Volumen 2: Guerra Santa
Una vez más irían al campo de batalla, Death Stars estaba preparado para la batalla, pero sabían que está vez estaban marchando al infierno, durante semanas destruyeron incursiones menores de las brujas, pero era evidente que cuando atacarán de frente lo harían sin titubear y con más soldados de los que habían enviado antes.
Está vez las brujas estaban preparándose para atacar Sadera, faltaban solamente dos días para que terminarán de congregarse las fuerzas en todo Falmart, habían cerrado nidos de criaturas de pesadilla, nuevos santuarios para adorar a los dioses y enviarlos a la batalla contra los blasfemos que se negaban a admirar su grandeza.
La Bruja Madre estaba en el Concilio, bajo un árbol negro tan grande que podría verse desde la distancia, muchas de sus hermanas estaban en el área, conversando entre ellas, tratando de llamar su atención, pero realmente no le importaba para nada, solamente sabía que quería alcanzar la victoria lo antes posible.
Las tropas en el mar de Maurya estaban casi listas para invadir por mar, mientras que sus aliados en occidente ya tenían listas sus tropas, para decirle Sadera y tomar la cabeza del emperador, quizás la única espina en su costado era Qin y los Espartanos, aunque Jerusalén resultó una sorpresa, ya que de alguna manera sobrevivió, necesitaría enviar mejores tropas, esos aficionados apenas habían podido con esa insignificante ciudad.
Quería una campaña bastante rápida, para eso había llamado a las mejores brujas con la capacidad de transportar muchas tropas, había planeado un ataque fulminante contra la capital, una vez que el dragón pierde la cabeza el resto el cuerpo parece sin la menor resistencia.
La capital ahora mismo estaba pasado por un día más, todos estaban tranquilos, pasando los días como cualquier otro, los mercados atiborrados por ciudadanos, los guardias con sus acostumbradas guardias alrededor del perímetro, no parecía que nada pudiera salir mal.
Con poco tiempo antes de la guerra el emperador parecía ansioso, había dejado de ir al Senado, aislándose en su biblioteca, con al menos 10 de los soldados de Death Stars, la situación ese día comenzaba a sentirse tensa, ya que una gran tormenta se acercaba por occidente, lo cual era extraño, ya que los huracanes normalmente no legaban desde ese extremo y la tormenta se veía especialmente temible.
Molt estaba ahora mismo leyendo las ultimas paginas de un libro de invocaciones, muy antiguo pero que se diferenciaba de otros libros de la biblioteca, no era un papiro derruido o dañado por el tiempo, se trataba de varias laminas de oro, bronce y otros metales, todos en un compendio de conocimientos antiguos dirigidos a la protección.
A su lado tenia una hoja que tenia diferentes tipos de conocimientos, incluyendo palabras especificas, pero resaltando los símbolos Taumatúrgicos que servían como protección para las mentes y almas, ese libro perteneció alguna vez a un gran rey, de un reino que se perdió en las eras, pero que se dice fue uno capas de esclavizar a entes oscuros.
Estaba terminando de escribir cuando un temblor sacudió todo el castillo, varios libreros se estremecieron, incluso algunos de los bibliotecarios presentes se sujetaron a los muros, los guardias entraron y buscaron protegerlo, eso no era un temblor solamente en el palacio, era un temblor que se esparció por toda la capital.
Los legionarios pensaron que Hardy, la diosa del inframundo estaba molesta, pero la realidad era mucho mas aterradora todavía, en la lejanía pudieron ver como la tierra se abría, dejando salir las cabezas de horribles criaturas, semejantes a gusanos, que estaban devorando la tierra y despues volvían a bajar por debajo de la tierra.
Se tocaron las alarmas, las legiones se prepararon para pelear, comenzando a preparar las catapultas, los dragones montables fueron derribados en el aire cuando relámpagos los golpearon, el caos reino cuando hordas de criaturas malignas atacaron la ciudad, recorriendo los campos y dispuestos a aplastar a las legiones para tomar la ciudad como trofeo.
La guerra se había adelantado algunos días, pronto arrasaron con los campos cercanos, la mayoría de ciudadanos fueron tras las murallas, donde los valientes legionarios cerraron las puertas y dispararon flechas, solo para ver como estas rebotaban en las armaduras o cuerpos de sus oponentes.
