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-¿Necesitas algo?- le pregunté a MinHa.
-No, gracias- me sonrió acabando de poner las fresas en el plato grande.
-No me refería a la comida- ella me miró.
-Lo sé.
-¿De qué habláis?- preguntó Yuma entrando a la cocina.
-De que tus tomates están muy buenos- contesté con una sonrisa sabiendo que eso lo distraería.
-Lo sé, los he cultivado con mucho amor.
"El que deberías darle a tu novia, pedazo de zopenco" quise decir, pero me limité a sonreír y a asentir.
-Bueno- dije- Si me buscáis, estoy arriba.
Ellos asintieron y yo salí de la cocina acercándome a las escaleras, las subí, y a punto de llegar a la habitación de MinHa, una mano aprisionó mi brazo y me arrastró a una habitación. La puerta fue cerrada con rapidez detrás de mi y fui bruscamente empujada contra ella.
-¿Qué- quise decir, pero los labios de Kou ya estaban sobre los míos.
No por favor, otra vez no, sabes cómo acaba esto.
Sus besos bajaron por mi mandíbula y acabaron en mi cuello, el cuál lamió, entonces me sujetó más fuerte, y me alerté.
Sus colmillos penetraron la piel de mi cuello y solté un pequeño grito.
Era la primera vez que Kou me mordía, y no sabía que se sentía así de doloroso.
-Kou...- murmuré mareándome. Él desencajó sus colmillos de mi cuello y me sentí más aliviada.
-Lo siento Jenn- dijo sobre mis labios, y los besó haciendo que saborease el sabor de mi sangre antes de desmayarme.
-Es normal que se desmaye la primera vez- oí mientras despertaba.
-Lleva durmiendo todo el día- oí a Kou. ¿Estaba preocupado?
-Tranquilo, no tardará en despertar- ¿Ese era Subaru?- A Gin le pasó lo mismo cuando la mordí por primera vez- dijo con aire melancólico.
Quise reír, un Sakamaki echando de menos a una novia.
-Recuérdame qué haces aquí- dijo Kou.
-Me has llamado tu.
-Ah, cierto- ambos se quedaron en silencio un rato- Bueno, ya te puedes ir.
-Si, si- refunfuñó el albino- Siempre me llamas por nada- oí cómo la puerta se cerraba.
-Ya puedes abrir los ojos- dijo Kou y los abrí.- ¿Cuánto llevas despierta?
-No mucho- dije sin mirarle.
-Oye JenJen.
-Jennie- le corté.
-Perdóname.
-Kou...- empecé.
-Lo siento mucho, de verdad, yo no soy así, pero es que cuando es respecto a ti, no puedo controlarme- le miré- siento lo del día de la fiesta, siento lo del día de después y siento lo de hace unas horas.- se quedó en silencio.
-Está bien- susurré.
-¿me perdonas?- dijo con un atisbo de ilusión.
-No- contesté- necesito tiempo- dije sentándome en la cama.- Iré a mi casa, no te dejaré de hablar, me verás aquí, pero nada de besos y nada de acercamientos. Dame tiempo- le miré.
-Está bien- dijo finalmente- ¿Un último beso?- sonrió.
-No- negué divertida.- Si me besas acabaremos en algo más, y no es lo que quiero.
-Tienes razón- dijo- nada de besos, porque son adictivos, una entrada a la droga.- finalizó dejándome sorprendida.
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