Guerrero Negro
Árbol del Mundo
Minerva había creado su base en un gran árbol, un lugar donde la magia era mas poderosa que en ningún otro sitio, la bruja había estado reuniendo a tantas personas como podía, tratando de que nadie causara el final del mundo mientras ella estuviera en el poder.
Draken tenía razón en algo, ella era una horrible persona y no le importaba la vida de la gente en Falmart, pero si le interesaba permanecer en el poder y que ninguna criatura exterior llegue para quitarle el puesto que ella lucho por alcanzar durante tantos años.
Por eso es que ella estaba saboreando a sus hermanas del Aquelarre para que ninguna invocación de dioses exteriores funcione de manera adecuada, de otra manera tendría que ceder poder o esperar que Draken encuentre una manera de expulsarlos de su realidad.
En medio de todos sus pensamientos noto que cierta figura la miraba desde las sombras, ella levantó una ceja y después se rió un poco, a veces sus seguidores eran bastantes insistentes sobre cómo actuar y ahora buscaban nuevos beneficios.
La Insurgencia del Caos era una organización que trabajo para alguien que ellos llamaban Fundación SCP, hasta donde sabe, ellos están trabajando para ella porque solo así continúan con sus operaciones entre dimensiones sin ser atacados por Guardianes o depredadores, aunque de todas formas es una situación molesta para él.
Minerva: Hola Ghost, a pasado un tiempo¿Al fin tienes listas las tropas y las anomalias que te pedí? —Su voz era amable, casi dulce, pero ocultaba la oscuridad de su alma, el nombrado salió de su escondite, mostrándose serio ante ella— ¿La Fundación ya tiene lo que quiero?
El hombre en cuestión era alguien que ella conoció en uno de sus viajes astrales entre los planos de la existencia, era alguien a quien solamente se le podía describir como un mercenario, trabajaba para el mejor postor y solamente tenía ese objetivo en mente, ganar dinero, objetivos poderosos y poder.
Aquel mercenario era en apariencia un simple muchacho, su cara casi siempre estaba cubierta por una máscara táctica con detalles de calabera, parecía solamente un soldado, lo único que me hacía diferente de otros soldados de la Insurgencia del Caos era que usaba una insignia de un fantasma sonriente.
Ghost: Todo listo, el libro del Abismo, nos costó Miles de vidas pero logramos superar las defensas de la Hermandad y evitar que el Guardian nos siga aquí —Aquel hombre estaba muy serio al estar con Minerva, ya que comprendía la seriedad y el peligro de estar con ella—
Minerva: como dije,estoy satisfecha con los resultados obtenidos de esta mision, pero quizas quieran quedarse un poco mas, ultimamente los viajes entre dimensiones estan siendo demasiado inestables, se trata de unevento de ruptura de Velo, ya paso en otro mundo y Kraos comunico que ese mundo ya sufrio su Cataclismo, ahora es mi turno de crear el mio
Ghost: ¿Y eso me incumbe, por que..?
Minerva: porque estaras atrapado con mis amigas y conmigo en esta dimension hasta que terminemos con esos idiotas amantes de las maquinas, asi que bienvenido a la coalicion —El mercenario parecia menos que complacido, pero no dijo nada, solamente se recargo en un pilar y saco una petaca repleta de licor— ve el lado bueno, con esto las invocaciones serian de dioses, que se preparen para ver arder el mundo
Ghost: eso no es estupides, es directamente demensia, nos vamos a joder todos si abres la puerta de el Abismo, por algo es la prision cosmica para los seres mas peligrosos de la exitencia, el Guardian manda basura alli, los Caballeros Grises y el Emperador de la Humanidad mandaron alli a enemigos, por no decir de Big D ¡Si habres esa lata de gusanos prefiero arriesgarme a que me saquen el alma por el trasero a lo que harias!
Minerva: que dramatico, no abrire esa puerta, necesitaria mucha mano de obra, ademas de contratos y poder divino que no estoy dispuesta a pagar, digamos que solamente pagare algunas fianzas
Comenzó a buscar entre las paginas, encontrando demasiados nombres, muchos innombrables por boca humana, otros que con solo verlos casi derriten sus ojos cuando paso por ellos, aunque también nombres que ella sabia era mejor evitar, ya que si los pronunciaba era probable que llegaran, pero para luchar del lado contrario, solo para mantener el equilibrio.
Fue entonces que fue a su tocador, decenas de cristales planos flotaban en el aire,, proyectando imagenes de todo el universo que ella conocia, mostraba imagenes de una poderosa bruja con el rostro cubrierto, que luchaba a caballo contra ejercitos de hombres bestia, llevando el dolor a las criaturas que azotaban a la humanidad, pero solo para reemplazar el yugo de los monstruos por el de ella, todo sobre la humanidad.
Cuando la imagen cambio mostro a una chica cubierta por una capucha roja, cegando la vida de la humanidad, o al menos lo que quedaba de ella, todo mientras un ser retorcido se reia desde una montaña de cuerpos.
En otro universo habia una guerrera que luchaba contra interminables legiones de no muertos que avanzaban contra ella, pero no lograban superar su espada, todo mientras ella era ayudada por un guerrero de armadura negra, que parecia hacer retroceder a los monstruos que le rodeaban.
A lo largo de los cambios de imagenes habia muchas mujeres, todas eran posibles candidatas que podria intentar reclutar, aunque dudaba que todas aceptaran, despues de todo muchas ya tenian contratos con señores de la guerra, dioses o con ambos tipos de seres, ya habia descartado a casi todas.
Fue entonces que cambio la vista para mostrar un lugar negro, donde se escuchaban muchos susurros que llamaban y tentaban a quien sea tan desgraciado como para poder sentir sus malignos susurros, todo se estaba volviendo demasiado retorcido, pero ella lo disipo cuando abrir el libro y comenzar a decir nombres.
Exterior de Zertran
Un gran ejército se estaba congregando fuera de la Ciudad Fortaleza, con máquinas funcionando todo el tiempo para tratar de superar varios kilómetros de profundas defensas formadas por monstruos, magos y máquinas demoníacas que nadie en el ejército de Coalición podría entender por completo.
Los principales reyes de cada nación habían ido a la batalla para dirigir sus ejércitos contra el ejército del norte, pero no lograban hacer retroceder las inmensas fortificaciones, que con cada día que pasaban solamente parecía que los defensores se estaban fortaleciendo en las trincheras y muros levantados.
Los reyes estaban llegando con lo mejor de su ejército para romper la ciudadela, habían reunido una fuerza de combate formidable para cada bando, avanzando según sus propias doctrinas de combate, Minerva estaba adelantada a sus atacantes, y se aseguró de que cada persona en ese ejército pague por intentar tomar su ciudad.
Había invocado hasta el último monstruo que pudo, organizó Legiónes de demonios de toda clase, inclusive invocó príncipes demonios y generales de otros planos de la existencia para dirigir la defensa y ataques a los flacos de la coalición que me atacaba.
Draken tenía problemas con su apoyó aéreo y había perdido todo soporte de su Destructor Estelar por culpa de las brujas y la invocación de una maldición de clima, las tormentas sobre ellos habían generado rayos como ninguna otra, ni siquiera los mejores escudos podrían evitar que esos relámpagos dañen su tecnología y envié de vuelta su Acorazado al suelo.
Con cada batalla traía nuevas pesadillas que combatir, se quedaban sin reservas, quizás podría comenzar reclutamiento forzado, incluir a las mujeres en el servicio militar, disminuir la edad de reclutas y forzar la construcción de muchos más Droides de Batalla, pero era una medida desesperada y aún no tomaría esa ruta.
Frente de batalla de Zertran
La guerra es el infierno, una frase que se repite generación tras generación, cada desgracia es seguida por otra guerra que hace que la gente vuelva a llorar y pedir porque pare la guerra, pero de todas formas siguen saliendo a la batalla sin pensarlo dos veces, ya sea atacando o defendiendo todo era una mala idea.
Zertran estaba siendo bombardeado por todas partes, caian explosiones de plasma en los muros y diferentes partes de la ciudad imposible, pero por mas poder de fuego que mandaban era imposible derribar las estructuras que rodeaban al muro para siempre, era imposible que sucediera, pero estaba sucediendo.
Al frente de batalla estaba la princesa Piña, dirigiendo a la Orden de Caballeros de la Rosa, las guerreras estaban avanzando a marcha forzada con los vehiculos que les dieron la Orden de los Paladines Estelares, vehiculos cuadrupedos, una plataforma elevada desde donde disparaban sus armas de plasma, pero tambien lanzallamas pesados, con los que arrazaban el terreno.
Los monstruos que emergian eran tan horribles que de no ser por el filtro cognitivo que llevaba en el casco los soldado habrian enloquecido apenas ver esas criaturas, monstruos azules de muchas bocas, gigantes de veinte metros que resistian cualquier impacto en el cuerpo y se regeneraban a una velocidad asombrosa, que se detenian hasta que una bomba los evaporaba casi por completo.
Qin Shi Huang estaba dirigiendo sus ejercitos desde tierra, eliminando a los demonios de tierra, esos giantes apenas soportaban los golpes fatales que podian destrozar su torso, el asesino de gigantes estaba comandando su fuerza contra los muros oeste de la ciudad, apoyando a la princesa de Sadera, aunque casi sin exito en romper los muros protextores de Zertran.
Leónidas junto a sus falanges empujaban con fuerza contra sus enemigos al sur, llevando la carga de la batalla junto a un ejercito de no muertos y otras criaturas de la noche provenientes de Valakia, el principe Vlad estaba a su lado, atacando sin formacion, ablandando a los enemigos para que los escudos y lanzas marcharan sobre un enemigo mas debilitado.
D se encontraba atacando formaciones de vampiros junto a los Sarrasenos, los soldados del desierto estaban mandando soldados y hechiceros para lanzar magia de luz al cielo y debilitar al enemigo, pero era peligroso, aun con la luz ayudando a que los monstruos no tengan su maximo poder seguia siendo un numero incalculable de enemigos.
Los combates aereos contra dragones y otras criaturas de muchos ojos eran un escenario apocaliptico, Emanuel estaba luchando en el aire usando un par de alas de luz que le permitian combatir a enemigos demoniacos en su elemento, elementales de aire trataban de derribarlo pero era imposible combatir contra el enemigo.
Las legiones de Sadera junto a los Paladines Estelares avanzaron sobre el enemigo, repeliendo cada intento de contraofensiva, Draken estaba en la retaguardia, viendo a sus soldados luchar, mientras él planificaba el siguiente movimiento, Damber estaba ocupado creando mas maquinas en la luna, mientras que Loomis permanecia a su lado, cuidando a su maestro como siempre lo había hecho.
Valiant estaba investigando los alrededores para buscar nuevas posibilidades para atacar, pero todo parecia ser una fortaleza inexpugnable, la magia habia hecho un cuello de botella para que llegar a la base principal de las brujas fuera una tarea titanica, el guerrero estaba en serior problemas, ya que sus expediciones siempre terminaban en ataques de demonios y monstruos horripilantes que querian destruirlo.
Lucius como siempre marchaba en el frente, acompañando a la princesa Piña para proteger sus retiradas cuando el avance se volvia imposible, todos los grandes guerreros estaban en esa ciudad, dejando atras sus ciudades para poder dar un punto final a esa horrible guerra.
Skalki estaba dirigiendo las vias de suministros desde los limites de Sadera, todos los dias llevaba toneladas de recursos al frente de batalla, teniendo que soportar el acoso constante de soldados rebeldes y brujas que no se habian confinado en la ciudad maldita, por lo que solo llevar armas, comida y agua era imposible sin luchar hasta la muerte contra sus enemigos.
Draken escuchaba como todos le pedian usar su Crucero de Batalla para bombardear todo desde el cielo, pero era algo que no podria hacer, la ciudad no funcionaba bajo las leyes fisicas, cada que el bombardeaba desde su nave la ciudad lo ignoraba, o se regeneraba a su estado anterior al ataque, por lo que no podia hacer eso.
Solo quedaba atacar una y otra vez, hasta que tomaran la ciudad con la fuerza de los ejercitos de la alianza, ante esta situacion Draken solamente podia tratar de protegerlos de los ataques psiquicos que llegaban todo el dia, su anillo le permitio crear una red protectora alrededor de ellos, impidiendo que pudieran matarlos en sus mentes.
Estaba a mitad de una estrategia cuando escucho la voz de Minerva en su mente, Draken pudo haberla dejado ir, olvidarse de ella para seguir con su planificacion, pero si ella inviertio tanto poder y energia en contactarlo a traves de todas sus barreras queria decir que era algo mas que solo tentarlo con promesas tontas, era algo mas, por lo que asegurandose de que estaba solo, se dispuso a escuchar lo que ella ofrecia.
Centro de Falmart
Había pocos lugares en Falmart donde la guerra no hubiera alcanzado y dañado con su veneno la tierra, pero todavía existían, las tierras al centro de Falmart, entre Sadera y Maurya eran un gran ejemplo, la paz estaba condicionada a tener que mantenerse con la cabeza baja y no provocar a ningún imperio.
