Capítulo 10: "Yo no debo sentir: Ocultando sentimientos"
Ya había pasado cinco días desde el encuentro de Liza y Sam en la feria, cinco días desde los cuales la jovencita castaña no había dejado de pensar en el apuesto oficial de ojos azules, tanto así, que a veces la jovencita se mostraba distraída en los ensayos que realizaba con algunas de las jóvenes que trabajaban en el bar y que eran parte de los musicales que presentaban allí.
Pero ella no era la única que pensaba en alguien, Sam también lo hacía, él no dejaba de pensar en la chica enmascarada de bellos ojos verdes y dulce voz que lo había encandilado y de quien quería conocer mas que su curioso nombre.
—Oficial Wood, oficial Wood— decía un hombre uniformado.
—¡Eh, discúlpeme¡ ¿dígame mi general? — respondió Sam poniéndose de pie con una mano a la altura de la cabeza y la otra alineada con su cuerpo.
—Ja jajaja, no es necesario que hagas eso muchacho, estas en tus horas de descanso, es más son tus ultimas horas en este pueblo, pues mañana culmina el apoyo de tu tropa, por ello he decidido invitarte a tomar un buen vino por la noche mañana, pues te puedes quedar hasta el domingo, ¿verdad? — agregaba el hombre.
—Claro, claro—respondió Sam.
—Qué bueno muchacho, iremos al bar de Candela además mañana hay musical,...—decía el hombre mientras Sam sonreía.
—«Mañana hay musical y yo iré al bar, nos volveremos a ver linda chica enmascarada, "Gatica", ese es tu nombre ¿no?, pues no me conformo con saber solo ello de ti pequeña, quiero saber más de ti, quiero seguir tratándote, no sé por qué, pero siento esa terrible necesidad de seguir viéndote» — pensaba Sam.
Mientras Sam se encontraba enfrascado en sus pensamientos en el bar de Candela, una linda jovencita castaña se encontraba igual de pensativa mientras miraba como autónoma el papel que una de sus compañeras le había alcanzado con la letra de la canción que cantaría al día siguiente.
—¡Gatica¡ Gatica¡ ¡Gatica¡ ¿Qué te sucede niña? — decía una peli roja.
—Déjala Cielo, debe estar pensando en su oficial— dijo Estrella sonriendo.
—¿En su oficial? — pronunció intrigada Cielo.
—Si es ese bombomzote de ojos azules que vino la noche anterior y al que Gatiquita atendió, además por Candela me entere que lo volvieron a encontrar en la feria del pueblo hace algunos días y que este se acercó a ellas, bueno en realidad parecía interesado en nuestra Gatica— respondió Celeste sonriendo.
—Sí, yo también escuche lo que Candela dijo: El apuesto oficial Wood parece haber caído en el hechizo de nuestra Gatica, pero no solo él parece estar hechizado, sino también ella— decía Estrella sonriendo mientras imitaba la voz de Candela.
—¿Gatica te enamoraste del oficial? — dijo casi gritando Cielo haciendo reaccionar a la castaña.
—¿Qué? — pronunció Liza intrigada pues no había logrado escuchar del todo la pregunta.
—Hay Gatiquita, mejor ni respondas, si estas enamorada ni pensar que si lo volvía a ver yo le daba atención preferencial pero como se de tus sentimientos no lo hare, tu mereces un chico así mas que yo— dijo Cielo sonriendo.
—¿Qué estás diciendo Cielo?, yo no estoy enamorada de nadie, yo no puedo sentir, yo no puedo amar a nadie, no puedo, no puedo— pronunció Liza, con nostalgia que se reflejaba en su voz entrecortada mientras echaba a correr hacia su habitación al tiempo que las tres chicas se miraron entre si confundidas por la actitud de la jovencita enmascarada.
Liza entro corriendo a su pequeña habitación y se arrojó a la cama, sujetando su pequeña almohada mientras sus ojos se nublaban de lágrimas al tiempo que pensaba—«Yo no debo sentir, yo no debo sentir, si lo hago estaría poniendo en riesgo mí libertad, yo no puedo enamorarme de nadie, menos de un oficial, no, no puedo, sería como ponerme en manos de mi propio carcelero pues no sé qué habrá pasado con el caso del asesinato y narcotráfico, no sé qué habrá pasado con ello, nunca podre ser libre de verdad, nunca podre amar de verdad, tengo que ocultar mis sentimientos hacia el oficial Sam en lo más profundo de mi corazón además lo más probable es que no vuelva a ver, desde el día de la feria no lo he vuelto a ver y es lo mejor, lo mejor para mí, si es lo mejor para mí»
Mientras la jovencita castaña sollozaba por su desdicha dentro de su habitación fuera de esta un grupo de chicas platicaban con una mujer morena robusta.
