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Celos

Mouse🐭💖🐱
On line

¡Hola, Mouse!

Su llamada será enviada al buzón de mensajes al finalizar el tono.

Estamos hablando por WhatsApp .-.

Su saldo no es suficiente para llamar mi atención así que deje la ladilla.

Veo que sigues igual de enojada.

Y como soy el único al que tratas de éste modo, supongo que el asunto debe estar relacionado conmigo.

Así que dime: ¿Qué hice a parte de existir?

No estoy arrecha contigo.

Si lo estás, no puedes engañarme, my lady.

Ya te dije que no estoy arrecha.

¿Hasta cuándo vas a seguir con la ladilla?

Hasta que admitas que estás enojada conmigo.

Dime, Mouse, ¿Qué hice para que me evitaras toda una semana completa?

No te estoy evitando.

He intentado hablar contigo en cada oportunidad que se me presentó y nunca me respondías.

Fue casualidad.


Eso pensé yo pero dudo mucho que colocarle candado a la buhardilla de tu habitación durante la noche, también sea pura casualidad.

Mouse🐭💖🐱está escribiendo...
Escribiendo...
Última vez: hoy a las 23:07hs

Nena...

Mouse...

Marinette.

Ma

Ri

Ne

Tte.

Sé que estás leyendo mis mensajes por las ventanas.

Habla conmigo, por favor...


¿Qué coño quieres, Adrien?

Quiero que volvamos a ser los de antes.

¿Los de antes?

¿Te refieres a cuando no te soportaba?

Si de esa forma volverías a hablarme, entonces valdrá la pena.

pero si fuese por mi, todo podría ser diferente.

Eres más inestable que las relaciones de mi mamá, coño.

Y yo ya tengo suficiente dolor de cabeza como para estar descifrando qué coño es lo que quieres en realidad.

Tú sabes qué es lo que quiero, Mouse


Creí saberlo hasta hace unos días.

Pero luego de nuestra charla creo que pude comprenderlo todo perfectamente.

Y la verdad, prefiero que sigamos siendo amigos. Íbamos bien hasta que se desató éste enredo entre ambos.

¿Enredo?

¿Así le llamas a esto que siento por ti?


No te confundas.

No ha cambiado nada en mi respecto a ti.

Pero hay momentos en los que una merece amor propio y desde hace días que no sé qué coño es eso.

¿A qué te refieres?

Dime, ¿En qué me equivoqué?


Descansa, Adrien.

Mouse🐭💖🐱 última conexión: a las 23:20hs.

Arrojé el teléfono a la cama y me dejé caer en ella con la cara sobre mi almohada. Dejé salir un grito ahogado de frustración.

-Oye, hay gente aquí que también duerme, ¿Sí sabías? -Plagg llamó mi atención desde su cajón.

¿Qué diablos había hecho para que se enojara conmigo?

Aunque, enojada no parecía del todo, esto era diferente, la sentía... ¿Triste?

¿Porqué debería sentirse triste? ¿Aquello lo habría causado yo? ¿Quizás es por eso que me evitaba?

Revolvi el cabello que caía por mi frente con frustración. Era la sexta noche.

Sí, seis noches sin poder hablarle, seis noches sin poder escaparnos por ahí a algún tejado a altas horas sólo a mirar las estrellas...

La extrañaba. La extrañaba como si alguna vez la hubiese tenido conmigo. ¿Cómo se podía extrañar a alguien que no tiene más de un mes en tu vida?

En estos momentos me sentía un imbécil sentimental. Me sentía confundido conmigo mismo.

La última vez que hablamos concretamente fue en el torneo de esgrima, luego de esa tarde nada volvió a ser igual.

Pero había algo clave en sus mensajes.

Cree que soy inestable al no saber qué es lo que quiero con exactitud.

Miré mi teléfono un poco más y releí los mensajes un par de veces intentando leer entre líneas.

Hasta que releí nuevamente un par de mensajes.

Creí saberlo hasta hace unos días.

Pero luego de nuestra charla creo que pude comprenderlo todo perfectamente.


¿Acaso ella pensaba que me había aburrido de ella? ¡Por Dios! ¿Hablaba malditamente en serio?

¿Cómo podría aburrirme de ella teniendo tantas cualidades que no hacían más que atraer mi atención?, y sí, su carácter de mierda iba incluido en el paquete.

Al igual que su torpeza y su falta de prudencia en ciertas cosas, pero, ¿No era eso lo que la hacía ser ella? Porque todo lo que los demás encontraban extraño, a mi me resultaba genial.

Toda ella era genial.

Me incorporé.

-¡Plagg! -llamé su atención.

-¡Por todos los guardianes de los Miraculous que se murieron en el templo! -exclamó entre lloriqueos ya que no lo dejaba dormir en paz- ¡¿Qué?! ¡¿Qué es lo que quieres que no puede esperar hasta mañana como los asuntos de todas las personas normales, amo?!

Metí rápidamente mi mano bajo una de las almohadas y saqué un envase con una rueda de Camembert. En cuanto Plagg lo vió, sus ojos brillaron.

-A ver, ¿Con qué soborno me vas a salir ahora? -evitó mirar el envase para caer en la tentación.

-Todo esto será tuyo si me llevas a casa de Marinette.

Plagg suspiró sonoramente.

-¿Me estás jodiendo? ¡Casi es medianoche! ¿Acaso me ves cara de taxi?

Saqué mi labio inferior.

-¿Todo esto es porque no te habla? Hay más humanas en el mundo.

-Pero yo no quiero a cualquiera. Yo quiero únicamente a Marinette -dije- vamos, amiguito... serán sólo unos cortos minutitos.

-¡NO! -se cubrió con uno de los pañuelos de mi cajón- ¡Y es mi última palabra! Increíble que ni es medianoche y no quieres terminar el día sin ser rechazado una vez más.

Saqué otro envase de Camembert de debajo de la almohada.

-¿Y si a esa rueda de queso le sumamos otra más? -propuse.

Plagg salió del cajón inmediatamente.

-Abrígate porque puede hacer frío -me quitó los envases y los guardó en su cajón- y más te vale que a la una estemos devuelta.

Sonreí.

-Gracias, amiguito...

-¿Gracias, qué? -se quejó- los favores no se pagan. Ahora levántate y ponte los zapatos antes de que me arrepienta.

Me levanté inmediatamente, saqué mis Converses naranja de debajo de mi cama y me las coloqué a toda prisa.

-¡Plagg, las garras!

. . .

Corrí por los tejados mientras repasaba las palabras que le diría para hacerla entender que no me había expresado muy bien aquella vez.

Pero, ¿Y si ahora era ella quien no quería saber de mí?

Marinette no tenía un carácter tan dulcito como lo hacía aparentar su rostro angelical, y molesta asustaría a Lucifer en persona.

Buda, Alá, Jesucristo, Raziel... échenme la mano.

Marinette

Peo número veinte en una hora.

Le voy a poner un tapón en el culo a Christian, nojoda.

¡Pero nadie me manda! Nadie me manda a no agarrar la colchoneta y dormir con Dieguito, ¡No! Tuve que dármela de exquisita a agarrar la cama y acepté dormir con el tamal maracucho éste porque según yo y según el dramático ese, teníamos full tiempo sin dormir los dos juntitos.

Diego y Fred estaban de lo más light en la colchoneta roncando como Volkswagens esbarataos y todos embojotados en sábanas mientras yo tenía a Christian casi que aplastandome las costillas.

Otro peo.

No, no, no, no ¡NOOO!

Yo ésta verga no me la calo más.

Me quité de debajo de él con todo el propósito de despertarlo pero el muy mmaguevo estaba tieso en esa mierda y por si fuera poco, apenas me quité de la cama, se la acaparó para él solito.

