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3

Se soltó de su agarre y lo roció nuevamente, sintiéndose mal de pronto. Su estómago se retorció y luego miró a Dog que parecía tener dificultad para mantener los ojos abiertos, pero quien tal vez comprendía la situación a cierto nivel. Dylan apretó los labios, molesto, porque así no era como quería que las cosas pasaran. 

Tampoco quería desear a Dog. Era familia. 

Suspiró, girándose para cerrar la manguera. 

"Además, esto no fue nada sexy. Son unos borrachos muy desagradables. ¿Puedes caminar?"

Richard asintió al tiempo que se movía para quedar de manos y rodillas. Tomó una respiración y se levantó tambaleante. Se sostuvo del poste de la regadera y asintió. Era un desastre desde sus pies descalzos hasta el oscuro cabello mojado que le cubría la frente. Dog necesitó una mano, pero él estaba bastante estable como para sostener la mayor parte de su peso, aunque Dylan lo tuvo que ayudar a caminar.

"Vamos a mi lugar, está muy cerca." Richard por alguna razón se pegó a ellos como un caracol. Dylan no le dio mucha importancia, pero la pregunta lo sorprendió. Estos días no se sentía tan alerta, pero los hábitos eran difíciles de dejar. Los ojos azules parpadearon rápidamente hacia él cuando lo miró, y sus orejas se pusieron rojas. Dylan levantó una ceja, y Richard se frotó las orejas distraídamente. "No digo que hagamos algo, pero su complejo está mucho más alejado que el mío."

"¿Cómo sabes dónde me hospedo?"

"Él lo mencionó antes," él respondió señalando con la cabeza a Dog, que por lo mucho que pesaba, parecía estar medio dormido. De igual manera, tomaría un baño antes de acostarse. No habría condescendencia. "Sabes, el pobre hombre está confundido. Quizás más que yo."

"¿Por qué? ¿Qué te dijo?"

Richard tarareó perezosamente antes de suspirar, tropezar y caer. Dylan se detuvo para esperar a que el hombre se levantara y continuara liderando el camino. "Uh, bueno. No lo sé. También me confundió."

Jesús.

¿Qué pasaba con los hombres y su poca capacidad de expresarse?

Antes tenía un solo tonto que hablaba a medias, pero ahora tenía dos.

Increíble.

"¿Te molestaría enfatizar?"

Richard tomó el primer camino hacia la izquierda, un pasaje que se metía entre los edificios, con poca iluminación y con una vegetación tan densa que  nadie podría verlos si se metían por ahí. El lugar tenía algunas cámaras en las esquinas, pero estas probablemente tendrían una pobre visión por las ramas. Sería el lugar perfecto para un secuestro.

Ja.

Su boca tembló con ganas de reírse.

La paranoia casual estaba de regreso.

No vives años siendo un asesino entrenado que va a misiones de espionaje y extracción, protegiendo a un mafioso, sin desarrollar un sentido nervioso de consciencia. 

Podías sacar oso de Rusia, pero no a Rusia del oso.

Esperó subir las escaleras, pero Richard abrió una puerta de la planta baja. El aire acondicionado los golpeó de lleno al entrar, lo que en él se sintió agradable, pero no tanto para los otros dos hombres empapados. Dog se quejó, estremeciéndose y apretando los brazos sobre sus hombros. "Hace frío."

Dylan sonrió, pasando la mano por su cabello. "Y no se pondrá mejor. Tienes que ducharte."

"Ugh."

Dog no luchó por ello. En realidad solo lo dejó en la tina con agua caliente y asegurándose de que no cometiera suicidio por accidente, una toalla detrás de la cabeza hizo el trabajo.

Richard salió de otra habitación con pantalones flojos en las caderas con una magnífica línea V sobresaliente, mientras se secaba el cabello. Estaba sorprendentemente sobrio para alguien que había estado de rodillas hace menos de una hora, incitándolo a tener un trio.

"¿Está bien? Tengo píldoras en alguna parte que le ayudarán con la resaca." La sonrisa de media luna hizo algo en su rostro. Se volvió más atractivo de esa manera. En general, Richard era un hombre atractivo. Con el cabello bien recortado y la barba descuidada, los ojos azules eran probablemente lo más encantador que tenía, pero su cuerpo estaba bien formado. Y no lo decía solo porque estaba teniendo una vista entera de su torso desnudo, y la V que terminaba dentro del sus pantalones. Tenía el cuerpo de alguien que tomaba el ejercicio muy seriamente. "Puedo pedir una sopa caliente del restaurante."

Parpadeando, Dylan se volteó a ver a Dog y sacudió la cabeza. "No creo que pueda mantener nada en el estómago justo ahora. Tal vez cuando despierte luego de descansar." Se aclaró la garganta y cruzó los brazos. "¿De verdad podemos quedarnos aquí?"

"Por supuesto, aunque solo hay dos habitaciones. Así que tendrás que compartir con alguien."

"Claro."

Eso sonaba bastante inocente.

La expresión en el rostro de Richard, no tanto. 

Pero no quería cargar con Dog todo el camino hasta su lugar, y esto no estaba tan mal. Incluso si Richard intentaba pasarse de la raya, él lidiaría con eso. Preferiblemente con un golpe limpio en la garganta.

Le dio a Dog unos cuántos minutos más antes de despertarlo y hacerlo bañarse por su cuenta, rociándole jabón líquido desde lejos. No es que no confiara en sí mismo para bañarlo, es solo que no quería ver.

No quería verlo desnudo.

Se sentía mal.

Y no hablaba de que la idea le desagradara. Era todo lo contrario. Tenía una furiosa curiosidad.

Por eso tenía que poner límites. Ponerse límites.

Y pensándolo un poco, era terrible que no tuviera la capacidad de mantenerlo profesional. Hablaba mucho de su fuera de voluntad debilitándose mientras más tiempo pasaba libre de misiones. En algunas de ellas tuvo que ver a los chicos desnudos porque tenían que ducharse en lagos o ríos, o cuando tenían heridas difíciles en lugares delicados y necesitaba tratarlos. A cada uno de ellos, él vio sus bolas y traseros, y jamás sintió nada. Eran chicos también y la camaradería era buena.

Dog no era parte del equipo de misiones.

Además de sus brazos y cuello, no había visto nada más. Este hombre de aquí era algo completamente nuevo para sus ojos perversos.

Así que realmente no quería ver a Dog desnudo.

Porque sabía que iba a mirar.

Y tenía bastante curiosidad de saber qué había allí abajo.

Después de enjuagarse, Dog se levantó y él lo envolvió rápidamente con la toalla antes de ayudarle a caminar fuera del baño.

Richard ya tenía un juego de ropa apilado y la cama lista para él. El hombre tenía las manos en las caderas, mirándolos acercarse y ayudó a acostar a Dog sobre las sábanas, con la toalla todavía envuelta en la cintura. 

El tercer hombre le dio una mirada. "¿Quieres que le ayude?"

"No hagas nada raro," lo señaló con el dedo, frunciendo el ceño. Hablaba muy jodidamente en serio. Richard solo se rió como si su reacción hubiese sido entretenida. Dylan no dejó la habitación, solo esperó hasta que Richard dijo que terminó. Al girarse, Dog ya estaba vestido y cubierto por una sábana gruesa. Interesantemente, también era tan largo que abarcaba casi todo el largo de la cama, y sus brazos tampoco eran cortos. Si dormía con alguien más, esa persona estaría incómoda y probablemente tendrían que acercarse mucho para poder acomodarse. Richard levantó las cejas hacia él y Dylan gruñó. "Tomaré el sofá."

Richard levantó las manos, pero su sonrisa estaba intacta. "Yo no dije nada." Aunque se le acercó, con una mano entre sus omoplatos, sacándolo lentamente de la habitación. Apagó la luz y cerró la puerta silenciosamente. "Tengo más ropa que puedes usar. Estás todo húmedo."

"Por culpa de ustedes."

"Lo siento por eso." Richard lo dejó en la puerta del baño. "¿Te gustaría tomar una ducha mientras yo preparo café?"

Asintió despacio, dándole una mirada. "¿Cómo estás tan sobrio?"

"Debió ser la ducha," dijo con un encogimiento de hombros, y una sonrisa orgullosa. "Gracias a mis padres puedo tolerar bien el alcohol. Tengo buena herencia." Cuando no respondió, el hombre se puso un poco nervioso y dejó de tocarlo, dando un paso atrás. "Tendré ropa lista para ti cuando salgas."

Se fue rápidamente, no tan estable como pensaba, pero todavía logró escapar de su vista.

Dylan tomó una ducha caliente, usando tanta como le dio la gana. No era su lugar después de todo, y Richard estaba pagando. Así que se tomó su dulce tiempo, dejando que el vapor del baño derritiera sus pensamientos. 

También intentó que su erección muriera, pensando en las cosas más tristes y asquerosas de sus misiones. No funcionó, por supuesto que no lo hizo. Seguía regresando al momento en que vio el anhelo en los ojos de Dog tiempo atrás, la manera en que se aferró a él como si temiera que Dylan se fuera mientras decía esas palabras. 

