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Hasta hace poco Yoongi descubrió que es un gatito demasiado arisco. Cuando pasa a su forma animal, un gatito de oreja grises y colita esponjosa, aprecia de la tranquilidad y de lamer sus patitas pintas de blanco, pero algo que le molestaba en su totalidad es que irrumpieran su momento de paz y lo sacudan con emoción de un lado a otro, rascando su pancita blanda con rapidez. Odiaba eso, prefería las caricias suaves tras sus orejas o que pasaran dulcemente sus dedos bajo su mentón.

Sin embargo, en casos especiales como este, permitía esas acciones cuando se trataba de Taehyung. Cuando su mejor amigo estaba triste o enojado, cambiaba a su forma animal y se dedicaba a darle consuelo con sus ronroneos y amasadas. Eso siempre lo ponía de buen humor. Han empezado a crecer juntos, con sus altos y bajos, pero siempre juntos. En la secundaria las cosas eran inmaduras, los alumnos pensaban cosas erróneas sobre ellos, esparcían rumores y los molestaban de vez en cuando; aunque no tan seguido, sin embargo, para su desgracia, seguían viéndolos como amigos con derechos.

Hace un tiempo, precisamente un año antes de la graduación, Taehyung había salido con una omega de sonrisa dulce que le caía bien, pero hubo diferencias entre ellos y Tae decidió cortar toda relación con ella. Ahora estaban solos, disfrutando de su compañía como los amigos que son. Por unos días Tae debía ir a la empresa de su madre y empezar a aprender sobre el negocio familiar, y esos días Yoongi aprovechaba y turnaba su tiempo en el restaurante de su madre Umji y ayudaba con lo administrativo a Sowon en la estación de investigación criminal. El día de la graduación, durante la cena de celebración, Sowon dio la noticia de haber sido ascendida a Sargento en jefe, con un equipo especial a su cargo y muchos casos más también. Yoongi estaba más que orgulloso, por eso siempre iba por las tardes para ayudarla con el papeleo y organizar las carpetas por orden alfabético y fecha. Otros días pasaba su tiempo libre en el restaurante, apoyando en la caja o en las mesas, en especial a la hora de la comida cuando los oficinistas salen a su descanso, el lugar se llena al punto de tener filas fuera de la puerta. Uno que otro día, cuando Taehyung logra escaparse del entrenamiento ejecutivo de su madre, apoya en el restaurante y sirve la comida para llevar o recibe a los clientes, y la mejor parte es cuando pueden quedarse con las propinas y salen corriendo para tener pijamadas y noche de pelis.

Desde el incidente de aquella vez, no se volvió a tocar el tema o intentar otro beso, sus sentimientos estaban claros y no compartían algo más allá que una conexión de amistad y hermandad. Aunque, de vez en cuando, se cuidaban mutuamente debido a la confianza.

Hoy es uno de esos días donde se encuentran en casa de Taehyung, precisamente en su cuarto, esperando los resultados de admisión a la preparatoria nacional. Es demasiado difícil ser aceptado, por la sobre demanda y su regla estricta de puntuación, pero ambos reconocen ser muy inteligentes y capaces para ser aceptados. Los minutos pasan, y parece ser que la página está saturada, pero nada es impedimento para Kim Taehyung que está usando una de las computadoras empresariales de su madre y está conectado a una red de internet ejecutiva de alta capacidad. Yoongi se encuentra igual, en su laptop, con un cable conectado al modem de internet.

- ¿Ya te dio acceso? - Pregunta Yoongi al borde de un colapso. Está a nada de arrancarse el dedo de tanto que se a mordido las uñas.

- Aún no. La plataforma se abre a las 10. ¿Cuánto falta?

- Dos minutos. Tae, tengo miedo. - Confiesa, dejando salir sus orejitas y cola esponjosa por el miedo que tiene. No es que sea el fin del mundo, pero él lo siente así. Estamos hablando de su futuro, entrar en esa escuela de alto prestigio le abrirá muchas puertas y oportunidades a la hora de buscar universidades. Taehyung no se ve tan nervioso, al contrario, está relajado comiendo tiritas de pollo y papas fritas.

- Nada que mi Black Cart no arregle. - Responde sarcástico, mostrando la tarjeta de crédito que su madre le regaló en su graduación. - Si algo aprendo en las clases de finanzas es que el mundo gira gracias al dinero, la escuela nos aceptará si les doy un generoso "donativo".