-Malvado maracucho e' la vaina -le quise sentar un almohadazo por la cabeza para que me diera un ladito pero esa verga iba a ser en vano. Miré pal piso a ver si los otros dos tenían espacio para mí, estaban hasta abrazados, nawebona- al cebo, ahora sí me jodi yo.

Agarré mi almohada y una sábana para irme a dormir a mi sillón pero en cuanto me asomé por las escaleras y lo vi, se me quitaron las ganas.

Tan tabla que soy yo y esa verga me iba a terminar dejando sin nalgas, bueno, a quitarme las pocas que tenía.

Desconecté mi teléfono del cargador y miré la hora. Eran las doce, menos mal que mañana era sábado y me podía quedar durmiendo hasta la hora que me diera la gana como la propia morsa.

Miré nuevamente a mis inquilinos durmiendo de lo más sabroso y suspiré.

Esos mmaguevos mañana van a dormir en la planta baja de mi cuarto, ya van a ver, nojoda.

Agarré mis carcachas y me fui pa la azotea, tiré las cobijas ahí y me acomodé en una tumbona, a fin de cuentas esa mierda era más cómoda que el sillón de mi cuarto.

Miré pa todas partes pilas de que no me salieran Chucky, Jason, el silbón y por si acaso, Chávez.

Nota mental: ponerle más luz a la verga ésta.

Suspiré pesadamente. Me costará bastante volver a agarrar el sueño así que me puse a revisar los estados en WhatsApp.

Mami y Kelly haciendo publicidad a la panadería de mi abuela.

Selfies de Diego en mi azotea con el cielo atrás.

Fotos de Fred con los muchachos fuera de Louvre de la última vez que fueron.

Fotos de las arepas que Christian se había jartado temprano, tenían hasta mardiojo.

Papi poniendo cara de sugar. A este le respondí.

"Quítate ese bigote que pareces al presi".

A los segundos me respondió.

"La envidia mata, mi ciela".

Éste será marico.

Lo dejé en visto y vi los demás estados. Hasta el de Adrien.

Sonreí ligeramente al ver esa foto, éramos nosotros en el desfile bien sonrientes, la siguiente nos veíamos de impacto y la última yo salía mirando la mesa de pasapalos y él mirandome cuchi. "Mouse💕".

-Ay Kitty... Kitty, Kitty, Kitty... -suspiré cerrando los ojos un momento debido a que el brillo de la pantalla me molestaba- a veces eres un amor, otras veces provoca meterte tremendo coñazo por boca abierta -miré la foto como si le estuviese hablando a Adrien- sinceramente no te entiendo, Agreste. Eres muy Inés, un día quieres una vaina y otro día quieres otra. ¿Quién te entiende? Pensé que... conchale, pensé que algo se estaba dando en esto que se supone que deberíamos llamar "Amistad", pero no entiendo, bueno, no, eres tú quien debe decidir qué coño hacer con tu vida pero no por eso me vas a tener como botón de selección. Y no sé porqué dijiste esa vaina si tiempo atrás me diste tu primer be...

-¿Insomnio? -escuché un murmullo desde la oscuridad de la corniza.

-¡AY JESUCRISTO! -salté de un susto de la tumbona yéndome de jeta al piso. El malvado gato e la verga estaba ahí parado y moría por reírse de mi estupidez- ¡¿Te pica el culo?! ¡¿Cómo se te ocurre asustarme así?!

Empezó a shushearme dando vistazos hacia la buhardilla.

-¡Hey! ¿Acaso quieres despertar a Francia? Baja la voz, Mouse -susurró colocando su dedo encuerado sobre mis labios.

Quité su mano bruscamente y me senté en la tumbona.

-¿Qué verga haces aquí? -pregunté- es medianoche, ¿No deberías estar durmiendo?

Se cruzó de brazos con ironía.

-Eso debería preguntartelo a ti, My Lady -dijo y seguido de mirar mi sábana y mi almohada, me dió una sonrisita traviesa- a poco me estabas esperando para hacer una pijamada. Lástima que no he traído ropa de dormir...

Rodé los ojos.

-No estoy jugando, Chat Noir -dije- ¿Qué haces en mi casa?

Soltó un suspiro y agilmente se sentó en el barandal del balcón.

-Quería verte, saber cómo estabas... -confesó- ya ni siquiera contestas mis mensajes, Marinette.

-Hablamos hace rato.

-¿Llamas a eso hablar? -ironizó- antes nos desvelabamos hablando idioteces y ahora créeme que pienso dos veces antes de escribirte porque siento que mi presencia te molesta.

Epa, alto ahí.

Una vaina es que esté arrecha con él y su inestabilidad emocional, pero una cosa muy diferente es que me moleste su presencia.

-No me molesta tu presencia, Chat -bufé- es sólo que tus actitudes me confunden.

Frunció el ceño.

-¿A qué actitudes te refieres?

Me enrollé en la sábana porque estaba haciendo frío y me senté cruzando las piernas como indio.

-En la noche del desfile... me diste tu primer beso -murmuré- pero días después en la competencia de esgrima con la china e la verga esa... -rodé los ojos- me dijiste que... bueno, me hiciste entender todo lo contrario. Y yo sinceramente no quiero estar desviviendome por un estúpido corazón roto. Pero lo que sí me molestó fue que hicieras parecer que esto era mucho más que... mira, Chat. Si querías tenerme de culito nada más simplemente tenías que dejar las cosas claras desde un principio y yo...

Me interrumpió.

-Espera, espera, espera... -arrugó el entrecejo con cierta molestia en su cara- ¿Acaso piensas que estoy jugando contigo?

Si, mmaguevo, jugamos carritos, metras, lo que te diera la gana.

No le respondí pero eso no hizo más que confirmarle mi respuesta.

Pasó frustrado una mano por su rostro y por último revolvió su cabello.

-Creo que entendiste mal, Mouse... -dijo- no era a eso a lo que me refería, en serio.

Frunci el ceño.

-¿Qué coño dices? -hizo ademanes de responderme pero luego cerraba la jeta, como si le costara media bola decir lo que iba a decir- Adrien...

-Chat Noir -me corrigió.

-Adrien, Chat Noir, Superman, Batman, El Webo Enmascarado, ¡Me vale verga! -aguanté las ganas de meterle un coñazo- ¡Es más! Quítate el disfraz. No puedo hablar de éstas vainas contigo si te veo con todo eso puesto.

Un destello de perversidad iluminó su mirada.

-Invitame un café primero, Mi Lady -bromeó ahora si ganándose el coñazo- ¡Auch! Estaba bromeando, dame un segundo... Plagg, garras fuera.

Segundos después su pijama era lo único que vestía mientras un gatito ladilla volaba alrededor de su cabeza.

-Ya van a dar la una de la mañana -dijo cruzandose de brazos- teníamos un trato, amo...

-Ya sé, amiguito. Dame unos minutos más y...

-¡Miaw! -se quejó- ¡Sabía que ibas a salirme con algo! Es la última vez que hago negocios contigo, Adrien.

-¡Vamos, Plagg! -le insistió- sólo son unos minutos, no es para tanto...

Plagg lo miró firme. Adrien juntó sus manos en muestra de súplica.

Plagg trató de evadirle la mirada. Adrien le hizo un puchero.

Tres...

Dos...

Uno...

-Quiero que dobles mi paga, lo digo en serio -dijo por fin el kwami- y no me regañes si uso la mesa de futbolito como arenero...

-Okay, trato hecho -el catire sonrió victorioso.

Plagg bufó con resignación.

-Iré a dormir cerca de la chimenea, despiertame cuando sea hora de irnos -me dió una mirada rápida- para la próxima, échale el ojo a Ladybug, estas escapadas de noche me agotan y quizás ella -hizo énfasis- pueda ir a visitarnos también.

Éste gato pajuo.

