Capítulo 3
"¿Hay algo que necesites?"
Theo miró hacia donde su tío estaba y sacudió la cabeza. "Estoy bien."
"¿Seguro que no quieres ir? Hay algo así como una feria en el centro." Se veía bien peinado y usaba ropa bonita. "Algunos de los chicos se nos unirán también. No tienes que quedarte aquí."
Sonrió hacia él y bajó el libro de anatomía que había estado ojeando. "Estaré bien. Prefiero la tranquilidad de la casa si soy honesto." Se aclaró la garganta. "¿No vas a una cita?"
"Algo así." Levantó las cejas, pero había una pequeña sonrisa intentando salir de su boca. "De cualquier manera, si necesitas algo solo llámame. Te traeré algo de comer."
Tiró la cabeza hacia atrás y suspiró.
"Puedo cocinar."
"No dije que no podías," su tío dijo y luego salió de la casa. Y el silencio reinó por completo. "Gracias," susurró a la nada. Pensó en tomar el libro nuevamente, pero ya se había distraído. Y era la primera vez que tenía toda la casa para sí mismo, donde podía hacer lo que deseara. Y realmente quería desnudarse y cambiar para dormir en el patio trasero.
Así que se preparó un plato lleno de las galletas que Calvin preparó y se las llevó junto con leche y una botella de agua. No era un secreto que los osos amaban las cosas dulces, y él no era diferente al resto.
Dejó todo en la mesa de campo y se quitó la ropa antes de cambiar y acostarse sobre su estómago. Inhaló profundamente y luego dejó el aire salir lentamente. Estaba tan feliz justo ahora, cómodo y contento, pero el pequeño aroma familiar que se coló por su nariz lo hizo bufar. No podía ser cierto.
No habían pasado ni siquiera tres días.
"¿Disfrutando del día?"
No levantó la cabeza. Solo cerró los ojos y se quedó quieto. Quizás pensaría que él estaba dormido.
"Sé que no estás dormido. Te he estado mirando por un rato."
Alzó la cabeza para mirarlo y después bufó hacia él.
Ian asintió con los labios apretados. Llevaba una gran chaqueta marrón y tenía las manos dentro de los bolsillos. Se veía bien, vestido y tranquilo. "Sí, eso probablemente sonó mal. Pero estaba esperando a que tu tío se fuera."
Se dedicó a mirarlo mientras él tomaba asiento en una de las sillas de plástico. Ian se pasó una mano por el cabello. Tomó una de las galletas y la masticó mientras lo miraba. "¿Estabas pensando en pasar el tiempo solo?" Se inclinó hacia él y lo miró, sosteniendo la mitad de su galleta hacia él. "¿Te estoy incomodando?"
Suspirando, cambió de una vez por todas, así que ahora estaba desnudo sobre su trasero. Sus planes tendrían que ser pospuestos. Se rascó la cabeza y negó. "Solo descansaba un poco," dijo y puso de pie para ir sentarse en una de las sillas. Tomó la galleta y la masticó lentamente mientras pensaba en la situación. Estaba tan acostumbrado a estar desnudo después de cambiar que ni siquiera pensó que lo había hecho frente al tigre. Esto era probablemente raro. "¿Qué haces aquí?"
Ian no dijo nada por lo que lo miró. Los ojos del tigre estaban por todo él, mirándolo tan intensamente que su piel se estremeció. "Quería verte," dijo antes de levantar la mirada a sus ojos. No eran el dorado brillante de la última vez, pero todavía parecía un poco fuera de sí mismo. Sus pupilas estaban dilatas. "En realidad vine a preguntar si querías ir a la feria."
"Uh..."
"Está bien si no quieres. ¿Puedo al menos quedarme aquí?"
Entrecerró los ojos hacia él. "¿Para hacer qué?"
"Vamos." Ian exhaló pesadamente, apartando la mirada de él. "Puedo controlarme mejor de lo que crees."
Asintió mientras masticaba su galleta. "Te ves como si estuvieras a punto de saltarme encima. ¿Puedes pasarme la botella de agua, por favor?" No había manera en que fuera a pasear su trasero desnudo frente al tigre. Ni siquiera sabía qué quería hacer en este momento, así que no tentaría a su suerte. Ian le dio la botella y volvió a sentarse. "¿Lo hicimos?"
Ian lo miró fijamente. "¿Qué?"
