Capítulo 8
Seguía en las nubes cuando llegaron al territorio de los osos.
Theo estaba hablando con Ryder por teléfono mientras él se detenía frente al letrero de BEAR CLAW que estaba a un lado del camino. No parecía ser una ciudad, apenas un pueblo no más grande que North Hill. Era interesante ver el contraste que tenía con la carretera. El lugar estaba rodeado de pinos desde donde estaba puesto el letrero hacia adentro, mientras que el camino por que venían estaba completamente limpio, con apenas unos cuantos pinos elevándose. Era como si estuviera escondido ahí a propósito.
Theo tocó su brazo, haciendo que mirara en su dirección. Tenía el cabello hacia abajo, cayendo sobre su frente mientras que sus ojos estaban grandes y lindos. En general se veía brillante. Realmente parecía estar brillando. Las maravillas del sexo.
"Te llamaré en cuanto aclare la situación, pero es probable que esto tome unos cuantos días." Asintió con la mirada puesta en Ian mientras que amasaba con los dedos su bícep. "¿Ian?" Theo hizo una mueca. "Sí. Le dije que podía irse, pero insistió en quedarse. ¿Quieres que ponga el altavoz? De acuerdo."
"¿Ya está?" La voz de Ryder preguntó.
"Sí," Theo respondió.
"¿Por qué harías algo tan estúpido?"
Le tomó un segundo darse cuenta de que Ryder se lo estaba preguntando a él. Frunció el ceño, mirando su teléfono. "Puedo cuidarme perfectamente. Además, me sentiría mal si le pasa algo a tu sobrino. Después de todo, fui yo quien lo trajo." Miró a Theo y sonrió con suavidad. "Y creo que puedo soportar el pesado culo de algunos osos."
"Por supuesto..." El oso suspiró con fuerza antes de gruñir por lo bajo. "Entonces, cuida de Theo. Puede ser un poco terco." Asintió con la vista en Theo. Lo sabía perfectamente.
Theo gruñó por lo bajo. "Estoy aquí."
"Lo sé."
Ian se rió. "Está bien. Mantén el ojo en mi manada también. Ellen puede encargarse perfectamente, pero tiene una familia que cuidar antes que nada."
"Lo tienes, hermano." Su piel se erizo cuando escuchó a Ryder llamarlo hermano. Por favor, no... "Buena suerte."
Theo tenía una mueca de disgusto en el rostro cuando terminó la llamada. "No quiero volver a escucharlo decir eso. Es raro." Le devolvió el teléfono, su mano bajando hasta que estuvo en su piernas, amasándolo con un gato. "De acuerdo. Puedes conducir todo el camino hasta estar adentro. Hay algunos humanos, solo para que lo sepas."
Ian frunció el ceño mientras volvía a ponerse en marcha. "¿Humanos? Pensé que eran una manada estrictamente de osos."
"Lo era. Mi tío siempre miró a los humanos como algo inferior a nosotros, así que prohibió las relaciones entre especies. Aunque, ya sabes, algunos de nuestros compañero podrían ser humanos. Así que peleé por ello, solo otra de las cosas que tuve que arreglar." Ian asintió, escuchándolo con atención. "Abrí las puertas para que los osos salieran a explorar y vivieran sus vidas como cualquier otro ser. Ellos saben que su familia está aquí. Pueden regresar cuando lo deseen. Muchos volvieron después de haber encontrado a sus compañeros. Humanos, otras especies de shifters... Hay muchos osos buenos, gentiles, que vivieron en una cárcel por culpa de mi tío." Theo se quedó en silencio mientras entraban a un camino de gravilla. Ian miró con cuidado, sintiendo que su cuerpo se ponía tenso a medida que avanzaban, como si algo no estuviera bien. Dos osos salieron del bosque, caminando hasta que estuvieron bloqueando el camino. Se pararon sobre sus patas traseras y rugieron con fuerza hacia ellos. "Detente."
Lo hizo, observando con cuidado a los osos. Theo bajó del auto y caminó directamente hacia los osos. Vio con asombro como los osos volvían a ponerse sobre sus cuatro patas antes de cambiar. Miraron a Theo con confusión antes de verse entre ellos.
