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Sueños

Adrien

Aterricé dentro de mi habitación en perfectas condiciones. Al fin ya le he cogido costumbre.

—Garras fuera... —susurré.

La luz destellante y verde de mi súper traje me cegó unos instantes antes de que Plagg apareciera frente a mi. Había regresado nuevamente a mi pijama.

Plagg soltó un maullido de flojera.

—No te bastó con pasar toda la mañana con ella, también tuviste que ir durante la noche —se quejó— ¿Acaso sabes qué hora es?

—Hay toda una rodaja de queso Camembert en el mini bar —solté un bostezo mientras me dirigía a mi cama completamente feliz por el resultado de ésta noche— sirvete lo que quieras, amiguito.

—Pensándolo mejor... ¡Dulces sueños, Adrien! —Plagg voló hacia el mini bar junto al televisor.

Me eché sobre mi cama, casi a las tres de la mañana con una sola cosa en la cabeza.

Marinette y yo tendríamos una cita mañana.

(…)

—Adrien, arriba —la voz de Natalie resonó en mi cabeza— tienes que ir a la escuela.

Abrí vagamente los ojos. Me dolía la jodida cabeza por las pocas horas de sueño que tuve pero no me importaba, valió la pena necesitar de ellas.

—Tienes diez minutos —me informó— baja y toma el desayuno, en el camino practicaras en línea tus clases de chino. Gastón te llevará y te recogerá en la escuela a las tres. Tienes sesión de fotos con Pierre luego de tus clases de esgrima y después de la sesión, Gastón te traerá y practicaras tus lecciones de piano antes de dormir. ¿Alguna duda?

Negué.

—Buenos días para ti también, Nathalie —bostecé. Nathalie abandonó mi habitación y Plagg salió de mis sábanas inmediatamente— hola amiguito.

—Tienes unas ojeras de mierda —lo miré mal— ¿Qué? ¡No me mires así! Al menos te digo la verdad.

Me levanté de la cama y me estiré. Tenía los huesos un poco entumecidos por los saltos y las piruetas de anoche. Me di una ducha y luego de meter los libros que iba a necesitar y recordar que debía terminar el trabajo del proyecto, bajé a desayunar.

—Vaya, vaya. Miren a quién tenemos aquí —Gio y su tan característico acento hicieron notar su presencia dejándome el desayuno en la mesa. Comería solo, como todos los días— ¿Y esas ojeras?

—Créeme, si te contara luego tendría que matarte —bromeé.

—Ah, que aburrido eres —revolvió mi cabello— dime... ¿Tendremos a una invitada hoy nuevamente?

Lo miré con ironía.

—¿Quieres que invite a Chloe?

Gio abrió los ojos del susto.

—Por Dios, ¡No! —chilló— no sé quién me da más migraña, esa bambina o mis hijos —solté una carcajada— no me cambies el tema, ayer literalmente me corriste de tu habitación, bambino. Esa Marinette es tan linda como la describiste, ¿Vendrá hoy? ¿Te gustaría que prepare un postre especial? ¿Cuál es su favorito?

Sonreí ante su buena intención... entonces caí en cuenta de una cosa.

LA. MAQUETA.

—Mierda... —murmuré.

—¿Qué? ¿No quieres que les prepare algo?

—No es eso, amigo. Es que he olvidado que Marinette y yo habíamos quedado en hacer una maqueta para el proyecto en el que estábamos trabajando ayer y Nathalie me ha dado la agenda de hoy —hice una mueca— estoy ocupado y lo más probable es que me desocupe tarde.

—Eso suena mal, bambino —palmeó mi hombro— habla con ella, lo entenderá.

Solté un suspiro.

—Eso espero.

—Así se habla —sonrió— estaré en la cocina si me necesitas.

Plagg llamó mi atención por debajo de la mesa. Luego recordé que el tampoco había comido.

—Gio espera —él giró— ¿Podrías traerme algo de Camembert?

Él me miró extrañado.

—¿Camembert? ¿Desde cuando te gustan ése tipo de quesos?

Me encogi de hombros.

—Estoy probando cosas nuevas.

Él aún con su expresión, fue a traerme lo que le pedí y volvió a dejarme solo con Plagg. Desayunamos rápidamente antes de salir de casa. Sabía que debía practicar mi chino en el transcurso del camino en el auto pero preferí utilizar el tiempo para terminar de escribir el informe que Marinette y yo habíamos dejado incompleto.

Al bajarme del auto ya tenía listo el informe del proyecto, sólo debía entregárselo a Marinette pero no la vi por ningún lado en el patio. Se le estaba haciendo tarde.

Decidí entrar al salón y tal vez practicar mis clases de chino mientras se pasaba el tiempo, después de todo ¿A quién podía hablarle? Mi única amiga no había llegado.

Pero me llevé la sorpresa que en el asiento que siempre estaba vacio junto a mí, lo estaba ocupando Nino mientras movía su cabeza al ritmo de la música que le proporcionaban sus audífonos.

Las palabras de Marinette llegaron a mi mente: Si no haces el intento de hablarles tú no puedes esperar a que ellos se acerquen a ti como si fueras una reina.

Bien. Aquí vamos.

—Hola —hice un ademán con mi mano para que me notara.

Él se quitó los audífonos.

—Hola, amigo —me sonrió amablemente— ¿Necesitas algo?

—No, sólo quería saludarte. ¿Qué haces aquí tú solo?

—Me gusta pasar tiempo conmigo mismo y escuchar música. Me relajo y me preparo para el dolor de cabeza diario.

—¿Dolor de cabeza diario?

—Chloe.

Intenté no reír.

—Dímelo a mí. Ayer se fue enfadada porque no nos tocó juntos en el proyecto.

—Esa chica está enamorada de ti, se le nota a miles de kilómetros.

Okay, ahora sí me eché a reír.

—¿Chloe? ¿Enamorada de mi? —repetí— para nada.

Nino frunció el ceño divertido.

—¿Cómo no, viejo? —inquirió— pierdo la cuenta de todas las veces en las que se te ha abalanzado desde que pisaste este Instituto.

—Ni hablar. Ella siempre ha sido así conmigo, nos conocemos desde niños por nuestros padres —expliqué— se podría decir que es la primera amiga que tengo.

Hizo una mueca.

—Mierda. De ser así, necesitas nuevos amigos —rió y luego me extendió su mano— Nino Lahiffe.

Sonreí y la estreché. Eso había sido fácil.

—Adrien Agreste.

Dejé la práctica de chino a un lado y me dispuse a hablar con Nino. Era muy agradable y divertido, carismático en verdad. Los demás empezaron a llegar cuando sonó la campana, Alya se sentó tras nosotros y nos saludó a Nino y a mí. Se me había hecho extraño que Marinette no viniera con ella, siempre llegaban juntas a clase.

Chloe al llegar se dispuso a saltar sobre mi dándome los buenos días haciendo reír a Nino y haciéndome entender que era una indirecta para mí sobre que él tenía razón. Lo pisé bajo el asiento y él me lo devolvió. Bien, ya tengo un nuevo amigo.

—Buen día clase —Miss Bustier entró con una adorable sonrisa— Chloe, ve a sentarte. Chicos, juntense con sus parejas del proyecto, quiero ver sus avances.

Mierda.

Volví a mirar hacia la puerta y no habían señales de Marinette. Nino fue a sentarse con Kim dejándome completamente solo en el asiento compartido. Dejé el trabajo sobre el escritorio mientras miraba la hora en mi teléfono impacientemente.

