Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6

Toda su visión se volvió borrosa.

Solo podía sentir el calor de la piel que sus manos estaban recorriendo. Era como si de pronto hubiera entrado en celo y lo único que podía aliviar el calor hirviendo dentro de su cuerpo, era tener sexo Ian. Lo necesitaba.

Ni siquiera se dio cuenta de que había comenzado a quitarle, no... arrancarle la ropa. Apenas era capaz de escuchar el sonido de la tela rasgarse.

"Woah. Tranquilo." Ian se rió contra sus labios. Sus manos estaban firmemente puestas sobre sus caderas. Theo parpadeó, abriendo los ojos para mirarlo. Ian tenía una sombra de color sobre las mejillas y se veía igual de entusiasmado que él. Vio con atención la lengua humedecer los labios del tigre. "¿Te sientes bien?"

"Sí." Miró sus propias manos. La camisa de Ian estaba cortada en tiras por sus garras. Hizo una mueca. "Lo siento por eso. Te compraré otra."

Ian solo acarició su rostro con una suave sonrisa. "¿Qué pasa, cariño?"

Theo suspiró, quejándose mientras se estrellaba contra él. Su cara metida en el cuello de Ian. "Quiero hacerlo," murmuró contra la piel antes de besarla y morder con suavidad. Sus colmillos picaban por enterrarse justo ahí, en el medio de su hombro y cuello. Cerró los ojos mientras pasaba la lengua sobre la piel y gemía. "Casi puedo saborearla."

"Creo que estás pensando en voz alta. ¿Qué es? ¿Quieres morderme?" Ian frotó su espalda con ambas manos, como si estuviera intentando confortarlo. "Puedes hacerlo si te sientes listo."

"Más que listo." Gruñó por lo bajo, su mano deslizándose hacia abajo, tomando el broche del pantalón de Ian antes de abrirlo con fuerza. Lo escuchó reírse, pero no dijo nada, así que solo continuó hasta que tuvo en su mano un gordo y pesado trozo de carne caliente. Gimió ante la sensación y apretó con gusto, deleitándose con el jadeo sorprendido del tigre. "Se siente bien."

"Carajo. Tú... tú realmente cambiaste, ¿no es así? El tú de hace un año jamás habría hecho algo así. Tan atrevido." Un bajo rugido y una mano tirando de su cabello hacia atrás, lo hicieron jadear. Ian lo miró fijamente. "¿Ya lo has hecho?"

Su cabeza se enfrió rápidamente ante la pregunta. Parpadeó hacia él y se encogió de hombros, sin querer realmente entrar en detalles. Eran compañeros después de todo y también eran adultos, las cosas que pasaron mientras ellos no estuvieron juntos, no valían la pena ser mencionados. Todo estaba en el pasado ahora.

El tigre asintió, no muy complacido por su expresión cerrada. Acarició su boca con la punta de los dedos, suavemente, como si fuera algo delicado. Se acercó a él hasta que su aliento rozó su labios. "¿Estás listo para tomarme?"

"¿Quién dice que tú serás quien esté arriba?"

"Cariño..." Ian sonrió, sus manos bajando por su espalda hasta que ambas estaban cubriendo las mejillas de su trasero. Apretó con fuerza haciéndolo soltar un suspiro. "Ambos sabemos que eso es lo que quieres."

Theo tragó con fuerza. "Soy un alfa."

"Lo sé." El tigre se movió hacia su cuello, besándolo húmedamente y respirando sobre la piel, haciendo que se estremeciera. "Eres mi alfa, Theodore." Mordió el punto bajo su mentón, sensible y delicado, haciendo que su cuerpo temblara. Ian dejó salir un bajo ronroneo. "Pero también soy el tuyo. No quiero jugar a esto. La dominancia es un juego aburrido en sí. ¿No es mejor solo seguir a nuestros instintos?"

"Mis instintos están empujándome a hundir mis colmillos en tu cuello. No sé si es una buena cosa." Se lamió los labios, aspirando una profunda respiración mientras los dedos del tigre masajeaban la parte trasera de su cabeza. Eso se sentía muy bien. "¿Tienes lubricante aquí?"

