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4

"Así que Ivan llamó. ¿Qué dijo esta vez?" Por encima de sus gafas oscuras, Serge observó la mesa que estaba más alejada en la cafetería donde Lee y Dylan compartían unas rebanadas de pastel y bebidas calientes. Había intentado zafarse esta mañana diciendo que necesitaba hacer algo de trabajo, y no podía solo echarlos de su apartamento, así que dijo que él saldría y ellos podían quedarse cómodamente. y funcionó. Al menos la primera media hora. Luego de eso, cuando comenzó su reunión con Diana, vio dos figuras muy familiares para ahora, entrar a la cafetería para desayunar. Ellos no lo ignoraron, solo se sentaron lejos, como si quisieran darle su espacio. Suspiró con alivio y echó porras por la modestia que podían tener. Serge sorbió el café de su vaso y llevó su atención a la pantalla nuevamente. "Diana," reprendió.

Ella sacudió la cabeza. "No llamó exactamente. Tuve una reunión con él en la madrugada." ¿Ivan estuvo aquí? Su silencio debió ser muy claro porque Diana suspiró, y ahora sus ojeras tenían más sentido. "No está feliz, Serge. Necesita que comencemos algo pronto. Los demás no han tenido mucha más suerte que nosotros, pero al menos han identificado a dos de ellos y los están siguiendo de cerca, reuniendo detalles y el equipo para la extracción. Preguntó por ti, y creo que lo único que hizo que su visita fuera tan corta, es porque le dije que ya hicimos contacto con nuestros blancos y estamos trabajando en la extracción."

Todavía no podía dejar de pensar en que su superior vino personalmente a la isla para saber cómo estaban las cosas.

Era vergonzoso.

Y terrorífico al mismo tiempo.

Ivan era muy temperamental, y no dudaba en enseñar lecciones con sus propios puños si era necesario.

Serge lo sabía muy bien.

Se movió incómodo en la silla, intentando mantenerse sereno y no dejar a la vista lo que esa información le había sacudido. Diana se veía lo suficientemente distraída como para no darse cuenta, o simplemente estaba ignorándolo. 

Serge inhaló profundamente antes de asentir. "Tenemos que reunirnos pronto." Supongo

Zev estaba del otro lado de la isla haciendo la vigilancia y encargándose de las cámaras de seguridad, al menos de las que pudo hackear, y Diana estaba todavía cerca del muelle. Probablemente por su reunión con Ivan. Les tomaría no mucho más de unas horas encontrarse los tres en un punto, pero primero necesitaba sacudirse de encima al par que no estaba escondiendo el hecho de que estaban vigilándolo.

Se pasó los brazos por detrás de la cabeza mientras lo pensaba.

¿Se habían dado cuenta ya y solo estaban siguiéndole el juego? ¿O solo querían ver qué hacía por curiosidad?

Dylan tenía mucha más experiencia como para delatarse tan fácil, Lee... bueno, todavía no estaba seguro de a qué se dedicaba o cómo se conocían. Cada vez que sacaba el tema, ellos eran muy sutiles con las palabras que usaban, pero era tan natural, que lo confundía a veces.

"¿Te parece si es viernes en la madrugada nos encontramos en el camión?"

Regresó la mirada a la pantalla cuando Diana volvió a hablar. Bostezó largo y pesado antes de frotarse los ojos. "Comenzaré el informe hasta entonces con lo que sabemos y me reuniré con Zev. Tú... bueno, sigue jugando con tus chicos."

Serge frunció el ceño.

"¿De qué hablas?"

"¿Ah?" Diana sonrió con diversión. "No es nada, es solo que, ya sabes. Te hemos estado vigilando, y para ser alguien que tuvo un colapso al día siguiente de que recibió su primera mamada por otro hombre, ya has comenzado a sentirte más cómodo con ellos. Así que dime, ¿ya lo hicieron? Un trío suena interesante. ¿Qué posición tomaste?"

"Estás loca," le dijo con un gruñido. "Y eres una degenerada. No me acuesto con ello, y tampoco quiero hacerlo. Si pasamos mucho tiempo juntos es porque necesito ganarme su confianza."

"Sí, seguro. Supongo. Por eso le metiste la lengua hasta la garganta al de las gafas, ¿cierto? mientras metías la mano en el pantalón del rubio." Diana se rió a carcajadas, tan fuerte como jamás la había escuchado reírse. Serge sintió que su rostro se calentaba mientras más alto su risa llegaba a sus oídos. Finalmente, luego de un rato de burlarse, ella se secó las lágrimas de los ojos y se enderezó en su silla. "Mientras consigas tener a Dylan en tus manos para el final de la misión y podamos sacarlo de la isla, lo que hagas para lograrlo, no me preocupa. Y que tampoco te preocupe a ti, Serge." Su rostro cambió a algo más cálido cuando sonrió. "Y disfruta del tiempo que queda, incluso si es con esos chicos. Necesitas unas vacaciones más que nadie."

Suspiró y se acomodó las gafas, volteando la cabeza para ver al par conversar cómodamente. Dylan se metió el último trozo de pastel a la boca, sonriendo como un mocoso, y aunque debería estar quejándose de que que Dylan se robó el último pedazo, Lee le estaba dando la más cálida y cariñosa sonrisa antes de apartar la mirada.

Su pecho se hundió y su boca se secó. 

Se limpió la garganta y miró a Diana. "No son vacaciones. Y no lo estoy disfrutando, es trabajo. Solo trabajo."

"Como sea, sabes que Zev y yo no nos burlaremos por eso, así que continúa y olvídate de nosotros. Suerte, Serge."

La llamada terminó y él limpió todo su equipo de cualquier rastro de la llamada, además de una falsa a una compañía en el otro lado del mundo que quería allí por si alguien revisaba su computadora. Ya se había encargado de revisar que no hubiese sido manipulada o hackeada, tampoco que tuviera un micrófono, así que podía usarla tanto como quisiera. Aunque no se confiaba en absoluto en Dylan.

Era difícil de leer todavía.

