—La leche y el pescado son alimentos que se asocian a la dieta del gato, pero pueden resultar perjudiciales, y todos piensan en realidad todo lo contrario... — Jimin hablaba sin parar, mientras caminaba junto a Yoongi por las calles nocturnas. En realidad Yoongi no le estaba prestando mucha atención.

Iba mirando los establecimientos de comida rápida y restaurantes que brillaban por su alrededor, las personas circulaban a sus lados, algunas junto a ellos y otras del lado contrario. Pensaba en qué cenarían, y no mucho en lo que Jimin estaba platicando con tanto entusiasmo. En realidad todo lo que Jimin le contaba, lo hacía con entusiasmo.

— ¿Quieres hamburguesas?... — Yoongi se detuvo frente a un puesto que anunciaba hamburguesas, había poca fila y era el lugar más rápido al parecer.

—Sí hyung, lo que tú quieras está bien... — asintió Jimin, mirando el perfil de Yoongi.

—De acuerdo, espera aquí entonces, iré a pedir... — Yoongi se acercó al puesto y se formó detrás de otras personas que esperaban por ser atendidas.

Jimin se quedó en donde estaba, esperando, mirando ocasionalmente a la gente que seguía su camino a su alrededor. Tarareó una canción, moviéndose un poco en su lugar. Podía notar la mirada de unas cuantas personas que se detenían a observarlo, entonces se percató de que debía ser por sus orejas. Su cola era cubierta por el suéter rosa, pero sin embargo sus orejas llamaban mucho la atención. Estaba a punto de caminar hasta Yoongi porque le intimidaba lo mucho que algunas personas lo analizaban, pero un grito llamó su curiosidad, y volteó a mirar a una pareja de jóvenes que se había detenido en la esquina de la cuadra, al parecer discutían.

—No es lugar dónde hablar de esto, no empecemos... — el chico había negado con un suspiro de frustración, Jimin podía notar su fatiga.

—Nunca es el lugar, nunca es el momento, siempre es igual... — la chica parecía triste, y Jimin casi pudo ver desde la distancia que lloraría. Se sentía entrometido, pero bueno, que la curiosidad mató al gato.

—Lo siento... lo solucionamos cuando lleguemos a casa, te amo ¿si?... — el chico se había aproximado a la chica y había tomado su rostro entre sus manos para dejar un beso pequeño en sus labios. Jimin no pudo evitar sonreír, porque pensó que se miraban muy lindos.

— ¿Cómo lo solucionaremos?... — el tono de voz de la chica había cambiado y Jimin se vio obligado a apartar la mirada rápidamente avergonzado, justo en el momento en el que él había tomado con sus dientes el labio inferior de la chica.

— ¡Mamá, tiene orejas! — Jimin volteó la mirada para encontrarse con un niño, que lo señalaba con sorpresa. Jimin sonrió suavemente, sin saber cómo reaccionar exactamente.

—No te acerques tanto... — la madre del niño se había unido a la fila, y tenía sujeto de la mano al menor. Jimin se alejó un poco cohibido por el tono receloso de la mujer. El niño había seguido hablando de él, pero decidió ignorarlo porque la señora le daba miedo, así que volteó su mirada de regreso a la pareja que antes espiaba, estaban tomados de la mano y caminaban lejos.

—Vámonos... — Yoongi apareció de repente, tomando a Jimin del brazo y haciéndolo caminar entre la gente. Jimin le siguió el paso, confundido porque Yoongi no había comprado la comida.

— ¿Qué pasó? — preguntó buscando la mirada del mayor. Yoongi aflojó un poco el agarre sobre el brazo de Jimin, pero aún así no lo soltó. Una vez que la concurrencia disminuyó en la banqueta, soltó un suspiro.

—Miré a un tipo tomándote fotos — contestó Yoongi, sin regresarle la mirada a Jimin.

—Fotos... — Jimin frunció el entrecejo, preguntándose porqué alguien le tomaría fotos. — ¿crees que haya salido bonito? — preguntó con una risa.

—Oh, claro que no. Seguro saliste feo... — Jimin río al ver cómo Yoongi rodaba los ojos. —no es broma, ¿sabes que te podrían secuestrar?

—Pero tu no dejarías que eso pasara, porque dejaste las hamburguesas por ir a buscarme...

—No fue sólo por eso, el señor dijo que ya no tenía tocino, no te creas tan importante... — Yoongi no pudo evitar sonreír porque Jimin estaba riéndose de él, como si le estuviese contando chistes, cuando en realidad él sólo intentaba verse rudo (o algo así) frente al gato. —deja de reírte de mi, gato malo.

—Lo siento... lo solucionamos cuando lleguemos a casa, te amo ¿si?... — Jimin se limitó a sonreír, después de haber repetido aquella frase que la había dicho el chico que discutía con su pareja.

— ¿Qué?

—Eso le dijo un chico a su cita hace un momento, me pareció gracioso y lindo — explicó Jimin, pensando que la expresión nula de Yoongi era muy graciosa.

—Qué entrometido... — Yoongi negó, reprimiendo una sonrisa porque no quería demostrar que disfrutaba de una cita con un gato. Después de todo prefería reservarlo para sí mismo.

— ¿No vas a decir que me amas también?

—Te amo, ya callate.

Jimin sonrió y soltó su brazo del agarre de Yoongi, para alcanzar su mano y tomarla, porque antes se había preguntado cómo se verían Yoongi y él tomados de la mano como aquella pareja.