Ian también bajó del auto, quedándose muy cerca de la camioneta. Los ojos lo miraron fijamente, sus colmillos bajando mientras se ponían una posición de ataque. Theo gruñó, ronco y profundo que hizo que su propia piel se estremeciera. Los osos miraron al alfa, apenas capaces de sostenerle la mirada.
"Es un intruso," dijo uno de ellos, cabello rubio, el asco goteando en su tono. "No nos gustan los foráneos."
El otro oso, con cabello marrón, miró a Ian con ojos entrecerrados. "No puede dejarlo entrar."
Theo tomó el cuello del oso de cabello marrón y lo apretó con fuerzas. Ian se quedó quieto, mirando como el rostro de su compañero se volvía más y más salvaje, colmillos largos y romos, las garras en su mano envolviéndose alrededor del cuello del oso. Theo levantó al oso del piso con un solo brazo mientras que el rostro del oso se volvía rojo, luchando por respirar. "¿Quién está ocasionando problemas?"
El oso estaba tosiendo, intentando soltarse del agarre de Theo. El rubio los estaba mirando con terror en el rostro, viéndose como si quisiera ayudar a su compañero. "¡Es Bryck!¡Bryck está volviendo a los osos en su contra! Por favor, señor, déjelo ir." Se puso de rodillas, cabeza contra el piso mientras rogaba. "Es mi hermano, señor. Por favor. Perdónelo."
Theo gruñó y soltó al oso, haciendo que cayera duro sobre el piso. El oso comenzó a frotarse el cuello, tosiendo por aire. El hermano fue con él de inmediato, mirando a Theo con cuidado.
"¿Bryck?" La voz de Theo era un grueso y bajo gruñido. Guardó las garras y colmillos, un profundo ceño fruncido antes de mirar al par en el suelo. "¿Por qué están custodiando la entrada? No di esa orden."
El rubio asintió. "Bryck dijo que él tomaría el liderazgo mientras usted no estuviera. El señor Nathan ha intentando controlarlo, pero Bryck consiguió que algunos osos lo siguieran. Así que todo está dividido y están buscando sacar al señor Nathan del puesto."
"Osos que apoyaban a mi tío," dijo firmemente con un pesado suspiro. Jacob asintió rápidamente. Theo se pasó una mano por el rostro antes de volver a mirarlos. "¿Sus nombres?"
"Jacob," dijo el rubio. Miró a su hermano, que estaba sentándose, todavía frotándose el cuello. "Él es Joshua."
Theo asintió con una tensa expresión. "Vayan a mi oficina." Se dio la vuelta, caminando hacia la camioneta.
Jacob le dio una mirada confundida a Ian antes de ver a Theo. "¿Le decimos a Peter que regresó?"
Theo se detuvo de golpe, claramente tenso, antes de mirar a Jacob por encima del hombro. "No," dijo, plano y duro. "Vístanse y hagan lo que les dije."
Ian miró a Theo fijamente, notando como su compañero subía al auto sin mirarlo a los ojos. Apretando los labios, él también regresó al auto. Miró a los osos desaparecer en el bosque corriendo antes de avanzar. Theo estaba en completo silencio, pero Ian podía sentir que algo estaba pasando. Había algo más.
"¿Quién es Peter?"
Lo miró mientras conducía lentamente. Theo estaba mordiéndose la uña del pulgar, su expresión era suave y pensativa antes de que lo mirara, frunciendo el ceño. "¿De todo lo que acaba de pasar, lo único que te dio curiosidad es saber quién es Peter?"
"Bueno." Se encogió de hombros, volviendo la vista al camino. "He escuchado muy bien la clase de shifters que viven aquí. Ryder ya tuvo problemas con ellos, bastante grandes, al punto en que tu difunto tío quiso matarlo. Por otra parte, lo que te hicieron a ti no dice nada sobre ellos siendo buenos o agradables. Estoy sorprendido," murmuró. Tragó saliva y lo miró de reojo. "No pensaba que fueras tan agresivo. Pensé que lo ibas a matar ahí atrás. Pero, ellos te hicieron así. ¿No es cierto?" Lo vio asentir lentamente. Ian apretó las manos alrededor del volante. "Tampoco es mi manada, no puedo decirte qué hacer. Si así es como lo prefieren, está bien."