-Ya sé ya que cuando papi encargue los cargamentos de queso a la panadería no te guardaré un coño -le dije picada.

-Sabes que sólo bromeo, casi madre -se retractó antes de mirar a su amo- tic tac.

Adrien asintió un poco estresado y luego el kwami voló lejitos hasta la chimenea del edificio para darnos más privacidad al hablar.

Ajá, solos otra vez.

-Hey... -llamó mi atención con un tono suave- habla conmigo, por favor.

Me le quedé mirando.

Inmediatamente tomó provecho de sus largas pestañas para tratar de ablandarme el corazón.

Chamo... Esos ojazos...

Suspiré.

-Bueno, pues -finalmente accedí- ¿Qué más quieres decir, Agreste? Si has dejado bien en claro que lo único que ha surgido entre ambos es una confusión.

Se sentó a mi lado.

-Sabes que no es cierto.

Levanté una ceja en su dirección. Su mirada era dulce, me gustaba su mirada.

Pero era muy pronto para mirarla de otra manera.

-No me mires así, no quiero que malentiendas las cosas, mira -toqué su mano queriendo hacer parecer un acto despreocupado pero internamente me emocioné más de lo esperado- es muy pronto, tampoco pretendo que me hagas una declaración de amor ni nada por el estilo, apenas va un mes y te recuerdo que lo iniciamos a punta de arrecheras.

Me dio una sonrisita.

-Eres increíble, en serio -dijo con gracia- cada día me sorprendes más.

Me encogí de hombros.

-Solo quiero que seas honesto conmigo, porque de verdad no me gustaría ilusionarme con algo con lo probablemente tenga o no tenga chance a futuro. Así que, por favor no me hagas perder el tiem...

En tres pasos que dio lo tenía nariz con nariz y te juro, por los terrenos de Chávez, que se me bajó la tensión.

-Y no pienso hacerte perder el tiempo, en todo caso te ofrezco una disculpa si te he hecho pensar lo contrario con mis acciones -tomó mi mano y la llevó a sus labios en un gesto cariñoso- me gustas, Marinette, eso supongo que es más que obvio. Pero aún así, tienes razón, no está bien dar las cosas por sentado para no caer en malos entendidos como este, así que va siendo hora que ponga de mi parte y me anime oficialmente.

Levanté una ceja.

-Me volví un culo con lo que dijiste, ¿A qué te refieres?

Pero llámenme guevona, porque el "Me gustas, Marinette" me resonaba en la cabeza una y otra vez pero que me estaba haciendo la loca era otra vaina.

Reprimió una sonrisita.

Inclinó un poco la cabeza y mi tensión bajó un poco más.

Me voy a mear de los nervios, Jesucristo.

Ponte dura, mami. Que no sepa que nos tiene barriendo el piso con la lengua.

-A que basta de andar paseando por los tejados de Paris, sacándote de casa así como asi cuando lo correcto es invitarte a salir, ir por ti a la escuela y que te vean ir de la mano con esta chulada de gato -me guiñó el ojo el muy pantallero.

-Ay, si tú.

-Hablo en serio -coño- si me lo permites, me gustaría hablar algún día con tu padre respecto a eso. Para... Ya sabes, cortejarte oficialmente.

-¿Oficialmente?

Agreste se puso cada vez más rojo pero buscó disimularlo.

Aún así soltó.

-Me gustaría que salieras conmigo.

Pelé los ojos.

-¿Salir contigo?

Hizo una mueca vacilante.

-Técnicamente con Chat Noir, después de todo, medio Paris sabe el chisme y no quiero meterte en problemas de farándula simplemente porque no puedo hacer pública mi identidad -me explicó- me gustaría que fueses mi novia, pero sé que es muy pronto para pedírtelo. Quiero conocerte más, seguir descubriendo a la Marinette talentosa y preciosa que tanto me gusta... Solo si tú me lo permites.

Verga.

-Adrien... -balbuceé- ¿Hablas en serio?

-Nunca he estado tan seguro de algo en mi vida -respondió- así que, ¿Qué me dices? ¿Me permites salir oficialmente contigo?

Maricanopuedeseeerr.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

¡HASTA QUE POR FIN LO DIJO!

Claro, solo bastó una semanita sacándole el culo pero tú sabes, hay que dejar que todo fluya.

Estuve por dar mi respuesta pero esa vocesita me interrumpió.

-¡Atrevete a decirle que no para llevármelo a él y a lo que queda de su dignidad a casa!

-¡Plagg! -se quejó el muerto de la pena separándose de mi para darle una fea mirada al kwami.

Me reí mucho.

-Ya, déjalo quieto... -lo jalé antes de que amenazara al kwami que estaba sacándole descaradamente la lengua- hey...

Despegó la vista de Plagg y volvió a centrar su atención en mi.

Que bonito fue notar la diferencia de la forma en la que miraba a alguien más a como me miraba el a mi.

Se veía más... Vulnerable.

-¿Si, preciosa?

Con toda la pena del mundo, me animé a tomar la iniciativa así que me acerqué a él y le di un suave beso en el cachete que lo dejó estático unos segundos en su lugar de la sorpresa.

-Ven a desayunar mañana, ¿Quieres? -lo invité.

Sus ojitos esmeralda brillaron.

-¿Eso significa que...?

-No me decepciones, gato mmaguevo -le advertí.

La sonrisa de felicidad te juro que no cabía en su rostro. Y en mi interior me sentí muy feliz, halagada más que todo, porque no sabía que alguien podría emocionarse de una manera tan bonita luego de saber que le di chance de pasar MÁS tiempo de calidad conmigo cuando hay veces en que ni mi papá me soporta.

Me dio un efusivo abrazo que incluso me levantó unos centímetros del suelo.

-No te arrepentirás, en serio -llevó mi mano a sus labios y la besó dulcemente sin dejar de mirarme a los ojos- promesa de gato.

Sonreí dulcemente y acaricié su cara. Fue lindo ver cómo sus ojitos se cerraron unos segundos ante mi tacto dejándose llevar.

-Si se te sale un ronroneo, voy a vomitar, amigo.

Adrien abrió los ojos en seguida y lo miró mal.

-Se suponía que nos darías más privacidad.

-Al igual que se suponía que estaríamos en casa luego de una hora, ¡Y terminé igual de estafado!

Adrien rodó los ojos e invocó su transformación.

Sacó su bastón digital y se apoyó sobre él.

-Perdón, cuando tiene sueño es el triple de fastidioso.

-Lo entiendo, pero tiene razón, además mañana tenemos planes y debes dormir bien antes de... Bueno, enfrentarte a lo que viene.

-Mouse, creo que está demás decirte que... -se señaló a sí mismo con egocentrismo- soy un superhéroe.

Toqué su cascabel con gracia.

-Si, pero te aseguro que ni tú ni esa Ladybug se han enfrentado a lo que a ti solito te toca mañana.

Chat levantó una ceja.

-¿El qué?

-La furia maracucha del egoista de Christian Moncada.

. . .

-¿Cómo dijiste que se llama el pentamalayisimo trimardito de la hijuelaregran madre? -me preguntó, de pana, como por quinta vez en la mañana.

Y esa fue una manera cariñosita a lo Christian de llamar a Chat Noir.

-Chat, Chat Noir -le contesté mientras acomodaba la mesa- ¿Papi, ya está listo el desayuno?

-¡En unos minutos, mi niña!

-¿Chat Noir? -me miró con ironía- ¿Me andai mamando er gallo? Su nombre, no su apodo, Olivia.

Diego se echó a reír.

-Ay vale, ¿Volviste a tu era oscura de enamoramiento por otakus? -se burló.

-Para información de ambos, me cuadré al superhéroe de París, mmaguevos -dije modo picada lanzándoles el trapo de las arepas en su dirección- lo más cercano a ese rango que te llegaste a conseguír vos, Diego, es que te cuadraste a la hija de la jefa del consejo comunal, maldito. Las cajas te llegaban de primerito.