Todos entraron en pánico, sin saber que el miedo y negatividad solamente estaban alentando mas a los monstruos del exterior, quienes chocaban contra las paredes y las hacían temblar, mostrando que pronto se desmoronarían ante los intensos ataques de los invasores.
Muchos soldados comenzaron a caer en la locura, gritando palabras en idiomas desconocidos, muchos intentaron quitarse la vida o hacerse daño, la locura se estaba esparciendo por todas partes, en treinta minutos la ciudad ya estaba comenzando a arder, sin nada que detenga a las Brujas que estaban lanzando serpientes voladoras, que escupían veneno y quemaban casas o personas.
Al salir de su biblioteca Molt vio con horror como su ciudad estaba ardiendo, los temblores no paraban, destruyendo algunas edificaciones, los soldados pronto llamaron por radio para informar de la situación, mientras el emperador se tocaba la cabeza, viendo cómo todo el esfuerzo del imperio ardía en cuestión de minutos.
Sabía que vendrían por él, por lo que quizás era preferible beber cicuta antes que caer prisionero de sus enemigos, con tanta negatividad, parecía que el enemigo estaba ante una gran victoria, tomando la ciudad capital y sumergiendo al imperio en las tinieblas.
Las legiones esperaban órdenes, pero los nobles estaban demasiado ocupados tratando de pensar en escapar, los ciudadanos eran la carne de cañón que seguramente moriría primero, los pocos soldados que estaban todavía cuerdos guiaron a los ciudadanos a los edificios más grandes y fuertes, siendo en total dos legiones quienes estaban todavía en capacidad de combate.
El Cónsul Cayo Marius dirigía las dos legiones, ordenando que siguieran disparando sus balistas, las catapultas se cargaron con lo que tenían y prepararon el Fuego Griego, planeaba defender la ciudad hasta el final.
Los muros de escudos poco podían hacer contra una implacable marea de monstruos con pieles o escamas tan duras que el acero de las espadas apenas y les causaba una leve molestia, pero los soldados de Sadera lucharían hasta el final.
La princesa Piña preparo a sus compañeras de Orden para defender el castillo junto a la guarnición, cerro cada puerta del palacio y se colocó al frente de batalla, matando con su espada a las criaturas que intentaban acercarse, decida a mostrar la valía de su orden de caballeros aún hasta la muerte.
Ella conocía ese palacio como nadie, imaginando que quizás algún día Maurya llegaría para llevar a cabo otra batalla, por lo que tenía ya varios planes hechos, sus soldados se pusieron en posición y eligió utilizar fuego griego, ya que parecía ser la mejor manera de mantener al enemigo lejos.
Lanzaron leños encendidos a los alrededores para quemar los edificios, creando una barrera efectiva para controlar el flujo enemigo, manteniendo a las criaturas a raya, pero se estaban reuniendo demasiadas en las puertas y tenían la fuerza para doblegar el hierro del rastrillo que protegía la entrada.
El Palacio estaba rodeado por un foso, por lo que los puentes levantados permitía tener a sus soldados a una distancia segura de las criaturas, que por el momento parecían dispuestas a chocar contra la pared, por lo que por ahora tenía una buena capacidad defensiva contra los enemigos más fuertes.
Diabo había escogido pelear por Sadera, aunque esto fue más un resultado obligado, al no haber escapatoria viable, escogiendo el camino del honor de ir a la batalla y morir por su imperio, tomo a sus soldados y se coloco en la mayor fortificación de Sadera, su fuerte no era la batalla directa, escogiendo la estrategia para separar al enemigo y atacarlo en secciones más pequeñas.
La fortaleza estaba cuidada por una legión, dirigida por un general que aunque incompetente, con el mando de una mente afilada cómo la del principio pudo hacer frente a las criaturas más pequeña y a algunas criaturas tan grandes como ogros, manteniendo un bastión más donde los ciudadanos se estaban refugiando, aunque Tiberio, el general de la legión, parecía molesto por la actitud de superioridad de Diablo, aunque en realidad podría ser su ego.
Pero la ciudad seguía ardiendo, cientos morían durante el ataque, algunas brechas en las defensas permitían que entrarán a la ciudad para saquear, robar y cometer toda clase de iniquidades contra el pueblo de Sadera.