¿Por qué tenía que seguir pensando en él?

Esto está mal.

Se limpió el rostro con la vista fija en las baldosas de la pared y suspiró pesadamente. 

Tal vez lo que necesitaba era distancia. 

Le diría a Dog cuando estuviera sobrio, que tenía que buscarse otro lugar. Y si comenzaba a decir que prefería la compañía, Dylan tendría que ser duro con él y empujarlo como lo hacía en el pasado. No más caer por su cara, ni por sus ojos, ni por su voz ronca y la tonta risa de nerd.

Se rostro se calentó y él le dio un puñetazo a la pared, gruñendo.

Mierda.

Cerró la llave y tomó la toalla para secarse el cabello antes de envolverse en ella y salir al pasillo. Casi tropezó con el juego de ropa frente a la puerta. Richard lo había dejado en piezas bien acomodadas, justo como la de Dog y comenzó a preguntarse si el hombre tenía algo por la pulcritud, o solo era porque tenía raros hábitos de borracho.

Lo encontró en la sala, sentado con las piernas extendidas mientras sostenía una taza humeante en la mano que reposaba en el apoyabrazos. Había otra taza servida en la mesita de café. Y la sala solo estaba iluminada por el reflejo de la televisión por algún programa que Richard estaba mirando. Dylan no sabía dónde dejar al toalla, y se quedó de pie pensándolo, hasta que Richard se levantó. El hombre se tocó la nuca, hablando cerca de su oído.

"Yo me encargo," murmuró lento y bajo. "Toma tu café."

Un escalofrío lo recorrió por toda la columna cuando asintió y dio un largo paso para poner distancia entre los dos. Se sentó incómodamente y tomó la taza para darle un sorbo. Negro y sin azúcar, lo que no le molestaba en lo absoluto. Además sabía muy bien, no muy fuerte y tampoco blando. Un adecuado balance.

Tal vez la gente no lo sabía, pero él tenía algo de obsesión con sus cafés. 

Richard regresó un momento después con una secadora en la mano. Sonrió al verlo, moviéndose hasta conectar la máquina y probarla. "¿Te gusta? No he tenido la oportunidad de comprar una máquina, así que lo hago con un colador." Se rascó la mejilla con un dedo esperando su respuesta. "¿Sabe mal?"

"No. Es bueno," murmuró lentamente. 

Miró la secadora y luego lo vio al rostro. 

Richard tragó y jugó con la máquina en las manos. "Pensé que te gustaría secarte el cabello. Nunca he tenido el cabello largo, pero sé que las personas odian irse a dormir con el cabello húmedo."

"Las personas," dijo pensativamente. Bueno. Dijo que estaba intentando descubrir si le gustaban los hombres, entonces había salido solo con mujeres en el pasado. "¿Tienes novia?"

"¿Yo? No." Se rió. De verdad se rió como si fuera un muy divertido chiste. "¿Por qué pensarías eso?"

"Solo por curiosidad. He conocido a muchos así por aquí. Solo buscan un rato de diversión lejos de sus familias perfectas. Y he golpeado a cada uno de ellos en las bolas."

Richard asintió, apretando los labios, pero no podía esconder su sonrisa. "Entiendo. Probablemente lo merecían. Entonces..." Movió la secadora y levantó una optimista ceja. Dylan realmente quería negarse, pero el hombre tenía un punto, y él odiaba irse a dormir con el cabello húmedo. Se deslizó hasta el piso y lo dejó sentarse por detrás mientras él sorbía del café y veía el documental de animales salvajes en la televisión. Richard fue muy gentil al pasar las manos por su cabello. "¿Qué hay de ti? ¿Alguien te espera en casa?"

"No. Vine por vacaciones," dijo sonriendo para sí. No era una mentira. Estaba en un periodo complejo en el trabajo donde seguía recibiendo sus pagos mensuales de manera no del todo legítimas pero seguía estando empleado hasta que su jefe diera órdenes de moverse. Se rió sobre el café. "Tampoco me gustan los compromisos."

"¿Huh? Eres difícil. ¿Cuánto tiempo crees que me tome conquistarte? Solo para que lo sepas, tengo mucho tiempo libre para invertir en ti."

Eso era patético.

Dylan tarareó. "Tanto como luces como un actor porno, no tengo tal interés. Honestamente. Puedes tratar con alguien más."

Unos mechones de cabello se cayeron sobre los ojos cuando Richard gruñó. "No tengo interés en nadie más. En todo el tiempo que llevo en la isla, eres el único que ha llamado mi atención. Tu largo cabello rubio es bonito y muy suave, tus ojos con llamativos de algún sentido difícil de explicar en una palabra, pero hacen que sea difícil dejar de mirar. Tu cuerpo es también agradable a la vista." Un dedo frotó el espacio detrás de su oreja y él se estremeció, sosteniendo la taza con fuerza. Richard se quedó en silencio por un momento mientras seguía secándole el cabello, y luego continuó. "También tienes un enorme trasero, no voy a mentir. Fue lo primero que noté."

Su rostro se calentó cuando él gruñó. "No es tan grande."

"¿De qué hablas? Sobresale como si pidiera tener toda la atención. Todos estaban comiéndote el culo con los ojos mientras caminabas por ahí, probablemente deseando una probada." Miró hacia arriba con el ceño fruncido solo para encontrarse con los densos ojos azules viéndolo fijamente. Su rostro entero estaba ensombrecido y él pasó el pulgar a lo largo de su mandíbula. "Pero eres difícil, y no caes por cualquiera, ¿cierto?"

Dylan entrecerró los ojos. "Si crees que provocándome conseguirás algo, solo espera a que conecte mi puño con tu perfecta nariz y veremos si te gustó continuar con tu parloteo de aquí en adelante."

"Lo siento." Richard se dio un toquecito en la frente y suspiró con cansancio, dejando la secadora a un lado para frotarse el rostro. "Ni siquiera sé que estoy haciendo. Esto es nuevo para mi. Es difícil expresarme correctamente, porque no eres una mujer claramente, así que no me siento como si ser dulce funcione contigo. ¿Tal vez solo estoy enredándome con mis propios pies? No sé qué les gusta a los chicos, no sé si quieren ser suaves o duros, o si esperan algo en medio." Richard separó unos dedos para verlo con un ojo pero sus orejas rojas no podían esconderse. "Simplemente no lo sé."

Dylan no quería sentirse mal. Por Dios, no esperaba sentir empatía por nadie el día de hoy. Pero no podía solo ignorar todo lo que el hombre decía.

O quizás no quería.

Se levantó, tocándose el cabello y sorprendiéndose de que en realidad estuviera seco. Demasiado esponjoso, pero ni modo.

Se dejó caer a su lado otra vez, sosteniendo la taza tibia en las manos. 

"No estoy diciendo que quiero saber, pero... ¿qué quieres hacer justo ahora?" Richard se recostó y lo miró con sus ojos decaídos como los de un cachorro. Dylan se humedeció los labios secos. "Solo sé como quieres ser. Estás apenas descubriendo esta parte de ti, no forces nada en ello."

Lo vio mirar sus propias manos pensativamente. "¿Qué es lo que quiero?" Richard giró la cabeza en su dirección y se lamió los labios antes de inclinarse más cerca. "Quiero probar tus labios. No puedo dejar de pensar en ellos." Deslizó la mano a lo largo de su pierna, peligrosamente cerca de su miembro. Arañó con las uñas la tela de la pijama y exhaló entre dientes. "Pero si me preguntas qué es lo que quiero justo ahora, entonces eso sería ver tus labios envueltos alrededor de mi polla."

"Así que solo eres un bastardo cachondo." Dylan tomó otro trago de café manteniendo su compostura como si sus oídos no estuvieran timbrando y su cuerpo no acabara de erizar. La mano de Richard se ajustó en su pierna como si llamara su atención y Dylan tarareó, palmeando la mano fuera de su pierna. "Y estás lo suficientemente sobrio como para pedir una mamada desvergonzadamente."

El hombre se frotó la mejilla, sonriendo tímidamente. "Tú preguntaste."

"Sí, supongo que lo hice." Tomó el último trago del café y dejó la taza en la mesita. "¿Estás seguro de que puedes ponerte duro? Tal vez no quieras verme haciéndolo."

"¿Por qué no?"

"Estás en una transición, bastante confundido de lo que te gusta que quieres descubrir si te gustan los hombres. Tal vez no quieras que otro hombre te de una mamada, tal vez solo quieres cogértelos por detrás y mientras cierras los ojos y dejas correr libre una fantasía. Créeme, no es tan extraño como crees. Algunos idiotas aquí solo quieren el riesgo, pero no la realidad."

Richard tenía el ceño fruncido, un brazo por detrás de sus hombros y tan cerca que sus rostros estaban a centímetros. Él revisó toda su expresión detenidamente al punto de ponerlo ligeramente incómodo. 

El hombre tomó un mechón de su cabello y jugó con él entre los dedos. "No quiero cerrar los ojos y pretender que no eres tú el que lo haga. Quiero hacerlo porque eres tú, y porque me siento atraído hacia ti." Sus mejillas fueron ahuecadas y el rostro de Richard estaba frotándose con el suyo de repente. Dylan tardó en asimilar la situación e incluso cuando lo hizo, solo puso sostenerse de sus brazos y parpadear confundido. El toque de Richard era suave, afectuoso. "No sé con qué tipo de idiotas has tenido que lidiar aquí, pero te aseguro que no soy uno de esos. Eres el primer hombre que he deseado en toda mi vida, y no duele aceptarlo." Recibió un beso muy cerca de la boca, lento, perezoso y caliente. "No tenemos que hacerlo tampoco. Solo se sintió bien ser honesto. Gracias."

Este jodido bastardo.

Dylan envolvió un brazo alrededor de su cuello y tiró de él para conectar sus bocas. Usó el momento de sorpresa de Richard para lamer sus labios y empujarse dentro de él, tomando las riendas del beso. Cuando él agarró el ritmo del beso, Dylan suspiró satisfecho. Había temido que no supiera besar o que fuera torpe en ello, pero era bueno. Su lengua era gruesa y larga y opacó la suya en segundos, haciéndolo suspirar y gemir con el roce sucio den las lenguas en sus bocas. No era nada romántico, tampoco dulce ni para tantear aguas.

Eso era lujuria pura.

Deseo crudo y nada más.

La mano libre la usó para meterse en los pantalones de Richard, sonriendo cuando el hombre se estremeció y gimoteó en medio del beso, tensándose brevemente.

Aunque no se estaba quejando, y su polla estaba dura y firme en su mano. Lo acarició duramente, cerrando el puño en la punta suave y aliviándolo al bajar hasta la base. 

Carajo.

Miró hacia abajo en medio del beso para echar un vistazo y casi se atragantó con la lengua de Richard. No era posible. 

Separó su boca e intentó decir algo, pero Richard no se lo permitió. Los labios suaves y húmedos se trasladaron rápidamente hacia su cuello, mordiendo y chupando antes de aliviarlo con besos lentos que le hicieron arder la sangre.

Maldijo internamente, sabiendo que su boca estaba a punto de ser maltratada como una perra, pero oh podía quitarle los ojos de encima a eso.

Se lamió los labios y se movió, metiéndose entre sus piernas para bajarle el pantalón hasta las rodillas. Un par de testículos gruesos y pesados lo saludaron tambaleantes, y él también lo hizo. Los chupó uno por uno lentamente, jugando con ellos con la lengua y murmurando sobre ellos sabiendo que la vibración añadía un toque especial a la situación. Por la manera en que Richard se retorció y apretó las manos sobre el sillón, entendió que estaba funcionando perfectamente. 

Los hombres eran fáciles de complacer, solo necesitaban ser tocados de la manera correcta y en los lugares correctos para tenerlos babeando y gimiendo miserablemente. Tristemente tenía la experiencia en el campo para saber eso de primera mano.

Así que solo hizo que lo sabía hacer mejor y lo tragó profundamente, inhalando por la nariz y dejándolo salir lentamente para contener las arcadas, al mismo tiempo usó la palma de la mano para acariciar los pesados huevos que no podía simplemente ignorar. El hombre colgaba como un toro y la tenía tan grande que sentía pena por las mujeres que tuvieron que soportar eso. 

Su jodida boca estaba estirada al máximo y el borde los labios estaban ardiendo, pero él quería terminar rápido. Eso ni siquiera era porque quisiera complacerlo, solo quiso hacerlo. Tal vez había algo más dentro de él, pero si el hombre decía estar sobrio y esperaba una manada, Dylan no estaba en su mejor momento emocional como para rechazar la propuesta. 

Richard era suficientemente atractivo para alcanzar sus estándares. Mierda, debía ser el tipo más guapo con el que se había metido desde que había llegado. Pero simplemente no sentía tal atracción explosiva. Solo se sentía cómodo después de hablar, quizás inclinándose un poco hacia la comprensión. 

Pero todo eso no quería decir que el sexo estaba fuera del caso.

El hombre habló sobre conquistarlo, y buena suerte con ello, pero eso no era lo que Dylan quería. Mucho menos lo que necesitaba. Solo estaba aquí para sentirse menos miserable con su absurda vida.

Era todo.

Quizás–

Sus ojos se cerraron con fuerza y él se aferró a las rodillas de Richard cuando el hombre comenzó a penetrarle la boca sin ningún tipo de cuidado, con los dedos enredados en su cabello y maldiciendo en voz baja, tenso como el demonio. Dylan se concentró, controlando su respiración y relajando la mandíbula, de otra manera se iba a odiar al amanecer.

Por suerte no duró demasiado. Richard se inclinó sobre él, casi aplastándole la cabeza y enterrándose tan profundo en su garganta que se ahogó, apenas teniendo suficiente aire para no desmayarse. 

Cuando el líquido espeso se deslizó por su garganta, él tuvo que separarse. Lo sacó de su boca y lo empujó, jadeando pesadamente con los ojos húmedos con lágrimas amontonadas. 

Le lanzó una mirada mientras intentaba recuperar el aliento, apretando los puños con todas sus fuerzas para no responder a su gentileza de la misma manera. 

Pero no pudo. Cuando vio su rostro no vio nada más que un hombre sacudido, tembloroso y jadeante mientras lo veía como si acabara de darle la mejor mamada de toda su vida. Con el rostro sonrojado y los labios hinchados, Richard lo veía a los hombros con una mirada más de allá de impresionada.

Dylan se aclaró la garganta, levantándose para buscar algo de beber y aliviar la molestia. Se sirvió un vaso sin preguntar si podía y se recostó en la isla, mirando afuera a las personas que disfrutaban de la madrugada y la fiesta. 

"¿Estás molesto? Lo siento." Largos y gruesos brazos lo envolvieron por detrás de un momento a otro. Se sorprendió, sacudiéndose un poco porque jamás lo escuchó venir. Era tan silencioso como un gato para ser un hombre tan grande. Richard enterró la cabeza en su cuello, ajustando su abrazo y suspirando. "Perdí la cabeza en el último segundo y me dejé llevar por el momento." Un beso sobre el hombro y luego tenía la nariz del hombre frotándose sobre su oreja. "¿Estás adolorido? Te prepararé un té de manzanilla y miel que ayudará a aliviarte."

No dolía. Pero había un malestar punzante en su boca y garganta. Tomó otro sorbo sin responder y Richard se separó de él para poner agua a hervir en la estufa. Se veía lánguido y relajado, luciendo satisfecho el muy cabrón. 

Se pasó la mano por el cuello y se volteó a verlo, ofreciéndole una pequeña sonrisa. "Das un poco de miedo cuando miras de esa manera y te quedas callado."

"Pensé el golpearte en las bolas por un segundo, pero ya no más." Dejó el vaso vacío en el fregador y se cruzó de brazos, mirando el reloj. Era muy tarde. Bostezó. "Creo que solo quiero dormir. Tomaré el sofá."

"No es necesario." Richard frunció el ceño hacia él antes de apagar la llama y verter el agua dentro de una taza donde ya tenía dos bolsitas de té esperando. Lo revolvió unas cuantas veces antes de pasárselo. "Compartamos. No haré nada, también estoy cansado y bastante avergonzado, así que..." Se encogió de hombros y se le acercó para colocar las manos en sus caderas antes de hacerlo girar, solo para empujarlo hacia el pasillo de las habitaciones. Apagó la televisión y lo llevó hasta la otra habitación. "Ya hemos hecho suficiente como para pensar que esto es incómodo." 

Dylan lo vio acostarse en la cama y cruzar las manos sobre el estómago plano como un muerto. Casi escupió el té cuando lo vio cerrar los ojos. Por Dios, dormía como si estuviera en su cajón.

Se humedeció los labios, conteniendo su risa antes de tomar asiento del otro lado. Sí, bueno, quizás tenía razón. Compartir la cama no era la gran cosa, y se sentía ¿bien? con el cuidado que estaba recibiendo del otro hombre luego de que casi lo enviara al hospital con una muy vergonzosa excusa de por qué se había fracturado la quijada.

El té también estuvo bien. 

Dejó la taza vacía en la mesita de noche y se metió bajo las sábanas para dormir, dándole la espalda.

La cama no era la gran cosa, era justo como la suya, pero estaba agradable, también se sentía cálida de alguna manera.

Y luego estaba muy caliente. 

Richard lo abrazó desde atrás, murmurando para sí mismo mientras se acomodaba.

Dylan miró a la pared opuesta sin saber cómo reaccionar.

"No pienses demasiado, Dylan." Un beso en la nuca y los brazos lo abrazaron más fuerte. "Descansa."

"Claro."

Quiso decir que estuvo tan incómodo que no durmió ni un segundo de esa noche, pero no fue así. Dios. No lo fue.

Durmió como un maldito bebé.

***

Dough no estaba muy seguro de cómo las cosas habían cambiado tanto en tan poco tiempo, pero unos días después, él estaba preparando el desayuno en la cama luego de levantar pesas con los chicos más temprano. No tenía tanta energía como para seguirles el ritmo, así que declinó la oferta para salir a correr por la playa.