-Lis cisis ti lligibin di primititi.

Rodé los ojos.

Miré la hora en el reloj de la pared una vez más inquieta.

Cálmate, está a buen tiempo.

-Epa -Christian habló- ¿Dónde anda Fred? Hace rato que debió bajar, jarta más que nosotros dos.

-Aquí -bajaba las escaleras- me iré a Louvre a tomar unas fotos, no me esperen en todo el día.

Fruncí el ceño y me interpuse en su camino antes de que atravesara la puerta.

-Aja, ¿Y es que vos te piensas ir sin comer, Frederick? -levanté una ceja.

Se encogió de hombros.

-No tengo hambre.

A Diego de vaina no se le salió el jugo por la nariz en lo que escuchó eso.

-Marico, ¿Qué? -tosió- papi, pero si vos comes más que preñaita desnutrida, vale.

Christian se paró ofuscado de la mesa.

Ayno, ahí viene modo mamá activado.

-¿Te pica er culo acaso, Fred Mendes? -ay papá, tamos modo español, la mollejera es en serio- vos de aquí no te movei sin comerte mínimo cinco patacones de los que te jartais vos.

Se lo llevó arrastrado y lo sentó en la mesa con el teniendo cara de culo.

-¡Sí! -secundó Diego- ¡Mami crió sometidos pero no desnutridos!

-A la vaina, pero...

-Te sientas en esa vaina y de aquí no salís sin desayunar -sentencié señalándolo.

El al final no le quedó de otras que cruzarse de brazos de mala cara y quedarse con su cara de culo ahi.

El timbre.

¡EL TIMBRE!

¡CHAMO, EL TIMBRE!

-¡Papi, ya llegó!

Se escuchó como se caían corotos de la cocina, seguro mi viejo se había tropezado con una vaina.

Boca abierta.

A los segundos aparecieron el y Colette arreglándose un poco porque ajá, estuvieron cocinando y todavía papi tenía la camisa sucia con algo de harina.

Les di una mirada de analisis.

Cerré los ojos y pensé para mí misma.

No vayan a hacer que el pobrecito salga corriendo, por favor.

Exhalé el aire que tenía contenido, me quité el delantal y abrí la puerta.

-Miaw... -esa sonrisita- escuché por el vecindario que acá preparan el mejor pan de París. ¿Es eso verdad?

Sonreí al mirarlo ahí, de pie, con el cabello revuelto como de costumbre y su encantadora sonrísa felina.

-No lo sé -toqué su cascabel- ¿Por qué no pasas y lo averiguas tú mismo?

Hizo una inclinación al tomar mi mano y luego me la besó.

Aydiomioseñorjesu.

-Buenos días, Mouse.

Escuché como Diego contenía la risa por el apodo que el catire me había puesto.

Le di una mirada de "A que te caigo a carajazos" para que se callara y lo conseguí.

-Bonjour, minou mignon. Entrez et asseyez-vous s'il vous plaît -le invité a pasar y a que se sentara.

-¿Que la mai tuya qu...? -Diego le pisó la pata a Christian- digo, digo. Bonjour.

Chat entró al apartamento y se acercó a mi papá y a su novia.

-Traje esto para usted, espero sea de su agrado -le pasó unas flores a Colette.

Esta completamente halagada, se llevó las manos al rostro antes de aceptarselas.

-¡Oww, muchísimas gracias!

-La verdad, es un gran honor conocerte al fin, Chat Noir -papi le ofreció la mano- principalmente porque admiramos tu trabajo y el de tu compañera. Pero sobretodo porque al igual que estos tres, le tienes una ilimitada paciencia a mi retoño.

Lo fulminé con la mirada.

-Si eres pajuo vale.

Chat se rió al escucharme.

-Solo entendí una palabra de esa oración -opinó emocionado por entender al menos algo de mi español- ¿Cómo no saberla? Si me la dices todo el tiempo.

Mis amigos contuvieron la risa.

El gato se giró a mi papá nuevamente aún estrechando su mano.

-El gusto es para mí, monsieur Dupain. Gracias por recibirme en su casa y en su mesa, y sobretodo permitirme venir a visitar a su hija.

-No, si quieres te la regalo.

Pelé los ojos.

Trágame tierra.

Chat se rió.

-Bueeeno... -risita falsa y nerviosa- ya conoces a papi, ella es su novia Colette. Y los tres monos inadaptados que están ahí en la mesa son...

-No me dijiste que tenías hermanos -Chat sonrió y se acercó a ellos para extenderle la mano a Fred- es un placer, Chat Noir.

Freddy lo miró con desdén y no le aceptó la mano.

Diego le miró con desaprobación y él si se la estrechó.

-Casi, somos amigos de Marinette, aunque yo fui criado junto a ella en otras palabras, así que bueno, soy como su hermano de otra madre -le explicó Diego amablemente- Yo me llamo Diego.

Chat apartó la vista de Fred y miró a Diego regresando a su expresión agradable.

-Y yo, bueno, yo soy como er primo lejano escandaloso por nacionalidad, compae' -Christian le echó su sacudia' e' mano- y la Marinette es como mi hermanita menor, así que, si la veo llorando, preparate para sentir la furia maracucha, Cachito e' queso.

Chat lo miró sorprendido por esa amenaza, luego me miró a mi y me preguntó:

-¿Éste es Christian?

Me reí.

-En vivo y en directo, mi rey -confirmó- Christian Moncada, maracucho de día, sugar baby de noche.

Diego lo miró con los ojos en blanco.

-Marico, definitivamente usted es Chávez, naguebona -impresionado se llevó las manos a la cintura negando con la cabeza- hasta en Francia lo conocen al maracucho er diablo este.

-¡Ah, pa que vo' viais, mardito!

Chat se rió.

Hasta que cayó en cuenta que el último que debía saludar, fue el mismo que le sacó el culo hace rato.

Coño, no sé qué le pasaba a Freddy hoy.

Aún así, me dio vaina con Adrien, no quería hacerlo pasar por más momentos incómodos así que le eché una manito.

-Y bueno, el odioso de pelo negro es Frederick, pero le llamamos Fred -me le guindé de un brazo e inmediatamente cambié de tema- por favor, siéntate. Papá ha cocinado toda la mañana emocionado porque venías.

Jalabolas que es.

Jalabolas y farandulero porque eso era que se quería tomar fotos con Chat Noir y subirlas a Ig para que mami se revolcara de la envidia.

Él cree que uno no lo conoce es.

-Uh, eso suena increíble -sonrió- luego del patrullaje de esta mañana he quedado hambriento.

Todos nos sentamos en la mesa.

-Que bueno que lo mencionas -papi empezó a destapar cada plato- porque quizás hoy sea la primera vez que tengas un choque gastronómico en esta casa.

Chat frunció el ceño.

-¿Choque gastronómico? -preguntó.

-Desde que los muchachos llegaron hemos variado la gastronomía acá en casa, un día comemos caracoles en el almuerzo, otro día se hacen unas arepas maracuchas...

-Comida francesa y comida Venezolana -me secundó Diego.

-Tenei que comer tu primer patacón -habló Christian emocionado brincando en esa silla- Tío Tom, ponelo a que empiece con un patacón.

-Déjalo que empiece con algo suyo, vale -le dijo Diego- maracucho grilluo.

-Miricichi grillii.

Le servi un croissant de mantequilla relleno de jamón.

Un cachito pue.

Pero al ver que solo le servi a él y los demás se servían, tomó la canasta y me sirvió uno a mi.

Ay, él y su caballerosidad.

-Bon apetit.

-A despegar la tripa del espinazo se ha dich... -le metí una patada a Diego bajo la mesa para que dejara su boleteo- ¡Ay! Mmagueva.

Chat lo señaló emocionado.

-¡Otra palabra que me dices!

Los muchachos se cagaron de la risa.

Chat se comió su cachito y luego mi papá sirvió los patacones.

Todos en ese momento nos le quedamos mirando expectantes.

Saqué mi cámara.

Parpadeó extrañado.

-¿Qué? ¿Qué sucede?

-Nada, solo quiero captar tu expresión al probar un patacón por primera vez -le hice un guiño.

-Vamos, ni que fuera... -lo mordió haciendo que sus ojos salieran de órbita en cuanto el sabor le llegó a la lengua- ay, diosmio...

Tomé la foto, tenía salsa de ajo en las comisuras de la boca. Se veía cuchi.

-¡Oficialmente fue bautizado! -saltó Diego.

-Esto está buenísimo... -verga, miraba al patacón ese incluso más bonito de lo que me miraba a mi- ¿Puedo tomar otro?

Christian fingió lagrimear.

-Papi, estáis aceptado -le sirvió el otro patacón.

Que bolas.

-Asi que... -papi llamó su atención- Marinette me dijo ésta mañana que querías hablar de algo importante conmigo, Chat Noir.

Fred lo miró con una ceja alzada.

-¿Qué? -preguntó- ¿Necesitas una asistente? Pensé que tú eras el asistente de la chama de puntos rojos.

Papi lo miró con preocupación.

-¿Quieres que Marinette sea tu asistente? Pensé que querías a París.

Miré mal a papi.

-Don comedia te dicen, Tom Dupain.

Chat se rió ignorando el comentario de Fred.

-No, monsieur Dupain. La verdad es que es acerca de otra cosa -me puse nerviosa- aunque si, se trata de Marinette.

-¿Quieres que diseñe nuevos trajes para ti y Ladybug? -preguntó Colette cortando a Chat.

-No, la verdad...

-Porque si es así, estoy segura de que serían preciosos.

Se me salió una pequeña sonrisita al escucharla.

-No es eso, aunque quizás Ladybug y yo lo tomemos en cuenta más adelante -me hizo un guiño. Ahora que lo pienso, yo quiero una capa como la de Batman- la cuestión es, que me interesa su hija, monsieur Dupain.

Fred levantó la mirada de su plato.

-¿En serio? -preguntó papi extrañado- ¿Para qué?

Los muchachos se cagaron de la risa.

Volví a mirar mal a papi por pajuo.

-No le hagas caso, te está mamando gallo -le dije a Chat- Tom comedia.

-Me gusta Marinette -dijo hacia mi papá- y quiero pedirle permiso para que me deje salir con ella.

Chacho, en lo que Chat dijo esa vaina papi dejó la mamadera de gallo y los otros dos webones dejaron de reírse.

Fred en cambio, tenía la misma expresión de molestia.

-¿Quieres salir con mi hija? -repitió.

-Si, monsieur. Por eso estoy aquí.

Papi le miró la cara a los muchachos.

Parece mentira pero el viejo estaba pidiéndole permiso con la mirada a Christian y a Diego JAJAJAJAAJAJAJ.

El maracucho y Diego se le quedaron mirando.

Diego lo analizaba, como buscando malas intenciones en él, porque la verdad era que nunca alguien se había atrevido a hacer lo que Adrien estaba haciendo por mi, venir a mi casa por autorización de mi papá.

Y Christian... Bueno, Christian lo miraba serio pa meterle miedo pero ese era otro que estaba esperando el veredicto de Diego.

-¿Y bien? -pregunté yo viendo que se estaban tardando mucho en responderle y el pobrecito ya se estaba poniendo nervioso.

En ese momento Diego miró a mi papá y se encogió de hombros.

-¿Ya se lo preguntaste a Marinette? -respondió papi con eso.

Espera, ¿Qué?

-¿Disculpe? -respondió Chat.

-Que si ya le preguntaste a Marinette si quiere andar con vos, papi -le explicó Diego- porque digamos lo que digamos nosotros, lo importante es si ella quiere tener algo contigo.

Diosmio, se me salió una sonrisa de emoción al escucharlos.

Me les quedé mirando con cariño hasta que alguien me tocó la mano y sentí que se me bajó la tensión.

Chat llamó mi atención.

-Es verdad -tomo mi mano correctamente y me miró fijamente- ellos tienen razón. Así qué... ¿Quieres salir conmigo?

Sonreí asintiendo.

-Obvio.

Él me devolvió la sonrisa.

-¡Pues no se diga más! -papi se levantó de la mesa para abrazar a Chat- bienvenido a la familia, muchacho.

Los muchachos también fueron a darle un abrazo, pero en ese momento vi que Fred se levantó de la mesa y aprovecho para tomar su abrigo y salir del apartamento.

Lo seguí hasta las escaleras.

-Hey... -llamé su atención- de pana, ¿Qué te pasa, gordo? Estás raro hoy.

Bajó la mirada.

-Son solo errores que me atormentan, necesito estar solo y en silencio -dijo- así que deberias volver ahí adentro. Después de todo, tu invitado de honor no puede esperar.

-Pero, Fred...

Y se fue.

Pensé en seguirlo pero estaba de mal humor y sabia que sólo terminaría peleando con él, así que decidí esperar otro momento para poder hablar de lo que le pasaba.

Volví al apartamento.

Todos habían vuelto a sus asientos en lo que papi trajo el postre.

Ay, no puedo creer que tengo días jalandole bolas con que haga torta de auyama y se la vino a hacer a Chat.

¿Qué clase de preferencia es esta, pues?

Noté que Chat se giró y su mirada buscó la mía.

Me dio una tierna sonrisa.

. . .

Pasó el fin de semana con solo un par de personas akumatizadas y de resto patrullajes nocturnos. Chat Noir y Ladybug vigilaban Paris hasta las 11:30 de la noche, porque minutos luego, sus lados civiles se encontraban en mi terraza hablando hasta las 2am o hasta que Plagg agarrara a Adrien de las greñas por ir a dormir.

Me gustaba pasar tiempo con él.

No podía negarlo.

Pero aún me inquietaba el hecho de que Fred despertaba muy temprano en las mañanas para trabajar en la panadería y regresaba a la hora de dormir, ya no lo veía ni siquiera en el almuerzo porque cubrió los turnos del fin de semana.

Estaba evitándome.

Y ni siquiera me daba chance a dar el primer paso porque cuando he tenido oportunidad, siempre me detiene la alarma de algún Akuma.

Esa mañana llegué a tiempo tras un engaño de los marditos esos, ¡Una hora temprano! Y para que no me regresara a esmollejarlos, me cerraron las puertas del edificio.

Ahora por su culpa los profesores empezarán a esperar más de mi como estudiante cuando para mí es mejor que vivan en la triste decepción.

Miss Bustier dió una clase sobre la cultura china, y fue más de lo que Adrien intervino de lo que esa pobre mujer dió clases, al final le pidió que nos hablara de lo que sabía y ahí el carajito se encadenó hasta la hora de biología. Me sentí felíz puesto que al fin había empezado a soltarse un poco con los demás, y era un gran avance desde que había llegado a la escuela.

Biología.

La clase que más ladilla me daba además de química.

Miss Bustier nos puso a hacer unos ejercicios de generación filial o no se como coño se llamaba la mierda esa. Lo que te mostraba con qué rasgos físicos nacería un niño dependiendo de los genes de sus padres.

—Sigo sin entender —admitió Nino.

—¿Qué no entiendes? —preguntó Chloe con incredulidad— si está más que obvio.

Miss Bustier se emocionó al ver que Chloe le estaba parando bolas a la clase así que la animó a qué diera un ejemplo.

