Capítulo 9: "Extraños sentimientos"
Una joven de antifaz se encontraba acostada en una pequeña cama mirando fijamente al techo mientras el rostro de un joven uniformado de cabello negro y ojos azules vino a su mente al tiempo que de sus labios salió el nombre del joven.
—¡Sam¡ se llama Sam, así me dijo, tiene un lindo nombre además es muy lindo y amable— pronunció Liza suspirando mientras un recuerdo vino a su mente haciendo que sintiera una extraña electricidad recorrer su cuerpo.
-.Recuerdo.-
Una chica de antifaz de metal servía unos refrescos en la barra mientras una de las chicas que trabajaba con ella le decía— Es muy guapo el oficial, ¿no lo crees Gatica?
—¿Qué? — respondió la joven.
—Y sus ojos, sus ojos son tan llamativos como los tuyos, su color es un azul tan especial, que hace juego con ese cabello negro cual noche y ese porte tan varonil, yo a ese hombre le doy servicio de gratis— decía la joven sin ninguna vergüenza.
—Cielo, que cosas dices— respondió Liza en tono de reproche.
—Solo la verdad niña, solo la verdad, lástima que tú lo estés atendiendo, como no lo vi primero, pero, en fin, tal vez venga otro día para ofrecerle yo una buena copa y mis servicios para relájalo un poco de tanta tensión que debe tener en su trabajo. Sin duda tuve mala suerte hoy, como se me pudo pasar un chico así— decía lamentándose la joven.
—Es cierto, lo estoy atendiendo— pronunció alarmada Liza.
—¿Qué sucede Gatica? — dijo con preocupación la joven.
—Tengo que llevarles su pedido, disculpa Cielo— respondió Liza antes de tomar la fuente donde estaban las copas.
La joven camino a paso rápido hasta la mesa donde estaban los dos uniformados, uno de ellos al verla llegar se puso de pie para ayudarla con la fuente.
—¡Gracias¡ — dijo sorprendida Liza, mientras Sam tomaba la fuente de sus manos para colocarla en la mesa.
—No hay porque agradecer linda— respondió Sam, mientras tomaba una de las copas y se la entregaba al otro uniformado.
—¡Gracias¡ — dijo el hombre de lentes.
—Disfruten mucho su bebida— pronunció Liza, tomando la fuente para retirarse luego que Sam había tomado su copa.
—¡Gracias¡ de seguro la disfrutaremos, ¿pero ya te vas?— agrego Sam en tono nostálgico.
—Sí, tengo que atender otras mesas— respondió Liza.
—Entonces antes de que te vayas déjame felicitarte— dijo Sam mientras el otro uniformado lo miraba.
—¿Felicitarme?,¿por qué? — pregunto Liza confundida.
—Sí, felicitarte, eres muy buena cantando, el musical que presentaste junto a tus amigas estuvo estupendo, me gustó mucho, te felicito, no imagine que un bar se diera un espectáculo tan bueno, ojalá y en otra oportunidad pueda volver a verlo— dijo Sam.
—Si es cierto, fue espectacular,...— agregó el otro oficial mientras la chica de antifaz miraba con disimulo al joven de ojos azules.
—¡Gracias¡ todos los fines de semana se presenta un musical aquí, eso nos diferencia de los otros bares, ojala y en otra oportunidad puedan venir nuevamente a verlo— dijo Liza con calma.
—Por supuesto que vendré— respondió el hombre de lentes, mientras Sam sonreía.
-.Fin del recuerdo: Tiempo actual.-
—«Sus ojos, son hermosos, como dice Cielo además es educado, gentil, ¿pertenecerá a la comandancia de este pueblo porque escuche que habían enviado a otros oficiales de otros pueblos para apoyar durante esta semana?, además el no quedo en volver, dijo que le gustaría volver a ver el espectáculo, pero mas no lo aseguro como su amigo, también están Estrella y Celeste, parecen no conocerlo y ellas se conocen a todos los de la comandancia del pueblo claro tienen sus preferencias notorias, de ser así, si él no es de aquí, esta habrá sido la única vez que lo vi» — pensaba con nostalgia Liza.
Pero ella no era la única que estaba pensando en alguien esa madrugada. En una pequeña habitación dentro de una comandancia policial un apuesto joven se encontraba pensando en la misteriosa, pero a la vez hermosa chica del antifaz.
—«¡Gatica¡ un nombre extraño y misterioso, tan misterioso como tu niña hermosa, tal vez antes de irme de este pueblo vaya a ver tu espectáculo una vez más» — pensaba Sam mientras cerraba sus ojos al tiempo que imágenes del musical que había visto hace algunas horas en donde la chica del antifaz era la figura vinieron a su mente haciendo que en su rostro se plasmara una sonrisa.
Luego de algunos minutos Sam cayó en un profundo sueño, tan profundo que al despertar al día siguiente su cuerpo se sintió tan relajado y con tantas energías que inmediatamente se puso de pie, se ducho, cambio y fue a recibir la orden de su comandante.
—Hoy necesitamos a todas las tropas en el centro de la ciudad, hoy habrá feria allá y necesitamos resguardar la seguridad del lugar— decía el comandante.
—Si mi comandante— pronunciaron los oficiales presentes el lugar.