—Es la verdad señora Candela, la vimos muy mal y eso nos tiene preocupada pues ni siquiera se quedó para el ensayo del musical— decía Cielo mientras Estrella y Celeste asentían.
—No se preocupen, yo hablare con Gatica, es normal que este asustada, es muy joven aún tiene 19 años y hasta ahora no ha tenido un novio, me imagino que lo que está sintiendo la confunde, la asusta, pero no se preocupen yo hablare con ella, ustedes sigan preparando el musical— respondió Candela antes de dirigirse a la habitación de la castaña.
Candela al llegar a la habitación de Gatica toco la puerta con suavidad en tres oportunidades, escuchando en su tercer intento la voz de la jovencita autorizándole la entrada.
—Adelante— decía una dulce voz.
Candela giro la perilla de la puerta y entro a la habitación en donde se encontraba la jovencita castaña sentada en el borde de la pequeña cama, con la mirada entristecida.
—Las chicas me dijeron que te sentiste mal y no te quedaste al ensayo— decía Candela con calma mientras caminaba hacia el lugar donde estaba la jovencita.
—Si me sentí un poco mal, pero ya me siento mejor, ahora mismo voy a ensayar con las chicas— respondió Liza intentando ponerse de pie.
—No hija, no estoy aquí para pedirte que vayas con las chicas, estoy aquí para hablar contigo, de algunos temas que tal vez desconozcas y que te atemorizan— agregó Candela tomando el brazo de la joven para evitar que se ponga de pie al tiempo que ella se sentaba en el borde de la cama también.
—No la comprendo— respondió Liza con calma.
—Sabes que te aprecio mucho Gatica, me has demostrado ser una gran chica y por ello te tengo un cariño muy especial, eres como la hija que perdí, te lo he dicho en una oportunidad y por ello quiero que confíes en mí, ¿el oficial Sam Wood, te gusta hija? — dijo Candela con calma mientras miraba los entristecidos ojos verdes de la jovencita que era lo único que podía verse a través del antifaz que Liza llevaba.
—No, claro que no— respondió Liza de manera nerviosa.
—No es vergüenza enamorarse, el amor es un sentimiento muy lindo y el hecho de que trabajes en un bar no quiere decir que se te prohíba el amor, hay muchas chicas aquí que se enamoraron de sus clientes, otras vieron su amor correspondido e incluso dejaron de trabajar aquí pues ellos las sacaron de este lugar para casarse con ellas, no sé si ese sea tu caso querida Gatica pero lo que sí quiero que te quede claro es que aquí no se prohíbe el amor, por temor a quedarte sin trabajo no ocultes lo que sientas,...— decía Candela.
—Yo no oculto nada señora Candela, el oficial Sam solo es una persona que conocí en el bar y lo atendí, nada más— respondió Liza con calma.
—Pues es una lástima, a mí me pareció que tú a él le interesas y a mí, mi instinto de cupido no me falla, pero en fin no quiero obligarte a que digas algo que no quieres hija, bueno si ya te sientes mejor ve a ensayar entonces con las demás chicas— agregaba Candela mientras se ponía de pie.
—Sí, señora Candela, si— respondió la castaña mientras se ponía de pie.
Liza salió de su habitación tras Candela, mientras caminaba las palabras de esta venían a su mente una y otra vez:
"Pues es una lástima, a mí me pareció que tú a él le interesas y a mí, mi instinto de cupido no me falla, pero en fin no quiero obligarte a que digas algo que no quieres hija"
—«Le intereso, le intereso, ¿será cierto lo que dice la señora Candela?, ¿en verdad le interesare a Sam? No, no puedo interesarle a él, no, no puedo, yo no puedo enamorarme de un oficial, no puedo enamorarme de él, que estoy diciendo ya es tarde yo ya estoy enamorada de él, por ello no dejo de pensar en él, el me gusta, me gusta, pero nadie más puede darse cuenta de ello, menos él, menos él, tengo que ocultar mis sentimientos, tengo que ocultarlos»— pensaba Liza mientras caminaba a paso rápido al lugar donde las demás jóvenes se encontraban ensayando.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro