Chat Noir
Marinette
—Marica, ¡Me caigo! ¡Me caigo! ¡Me caigo!... ah, no me caí —recuperé el equilibrio en ése tejado. Según las noticias, el monstruo ya se estaba llegando al centro destruyendo todo a su paso por lo que luego de transformarme, empecé a columpearme de tejado en tejado como Spider-Man pero siempre sentía que me resbalaba e iba a terminar yéndome de jeta— soy es yo, pues.
Empecé a mirar para todos lados a ver si encontraba algún indicio del paradero del mmaguevo ése pero ney. Iba a devolverme cuando vi que a lo lejos había alguien saltando de tejado en tejado así como yo lo estaba haciendo.
Frunci el ceño y decidí acercarme a ver.
Lancé mi yoyo de tejado en tejado hasta que en una de esas no calculé bien la distancia y terminé tumbando al menor que estaba usando un largo tubo de metal para caminar como si estuviese en la cuerda floja. Mi yoyo se recogió pero esa mierda no hizo más que enredarnos el uno al otro y dejarnos colgados del mardito tubo ése.
Mi rostro quedó a una distancia muy corta del menor y no había tenido tiempo de verlo hasta ahora.
Era sendo catire bello y con un antifaz negro cubriendo el contorno de unos ojazos más verdes que moco e' gorila.
—Hey... pero miren qué tenemos aquí —bromeó luego de que pudiera soltarnos del agarre de mi marvado yoyo— ¿Nueva?
—Se podría decir...
—Tú seguramente eres la nueva compañera de la que mi Kwami mencionó —me dio una sonricilla coqueta— un placer, señorita. Me presento: soy Chat Noir.
Ah, éste es el Robbin de mi Batman. Pero éste no tenía pinta de marico como Robbin, tenía pinta de gato.
Jskjskjsj él es Gatubelo.
—Ah, tú eres el otro chamo que dijo mi Kwami, mi compañero —me acomodé el yoyo a la cintura— Ladybug dijo mi Kwami que se llamaba mi alter ego, aunque yo me considero La Espaiderman marginal.
Él soltó una risita.
—Bien, Ladybug... —hizo que su tubo volviera a su tamaño original, un bastón de metal con una huella verde de gato digital— veamos qué puedes hacer.
(…)
—¡PERO VENTE PUES, NOJODA! ¡VENTE! —le grité al mmaguevo de piedra.
—Parece que alguien es muy agresiva —comentó el gato ése mientras trataba de esquivar al monstruo golpeandolo con su bastón de metal.
—No soy agresiva, ¡Er mardito éste me está sacando la piedra! —me agaché evitando que me metiera un coñazo— alv, que irónico pues.
—Usemos... nuestros... poderes... —fue haciendo mortales hasta la portería.
Porque esa era otra vaina. Hicimos que el mierda ese de piedra, Stone Heart, liberara a Chloe y que nos siguiera hasta el estadio de soccer de la ciudad en donde desgraciadamente estaba parte de mi combito. ¿Otra vaina más arrecha? Marica, la Alya será que cree que ella es indestructible porque se nos pegó atrás para grabar el peo desde que toda ésta vaina empezó.
Y yo creí que yo era brollera, nawebona.
—¡Cataclismo! —exclamó Chat Noir y de su mano empezaron a salir destellos de materia negra— ¿Qué es...? —tocó la portería y la mierda esa se desintegró— ¡Asombroso! Mi poder es destruir.
Yasta, éste se va conmigo a tumbar a Maduro pa las vacaciones.
Lo único malo es que era bien boca abierta porque el muy pajuo estaba consciente de que el monstruo me estaba persiguiendo y él se estaba viendo la mano con fascinación.
—¡Gato maricón, Úsalo para destruir a Stone Heart! —le grité para que reaccionara.
Se puso en posición de combate y cuando el monstruo de piedra se le acercó, él le tocó una pata con la mano que segundos atrás le destellaba materia negra y que, justo ahora, permanecía normal. El monstruo al ver que lo tenía ahí como si nada le lanzó senda patada haciéndolo chocar con la otra portería.