- ¿Qué eres? ¿Un millonario excéntrico de K-Dramas? 

- Casi, oh... Ya se abrió la página.

Rápidamente ambos chicos buscan sus nombres entre la infinidad de estudiantes, revisando uno por uno y letra por letra para no perderse. Yoongi sigue bajando, buscando con el corazón en la mano el pequeño Min en alguna parte. 

- ¡Entré, mira! - Taehyung rápidamente le muestra su nombre en la lista, pasando a la siguiente página para revisar los horarios.

Yoongi sigue buscando hasta que llega a la letra M, revisando ansioso uno por uno hasta encontrar su nombre. Taehyung está llamando a su madre, pero parece ser que está en alguna junta porque nuevamente no contesta sus llamadas.

Yoongi quiere llorar, está en un shock emocional que Tae no sabe interpretar como bueno o malo.

- ¿Yoongi?

- ¿Es verdad? - Pregunta asustado, mostrando la pantalla de su computadora.

- ¡También entraste! Maldito gato genio. Mira eso, ¡Puntuación perfecta!

Ambos están saltando de la emoción por todo el cuarto, abrazados mientras ríen por sus ocurrencias juveniles y no tardan en caer al suelo por tanta emoción. Rápidamente un teléfono suena, el de Yoongi precisamente, y contesta para toparse con la voz agradable de sus madres al otro lado de la línea. Todos estos años a su lado les ha otorgado este lazo familiar que le permite sentir la emoción a través de la sangre. Yoongi aprovecha y coloca el altavoz, gritando emocionado que él y Tae lograron entrar a la escuela que quería, y además de recibir una beca por su puntuación perfecta. El orgullo que siente Umji y Sowon no tarda en aparecer, y su actitud infantil tampoco, por lo que organizan una cena especial esa noche en el restaurante de la omega. Tanto Tae como Yoon están de acuerdo con la idea, por lo que ninguna se hace esperar y empiezan los preparativos y la invitación a la madre de Tae. La llamada termina y el par de amigos siguen recostados en la alfombra del cuarto de Tae, suspirando gustosos las feromonas de felicidad mezclada de ambos. Yoongi va a decir algo más, lo orgulloso que está de ambos, pero Tae solo quiere tomar su mano y esconderse en su cuello para olfatear su olorcito dulce y cálido.

- Me gusta tu olor... hueles a alguien enamorado. - Confiesa tímidamente, aun sosteniendo sus manitas juntas. Yoongi no sabe bien que responder o que pensar, pero no siente miedo del Alfa a su lado, no podría jamás. - Hueles a las Rosas de san Valentín y a esos caramelos de color ámbar. Me gusta mucho.

- ¿Gracias? - aquello suena más a una pregunta, pero no le importa. Está cómodo y cálido así. - También me gusta como hueles. Hay un toque coqueto y tierno en ti, te queda bien el olor de los pinos y la canela.

No hay nada que se sienta extraño o incorrecto, solo son un par de amigos tomados de la mano, compartiendo sus pensamientos el uno con el otro, hay algo inquietante en el alfa, se siente en lo tenso de su cuerpo y el temblor de sus manos, pregunta cauteloso aquello que le preocupa, pues sabe mejor que nadie que jamás va a juzgarlo o criticarlo, es lo suficientemente cálido para reconocer lo que le pasa, pero jamás sería capaz de presionarlo.

- Es solo que... quiero ser tu mejor amigo siempre. Hemos estado el uno para el otro por mucho tiempo, y me aterra que el cambio nos separe.

- No tengo intenciones de separarme de ti.

- ¿Me lo prometes?

Yoongi no responde todavía, se endereza un poco para quedar sobre Taehyung, aprisionando su cuerpo con el contrario, sujeta las muñecas de su amigo con fuerza, Tae no sabe que pensar mientras Yoongi se acerca peligrosamente a su rostro. Va a preguntar qué intenta demostrar, pero Yoongi es más rápido y le roba un beso en ambas mejillas para muy rápidamente soltar sus manos y abrazarse de su torso, escondiendo su rostro en el pecho de Tae.

- Te lo prometo. No podría abandonarte, no como lo hicieron conmigo.


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