El momento más honesto y vulnerable que había tenido fue cuando se la chupó esa noche como un maldito profesional. No había estado borracho esa noche ni de cerca tanto como Lee, pero sí bebió más de lo normal. En sus planes no estaba lograr tener un momento así con Dylan, y temió que no pudiera ponerse duro en frente de otro hombre, su toque, sus labios, su cuerpo, todo era tan duro y masculino, fuera de lo que usualmente le gustaba de las mujeres.

Pero ese beso. Dios. Recuerdos de la sensación de sentir esa boca gorda y suave, húmeda con una traviesa lengua que no tenía miedo de tomar la delantera, fue demasiado erótico. Dejó a su cabeza en las nubes y su polla despierta en cuestión de segundos. Luego de eso, no tenía mucha coherencia para importarle recibir una mamada de la boca caliente y húmeda de Dylan, mucho menos para disfrutarla tanto al punto de perder el control y correrse tanto y con fuerza.

Hizo que su balanza de razón enloqueciera.

Al igual que su cabeza.

Prácticamente corrió hacia Diana a la mañana siguiente para sentirse en la tierra nuevamente.

Porque despertar con otro hombre en los brazos fue demasiado para él.

Aunque Dylan olía bien, cálido como el sol y su piel era tersa en donde no tenía cicatrices. Su cabello eran frondoso, denso y suave, que hundir la cara en él no era la peor cosa del mundo. También cabía en sus brazos a la perfección, a pesar de tener una buena masa muscular, Serge era más grande y amplio, y lo rodeó cómodamente.

Masticó la punta de su pajilla mientras su mirada volvía a desviarse hacia el par.

Lee estaba usando sus gafas esta mañana, quejándose de la sensación que le dejaban los lentes de contacto. Y se veía tan nerd, como un chico bueno que era el primero de la clase y que sabía las respuestas a todo, pero que nadie sospechaba que tenía el cuerpo de un modelo y que su boca era rápida cuando lo quería. Lo que iba bien con su apariencia. Era muy inteligente.

Era alto, más alto de Serge y mucho más alto que Dylan, pero no era tan amplio aunque su cuerpo estaba bien marcado en todas partes. Su piel era suave y terriblemente pálida porque se bañaba en bloqueador solar antes dar un paso fuera de la habitación. Pero también olía a limpio, fresco como a menta y loción de afeitar todo el tiempo. Su boca no era tan generosa como la de Dylan, pero sus labios siempre estaban disponibles para él tanto como Lee farfullara y se quejara, jamás le negó un beso. Aunque no habían hecho nada más que eso.

Cerró la laptop y terminó su café antes de dirigirse hacia ellos.

Deseaba un poco de espacio libre en su apartamento, y también necesitaba trabajar más cómodamente en un lugar cerrado. Pero hace casi dos semanas no sabía lo que era estar solo.

Tiró de la oreja de Lee cuando llegó a su lado. El hombre se quejó y le dio una mirada. Serge sonrió antes de frotarle el lugar con los dedos. "¿Disfrutaron de su desayuno?"

Dylan asintió. "¿Qué hay sobre ti?"

"Comí un homelet con tostadas y café." Se sentó en la tercera silla y se quitó las gafas, colocando la laptop sobre la mesa antes de poner la mano sobre la rodilla de Dylan. Tenía una migaja de pastel en el borde de la boca. "¿Qué planean hacer el día de hoy?"

"Surf."

Lee se quejó, mirando a Dylan fijamente. "Creo que paso."

"¿Por qué siempre te asustas cuando se menciona alguna actividad física?" Sonrió hacia él, golpeando sus pies por debajo de la mesa. El hombre solo se movía para ir al gimnasio, pero luego de las pesas, las actividades que requirieran mover su cuerpo más veces de lo necesario, no le interesaban. Era como un gran perezoso. Inclinó la cabeza hacia él cuando Dylan se rió. "No sé surfear, así que me interesa, pero dejarte atrás suena mal."

"Tampoco sabe," Dylan murmuró detrás de él. "Estaba intentando venderle la idea."

Oh.

Serge comprendió. Por sus raíces, en realidad no había mucho espacio para aprender a surfear, mucho menos cuando no tuvo un cálido lugar en donde crecer, así que como resultado, no pudo tener muchas experiencias familiares como las personas normales. Al ser adolescente fue reclutado de las calles, y bueno, ahora estaba aquí como un sucio espía para la mafia.

Quizás Diana tenía razón. No tenía una razón para no disfrutar de esto mientras durara.

"Hey." Movió su silla más cerca de Lee, pasando un brazo por detrás de la del hombre. Rozó los labios en el borde de su oreja y sonrió cuando la piel de Lee se erizó. "Solo imagina a Dylan en un apretado traje de neopreno, acostado sobre la tabla con ese hermoso trasero sobresaliendo para nuestros ojos." Le dio un golpecito en el pecho antes de girar la cabeza para ver a Dylan. Sus mejillas tenían un suave rubor mientras sus ojos verdes los observaban con honesto interés. Sabía que Dylan se contenía de abordar a Lee tanto como Lee lo hacía, pero quería pensar que él mezclado en medio, también se le hacía interesante. "Quiero hacerlo. ¿Qué dices, Lee? Solo imagínalo."

Dylan se aclaró la garganta, apartando la mirada de ellos, pero su sonrojo solo empeoró después de hacer contacto visual con Lee. "Sigo delante de ustedes, idiotas."

"Yo..." Lee estaba sonrojado hasta el cuello, frotándose las manos entre las piernas mientras veía a Dylan con los ojos de cachorro más grandes del mundo. "Yo creo que quisiera intentarlo."

Serge se rió.

Dylan solo rodó los ojos, pero se frotó la mejilla caliente. 

Estos dos eran divertidos, intentando contenerse tanto.

Serge pudo haber tenido un colapso luego de descubrir que en realidad no tiene problemas para que se ponga dura con un hombre, pero tenía la mente más abierta que estos dos. 

De verdad, no dolía besarlos de vez en cuando. 

Tampoco lo era el pasar tiempo juntos.

Ellos se movieron hacia el área donde estaban las tablas y Dylan se encargó de sus trajes y de conseguir las tablas para ellos, incluso las pulió y se aseguró de que estuvieran en buenas condiciones.

Lee y él se pararon a unos metros mientras se ponían sus trajes, sus ojos fijos en el hermoso trasero de burbuja metido en el apretado neopreno al tiempo que Dylan pulía las tablas. Alguien suspiró y no estaba seguro de si fue él o Lee, pero volteó a verlo después de limpiarse la baba del mentón. El otro hombre no se veía mejor. 

Serge llevó la mirada hacia abajo, al bulto sobresaliente en el neopreno negro y una sonrisa se estiró en su cara, al mismo tiempo que su mano tembló. "Oye, no esperas dar un espectáculo realmente, ¿o sí?"

Los ojos marrones de Lee estaba oscuros cuando le regresó la mirada. Había dejado las gafas sobre su ropa en la arena, lo que hacía que su mirada fuera más intensa. Serge se humedeció los labios.

"Esto fue una mala idea," Lee murmuró antes de acomodar su semi sobre el neopreno. Serge se atoró con su saliva y quitó la vista para ver distraídamente a Dylan, pero en realidad no ayudó. El chico estaba de manos y rodillas, moviéndose y resaltando su trasero. Serge inhaló, sabiendo que se iría al infierno por estar tan caliente por dos hombres, pero demonios... "Esto es tu culpa."

Asintió rápidamente. "Sí, lo sé."

"Esconde eso, entonces." 

Serge parpadeó antes de mirar hacia abajo. "¿Qué?" Se dobló a la mitad cuando Lee le dio un golpe justo encima de su erección. Apretó los dientes, maldiciendo por lo bajo, pero el dolor no lo detuvo que tomarle los tobillos y hacerle caer. Se lanzó sobre él apenas cayó, buscando sus pezones. "Vas a pagar por eso."

Lee era más fuerte de lo que parecía, sostuvo sus manos con firmeza, lejos de su pecho. "Solo bromeaba, hombre." Se rió nerviosamente, sabiendo que Serge iba muy en serio. "Richard, vamos."

El nombre lo sacudió. Mierda. Era cierto. 

"Eres pesado." Lee suspiró pesadamente dejando los brazos caer a los lados. "Y me estás presionando... con esa cosa."

"¿Oh?" Serge le tomó las muñecas y las sostuvo por encima de su cabeza antes de presionar sus caderas juntas, sonriendo y sacudiéndose cuando sus erecciones se frotaron sobre el neopreno. Jadeó, parpadeando sorprendido de que se sintiera tan bien un solo roce. Lee estaba sonrojado con fuerza, mordiéndose el labio inferior con una mirada llena de vergüenza. "No está mal."

Alguien se aclaró la garganta y ellos levantaron la cabeza. Dylan tenía los brazos cruzados, y un profundo ceño fruncido. "¿Divirtiéndose?"

"Él me golpeó en las bolas," dijo a su defensa antes de levantarse. Le tendió la mano a Lee también y los dos encararon a Dylan, quien no se veía particularmente feliz. Serge se meció incómodo. "¿Está todo listo?"

"Eso creo." Dylan se dio la vuelta y tomó su tabla antes de caminar hacia el mar. 

Lee y él compartieron una mirada. "Está enojado," él susurró inclinándose para tomar una de las tablas. "¿Tal vez se siente excluido?"

"¿Excluido de qué?" Lee frunció el ceño, caminando a su lado con la tabla bajo el brazo. "No hacíamos nada."

"¿De verdad?"

"E-eso solo fue..."

"Sí, claro." Se detuvo justo donde las olas mojaban los dedos de sus pies y observó a Dylan flotar en la tabla más y más lejos, esperando las olas. Hasta que una grande llegó y lo movió. Dylan se levantó sobre la tabla y se balanceó en ella por un tiempo antes de perder el balance y caer. "Detesto que seas tan puritano cuando se trata de Dylan. El chico quiere algo que no sabes darle, y porque estás en medio, no puedo dárselo yo."

Lee bufó. "Piensas en esto tanto como si lo estudiaras."

"Lo hago." Lo hacía. Y estaba pensando en cómo hacer para que esos dos derribaran esa pared que los separaba. Solo necesitaba un espacio y el lugar correcto para que los dos finalmente dejaran salir sus deseos sobre el otro. Eso haría más fácil su misión. Pero tenía que planearlo adecuadamente. 

* * *

Más tarde ese día cuando el sol comenzó a ponerse, Dylan decidió que ya había sido suficiente. Le mostró a tonto uno y tonto dos cómo montar las tablas y mantenerse de pie, lo que les llevó hasta después del almuerzo donde tomaron un descanso para almorzar, y luego comenzó el surf de verdad.

Para ser tan amplio, Richard se mantuvo decentemente sobre la tabla. Dog por el otro lado, era tan largo y torpe que le tomó mucho tiempo aprender, pero eventualmente, lo hizo. 

Dylan estaba casi orgulloso de su trabajo mientras los veía montar las olas.

Y estaba exhausto. Enseñar era cansado y requería mucha energía y paciente, que no tenía dentro de él.

"Es hora de cenar." Richard se sacudió el cabello como un perro y bajó el cierre de su traje hasta la cadera. Dios. Ponía a Dylan a prueba todos los días solo por ser gay y tener ojos. Su cuerpo era absurdo y atractivo. Tampoco podía olvidarse de que se la había chupado hace unos días, y era ridículo ahí abajo también. Su sonrisa era otro asunto, era grande, llamativa, atractiva y feroz con la promesa de hacer muchas cosas sucias. Se sostuvo de la tabla sin quitar los ojos de Dylan. "¿De qué estás hambriento? Yo invito."

Cualquier cosa que le calentara el estómago, si era honesto. "El restaurante mediterráneo tiene un nuevo menú."

"Suena genial. ¿Tenemos una cita?"

"¿Cita?"

Richard se encogió de hombros. "¿Cena de amigos? Llámalo como prefieras."

"¿Cena?" Dog se les acercó con pasos lentos, el cabello cayéndole sobre la frente. El doctor se frotó el estómago. "Podría comer un bocado."

"Me parece bien, entonces." Richard sonrió hacia los dos. "Comida mediterránea será. Haré una reservación para los tres. Pueden ir cambiándose, yo haré la llamada antes de que nos pongan en la línea de espera."

Los cuartos de ducha estaban cerca de ellos, así que después de devolver las tablas, Dylan fue a cambiarse. Dog lo siguió en silencio. Y Dylan no estaba seguro de por qué el aire se sentía tan tenso entre los dos pero sabía que, ni siquiera antes cuando no podían estar en la misma habitación sin que él explotara, ellos estuvieron tan incómodos. Tal vez era porque podía ver lo cercano que Dog se había vuelto con Richard, o porque coqueteaban descaradamente frente a él. 

Sí, debía ser eso. No tenía nada que ver que el hombre confesara estando borracho que lo deseaba, ni nada por el estilo. No. No era eso.

Entró al cuarto de baño donde habían tres regaderas, su ropa seca colgando de la puerta. Se desvistió sin pensarlo demasiado, rehusándose a sentirse cohibido porque estaba en el mismo espacio cerrado que Dog, o que el silencio estaba volviéndolo loco.

"¿Te gusta la comida mediterránea?"

La pregunta lo sacudió. Él solo se encogió de hombros distraídamente mientras se ponía jabón. "No tengo preferencia. He estado aquí lo suficiente como para conocer todos los platillos de cada restaurante. No está mal."

"Entiendo. Hay un lindo restaurante de mariscos que vi hace unos días. Deberíamos ir ahí la próxima."

Dylan sonrió con la vista en la pared. "¿Tú pagas?"

"Claro, y sé cuánto puedes comer."

"Está bien."

Tomó el champú y dejó que su cabello se humedeciera lo suficiente antes de masajearlo. 

Un suspiro hizo que sus movimientos se detuvieran. Ni siquiera podía abrir los ojos para voltear a verlo. Así que solo continuó. "¿Estás bien? No estás haciendo nada raro mientras no veo, ¿cierto?"

"Lo siento, no soy Richard." Dylan se enjuagó el cabello y tiró de la cabeza atrás cuando se limpió el rostro. Dog apartó la mirada rápidamente y se giró. "No estaba mirando."

Dylan se puso las manos sobre las caderas. "Yo creo que sí. Date la vuelta."

"No."

"Dog."

"No."

"¿Estás duro? ¿En serio?" Tanto como su voz se hundió como si lo estuviera pretendiendo, también se le adormeció la lengua. Su rostro ardía, pero su cuerpo estaba calentándose aún más. Tragó con fuerza. "Muéstrame."

"¿Qué?" Dog lo miró por encima de su hombro, ojos llenos de pánico. Sacudió la cabeza. "No lo haré. Termina de ducharte y sal, yo me encargaré de esto."

La amplia y larga espalda sobresalía con músculos bien marcados que bajaban hasta una estrecha cadera y un trasero que no estaba nada mal para ser un tipo tan alto. Dylan sintió que estaba viendo algo prohibido, algo que estaba fuera de sus límites, pero incluso cuando se sentía mal por gustarle lo que estaba viendo, nada en él sintió que era familia. 

Este era un hombre adulto que se había puesto duro al verlo desnudo. 

No había nada familiar en esto.

Mierda.

Dylan se frotó el rostro, decidiendo si debía escuchar lo que dijo y no hacer el momento incómodo, pero...

Colocó las manos en su espalada mojada, recorriendo con los dedos los hombros formados y hacia abajo sobre los omóplatos que temblaron bajo su toque. Exhaló lentamente, levantando la mirada, esperando encontrarse con sus ojos. Dog mantuvo la cabeza hacia el frente.

"Dijiste que me deseabas," susurró sobre su hombro, deslizando las manos por sus costillas hasta que estaba acariciando los duros abdominales. Su rostro se presionó en medio de la espalda, exhalando encima de la piel fría. Dios. Se sentía tan extraño por dentro y por fuera, sin estar completamente seguro de lo que estaba haciendo, pero tampoco quería detenerse. Su rostro estaba caliente y se sintió bien contra la piel húmeda. "¿Por cuánto tiempo vas a pretender que no lo dijiste? Que estuvieras borracho no es una excusa, sé que lo recuerdas."

"Dylan..."

"No quiero escuchar una excusa de mierda. Sé honesto." Cerró los ojos y se aferró a él con fuerza. "Yo lo estoy siendo."

No importaba si solo era una cosa física, algo tonto que hiciera que ambos se quitaran esta tensión de encima, pero no podía seguir estando junto con Dog en la misma habitación sin sentir que quería huir. La presencia de Richard definitivamente ayudaba, y hacía que todo fuera más llevadero. 

"Me gustas, Dylan. No sé por cuánto tiempo ha sido, pero sé que en algún punto dejé de verte solo como uno más del equipo. Me preocupaba más por ti que por los demás chicos, y pensaba más en ti más de lo necesario, e intentaba convencerme de que solo era porque eres el más joven, pero eso es una excusa más. Me gustabas hace dos años, y me sigues gustando ahora, pero es terrorífico, porque jamás he podido descifrarte, nunca sé cómo comportarme frente a ti sin verme tonto y hacer el ridículo porque sé que detestas eso." Lentamente, Dog se dio la vuelta en sus brazos. El rojo de su rostro se extendía hasta su pecho y hombros, y su mirada estaba en todas partes menos en Dylan, aunque colgó los brazos lánguidamente sobre sus hombros. "Dudé tanto en venir aquí porque me vuelvo un desastre cuando estoy contigo. Y tal vez fue un completo error porque jamás te has visto tan hermoso como lo haces ahora. Y solo hizo que esto que siento empeore." Con suavidad, sus ojos cayeron sobre Dylan. Asquerosamente cálidos. "Entonces dijiste que interesaban los hombres y todo fue mucho peor."