Hasta que la vi entrar un poco agitada por la puerta. Solté un suspiro de alivio.

—Ya era hora, ¿No? —Plagg rió por lo bajo.

—¡Shh! —lo mandé a callar por lo bajo.

—Coño, mano. Mala mía, de pana —colocó sus cosas en el asiento junto a mí, luego se acercó y, literalmente, hizo algo que me dejó helado. Me besó la mejilla— Dime que no estoy llegando tan tarde.

—Tarde llegar no... —balbuceé, luego pensé en lo que dije— ¡Mierda! Quise decir: no llegas tarde. Apenas estamos empezando.

Soltó un suspiro de alivio.

—Esto es obra de papi Guaido, gracias —besó sus dedos y miró al techo— ¿Qué se supone que tenemos que hacer? Estoy full perdida, de verga y dormí.

—¿Ah sí? —reprimi una sonrisa— ¿Qué tanto hiciste anoche que ni siquiera te ha dado tiempo de dormir bien?

—Créeme, si te contara, luego tendría que matarte —bromeó.

Reí un poco pero no fue por su broma, sino por el simple hecho de que aquello era lo que le había dicho a Gio ésta mañana. Es perfecta.

—No es la gran cosa. Miss Bustier dijo que pasaría por los asientos para revisar los adelantos de los trabajos.

Marinette pareció recordar algo.

—Coño, y nosotros no hemos terminado un cebo —se quejó. Dejé el trabajo frente a ella— ya va, ¿De pana lo hiciste?

Asenti.

—Te dije que no me llevaría mucho tiempo, cuando veía escuela en casa Nathalie me hacía estudiar mucho acerca de Francia, lo he terminado camino aquí.

Ella lo miró hoja por hoja para verificarlo.

—Verga. Eres senda mente —elogeó— por lo menos esto ya está listo, falta la maqueta. ¿La hacemos en la tarde?

—Si, sobre eso... —hice una mueca.

—¿Qué? ¿Estás ocupado?

Asenti.

—Tengo una sesión de fotos esta tarde y saldré casi a las seis —aún sabiendo su respuesta, quise preguntar— ¿Puedes a esa hora?

Ella pareció pensarlo un poco.

—No, man. No puedo —hizo una mueca— tengo que... hacer algo importante.

Consideraba una cita con Chat Noir como algo importante. Aquello me pareció dulce.

—Podríamos quedar otro día —sugerí.

—O si quieres yo la hago —dijo— digo, tú terminaste el trabajo, yo puedo hacer la maqueta.

Claro que no quería que ella hiciera sola la maqueta, no iba a dejarle el trabajo a ella y de ser así, no pasaría otra tarde tan increíble como la de ayer.

—¿Qué? No —me negué— quiero ayudarte.

—De pana, no me molesta. En la casa tengo muchos corotos y la puedo hacer.

—Pero es un trabajo en equipo. No voy a dejártelo a ti.

Me miró con diversión.

—Es eso... ¿O es que quieres quedarte a solas conmigo otra vez?

Marinette

Marica, la cara de Adrien era un beta JAJAJAJAJAJAJA.

Los cachetes en seguida se le pusieron rojos. Era divertido hacerlo sonrojarse.

—Que marico eres, te estoy jodiendo nada más —le aclaré.

Sonrió nerviosamente.

—Que bueno que lo mencionas, aunque... —hizo una pausa— no me molestaría.

Ésta vez fui yo la que quedó tipo que Cómo es la vaina? Hasta que el muy webón se empezó a reír. Iba a tirarle una punta ahí pero Miss Bustier llegó a nuestro escritorio.

—A ver, ¿Qué tenemos aquí? —nos dio una pequeña sonrisa mientras yo le extendía el informe. Empezó a ojearlo con tranquilidad— mmm... supongo que ustedes ya han terminado con esto, los felicito —sonrió mientras se guardaba el trabajo bajo el brazo— ¿Han iniciado con la maqueta ya?

—De hecho... no, Miss Bustier —hice una mueca— Adrien y yo estuvimos toda la tarde de ayer haciendo el informe que no nos dio tiempo de hacer la maqueta.

—Bueno, aún faltan... —miró su reloj— alrededor de hora y media para que termine la clase, ¿Porqué no van al salón de artes y la empiezan? Seguramente ahí encontrarán los materiales necesarios.

Le miré la cara a Adrien a ver si él estaba de acuerdo y él simplemente se encogió de hombros. Tomé esa vaina como una afirmación así que agarré mi bolso.

—Está bien, Miss Bustier.

—Sólo no hagan mucho ruido al cruzar los pasillos, no quiero que el señor Damocles les llame la atención.

Man, yo amo a ésta teacher, nadie más pana que ella.

—Tendremos cuidado —le avisó el catire antes de dirigirme fuera del salón tomando mis hombros.

¿Adónde se supone que van esos dos? —le escuché preguntar a la entrepita de Chloe.

No es de su incumbencia, señorita Bourgeoise —le respondió Miss Bustier— concentrese en su trabajo porque tiene mucho por hacer.

Reprimi unas ganas de devolverme y gritarle A VEEERGA, IQUE CÁMARA DE VIGILANCIA. Pero Adrien pasó su brazo por mis hombros para su comodidad.

Baia baia baia. Pero miren nada más...

No le dije nada así que seguimos buscando el salón.

—Confieso que no soy nada bueno para las maquetas, Nathalie nunca me pidió hacer una cuando me daban clases en casa.

—Tranquilo, yo te enseño. Es divertido.

Cruzamos tremenda puerta inmensa de madera y Adrien la cerró tras nosotros. Me salí de su agarre al ver todo el coñazo de materiales habidos y por haber. De vaina y no me piso la boca al caminar.

—Me. En. Can. Tó —balbuceé al ver una mesa full de lápices de colores.

Dejé mi bolso a un lado y me puse a detallar las cosas.

—Veo que te encantan los materiales de arte —se posó a mi lado en la mesa.

—Soy diseñadora, estoy enamorada de todo aquello que le da color a la vida —le confesé— mami dice que yo puedo tomar algo en mis manos, unirlo con otra vaina y crear algo nuevo. Es como si fuera un...

Adrien me miró.

—¿Un don?

—Sí —sonreí— vamos, ayudame a picar este anime para la base de la maqueta mientras yo busco la pintura. Hoy serás mi asistente.

Le pasé un gran rectángulo de anime, un exacto y luego de hacerle una división con un marcador, le indiqué cómo debía cortarlo. Me dirigí a la mesa de las pinturas al frío que estaba frente al mural de arte callejero junto a un coñazo de latas de pinturas en aerosol y mascarillas. Tomé las que iba a necesitar y volví con Adrien.

—¿Está bien así? —preguntó enseñándome el anime. Esa vaina estaba arrechamente choreta.

Tomé una lija.

—Sí, ahora dale la forma cuadrada que necesita y después la pintaras con una mezcla de pinturas que te haré.

Adrien se puso a hacer lo que le mandé y yo le mezclé rápidamente las pinturas para que pintara la vaina esa. Tomé otro exacto y otro anime. Busqué en mi teléfono una foto de la torre Eiffel y empecé a cortar ese anime.

—¿Qué edad tienes? —preguntó luego de un rato.

—Cumpliré diecisiete años en unos meses —le respondí— ¿Qué hay de ti?

—Tengo diecisiete. Los cumplí el año pasado en junio —respondió— y... ¿De qué parte de Venezuela vienes?

—Bueno, vengo de una ciudad pequeña en el Estado Falcón, se llama... —luego caí en cuenta de una vaina— perate ahí, ¿Tú cómo sabes que yo soy de Venezuela si nunca te lo dije?

Me giré y lo miré. Tenía la cara blaaaaanca. ¿Ustedes creen que ése carajito me respondió? Se hizo el loco es la vaina.

—Adrien... —empecé.

—¡Está bien, está bien! —levantó las manos en señal de inocencia— me lo dijo Gio.

Fruncí el ceño.

—¿Y cómo sabe tu chef personal cuál es mi nacionalidad? —levanté una ceja.

—Bueno... —se echó a reír nerviosamente mientras rascaba su cabello— dijo que lo notó por tu forma de hablar. ¡Sí! Gio tiene familia esparcida por todo el mundo, no me sorprendería si tuviera parientes en Venezuela.

Lo miré tratando de buscar algún indicio de que mentía pero su sonrisita parecía verdadera. Decidí creerle ésta vez.

—Vengo de Coro —respondí— ¿Hablas algún otro idioma a parte del francés?

—Chino.

—¿Hablas también inglés?

Él hizo una mueca.

—Me parece algo complicado.

ÉSTE LE ECHÓ BOLAS.

No sí, entiende el chino pero el inglés es difícil. Es él en alta definición, pues.

—Que molleja —me empecé a reír.

—¿Qué?

—Que eres una vaina arrecha —corregí— ¿Ahora me entiendes?

—La verdad no.

—Ay no, tú —suspiré— mejor sigue picando el anime a ver si terminamos rápido ahí, ¿Si va?

El catire asintió y siguió haciendo su trabajo mientras tarareaba Believe de mi papi todo bello y rey, todo rey y bello, Chon. Media hora después, ya en mis manos tenía la réplica de una dimensión de la torre Eiffel. Me estaba dando burde hambre así que decidí ocupar una de mis mañas. Saqué la taza donde papi me había metido un submarino picado en varias partes para que pudiera entrar completo, también saqué mi botella de jugo y me puse a comer mientras pintaba el anime.

—¿Porqué no tomas un descanso para que puedas desayunar? —me preguntó.

—No le pares bola, chico —bufé— la mayoría del tiempo que hago algo me verás comiendo, es una mala costumbre que no he querido dejar.

—Ah... entiendo —se acercó un poco a mirar como estaba quedando mi parte— luce bien.

—Gracias, se verá mejor cuando esté terminado. ¿Quieres? —señalé la taza.

Tomó uno.

—Gracias —se sentó junto a mí— Oye, Marinette...

Lo miré.

—Jablale.

—Me preguntaba si tú quisieras...

La puerta del salón se abrió haciendo que ambos voltearamos a ver. El pelirrojo de la otra vez había entrado con un block de dibujo en sus manos y al principio no se había inmutado de nuestra presencia, claro, hasta que se puso a buscar algo con la mirada y nos terminó viendo.

Me sonrió y se acercó.

—¡Hola Marinette! —saludó— ¿Cómo te va?

—Bien... eh, discúlpame. ¿Cuál era tu nombre?

Al man de repente se le fue la emoción con el cortón de nota que le eché. Yo estoy clara que se llama Nathaniel, pero perdió un coñazo de puntos conmigo cuando me echó ése plantón la otra vez y además ni se apareció al día siguiente para darme una explicación.

—Nathaniel, el chico de la otra vez.

Frunci el ceño haciéndome la loca.

—Ya va, déjame ver si recuerdo —dejé el pincel sobre la paleta de colores, no vaya a ser que por boca abierta termine ensuciandome— ¿Te refieres a la vez en la que dijiste que querías salir conmigo pero terminaste echándome tremendo plantón?

Al escuchar aquello sus mejillas se tiñeron de rojo.

—Pe-perdón —balbuceó— mamá había pasado por mí para un viaje de imprevisto al norte de Francia, mi abuela se había enfermado y no alcancé a avisarte porque se me había pasado pedirte tu número de teléfono —hizo una mueca— no sé si notaste que el dia después a ése falté a clases.

¿Qué coño me voy a estar acordando yo de esa vaina si me la paso pensando es en el culo encuerado del gatubelo más bello de París?

—Ah, si es verdad —me hice la que se acordaba— bueno, mala mía entonces.

Él sonrió un poco apenado.

—Ésta mañana tenía pensado acercarme y preguntarte si querías salir conmigo ésta tarde en compensación, después de todo te debo aquel helado —se apartó el cabello que le estaba cayendo sobre la frente— claro, si aún me aceptas.

Yo le miré la cara a Adrien quién inmediatamente cambió su expresión a una despreocupada sin darme chance a ver su expresión anterior.

—¿No tenías un compromiso súper importante al cual no podías faltar hoy? —me recordó.

Coño, la salida con el michi.

Miré a Nathaniel.

—Man, de pana que sería calidad salir a comernos un heladito... —Adrien me interrumpió.

—Pero lamentablemente no podrá acompañarte ésta vez —hizo una mueca de tristeza— tiene un compromiso importante ésta tarde.

Nathaniel frunció el ceño pero luego una idea le vino a la cabeza.

—Okay, entiendo —entonces propuso— Y ¿Qué te parece saliendo de clases? El parque está cerca y recuerdo haber visto un camión de helados cuando venía a clases ésta mañana.

Asenti.

—Si va, entonces quedamos saliendo de clases —accedí.

—Pero... —Adrien balbuceó.

Nathaniel sonrió.

—Perfecto. Bien, debo ir para allá a buscar un nuevo block y regresar antes de que Miss Bustier se preocupe, sólo me dio cinco minutos —se despidió.

Regresé nuevamente a pintar la torre Eiffel de anime pero noté una mueca de fastidio en la cara de Adrien.

—¿Esa es la cara o el culo? —le pregunté.

Me miró.

—¿Te gusta? —preguntó refiriéndose a Nathaniel.

—Claro que no, sólo es un amigo.

De una caja de materiales sacó pequeños palitos de altura para ponerlos en la base y sostener la torre.

—Porque parece que tú le gustas a él.

Lo miré como si es que le pícara el culo.

—¿Gustarle? —ironice— ¿Qué podría gustarle de mí?

—La verdadera pregunta es: ¿Qué no podría gustarle de ti? —me señaló— eres una chica genial, ¿Porqué no?

Aquello de pana que me había puesto roja. No estaba acostumbrada a que me dijeran piropos y aunque seguramente no lo haya dicho con otras intenciones, la verdad era que se había pasado de bello.

—Tú sólo termina de ayudarme. Ya acabaremos con la maqueta —le respondí intentando esconder mi sonrisa.

(…)

Adrien y yo nos la habíamos pasado beteando en el salón de artes tanto tiempo después de haber terminado la maqueta que se nos había pasado salir a receso, de vaina y nos acordamos que debíamos ir a biología. Miss Bustier aprovechó de una vez a corregirnos la maqueta porque ya la teníamos ahí, marica nos puso un diez, yo de vaina no empiezo a formar peo porque se suponía que esa vaina había quedado tan chikiluki que no merecía un veinte, sino un veinticinco pues, pero el catire me recordó que aquí diez era una nota alta así que chill.

Adrien

Saliendo de clases me despedí de Nino y traté de alcanzar a Marinette para despedirme de ella. Alya, una chica de cabellos rosas y gorra y la chica que Ladybug y yo salvamos el otro día de Stone Heart se acercaron a ella. Hablaron unos segundos, me debati entre acercarme para despedirme o sólo pasar junto a ella casualmente y despedirme con un ademán.

Plagg salió de mi bolso.

—¿Podrías al menos bajar las escaleras? —preguntó— mirándola desde ésta distancia no lograrás nada a parte de lucir como un acosador.

Rodé los ojos y empecé a bajar las escaleras.

—¿Tú qué opinas? —le pregunté— ¿Voy directo a hablarle o paso junto a ella casualmente y me despido?

Plagg entornó los ojos.

—Ve directamente hacia ella y despidete —Casi gritó— ¿Qué demonios pasa contigo?

—Soy algo tímido, lo sabes.

—No, no eres tímido. Eres estúpido, eso es lo que eres —me regañó— invitaron a tu chica a salir frente a tus narices y no hiciste nada para impedirlo.

—Por supuesto que si lo hice.

—Si, apresuraste la cita al recordarle que ésta tarde saldría con Chat. Ahora ella irá con aquel chico cabeza de tomate a tomar un helado mientras tú te hundes en tu miserable vida.

Levanté ambas cejas.

—Al menos conseguí que Chat Noir saliera con ella.

—Sí, pero Chat Noir es tu alter ego.

—¡Es casi lo mismo!

—No lo es. Estás ocultando tu verdadero ser en un disfraz mágico. Si esa niña gritona y violenta va a querer a Chat, también tiene que aprender a quererte a ti. A tu verdadero ser, no vas a vivir de un antifaz toda tu vida.

—Está bien, para de regañarme —me quejé y luego murmure entre dientes— Marinette no es la única gritona y violenta aquí.

Plagg me fulminó con la mirada.

—Mejor cierra la boca y has lo que tengas que hacer, ya quiero irme, Adrien. Muero de hambre.

—¿Sí sabes que no eres el mejor para dar consejos, verdad?

Terminé de bajar las escaleras, Plagg se escondió nuevamente en mi bolso. Noté que Alya y las demás chicas se habían despedido de Marinette, ella quedó aguardando cerca del otro barandal de granito de las escaleras completamente sola. Tomé un largo suspiro antes de empezar a acercarme por mi cuenta.

Pero me había decidido muy tarde. El pelirrojo bajó las escaleras y tocó su hombro para llamar su atención.

—¿Nos vamos? —le preguntó.

Ella asintió y lo siguió. Para mi pésima suerte venían hacia ésta dirección. Mierda. Traté de disimular un poco dándome la vuelta lentamente.

—Eso es, oculta la poca dignidad que te queda —escuché a Plagg burlarse dentro del bolso.

Solté un gruñido y lo sacudi un par de veces hasta oír sus maullidos en forma de quejidos.

—¿Adrien? —mierda— ¿Qué se supone que haces?

Resignado me giré y fingi mi mejor sonrisa.

—¡Marinette! —acomodé el tirante de mi bolso sobre mi hombro— ¿Ya te vas?

—Si, sólo estaba esperando a Nathaniel —lo señaló. El pelirrojo me hizo un asentimiento en forma de saludo, se lo devolví por educación— ¿Qué haces aún aquí? Salimos hace casi diez minutos.

No podía decirle que la estaba esperando para despedirme de ella porque, ¿Qué razón tendría para hacerlo? La única excusa que tenía era el proyecto y ya habíamos salido de eso hoy. Una parte de mí le daba envidia el saber que ese chico sí había tenido el valor de invitarla a salir y yo apenas podía hablarle y si tenía algo de suerte no me veía como un idiota del todo.

—Yo sólo... —esperaba a que la primera mentira viniera a mi mente pero para mi suerte, Gastón había llegado por mí tocando la bocina del auto— yo sólo estaba esperando a que Gastón pasara por mi. Ya debo irme.

Ella asintió.

—Está bien, man. Nosotros igual —sonrió ligeramente— nos vemos mañana.

Asenti y me despedí con la mano antes de aproximarme a la puerta del auto.

—Al menos pídele el número —murmuró Plagg. Lo escuché maullar— luego el animal soy yo, ¿Verdad?

Tomé el bolso y volví a sacudirlo obteniendo más maullidos de su parte.

Marinette frunció el ceño.

—¿Qué hacei, muchacho marico?

Dejé de sacudir el bolso.

—Eh... ¡Nada! Había un libro que no quería entrar bien... —me excusé y justo cuando estaba seguro de que iba a seguir insistiendo, le cambié el tema completamente— oye, Marinette... ¿Podrías...? ¿Podrías darme tu número, por favor?

—¿Mi número? —asenti— lo que pasa es que...

Al ver que estaba a punto de negarse, la interrumpí.

—Claro, entenderé si no quieres hacerlo...

—No es eso, boca abierta —rió— dame tu teléfono —pidió. Rebusqué entre mi bolsillo y se lo pasé. Empezó a teclear algo— ése es mi número temporal, aún debo comprarme una tarjeta SIM así que no puedo comunicarme a menos de que sea por WhatsApp, de todas maneras escríbeme y yo te respondo más tarde, ¿Si fifa?

Reprimi una sonrisa cuando me regresó el teléfono. Ya tenía su número y por dentro estaba gritando como una puberta emocionada.

—Si fifa —le respondí aunque realmente no sabía qué significaba aquello, debía aprender un poco más de sus expresiones nativas.

La vi irse junto al pelirrojo segundos después. Una parte de mí se sintió extraña, no sabía cómo expresarlo realmente, pero se sentía un poco agridulce. Ella se había ido con otro chico, pero yo tenía su número y a pesar de que no tenía el valor suficiente para pedirle una cita, sabía que ella podría llegar a sentir algo por mí siendo Chat Noir. Y de eso me encargaría.

(…)

Marinette

Coño vale, éste carajo si habla paja. Eso me pasa por lambucia, había venido nada más por el helado.

Llevábamos como una hora sentados en la parte de la fuente y el gafo la había pensado porque cuando vio que terminé mi helado, me compró otro para que no me fuera tan rápido. Ya yo iba por mi tercer helado mientras lo escuchaba hablar y hablar acerca de sus técnicas de dibujo pero la verdad era que ya estaba ladillada, coño entiendanme, era mediodía, hacía hambre y sueño, necesitaba dormir porque seguramente el Michi querrá quedarse hasta tarde brollando.

Tikki asomó la cabeza fuera de mi bolso.

—¿Es mi impresión o no ha parado de hablar desde que llegamos? —preguntó.

—Vergación, al menos no fui la única que se dio cuenta —rodé los ojos.

—Es un poco maleducado. Desde que llegaron no ha parado de hablar sobre él, ni siquiera te ha dado tiempo de hablar a ti —siguió diciendo.

Suspiré.

—Lo sé. Tienes razón —admiti— pero tranquila, ahorita nos vamos.

—Hubiese preferido que Adrien te invitara a tomar un helado con él. Me agrada más que éste.

Frunci el ceño.

—Sape, ¿Con Adrien? —ella asintió— ¿A ti te pica el culo, es la vaina?

—¿Y qué tiene de malo? —replicó— es un chico muy dulce y te ha tratado bien desde que se disculpó por el incidente del chicle. Además... no es nada feo.

—Coño, mami. ¿Porqué mejor no le picas una torta? —rodé los ojos— Adrien sólo es un amigo. Incluso el gafo este también lo voy a dejar en la zona de los amigos, le falta malicia para un culish.

Tikki me miró con ironía.

—¿Y Chat Noir si la tiene?

Maldita, me atrapó. Gruñi.

—¿Te quieres ir de aquí sí o no? —le pregunté sacando el teléfono y cambiandole el tema. La bichita empezó a reír— tú como que a veces te empeñas en ponerte en contra de uno, vale.

Le envié un mensaje a papi aprovechando el wifi gratis del parque cuando éste ya iba a buscarme un cuarto helado.

Pure❤🍞
En línea

Papi, necesito un favor
1:03pm

Llámame en dos minutos formandome un peo ahí de que no he llegado a la casa🙏🙏
1:03pm

Vergación
1:04pm

Y ¿En qué problema te has metido ahora, Marinette Dupain González?😒😒
1:04pm

No si
1:04pm

Lo dices como si es que yo vivo metiendome en peos😨
1:04pm

Es que acepté comerme un heladito con un man del liceo
1:04pm

😭😭 y en toda la hora que llevamos aquí no ha dejado de hablar tanta paja
1:05pm

JAJAJAJAJAJAJA
1:05pm

Siga de lambucia, siga😂😂
1:05pm

¡Papi! No seas así, vale
1:05pm

¿Vas a dejar morir a la hija de tus entrañas? ¿A la hija que más te ha apoyado en todo el mundo? ¿A tu hija favorita?
1:05pm

Princesa, eres mi única hija 1:05pm

 
¡Y con más razón todavía!
1:05pm

Ayúdame😭😭
1:06pm

Está bien, dame un momento
1:06pm

Eres igual de dramática y exasperante que tu madre
1:06pm

Dramática, exasperante y todo pero no te tembló el pulso para darle una bendición
1:06pm

No hagas que me arrepienta de ayudarte, carajita.
1:08pm

✔✔
Visto

Solté un suspiro de alivio. Papi nunca me dejaba morir, no como mami, esa se burlaba de mi desgracia, después se quejaba de que papi era mi favorito.

—Aún no entiendo para qué accediste a salir con él si luego lo ibas a botar.

—Coño, vale. ¿No viste lo cuchi que es? De paso tiene un arrecho parecido a Tom Holland que no juega.

Tikki frunció el ceño.

—¿Quién es Tom Holland?

La miré seriamente y con un suspiro traté de apaciguar el grito que quería darle preguntándole si le picaba el culo.

—Supongamos que tú jamás preguntaste eso... —hablé calmadamente— el man se veía chévere, además no tiene nada de malo en hacer amigos —putear tampoco tiene nada de malo jeje— pero a la verga, habla más que un radio fiao.

—En eso estoy de acuerd... —la interrumpi al notar que el pelirrojo ya venía de regreso.

—¡Marica, escondete! —de vaina no la metí yo misma al interior del bolso.

—Aquí tienes, Marinette —Nathaniel llegó con otro helado de vasito y con una sonrisa cuchi.

—Gracias, panish —le sonreí— ¿En qué estabamos?

—Hablábamos de mis dibujos, de hecho, me gustaría mostrarte unos recientes —sacó un block dentro de su bolso y me lo extendió.

Empecé a ojearlo, dibujaba muchas vainas de superhéroes o betas parecidos. Llegué hasta los últimos dibujos y de vaina mi boca no fue a dar al piso al ver un retrato de Ladybug, un retrato prácticamente de mí.

Omaiga

—Te quedó igualita... —de vaina salió de mi boca.

Nathaniel sonrió y negó.

—Ni hablar. La Ladybug real es más hermosa en persona.

Awww, se pasó de bello.

—Ah, ¿Pero la has visto en persona? —le animé a seguir hablando de mí para ver qué opinaba.

—Aún no he tenido oportunidad de dirigirle la palabra pero es la segunda persona más hermosa que he visto, aunque sea a distancia.

La segunda.

La segunda.

La SeGuNdA.

Rolitronco e' mmaguevo, yo soy la vaina más bella que puedas haber visto en toda tu cocina existencia, sucio.

Nathaniel frunció el ceño.

—Disculpa, no he entendido absolutamente nada de lo que has dicho.

—En mi país eso significa: si, es bonita, concuerdo contigo —le sonreí abiertamente y antes de que siguiera echándole cabeza a mis palabras, le pregunté— y ya que Ladybug es la segunda persona más hermosa que hayas visto, ¿Quién es la primera?

Nathaniel me miró un rato y sonrió.

Abrió la boca para responder pero el tono de Best Of Both World de la Hannah Montana lo interrumpió.

—Dame chance —le dije para contestar el teléfono. Era el alcahueta de papi— ¿Aló, pure?

Ve, carajita e' la vaina, ¿Se puede saber porqué son la una de la tarde y usted no ha llegado a la casa?

Éste como que está jugando a actuar como mi mamá.

—Papi, lo que pasa es que un amigo de la escuela me invito al parque a...

¿Y a quién le pediste permiso para salir? Porque a mi no me avisaste —replicó— Tú no te mandas sola, Marinette Dupain.

—Pero, papi...

Ahora mismo se me viene derechito para la casa —ordenó antes de colgar.

Miré mi teléfono y luego a Nathaniel quien le había cambiado la cara a una expresión de preocupación.

—¿Todo en orden? —preguntó.

—Eh... si, sí —sonreí apenada— era mi papá, quiere que ya regrese a la casa.

—Oh... bueno —se levantó al ver que yo había hecho lo mismo— ¿Al menos podría llevarte a tu casa?

—¡No! —al notar que prácticamente le grité, aclaré mi garganta— es decir: no, gracias. No quiero que te tomes tantas molestias.

—No es ninguna molestia para mí, en serio...

—Insisto, chamo —jugué nerviosamente con el cabello de mi fleco— además, yo vivo en los apartamentos de allá en la esquina, desde aquí me ves caminando. Es que papi es muy celoso y no vaya a creer que tú y yo...

Rió ligeramente.

—Descuida, entiendo —accedió— espero volvamos a salir algún día.

Asenti.

—Si va —el coñoetumadre va a volver a salir contigo— bueno, ahí los vidrios.

Me despedí rápidamente con la mano y salí pirada de ahí. Señor, ¿Porqué soy tan marginal, ah? Es como si fuera una maldición.

(…)

—¿Cuál se ve mejor? —le pregunté a Tikki mostrándole dos vestidos diferentes.

—El rojo de lunares es icónico, pero el negro se te ve mejor —opinó echada sobre el rollo de teipe que tenía sobre el escritorio, estaba muy ladillada.

—Perfecto, ya me he decidido —lancé los vestidos al piso y agarré uno azul cielo que había dejado sobre la cama— me voy a poner éste.

Tikki me miró casi con un tic en el ojo.

—Son las cinco de la tarde, llevo horas aquí esperando a que decidas entre dos malditos vestidos ¡¿Y al final no usarás ninguno de ellos?! —chilló exasperada— ¿Te pica el culo?

En lugar de ofenderme lo que hice fue cagarme de la risa al escucharla. Lo dijo clarito.

—Vamos, Tikki. No te piques —le pedí— tas clara que no hice esto más temprano porque llegaron Mylene y su pure para que les hiciera un bolsillo a su bombín y se me fue el tiempo.

Tikki rodó los ojos.

—Bien. Pero me la debes.

