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Capítulo 11

Theo parpadeó, sus ojos ajustándose a la oscuridad de la noche antes de que pudiera enfocarlos bien. Se movió hacia un lado y se arrepintió en el instante cuando un punzante dolor detrás de la cabeza lo hizo jadear. ¿Qué demonios? Miró alrededor, notando que seguía frente al lago y estaba claramente más oscuro, pero no podía ver a Ian por ninguna parte.

¿Esa cosa lo había noqueado? 

"Jamás te haría daño."

Un escalofríos recorrió su columna de una mala manera. Se giró, ignorando el dolor en su cabeza, para mirar al tigre, grande y blanco, sentando a unos metros de él, debajo de un árbol. Tenía los gruesos brazos peludos envueltos alrededor de sus rodillas, mientras lo veía con cuidado, como si estuviera estudiando su reacción. Otro escalofríos lo recorrió, porque qué carajos era eso. 

"¿Dónde está Ian?"

El tigre exhaló, sus colmillos sobresaliendo de su gran hocico, un movimiento raro de su rostro cuando habló. "Digamos que tiene una contusión." Los grandes ojos azules lo miraron fijamente, extrañamente gentiles y tímidos. "¿Estás bien? Te desmayaste antes de que pudiéramos hablar."

El tono de su voz hacía que el pecho de Theo se estremeciera. Era tan profundo.

"¿Qué es esto?" Theo se levantó del suelo, mirando al tigre con cuidado, rondándolo, listo para defenderse si era necesario. "¿Qué le hiciste a mi compañero?"

"Yo soy tu compañero," él dijo, una mueca de molestia en la cara. Theo no podía dejar de ver los largos bigotes moverse mientras hablaba y era casi divertido, si estuviera en otra situación. Pero esto era raro, jodidamente raro. Jamás vio algo así jamás en su vida y no iba a pretender que no le asustaba. El tigre soltó un bajo gruñido que hizo que el grueso y redondo labio superior se levantara. "Le dije que lo explicara pronto."

"¿Esperas que crea eso, de verdad?"

"Sí."

"Pues no lo hago." Se puso las manos en la cintura, deteniendo su marcha para mirarlo fijamente. "Y si no me devuelves a Ian en cinco minutos..."

"Espera." Theo dio torpes pasos atrás cuando el tigre se puso de pie con lentos movimientos, le recordó a unos de esos tigres que había visto en un desfile de China en la televisión, pero este era muy real y grande. Y suave. Su rostro se calentó mientras lo veía y las ganas de darle un abrazo apretado mientras enterraba la cara en el pelo del tigre se hacían más fuertes. Él se rió, ronco y bajo mientras se limpiaba las hojas de su grueso cuerpo con sus patas... manos... lo que sea que fueran, eran más grandes que  cara de Theo, estaba seguro. "Puedo explicarlo, lo prometo. Mi nombre es Byakko." Tendió una de las adorables patas hacia él con una solemne expresión. "Y es un placer poder conocerte en mi forma original finalmente, Theodore."

"Solo Theo..." gruñó mientras veía la peluda pata antes de darle un suave toque y luego alejarse rápidamente. Le hizo cosquillas en la mano. "¿Byakko?" Sus hombros cayeron ligeramente, mirando a Byakko. "¿Estás siendo honesto? ¿Cómo puedo confiar en ti?"

Las redondas orejas se movieron encima de la cabeza y Theo tuvo que contener un ruido tonto que amenazaba con salir de sus labios. Era... no, carajo, no era adorable. "Puedes preguntar lo que quieras saber, responderé. Quizás tengas mejores preguntas que Ian." Se encogió de hombros, manos yéndose detrás de la espalda. "Pensó que estaba volviéndose loco."

"¿Tú estuviste dentro de él todo este tiempo?"

"Así es."

"No lo culpo por pensarlo." Bufó, exhalando duramente mientras ponía los ojos en blanco. "¿Cómo es siquiera posible? ¿Qué eres?"

"Soy un espíritu. Protejo a los tigres blancos, al igual que muchos iguales a mi en todo el universo. Ian me llamó de alguna manera mientras estaba muriendo. Yo soy la razón por la que él vive." Byakko inhaló con fuerza como si el recuerdo de eso no le fuera agradable. Theo tampoco estaba bien. Su cuerpo se enfrió con el pensamiento de su compañero yaciendo sin vida, sin haberlo conocido jamás. "Pero no tengo idea de cómo pasó, solo sé que desperté en el cuerpo de Ian cubierto de sangre y lleno de cortes en una camilla, al punto que lo único que lo mantenía con vida eran los lentos latidos de su corazón al borde de la muerte. No sé qué tipo de lugar era, lo siento. No estoy tan familiarizado con el mundo humano."

Theo abrió la boca y luego la cerró. Sabía que Ian había pasado por un infierno, por una gran mierda, pero no tenía idea de que fue tan malo. ¿Ian le habría dicho, verdad? Tal vez no tenía la confianza suficiente para hacerlo... apretó los dientes y se negó a sobre-pensarlo. Confiaba en Ian. Él le diría.

"¿Después qué pasó?"

"Bueno, si quieres tomar asiento..." Byakko señaló el suelo con una suave expresión y ojos grandes. "Puedo explicarlo totalmente, al menos lo que puedo recordar." Cuando no se movió, Byakko exhaló entre sus gruesos dientes y comenzó a cambiar, con movimientos agraciados hasta que Ian estaba frente a él, desnudo y con brillantes ojos azules que no era los verdes que Theo adoraba. "¿Es mejor si es de esta forma? Creo que te tomará un tiempo acostumbrarte a verme de la otra manera. Solo quiero que te sientas más cómodo." La voz también era diferente. Se veía como Ian, pero no era él.

"Sí," murmuró antes de caminar hacia el borde del lago y dejándose caer cerca del borde. Byakko llegó a su lado un momento después. "Habla."

"El cambio de Ian fue bastante doloroso, para él y para mi," continuó. "No soy un ser que tuvo esta apariencia todo el tiempo. Soy como un pequeño bebé, un cachorro cuando llego al alma de un tigre. Tengo que recorrer el mismo tipo de crecimiento que ustedes los medio humanos tienen, pero mi madurez y cuerpo cambian a una gran rapidez." Levantó una mano, explicando el movimiento en el aire de una escala que seguía subiendo. "Así que todo este tiempo he estado creciendo y madurando dentro de Ian. Pero al inicio, él estuvo peleando con la invasión que sentía desde adentro. Y los primeros cambios fueron... bastante terribles," hizo una mueca. "Éramos no mejor que una abominación, entre un humano y un tigre. Tu tío tuvo que verlo, él lo sabe. Pude ver el terror en sus ojos a pesar de tener un alma fuerte y difícil de impresionar. Así que Ian sintió que debía aislarse y esconderse, lo hizo de su propia manada, pero ellos lo respetaron porque pensaban que Ian solo pasaba por el dolor de haber sido secuestrado y experimentado de maneras horribles."

Theo asintió, comprendiendo ahora por qué los tigres y su tío trataban a Ian con cuidado, como si tuvieran miedo de que él tuviera una recaída. Envolvió los brazos alrededor de sus piernas y las apretó con fuerza mientras sentía la culpa inundarlo. Debió estar ahí para él. Pero lo dejó solo cuando Ian más lo necesitó.

"No seas duro contigo mismo, pequeño oso." Una familiar mano se metió en su cabello, masajeando con suavidad. "Ian no te habría obligado a quedarte a su lado. Además, él podía hacerlo solo. Avanzó mucho sin ti. No lo tomes a mal, pero estaba más concentrado en su recuperación mientras no tuvo una distracción a su alrededor. Todavía no me comprende, pero lo está tomando mejor. Claro, sin mencionar que sigue negando que eres mi compañero también."

Theo lo miró. "Eres un niño todavía."

Él se rió suavemente.

"No lo soy. Soy cientos, si no miles, de años mayor que todos ustedes." Él sonrió. Era la misma sonrisa dulce y cariñosa con que Ian lo miraba. "Perdí la cuenta después de un tiempo, pero digamos que soy bastante viejo. Y continuaré haciéndome viejo a este ritmo si permanezco dentro de Ian por el resto de su vida." Los bordes de su boca se tensaron. "Y no miento cuando digo que eres mi compañero, Theodore. Lo siento, en el centro de mi pecho y estómago cada vez que te veo." Sus mejillas estaban tan rojas que parecía que explotarían y sus ojos azules brillaban con vulnerabilidad. "Dime que no lo sientes, entonces intentaré alejar estos sentimientos de mi."

"No puedo tener dos compañeros," dijo sintiendo algo parecido a pánico en su propia voz, desviando la conversación.

Byakko se encogió de hombros. "Podría ser así. Pero tenemos el mismo cuerpo, soy una extensión de Ian."

Sacudió la cabeza con fuerza, apretando los dientes. "Quiero a ver a Ian. Ahora."

Un sonido bajo salió de Byakko, pero Theo no sentía nada de miedo. Solo quería ver a su compañero ahora mismo. Necesitaba ver a Ian pronto.

"Sigue dormido. Probablemente despertará mañana." Byakko se puso de pie, todo desnudo y colgando. Era el cuerpo de Ian, por favor. No pueden juzgarlo por apreciar. "Pero si no quieres estar conmigo, lo entiendo. Será mejor que me acueste a dormir y dejar que él tome el cuerpo."

"No quería sonar así." Se levantó, tomó las cosas que ya estaba arregladas en la bolsa y luego lo siguió mientras se adentraba al bosque. Probablemente Byakko lo había hecho. Theo exhaló con fuerza antes de correr para llegar a su lado, mirando su perfil, notando que tenía una expresión cerrada, claramente molesto. "Oye, lo siento."

"No tienes que disculparte por algo que sientes," dijo. "Lo tomaré de la mejor manera posible, pero no prometo que mis sentimientos desaparezcan por completo."

"Es raro," le dijo. "No entiendo cómo puedes estar enlazado a mi, simplemente no tiene sentido."

"Todavía no respondes mi pregunta. ¿Sientes algo hacia mi?" Los ojos azules lo miraron cuando se detuvo en medio del bosque. "Ya sabes cómo se siente la atracción, lo vi todo desde dentro de Ian, no puedes mentirme."

"Yo..."

Carajo.

No estaba seguro sobre la atracción. Sí, se sentía muy atraído hacia él y no podría alejarlo, porque era Ian a quien estaba mirando. Era el cuerpo de su compañero, claro que lo quería cerca. Pero de alguna manera se sentía como si lo otro significara serle infiel a Ian. Él no lo haría. Hipotéticamente se imaginó a Byakko tirando de él para besarlo. ¿Cuál sería su respuesta? Se sentiría bien, familiar y cómodo, los mismos labios y el mismo cuerpo que Ian. Pero no era él. Pero se sentiría igual de bien, y su oso no se estaba negando. Oso estúpido, ¿qué estaba pensando?

Sus ojos se abrieron de golpe cuando se dio cuenta de que su oso no estaba alejando a Byakko, le estaba dando la bienvenida de la manera en que lo hizo con Ian.

Byakko gruño, presionando un dedo en medio del pecho de Theo.

"Lo sabes."

"¿Puedes leerme la mente?"

Él sacudió la cabeza y reanudó su caminata. "Piensas demasiado alto." Caminaron por un rato en silencio y mientras más cerca estuvieron del pueblo, más tenso que ponía Theo. Rodearon todo el borde del bosque hasta que estuvieron en su casa, entrando por la puerta trasera. Byakko se detuvo en medio de la cocina y lo miró. "No reprimas lo que sientes. ¿Qué quieres hacer ahora? Solo hazlo."

Theo apretó los labios antes de dejar la bolsa en el suelo con un plaff. Quería un abrazo y a Ian.

Byakko abrió los brazos. "Solo puedo hacer una cosa en este momento, así que ven aquí."

Theo se estrelló contra él, inhalando e inhalando hasta que soltó un sonido roto y vergonzoso mientras que los fuertes brazos lo rodeaban y le daban confort que tanto necesitaba. Ah, esto no era bueno. Tenía el mismo aroma de Ian también. Sí, se sentía atraído por él. Pero no debía. Estaba mal. Después de tomar otra profunda respiración del adictivo aroma, se separó por completo, caminando directamente hacia la habitación para tomar una ducha con agua fría.

Oso estúpido, este no es tu compañero. ¿Por qué reaccionas así?

Se pellizcó la piel en la garganta con fuerza, siseando por el pequeño dolor que no hizo nada por ayudarle a su semi-erección, y luego de esperar a que su cuerpo se calmara se envolvió en la toalla para salir. No había nadie en la habitación, así que solo se vistió antes de volver a la sala. Con suerte su cuerpo comenzaría a comportarse, dejando de asociar a las dos personalidades en un mismo cuerpo. Así que cuando llegó con él y lo vio usando unos pantalones de deporte que eran suyos, se sintió un poco menos agitado, no solo por excitación, sino que su lado alfa estaba un poco a la defensiva aunque sabía que no le haría daño al cuerpo de Ian. Todavía se sentía más erizado de lo que alguna vez se sintió desde que conoció a Ian, al menos cuando regresó al pueblo. Su oso por otro lado estaba tomando una siesta, como si no estuvieran en una situación extraña aquí.

"¿Tienes hambre?"

Byakko solo sacudió los hombros antes de bostezar. "Estoy cansado." Frunció el ceño antes de pasarse una mano sobre la frente. "Tal vez está despertando. Lo mejor será que me vaya a dormir, así podrás hablar con él cuando despierte." Se movió hasta estar acostado a lo largo de su sofá, dándole la espalda. Theo tuvo que rodar los ojos porque el tipo era demasiado dramático. "Espero que puedas arreglar las cosas con Ian."

"Hombre..."

"No volveré a molestarte."

Theo gruñó, caminando hacia donde Byakko estaba y lo giró, haciendo que lo mirara. Los ojos azules estaban cansados de verdad, casi adormilados. "Ve a la cama. Quiero que despierte allí." Esperó hasta que él se levantó y lo empujó hasta la habitación, entregándole un juego de sábanas limpias. "No tengo nada en contra de ti," dijo cuando lo vio caminar cabizbajo hasta la cama, con el bulto de las sábanas en los brazos. Los ojos azules lo estudiaron por un largo rato. Theo se permitió darle una sonrisa que esperara mostrara su sinceridad. "Pero esto es demasiado extraño para mi. Ni siquiera estoy seguro de estar despierto, tal vez solo estoy soñando."

"Esto es real."

"Sí." Tragó y asintió mientras se pasaba una mano sobre el rostro. "¿Quieres tomar una ducha antes de dormir? Tal vez te haga sentir bien y te ayude a relajarte. Ve." Tomó las sábanas y lo empujó hacia el baño. "Dejaré un juego de ropa encima de la cama para cuando termines. Tómate el tiempo que necesites."

Byakko asintió en silencio, cerrando la puerta detrás de él. Theo soltó un largo y pesado suspiro antes de buscar la ropa y arreglar la cama para ir a la sala. Tanto como se sentía y se veía como Ian, no era él, así que Theo no iba a dormir a su lado. Tomó una almohada consigo y se tiró en el sofá después de apagar las luces de la sala. La luz de su habitación se mantuvo encendida por un largo rato, por tanto que sentía que Byakko saldría en cualquier momento e iría con él para hacer... algo.

Sacudió sus pensamientos, ignorando el calor en su rostro y cerró los ojos justo después de que la luz finalmente se apagara. 

Tenía que concentrarse. Habían muchas cosas que necesitaban arreglarse en su manada y necesitaba mantener su enfoque en eso. Los osos contaban con él para que así sucediera. 

***

Ian despertó cuando el sol estaba golpeándole la cara. Miró alrededor, pero no pudo ver ni oler un pequeño rastro de Theo. Se sentó y se sostuvo la cabeza cuando un pequeño dolor se extendió por dentro, sacudiéndolo un poco. "Carajo," se quejó. ¿Cómo había regresado aquí? Lo último que recordaba... sus sentidos se abrieron, su piel se erizó ansiosamente cuando se dio cuenta de que había perdido al consciencia por horas. Mierda, tal vez todo un jodido día. ¿Qué demonios?