Pero se ofreció a tener el desayuno listo para ambos cuando regresaran.

No era desagradable.

La compañía era buena, y Dylan hablaba mucho más estos días. Tal vez influía la gran presencia de Richard con ellos, quien parecía haberlos adoptado en su departamento y no tenía intenciones de dejarlos ir. Diablos, Dough no podía quejarse. El apartamento del hombre siempre estaba limpio porque Richard tenía cierta paranoia por la limpieza y levantaba cualquier cabello que ensuciara su blanco y brillante piso. 

También hizo que tanto él como Dylan comenzaran a ser más organizados. O eso se decía.

Había levantado la ropa interior del chico más joven tantas veces que ya ni siquiera lo notaba. 

Tampoco es que hiciera algo malo con ello.

Pero estaba ahí.

En sus manos.

Su rostro se calentó con fuerza cuando giró los huevos en el sartén.

Quizás era un verdadero pervertido.

La puerta se abrió de repente y él se giró para ver al sudoroso par hacer su camino por la sala. Richard le sonrió mientras se quitaba la camiseta, revelando un absurdo físico. "¿El desayuno está listo, cariño?" 

Dough gruñó, levantando la espátula. "Te dije que dejaras de llamarme así."

"Ah, lo siento. Lo olvido cuando te veo usando ese delantal." El hombre se acercó, apestoso y húmedo para inclinarse más cerca para echar un vistazo a la comida. Luego le dio un beso en la mejilla y tarareó. "Mi estómago está gruñendo con ganas de devorarlo todo."

"No seas asqueroso," se quejó, alejándose mientras Richard se reía.

Dylan levantó las cejas hacia ellos. "¿Acaso han estado acostándose mientras duermo?"

"No," respondió antes de que el galán de ahí le ganara y dijera alguna tontería. Dough puso su atención en Dylan, esforzándose duramente en mi mirar desde su cuello hacia abajo. Dylan tenía la manía de salir a correr en shorts y sin camiseta, y era solo demasiado... tentador para la vista de un pervertido como él. "Me trata como su esposa solo porque cocino su comida."

Curiosamente, otra cosa que habían descubierto de Richard, era que cuando el hombre perdía la vergüenza, era un degenerado y un completo payaso. Dough se sonrojó cuando sintió que Richard empujó su trasero contra su entrepierna antes de huir rápidamente para que la espátula no alcanzara su cabeza. 

"Si fueras mi esposa, no solo te diría cosas para molestarte," dijo, riéndose antes de acercarse a Dylan. Le frotó el mentón y sonrió de medio lado. "Haría algo mucho mejor que eso."

Dylan le golpeó la mano lejos sin ninguna expresión. "Piérdete," le dijo antes de ver a Dough. "Tomaré una ducha antes de venir a desayunar."

Dough asintió torpemente. "Adelante." Escuchó una puerta cerrarse y luego estaban en silencio. Richard se rió, sacudiendo la cabeza. "¿Qué es tan divertido?"

"Tú. Fingiendo que jamás le confesaste a Dylan que lo quieres más que a un amigo, como si Dylan no lo recordara. Todos lo recordamos." El hombre se sentó en el borde del sofá con los brazos cruzados. "Curiosamente, uno pensaría que te harías a un lado y me dejarías trabajar, pero tampoco te vas." Richard entrecerró los ojos con algo más de frustración en sus rostro. "¿Por qué sigues alrededor si no vas a intentar nada?"

"Tal vez no quiero que lo tengas," dijo seriamente. La idea de que Richard se quedara con Dylan le hacía sentir enfermo. "Y haré todo lo posible para ponerme en medio de ambos."

"Patético bastardo. No tienes las bolas para actuar, pero sí las tienes para ser una molestia. Te dije ese día en el bar, Lee." Richard bajó la voz considerablemente. Le causó que la piel se le erizara al escuchar su apellido. "Incluso si tengo que conquistarte también para tener a Dylan, lo haré. No soy un cobarde."

Abrió los ojos con sorpresa en ese instante cuando recuerdos de ese día llegaron a él. Algo que había querido borrar profundamente, pero que lastimosamente, Richard no le permitía.

El hombre estaba loco. 

"¿Por qué iba a caer por un bárbaro como tú? No eres nada más que una molestia en nuestra vida. Estábamos bien antes de conocerte." Se levantó en toda su altura cuando Richard caminó hacia él luciendo como un depredador. Carajo. Había estado cerca de hombres que se veían diez veces más aterradores que él, no le tenía miedo, ni cuando lo tenía cara a cara. Sonrió, mirando hacia abajo, usando sus centímetros de diferencia para marcar su línea. "No estás a la altura."

"¿No lo estoy, eh?" Richard lo dobló tan fácil que fue vergonzoso. Si Snake estuviera aquí, Dough le pediría que pusiera una bala justo en medio de sus cejas. Suspiró pesadamente con la mejilla presionándose contra la fría isla de la cocina. Richard se paró detrás de él, tomando sus muñecas con ambas manos antes de inclinarse sobre su oreja. El aire caliente lo sorprendió y lo miró de reojo. "Si mal no recuerdo, ese día me besaste por la mitad de la noche antes de que Dylan llegara, y si hubieras tenido más tiempo te habrías puesto de rodillas y me la hubieras chupado en ese bar en frente de todos." Algo duro se metió en medio de las mejillas de su trasero y Richard jadeó sobre su oído. "No me gustan las morenas más altas que yo, pero no diría que no a un dulce trasero como este. No me provoques, Lee. Puedo tenerlos a los dos en la cama si eso quisiera. La molestia no vale la pena."

Sus muñecas fueron liberadas y él se enderezó, frotándoselas. Richard estaba de pie frente a él, no dándole mucho espacio para sentirse liberado. Luego el hombre le tocó el rostro, frotando el pulgar sobre su pómulo palpitante.

"De seguro sabes cómo ponerme al límite, creo que lo disfrutas." Sonrió sin mucha emoción y se inclinó hacia él para presionar sus labios brevemente. "Lo digo en serio, las morenas no son lo mío, pero cuando pones esa expresión en el rostro, te ves casi adorable. No lo entiendo."

Estaba por responder la respuesta más sin sentido posible, pero se detuvo cuando escuchó una puerta abrirse. 

Los dos se separaron al tiempo que Dylan entraba a la sala luciendo limpio y fresco, mejillas rosas y el cabello revuelto. Dough sonrió entrañablemente. Realmente no podía acostumbrarse a este Dylan tan joven y relajado.

"Toma asiento a la mesa," dijo, girándose para servirle el desayuno y una taza de café negro. "¿Tuviste una buena carrera?"

Dylan solo asintió sin que sus ojos se separaran de la comida cuando Dough le puso el plato en frente. No pudo evitar acariciarle el cabello lentamente mientras Dylan devoraba todo el plato. "Hay fruta cortada en el refrigerador."

"Quizás después, mientras vemos televisión." 

La mirada de Dylan era mucho más gentil estos días, y no estaba intentando arrancarle la mano de una mordida por acariciarle el cabello. De hecho, no parecía que le importara. Así que no se detuvo hasta que sintió que fue demasiado tiempo. Además, podía sentir la punzante mirada de un tercer hombre haciéndole agujeros en la nuca. 

Richard estaba limpio y secándose el cabello con una toalla, viéndolo fijamente. Dough hizo una mueca.

"La comida está lista. Puedes servirte tú mismo."

"Gracias, cariño."

"Vete al infierno."

Todos se sentaron a la mesa a desayunar, escuchando las noticias en el televisor de la sala cuando Richard se levantó de pronto.

No miró a ninguno de los dos al caminar a la habitación hasta regresó con un teléfono en la mano y señaló la puerta.

"Olvidé que debo hacer una llamada, no tardaré." 

Ambos asintieron y lo vieron irse. La mitad de su desayuno estaba en el plato y Dough no le dio mucha importancia, pero Dylan sí. Esperó unos segundos antes de ponerse de pie. Miró por las ventanas hasta que encontró lo que buscaba, luego sacó un aparato de su pantalón y lo observó hasta que el aparto pitó con un sonido muy bajo. Entonces se sentó, lanzando el dispositivo en la mesa.

Dough lo miró fijamente antes de ver a Dylan.

"¿Qué haces?"

Dylan masticó lentamente, llevando sus ojos del dispositivo hacia él. Luego se encogió de hombros. "Seguir mis instintos."

"¿Crees que él sea...?"

"He tenido mis dudas, pero no quiero apresurarme a saltar en conclusiones. No hace daño asegurarse."

Asintió. Dylan tenía más experiencia en esto que él, y estaba bien que desconfiara de las personas.

Si Richard en realidad era un espía...

Cortó la línea antes de terminarla.

¿Por qué el pensamiento le hacía sentir incómodo?

***

Hello!!! Parte 3 aquí, lista. Ya me siento más suelta y menos mecánica al escribir, con suerte ustedes pueden notarlo también. Se siente bien regresar.

Nos leemos pronto y gracias por todo xx


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