La sangre estaba inundando las calles, algunas puertas estaban abiertas y permitieron la entrada de las fuerzas de la Cruzada Oscura, quienes estaban dirigiendo sus fuerzas al palacio del emperador, les habían ordenado dejar el saqueo y la Destrucción para el final de la batalla, pero la indisciplina de algunas unidades permitía que ganaran un tiempo muy valioso.
Horas más tarde, atardecer
Era una batalla un poco más complicada de ganar de lo que la Bruja Madre había calculado, su poder para dominar la mente de la gente había menguado, supuso que el emperador puso en práctica alguna clase de magia protectora, pero no importaba, el sol ha una desaparecido y ahora envío a sus mejores tropas, vampiros y mutantes.
Las nubes negras negaron el acceso a cualquier luz que pudiera llegar desde el sol, ante tal escenario, tanta violencia sin sentido, que podría hacer alguien antes tal irá imparable, la gente perdía la esperanza viendo como los legionarios caían lentamente y como las criaturas rugían al tragar de entrar.
En la fortaleza principal Diabo trataba de detener a los vampiros, pero ellos entraban por las puertas, saltaban las paredes y Tiberio había escapado, llevándose a una parte considerable de la legión.
Su espada trataba de cortar a sus enemigos, pero el líder de los vampiros era tan fuerte que jugaba con el príncipe de Sadera, el muchacho logro atacar directo y la espada corto la mejilla del vampiro, quien gruño enojado, viendo la sangre pasar debajo de su mejilla.
Tomo el arma y la rompió sin problemas usando solamente su mano, el principio se resistió, pero unos afilados dientes se apoderaron de su hombro y cortaron la carne, los huesos se rompieron y pudo sentir que incluso arranco un trozo considerable de carne, arrojó a Diabo a un lado y siguieron avanzando por la fortaleza, dejando camino libre para seguir arrasando con la ciudad.
Piña estaba herida en su brazo derecho, por lo que estaba usando su brazo no dominante para sujetar un escudo, habían sido traicionados por Sexto, el líder de la guardia pretoriana, pero de ese hombre quedaba poco.
Se había transformado en una criatura protesta, con brazos fuertes, tan gruesos como el tronco de un hombre adulto, que estaba devorando a los soldados fieles a Sadera, sus hombres también habían cambiado, convirtiéndose en una versión retorcida y bizarra de si mismos, exponiendo a los ojos de la gente su verdadera naturaleza.
El monstruo mas grande que alguna vez fue Sexto disfrutaba de desmembrar a sus victimas antes de comerlas, y Piña casi pierde el brazo de no ser porque Bozes llego y logro cegar uno de los ojos del monstruo antes de que terminara de quitarle el brazo, pero los huesos rotos no sanaban tan rapido y estaba dislocado.
En el interior del palacio, el emperador preparaba su última bebida mientras leía un libro de reojo, había lanzado algunos hechizos, logrando detener el deterioro de la mente de la gente, pero no tenía la fuerza para detener a sus enemigos, todo había terminado, sus defensores no llegaban y nadie vendría para salvarlos.
Molt: ¿Cómo es posible tanta oscuridad y destrucción? ¿Cómo pudimos caer tan rapido? —Estaba leyendo el libro en voz alta, siendo el mayor motivo por el que los relámpagos que asolaban la ciudad todavía no golpeaban el palacio y las fortificaciones con mas ciudadanos en su interior, pero se estaba agotando—
Su cuerpo no estaba acostumbrado a usar magia o usar conocimiento antiguo, por lo que estaba envejeciendo mucho mas rapido, su cabello rubio estaba perdiendo color hasta ser blanco, sus manos se adelgazaron y el cansancio lo agobiaba, se estaba quedando sin tiempo y cuando pereciera sabia que nada impediría que su reino enloquezca y caiga.
Escucho pasos desde la puerta y por instinto levanto su espada en esa dirección, pero cuando lo vio, encontró una figura que conocía muy bien, Draken estaba en el lugar, acompañado de sus soldados, despidiendo a la guardia de la biblioteca para que fueran a hacerse cargo del desastre del exterior.
Draken: nunca puedes confiar en una bruja, siempre dicen que estarán listas a cierta hora y resulta que se adelantan o se retrasan ¿No le parece molesto? —El hombre se acerco al líder de Death Stars y lo tomo por el cuello, sin fuerza para ahorcarlo, pero mostrando su ira—
Molt: ¡Mi imperio esta en llamas! te pague para defenderlo, pero veo como mi ciudad arde y mi gente esta muriendo ¿No te sientes mal por ellos como para hacer tu trabajo? —El hombre de cabello plateado alejo lentamente las manos del emperador y lo ayudo a sentarse—
Draken: no confunda mi tranquilidad con apatía, me siento mal por su pueblo, y cada vida perdida es una inmensa tristeza, pero si atacaba de inmediato nadie tomaría en serio este evento, nadie conoce mejor la guerra que los que la viven, esto no es una toma de ciudad, es el fuego que encenderá la ira del imperio contra la oscuridad, los Senadores no podrán oponerse y quienes lo hagan podrán ser purgados sin mayores contratiempos, a veces, es necesario pasar por dolor para que se encienda el ardor de la resistencia y se levanten las armas contra el invasor
El emperador se quedo en su silla, mientras pensaba en todo lo que sucedió, en los últimos meses nadie parecía estar dispuesto a ayudar, pero Draken tenia razón, las legiones que quedaran estarían mas motivadas que nunca para servir, las perdidas se compensarían con la disposición de luchar hasta la victoria.
Estaba por seguir en sus pensamientos cuando en la lejanía escucho los tambores de guerra que no había escuchado en décadas, trompetas, guitarras, era una sinfonía de guerra de Maurya, eran muchos como para ser escuchados desde tanta distancia.
Su mano derecha lo ayudo a guiarse hasta el balcón y pudo ver entre la niebla negra varias luces, escucho también varios tambores en la lejanía, del lado opuesto, mas soldados, además de los sonidos de las águilas acercándose a la ciudad, estaban rodeados por completo.
Draken: permítame presentarle al Escudo de las Coronas, todavía no hay un numero exacto, pero le alegrara saber que tiene al menos a otros tres reyes dispuestos a combatir por Falmart
Desde el oriente venia un contingente inmenso de soldados de Maurya, montando elefantes y con hechiceros recitando hechizos, lanzando luces al cielo que iluminaban toda la ciudad, los Sarracenos se prepararon para ensangrentar sus sables con la sangre de sus enemigos, y al frente de todos se encontraba Rajesh.
El hombre montaba un inmenso elefante negro, mas grande que cualquier otro de su ejercito, tras él venían mas soldados, formándose para la batalla, pero no había llegado solo, Morgana llego con sus Tártaros y a toda velocidad ataco la vanguardia con sus letales arqueros montados, además de mandar a decenas de águilas gigantes para que ayudaran a reducir el numero de enemigos dentro de las murallas.
Uno de los come tierra emergió desde el piso, lanzándose contra el rey Maurya, pero el hombre salto sobre la vestía y con un puñetazo despedazo la parte frontal de su cabeza, aterrizo en el piso y ordeno el ataque de sus mas de 200.000 soldados de elite, avanzando como una aplanadora contra un grupo de gigantes que estaban tratando de derribar la muralla.
Desde noreste se acercaba Vlad, seguido por soldados no muertos y vampiros, ordeno un ataque inmediato, arremetiendo contra una horda de Ghouls hambrientos que fueron a luchar contra el principe vampiro, comenzando un sangriento enfrentamiento, donde el príncipe mostro la verdadera fuerza que tenia.
Invocando pilares de fuego y volando sobre sus enemigos para quitarles la cabeza solamente con sus manos, tras él venían V y D, pero Vlad dijo que deberían ir a la ciudad para proteger el palacio, no estaban dispuestos a detenerse y con la ayuda de Lucius esa batalla no seria complicada sin sus lugartenientes.
Quizás el contingente mas reducido venia desde el Sureste, formado solamente por Leónidas y algunos soldados robots de Death Stars, que eran dirigidos por Damber, quien tenia varais piezas de artillería, que apenas instalo comenzaron un fuego intenso contra la vanguardia enemiga, buscando crear cuellos de botella en los túneles de los gusanos gigantes, mientras que Leónidas invocaba 300 guerreros espectrales que atacaron la retaguardia enemiga.
El campo de batalla era una matanza general, con varios enemigos cayendo por todas partes, las naves de Death Stars estaban atacando desde el cielo, las piezas de artillería fueron puestas en una distancia de varios kilómetros, destrozando todos los sectores de la ciudad que fueron tomados por el enemigo.