"Cuando estuve aquí," dijo antes de tomar un largo trago de la botella antes de bajarla. "Me pregunto si llegamos a hacerlo. A tener sexo."
"¿Tampoco lo recuerdas?"
Lo miró de vuelta, sintiendo el mismo brote de culpa llenarlo. "Lo lamento. No puedo... en realidad no recuerdo nada de nosotros." Frunció el ceño y bajó la cabeza sin saber qué decir. Las personas odiaban eso, ¿no? Era algo grande en su comunidad también.
"No lo hicimos." Ian se rió entre dientes. "No te preocupes. Si lo hubiéramos hecho, no te habría dejado que te fueras." Apretó los labios y sonrió corto, no tan seguro. "Si quieres saber, solo nos besamos, nos toqueteamos un poco por aquí y por allá. Entonces eras más bajo que yo y menos muscular, así que era fácil solo moverte alrededor. Tus expresiones avergonzadas eran tan lindas."
"De acuerdo. Eso es suficiente." Su rostro estaba caliente. "Entonces no llegamos a esa parte."
Ian sonrió con suavidad como si todo eso fuera un lindo recuerdo. Por un momento casi lo envidió. Quería saber cómo eso se sintió. No era como si no pudiera sentir que entre ambos existió una conexión, porque se sentía conectado al tigre de alguna manera. Quizás solo eran sus almas. Y el lazo no estaría completo a menos que hundiera los colmillos en Ian o si el tigre decidiera morderlo. Tenía entendido que los tigres no marcaban a sus compañeros para completar el lazo, como los osos debían hacerlo, así que era a decisión de Ian.
"¿Quisieras acompañarme a un lugar?"
Ian lo miró fijamente antes de asentir. "Seguro."
Tomó su ropa y se visitó, todo el tiempo sintiendo la mirada fija de esos ojos azules en él. Ian no tenía la mínima intención de ocultar que lo quería y eso era... no sabía qué se sentir. Su oso por otra parte estaba babeando por el tigre. De verdad era un animal. Tenían que pensar racionalmente, ambas partes.
Ian no dijo nada mientras lo seguía por el bosque. Todavía era temprano por lo que los rayos del sol se colaban entre las ramas de los árboles, dándole al bosque un aspecto misterioso. No había otra razón por la que su piel estaba erizada. Nop. Solo era el bosque.
"No sé si venía aquí antes, pero ayer solo entré al bosque y caminé directamente hasta aquí. Como si hubiera recorrido este camino cientos de veces. Suena tonto, lo sé, pero así fue." Miró directamente hacia su descubrimiento. Era un pequeño río que bajaba desde las montañas. "Al menos todavía tengo un sentido de orientación."
"No es tonto. Es bueno en realidad. Tus recuerdos podrían estar solo suprimidos." Ian lo miró fijamente con una ligera expresión llena de preocupación y esperanza. "Quizás solo sea cuestión de tiempo antes de todos regresen a ti."
"Sí. Podría ser así."
Se quitó los zapatos antes de caminar cerca del borde rocoso, y se sentó dejando que sus pies entraran al agua. Estaba fresca aunque fue un día caliente. Bajaba desde las montañas después de todo. Ian se sentó a su lado después de un rato.
"No suenas muy emocionado por tener tus recuerdos de vuelta."
Sonrió mientras miraba los peces comenzar a rodear sus pies. "Perdí muchos de los recuerdos que tenía antes de ir con la manada, pero también algunos sobre las cosas que sucedieron mientras estaba ahí. Llegué al punto en el que solo quiero olvidar que esas cosas pasaron. ¿Entiendes lo que quiero decir?"
"Tiene sentido." Ian se sentó más cerca de él, sus piernas también entraron al agua aunque tenía jeans puestos. "Tanto como me gustaría saber quién te hizo esto, no quiero presionar esos recuerdos en ti." Se estremeció cuando sintió los dedos frotando su brazo de arriba abajo. "Por otro lado, creo que mataría a quien te hizo esto." Sabía de lo que hablaba. Podía sentirlo tocando la cicatriz de su brazo. Había sido un cuchillo. Eso lo recordaba vívidamente. "Pero es tu decisión."
Miró fijamente el agua, ignorando el cosquilleo en su estómago mientras sentía los dedos recorrer su brazo, ni siquiera iba a pensar en cómo esos dedos empezaban a moverse hacia su cuello. "¿Qué te sucedió a ti? Vi la cicatriz en tu costado."
Ian se rió antes de que presionara su frente sobre el costado de su hombro. "No tengo idea. Es gracioso porque tampoco puedo recordarlo."
Frunció el ceño.
"¿No lo recuerdas?"
"Solo digamos que una secta de raritos me raptaron y experimentaron conmigo por un tiempo. Eso fue antes de conocerte." Cerró los ojos con suavidad mientras presionaba su nariz sobre su hombro e inhalaba profundamente. Luego abrió los ojos y parpadeó lentamente. "Me las arreglé para regresar y es todo lo que sé." Abrió la boca como si quisiera decir algo más, pero la volvió a cerrar y se sentó derecho, mirando hacia el río. "Tampoco es algo que quiera recordar. Estoy bien ahora."
Lo miró fijamente, o a su perfil más específicamente, estudiando los pequeños detalles en su rostro. Ian era realmente atractivo, y justo ahora se veía como diez veces más. ¿Qué demonios? Sacudió la cabeza y se aclaró la garganta, bajando su cabeza de las nubes. Podía decir que Ian todavía pensaba en eso, él lo sabía bien. Era difícil de explicar, pero ahora se sentía un poco más cómodo con el tigre. Ambos habían pasado por algo terrible que los hizo perder algo de memoria.
"¿Te gusta este lugar?"
Asintió. "Es solo tan tranquilo."
"¿No había ningún lugar en la manada donde pudieras solo descansar?"
Apretó los labios mientras pensaba. "Creo que no."
Ian lo miró. "¿Piensas regresar en algún momento?"
"Es mi manada," dijo en voz baja sosteniendo su mirada. "Sé que pasé por un montón de mierda ahí, pero las cosas finalmente se asentaron. Soy su alfa."
El tigre solo asintió, pero podía ver que no estaba feliz con lo que había escuchado. Su mandíbula estaba tensa.
"Pero, puedo ir y venir," dijo esperando que su expresión cambiara. "Mi madre regresará pronto y mi tío Nathan también estará ahí. Claro, además del compañero de mi madre y mi pequeño hermano."
Ian sonrió finalmente. "¿Tienes un hermano pequeño?"
"Sí..."
Hablaron por un largo, largo rato hasta que el sol comenzó a ponerse. Hablaron de cualquier cosa que les viniera a la mente y, honestamente, se sintió genial. Una de las mejores sensaciones lo recorrió, tan cálido y cómodo. Para cuando apenas quedaba un ligero rastro de luz, creyó que había conocido a Ian de toda la vida. Él era tan abierto y dispuesto a hablar sobre todo por lo que Theo sintiera curiosidad. Se sentía muy bien.
"¿Deberíamos regresar?"
Ian lo miró a los ojos. "¿Quieres regresar?"
Sonrió, ignorando completamente los ojos de cachorro que el tigre le estaba dando. "¿Qué quieres hacer?"
"Podemos nadar aquí y luego conseguir algo cálido para comer." Levantó las cejas hacia él. "Podemos hacer lo que quieras." Theo no había notado lo cerca que estaban. Ian inclinó la cabeza hacia un lado, sonriendo coquetamente. "¿Qué dices?" Podía sentir su aliento sobre sus propios labios.
"Suena bien," murmuró mirando fijamente los labios rojos. Cuando volvió a mirarlo a los ojos se humedeció los labios. "¿Ian?"
El tigre exhaló, su expresión tensándose antes de que acunara su rostro con las manos, frías pero tan agradables contra su cara caliente. "Dime, Theo." Parecía que estaba esforzándose más allá de su poder.
"Creo que..."
"¿Sí?"
"Tal vez nos estamos apresurando." Se mordió el labio con fuerza y lo miró, preparado para ver una cara de decepción, pero Ian solo tenía una cara de palo. "¿Estás molesto?"
Ian se tomó un momento para responder. Sacudió la cabeza. "No. Está bien. Puedo esperar más. Pero, ¿puedo tener un beso al menos?" Cerró los ojos y suspiró. "Ha pasado tanto tiempo. Me estoy muriendo aquí. No quiero sonar tan desesperado, pero..."
Se inclinó hacia él y presionó sus labios juntos. Ian jadeó antes de empujar su lengua entre sus labios y besarlo profundamente. Theo se sostuvo de sus manos, tomando toda la intensidad del beso. Ian chupó su lengua y gimió mientras lo hacía, como si solo besarlo le causara placer. Theo solo pudo envolver los brazos alrededor de su cuello mientras era besado de una manera que hizo que sus pensamientos se volvieran borrosos, lo único en lo que podía enfocarse era el cuerpo caliente que lo estaba sosteniendo con necesidad en su agarre.
Ian le mordió el labio inferior cuando se separó antes de chuparlo. Theo no tenía idea de cómo se veía él, pero Ian se veía listo para devorarlo justo ahí. No sabía si quería dejarlo o solo parar aquí, pero estaba duro y en realidad quería continuar. Ian volvió a besarlo, tan apasionado y profundo como antes, haciendo que sus pensamientos volviera a disolverse como agua. Apretó los ojos, abriendo la boca más amplio, sus manos aferrándose a Ian.
Quería más.
Gimió cuando Ian se separó.
"Dios, eres tan hermoso." Lo miró fijamente, sus ojos estaban dorados y brillantes mientras lo veía fijamente. Acarició su rostro con suavidad y le dio un último beso en los labios. Se sentían hinchados. Probablemente lo estaban. "He esperado esto y ahora no se siente real. ¿Realmente estas aquí? Te extrañé como no tienes idea."
Theo parpadeó lentamente, mirándolo fijamente.
"Lo siento."
"Está bien. Ahora estás aquí. Es lo único que me importa." Ian presionó sus frentes juntas y exhaló. "Estás a salvo."
Theo sintió que su corazón se encogió al escuchar la cruda emoción de confort y alivio en su voz. Se acercó más a él y lo apretó con más fuerza, metiendo su cabeza bajo la de Ian, solo escondiéndose de estas emociones desatándose dentro de él. Ni siquiera estaba seguro de qué hacer ahora.
Ian lo sostuvo sin preguntar nada. Frotó su espalda con sus grandes manos hasta que Theo se sintió más en sus sentidos.
"¿Todavía quieres nadar?" Ian preguntó cuando se separó un poco de él. Su rostro se veía sereno. "Podemos solo ir y comer algo."
"Quiero nadar. Y luego quiero comer algo cálido."
Ian sonrió. "Perfecto."
Basta decir que ambos se desnudaron por completo antes de entrar al agua, y fue más que obvio, que ambos miraron al otro con atención, pero solo hicieron eso, mirar. Al menos la mayor parte del tiempo. Nadaron al inicio y disfrutaron de la temperatura agradable del agua, que debía ser más fría para cualquier persona, pero ellos no eran humanos normales. Después se encontraron otra vez en el agua y se besaron un poco más hasta que sus labios dolían.
Theo se dio cuenta de cuánto le gustaba. La boca de Ian era cálida, su lengua traviesa lo atacaba sin piedad, pero estaba bien porque le gustó y deseaba todavía más.
Cuando se hizo de noche salieron y se vistieron mientras se reían. Ian le dio su chaqueta, lo que fue un lindo gesto, pero él no podía sentir el frío como otra persona. Todavía la aceptó y en lugar de caminar hacia la casa de su tío, fueron en otra dirección. Ian estiró su mano hacia él y entrelazó sus dedos juntos mientras caminaban.
"Dejé mi camioneta por aquí," dijo. Con el cabello todavía húmedo y hacia abajo se veía... sexy. Sus mejillas ardieron en el momento en el que el pensamiento explotó en su mente. ¿Qué le demonios le sucedía? De pronto, Ian se veía como el hombre más delicioso del mundo. Lo escuchó reír antes de que Ian mirara hacia él. "Es mejor que te controles si esperas que me comporte como un caballero."
Sonrió de medio lado. "¿Por eso tu fuerza de voluntad es tan gruesa como una aguja?"
"Eres mi compañero. La persona que siempre amaré. Mi fuerza de voluntad no funciona contigo." Salieron hasta el borde de la carretera y se pararon al lado de la camioneta. "Mi voluntad será lo que tú desees." Levantó su mano y besó sus nudillos. "Por el resto de mi vida será así."
"Estás siendo dramático."
Ian puso los ojos en blanco. "Ahí está esa personalidad otra vez. Estaba intentando ser romántico."
Se rió entre dientes.
"Estoy hambriento. Ya quiero ver qué será lo que comeremos."
Saltaron dentro, Ian encendió la camioneta y asintió.
"Prepararé algo delicioso para ti."
***
Holaaaa capítulo 3 listo!!! No hay mucho que decir, o nada en lo que pueda pensar, son las 2 de la mañana aquí, así que solo gracias por todo. Nos leemos pronto xx
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