"No he matado a nadie," dijo. "No puedo hacerlo. Solo los asusto, lo suficiente como para que obedezcan porque es la única manera en que me toman en serio. Así que ellos están acostumbrados a esta parte mía, brutal y dura." Lo escuchó suspirar con fuerza. "Hay una parte que todavía no me acepta como el alfa definitivo, pero no pensé que intentarían algo como esto. Bryck... ese imbécil."
"¿Lo conoces?"
"Sí. Él fue uno de los que me golpeó hasta la inconsciencia," dijo con un tono amargo. "Era un seguidor de mi tío. Tengo la sospecha de que era uno de sus hijos, pero no hay suficientes registros sobre la población. Los seguidores de mi tío se encargaron de quemar documentos después de que él muriera. Así que siempre camino con cuidado por aquí. Aunque la mayoría es muy agradable. Son felices y se sienten libres, pero otros prefieren un puño duro al mando que los oprima." Miró cuando él se quejó. "Está bien. Puedo arreglarlo."
Asintió, volviendo la vista al camino, notando que las casas comenzaban a aparecer más adelante. Eran bonitas para su sorpresa. Bien arregladas y bastante coloridas, con muchas flores por todas partes. Parecía un lindo lugar, un poco oscuro por estar en medio de un bosque y algo húmedo también. Pero era bonito.
Theo lo dirigió hasta una casa grande, pintada de azul claro con una enorme puerta de madera que brillaba con adornos de lo que parecía ser hierro. Se detuvieron en el estacionamiento a un lado y bajaron. Muchas cabezas se levantaron en su dirección, ojos curiosos en él mientras que le dirigían a Theo sonrisas alegres y aliviadas.
Theo les sonrió, saludándolos brevemente. Ian se quedó detrás de él, sonriendo con suavidad. Theo era amado aquí. Tal vez no por todos, pero las personas que estaban alrededor se veían genuinamente felices de ver que su alfa estuviera de regreso.
"El tío Nate debe estar dentro," murmuró Theo, poniendo una mano en su espalda baja, guiándolo antes de golpear con una mano la puerta.
Las puertas se abrieron y la sorpresa en la cara de los dos hombres fue evidente. "¿Señor? Regresó tan pronto."
"Bueno, al parecer hay algunos disturbios sucediendo." Theo lo hizo entrar primero. "¿Mi tío?"
Uno de los hombres asintió. "Se encuentra hablando con algunos residentes en la oficina. Le haré saber que está aquí."
Theo sacudió la cabeza, empujando a Ian con suavidad para que caminara. "Le daré la sorpresa yo mismo. Gracias, chicos."
"Eres como el presidente," murmuró mientras caminaban por el largo pasillo. "Te respetan."
"Son buenos osos," dijo en respuesta. "Sus compañeros son humanos. Ellos fueron de los primeros en dar un paso a las afueras. Y tuvieron suerte al encontrar a sus compañeros en el camino. Después de regresar, dijeron que trabajarían para mi, en agradecimiento por dejarlos encontrar a sus compañeros."
Ian lo miró, mordiéndose el labio. Theo se veía... grande, si esa era una buena forma de decirlo. Estaba comenzando a calentarse. Frunció el ceño, molesto por su reacción física hacia el Alfa Theo. Tampoco era el momento. Se estremeció cuando sintió la nariz de Theo contra su cuello. Inhaló con fuerza, deteniéndose a la mitad del pasillo vacío. Ian sonrió con suavidad.
"¿Estás bien?" preguntó.
Theo suspiró contra su cuello. "Me cansa estar aquí." Envolvió los brazos alrededor de su cuello, colgándose de él como un niño pequeño que necesitaba ser consolado. Ian lo rodeó con sus brazos, poniendo las manos en la espalda baja del oso. "En el momento en que esto se arregle, volveremos a casa. Lo prometo." Sus labios se presionaron sobre su mejilla antes de que frotara la punta de la nariz sobre su mandíbula. "No es momento de excitarse."
Ian se rió entre dientes. "Lo siento." Le dio un beso en la cima de la cabeza. "Te ves muy bien siendo tan mandón."
"Hablaremos de eso más tarde. Tengo mi propia casa." Theo se lamió el labio con una sonrisa en la boca. "Mi cama es enorme."
Ian sintió que la sangre comenzaba a viajar más hacia el sur, pero todavía sentía el rostro caliente. Se inclinó y atrapó su boca, codicioso e insaciable. "Podría bajarte el pantalón y comerte aquí mismo," dijo contra su boca antes de hundir la lengua profundamente, tragándose el gemido roto de Theo. Sus manos se deslizaron sobre las duras nalgas, apretándolas en sus manos. "¿Podemos...?"
"No." Theo gruñó contra su boca. "Más tarde." Su mano se deslizó en medio de ambos y le dio un apretón a su erección. "Podemos esperar."
"¿Podemos? No creo que pueda. Acabamos de completar nuestro lazo," dijo, separándose un poco para verlo. Theo tenía una suave expresión, pupilas dilatadas y mejillas sonrojadas. Oh, Ian lo iba a comer tan bien hasta que estuviera suave y lloriqueando por su pene. "Eres tan hermoso." Pasó la mano sobre su mejilla y sonrió, dándole un pequeño beso en la nariz. "Atiende tus negocios primero. Esperaré."
"Gracias."
"Bueno, no es la forma en la que habría deseado enterarme. Pero estoy feliz por los dos." Ambos miraron hacia en frente. Un hombre alto y robusto con una gruesa barba los estaba mirando. Dos mujeres salieron detrás del hombre, los miraron a ellos por un momento, una sombra de color en las mejillas. No las culpaba. Todavía tenía una mano en el trasero de Theo y la otra sosteniéndole el rostro. Una de ellas les sonrió, y ambas dieron una inclinación leve hacia Theo.
"Es bueno verlo de nuevo, señor."
Theo se apartó de él para devolverle el saludo a las mujeres, sonriendo con suavidad. Su aroma era sereno y completamente pacífico. "¿Todo está bien?"
"Sí. Solo vinimos a conversar sobre los planes para el invierno." Una de ellas miró hacia el hombre alto y asintió. "Pero no lo molestaré ahora. Debe estar cansando."
Theo asintió con cuidado. "De acuerdo. Gracias. Tengan un buen día."
Las dos mujeres se apresuraron a salir del lugar, murmurando entre ellas. Podía ver algunos rumores comenzar a esparcirse alrededor del lugar, considerando que Theo era su alfa.
"No esperaba verte llegar tan pronto." El hombre grande se pasó una mano por el cuello, luciendo incómodo, pero se acercó a Theo y lo tiró a sus brazos, apretándolo con fuerza cuando cerró los ojos por un momento. Se veía... aliviado. "Las cosas por aquí..."
"Lo sé," dijo Theo cuando se separaron. "La única razón por la que estaba reacio a irme en primer lugar, es porque sé que algunos seguidores de mi tío siguen alrededor. Mintiéndome en la cara, diciendo que ahora serían fieles a mi." Theo gruñó bajo y profundo. "Pero eso está por terminar."
Las puertas se abrieron nuevamente y los hermanos entraron, vistiendo ropa limpia. Joshua se veía un poco avergonzando, manteniendo la cabeza baja. Ambos se pararon a unos metros de ellos, manos al frente, Jacob miró fijamente a su alfa con respeto, al contrario de su hermano. Ian apretó los labios, metiendo las manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Podía oler la tensión y miedo en el aire, pero estaba siendo opacada con un aroma más sereno.
Theo los miró con un gesto apretado antes de chaquear los labios. "Vengan a la oficina. Tenemos cosas que hablar." Los hermanos asintieron con un breve movimiento y se apresuraron a entrar a la habitación. Nathan los siguió, cerrando la puerta detrás de él. Theo suspiró y se dirigió a él. "Tengo que buscar una solución para esto antes de comenzar a cazar cabezas."
Asintió, su mano subiendo hasta que estaba acunando la dura mejilla rasposa por la barba creciente. "Lo entiendo. Puedo quedarme aquí si quieres."
"Esto va a tomar un tiempo y no quiero aburrirte," murmuró, apoyándose en su mano, cerrando los ojos con suavidad. Besó la palma de su mano y lo miró a los ojos. "Pero si quieres, puedo decirle a alguien que te muestre los alrededores. Es seguro para ti, en su gran mayoría." Frunció el ceño y miró hacia la puerta con una pensativa expresión. "Será mejor hacerlo claro de una vez por todas. Que eres mi compañero."
Sonrió cariñosamente hacia él. "Haz lo que quieras." Se inclinó hacia él, buscando sus labios. Theo suspiró antes de envolver los brazos alrededor de su cuello, lengua deslizándose dentro de su boca con hambre. Ian puso las manos en sus caderas, tirando de él más cerca. Pero no era suficiente. Quería tocarlo por debajo de la ropa, preferiblemente en una cama donde ambos estuvieran desnudos, pero en realidad podría hacerlo en el piso si pudiera. No era relevante. Gruñó, empujando su lengua más profundo, chupando la de Theo antes de morderle el labio en un arranque de necesidad. El sabor de la sangre lo sacudió, haciendo que se separara. "Mierda. Lo siento."
Su mente se puso en blanco por un momento. Levantó la cabeza para verlo, sorprendiéndose al ver la cara de Theo roja mientras se frotaba el labio con los dedos. "Vamos al baño un momento."
"No... tú dijiste que no." Frunció el ceño, negándose a ceder. Era mayor que Theo, tenía que ser más responsable. Dios, aunque él también quisiera. Miró la puerta de la oficina y la señaló. "Tú entra ahí. Continuaremos esto cuando termines."
Theo levantó el labio superior, gruñendo por lo bajo mientras se daba la espalda. "Está bien. Llamaré a alguien para que te escolte alrededor."
"De acuerdo. Buscaré el baño mientras tanto."
Theo le dio una mirada molesta por encima del hombro antes de empujar la puerta y entrar a la oficina.
Le tomó un buen minuto poder encontrar el baño. La casa era enorme. Solo contaba con un piso por lo que pudo ver mientras merodeaba, pero era lo suficientemente grande y con muchas habitaciones vacías, que desde su perspectiva, podrían ser refugio si alguna vez hubieran problemas. Terminó y se lavó las manos antes de echarse agua al rostro y mirar su reflejo en el gran espejo.
"Estás silencioso," dijo, mirándose fijamente. "¿Finalmente moriste?"
Recibió un leve golpe desde adentro de su cerebro. "No seas tan estúpido. Solo estoy dándote tiempo de unirte y reforzar el lazo con nuestra pareja."
"Mi pareja," gruñó, apretando los puños sobre el lavado. "No te confundas."
Una risa ronca vibró por todo su interior. "Sigues en negación, Ian. Somos el mismo ser, viviendo en el mismo cuerpo, compartiendo una pareja." Hubo una pausa. "¿No crees que es momento de hablar con él sobre esto?" Su voz sonaba más tranquila, con algo de emoción incluso. Ian frunció el ceño. Era como si Byakko realmente se preocupara por Theo. "Me preocupo por él," dijo duramente. "Es mi compañero también, inútil. Es la primera vez en siglos que esto sucede."
"¿Siglos?"
"Mmm..." Byakko suspiró. "Tal vez deberíamos tener una conversación, solo tú y yo. Sin ese demonio de por medio."
"¿Demonio?"
Él gruñó. "Esa excusa de demonio al que llamas Aleksander. Es molesto."
¿Aleksander era un demonio? Parpadeó rápidamente, intentando darle sentido. Podría ser, en realidad. Aleksander era extraño y tenía poderes. Ian no sabía donde el hombre vivía y la forma en que se conocieron no fue más que mera coincidencia años atrás. Pero, ¿un demonio?
"También quiero estar cerca de Theo." La voz lo hizo sacudirse y salir de sus pensamientos. "Habla con él, o yo lo haré."
Ian apretó los labios con fuerza y se alejó del espejo, su mandíbula tan tensa como el resto de su cuerpo. Lo correcto sería decirle a Theo de una vez por todas lo que estaba sucediendo. Si Byakko tenía razón, y Theo también era su compañero, ¿eso significaba que Theo tenía dos compañeros? ¿O era el hecho de que estaban compartiendo el mismo cuerpo? Gruñó y tomó el pomo de la puerta para salir del baño. Casi se chocó contra Nathan al salir.
El oso tenía una extraña expresión en el rostro. "¿Estás bien?"
Ian abrió la boca y luego la cerró. ¿Nathan lo había escuchado hablar solo en el baño? Asintió y levantó la cabeza. "Estoy bien. ¿Theo...?"
Nathan lo miró por un momento antes de darse la vuelta y decirle que lo siguiera. "Tiene muchas cosas que revisar. Pensé que estaría demasiado cansado como para lidiar con rebeldes, pero parece tener mucha energía todavía."