—Por ejemplo, hablemos de la panadera —me señaló despectivamente— mírala, cabello escandaloso, rasgos latinos, esa fea forma de hablar y apenas unos ojos azules que pueden pasar por decentes en rasgos europeos que supongo vienen de su padre el panadero, aunque, con ese color de piel, ¿Estás segura de que si eres su hija? Porque eres bien prieta.

—¡Chloe! —la reprendió la profesora.

Alya me echó un jalón de la manga del saco porque intuyó que me iba a parar y la iba a escoñetar.

Pero en lugar de eso, le respondí tranquilamente.

—Si de genes dominantes y recesivos hablamos, ¿Dónde está el respeto por la humanidad y los sueños, la inteligencia y tenacidad que debiste adquirir de papi? —imité su ridículo tono de voz— ¿o al menos el talento para la moda o mínimo buen gusto para vestir como Audrey Burgeoise? Porque la única neurona que te sirve la utilizas para decir estupideces. Chloe, querida, ¿Estás segura que la adoptada no eres tú?

La clase entera rió.

Y me gané la mirada de odio del día por parte de Chloe.

Tras hacer que Kim e Iván la retuvieran para que no se me echara encima porque la arrechera que le dió gracias a esa humillación no fue normal, seguimos con la siguiente clase, química.

Para la hora de química, mi menos favorita, chama. La Miss Mendeleyev me tiene arrechera y esa ni lo disimula, yo menos.

—¿Crees que si le tiro un vaso con agua se derretirá como la bruja que es? —le susurré a Alya— digo, es un mito pero uno nunca sabe.

Alya reprimió una carcajada.

—Dupain, menos atención en los chismes y más en la clase —me señaló con un mortero. Luego se dirigió al resto— para la semana que viene deben entregarme un trabajo sobre las cadenas carbonadas. El trabajo es en parejas y no, no pueden escoger, las escojo yo y no quiero réplica alguna porque no tengo tiempo ni ganas para sus caprichos. En especial usted, señorita Burgeoise.

—¿Disculpe? —Chloe la miró indignada— cuide su tono, porque a mi papi no le gustará que...

Miss Mendeleyev se apoyó en su escritorio y la miró desafiante.

Y al parecer tuvo un efecto en Chloe porque su tono altanero fue bajando poquito a poco.

¿Te cagaste, mami?

—Asi me traigas a Jesucristo a pedirme permiso para que escojas tu propia compañera, la que manda soy yo, nenita —sentenció.

Cuando la cara de Grinch se giró a buscar la lista de asistencia, note que una bolita de papel cayó en mi cuaderno.

Miré hacia atrás a ver quién fue el mamaguevo pasado que me tiró la vaina esa.

Adrien me miró y se hizo el inocente.

Desdoblé la hoja.

"¿Acaso te han dicho hoy lo bien que se te ve el cabello? Porque estás hermosísima🐾"

Busqué un bolígrafo y le respondí en el mismo papel.

"Gracias, tengo como una semana que no me lavo el pelo pero que lindo que te guste cómo luce la caspa".

Y se la lancé de vuelta antes de que cara de Grinch se volteara.

Escuché cuando contuvo sus ganas de reír.

Segundos después recibí otra bolita de papel.

"Alguien se está haciendo la difícil hoy... ¿Te gustaría desayunar conmigo?🐾".

Reprimí una boba sonrisa y le respondí.

"Depende de cuánto estés dispuesto a impresionarme hoy🐞".

Se la devolví.

—Bien, empecemos antes de que suene la campana —observó la lista— Agreste con Nino, Alix con Max, Kim con Mylene, Rose con Iván, Sabrina con Juleka, Alya con Burgeoise...

—¡¿ALYA CON QUIÉN?!

JAJAJAAJAJAJAJAJ MALDITA MALA SUERTE.

Marico, Alya estaba que lloraba aquí.

—Oye, color humilde. No es que yo esté brincando de felicidad por hacer ese estúpido trabajo contigo —se quejó Chloe— es ridículo, completamente ridículo.

—A callar las dos o además del trabajo les daré detención por interrumpirme —las fulminó con la mirada— y por último, Marinette y Nathaniel.

Bueno, por lo menos me toc...

Ya va.

Dijo ¿Marinette y quién?

¿MARINETTE Y QUIÉN?

—Cadenas carbonadas, un ensayo completo, con defensa y para el viernes de la semana que viene. No quiero excusas.

Chamo y sin darle chance a uno se fue pa la mierda en lo que sonó el timbre.

Mis compañeros empezaron a salir del salón y yo me fui como alma que lleva el diablo apenas escuché la voz del ladilloso de Nathaniel.

Ay no, mija. El carajito hablaba más que un radio fiao y yo con hambre encima no razono.

Abrí la puerta de mi casillero para sacar mi arepa y poder comer tranquila pero me llevo la sorpresa de que Tikki estaba como una pelota al haberse jartado esa vaina sola.

—¿Te comiste mi arepa? —casi que la mastico a ella— Tikki, los muchachos me sacaron temprano de la casa con media panqueca y todavía me faltan dos clases antes de salir. ¿Qué se supone que haré hasta entonces?

—¿No sé supone que era para mí? —preguntó.

—¿Qué te lo dijo? ¿El tupper que dice Marinette? ¿La lonchera que tiene bordado Marinette en ella? ¿O esto? —agarré la notita que mi papá siempre me metía en la lonchera diciéndome vainas bonitas— "Te jartai esa vaina que cuando lleguei a la casa te va a cocinar la mamá e' Tarzán por haberme dejado encerrado anoche en el baño, mardita coñoetumadre. Con cariño, Christian".

Tikki soltó un mollejuo eructo.

—Marinette, los kwamis hablamos Miles de lenguas complicadas, en especial el latín, y puedo asegurarte que en mis miles de años existiendo, jamás había visto una lengua tan complicada y escandalosa como lo es... ¿En qué idioma habla Christian?

—Maracucho.

Tikki revoloteó como pudo para acostarse en mi cartuchera dejando de lado el tema.

—Me voy a dormir, cualquier cosa, ya sabes dónde encontrarme.

—Te dieran unas ganas de cagar, ve.

Le cerré la puerta del casillero.

—Ah, Marinette —asomó su cabecita traspasando el metal.

—¿Qué?

Sonrió inocentemente.

—No me arrepiento de nada.

Y volvió al interior del compartimiento antes de que la agarrara y la echara en una papelera.

Coquito pa abusador vale.

Salí de la sala de casilleros y me fui a sentar al pie de las escaleras con mi SketchBook para continuar con los diseños para Gabriels y distraerme del hecho de que me estaba muriendo de hambre.

Bueno, abuela había dicho que así era la vida de un artista verdadero: pasando hambre.

Vieja maluca, ¿Qué va a saber ella, ah?

Ustedes dirán: mardita, tu papá tiene una panadería en toda la esquina de la calle, pedile que te mande algo.

Pues el viejo Tom desde que los muchachos están en la casa tiene más ayuda para atender la panadería así que se dedica de lleno a hacer los panes junto a Colette y no mira el teléfono. Los muchachos se turnaban, uno ayudaba con la limpieza de la casa, otro con la comida y otro quedaba atendiendo el local.

Para mí mala suerte quien estaba en estos momentos era Freddy, y por como ha estado haciendome la ley del hielo, no va a venir a traerme un pan tieso siquiera por su orgullo.

—Al fin... Te he buscado por toda la escuela —el pelirrojo intentó recobrar el aliento— Marinette... Yo...

—Hola, Nate —respondí sin ganas concentrada en mi boceto.

El pelirrojo se apoyó del barandal unos minutos hasta lograr recobrar aire.

Erga, entonces si me buscó por todas partes.

—Me alegra poder encontrarte al fin —sonríe— estoy emocionado porque seas mi compañera en química. Siempre supe que la tendríamos ¿Eh?

Sonreí incómoda ante el chiste y al ver que no me reí, siguió hablando.