Pero las Brujas seguían maquinando planes, con mas monstruos invocados desde el inframundo, espectros que salían del infierno para tomar cuerpos y atacar como un ejercito de langostas, la Bruja madre observo todo desde lejos, comunicándose con sus hermanas que estaban en el Pico de Fuego, el volcán mas activo de Falmart.
Los temblores seguía haciendo estragos, mientras el volcán lanzaba ceniza al cielo, impidiendo que la luz del sol pudiera entrar, planeaban matar al imperio y a Falmart de hambre, privarlos de comida para que sucumban a la oscuridad que oculta cada persona.
Ella miraba al palacio, desde donde podía ver a Draken mirarla, no tenia el casco puesto, por lo que podía distinguir ese par de ojos morados que le observaban con diversión, la mujer se mordió la lengua, dejando que la sangre brote mientras conjuraba una maldición.
El líder de Death Stars se mostro impasible, observando la batalla mientras sus soldados se batían en duelo contra los invasores, la mujer entonces bajo al campo de batalla, como si retara a Draken para saber si aceptaría el resto, el hombre miro al interior del palacio y despues salto de su posición, tomando un transporte para ir al corazón del conflicto.
En medio del caos de la batalla, Draken salto a una de las escaramuzas, D y Valiant estaban luchando contra una fuerza de mutantes que trataban de superarlos, pero estaban retrocediendo ante un ataque imparable de los dos espadachines, que se abrían paso entre todo el caos que había.
El jede de Death Stars ataco de frente, con rayos de la fuerza que carbonizaron a los mas cercanos, mientras abría brechas en los muros para poder salir de la zona contaminada, sabiendo que seguramente serian blanco de disparos de artillería.
Avanzo entre el fuego, entre espadas y cadáveres de civiles masacrados por los invasores, salto sobre muros a una velocidad descomunal, ya que algunos solamente lograban ver el movimiento del sable laser que cortaba a quien tuviera cerca y tratara de frenarlo.
Todos salían volando mientras veían como el guerrero corría por la ciudad, hasta el campo de batalla, esquivando el fuego enemigo y amigo, hasta que llego a una parte aleada, donde ya la esperaba la Bruja Madre y un grupo de al menos 4 brujas que supuso tenían un poder semejante.
Draken: veo que llegue tarde a la reunion, disculpen no haber sido un anfitrión amable al recibirlas, pero necesitaba hablar con algunos proveedores
BM: veo que era cierto lo que dijeron los dioses, el pajarito a conseguido un campeón, y uno que soporta las tentaciones de cualquiera, aun de los dioses
Draken: me pueden solamente llamar Draken, no es como que me importe demasiado eso —Extendió su sable de luz, caminando en su dirección, una de ellas le disparo una rafada de energia negra, pero logro ponerse a salvo— ¿Qué les parece este acuerdo? se van ahora, corriendo lo mas rapido posible y si sobreviven, les daré una tregua de dos horas
BM: es usted bastante arrogante para ser un simple humano, podrá tener un poder superior a otros, pero al final del día, sigue siendo lo mismo, fingiendo que no codicia ni desea —La mujer camino en su dirección, cambiando fe forma lentamente—
Su figura decrepita lentamente cambio, hasta ser la de una hermosa mujer, tan bella que Draken por un momento pensó que era de verdad, pero mantuvo sus pensamientos en el ahora, se preparo para luchar, viendo como la mujer tomaba la forma de una hermosa dama de cabello rubio y grandes ojos azules.
BM: me puedes llamar Minerva —Se acerco hasta estar a escasos dos metros de Draken, quien parecía esperar para lanzar un ataque mortífero apenas cortara un poco mas la distancia— dime algo ¿Realmente es tan malo buscar un nuevo orden? veo que no te a molestado dejar morir a mucha gente, con tal de alcanzar tus objetivos
Draken: no somos diferentes, por eso no confió en ustedes, la diferencia es que busco orden, equilibrio, lamentablemente para usted, solamente uno puede prevalecer en esta batalla
La gran Guerra por Falmart estaba por comenzar, Sadera estaría bañado de sangre para el final del día, pero ese era solamente el comienzo de la campaña, con batallas tan extrañas y peculiares que volarían la cabeza de cualquier general convencional.
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