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at least y got you in my head

Después de aquel largo partido, donde Jimin fue el centro del show y del cual no pudo quitar los ojos de encima por más que quiso, el menor se veía tan brillante y alegre que sintió que habían logrado la victoria a primera sonrisa del rubio; sumado a lo ocurrido en los cambiadores después, necesitaba un descanso, o que un iceberg helado le pegará en el rostro para bajar el calor que sentía en sus mejillas.

Odiaba pensar en él de esa manera todo el tiempo, odiaba que sus mejillas se encendieran cada vez que lo tenía cerca, o lo miraba, o le sonreía.

Odiaba sentirse nervioso a su lado, odiaba ese impulso de estar cerca de él, cada vez más, a pesar de todo lo que lo hacía sentir.

Todo desde que el rubio había presentado ante todo el equipo, hacia algo más de un año, que era gay, todo en un charla emotiva donde pedía que por favor lo comprendieran y no lo dejaran de lado.

En ese momento se había sentido nervioso e inseguro, y el sentimiento no lo había abandonado nunca, en un momento había hasta sentido curiosidad por él, y se vió contemplando al menor con una sonrisa tonta muchas veces, sintiendose feliz por él al verlo tan libre y disfrutaba ver sus sonrisas, su risa, de que los demás lo hayan aceptado, que finjieran ser sus novios cuando había problemas, de llevar la pulsera de colores sin vergüenza, cualquier cosa que el pequeño disfrutara, a él lo ponían feliz.

Y había sido hacia unos meses que se había dado cuenta que estaba siendo muy gay por causa de Park Jimin.

Él no se consideraba homofóbico, pero tampoco se sentía a favor de los homosexuales, y menos si se trataba de él mismo, él no era gay, no le gustaban las hombres y no debía estar así por culpa del menor.

Por eso podía decir que odiaba a Jimin, aunque no lo hacía en realidad.

Por eso lo había tratado mal desde hacía unos cuantos meses, más especialmente desde una fiesta en particular, y recordó una noche de borrachera donde vió a Jimin besar a otro chico y tuvo ganas de ir a separarlo, pero no era nadie para ser aquello, así que se había ido furioso, en el camino, no pudo evitar soltar unas lágrimas.

Lo más tonto era que era lo único que recordaba de esa noche.

Pensar en Jimin le hacia mal, lo hacía sentir mal, y después de todo aquello, se molestó un poco al sentir la repentina vibración del celular, asustandolo.

Y no era nada más ni nada menos que un mensaje de quien menos quería.

Jaime Parque 🏳️‍🌈🌳

—Mamá dice que te quiere ver en la noche para la cena.
Hizo tus Mochis favoritos, los rosas.

Porque otra cosa que le molestaba de Park Jimin era que también, era su vecino, su amigo de la infancia, y su madre hacia un montón de cosas ricas y dulces que desde pequeño se había echo fan.

Cualquier cosa que esa mujer hiciera estaba rica.

— Eso sonó muy gay, Jeon... — murmuró por lo bajo para si mismo, pensando únicamente en el hijo que esa mujer (junto con su , ahora, exmarido) había echo y ahora era la causa de sus pesadillas.

Jeon Jungkook.

—Iré

Jaime Parque 🏳️‍🌈🌳

—Compórtese, Hyung, ya sabe.

Porque si, Jimin era el gay más confiado de la escuela, pero para su familia, seguía en el armario, y no pensaba salir de allí hasta tener un novio que lo apoyara por si las cosas se iban a la mierda.

Jeon Jungkook.

—Ya sé.

Guardó su teléfono y se subió finalmente a la motocicleta eléctrica que su hermano le prestaba para ir a la escuela, aunque él prefería las de verdad, sólo por la masculinidad, al menos con esta no se cansaba en caminar, llegaba más rápido y la tenía gratis.

Al llegar a su casa vio a Jimin hacer lo mismo de todos los días, quitarse su pulsera de los colores del arcoiris, desacomodar un poco su cabello, y entrar a su casa.

Por alguna razón le parecía triste, el chico se veía tan feliz siendo libre que eso lo ponía más amargado de lo que ya era.

Porque sí, inconscientemente, Jimin era el dueño de los cambios de ánimo de Jungkook, y cualquier cosa que hiciera lo afectaba hasta un punto desconocido por ambos.

Esa noche, después de una cena algo liviana para terminar de abarrotarse con docenas de Mochis de fresa, los favoritos de Jungkook, Jimin se fue a su cuarto, dejando al mayor con su madre.

— Jungkook, ¿No podrías ayudar un poco a Jiminie? — preguntó la madre del rubio, a lo que el mayor frunció el ceño.

Jimin no necesitaba ayuda con nada, si hacia todo él y lo hacía perfecto.

— ¿En qué?

— Él ya va a cumplir 18 y no tuvo novia, nunca trajo una chica a casa, nunca me presentó a nadie— se encogió de hombros—. En realidad, creo que debe ser gay, es muy sospechoso.

Jungkook se encogió de hombros.

— En lo personal, he visto a Jimin besando a chicas en algunas fiestas— mentira—. Quizás no quiere nada serio y prefiere centrarse en cosas más importantes que las chicas, como la escuela y los entrenamientos, por eso le va tan bien, las fiestas son una distracción y bueno... Sé da un lujo, ¿Quizás?

La madre de Jimin frunció sus labios, asintiendo.

— Sí, quizás si... En fin, ¿Quieres ir a jugar con la Play un rato? Ve con Jimin, que yo limpio.

Jungkook asintió, en verdad, no tenía interés en jugar a nada, pensaba quedarse un rato de paz con su móvil e ignorarlo, pero el rubio lo mirada de forma inquisidora en cuanto cerró la puerta.

— Jeon Jungkook tengo que hablar seriamente contigo— inflo sus mejillas con furia y el mayor se sintió a morir.

— ¿Q-Qué?

— Estoy recibiendo señales de onda G de tu persona.

— ¿Que qué?

— El gaydar, coño.

— ¿Gaydar?

Jimin suspiró con fastidio.

— ¿Es que eres idiota? — preguntó, frunciendo el ceño—. Jungkook, te estoy preguntando si eres gay.

— ¿Por qué sería gay?

— ¡Porque el gaydar lo dice!

— Jimin eso no existe.

— Santa no existe.

— ¿Qué verga tiene que ver?

— Si tengo que ver una verga que sea la tuya— comentó Jimin, tan automático que no se dio cuenta hasta que el pelinegro se quedó como un tomate—. Oh, apestas en estas cosas, con razón pareces un virgen en los vestuarios.

El rubio suspiró pesadamente, se levantó de la cama y se plantó frente a él, Jimin quiso huir, pero el rubio colocó las manos sobre sus hombros y lo mantuvo cerca, aunque fácilmente podría empujarlo y salir corriendo por segunda vez en el día.

— Jeon Jungkook, mi gaydar es uno de los mejores del mundo, y hasta ahora nunca me equivoqué... Pero según tú dices que no, dime, ¿Tienes dudas? ¿De tu sexualidad?

— N-No.

— Ya te exhibiste, pendejo.

— ¡Jimin! No soy gay... No me gustan los chicos, punto.

Jimin frunció los labios.

— Entonces no te molestaría si te besara, ¿Verdad?

— ¿El qué?

— Beso, Jungkook— pegó sus cuerpos un poco más, acercando sus rostros—. Tus labios contra los míos, y viceversa, un beso.

— Sé lo que es un beso, Jimin, pero no-

— Sólo cállate— dijo el rubio, y sin más, tomó su nuca y juntó sus carnosos labios contra los finos del mayor, cerrando sus ojos mientras daba pequeños movimientos contra los sorprendidos belfos del pelinegro.

Hasta que estos le respondieron, justo cuando Jungkook cerró sus ojos y se dió cuenta que no estaba tan mal.

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