—Estaba pensando que como el proyecto es la semana entrante, pues... Que podrías venir a mi casa y hacerlo juntos —juntó sus manos en espera.

¿En su casa? ¿Juntos?

¿Más tiempo con él? Nojoda, prefiero mirar en mi casa un documental de los mandatos de Chávez como si me estuviera mirando alguna vaina en Telemundo. Al menos Chávez era más entretenido que él.

Mardita Mendeleyev.

—La verdad es que papá es algo estricto, no creo que me deje ir a tu casa a estar sola contigo en eso.

—¿Entonces en tu casa?

¿Nathaniel más Christian, Diego y Fred? Casi que se comen a Chat Noir. Olvídalo.

—Mis mejores amigos están de visita y casi no hay espacio... Es... Es complicado —hizo una mueca algo triste así que quise arreglarlo— mira, si quieres yo hago el trabajo y puedo colocar tu nombre, o yo lo empiezo en mi casa y tú haces la mitad en tu casa, ya luego los juntamos acá.

Negó.

—Miss Mendeleyev dijo que debía ser un trabajo en parejas, además expondremos acerca de eso y debemos practicar juntos.

Nojoda, una excusa ¡Rápido!

—Nate, de pana que papá es muy sobreprotector...

—No lo será tanto en vista de que te deja hacer ese tipo de cosas a vista pública... —señaló la fotografía que recorté de una revista donde salía Chat corriendo en un tejado conmigo en sus brazos— el hecho de que viva en un apartamento no significa que te pondré a corretear sobre el techo.

—Ya sé, yo también vivo en uno, pero me refiero a otro tipo de cosas... —hice una mueca— mira... —suspiré resignada luego de unos minutos responderle— tienes razón, si vamos a exponer juntos debemos practicar. Entonces ven mañana a mi casa, pero me disculpo de antemano por mis invitados.

Al escuchar mi cambio de opinión su carita se iluminó.

—¡Fantástico!... Aunque —entonces recordó algo y luego se sacó una tarjeta del bolsillo— casi lo olvido, mañana es mi cumpleaños. Y además de venir a hablar sobre el trabajo, quise invitarte a mi fiesta.

Recibí la invitación que me extendía, era un lindo boceto mío sonriendo que decía:

"¡Estás invitado a mi fiesta!
Lugar: Museo du Louvre.
Hora: 6:00pm
Tipo de regalo opcional: materiales de arte.
¡No faltes!"

—¿Tipo de regalo opcional?

Sonrió con vergüenza.

—Pues, si. Ya ves que normalmente a las personas se les dificulta dar regalos puesto que no todo mundo conoce tus gustos y prefieren ir por la vieja confiable —me explicó— y en lugar de recibir ropa, calcetines o algo que puede que use dos o tres veces, prefiero materiales de arte a los que si les sacaría provecho.

Epa, esto si me interesó.

—¿Eres artista? —pregunté con verdadero interés fijandome nuevamente en mi cara dibujada en la invitación— porque está bellísima si es que las hiciste tu.

El pelirrojo se puso colorado.

Ay vale.

—Si... Gr-gracias —balbuceó.

Seguí observándola puesto que el parecido era arrechisimo, casi que me dibujaba hasta los puntos negros de la nariz los cuales yo decía Kike eran pequitas.

—No te prometo que iré, pero puede que haga el inten... —me interrumpieron.

—No, no tiene tiempo pero gracias por tus molestias.

Ese tono de voz coqueto.

Chacho, sentí como se me trancó un peo a medio camino del culo por la sorpresa.

¡¿ADRIEN SE VOLVIÓ LOCO ES?!

Marica es que ahí estaba él así muy muy con su traje de cuero sintético y su cascabel dorado apoyado del barandal de las escaleras y con su bastón en la otra mano dándole una aguda mirada al pelirrojo.

—¿Chat Noir? —Nathaniel se sorprendió.

—El mismo que viste y calza.

—¿Qué haces aquí? —te juro que estoy a esto de zamparle un cocazo con el bastón por haberme caído de sorpresa aquí.

—Paseaba por acá y quise sorprender a cierta hermosa señorita —tomó mi mano para besarla— pero veo que está ocupada.

Quité mi mano de la suya.

De pana que estaba loco.

—Pues si, Nathaniel justo estaba invitandome a su cumpleaños...

—No puede, gracias —le sonrió enormemente— tiene una cita conmigo.

Puse los ojos en blanco.

—¿Justo el día que ni siquiera te he dicho aún que es la fiesta, eh? —Chat se sonrojó, negué para mí misma y me volví hacia Nathaniel— ¿Pintas con óleo o acuarelas?

—Ambas —sonrió feliz al ver que le confirmé que si iría— aunque últimamente he estado haciendo dibujos de superhéroes para un cómic, así que con plumones de colores sería maravilloso.

—¿Dibujando superhéroes? —repitió Chat opacando la vista que me daba Nathaniel para él solo— ¿Me has dibujado a mi ya? Porque soy purrrfecto como obra de arte.

Lo llaman Romeo.

Nathaniel hizo una mueca.

—Sin ofender, pero Ladybug es más increíble. Después de todo tu solo eres su asistente.

Reprimí una carcajada ante la mirada indignada de Chat.

Epa, Nate. Cómo que ya no me estás cayendo tan mal, vale.

—Oye, para tu información, Ladybug y yo somos un equipo, nos complementamos perfectamente —se cruzó de brazos— y ella no es mejor que yo, somos increíbles juntos.

Aww, cosita.

Nate lo miró con ironía.

—Ya, ¿Perfectos juntos, no?

—Asi es.

—Pues me alegra escucharlo, porque eso significa que Marinette queda completamente disponible.

ACHO, PARA EL CARRO AHÍ.

Chat peló los ojos.

—Amarrate a un mecate mijo, que vas volando casi —dije impresionada ante su descaro.

Marica es que hasta el mismo Chat Noir.

—Ah, ahora comprendo —sonrió el rubio con arrecherita contenida pero disimulada— ¿Napoleón, verdad?

—Es Nathaniel.

—Mira, Napoleón —lo abrazó por los hombros— ¿Ves esa chica frente a nosotros de preciosos ojos azules?

—Que soy Nathaniel.

—Napoleón, déjame decirte que será mejor para ambos que no te interpongas ¿Vale? No estoy de tejado en tejado paseando a chicas ordinarias, ella me gusta, ¿Si comprendes?

—¡Nathaniel!

—Vaya, pero que egocéntrico eres, amigo. Estamos hablando de Marinette, no de ti —negó para si mismo con asombro, cuando en verdad era que le estaba mamando gallo y Nathaniel estaba a nada de arrecharse— aunque supongo que no hay nada que yo te diga que tú no sepas ya, ¿No es así?

Ni Nate ni yo vimos como ágilmente le quitó la carpeta de debajo del brazo y sacó un retrato de... Mi.

Estaba en la terraza de mi cuarto en pijama mirando al cielo.

Hasta el pelo desordenado de recién levantada me hizo.

—Chat —lo miré feo pa que lo dejara tranquilo porque por la cara roja que puso, estaba avergonzado.

—¡Devuélveme eso! —Nathaniel le arrebató la carpeta y guardó el dibujo antes de darme una mirada de vergüenza.

Yo por mi parte me sentí rara pues, ¿Cómo sabía dónde vivía? Y ¿Cuando me dibujó así a detalle?

¿Me espiaba?

Di un paso atrás cuando ví que quiso avanzar hacia mi.

—Perdón, Nate. Pero será mejor que cada quien haga su informe por separado, me responsabilizaré con Miss Mendeleyev para que no te ponga mala nota.

Me miró arrepentido.

—Pero... Marinette...

Hice un intento de sonrisa pero estaba bastante incómoda así que tomé mi SketchBook y me dispuse a ir al salón de arte.