Dylan frunció el ceño. "¿Por qué?"

Dog se rió sin muchas ganas. "Que te gustaran los hombres no significaba que yo te gustara. No soy nada especial. Y  luego apareció Richard, y él es bastante atractivo con los ojos azules y la confianza en sí mismo."

"Sí, supongo que es interesante verlo convertirse en un hombre más seguro después de estar confundido." No podía negarlo. Richard también era atractivo, era bueno con las palabras y su polla era enorme, un arma total, justo como le gustaba. Maldijo, gruñendo por lo bajo, porque sabía que era más suave con Dog. "No sé si me gustas de la misma manera, así que no esperes un tonta confesión. Pero si estás bien con algo físico, entonces no tienes que fingir."

"Eso es completamente desalmado, acabo de decirte que me gustas y tú solo quieres sexo. Sé que no eres la galleta más dulce, pero, auch." 

Le dio un golpe en el estómago no tan fuerte como quería. "Estoy siendo honesto."

 "Entonces, en un futuro... ¿tal vez?"

"No lo sé, maldición." Lo empujó para verlo a los ojos desde una mejor distancia. Presionó un dedo sobre su pecho. "Esto todavía no se siente bien, pero estoy tratando, así que no me presiones."

"No es lo que intento, Dylan. Yo—"

"Solo intentémoslo." Dejó caer los brazos a los lados del cuerpo, suspirando. "No todos pueden darse cuenta de sus sentimientos a través de citas o yendo lento, otros podríamos saberlo por el sexo. Creo que preferiría que mis..." se detuvo antes de dejar salir la palabra con s. "Prefiero tener algo con alguien con quien tenga buena química en la cama."

"El sexo es tan importante para ti." Le lanzó una mirada cuando Dog habló por lo bajo. Sus ojos estaban oscurecidos y lo miró abiertamente, haciendo que su piel se erizara. "Lo entiendo. Va contigo y tu línea de trabajo peligrosa. De hecho, hay una correlación entre el sexo y el sentido de supervivencia, y la necesidad de sentirse humano de la manera más carnal posible." Pensó que él estaba burlándose y rechazando sus avances, pero Dog envolvió un brazo en su cintura y juntó sus cuerpos. "Si quieres tener sexo y estás bien con ello, entonces amaría intentarlo. Solo tienes que decirme lo que te gusta. Yo jamás lo hice con un hombre."

Oh, mierda. Dylan estaba encendido.

Sonrió, dejando sus inhibiciones caer en lugar finalmente. Ajustó los brazos alrededor del cuerpo desnudo de Dog y le bajó la cabeza hasta que sus labios se rozaron. "¿Qué tal si empiezas con los besos?"

"Pensé que eso estaría fuera de los límites." Dog acarició sus caderas nerviosamente, como si no estuviera muy seguro de si podía tocarlo, pero estaba bien. Dylan se presionó más cerca de él, dejándole saber que su toque era bienvenido. Aún así, Dog seguía siendo tan torpe. Sus ojos estaban fijos en la boca de Dylan. "¿De verdad puedo?"

"¿Quieres que lo escriba en papel?" 

Estrelló sus bocas juntas, jadeando cuando el calor húmedo de la boca de Dog acarició el interior de la suya. Su cuerpo se estremeció sorprendiéndolo porque la excitación que sintió al instante no fue buena, fue demasiada, fue terrible. Ni siquiera era que su polla fuera a explotar, era algo que sintió de la cabeza hasta los pies hasta dentro de todo su cuerpo que hizo que sus extremidades se debilitaran. 

Dog lo levantó como si no pesara nada. Dylan jadeó con sorpresa cuando el hombre lo levantó, empotrándolo contra la pared de la ducha. Sus bocas no se separaron para nada más que tomar unas cuantas respiraciones cuando sus pulmones lo necesitaron, y estaban envueltos sobre el otro por completo. Sus pollas también estaban frotándose juntas. Dylan rompió el beso para mirar entre sus cuerpos.

Una risa floja se le escapó y su cuerpo se calentó aún más. Lo tomó en su mano, lamiéndose los labios. "Mierda, sabía que eras grande. Circuncidado, eso no lo esperé, pero carajo... es tan caliente."

Los dedos en su trasero se apretaron cuando la gruesa polla de Dog brincó. "¿Te gusta?"

"Sí, sí." Levantó la cabeza y lo vio a los ojos, sonriendo como un idiota. "Es perfecto."

Dog gimió antes de besarlo otra vez, profundo, duro y lleno de deseo. Apoyó sus frentes juntas y metió la cabeza en el hueco entre su hombro y cuello. "Me gusta el tuyo. Y quiero correrme. ¿Podemos...?"

"Eres más perverso de lo que pensé." Con ambas manos, Dylan los envolvió apretadamente juntos. Ambos jadearon cuando la electricidad del placer estalló en sus cuerpos. Su cabeza fue hacia atrás cuando comenzó a mover las manos rápidamente. Labios sobre su garganta le hicieron sacudirse, era terriblemente sensible ahí, y la creciente barba de Dog estaba definitivamente dejándole marca, pero no le importaba. Estaba demasiado elevado como para que eso fuera relevante. "¿Cómo se siente eso?"

"Se siente bien, Dylan." los besos se volvieron más torpes y húmedos, alternando entre mordidas y chupones. Dog gimió con fuerza sobre su piel mientras sus caderas se mecían, empujando y sacando su polla del agarre de sus manos. "Se siente tan bien. Me gusta mucho. ¿Te gusta?"

Oh, era un cachorro. Dylan asintió, parpadeando pesadamente para encontrarse con sus ojos. Se veían húmedos y perdidos, completamente llenos de calor. Dylan lo besó otra vez, duro, marcándolo con una mordida en el labio al separarse. 

Apretó sus manos y gruñó, sintiendo que estaba cerca de terminar. "Se siente bien para mi también. ¿Quieres que te haga correr?" Lo besó descuidadamente, observándolo perder el control y cerrar los ojos con fuerza. "En mis manos húmedas y apretadas, nuestras pollas se sienten tan bien, Dog. No puedo esperar a sentir esta cosa enorme entrando y saliendo de mi trasero hasta hacerme un desastre." Su estómago se apretó al igual que sus bolas y él se mordió los labios para no gemir en voz alta cuando se corrió. Al menos Dog no estaba tan fuera de sí como para olvidar que seguían en un espacio público, y enterró los dientes en su hombro cuando chorros calientes de líquido inundaron su mano. Respiró profundamente, moviéndose hasta que sus pies tocaron el piso nuevamente. "Eso fue mucho," dijo mirándose las manos.

Dog se apoyó contra la pared, regulando su respiración antes de cubrirse el rostro con las manos. "Por favor, no..."

"¿Ha pasado mucho tiempo para ti?" Dylan se burló antes de encender la regadera otra vez para limpiarse. Su cuerpo se sentía mucho más relajado ahora, y tenía esa sensación agradable luego del orgasmo. Metió la cabeza bajo la ducha, refrescando su cara caliente, y medio escondiéndose. No era el momento para sentir vergüenza, pero después de dejar del clímax venía el duro toque de la realidad. "¿Estás bien?"

"Sí." Los largos brazos lo envolvieron desde atrás, el rostro caliente presionándose sobre su nuca. Dog suspiró temblorosamente al tiempo que sus dedos trazaban las líneas de su cadera. "Me siento increíble. Solo estoy... no puedo creer que sea real. E incluso sabes cómo me siento. Me gustas, Dylan." Su cabeza se apartó instintivamente cuando suaves besos recorrieron su piel. "Estoy tan feliz."

Dylan se rió con la vista en el techo. "Solo estás recibiendo las réplicas del orgasmo, dices cualquier cosa."

"No vas a robarme este momento." Dog lo mordió en el cuello y se apartó para pararse bajo la regadera. Se veía contento, si tenía que decirlo en una sola palabra. Sonriendo con los ojos cerrados. "¿Te ofendería si digo que estoy feliz?"

"No, pero quizás te de un golpe en las bolas." Cerró la llave, todavía con el mismo sentimiento extraño recorriéndole, pero esta vez se armó de valor para mirarlo a la cara. Dog tenía una sonsa expresión con una lánguida sonrisa que mostraba lo satisfecho y contento que estaba. "Deja de sonreír así antes de que me enoje de verdad. Voy a salir."

"Espérame."

Apenas puso un pie afuera, se encontró con los ojos de Richard. El azul oscuro lo miraba tanto con curiosidad como preguntas. El hombre tenía los brazos cruzados y sonrió con los ojos oscuros cuando Dylan se detuvo frente a él. "Los busqué por un rato y cuando los encontré solo decidí darles su tiempo. También evité que alguien más entrara." Su mandíbula estaba tensa cuando él rozó el costado de su cuello con los nudillos. "¿Se divirtieron?"

"Lo hicimos." Dog se pegó a su espalda, quitándole la mano de Richard de encima antes de moverlo más lejos del otro hombre. "Ahora tenemos que irnos."

Richard frunció el ceño hacia Dog, mirándolo de la misma manera que vio a Dylan al salir. Dylan lo observó con atención cuando se lamió los labios, señalando por encima del hombro. "Hice la reservación para esta noche. Vendrán, ¿cierto?"

Dog respondió antes de que él pensara en su respuesta.

"Lo pensaremos."

"Vamos, ¿hablas en serio?" Richard separó frente a ellos cuando Dog comenzó a guiarlos hacia el hotel. No entendíapor qué podía ver real dolor en los ojos de Richard. A menos que él fuera unbuen actor, su molestia no tenía mucho sentido para él. "Tuvieron sudiversión juntos y ahora no existo. ¿Es así?"


Dylan frunció el ceño, sacudiendo la cabeza, volteándose para ver a Dog. "Hey, tranquilo, no hay necesidad de hacer esto." Empujó el puño sobre su pecho y esperó hasta que el hombre lo miró. "Podemos ir a cenar todos juntos, no hay nada por qué pelear." No podía creer que era él quien intentaba mantener las cosas tranquilas, pero aquí estaba. Dog no hizo un puchero, pero fue algo muy parecido. "No cambiaré de parecer después de eso," señaló el baño, haciendo énfasis en su conversación. "Y tampoco quiero ataduras. Tú no decides por mi."

"Lo siento." Dog le tomó la muñeca y se inclinó sobre él, una mirada de cachorro muy molesta en sus ojos marrones. "No te molestes."

"Ugh. ¿Qué—?" Dylan se alejó de él cuando su rostro se sintió en llamas. Carajo. Mierda. Él no se estaba sonrojando, no. No. Jamás. Eso era... eso era... "Iré a mi habitación. No me sigan."

Richard se apresuró a su lado, tirando de su brazo derecho. "¿Vendrás a cenar?"

"Yo—"

"Si no quiere hacerlo, no lo molestes." Dog se aferró a su brazo izquierdo. 

"Cierra la boca, no estoy hablando contigo."

"Ve y consigue una cita para que nos dejes en paz de una vez por todas."

Dylan se zafó de los dos, sacudiéndose bruscamente, haciéndolos tropezar. Se pasó una mano por el rostro, exhalando pesadamente. Su cabeza estaba palpitando y él no se sentía de humor para volver a lidiar con estos dos payasos como había hecho en los últimos días. 

Deseaba una noche para sí mismo.

Estaba cansado.

"Ustedes vayan y cenen juntos," dijo más vencido de lo que habría querido. Los dos hombres lo miraron, abriendo la boca para protestar, pero él los detuvo. "No puedo hacer esto hoy, no puedo estar en medio de ustedes una vez más." Se dio la vuelta y se sacudió el cabello. "Tengan su cita, métanse la lengua como lo han estado haciendo a mi espalda, y diviértanse. Hagan lo que quieran. No me importa. Pero no quiero verlos por el resto del día."

Sus muy maravillosas vacaciones se habían vuelto tan complicadas y frustrantes que ni siquiera podía analizar cuando todo comenzó a cambiar tanto porque su cabeza palpitaba con más fuerza.

Ni siquiera estaba seguro de cuándo comenzó a sentirse menos solo, y tan abrumado con la compañía.

Era solo demasiado para él.

E incluso se había enredado con Dog. El doctor del equipo. El otro hombre que formaba parte del grupo que siempre consideró su única familia.

Y eso estaba jodido.

Richard era alguien a quien no podía comprender, y tanto como esperaba que no lo fuera, no podía descartarlo en ser un agente de Kozlov que estaba aquí para matarlo. Pero entonces, también estaba involucrándose con Dog cuando creía que Dylan no lo notaba, pero él lo hacía. 

Oh, él siempre notaba todo.

Pero si Richard lo quisiera muerto, ya lo habría intentando, ¿no? Dylan lo habría hecho la noche que durmieron juntos. Habría sido rápido y eficaz. Así que no lo entendía. ¿De verdad estaba aquí para encontrarse a sí mismo? Bueno, se encontró en un trío, y podía descartar a otros porque Richard siempre estaba con ellos y rara vez lo perdía de vista. Su vigilancia sobre él tampoco había arrojado nada.

Entró al lobby y esperó por el ascensor, dejando que la música del pasillo relajara su mente.

"No levantes la cabeza, solo escucha." Dylan parpadeó con la mirada en sus pies. Un hombre se detuvo a su lado, la manos metidas en los bolsillos de sus bermudas y sandalias en los pies. Su voz era ronca y baja, natural. En otra ocasión él estaría preparándose para tomar una de las armas que siempre llevaba puesto, pero estaba desnudo ahora, excepto por la toalla de baño alrededor de sus caderas. Las puertas estaban tardándose en abrirse. "Hay un espía en la isla, y están buscándote. Recibimos una señal de los demás y todos están conscientes de que los están vigilando. Excepto Snake y Vernon, ellos encontraron a su espía y lo derribaron junto a todo el equipo. La orden del señor Kana es reunirse en un punto específico, y saldremos por la madrugada. Empaca tus cosas y encuéntranos en el muelle a las tres de la mañana."

Un papel se calló a los pies del desconocido y él intentó recogerlo, pero solo lo empujó bajo el pie de Dylan. 

"Estas son tus claves para salir del hotel y borrar tus datos. Nos encargaremos de tu habitación cuando te vayas."

El corazón de Dylan dio un salto con fuerza, apretando los dedos del pie alrededor del papel. "¿Qué hay de Dog? No puede quedarse solo."

"Hablaremos con él. Mientras tanto, prepárate y acomoda una maleta solo con lo necesario."

Las puertas se abrieron frente a él. "¿Vendrá con nosotros?"

Arrastró el papel hasta dentro del ascensor y se dio la vuelta, esperando la respuesta, pero ya no había nadie más ahí. 

Una ráfaga de electricidad fría se coló por su espalda, haciéndolo sentir energético. Tomó el papel del piso y lo empuñó con fuerza, una desagradable sensación recorriéndolo mientras su cabeza se llenaba de preguntas cuando salió al pasillo de su apartamento. 

No debería estar pensando en nadie más en este momento, pero no podía ignorar las imágenes en su cabeza de Dog, a pesar de que su cuerpo estaba listo para seguir órdenes y también emocionado por poder encontrarse con los chicos con una felicidad que habría suprimido todo este tiempo, pero carajo. No era el momento para estar así. Era una situación peligrosa, y su preciada estadía en este pequeño paraíso había terminado más pronto de lo que esperó.

Se vistió al llegar a su apartamento, comenzando a armar su bolsa práctica, guardando sus armas y también asegurándose de guardar copias de todas las cintas de grabación que había recogido en la última semana. Si no estaban seguros de quién era su espía, quizás las cámaras lo habrían captado, pero necesitaría más tiempo para encargarse de eso, y se lo dejaría a Vernon.

Por Dios, no podía creer que estuviera emocionado por ver el flaco trasero de Vernon.

Y más que nada, estaba emocionado con la adictiva sensación de las misiones, la adrenalina y la emoción estaban corriendo por sus venas ansiosamente.

Cuando estaba terminando de armar su kit de limpieza personal, encontró la máquina de cortar cabello que se supone que compró para cortarse el cabello cuando este comenzó a crecer, pero fue demasiado perezoso como para hacerlo. Pero si estaba a punto de entrar a una misión, el cabello largo sería un problema.

Estaba terminando y limpiando al lavado cuando la puerta se abrió. Inmediatamente sacó la cabeza fuera del baño, solo para ver a Dog cerrando la puerta detrás de él, sus ojos buscándolo por toda la habitación. 

Estos se abrieron de par en par cuando finalmente lo encontró. "Tu cabello," dijo sin aliento.

Dylan apretó los dientes y guardó la máquina dentro de su bolsa. "¿Qué haces aquí?"

"La cena terminó y Richard y yo nos quedamos sin cosas de qué hablar." Se frotó el cuello incómodo. Se había cambiado de ropa a una camisa y shorts, así que seguramente sí se había ido con Richard luego de que los dejara. La idea no le molestaba como sentía que debía. Casi como si confiara en Richard. "No podía dejar de pensar en ti. Y luego... " Miró la bolsa en su mano con atención. "Supongo que te encontraron también."

Solo asintió, caminando hacia la sala. "¿Cuál es tu hora de extracción?"

"En el muelle a las tres. ¿Alguna idea de quién es el espía?"

Sacudió la cabeza. "Si lo supiera, no estaríamos en esta posición ahora mismo." Miró el reloj en la pared. Tenían unas tres horas más todavía. "Deberías organizar tu maleta. No sé a dónde iremos."

"Dylan."

"¿Qué?"

"¿Puedes mirarme, por favor, al menos un segundo?"

"No tenemos tiempo para esto."

"Tenemos mucho tiempo todavía." Dog le sostuvo el rostro con las manos, suavemente, como si esperara que Dylan lo golpeara para alejarlo. Sus ojos estaban odiosamente cálidos cuando sus pulgares le frotaban los pómulos. "Incluso si salimos de aquí y nos reunimos con el equipo, no vas a pretender que lo que pasó y lo que dije nunca sucedió, ¿cierto?"

Dylan se rió incrédulo. "Estamos siendo buscados por espías y tú solo piensas en... en..."

"Sí." Dog lo besó castamente, acariciándole las orejas y las mejillas. Una y otra vez, sus besos eran tan suaves y torpes que sus manos se volvieron puños, pero no pudo hacerse empujarlo, tampoco pudo detenerlo. "Me preocupo por la persona que me gusta, naturalmente."

Su rostro estaba caliente y él realmente quería darle un golpe, pero su cuerpo estaba perplejo. "Tú, en serio—"

El timbre de la puerta los hizo brincar. Giraron la cabeza hacia la puerta y Dylan se levantó en un segundo, buscando su pistola dentro de la bolsa, colocándola detrás en la espalda en su cinturón. Empujó a Dog hacia el dormitorio sin aceptar quejas. 

Nuevamente, el timbre sonó por todo el apartamento y Dylan se odió por haber escondido y desconectado todo su equipo de vigilancia, porque ahora no podía saber quién era hasta que no se acercara a la mirilla.

"¿Dylan? Quiero hablar." Era Richard. ¿Richard? ¿En serio? Dylan gruñó en silencio, maldiciendo. Se asomó por la mirilla para verlo. Richard tenía los ojos largos y pesados, labios apretados y una mano en el cuello. "Por favor, Dylan. Sé que Lee también está ahí. Yo solo... necesito hablar con ustedes."

Podía ignorarlo, dejarlo pensar que no había nadie en el apartamento, o también podía poner la vida de un inocente en riesgo. ¿Pero lo era? ¿Richard era realmente inocente?

Dog salió de la habitación, su cabeza baja, escuchando claramente la voz de Richard. 

"Para ser honestos, tuve una discusión con él hace rato en el restaurante y nos separamos luego de eso. Fue cuando me contaron sobre el plan." Dog le tomó el brazo y suspiró. "No me gusta... él es molesto y persistente, pero creo que está genuinamente interesado de una retorcida manera." Su rostro se volvió de un rojo furioso hasta las orejas y el cuello. "En ambos."

Dylan exhaló pesadamente, guardando su arma en el mueble al lado de la puerta antes de abrirla. 

Richard abrió los ojos llenos de sorpresa. "¿Cuándo...?"

"¿Qué quieres?"

"Te ves bien," dijo un poco sin aliento, las mejillas ruborizadas ligeramente. Parpadeó entre él y Dog, tragando con fuerza. "Quiero hablar con los dos. Lee..." Estiró la mano dentro de la habitación para tomar la muñeca de Dog y la acercó a su rostro, viéndolo a los ojos firmemente. "Lo siento tanto. No tengo claro lo que siento, pero no puedo alejarme de ustedes. Tampoco quiero."

Dog gruñó, pero no era en serio, estaba evitando mirar a Richard. "No es natural."

"¿De qué están hablando?"

"En lugar de pelear lo que siento cuando estoy con los dos, quiero intentarlo. Pelear por su atención es suficientemente difícil como para perderlos por completo a los dos. Incluso si eso significa tener una relación fuera de lo común." En un fugaz momento, Richard le envolvió la cintura por el brazo libre y golpeó sus narices juntas todavía sin soltar la muñeca de Dog. "Me gustaría que los tres comenzáramos a llevarnos mejor."

Dylan sintió su ojo temblar. "Empiezas a hablar con Dog. Solo di que quieres un trio."

Richard sonrió con suavidad, tirando de Dog más cerca hasta que los tres estaban rozándose, respirando cerca del otro y sintiendo el calor de los cuerpos. Dylan inhaló lentamente, muy consciente de la situación. Richard exhaló sobre su oreja. "Es mi primera vez, pero no tengo miedo." Un beso en la mejilla se deslizó hasta su cuello y Dylan se encogió. Otro par de labios se movieron sobre el lado izquierdo de su rostro, y su cuerpo tembló sin vergüenza con una ola de excitación. "Tienes que enseñarme."

"A mi también," Dog susurró ronco sobre su oreja antes de morderla y besarla. "Tenemos tiempo."

Manos se metieron dentro de su pantalón, tocando y acariciando sus nalgas lento y suave mientras que la otra era más entusiasta y ruda. A pesar de que no era el momento, era el peor de todos honestamente, Dylan estaba duro. El aroma de los dos hombres y su excitación animal le hizo débil, volviéndose en sus más bajos instintos. 

Besó a Richard, profundo, duro, tirando de su cabello para empujar la lengua más dentro de la caliente cavidad que lo chupaba con suspiros y gemidos. Sus ojos apenas estaban abiertos cuando giró la cabeza hacia Dog. Los ojos estaban oscuros, inundados con lujuria cruda. Sus bocas chocaron casi dolorosamente, pero incluso si hubo algo de sangre en sus labios, no les importó. Dylan lo besó lentamente, apasionado y candente, saboreando toda la suave boca del hombre que lo deseaba más que a nadie en el mundo.

"Me voy a poner celoso." Richard tomó puñados del cabello de los dos y los besó al mismo tiempo, húmedo, desastroso y sin sentido, pero se sintió tan bien. 

La estimulación, las manos acariciando y frotando su trasero, los dedos tocaron su entrada secos y bruscos... 

Dylan los empujó dentro del apartamento, cerrando la puerta detrás de ellos, porque nadie más podía ver lo que estaban a punto de hacer.

***

Bueno, holaaa. Damn... estamos entrando en lo bueno al fin. Jeje

La historia no será tan corta como yo había pensado, pero está bien. Se supone que es el final de esta trilogía, así que vamos con todo. Con suerte unos 10 capítulos a lo máximo

Gracias por todo y nos leemos pronto xx









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