Marinette

Mami
En linea

Acuérdate de estar pilas cuando vayas a salir tú sola, Marinette Dupain González, mira que tú eres muy boca abierta, carajita.
Enviado a las 12:30hs

Sí, Sabina
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Y cuidado con una vaina, nada de andar vagueando poray porque yo te mandé con tu papá para que produzcas, no para que vaguearas.
Enviado a las 12:31hs

Si, Sabina
Enviado a las 12:31hs

Cualquier vaina me escribes en lo que llegues
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Para saber si llegaste bien
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Ajá si, y criticar el aspecto de la nueva mujer de mi papá no tiene nada que ver, ¿Verdad?
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Coño vale, pero tú como que crees que yo te uso para entrepitearle la vida a tu papá, Marinette Olivia
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Coño, es que ni le respondí porque yo estaba clara de cómo era la vaina.

Nah, mentira, papi me estaba llamando.

—¿Aló? —respondí.

—¡Cielo! Que alegría escucharte —respondió papi— estamos fuera del aeropuerto, ¿Ya tu avión aterrizó?

—Si, vale. Estoy bajando de la guarandinga esta y voy a buscar mis maletas, dame chance, ¿Si va?

—De acuerdo. Estaremos en la entrada.

—Dale.

Colgué y luego de quitar a la chusma de mi camino y bajarme de esa mierda fui a ver dónde diablos estaba la vaina esa de retirar las maletas.

Chama, que obstinación con mami, es que ni dejar descansar en el vuelo dejaba. Aunque admito que iba a hacerme burda de falta porque no iba a estar jodiendome la existencia tan seguido si las líneas allá en Venezuela no colaboraban. Fui a retirar mi maleta y luego de asegurarme que tenía todo completo y de verificar tres veces de que no se me quedaba nada, fui hacia la salida.

Marica estoy en Paris.

Marica lloro.

Marica me encantó.

NOJODA QUE ME ENCANTÓ.

Coño, es que ya me veía yo dandola en esta mierda a todo dar, paseando y saqueando boutiques, claro, hasta que uno se acuerda de que es pobre y pelabola.

Maldito Maduro.

Empecé a buscar con la mirada al obelisco de papi porque con el horrible frio que estaba haciendo se me estaban congelando hasta los pelos de la qk.

—¿Hija? —di un pequeño salto del susto y volteé— ¡Marinette!

Papi sin esperar respuesta me envolvió en sus brazos y me levantó, nawebona, me cargó como si fuera una pluma, lo que hace el gym.

—Estás aquí, cielo. ¡Mírate! Estás preciosa, bellísima —luego de que me bajara empezó a llenarme la cara de besos— hace tanto que no te abrazaba, cariño. Cinco años exactos.

—También te extrañé, papi —reí por su ataque.

—Tom, no agobies a la niña, déjala llegar al menos —una voz me distrajo de papi. Su mujer— hola, linda.

La bicha tenía esas greñas teñidas de rojo, nawebona, representando a Chávez entonces. De paso enana y por si fuera poco, era china. Mami sí se iba a revolcar de la risa por el bullying que le haría después a papi.

Porque esa es otra vaina, para mí que esos dos me hicieron por pura wachafita porque ése matrimonio fue la burla, terminaron hasta de mejores amigos, échenle bolas. Aunque mami perdió senda oportunidad porque mientras papi anda aquí en Paris con una panadería montada, Mami se quedó en la patria atendiendole a la panadería de mis abuelos.

—Epale vale —le respondí a la mujer antes de extenderle la mano— Marinette.

—Hija, ella es Colette, mi esposa —la presentó papi.

—Marinette, es todo un placer conocerte al fin —me sonrió— tu padre no ha parado de hablar de ti desde que se enteró que venías, ya me moría de ansias por conocerte.

—Pues gracias —le respondí mientras frotaba mis manos aún con los guantes— a la verga, ¿Aquí siempre es así de frío? ¿Porqué ustedes no traen abrigo?

Ellos rieron. Papi tomó mis maletas para meterlas en el carro.

—Te acostumbraras, cariño.

(…)

Chama me enamoré horriblemente de éstas calles. Sin huecos, basura ni un coño regado, nada de grafitis chimbos ni paredes cochinas, simplemente las calles de Paris se conservaban tan delicadamente antiguas y hermosas como deberían, tal cual las recordaba desde la última vez que estuve de visita. Cuando llegamos al apartamento, Colette fue a llevar el viaje e' maletas mío a mi cuarto mientras papi me llevaba al frente del edificio para mostrarme la panadería. Era pequeña y acogedoramente familiar, me gustaba mucho pero le faltaba algo de remodelación de interiores. También me contó que había hablado con el director para que me dejara entrar prácticamente a mitad del año escolar por el peo de la mudanza y tal, así que mañana, miércoles, empezaba mis clases.