—Adiosito...

Cerré la enorme puerta detrás de mi. El salón estaba vacío a esta hora, así que podía trabajar en mis diseños en paz.

Alcebo, eso de hace rato fue raro, mrc. Porque no tiene otra explicación más que el loco ese me espiaba. Y yo ahí casi que pensando que podíamos ser amigos porque nos gustaba el arte a ambos pero en distintas presentaciones.

Tal parece que no.

Me acerqué a un escritorio y seguí mi boceto de vestido, pero mi estómago no dejaba de rugir.

Tenía hambre, pero aunque me dieran permiso de ir a casa y volver, faltaba poco para Educación física así que debía quedarme a cambiarme.

—¿Aún no has desayunado?

Cerré los ojos.

Jesucristo, ¿Qué te hice hoy, pana?

—Porque de ser así me alegra haber traído sandwiches para ambos —se sentó en una esquina del escritorio y enseñó la bolsa marrón con la comida pero ni así le hice caso. Así que sacó uno para mí y me lo colocó en la hoja en blanco que me sobraba del SketchBook mientras él le daba una mordida al suyo— sandwiches y salón de arte. ¿No te viene algo a la mente?

Yo seguí en mi vaina haciéndole volados al vestido y pasando olímpicamente a ignorarlo. Él estaba claro que me había arrechado por su actitud de ahorita, pero siguió poniendo empeño.

—Aqui hicimos nuestro primer proyecto juntos, la maqueta de la torre Eiffel —comentó intentando pegarme su ánimo con su mejor pose de gato relajao' comiéndose su pan— recuerdo que trajiste un tupper infinito de espacio porque pare de contar los panes que salían de ahí luego del número seis. Me dijiste que te gustaba comer mientras hacías tus deberes, que ya era una costumbre para ti.

Empecé a silbar la melodía de Steal My Girl de One Direction dándole a entender que no le iba a parar bola y que se podía meter su sandwich por el culo.

—¡Venga, Mouse! —se quejó— hablame, no estés así.

Me levanté de golpe del escritorio para mirarlo.

—¿Para que coño de la puta madre querés que te hable, nojoda? Si querés que uno esté como una mardita cabeza e' web...

Brincó asustado fuera del escritorio.

—¡Oye, pero tampoco tanta violencia verbal!

—Viene con el paquete de Marinette molesta, calatelo.

Sus orejitas decayeron al igual que su cara de emoción.

Ésta vez si se veía que se sentía mal.

—No es mi culpa que ese quiera llamar tu atención cuando claramente no lo tiene permitido porque para eso estoy yo.

Levanté una ceja.

—A vaina, ¿Nathaniel no puede hablar conmigo es la vaina? —miró para otro lado haciéndose el loco— Adrien Gabriel Anastasio Agreste Graham De Vanilli, te estoy haciendo una pregunta.

Se cruzó de brazos y me miró por encima del hombro.

—Tal parece que Napoleón no es el único acosador. Y es Chat Noir.

Abrí la boca indignada pero la cerré para poder pensar claramente en que decirle y que no piense que soy acosadora, porque no lo soy.

—Primero, se llama Nathaniel, no Napoleón —lo corregí— y segundo, trabajo para tu papá, pendejo. Se supone que debo saber todo de ti, incluídas hasta tus alergias porque eres su modelo principal.

Levantó una ceja aún sin creerme.

—¿Color favorito?

—El verde.

—¿Alergias?

—Plumas y toda ave que las posea.

—¿Comida favorita?

—El patacón.

—¿Largo de lo que me mide el pene?

—Diecisiete centim... ¡MIRA, PAJUO!

Le lancé mi libreta la cual atrapó ágilmente mientras se echaba a reír por mi cara de vergüenza.

—Cállate pues, pajuo —rodé los ojos arrebatándole mi SketchBook— que sabiendo eso o no, no quita el hecho de que fuiste un coñoemadre con Nate.

—Se lo buscó solito —se excusó— ¿Acaso no viste lo lanzado que fue contigo? Es un descarado.

—Descarado eres tu que caes así sin avisar —dije— nos estaban viendo y ahora mucho más porque saben que tú y yo...

Rodó los ojos para si mismo y le dedicó su atención A una escultura de plastilina.

—Como si todo París no supiera ya que estoy loco por ti, Marinette —confesó como cosa normal, pero yo sentí que se me bajó hasta el azúcar al escucharle— sólo vine a desayunar contigo, a hacer lo que los novios normales hacen. Pasar el rato mientras esperamos la siguiente clase.

Me sonrojé pero intenté disimular porque no me estaba mirando.

—No somos novios, solo estamos saliendo.

Su mirada cayó en mi.

—Formalidades —bufó.

—No es así —dije— no puedes aparecerte así como así con tu traje de superhéroe delante de todo el mundo para llamar la atención y querer tener una cita.

Arqueó las cejas hacia mi.

—Si, si puedo —respondió— y lo haré mil veces más porque no puedes negar que la sorpresa te gustó.

Intenté negarlo. Pero la verdad era que no podía. Me hice la coqueta en esa nota pensando que su timidez le ganaría, pero le valió un culo ésta vez y quiso traerme el desayuno.

Y verlo en plan celoso tampoco puedo negar que me gustó. Pero eso no debe saberlo.

Sonrió al ver que me había quedado muda, así que continuó.

—¿Sabes? Quizás puede que al llegar haya llamado mucho la atención de las otras personas —confesó— pero no de la chica que quise impresionar. Lo siento por ser un tonto.

Volvió a sentarse sobre el escritorio y siguió comiendo pero ésta vez sin tratar de romper el hielo. Se quedó en silencio mirando al suelo mientras comía.

Miré el sándwich que aún reposaba sobre la hoja y admito que el estómago me sonó como si tuviera una pelea e' perros ahí adentro por el hambre que sentía en esos momentos.

Me vino una idea a la cabeza. Pero por más que quería hacerla, sentía un gran vacío en el estómago, y no, no solo era el hambre, era pánico.

Pánico por su reacción pese a que ya sabía sus sentimientos de antemano.

Rodeé el escritorio hasta estar a su lado, y dudé unos segundos, solo unos porque me dió una pena ridícula para una persona que es más salida que una gaveta.

Respira hondo, Marinette. Tú puedes hacerlo.

Si, soy pajua.

Pero también estaba loca por él.

Levantó la mirada con ligera sorpresa al ver que estaba junto a él, recién acababa de tragar un pedazo de pan.

Así que sin darle tiempo a reaccionar, o tener tiempo yo de dar un paso hacia atrás, levanté su rostro y me acerqué a él. Sentí su respiración en mi rostro, pero mis ojos se cerraron inconscientemente al tenerlo tan cerca, de solo sentir su calor.

—¿Porqué no lo haces de una vez? —susurró.

—Porque tengo miedo... De arruinarlo.

Sentí su sonrisa sobre mis labios.

—Hasta los más grandes superhéroes sienten miedo —sentí sus dedos enguantados acariciarme el cabello— es parte de nosotros. Está en ti la decisión de dejarte vencer o superar...

Me puse de puntas y lo besé.

Y te juro, nojoda.

Te juro que al hacerlo sentí que tenía el mundo entero en mis manos.

¿Qué me estás haciendo, Adrien Agreste?

***************************************************************************************************************

CHACHO AL FIN, sentí que nunca terminaría 🤣

Espero lo disfruten, se vienen cositas luego🩷 perdón por desaparecer por mucho tiempo, aún tengo cosas personales por resolver pero no crean que me olvidaré de ustedes, siempre que tengo un tiempito libre escribo así sea unos párrafos.

Los amo, en serio gracias por estar ahí y esperar con tanta paciencia. Ni mi mamá me tiene tanta paciencia como ustedes a mi.

Besos! Mich out💋

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