—Prometo que al regresar te daré una taza full de gallet... —fui interrumpida al sentir cómo el edificio temblaba.

Mierda. Daddy Yankee volviendo a hacer acto de presencia.

Le miré la cara a Tikki. Ambas como que entendimos la vaina y supimos que el mmaguevo aquel había soltado a otra mariposa aprovechándose de la arrechera del primer pendejo que consiguió. Coñoelapepa.

Solté un quejido.

—¡Coñoelamadre, nOJODA! —grité lanzando el vestido a la cama bien ostina'— se suponía que iba a salir, yo no quiero ir a echarme coñazo con nadie ahorita.

—El deber te llama —me recordó la Tikki e' mierda esa riéndose de mi desgracia.

Solté un gruñido de la arrechera y volví a agarrar el vestido en mis manos. Me quité la bata.

—Cuando descubra quién es el pajuo de Hawk Moth los árabes se van a quedar pendejos junto a la explosión de coñazos que le voy a dar por corta nota —me empecé a poner el vestido con arrechera.

—¿Qué se supone que haces? —me preguntó al ver que aún así me estaba arreglando pero más apurada.

—Hija, ¿Y usted qué creía? —me empecé a poner las zapatillas— antes de toda la vaina esta de Miraculous, lo más genial, a resolver lo que anda maal, me voy a terminar de poner bella. Porque qué ladilla regresarme pa la casa a hacer eso, además, el Michi también va a estar ocupado.

Tikki golpeó su frente y negó reiteradas veces pidiéndole paciencia al cielo.

—¿Quieres apurarte?

Me terminé de acomodar las pantaletas cuando me levanté de la cama porque la tenía encajada hasta el alma. Me ajusté las colas con dos jalones.

—¡Tikki, motas!

(…)

Corrí lo más rápido que pude por los tejados y con el orgullo de no irme de jeta ni una sola vez, figurate tú ahí pues. Llegué junto al gato papasito en toda la avenida. Estaba peleando con un loco ahí mudo.

—Hola, gatito —lo saludé cuando notó mi presencia.

Estaba ocupado esquivando vainas que el man aquel le estaba lanzando pero ajá, no entendí, yo no veo nad...

El loco aquel lanzó una de sus vainas invisibles hacia mi y logró derribarme. ÑELDA, BRUJERÍA.

Chat vino a ayudarme.

—Ladybug, ¿Estás bien? —me preguntó.

—Perfecta, miau miau —le hice un guiño y luego saqué mi yoyo para mirar al malandro aquel— ¡Ve, pajuo! ¿Qué te has creído tú? ¿A ti nunca te dieron una rumba e' coñazos de carajito? Porque la que te voy a dar yo va a estar bestial —lo amenacé. Él en cambio hizo unos gestos con la mano tipo haciendo simulación de un arco y una flecha y luego me apuntó— a buena vaina. ¿Eres mudo o qlq? ¡Háblame, mudo!

Cuando el tipo soltó la simulación de la flecha, Chat Noir en seguida me atrajo hacia él.

—¿Estás loca? ¡Pudo haberte herido! —me regañó poniéndome detrás de él para protegerme— Las simulaciones de Mimo se vuelven reales al él ejecutarlas.

Pelé los ojos y de vaina no se me bajó la tensión.

—¿Me estás queriendo decir que de vaina no me lanza una flecha a la cabeza?

—Sí, más o menos a eso me refiero.

Ave María purisima.

Chat persiguió al mimo pero éste hizo la simulación de cerrar una reja haciendo que Chat se golpeara con ella. El mimo aprovechó su distracción e hizo la simulación de prender una moto antes de escapar de ahí. Admito que me dio full risa al acordarme de la canción esa Subete a mi moto. Yo no sirvo.

—¡Está escapando! —exclamó y tomó vuelo para poder atravesar las rejas pero para sorpresa de ambos, ya cuando el mimo iba más o menos lejos, la reja invisible simplemente desapareció y el gatito miamor fue a dar de jeta en el suelo.

—Boca abierta —me burlé.

—¿Te quedarás ahí riéndote de mí o me ayudarás a atrapar al Akuma? —ironizó.

—Bien, me callo —traté de dejar de reír y lancé mi yoyo hacia un tejado y antes de dejar que el cordón me levantara, atraje a Chat hacia mí haciendo qur el cordón nos levantara a ambos.

Spider-Man y la Mary Jane en pinta, remix.

(…)

—¡Ladybug es senda lacra, yayayayajuuuu! —lancé la caja de zapatos al cielo haciendo que las mariquitas volvieran todo a la normalidad. Coño, jamás pensé que algo como eso sería normal para mí.

Les explico el beta porque seguramente deben andar más perdidos que maracucho en Canadá: ¿Recuerdan que yo le había dicho a la ladilla de la Tikki que no había escogido mi ropa para la salida con el Michi porque se habían llegado la Mylene y el pure para que le hiciera un bolsillito a su bombín y poder meter una foto? Resulta que el Mimo maricón ese era su papá y el Akuma era la foto que había dentro del bombín. Al señor papá de Mylene lo habían akumatizado por una arrechera que agarró al ser despedido injustamente. Eso es un beta: resulta que el man es actor, ajá, y junto a él está como que su actor de repuesto, ¿Cómo era que le decían en High School Musical...? ¡Ah! El alternante, esa misma vaina. Resulta que a su alternante como que ya le estaba dando ladilla tener su puesto así que se la dio de sapo y le dijo al papá de Mylene que el elenco se encontraría en tal parte para irse en autobús al sitio donde harían el show, lo cual era coba. La directora se arrechó porque él siempre llegaba tarde a las vainas y el otro sapo también le metió cizaña hasta que terminaron corriendo de patitas en la calle al pobre hombre. En fin, echamos coñazos, brincamos, saltamos, Miraculous, nada mejor, es fuerte el poder de el amooor, toda esa vaina pues. El Lucky Charm resultó ser una caja de zapato, mrc esta vaina no entiende que con una metralleta sería más sencillo pero no, ellos prefieren complicarse la vida con sus planes arrechisimos. El beta terminó en que usé la caja, los lentes de la directora, una foto del afiche del show del mimo, la luz delantera de la buseta que estaban usando y terminé proyectando en toda la torre Eiffel el afiche ese como una película. El mimo se picó, le seguí metiendo cizaña, de vaina no escoñeta la torre Eiffel de la arrechera que agarró pero ajá, Chat le quitó el bombín y terminamos liberando el Akuma. Fin. Ojalá me hayan entendido porque no lo volveré a explicar.

El gatito se puso frente a mí con una sonrisa súper cuchi. Extendió su puño y yo lo choqué.

—Ganamos —dijimos al mismo tiempo.

Se alejó un par de pasos y activó su bastón.

—Espera, gatito —llamé su atención— ¿Adónde se supone que vas? ¿No quieres quedarte a ver el show conmigo? —toqué juguetonamente su cascabel.

Chat sonrió y negó.

—Lo siento, Ladybug —se disculpó— me encantaría pero ya he hecho planes con una chica muy especial. Será para la próxima.

Reprimi una sonrisa.

—Descuida. Nos vemos después, gatito —me despedí con la mano.

Él sonrió una última vez antes de alejarse dando saltos con su bastón.

Di media vuelta y me fui hacia otro lado aunque, técnicamente íbamos hacia el mismo lugar.

(…)

—Fuera motas —mi ropa volvió a la normalidad tal cual había salido de la casa. Miré a Tikki con autosuficiencia para que pillara que yo tuve razón— rescata, sapa.

Rodó los ojos.

—Cállate y espero que te diviertas, sino yo misma usaré tu teléfono para escribirle a tu padre.

Me eché a reír. Ella entró al interior de mi bolsito colgante. Terminé de caminar el par de cuadras que me faltaban para llegar a las escaleras del río Sena. Pude verlo sentado en la parte inferior en un banco jugando con su bastón reducido algo distraído. Me di una última mirada a ver si no se me veía el sostén por fuera (porque una vez me llegó a pasar, la burla mrc) antes de bajar poco a poco las escaleras. Las luces de las farolas cerca del borde del río ya estaban encendidas haciendo contraste con el color lavanda del cielo, el sol apenas estaba terminando de ocultarse.

Chat levantó la vista de su bastón al escuchar mis pasos, se levantó inmediatamente.

Al estar frente a frente se me quedó mirando embelezado unos segundos antes de reaccionar. Me extendió su mano y una como estaba acostumbrada al saludito ése marginal de machos que hacia todo el mundo, lo saludé de esa forma. Luego caí en cuenta de que sólo pedía mi mano.

Ni medio segundo llevo aquí y ya pasé pena, coñoelamadre.

—Hola, Kitty —saludé apenada y volví a extenderle mi mano. El michi hizo una vaina que me causó full ternura: la llevó a sus labios y dejó un beso sobre el dorso.

Awen marico, vale.

—Luces increíblemente preciosa, My Lady —elogió en una pequeña sonrisa.

—Gracias, vale —le devolví la sonrisa— no pensé que fueras a venir.

Frunció el ceño.

—¿Porqué pensaste eso?

Me encogi de hombros.

—Camino aquí vi la coñamentazón entre el mimo empericao' ese y Ladybug y tú. Así que como estabas ocupado...

—Ladybug y yo ya nos encargamos de eso —hizo un ademán restandole importancia— no podía perderme por nada del mundo volverte a ver.

Rodé los ojos tratando de disimular mis cachetes rojos.

—Ay vale, gracias jalabolas —lo golpeé de forma juguetona en el hombro.

—No entendí aquello último que dijiste, sólo "Gracias" así que, no hay de que —recogió su bastón y lo encajó en la parte trasera de su cinturón. Tiró de mi mano— ven. Acompañame.

Frunci el ceño.

—¿Pa' dónde?

Chat sonrió juguetonamente.

—A divertirnos.

Admito que le seguí la vaina y empezamos a caminar por la orilla del río antes de llegar al puente. El carajito me hacía cualquier pregunta que se le ocurría mientras se balanceaba en el borde poniéndome los nervios de punta. Le dije que dejara la webonada o yo misma le iba a meter una patada para que se terminara de caer.

—Eres algo agresiva, My Lady —se burló— ¿Jamás te lo han dicho?

Reprimi una carcajada al escuchar lo de siempre.

—Si me dieran plata por cada vez que me dijeran eso tendría suficiente para regalarle una planta eléctrica a cada maracucho de Venezuela —admiti— Eres tremendo, ¿Jamás te lo han dicho?

Dejó de caminar por el borde del río y se puso a mi lado.

—No. Nadie se ha quejado de mí —sonrió con autosuficiencia— soy demasiado adorable para causar molestias.

Demasiado adorable y echón, digalo.

Seguimos caminando mientras el pajuo me hacía reír con sus comentarios bien boletas acerca de cualquier vaina que llamara mi atención, pero la verdad era que a lo único que le estaba parando bola era a él sin que se diera cuenta de que lo estaba mirando mucho. Se veía muy lindo sonriendo mientras me hablaba y me sacaba conversación, parecía un carajito emocionado con un juguete nuevo.

—¿Cuál es tú mayor sueño? —me preguntó recostandose del barandal del puente dándome su total atención.

No dudé en responderle de unas.

—Lanzar mi propia marca de ropa y exhibirla aquí en París —le dije— ¿Te imaginas tú esa vaina? Viva yo —aquello hizo que riera un poco— ¿Qué hay de ti, mishu mishu?

Levantó ambas cejas y relamió sus labios en una linda mueca de confusión.

—¿Qué hay de mí?

—Sí, ¿Cuál es tu mayor sueño? —le regresé la pregunta apoyando mi espalda del barandal full de candados.

Chat miró hacia el río bajo nosotros. Las luces bajo el puente lo iluminaban ligeramente dejando ver en lo más profundo muchísimas llaves.

—Eso depende del día —respondió— todos los días sueño algo diferente, siempre he sido un gato con altas expectativas.

Aparté el fleco de mi frente debido a que el viento me lo estaba esgreñando.

—¿Ah sí? —relamí mis labios al sentirlos algo resecos— entonces, ¿Cuál es el sueño de hoy?

El michi dio un paso hacia mi. Me sacaba casi una cabeza de altura así que tuve que elevar un poco la cabeza.

—Sacarte una de esas preciosas sonrisas —susurró. Sonreí inconscientemente al escucharlo— mira eso, se ha cumplido mi sueño.

Me empecé a reír.

—Ay vale, estoy hablando en serio, Chat.

El michi echó el cabello que me estorbaba en la frente y me lo apartó de la cara.

—¿Acaso yo estoy diciendo mentiras? —respondió— tus ojos son preciosos.

—Gracias, Kitty... —revolvi el rubio cabello que caía desordenadamente por tu frente.

Estábamos a un pie de distancia pero ninguno de los dos tenía intención de besar al otro, al menos no esta noche. Tan sólo nos conformabamos con mirar al otro desde nuestros propios ángulos y callar todo aquello que moriamos por decirnos. Su antifaz traía un beta en los ojos tipo unos lentes de visión nocturna de un verde claro pero apostaría mi cédula a que sus ojos eran de un color esmeralda brillante y precioso oculto tras aquel oscuro disfraz.

Él fue el primero en despertar del aweboniamiento que traiamos los dos encima.

—¿Tienes hambre? —preguntó— podemos ir a cenar, hay un restaurante cerca de aquí...

—¿Qué restaurante, sh? —bufé— ahí está un man vendiendo perros calientes. Vamos para allá.

El gatito frunció el ceño mientras tiraba de su mano en dirección al camión de comida que estaba estacionado en el otro extremo del puente. Éste juraba que yo era fresa pa esas vainas pero la duda se le fue cuando pedí una hamburguesa y un perro caliente para comer, él hizo lo mismo.

—Esto está delicioso —se terminó el perro caliente, ahora iba por la hamburguesa— jamás había probado algo igual.

De vaina no me ahogué con el refresco.

—¿Cómo es la vaina? —pregunté intentando no toser— man, no te creo que jamás te hayas comido una hamburguesa o un perro caliente en tu vida. Eso es como que una vaina fundamental en la vida del ser humano. No te imagino en San Francisco.

Chat se tragó lo que estaba comiendo.

—Tengo una dieta algo estricta —confesó— soy... atleta, bueno, es una de mis cualidades. No se me permite comer comida chatarra.

Me toqué el pecho y lo miré con dolor.

—Pobre alma en desgracia, ¿Qué haré por ti? —no si, la Úrsula y tal— desde ahora yo misma te mostraré de todo lo que te has perdido, mishu.

Chat sonrió.

—¿Eso significa que habrá una segunda cita?

Me encogi de hombros.

—Posiblemente —yo haciéndome la difícil, ah, pero por dentro estaba pegando más gritos que el gallo de Moana— oye, ¿Puedo preguntarte algo?

—Ya lo has hecho.

Entorné los ojos.

—Pajuo —le dije— ¿Porqué el río está lleno de llaves?

Esperé a que se terminara de comer su vaina.

—El puente ha sido utilizado de escenario para una vieja costumbre de aquellas parejas que visitan la ciudad. El gesto consiste en cerrar un candado en las rejas de las barandas del puente, dicho candado tendrá algo escrito los nombres de la pareja o algún mensaje. Luego arrojan la llave al río simbolizando un juramento de que su amor será eterno.

Dicen que París es la ciudad del amor... bien cabrones que son, nawebona'

—Suena muy lindo.

Chat suspiró y miró en dirección al puente.

—Sí... algún día me gustaría hacer algo como eso.

—¿Lanzar una llave al río Sena?

El gatito me miró.

—Enamorarme incondicionalmente.

La de abajo empezó a palpitar arrechamente, nawebona.

Chat, casemonos.

—A todos nos llega el amor, no importa a qué edad. Simplemente llega —Marinette Dupain 2019.

El michi sonrió ligeramente.

—¿Te digo algo? —asenti— no estoy tan lejos de cumplir ese sueño.

Ya va.

Marica ya va.

QUE YA VA, DIJE.

¿Eso había sido una punta?

Nojoda, ¿Qué punta ni qué punta? Tremenda plomazón había sido.

Yo simplemente me hice la loca y seguí comiéndome mi vaina y dándomela de Dj porque le cambié el tema de coñazo, él lo notó y le causó gracia pero no le paró y me siguió la corriente. Cuando terminamos de comer él pagó por todo aunque ya le había dicho mil veces que yo pagaría por lo mío.

El michi me llevó al centro de la ciudad ofreciendome tomar su mano en forma de cortesía. Aunque admito que se sentía raro porque los entrepitos que pasaban por nuestro lado se nos quedaban viendo y yo estaba empezando a incomodarme. El gato lo notó.

—No les prestes atención —se acercó a mi oído— jamás habían visto a una chica tan linda como tú caminando por la ciudad con un muy apuesto gato.

Éste si es pajuo vale.

—Ay si, tú —rodé los ojos con diversión— ¿Alguna vez te han dicho que eres un gato muy echón?

Sonrió de lado fingiendo arrogancia.

—No, ¿Alguna vez te han dicho que eres muy curiosa?

—Millones de veces —respondí de la misma forma.

—Dicen que la curiosidad mató al gato.

—Al igual que dicen que el gato murió sabiendolo —contraataqué.

El michi rió por lo bajo. Admito que me acaba de dar un arrechisimo Deja vú. Como si ya había tenido ésta misma conversación con alguien.

Nah, seguramente eran vainas mías.

La gente seguía y seguía mirando, incluso hubieron algunos que sacaron teléfonos para grabarnos o tomarnos fotos. Me estaba empezando a picar, ¿Qué derecho tenían ellos de hacerlo? Ni que fuera alguna famosa fancy tipo la Ryan Newman o el gatito fuera Froy Gutiérrez. La gente estaba tostada.

—¿Quieres que te lleve de una vez a tu casa o...? —empezó a preguntar.

—¿Qué tienes en mente, gatito?

El marvado gato e' mierda sonrió y en menos de cinco segundos ya me traía entre sus brazos mientras corría por los tejados parisinos. Yo estaba cagada porque la última vez el boca abierta este se había resbalado y yo de vaina no quedé en el piso. Me reprimi en pegarle un grito a Tikki para transformarme y tener mejor equilibrio para correr junto a él, pero Ladybug no tenía vela en este entierro.

Se me bajó la tensión cuando sentí que estábamos subiendo a una altura prominente. Me abracé a su cuello del miedo y le recé a Jebus para que éste no se volviera a resbalar. Estuvimos unos segundos así hasta que él dio un último salto de aterrizaje.

—Ya estamos aquí, My Lady —podía escuchar diversión en el tono de su voz— vamos, abre los ojos. Prometo que te gustará. Si te da vértigo dejaré que te abraces de mí, si no te da vértigo también puedes hacerlo.

Abrí los ojos poco a poco.

El carajito me había traído a la cima de la torre Eiffel, pero no a donde la gente normal sube que es el beta ése del mirador, el carajito literalmente me había traído a la punta de la torre Eiffel, de vaina y cabiamos los dos si nos juntabamos un poco.

Chat Noir había puesto a París a mis pies una noche más, deslumbrandome con sus luces y mostrándome que había mucho más por explorar más allá y que sólo una noche no bastaría para hacerlo.

—Es increíble que estando allá abajo con los demás no podamos ver todo esto que tenemos en frente —murmuré.

Chat rodeó mis hombros con uno de sus brazos y yo toqué su mano. Él entrelazó nuestros dedos.

—El mundo está lleno de bellezas, sólo debemos tener un buen ángulo para poder verlas.

Sonreí para mí misma y recosté mi cabeza en su hombro.

—Quisiera poder mirar el mundo de la forma en que lo vez.

—Créeme, ya lo has hecho...

No había entendido mucho aquello último hasta que descubrí que no estaba mirando las luces de la ciudad, me estaba mirando a mí.

(…)

La una de la mañana y el michi apenas aterrizaba en mi balcón conmigo en sus brazos. Nos habíamos quedado mirando las luces por un rato que ya habíamos perdido la noción del tiempo.

—y... ¿Qué te ha parecido? —preguntó luego de un rato de silencio— ¿Te has divertido?

—Mucho más de lo que esperaba —admiti— eres un gran guía turístico.

Chat sonrió ligeramente encogiéndose de hombros.

—Sólo te he hablado de lo que he estudiado —confesó— cuando la verdad es que eres tan primeriza como yo conociendo esta hermosa ciudad, a pesar de que he vivido toda mi vida aquí.

—En éste caso... me alegra que hayas querido hacerlo conmigo —revolvi su cabello cerca de su oreja haciendo que hiciera el sonidito ése de los gatos, ronronear. Me empecé a reír— vacieee.

Sus cachetes se pusieron rojos de la vergüenza.

—No te burles. Estos poderes literalmente te dan las habilidades de un gato —explicó avergonzado— no te sorprendas si alguna vez se me sale un maullido cerca de ti.

Intenté dejar de reír pero fue imposible.

—No le pares, a ti se te ve lindo —hice sonar el cascabel de su cuello— creo que ya debería entrar, tengo escuela mañana.

El gatito asintió y tomó mi mano para dejar un beso.

—Descansa, My Lady —se inclinó ligeramente y me dejó un beso en la mejilla antes de ir hacia el barandal y subirse.

—Igualmente, Kitty —le hice un ademán de despedida.

Me dirigí hacia la buhardilla de mi habitación y la abrí pero justo cuando iba a entrar, lo escuché decir:

—Libertad. Ese es mi mayor sueño.

Giré para mirarlo una vez más pero él ya se había ido.

🔴⚫🔴⚫🔴⚫🔴⚫🔴⚫🔴⚫🔴⚫🔴⚫

Me tardé quejode pero aquí está su capítulo y está arrechamente largo en compensación a mi tardanza.

Ajá, ahora la pregunta del millón:

¿Cuál shipp prefieren?

Marichat, Adrienette.

La decisión está en tus manos, miren que el Jorjius todo lo ve.

¡Besos! La Yocsy se despide...

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