Sonrió mientras caminaba. Se hacía una idea de por qué su compañero iba a tan rápido. "Es un buen alfa."
"Lo es." Nathan sonrió con suavidad. "Así que... son compañeros."
"Sí. Solo hace poco completamos nuestro lazo," respondió. Nathan asintió, girando por la esquina del pasillo. "Ryder todavía no lo sabe."
Nathan se rió. "¿En serio? Es raro que no lo haya notado. Es bastante perspicaz, habría pensando que lo sabría para ahora."
"Bueno, ahora tiene un compañero. Apuesto a que eso toma algo de sus pensamientos." Sonrió, pensando en lo atado al ciervo que el oso estaba. Iba detrás de su compañero como un cachorro enamorado. "Está bien. Le diremos con tiempo. No queremos que se enoje... demasiado."
"Ese es un gran oso gruñón. Se enojará, no te preocupes."
Nathan lo llevó a las afueras de la casa. Ian nuevamente se deleitó con el ambiente del lugar. Seguían habiendo miradas sobre él, pero no podía culparlos. Él conocía a la gran mayoría de los habitantes de North Hill, si no que todos, así que cuando llegaba un nuevo rostro, él hacía lo mismo. Así que solo les sonrió de regreso, esperando no verse intimidante. Nathan lo llevó a lo largo del pueblo, mostrándole todo, incluso le mostró la casa de Theo y la de su madre, también la suya, antes de regresar.
Theo estaba hablando con los hermanos a las afueras de la gran casa. Los bonitos ojos de su oso fueron directamente hacia él, brillando con algo de emoción mal disimulada mientras seguía diciéndole algo de los otros osos. Después los hermanos lo miraron a él.
"Entonces nos despedimos ahora, señor." Ambos le dieron una mirada más amable antes de irse. "Nos vemos."
Ian asintió hacia ellos. "Adiós."
"¿Conseguiste algo?" Nathan se cruzó de brazos, mirando a Theo. "Apenas los conozco lo suficiente a esos dos."
"Son buenos chicos," Theo respondió, encogiéndose de hombros. Miró a Ian antes de ver a Nathan. "Solo han escuchado rumores y nada más. Al parecer solo estaban haciendo lo se les ordenó. De todas maneras, les dije que siguieran comunicándose conmigo."
"De acuerdo."
Theo se acercó a él, tomando su mano y dándole un suave apretón. "Ian y yo iremos a descansar un poco," dijo inocentemente, como si no hubiera una sombra de color formándose en sus mejillas. "¿Estarás bien, tío?"
Nathan asintió con una sonrisa conocedora. "Seguro. Vayan a descansar."
Theo tiró de su mano a lo largo del pueblo. Ian sonrió, mirándolo fijamente. "¿Cuál es la prisa?"
"Estoy hambriento," él respondió, mirándolo por encima del hombro. "Vamos, quiero mostrarte mi casa. Creo que será la primera vez que tendremos una casa entera para los dos."
Ian frunció el ceño. "¿Te molesta vivir con los demás osos?"
Theo bajó la velocidad, caminando a su lado. Sacudió la cabeza. "No es eso. Solo... supongo que me acostumbré a estar por mi cuenta6. Ya sabes, mi mamá no está aquí y mi tío tiene su propio lugar. Así que esta casa es solo para mi."
Asintió, pensándolo cuidadosamente. "¿Te gustaría que tuviéramos nuestra propia casa?" Cuando Theo lo miró, sintió que su rostro se calentaba. "Quiero decir..."
"Entiendo lo que quisiste decir." Theo lo tiró más cerca, hasta que sus labios se tocaron, hablando contra su boca. "Podemos hablar de eso más tarde. Pero me gusta cómo piensas."
Ian sonrió, envolviendo las manos en la cintura de Theo, dándole un apasionado beso lleno de afecto. Estaban bastante alejados del centro del pueblo, así que no habían muchas casas por aquí, estaba bien. "Bien. Vamos a tu casa."
Era una pequeña y acogedora casa de madera. Rústica, con la calidez de un hogar. Bastamente amoblada, hermosa. Era la casa más bonita a la que había entrado alguna vez. En su casa había desistido de intentar amoblar a su gusto, con tantas personas viviendo ahí. Así que cada espacio era diferente. Habían muchas preferencias en general, así que solo dejó de intentarlo con el paso de los años.