"En realidad no." Ian suspiró, su expresión triste. "Pero todavía podemos jugar entre nosotros." Theo apretó su mano alrededor de la dura erección, sus ojos pendientes a cada expresión en el apuesto rostro de Ian. Era tan expresivo además, que era tan fácil ver cuánto le gustaba ser tocado de esta manera. "Tienes que tomarlo con calma, o me correré y será demasiado vergonzoso."

"Está bien." Se inclinó hacia él y abordó su boca, empujando su lengua profundamente, gruñendo ante la sensación que recorría todo su cuerpo, la excitación y emoción salvaje acumulada dentro de él estaba comenzando a sobrecargarlo. Estaba duro, quizás más cerca de correrse de lo que Ian estaba, pero no podía evitarlo. Estaba demasiado sensible, sus sentidos más que abrumados. "Entonces, ¿qué quieres hacer?"

"Quiero estar contigo." Ian sonrió, todo su rostro suavizándose de pronto. "Yo solo quiero disfrutar cada momento contigo."

Theo lo miró fijamente antes de tirar de su pene. "Ahora me siento mal." Con cuidado lo guardó en sus pantalones y los cerró antes de asentir y envolver los brazos a su alrededor, mentón sobre su hombro. Se sentía como si solo quisiera hacer eso. "Me haces raro."

"No. Es afecto," dijo. Ian tiró del borde de su camiseta hasta que se lo quitó y la lanzó a un lado, sobre el corto pasto. Miró su cuerpo con atención. "Creciste tanto en tan poco tiempo." Presionó su palma encima de su pecho por un momento antes de deslizarla hacia abajo, como si estuviera disfrutando de la sensación de su piel.

"Tengo cicatrices," murmuró, de pronto muy consciente de eso. En la manada no le había importado. Los ojos lo miraban con respeto y algo de miedo, y las cicatrices significaban mucho más que poder, significaba que era el alfa. Pero que Ian viera sus cicatrices, se sentía mal. Ian lo detuvo cuando intentó cubrirse. "Pero..."

"No." Besó la larga cicatriz sobre su pecho. "Son parte de ti. La prueba de lo fuerte que eres." Volvió a presionar los labios sobre otra cicatriz y la acarició con los dedos antes de levantar la cabeza. Sus ojos estaban mirando un poco más arriba, a la cicatriz de su ceja. Ian sonrió suavemente antes de sostener su rostro con ambas manos y hacerlo bajar la cabeza para besarla. "Eres hermoso así. ¿Me crees?"

Theo sacudió la cabeza, pero no pudo evitar sonreír un poco. "Me he visto en un espejo, sé cómo luzco. Pero es un buen intento."

"Eres tan terco." Ian gruñó antes de dar un paso atrás. Tomó la bolsa con comida y comenzó a sacar todo. "¿Quieres comer un poco?"

Se dejó caer a su lado mientras él comenzaba él comía un poco. Mordió algunas de las cosas que Ian tenía, pero no parecía ser capaz de atrapar el sabor. Su cuerpo todavía estaba sacudido y sensible. Ian seguía hablando sobre su manada, algo que no estaba comprendiendo. Su vista estaba fija en el obsceno bulto en los pantalones del tigre. ¿Cómo podía solo dejarlo pasar?¿Por qué tenía que hacerlo parecer como un maniaco por sexo?

"¿Qué edad tienes?"

Ian lo miró con una expresión pensativa. "En realidad, no estoy seguro. Después de un tiempo, dejas de contar."

"¿Así de viejo?"

Él se rió. "No tanto. Más joven que Ryder, eso te lo aseguro."

Asintió. "Entonces, no eres tan mayor." Movió su mano hacia el bulto y lo presionó con fuerza. Ian no dijo nada, solo miraba fijamente. Theo levantó una ceja antes de moverse. Se puso de rodillas a su lado mientras abría el pantalón. "Te ves bastante saludable todavía." Hubo un pequeño gemido en el aire, que no sabía de quién salió, cuando sostuvo el grueso pene en su mano. Estaba muy duro y palpitante, la gorda cabeza húmeda. Su boca se llenó de saliva. "Podrías engañar a cualquiera."

"No es lo que pretendo. Ugh-"

Fue una extraña sensación, teniendo en cuenta que jamás había puesto el pene de alguien más en su boca. No sabía mal. En todo caso, era bueno. El aroma de sus feromonas era mucho más fuerte aquí. Se sentía mareado, pero no podía dejar de chuparlo. La caliente sensación en su boca le hizo sentir un cosquilleo por toda la columna. Su propio pene de tensó contra sus pantalones. Era una locura.

Quería más.

Ian jadeó con fuerza, una de sus mano bajó hasta su cuello, sosteniéndolo sin presionar demasiado.

Theo abrió más la boca, deseando sentir la misma sensación más profundo. Lo quería sentir en su garganta, presionando tanto que apenas pudiera respirar bien. Ese maldito aroma, quería consumirlo.

"Theo, para..." Ian tiró de su cabeza con suavidad, intentando detenerlo, pero no quería, así que le gruñó y continuó chupándolo, ahora más rápido. "En serio. No puedo... necesito respirar..."

Lo sacó brevemente de su boca para mirarlo. Su mandíbula se sentía como gelatina cuando habló y su voz estaba rara. "Puedes correrte." Metió la punta en su boca y lamió alrededor, cerrando los ojos ante la sensación ¿Era normal? ¿Las personas se sentían así de elevadas cuando hacían una mamada? Su cabeza estaba en las nubes y su boca estaba llena.

Se sentía maravilloso.

"¡Alto!"

Ian se levantó de golpe. Dio unos pasos lejos de él antes de caer de rodillas, murmurando algo mientras se movía a gatas. Lo vio estremecerse y gruñir mientras se ponía de pie. Y antes de que pudiera comprender lo que estaba pasando, Ian cambió a su forma de tigre y se lanzó al agua.

"¿Qué demonios?" Se levantó, limpiándose la boca con el bordo de la mano mientras lo buscaba en el agua. "¿Ian?"

Un momento después, un tigre blanco salió a la superficie. Mojado y con una expresión llena de confusión. El tigre levantó la cabeza y lo miró a los ojos antes de sisear hacia él.

"¿Ian, qué carajos está pasando contigo?" Lo miró molesto. Sabía que algo no andaba bien con él, pero esto... Estaba confundido, pero quería saber lo que sucedía. "¿Puedes salir del agua? Quiero hablar."

El tigre volvió a sisear antes de darse la vuelta y comenzar a nadar hacia el otro lado. Suspirando, sabiendo que él iba a ceder tan fácil, comenzó a quitarse la ropa antes de entrar al agua. "Estás siendo muy infantil justo ahora. Se supone que yo soy el que debería actuar así." Caminó lentamente hacia donde él estaba, pero mientras más cerca llegaba, más lejos el tigre nadaba. Suspiró y se detuvo. "Te daré un momento para que organices tu cabeza. Está bien. No te presionaré. Solo deja de alejarte. Me quedaré en esa esquina." Señaló la el lugar donde las rocas se apilaban al borde del lago. Se movió hasta ahí y solo dejó la cabeza por encima del agua. Era tan agradable. "Solo estoy preocupado por ti."

El tigre lo miró fijamente, sus dorados ojos brillantes lo veían con atención, casi tímido.

"¿Te sientes seguro estando así?"

Ian apartó la mirada de él y comenzó a nadar a lo largo del lago, alejándose más de él. Theo cerró los ojos y dejó que los sonidos y los olores del lugar lo llenaran. Todos sus sentidos se sentían tan abiertos de pronto, como si pudiera oler mejor, pero quizás era solo porque estaba en completo silencio, tranquilo. Su oso lo amaba. Era la naturaleza después de todo. Era lo que se suponía que debía amar.

Ni siquiera se dio cuenta de cuánto tiempo había pasado así, recostado contra las rocas hasta que sintió algo muy suave contra él. Parpadeó lentamente y sus ojos se encontraron con una enorme cabeza de tigre. Ian lo miraba fijamente, con afecto, tan suave. Se veía tan lindo así.

No pudo evitar tocas las orejas sobresalientes. "Tan suaves," dijo. Ian ronroneó, apoyándose en su toque de inmediato. "Pensé que querías pasar tiempo conmigo. No me malinterpretes, esto es agradable. Pero quería ver a la persona, aunque el animal es lindo y esponjoso."

Él cambió al instante. "Lo siento," dijo. "Lo decía en serio, sobre querer pasar tiempo contigo." Ian sacudió la cabeza, cerrando los ojos con fuerza. "Es solo..."

"Puedes decirme lo que sea," susurró y lo atrajo hacia él. Su piel se estremeció cuando se tocaron piel a piel. Con su interior calentándose, inclinó la cabeza hacia él. "Te escucharé."

Ian negó con una expresión apenada. "No quiero decirte."

"¿Quieres tener un secreto entre los dos?"

"Lo siento." La expresión de Ian decayó, sus labios temblando mientras sus ojos se enrojecían, húmedos y vulnerables. "No quiero que lo sepas."

Su corazón se rompió en pedazos de una manera en que jamás pensó que podría pasar. Lo envolvió con los brazos, apretándolo tan fuerte que su cuerpo dolía. "¿Es tan malo?"

"Te alejarías de mi." Su voz se rompió un poco. Los brazos del tigre a su alrededor eran débiles y suaves. Theo quería absolverlo. Odiaba esto. Odiaba ver a Ian así. "Soy un monstruo."

"No. No lo eres." Besó el lado de su cabeza con suavidad. "No importa lo que sea. Te amaré de cualquier manera, Ian. Eres mi compañero." Inhaló con fuerza y frotó las manos sobre la espalda desnuda y fría. "No sé cómo hacerte sentir mejor. Apesto en esto. Lo siento."

"Está bien así." Ian aspiró y asintió, su cabeza hundida en el hueco de su cuello. "Es perfecto así."

"¿Qué pasa si quiero saber?"

"Por favor..."

"En serio quiero entenderlo." Hizo que levantara la cabeza y sostuvo su rostro. "Pero me preocupa. ¿Qué pasa si te digo que tengo un secreto y que he estado escondiéndolo todo este tiempo de ti, y tampoco pienso decírtelo?"

Él apretó los labios. "Querría saber."

"Exacto. Así, no volveré a preguntar por ahora, pero debes prometerme que me lo contarás."

"Lo haré." Ian presionó sus labios juntos. "Siento preocuparte."

"Ya deja de disculparte y bésame."

Se sorprendió un poco cuando sus piernas fueron levantadas, haciendo que las envolviera alrededor de la cadera de Ian. Se besaron sucio, profundo y tan ruidoso que estaba caliente solo con los gemidos que ambos dejaron escapar. Sintió lo duro que Ian estaba y él apenas podía pensar correctamente, así que comenzó a frotarse contra él, duro y sin sentido. Pero Ian no parecía mejor que él, hundiendo la lengua en su boca y chupando la suya, mordiendo y tirando de sus labios mientras empujaba sus caderas contra la suya. Sus dedos se enterraban en sus nalgas con fuerza y casi deseo poder hacerlo aquí mismo.

Ian maldijo y mordió su hombro, un gruñido bajo y peligroso salió de él, pero no intentó apartarse. Se volvió más salvaje, empujándolo con más fuerza hasta que las rocas comenzaron a magullar su piel, pero no podía parar. Quería correrse. Quería que Ian metiera sus colmillos en la piel de su cuello. Gimoteó lastimosamente, sin vergüenza, empujando su hombro más hacia su boca.

"Ian," jadeó, su mano metiéndose en el espeso cabello, tirándolo más cerca. Gruñó con fuerza, sintiendo que su orgasmo estaba casi ahí. "Muérdeme."

No hubo una respuesta, solo sintió el agudo pinchazo en su hombro y una cálida sensación recorrerlo, tan fuerte y cegador que cuando se corrió, sintió que todo se nubló a su alrededor. Apenas podía escuchar la agitada respiración de Ian a su lado cuando sacó los colmillos. Se aferró a él con fuerza, no queriendo soltarlo. Se sentía un poco... abrumado. Su cuerpo estaba tan inexplicablemente sensible que sentía que si podía correrse otra vez aunque se hubiera corrido hace unos segundos.

"¿Estás bien?" Se las arregló para preguntar cuando Ian se quedó en silencio.

"Sí." Asintió lentamente mientras levantaba la cabeza. Sus labios estaban rojos y su expresión se veía ligeramente salvaje, pero no había nada... mal en su humor en general. "¿No duele?" Ian besó sus labios cortamente y luego miró su herida con cuidado. "Está roja. En realidad no sé mucho sobre las mordidas. Los tigres no tienen que morder a sus parejas para marcarlas. Es posible, sí, pero usualmente solo frotamos nuestro olor sobre todo su cuerpo hasta asegurarnos de que huelen a nosotros."

"No duele tanto." La tocó ligeramente con los dedos y siseó un poco. Estaba caliente y ardía. "Los osos no tenemos un aroma tan predominante como ustedes, así que las marcas están para completar nuestro lazo de igual manera. Puedes curarla con tu saliva."

"¿Así que solo tengo que lamer como un gato?"

Sonrió. "Sí."

Ian también sonrió y metió la cabeza en su cuello, lamiendo como un gatito. Se rió porque le hizo cosquillas la barba sobre su cuello mientras la lengua pasaba sobre la herida. Ian estaba de buen humor y se veía tranquilo. No iba a presionarlo, en serio. Ian le diría con tiempo, con algo de suerte. Solo esperaba que no fuera nada peligroso para él, pero, ¿un monstruo? ¿Qué podía ser tan malo para que se llamara a sí mismo de esa manera?

"Eres muy bondadoso," Ian dijo un rato después mientras estaban comiendo. Tomó un largo trago de su cerveza con la vista fija en el agua. Ambos sentados sobre una toalla, totalmente desnudos. "También sabes mantener la cabeza fría."

"Aprendí a apagar mis emociones," murmuró en voz baja. "Me hicieron aprender a controlarme para mantener la calma en momentos de tensión. Me obligaron a comportarme como un alfa. Fue una forma poco común, pero supongo que funcionó." Miró su perfil. "Realmente estaba a punto a perder todo eso hace un momento."

"Lo que te hicieron... todo es basura, Theo." Ian giró la cabeza hacia él. "Ambos hemos pasados por cosas horribles, pero estamos aquí, ¿verdad? Solo... seamos nosotros mismos. No importa si no puedes recuperar todos tus recuerdos, todavía sabes lo que realmente hay dentro de aquí." Palpó sobre su corazón con los dedos y sonrió. "Porque hay personas que nos aman y se preocupan por nosotros. Ser un alfa no significa ser frío y descorazonado. Ser un alfa significa que puedes ser un líder y ejemplo para aquellos que te siguen, para aquellos que están bajo tu cuidado."

"Supongo que debo replantearme el significado, porque he hecho cosas malas, Ian." Suspiró mientras las imágenes de esas cosas volvían a su cabeza. "No soy un buen alfa."

Una mano subió a su cabeza y frotó su cabello. Ian tenía una suave expresión, compresiva y cálida. "Sé que lo eres. Pero no es un trabajo fácil."

Lo miró fijamente por un momento antes de inclinarse hacia él para besarlo. Quería ser confortado por alguna razón. Las palabras de Ian se sentían tan bien. ¿Qué era? ¿Aunque era un alfa deseaba escuchar algún tipo de consuelo? Sí. Justo eso quería. Quería que Ian lo tomara en sus brazos y lo apretara fuerte contra su cuerpo.

Era increíble cuan abiertos y vulnerables habían llegado a ser con el otro en un periodo de tiempo tan corto. Mucho más, teniendo en cuenta que ambos eran alfas a la cabeza.

No podía imaginar que alguien más lo viera ser tan necesitado y torpe. Nadie, pero aquí estaba, deslizándose más cerca de él hasta que estuvo en medio de sus piernas, con los fuertes brazos rodeándolo cálidamente. Ian murmuraba palabras sobre su oído, sus labios contra su piel de vez en cuando. Era realmente bueno. Tan bueno que sus ojos comenzaron a cerrarse.

A lo lejos escuchó un timbre, pero no prestó atención hasta que la voz que Ian se escuchó.

"¿Sí? Está justo aquí." Ian puso un teléfono frente a él. "Es Ryder. Dice que hay problemas en tu manada."

Mierda.

***

Holaaaaa!!!! Mis niños necesitan tiempo porque ambos están fracturados, diciéndolo de una manera suave. Pero bueno, aquí está el cap. 6. Eso sería todo. Nos leemos pronto xx

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro