomar el sol o compartir las galletas secas que tenían en la cabina de arriba, tenía que regresar abajo. Donde los dos hombres testarudos pasaban por el pequeño a metros de distancia, era ridículo.

Desde su asiento en la silla de la mesita de café, él jugaba con cartas que encontró en una polvorienta esquina junto con un montón de libros. Richard, que estaba sentado frente a él, comenzó a leer su segundo libro entre dos días, y eso era impresionante.

Revolvió las cartas y volteó a mirar a la cama. El cuerpo de Dylan estaba de costado, dándoles la espalda y al borde del colchón. Incluso para dormir los arreglos eran sutilmente silenciosos. Y Dough había terminado en el centro de los dos, porque eran infantiles.

Eran hombres infantiles.

Así que Richard había estado molesto porque Dylan no lo tomaba en serio, y Dylan no creía que hubiera algo posible entre los dos ni ahora ni en el futuro. Rodaron en el suelo como animales hasta calmarse y aquí estaban. 

No podía defender a Richard porque conocía a Dylan y lo mucho que odiaba que lo intentaran de convencer de algo, pero tampoco estaba totalmente del lado de Dylan. Si él realmente no sintiera nada por Richard, jamás habría dejado que pasaran tanto tiempo juntos.

Era solo una cabeza dura que tenía muchos problemas emocionales.

Vagamente recordaba una conversación de Snake con el señor Kana.

"Sus padres lo abandonaron y lo dejaron a su suerte. Cuando lo encontré en la calle no era nada más que un animal que vivía entre contenedores de basura." El señor Kana tenía un tono melancólico en la voz que Dough había escuchado muy pocas veces cuando él se refería a su familia. "Lo rescatamos con la idea de convertirlo en uno de nuestro equipo, pero jamás pudimos domarlo. Dylan solo sabe cómo vivir para sobrevivir y no conoce nada más allá de eso, por eso es tan bueno en lo que hace."

Jodido.

Odiaba los bastardos que tuvo de padres pero al menos encontró un hogar con el señor Kana. Tal vez no tenía el mejor trabajo del mundo, pero tenía algo similar a una familia.

Y el separarse del equipo debió desequilibrarlo emocionalmente tanto que él no se daba cuenta todavía.

Él debía ser algo débil a los ojos de Dylan, por eso el chico era tan suave con él. Richard por el otro lado, era fuerte, era necio y era terriblemente persistente. Por eso tocaba a Dylan de la peor manera, sacando lo más feo dentro de él y volcándolo a la violencia.

Pero había visto a Dylan perder la razón. Convertirse en un asesino perfecto y asesinar con sus manos. Mandó a tantos chicos a la enfermería durante sus sesiones de entrenamiento, que el señor Kana tuvo que pedirle que se calmara. Dough tuvo una entera temporada con la enfermería llena y con los hombres grandes llorando porque sus costillas estaban magulladas.

Lo que le había hecho a Richard no era nada.

Era Dylan en su agresión más pasiva posible.

Pero ellos no se daban cuenta de eso.

Tenían un día y medio más en la lancha antes de tocar tierra, y él tenía que pensar en algo para romper la tensión, o no iba a soportar llegar al final del camino con estos dos.

Barajeó las cartas y se enfocó en ellas, odiando el silencio incómodo en el cuarto.

Esto no podía seguir por siempre.

***

Tomó la cena desde la cama, pero el sonido de la conversación a unos metros de él era demasiado ruidosa como para que él no prestara atención.

"Eres bueno en esto." Richard sonaba emocionado, riéndose. "¿De verdad aprendiste magia en dos días?"

Dog se rió también. "Es fácil cuando tienes mucho tiempo para concentrarte." Dylan levantó la cabeza un momento. El hombre acomodó el montón de cartas y entonces tomó el Joker. "No lo pierdas de vista. Ahora piensa una carta, cualquiera."

Richard pensó un poco y luego asintió, sentándose al borde de la silla, mirando las manos de Dog fijamente. "Listo."

"Bien. ¿Era esta?" Sacó una reina de diamantes, mostrándosela a Richard. El hombre sacudió la cabeza. "¿Entonces, es esta?" Le siguió un siete de corazón. Richard volvió a decir que no. Y entonces Dog sonrió, manteniendo el contacto visual. Tomó otra carta, volteándola con un rápido movimiento que ni siquiera Dylan pudo comprender. Era un rey de corazón. "¿Esta es tu carta?"

Richard abrió la boca. "¿Cómo?"

"Es más fácil de lo que parece." Dog sonrió orgulloso. "También era bueno con las cartas cuando estaba en la universidad. Gané algo de dinero con ello."

"Estafabas a la gente con trucos baratos." Richard se rió, tomando la carta y examinándola antes de inclinarse sobre la mesita. Besó a Dog en los labios por un momento y luego volvió a sentarse. "Estoy impresionado. ¿Qué estudiaste?"

"Medicina." Dog lanzó cartas sobre la mesa, cinco y cinco y dejó el resto del maso en el medio. Richard levantó las cejas cuando Dog solo tomó sus propias cartas y las acomodó, como si no fuera la gran cosa que pasara tantos años estudiando medicina. "Soy doctor, por cierto."

"¿Cómo me estoy enterando de esto ahora?"

"No preguntaste. ¿Y tú, a qué te dedicas?"

El hombre suspiró, recogiendo sus cartas. "Finanzas. Tengo trabajo remoto así que hago lo puedo... aunque tal vez ya haya sido despedido."

"Um. ¿Dejaste todo en el hotel?"

"No pensaba sumergirme en una historia de acción de repente." Se rió, pero se veía incómodo. "¿Qué obtengo si te gano?" La punta de su lengua le rozó los labios mientras se comía a Dog con los ojos. El hombre estaba usando una camiseta sin mangas y pantalones cortos de deporte que se subían por los muslos. "¿Qué tal... algo de ropa interior?"

"Eso es asqueroso." Dog lanzó su carta a la mesa y esperó, mirando a Richard y esperando cuando el hombre analizó sus cartas. "Puedo intercambiar mis galletas de avena por algo de la carne seca que tienes guardada debajo de la almohada."

Richard balbuceó, su rostro sonrojándose. Dylan miró el otro extremo de la cama con curiosidad. Sabía que había olido algo que despertó su apetito más temprano, pero no sabía que era eso.

"Yo... no..." Richard exhaló, cerrando los ojos por un segundo. "Está bien."

"No escondas la comida."

"Lo siento."

"Tienes que compartir."

"Lo haré."

"Dylan." Se atragantó un momento cuando Dog dijo su nombre por la sorpresa. No lo estaba mirando, pero el hombre sonreía. "

"¿Sí?"

"¿Quieres jugar la siguiente ronda? Sé que tienes barras de proteína en alguna parte."

Ja. Como si él fuera a compartir sus barras de proteína. Sacudió la cabeza y alcanzó su botella de agua. "Estoy bien."

"De acuerdo, pero no voy a compartirte mi carne seca más tarde, ¿bien?"

Richard se burló. "¿Quién dice que vas a ganar?"

"Ya lo veremos."

Dog ganó las cinco rondas que jugaron porque Richard se negaba a perder, y luego de la quinta podía ver que el doctor se sentía suficientemente mal de ganarle todas la veces, porque al final cuando terminó, le dio unas de sus galletas a Richard al recibir un paquete entero de carne seca. 

No pasó mucho después de eso, y después de pasar la tarde en la parte superior, disfrutando del sonido del mar, ellos tomaron la cena que les dieron. Richard bajó con la bandeja y le pasó el plato a Dog antes de darle el suyo, y luego lo vio sentarse solo frente a la mesita de café porque Dog comió en la cama también.

Dylan miró su plato de comida sencilla. Después de todo, se hacía lo que se podía con lo que tenían en la lancha.

También vio tiras de carne seca junto a su atún enlatado.

Podía solo dárselo, devolvérselo y mantener su muro alto. 

Pero eso solo sería probar lo que Richard había dicho solo él siendo un niño malcriado. Tampoco tenía mucha energía para pelear, y arruinar la paz que había en el cuarto estaba descartado.

Mordió la carne, suspirando cuando un nuevo sabor tocó su paladar.

Podía llorar.

Y no solo por la comida, sino porque Richard estaba siendo la persona más grande en la habitación, el adulto maduro y él era un mocoso malhumorado.

Esto le dolía en el ego.

Dog se sentó a lo largo de la cama cuando terminó su comida. Le habló.

"¿Mañana llegaremos a la isla?"

Asintió. "Mañana por la noche tocaremos tierra. Buscaremos combustible y luego seguiremos en la ruta."

"¿Crees que podamos conseguir comida también? No sé cuántos días falten hasta la siguiente parada, pero nos estamos quedando sin cosas. También tenemos agua potable en escases."

"Probablemente podamos dividirnos para buscar suministros." Terminó su botella de agua y se sentó al lado del doctor. Casi de inmediato la mano grande se metió en su cabello, acariciándolo no menos que a un gato. Quizás era que su estómago estaba lleno y que era de noche y el movimiento de la lancha, pero sus ojos comenzaron a cerrarse. Bostezó. "No es una gran isla, y no será fácil moverse sin ser apuntados, pero no es gran trabajo."

"¿Conoces la isla?"

"Um, recuerdo algo de las clases de geografía." Una segunda mano le palmeó el pecho con suaves golpes y él sintió que su cuerpo se relajaba profundamente. "Solo... solo hay que ser rápidos."

"De acuerdo." Dog besó su frente y lo abrazó por el costado. "Descansa, Dy."

Gruñó sin muchas fuerza, no podía abrir los ojos para salvarse. "No soy un bebé."

"Está bien."

"No lo soy."

"Lo que digas."

*       *

"Realmente es un bebé."

Serge se sentó en el borde de la cama una vez los suaves ronquidos de Dylan llenaron el cuarto. Observó la cara de adoración que Lee tenía mientras miraba el chico dormido en su costado y algo dentro de él se sintió extraño. Ellos se veían bien juntos y Dylan no lo admitiría pero se sentía cómodo con Lee incluso cuando lo sostenía no mejor a un infante. 

Suspiró pesadamente. "¿Por qué es tan difícil...?"

"No lo conoces lo suficiente." Lee levantó la cabeza en su dirección. "Y no es que Dylan no quiera bajar sus muros, es que no sabe cómo hacerlo sin sentirse vulnerable. Ser fuerte es lo suyo. Es lo que conoce." El doctor volvió a mirar a Dylan con la misma suave expresión llena de calidez familiar. "Pero creo que lo intenta. Solo necesitas tener paciencia."

¿Paciencia?

Serge no estaba seguro de tener lo necesario.

Que Dylan estuviera tan seguro de que jamás iba a sentir algo por él todavía no lo hacía sentir mejor. Fue molesto cuando lo dijo, y era molesto ahora. Le hizo sentir que más que algo que debía darse naturalmente, ahora era un reto para él.

Pero, mierda. Él tenía orgullo también.

Quizás lo que hacía no era honesto, y tampoco sentía nada por Dylan pero...

Pero... ¿qué?

¿Por qué le tenía que importar tanto?

Solo había sido su misión. Nada más.

Lee alcanzó su mano, haciendo que él lo mirara. Los ojos caramelo lo miraban como si supiera que su cabeza estaba tan abrumada con pensamientos sin sentido. Le sujetó la mano, sintiendo que necesitaba algo que lo mantuviera en tierra y sensato.

Y este hombre le hizo sentir eso.

No entendía nada.

Pero levantó sus manos juntas a los labios y le besó los nudillos. Gracias, quería decir, pero no estaba seguro de que sus razones fueran honestas y no podía hacerse lastimar a Lee de ninguna manera. Ya lo estaría cuando se enterara de que Serge era de quien estaban huyendo.

Justo en este momento... eso no era lo que necesitaban.

Confianza.

Le daría la confianza, tanta como Lee lo necesitara.

Besó la mano, la muñeca y se deslizó más arriba para besar a lo largo de su brazo.

Lee lo miró con las mejillas coloradas. Tragó con fuerza. "No podemos," dijo sin aliento. "Dylan está dormido."

"No creo que vaya a despertarse incluso si hacemos demasiado ruido." Lee no se veía seguro, pero no protestó cuando Serge se movió al otro lado de la cama y levantó a Dylan en sus brazos para acostarlo al borde de la cama. Alguien que se veía tan angelical e inocente al dormir, no debería tener tan mal carácter. Se quitó la ropa después de rodear la cama. Lee todavía no se veía muy seguro, pero Serge lo quería ahora. "Vamos, amor."

Lee apretó los labios, pero sus ojos estaban recorriéndolo hambrientamente. Sus pantalones deportivos hicieron nada para esconder su excitación. El bulto en ellos era obsceno.

Serge consiguió los condones y el lubricante. El hombre estaban quitándose el pantalón junto con la ropa interior cuando regresó. Lo vio por debajo de las pestañas, luciendo avergonzado pero encendido.

No muchas palabras fueron dichas. En parte porque no querían despertar a Dylan, y por el otro lado, ellos no tenían gran cosa que decir. Además de sus bocas moviéndose para besarse, o para morder marcas sobre el otro, los dos dejaron que sus cuerpos tomaran la delantera.

También era porque estaba cara a cara con él ahora, por primera vez. Y Lee se veía completamente encantador con los ojos desenfocados y los labios hinchados, con suspiros rotos escapándose de su boca cuando Serge empujaba con profundas embestidas en su caliente interior. No debería sentirse tan bien hacerlo con un hombre, pero... era increíble. 

Tenía su cabeza nublaba y todo, y él se sostuvo de su orgasmo tanto como pudo cuando Lee se corrió primero. Pero la presión de las paredes internas lo enviaron a un frenesí. Solo pudo contener sus gemidos con un beso que los dejó a ambos sin aliento. 

Volteó la cabeza para ver al otro hombre compartiendo la cama, esperando que hubieran sido lo suficientemente silenciosos. 

Dos ojos verdes los estaban mirando fijamente.

Lee intentó levantarse de inmediato, pero con Serge todavía dentro y encima de él no tenía mucha movilidad. Le dio una mano, quitándose el condón viendo a Lee intentar cubrirse un poco, pero era un pobre intento. Su rostro seguía sonrojado, su cuello era un poema de mordidas y tenía semen en la camiseta.

"Um..."

Honestamente, no estaba seguro de tener la fuerza e voluntad de negarse a follarlo si Dylan lo seducía al menos un poco. Pero por su cara, dudaba que ese fuera el caso. Se limpió y se puso el pantalón.

"¿Ni siquiera pudieron tener la decencia de no hacerlo en la misma cama donde alguien más está durmiendo?"

Lee asintió. "Lo siento."

Él no estaba molesto, mucho menos adolorido por ello. 

Parecía avergonzado por ser atrapado.

Frunció el ceño y rodó en la cama, dándoles la espalda.

Serge sonrió de medio lado.

Maldito mocoso.

***

Hellooo!! 

Parte 6 aquí. Gracias por todo, se les aprecia un mundo. 

Nos leemos pronto xx










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