"Es muy lindo," dijo mientras cerraba la puerta. Theo le pidió que se quitara las botas y las dejara a un lado de la puerta antes de que entrara. "¿Tú te encargaste de la decoración?"
Theo asintió con una orgullosa expresión. "Así es. La construí con ayuda de mi tío, y este fue el resultado. Y me gustan los detalles," murmuró con una pequeña sonrisa. "Alejada del centro para mayor privacidad y para que los residentes no sientan que los estoy vigilando. Me gusta mi casa. Es mi hogar."
Ian estaba tan entrañado con el hombre que no podía ser saludable lo mucho que su corazón se estrujaba solo al verlo poner una expresión tan suave y cálida en el rostro. Fue con él y lo envolvió con los brazos, levantándolo hasta que Theo tenía las piernas a su alrededor, brazos en los hombros mientras se besaban como si no hubiera mañana.
Te amo.
Ian lo apretó más fuerte contra su cuerpo cuando el pensamiento se deslizó en su cabeza. Lo amaba. Por supuesto que lo amaba. Lo conoció hace más de un año y lo deseó desde entonces. ¿Qué si lo amaba? Con todo su ser. Pero era muy pronto para decirle. Para Theo, ellos solo se habían conocido por poco tiempo.
"Muéstrame esa cama de la que tanto hablas," murmuró contra su boca mientras sus manos frotaban el trasero de su compañero. Theo gimió, mordiéndole el labio inferior. Ian le dio una suave nalgada. "Enfócate."
Theo se rió, separándose un poco para señalarle el pasillo. "Sigue por ahí. La puerta marrón."
Apenas tenían una pieza de ropa puesta sin rasgar cuando llegaron a la cama. Lo dejó caer de espaldas para terminar de quitarle la ropa. Theo le pasó una botella de lubricante que estaba debajo de la almohada. Ian levantó una ceja mientras la tomaba. "¿Si quiera quiero preguntar?"
Theo apretó los labios. "Nop."
Gruñó mientras bajaba la mano, palpando la entrada de Theo. "Sigue suave," dijo, mirándolo al rostro. "Por mi."
Theo se sonrojó con fuerza, asintiendo mientras tomaba su pene en la mano, masturbándose rápidamente. "¿Qué esperas? Puedo tomarlo."
Le dio otra nalgada, mirando la expresión de su compañero contraerse cuando soltó un gemido. "Ya estamos saltándonos el juego previo. Sé más paciente."
"No." Theo levantó las piernas, manos detrás de los muslos, mirándolo con tanta hambre que Ian tuvo que sostener la base de su pene con fuerza para evitar correrse. Theo tiró la cabeza hacia atrás, empujando dos dedos dentro de sí mismo de golpe. Gimió con fuerza, empujándolos dentro y fuera. "Ian..."
"Carajo." Ian apoyó un brazo al lado de la cabeza de Theo mientras que usaba la otra mano para alinearse, conteniendo la respiración cuando las húmedas y apretadas paredes hicieron una prensa en su pene. Lo miró al rostro, sintiendo que su corazón latía como loco. "Theo..."
Theo gimoteó, parpadeando pesadamente hacia él. "Es tan grueso." Se mordió el labio con fuerza, sus manos estirándose para sostenerse de su espalda. Las garras en su piel debieron doler y ser incómodas, pero quería que Theo dejara esas marcas. "Jódeme ahora."
Fue tan alucinante. Perfectamente pudieron haber entrado en celo. Ian no podía dejar de empujarse dentro de él, como si estuviera poseído por algo, pero la necesidad tan bizarra y primitiva de complacer a su amante, de llenarlo con su corrida, lo cegó tanto que cuando regresó a sus sentidos más básicos, estaban contra la pared. Penetrándolo con profundas estocadas, sosteniéndole las manos contra la pared mientras que sus colmillos estaban enterrados del lado que no tenía una marca en el cuello de Theo. Saboreó la sangre, sintiendo que algo dentro de él quemaba. Quería más. Más, más... Simplemente no era suficiente.
Theo soltó un bajo y profundo gruñido, sacando un trasero más, encontrándose con las embestidas de Ian. "Voy a venirme," dijo, gruñendo.
Ian sacó los colmillos de su cuello, lamió la herida y la besó mientras seguía empujándose dentro de él como un animal. Solo supo que Theo se corrió cuando su pene fue apretado con fuerza. Gruñó con fuerza, soltando las manos de Theo para ponerlas alrededor de su cadera. Tiró la cabeza hacia atrás, apretando los dientes con tanta fuerza que pensó que se quebrarían. Miró hacia abajo, observando con fascinación lo obsceno que se veía su grueso pene entrando y saliendo de Theo.
Finalmente, el orgasmo llegó. Mordió el hombro de Theo, empujándose profundamente en él cuando llegó. Apenas podía sostenerse a sí mismo de pie. Theo se deslizó hasta el piso, jadeando con fuerza. Ian no estaba mucho mejor que él, pero se las arregló para llevarlo hasta la cama, dejándose caer a su lado mientras intentaba recobrar la respiración.
Cerró los ojos por un momento, apoyando la cara contra el hombro de Theo...
***
Miró fijamente el rostro agitado de su compañero. Miró sus manos por un momento antes de ponerlas en el cuerpo de Theodore.
La piel húmeda y caliente se sentía tan bien bajo su mano, o debía decir la mano de Ian.
Frunció el ceño y se apoyó en un brazo para verlo mejor. Las cejas de color marrón claro estaban duramente apretadas mientras que el cabello húmedo le cubría la frente. Todavía no le sentaba bien ver cicatrices en el cuerpo del oso. Era demasiado hermoso como para tenerlas, pero si tan solo tuviera el poder de borrarlas... apretó la mano en un puño y empujó los pensamientos lejos. Todavía con eso se veía deslumbrante, le quitaba el aliento solo de tenerlo así de cerca.
Lentamente, la expresión comenzó a suavizarse y suaves ronquidos salieron de Theo.
Byakko sonrió con suavidad, pasando un dedo a lo largo de la cara de su compañero. Debía estar cansando después del revolcón. Apretó los dientes, empujando la fea sensación de celos que llegó a él. No tenía una razón para hacerlo. No era la primera vez que veía a través de los ojos de alguien más la escena de sexo.
El problema... era que Theo era su compañero también.
¿Por qué?
El tigre lo había manifestado de alguna manera mientras estuvo al borde de la muerte, y aunque no lo comprendiera, Byakko sabía que era cierto. Él era el guardián de los tigres en el plano espiritual. Así que para explicarlo de una manera, él era un espíritu protector de los tigres blancos. O al menos uno de ellos.
No se suponía que debía tener una pareja.
Se levantó de la cama, quedándose quieto por un momento. Silencio. No se sentía mal por el tigre, había bajado sus defensas lo suficiente como que Byakko pudiera tomar el control del cuerpo que compartían. No era su culpa.
Miró al duro cuerpo tendido en la cama. Debía limpiarlo antes de que se sintiera incómodo. Tomó una rápida ducha y se envolvió en una toalla antes de tomar una pequeña para limpiarlo. Theo no se despertó. Apenas murmuró algo en su sueño cuando Byakko le dio la vuelta para poder limpiarlo bien. Después lo cubrió con una sábana antes de buscar algo de ropa para sí.
No sabía por cuánto tiempo Ian iba a estar fuera, así que bien podría llevar algo a su estómago, que se sentía vacío como un pozo en verano. ¿Ian era tan inútil que no podía ni siquiera alimentarse a sí mismo? ¿Cómo esperaba cuidar de Theo? Ese tigre era un desastre andante.
Estaba en la cocina preparando algo de café cuando hubieron unos golpes en la puerta. Se miró a sí mismo. Solo se puso unos pantalones de deporte que encontró en el armario. Se encogió de hombros y solo fue a la puerta.
"Um..." Grandes ojos oscuros lo miraron con confusión. "Esta es la casa de Theo. ¿Quién eres tú? ¿Dónde está él?"
Frunció el ceño, mirando el desordenado cabello rojizo, mejillas sonrojadas, cuerpo delgado y era una cabeza más bajo que él. "¿Quién eres tú?"
"Soy el amante de Theo."
Un gruñido se escapó de él antes de que pudiera contenerlo.
***
Holaaaaaaa. Jeje, estamos de regreso. Gracias y perdón por esperar, pero les prometo que la historia sigue. Se está poniendo más interesante ahora. Así que espero que disfruten. Eso sería todo. Nos leemos pronto xx
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