—Necesitamos tu ayuda, porque mi amigo Yoongi tiene una vida del asco. Su novia lo terminó hace dos semanas dejándolo por una chica. Seguramente reprobó educación física y mató al pollito de un amigo cuando fue a visitarlo, todo eso sólo en ésta semana, tienes qué ayudarlo...

Jungkook explicó a Namjoon, con Yoongi de pie tras él. El rubio empujó levemente a Jungkook al escuchar, la para nada sutil reseña de la desgracia que es su vida, sólo para mejorarla y no quedar tan mal.

—No lo maté, lo pisé sin querer y explotó... — aclaró saliendo en su defensa. —Y logré salvar educación física, por si no sabías, pasé sin problemas.

Jungkook hizo una señal con sus manos, quitándole importancia a su comentario, empujándolo de regreso a su lugar, para quedar de nuevo frente a Namjoon, quien los miraba sin ninguna expresión, totalmente desinteresado al parecer.

—Como sea. Dice que quiere vender su alma al diablo para dejar de ser tan miserable y como tu sabes de esas cosas...

—No quiero eso, yo quiero un... — Yoongi había intentado meterse de nuevo para quedar frente a Namjoon y aclarar las malas explicaciones, pero Jungkook se interpuso entre ambos, de nueva cuenta, interrumpiendo la explicación que había empezado a dar su amigo.

El menor miró a su primo con una falsa sonrisa, intentando reflejar que quería terminar con ésta estupidez pronto.

—Él quiere un demonio mascota, ya sabes, algo que le cubra la espalda, y yo sé que tu sabrás qué hacer... — Jungkook alzó sus cejas y habló con canturreo, mirando fijamente a su mayor.

Namjoon asintió, consciente de lo que Jungkook estaba diciéndole con la mirada más allá de sus palabras.

Nunca lo admitiría, pero Jungkook da más miedo que él y no entendía cómo su mamá y su tía no se daban cuenta de ello. Tenía claro una cosa, y es que Jungkook quería terminar con eso a su manera.

—Tu eres satánico, ¿no?... — Yoongi empujó a Jungkook para intentar robar nuevamente la atención de Namjoon.

—No exactamente... — respondió el aludido encogiéndose de hombros.

En realidad el origen de esa idea loca era su mamá, que había encontrado un trozo de pizza fosilizado debajo de su cama, confundiéndolo con algún animal muerto, y bueno, el resto fue fácil, una mujer con mucha imaginación y novelas vespertinas.

—Pero, ¿puedes ayudarme? — insistió el rubio.

‹ Después de todo esto es sólo un juego › pensó Yoongi.

—Esto no es un juego.

Jungkook tomó del hombro a Yoongi, alejándolo un poco de Namjoon. Yoongi decidió tomarlo de la mano, porque la voz que usó Namjoon le causó miedo, además de que justo ahora sentía que le había leído la mente.

—Eso lo sabemos, Nam... Ahora, confío en que ayudarás a mi amigo... — Jungkook alzó ambas cejas en dirección a su primo, quién asintió.

Parecía que sólo ellos dos estaban poniéndose de acuerdo para algo importante, que solo ellos dos comprendían, y que Yoongi era el único tonto que no sabía qué pasaba el 99% de su tiempo respirando.

—De acuerdo — confirmó Namjoon, formando una sonrisa ladeada en sus labios.

—Oye, y ¿vas a sacrificar a alguien? Tengo un candidato, se llama Hoseok... — Jungkook y Namjoon miraron a Yoongi confundidos. — ¿harás un círculo de sal? ¿haremos un rito satánico? ¿quieres sangre de virgen? Porque soy virgen...

—No eres virgen, hyung, que mentiroso...

—Callate Jungkook, no te metas ¿si?

—Uh... — Namjoon pensó un momento qué decir —Tu no harás nada de eso, tu sólo tienes que irte de aquí y dejarme hacer mi trabajo.

— ¡Oh! Puedo hacerlo, bien — asintió Yoongi con una sonrisa pequeña dirigida hacia Namjoon.

—Y tu deberías ir a comprarme algo de comer — habló Namjoon, y señaló a Jungkook.

— ¿Yo, pero por qué?...

—Por qué haré la vida de tu amigo menos miserable. Ahora largo los dos.

Namjoon hizo salir a ambos chicos fuera de su habitación, cerrándoles la puerta sonoramente en la espalda.

— ¿Fue todo? — Yoongi miró a Jungkook, después de unos segundos de pie frente a la puerta.

—Eso espero... Ahora vamos, tu pagarás la comida — Jungkook bajó las escaleras y Yoongi lo siguió, quejándose de su vida, como siempre.

Jungkook por lo menos tenía seguro que Namjoon tenía un plan que terminaría quitándole a Yoongi su absurda idea de invocar un demonio. O eso esperaba.