Salió de la cama, buscando a Theo por todas las habitaciones, pero era claro que no estaba ahí. Caminó dentro de la habitación para cambiarse de ropa y justo cuando iba saliendo atrapó su reflejo en el espejo a un lado de la puerta. Gruñó profundamente, y se señaló a sí mismo. "Sea lo que sea que hayas hecho, te arrepentirás. No tenías derecho. Theo... Theo no tiene nada que ver en esto. Déjalo en paz." Estaba silencioso, como mortalmente silencioso dentro de su cabeza. Ian bufó con ira. "Será mejor que te mantengas así. Me desharé de ti en el primer momento que pueda."

Abandonó la casa y caminó hacia la Casa Comunal, ignorando las miradas extrañas que algunos residentes le estaban dando. Su corazón estaba latiendo tan fuerte que podía sentirlo golpeando sus oídos con cada paso que daba. No podía estar cerca de él lo suficientemente rápido para su gusto. Necesitaba ver que Theo estaba bien, que esa cosa no le había hecho nada mientras estuvo inconsciente. 

Los guardias lo miraron fijamente mientras acercaba, luego abrieron los ojos y se apresuraron a abrir las puertas. Ian apenas murmuró un gracias cuando estuvo ya dentro. Vio a Nathan parado a un lado de la puerta de la oficina hablando con Peter, y eso solo hizo que su cuerpo se pusiera más tenso y su humor más pesado. Nathan lo miró y lo detuvo cuando Ian fue por la puerta.

"Espera, él está ocupado ahora mismo," dijo con calma. "Deja que arregle eso antes. Es importante."

"¿Él está bien?"

Nathan asintió, solo relajándose cuando Ian dio un paso atrás, con el corazón volviendo a su ritmo normal. "Solo está atendiendo algo que sucedió en la madrugada. No se suponía que esto pasaría, pero..."

"¿Qué pasó? Fueron los seguidores de su tío otra vez, ¿no?"

El oso asintió con una cansada expresión. "Pero esta vez atacaron a alguien." Su mirada se dirigió a un lado. Ian sabía que estaba hablando de Peter, así que lo miró y ahora notaba un pequeño moretón en el pómulo izquierdo y un corte en el labio que parecía estar comenzando a cicatrizar gracias al gen shifter. Los ojos de Peter estaban bajos, sin mirarlo, e Ian tuvo que forzarse a relajarse un poco porque no quería alterar a tan delgado y frágil ser. El chico parecía que se rompería si la brisa lo golpeaba. ¿Qué demonios le vio Theo a eso? Ian no podía ver qué tenía de atractivo. "No fue Bryck, pero al parecer algunos de sus amigos estuvieron involucrados. Esos bastardos solo quieren causar problemas y molestar a Theo. Ellos estaban al tanto de que Peter y Theo..."

Ian gruñó, cortándole la oración al oso. "Lo entiendo. Así que pensaron en atacar a alguien cercano a él."

"Sí, eso parece." Nathan se rió, bajo y sin gracia. "Quiero ver que intenten acercarse a mi."

Sí. Ian tampoco querría saber cómo se sentiría una pelea con un oso como él. 

Él está bien. Se permitió exhalar con alivio y tomó asiento en el banco a un lado de la puerta para esperar a que su compañero terminara con lo que sea que estuviera haciendo. Y tomó un rato. Peter, por alguna razón, se quedó también, tomando asiento del otro lado de la banca, tan lejos como podía de Ian. Era lo mejor, no tenía ganas de lidiar con el ex de su compañero. Nathan les consiguió algo de café y pan, y comieron en un incómodo silencio hasta que la puerta se abrió.

Theo se asomó y miró hacia él, ojos abiertos, grandes y observadores cuando lo vieron. Ian se levantó y dejó que Theo se estrellara contra él, envolviendo sus hombros con fuerza. Ian sonrió contra su cabello, pasando las manos sobre la espalda musculosa. "¿Estás bien?" preguntó en voz baja, pero sabía que los otros dos lo podían escuchar.

"Sí. Ahora lo estoy." Se separó de él y sonrió abiertamente. Ian trató muy fuerte de ignorar las manchas de sangre en su rostro y camiseta, porque la sonrisa era tan hermosa que lo cegó por un momento y no podía pensar en nada más. Pero no podía dejar de mirarlo, buscando heridas, y lo más cercano que encontró fueron los nudillos que estaban ligeramente rojos. "Estaba... creo que necesitamos hablar." Sus ojos estaban serios. "Hay algo que tienes que explicar."

Asintió. "Lo sé."

Las puertas se abrieron por completo y dos guardias salieron cargando el cuerpo medio inconsciente y sangrante de un sujeto que parecía estar en sus treinta. Apenas tenía un ojo abierto y los miró mientras era arrastrado, entonces sonrió con sangre brotando de su boca. Y luego escupió hacia ellos. "Morirás. Y toda tu familia también," dijo antes de reír.

Theo se acercó a él y conectó un golpe directo en el rostro, donde estaba el ojo bueno. Gruñó con fuerza y le ordenó a los guardias que se lo llevaran a la prisión. "Vigílenlo. Y si su familia quiere verlo, que se comuniquen conmigo antes."

"Sí, señor."

"Necesitas tratar esa herida," dijo una suave voz detrás de ellos. Ian puso los ojos en blanco. "Debes ir al centro médico."

Tuvo el impulso de decir que él mismo se encargaría de tratarlo, pero no era un médico ni tenía experiencia en el campo, así que solo se quedó callado mientras Theo miraba sus manos con atención, luego se encogió de hombros. "Están bien. Sanarán en un rato. ¿Estás bien? El corte está sanando, pero deberías revisarlo y descansar. Probablemente cambiar ayude."

Ian se giró para ver al pequeño oso. Peter se levantó de la banca y les sonrió a ambos con suavidad. "Tienes razón. Gracias por todo, Theo."

"Cuando quieras."

Nathan se quejó mientras miraba al interior de la oficina. "Llamaré a alguien para que limpie."

"Lo siento," murmuró Theo. "Me dejé llevar."

"Es lo necesario." El oso sonrió mientras se daba la vuelta para ir a la puerta principal. "No te preocupes demasiado por esos idiotas, sobrino. Regresaré pronto."

Theo tomó su mano en el momento en que las puertas se cerraron y tiró de él hacia el baño que Ian había visitado antes. "Necesito tomar una ducha antes de hablar. Mi cabeza todavía está dando vueltas y la adrenalina sigue corriendo." Apretó los dientes, su mandíbula fuertemente marcada y la barba crecida en las mejillas le daba una aspecto duro al igual que la cicatriz en la ceja. Theo lo miró cuando comenzó a quitarse la ropa y sonrió pequeño hacia él. "¿Qué sucede?"

"Eres hermoso," dijo, porque era lo único que tenía en la cabeza justo ahora. Theo sonrió tímidamente mientras sus mejillas se coloreaban. Ian sonrió y comenzó a quitarse la ropa también. "Si bien vas a hacerlo, al menos déjame acompañarte."

Theo le puso el seguro a la puerta. "Solo por si acaso."

Lo envolvió en sus brazos cuando ambos entraron bajo la regadera. No era un espacio grande, y ellos no eran exactamente pequeños, pero mientras se quedaran así, estarían cómodos. Presionó la boca sobre el hombro de Theo y murmuró sobre la húmeda piel mientras que sus manos exploraban el pecho y abdomen con ánimo.

Pero Theo no tenía los mismos planes que él. Lo miró por encima del hombro con una seria expresión. "Tenemos que hablar."

Esa oración nunca era buena.

***

Holaaaa!!! Capítulo 11 aquí. No es mucho, pero es trabajo honesto. Gracias por todo, y perdón por hacerlos esperar. Sin más que decir, nos leemos pronto xx

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