Nawebona, hasta a mi me dolió.
—¡¿Qué pasó, pues?! —le grité desde mi lugar.
—¡Parece que sólo puedo usarlo una vez! —me respondió.
Coñoelamadre nojoda.
—¡Coño, chico! ¿Ves que la cagas?
—¿Porqué mejor no usas el tuyo?
Epa, verdad. Yo también tengo uno.
El peo era que no me acordaba cómo era que se sacaba esa vain... no si, ya me acordé.
—¡Lucky Charm! —lancé el yoyo a los cielos y un viaje e' mariquitas rojas aparecieron un...— ¿Qué verga es esto?
—Me parece que es un muñeco inflable.
QUÉ.
—¡¿Y qué se supone que haré con la guarandinga ésta?! —exclamé— ¡Esto es culpa de Chávez, naguara! No me pudo tirar otra vaina más útil como, no sé, una ametralladora, una escopeta o una bomba atómica. No, tuvo que ser esto, ¿Qué coño voy a hacer con esto?
—¡Piensa rápido, Ladybug! Ya me agarró —me gritó el mmaguevo ése.
—Coño ya va, a mi no me estés apurando —me quejé— bueno mana... piensa, usa la jirimolla... —empecé mirar para todos lados en busca de algo que me sirviera para usar el muñeco éste. Mi vista se posó en Alya y mi visión la iluminó como un censor de puntos rojos y negros. Luego fue una manguera. Hasta que se me ocurrió una vaina— se me prendió el bombillo.
(…)
Luego de hacer que el monstruo abriera la única mano que tenía cerrada, le quitamos una bola de papel oscura y la rompimos. Admito que medio me cagué del susto al ver a una mariposa negra salir de esa vaina.
Me empecé a hacer la cruz porque esas vainas eran del diablo y luego la espanté.
—Oye, ¿Te encuentras bien? —la voz de Chat Noir volvió a llamar mi atención.
Estaba ayudando a Iván a levantarse del suelo. Parecia un poco aturdido y no se acordaba de casi nada.
Fui hacia ellos.
—Estoy bien, pero... ¿Qué ocurrió?
—Nada que no hayamos solucionado ya —le di una pequeña sonrisa para que no se preocupara— ¿Al menos recuerdas qué fue lo que sucedió antes?
EL hizo una mueca seguramente por el dolor de cabeza que debía de tener.
—Sólo recuerdo lo enfadado que estaba porque Kim no paraba de molestarme con... algo —tanteó sus bolsillos en busca de algo— ¿Dónde está...?
—¿Te refieres a esto? —le enseñé el papel que le quitamos y como entrepita as always, lo medio leí. Era una canción— está de pinga, ¿Para quién es?
—La escribí para la chica que me gusta pero... no creo que ella sienta lo mismo.
Erga Mylene, se levantó a sendo Ed Sheeran porque la vaina ésta tenía bastante labia.
—Yo siendo tú, no me achanto y se lo digo —lo aconseje— no tienes nada que perder, vale. Y si te dice que no, le haces un amarre para que sea seria.
Iván frunció el ceño aunque una pequeña sonrisa con un deje de diversión se asomó en sus labios.
—Pues gracias... A los dos, de hecho —nos miró a ambos.
Estuve a punto de decirle que no se preocupara pero mis zarcillos marginales empezaron a hacer beep beep.
—Bueno vale, ha sido un placer pero me tengo que ir... —me levanté de mis rodillas y saqué mi yoyo dispuesta a irme saltando de tejado en tejado antes de que volviera a la normalidad.
—¡Oye, espera! —la voz de Alya me detuvo. Aún seguía grabando— ¿Cómo te llamas, Super Bicho Rojo?
Reí por el apodo y noté que Chat Noir me estaba viendo demasiado. Le hice un guiño y el menor en seguida se puso rojo.
Listo, a éste me lo voy a cuadrar yo y ni Maduro ni Chávez me lo van a impedir.
Miré por última vez a Alya antes de desaparecer por los aires.
—Llámame Ladybug.
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Weeenas
Espero estén disfrutando de la vaina ésta.
¡Besos! La Yocsy se despide.
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