—Entonces ya pueden retirarse, menos tú oficial Wood, quédate unos minutos luego te unes al grupo, necesito darte un recado de tu comandante— dijo el comandante de la comisaria del Olvido.
—Claro— respondió Sam.
Una vez que todos los oficiales salieron del lugar Sam miro al comandante quien con la mirada le indico que tomara asiento.
—El jefe de la comandancia a la que perteneces me pidió que te dijera que ya solicito que les envíen de la capital el retratista que necesitas para el caso que estas reabriendo, tu jefe me dijo que te comunicara que mayores detalles te dará en cuanto vuelvas a la comandancia, ahora si a lo que yo tengo que decirte, quiero pedirte que apoyes a mis tropas en...—decía el hombre.
Mientras Sam recibía su nueva misión en el bar de Candela, Liza terminaba de lavar sus prendas.
—¿Ya terminaste Gatica? — pregunto Candela mientras se acercaba a la chica del antifaz.
—Si señora, solo tiendo mi ropa y nos vamos a la feria — dijo Liza sonriendo.
—Bien Gatica, ya vez que me encanta ir a ver las novedades que traen las ferias...— agregó Candela, mientras la chica del antifaz escurría sus prendas para tenderlas.
Luego de algunos minutos Liza, termino de tender su ropa, se quitó el delantal que llevaba puesta y se fue junto a su jefa a la feria.
Liza y Candela salieron de la casa donde vivían al hacerlo se encontraron con la calle llena de gente que dificultaba un poco su avance.
—Te dije que las ferias traen mucha gente— decía Candela mientras caminaba con Liza entre la multitud para poder llegar hacia una de las tiendas que había en el lugar.
Liza mientras caminaba tras de su jefa iba mirando las tiendas de la feria cuando de repente su vista se encontró con la mirada de un joven uniformado que desde el lugar donde estaba la miraba haciendo que la joven sintiera una mezcla de sensaciones extrañas dentro de ella.
—¡Sam¡ pronuncio Liza, mientras sentía que los latidos de su corazón se aceleraban, su cuerpo temblar y a la vez desfallecer.
—¿Sam? — respondió Candela que iba delante de la joven y había logrado escuchar lo que ella dijo haciendo que esta detenga sus pasos y gire a verla.
Candela quedo sorprendida al ver a Liza, jugando con sus manos, mientras bajaba la mirada, al tiempo que Sam se acercaba a ellas.
—Gatica, ¿te siente mal? — preguntó Candela con preocupación mientras la joven parecía no escucharla.
—«Debe pensar que soy rara, soy la única de todas las personas que están aquí que lleva parte de su rostro cubierto» — pensaba Liza, cuando escucho— ¡Buenos días¡ ¡hola Gatica¡
—¡Buenos días¡ — dijo Candela mientras miraba al atractivo oficial.
—Soy el oficial Wood, Sam Wood, ayer estuve custodiando su bar y vi el espectáculo que presento Gatica junto a sus demás chicas y pues me pareció muy bueno...—decía el joven de cabello negro mientras miraba a la chica del antifaz que parecía inmóvil.
—¡Gracias¡ mi nombre es Candela, soy la dueña del bar que custodio anoche. Mi bar no es un bar común donde solo se expende licor, en mi bar si bien se vende licor, se hace de manera moderada además hace algunos años decidimos darles un mejor servicio a nuestros clientes y pues gracias a mis chicas se pudo hacer esos musicales con la sola finalidad de brindar entretenimiento— respondió la mujer.
—Pues como le dije el musical que vi ayer me pareció muy bueno— dijo Sam.
—Me alegro que le haya gustado el espectáculo oficial Wood— respondió Candela.
—Señora Candela, ¿Qué le pasa a Gatica?, ¿esta enfermita de la garganta por ello no habla?, además pensé que solo el antifaz era por el espectáculo— decía Sam mirando a la joven de cabello castaños que ante la pregunta pareció reaccionar.
—¡Buenos días oficial¡ disculpe, andaba distraída, el antifaz es parte de mi piel desde hace muchos años, siento que me da mi estilo propio, por ello nunca me lo quito—respondió Liza con calma.
—Si en realidad te da tu propio estilo y la verdad no te juzgo por llevarlo pues te queda muy bien además déjame decirte que me alegra escuchar tu voz, pensé que andabas malita de la garganta— dijo Sam.
—No, no, estoy bien, solo me distraje mirando tantas tiendas— respondió Liza.
—Si es cierto hay muchas tiendas aquí. Bueno, solo quería saludarte, sigue disfrutando de la feria, hay cosas muy lindas en ella— dijo Sam.
—Sí, lo disfrutare, gracias oficial— respondió Liza.
—Una vez el joven se alejó del lugar Candela giro su rostro hacia Gatica y le dijo— ¿Te gusta el oficial?, ¿verdad?
—¿Qué?, no, como cree señora Candela— decía Liza, sonriendo de manera nerviosa.
—Hay Gatica, aunque lleves ese antifaz puedo notar tu nerviosismo, por tu voz, además se te nota el interés en tus ojos, hasta puedo asegurar que se está empezando a poner roja la cara— respondió Candela.
—Tal vez, porque me quema un poco— dijo Liza con inocencia.
—Gatica, eres muy evidente— respondió Candela, al tiempo que echó a reír.
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