Yoongi había dirigido a Jimin al sillón de la sala, se había sentado y dejado que él se acurrucara cerca de él, sollozando de vez en cuando y soltando suspiros cortos que se perdían en su pecho. Estaban por ser las nueve de la mañana, el sol estaba intentando asomarse entre la cortina, pero sin llegar a molestarlos, todo estaba muy tranquilo, y Yoongi se sentía relajado con Jimin en sus brazos.

—No has ido a trabajar... — el murmuro de Jimin cortó con el largo silencio que se había estado formando a su alrededor. Había dejado de llorar, y estaba calmándose un poco, pero aún así se mantenía oculto entre los brazos de Yoongi, no quería separarse, se sentía muy sensible y lo único que quería era tenerlo cerca.

—Llamé para que me dieran el día, le dije a mi jefa que mi gato estaba enfermo y me dio permiso — explicó. Jimin sonrió un poco, porque le gustaba la atención que podía llegar a darle Yoongi, lo hacía sentir bien.

—Yoongi... — Jimin había soltado un suspiro y se había apartado un poco de Yoongi, sentado a su lado con la cabeza baja, pensando bien sus palabras —ya me dijiste que no te molestaste, pero... pero aún así no quiero hacerte sentir incómodo, así que yo... — Yoongi se había movido un poco sobre el sillón, miraba cómo las manos de Jimin jugaban nerviosas y como su cola se movía inquieta. —debería pasar las semanas que vienen en mi antigua casa, para que lo que... lo que hice no vuelva a pasar, y...

— ¿Por qué no quieres que vuelva a pasar?... — Jimin levantó la mirada un poco sorprendido, tenía su boca abierta dispuesto a hablar pero ninguna palabra salía, porque no sabía qué contestar.

—Que... — Jimin se encogió de hombros — ¿no te incomodó, un poco?... — Yoongi sonrió y se inclinó hacia enfrente, acercándose a Jimin.

— Ni un poco, ¿te incomodó a ti?... — Yoongi había cambiado su tono de voz calmado, a uno mas bajo, a uno profundo, uno nuevo que estaba siendo solo para Jimin. Había terminado su acercamiento, rozando la punta de su nariz con la piel cálida del cuello de Jimin. Le gustaba que aún cuando hacía frío, Jimin permanecía cálido, a diferencia suya.

—N-no, no es eso... — Jimin evitó un suspiro, porque la cercanía de Yoongi lo estaba haciendo sentir extraño de nuevo, y porque ahora podían verse ambos claramente, ahora él podía ver las expresiones que Yoongi pudiera hacer con claridad, y suspirar tan cerca de él le hacia sentir emocionado. —es que...

— ¿Te incomoda que te bese, te incomoda esto?... — Yoongi besó el cuello de Jimin con un toque suave, permitiéndose grabar la textura de su piel, y la manera en la que sus labios tibios hicieron estremecer al menor. Jimin no fue capás de retenerse, su temperatura había aumentado, y agradecía que esta vez no estuvieran en el calor de la cama, porque sentía que ardía.

—No es eso, yo... — Jimin encontró palabras para contestar, y entonces Yoongi levantó su rostro para mirarlo —yo quiero besarte... — Jimin miró hacia los labios de Yoongi, ya no se sentía igual a hace un momento, algo muy fuerte había sucumbido a su vergüenza, y ahora sólo podía estar concentrado en los ojos de Yoongi que lo miraban tan de cerca, y en sus labios, que le producían una ansiedad demasiado grande.

—Entonces hazlo — Yoongi había sonreído porque los ojos curiosos de Jimin subían y bajaban de sus ojos a sus labios, como si no supiera qué hacer, como si estuviera pensando más de la cuenta. Selló sus palabras y dejó que sus labios se juntaran con los de Jimin, en una presentación tan ansiada, que estuvo creado rápidamente, un suspiro de satisfacción por parte del menor.

Las orejas y cola de Jimin se movieron, cada centímetro de su cuerpo reaccionó increíblemente ante el beso de Yoongi, jamás imaginó que algo llegase a gustarle aún más que sus galletas. Le gustaba la sensación, porque los labios de Yoongi se le antojaban como lo más suave y fresco ante los suyos, además acariciaban los suyos con lentitud, como un primer encuentro debía ser, dedicado y seguro, le estaba permitiendo adaptarse a la sensación de un primer beso, le dejaba experimentar, sus labios lo guiaban y lo hacían sentir cosquillas en su estómago.

Era el primer beso de Jimin, y deseaba que todos los siguientes fueran iguales, dados por los labios de Yoongi.