—Como podrás ver el lugar no es lo suficientemente grande pero te hicimos un espacio en el ático —me comentó papi cuando entramos al apartamento por los lados de la panadería— sube esas escaleras y empuja la buhardilla. Esperamos que te guste, Colette te lo ha decorado y ha recibido una pequeña ayuda de Alya.

Frunci el ceño al escuchar ése nombre.

—¿Alya? ¿Alya Cesairé? —pregunté— ¿La misma Alya Cesairé que conozco desde los ocho años?

Papá asintió en una sonrisa.

—Así es. Hace unos días fui a hacer una entrega de un pastel en su casa y conversé con su madre, una cosa llevó a la otra y terminamos hablando de que vendrías a París y Alya escuchó. Desde entonces no ha dejado de ayudarnos.

Marica esa chama era demasiado pana en la vida. Alya es el tipo de persona que puedes estar años sin ver y cuando se reencuentran sólo bastan cinco minutos para ponerse al día.

—Tan bella, vale —dije— ¿Porqué no la llevaste al aeropuerto?

—Quería venir a recibirte pero aún no ha salido de clases. Ya mañana tendrás oportunidad de verla, quiere pasar por ti —respondió— ¿No te incomoda, verdad?

Negué.

—Para nada.

—Excelente. Prepararé el almuerzo con Colette, si quieres subes, te das una ducha y te instalas, cielo. Te llamaré cuando la comida esté lista.

Asenti y dejé un beso en su mejilla antes de subir las pequeñas escaleras.

(…)

—Marico es que de pana, me encanta horriblemente esta vaina, hasta balcón en el techo tengo.

Diego rodó los ojos.

—Me sabe a culo el balcón, nojoda. Ya no te voy a ladillar a diario en el Liceo y así no fifa.

—Coño Monito, no te me pongas así vale —le dije— cuando agarre plata en la panadería te mando tu pasaje pero no te me deprimas.

—Obvio que me voy a deprimir, mmagueva. Allá en el liceo europeo ése te vas a controlar sendos culos franceces y a mi me vas a olvidar —rodé los ojos ante el drama de Lupita Ferrer aka Diego Alexander— te doy una semana. Ya vas a ver.

—Sigue con la mariquera de que te voy a olvidar para que veas que sí me arrecho contigo, carajito de la verga —le dije— mejor cuéntame, ¿Qué pasó siempre con Wanda?

Diego al escuchar el nombre del culo que nunca en su vida ha podido controlarse, soltó un suspiro agotador.

—Nawebona, la mardita es bien dificil oyó. Yo creo que sólo hay dos mujeres en la vida a quien le he jalado bola arrechamente y son ella y vos.

—Epa, confunde pero no compares, nojoda —le adverti— pana, pero ¿No te cansa estar a cada ratico atrás de esa mmagueva sabiendo que no te va a parar bolas?

—A la verga de apoyo moral, carajita inútil.

Rodé los ojos.

—Cállate pues, y mejor dime si tengo o no tengo razón, sapo.

Diego soltó un bufido.

—De pana que tú te empeñas en que la gente te tenga arrechera, a la vaina —dijo— éste fin habrá una fiesta en Rain, voy a ir con Adriana, Estefanía, Fabi y Christian. La voy a invitar y si veo que la mardita no me va a dar chance, la mando a comer mierda.

Solté un largo bostezo.

—Esa es la actitud, vale —traté de decir. Los ojos me estaban pesando del cansancio— bueno chamis, te dejo porque me estoy durmiendo sola y mañana tengo que ir a clases.

—Dale Monita, descansa.

—Igualmente mariquito, te amo.

—También te amo.

Colgué.

Estuve unos últimos minutos admirando las calles iluminadas de la bella París desde ése techo mientras pensaba en todas las posibilidades del día de mañana. Iba a aprovechar al máximo mi estadía en ésta vaina y nadie iba a impedirlo, ni siquiera Chávez levantándose entre los muertos.

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Admito que es la primera vez que hago una fic de una comiquita, pero ajá. La tenía que hacer porque:

1-. La amo horriblemente.

2-. No hallaba qué hacer con mi vida.

3-. Me da arrechera que Adrien sea tan boca abierta.

4-. Ya he borrado tres fics de Miraculous Ladybug que nunca me atreví a subir.

Espero lo disfruten.

¡Besos! La Yocsy se despide.