Jungkook suspiró y ahogó los insultos por al menos doceava vez.

Había llegado quince minutos tarde al entrenamiento y el entrenador le había hecho correr quince minutos luego de este, y, además, de juntar todo por su cuenta. Así que, al terminar solo quería ducharse, ir a su casa y morirse de una vez.

Claro, que ni el mundo ni sus amigos le iban a tener piedad, y ni bien entró a los vestuarios, Yoongi y Taehyung se acercaron a él para rodear sus hombros en un abrazo y comenzar a molestarlo.

—¡Oh, mira eso! —dijo el pelimenta en tono colegiala.

—Creo que a MotoMoto le gustas. —dijo Tae, y Jungkook quiso morir aún más, sabiendo que seguía.

Jimin salió de las duchas modelando solo una toalla mientras Hoseok cantaba victores y ruidos sin dejar de moverse igual de raro.

—¡Me gustan grandes! ¡Me gustan gordas! ¡Me gustan grandes! ¡Me gustan gordas! —cantaba Namjoon con la voz más grave que podía.

Jungkook cubrió sus ojos con vergüenza, y escuchó a todos reír. Al volver a ver, Jimin estaba frente a él apretando sus mejillas con burla.

—Lo subiré a mi cuenta de Jikook. —habló Namjoon con una sonrisa amplia mirando su celular.

—No me digas que lo grabaron. —dijo Jungkook con vergüenza.

—Algo así debe ser inmortalizado. —explicó Yoongi.

—Worldwide cámara oculta. —Seokjin guiñó en dirección a Jungkook, alzando su celular.

—¡Es todo una joda para Showmatch! —gritó Hoseok en una voz demasiado aguda, aunque ninguno entendió a que se refería.

—No me toquen. —advirtió el mayor, haciendo que todos se alejaran un paso. Suspiró con fastidio—. Me voy a bañar a mi casa, ahí se vieron. —finalizó Jungkook.

—Pero, kook. —Jimin tomó su mano antes de que este fuera muy lejos—. ¿Te molestó?

—Solo tengo un día de mierda y quiero un poco de paz. —dijo y miró a los otros cinco que ya estaban haciendo sus cosas—. Y cómo tengo amigos tan considerados.

—Dale una mamada y se arregla. —mencionó Seokjin, mirando a Jimin.

—¿Me esperas y voy contigo? —preguntó el rubio, ignorando al mayor de todos.

—No sé, quizás. —contestó el pelinegro, encogiéndose de hombros. Acomodó su mochila de entrenamiento en su hombro y se escapó del agarre de Jimin para irse de una vez.

[🏳️‍🌈]

Al salir de los vestuarios e ir al estacionamiento, Jungkook seguía ahí, sentado en su moto, usando el celular. Esperándolo con los cascos de ambos.
Jimin sonrió al acercarse.

—Sabía que ibas a esperarme igual. —dijo el menor, dejó un beso en su mejilla, haciendo que Jungkook sonriera un poco—. Mamá no está en casa hoy, se fue con sus amigas a un spa, ¿Quieres pasar el día conmigo?

—Iba en serio lo de la mamada?

Jimin se encogió de hombros.

—Por mí sí.

Jungkook se rio y el color subió a sus mejillas.

—Ahora estoy para un baño, comer algo y quizás luego.

—Me parece un buen plan. —concordó el rubio. Tomó su casco y se acomodó detrás de Jungkook para colocárselo.

Al llegar a casa, Jimin pensaba en una fantasía rara, en donde su novio lo iba a acorralar contra la pared en cuanto cerrará la puerta, para comenzar con besos calientes y luego follarlo ahí mismo.

Toda fantasía de un adolescente con la casa sola.

Pero, claro que conocía muy bien a Jungkook, y el pelinegro fue directamente a la heladera.

—¿Me dejaste helado de la otra vez? —preguntó Jungkook.

—Sip, tu favorito.

—¿Dónde? —prácticamente metió la cabeza adentro de la heladera para buscar, frunciendo el ceño.

—Aquí, para que lo chupes. —Jimin se agarró la entrepierna, parado a centímetros del rostro de Jungkook, este lo empujó lejos y bel rubio rio.

—Idiota, yo quería helado.

—Tienes una paleta de banana, nada más que no está fría, está muy caliente. —continuó burlándose Jimin.

—Ah, ya cállate. —el pelinegro cerró la heladera—. Mejor me voy a duchar… huelo a muerto.

—Muerto está nuestra vida sexual.

—¡Follamos el domingo!

—Muuuuchooo tiempo desde el domingo.

—¡Es martes!

—Por la boca me la entraste.

—¡Jimin!

—Eres en serio adorable cuando te entra el pánico y te pones rojo, ¿Sabes? —el rubio lo miró con una sonrisa boba.

—Me voy a bañar.

—¿Puedo acompañarte? —preguntó Jimin—. Te puedo limpiar. —lamió sus gruesos labios—. Ya sabes.

—Hazme un sándwich y me lo pienso. —respondió Jungkook, ya agotado de tantas propuestas sexuales y en ninguna propuesta de hacerle algo de comer. Le parecía una falta de respeto.

[🏳️‍🌈]

Al salir de la ducha una media hora después, tomó de la ropa que se había dejado en casa de Jimin, colocándose unos pantalones oscuros y una remera amplia de color negro. Se dejó la toalla sobre sus hombros y fue descalzo hasta la sala, escuchó un cascabel sonar y se volteó para ver a Odín, el gatito que habían adoptado, corrió hacia él con sus patitas mientras maullaba.

—Hola, engendro de Satanás. —dijo el pelinegro, tomado al gatito en brazos y cargándolo sobre su pecho.

—Te preparé waffles.

—Te amo

Jimin rio por la rapidez con la que Jungkook había respondido.

—Creo que nunca me dijiste que me amabas con tanto sentimiento.

—Nunca me preparaste waffles. —respondió Jungkook con simpleza, se acercó a él para besarlo con cariño.

—¿Y ahora me besas porque te hice waffles?

—Pues sí, que listo eres. —dijo dándole una nalgueada con una gran sonrisa en el rostro.

Comiendo waffles con un gato en su regazo, ya con el estómago lleno y ya limpio. Jungkook volvía a estar de buen humor, y sonreía y bromeaba y hablaba casi a gritos con su novio, quién estaba feliz de hacerlo feliz de nuevo. De quitarle el malhumor una vez más y de verlo tan agradable como él realmente era, y así hasta cierto punto solo lo miró con una sonrisa de suficiencia y muy boba en su rostro.

Una vez acabados los waffles, Jungkook se limpió la boca y preguntó de forma casual.

—¿Ahora si viene la mamada?

—Oh, ¿Ahora la quieres? —preguntó Jimin con burla, a lo que el pelinegro asintió con una sonrisa aniñada—. Bien.

—Oh, sí. —Jungkook llevó una mano a sus pantalones.

—¡No te la voy a mamar en la cocina idiota! ¡Estás caliente, pero ten decencia por favor!

Jungkook volvió a guardarla.

El amor verdadero es cuando te preparan waffles. AHÍ ES.