Los problemas estaban aumentando, pero no demasiado, los bandidos aumentaron su numero, al tener una guerra tan extendida en el sur, norte y occidente el control de los gobiernos en las zonas mas aledañas fue decayendo, casi sin tropas que puedan amenazarlos, los bandidos se estaban divirtiendo de lo lindo en esa region.
En el desierto que dominaban las Warrior Bunnies se apreciaba una figura alta, de 1.80 metros, caminando bajo el sol, sobre sus hombros caía una capa negra parecía absorber la luz, a su alrededor había una aldea destruida tras un asalto violento de algún grupo de bandidos, el hombre camino entre los escombros, buscando algo útil, pero solo encontró muertos o artefactos destruidos.
Mientras avanzaba escucho como un par de pesadas pisadas se acercaban a él, por lo que llevo su mano a un hacha corta que llevaba en el cinturón, volteo y se encontró con un simple ogro andando por la zona en busca de algo de comer, la criatura le rugió, pero el hombre solamente lo ignoro y tomo un cubo para lanzarlo a un pozo y obtener agua.
"Tranquilo amigo, solamente estoy aquí de paso, necesitaba agua para preparar café, ahora la tomare y me iré" —El ogro parecía extrañado de comprender al hombre, normalmente lo habría atacado, pero sentía que era mejor seguir su camino, por lo que camino sin mirar atrás— "Hiciste bien"
Lanzo una cubeta de madera atada con una cuerda al fondo del pozo, pero no encontró nada en ese sitio, estaba vacío, maldijo en voz baja y siguió con su camino, escuchando como una molesta voz gritaba de frustración al no poder tener su amada bebida marrón.
"Mantén la calma, Gus, fue tu idea irnos de ese mundo donde estaba el otro yo, quizás te diviertas en este basurero arenoso" —Destapo su boca, mostrando rastros de una barba azul descuidada, la cual tiro suavemente por un mechón— "Necesito una rasuradora, esto se esta volviendo molesto"
"(No lo hagas, una barba hace que luzcas distinguido y varonil, quizás consigas un acoston si esta vez dejas de ser un puto princeso y buscas alguna chica, llevas semanas sin nada y comienzo a considerar tomar el control)" —La voz era imposible de reconocer para un humano, de hecho debió destruir la mente del hombre de negro, pero solamente lo irrito, tener una aberración en tu cabeza no era tan divertido como lo pintan— "(¡Gabriel! Rápido, me muero, necesito café, mujeres y mucha comida)"
La voz fingía drama, emitiendo algunos ecos dentro de la mente de su anfitrión, pero el hombre de cabello azul lo ignoro mientras continuaba caminando por el desierto, el sol se ocultaba por el horizonte, por lo que el hombre, ahora identificado como Gabriel, se apresuro a buscar un refugio antes de que algo malo sucediera.
Mientras avanzaba por el lugar escucho como la realidad se rasgaba en aullidos agonizantes, y varias garras trataron de alcanzarlo, ante esta situación él tomo su hacha y corto los brazos que salían de las fisuras de realidad, corrió hasta una colina, donde se paro y tomo una espada de su cinturón, sosteniendo en la mano izquierda su hacha.
A su alrededor aparecieron cientos de monstruos inefables, todos atacando una y otra vez, el hombre peleo con todos a su alrededor, entrando en un estado desenfrenado donde mataba todo a su alrededor, un metal negro creció por su cuerpo, protegiéndolo de los ataques mentales de las criaturas que le seguían apareciendo como una plaga que emergía de los agujeros en la tela de la realidad.
"Yo soy hierro" —Como si fuera un comando, su espada se encendió en llamas, recubierta de símbolos arcanos que lastimaron los ojos de las criaturas que sea cercaban a él como una enjambre de cucarachas— "Esta noche no, hijos de perra"
Después se rio como un loco mientras continuaba matando, la sangre lo cubrió, una substancia negra y aceitosa que debería estar quemando su carne, pero él solamente ignoro el dolor, continuando con su lucha por horas y horas, solo se escuchaba como la carne era cortada y los huesos o exoesqueletos quedaban reducidos a cenizas.
Mientras rayaba el alba, los portales al mundo de pesadillas se cerraban y los monstruos que no se fueron se pulverizaron ante la luz, Gabriel se quedo donde estaba, bañado en sangre y entrañas, sus ojos azules estaban muertos, para segundos después caer inconsciente por el agotamiento de una noche de lucha sin descanso.
En la lejanía, un grupo de guerreras estaba saliendo de cacería para llevar comida a su hogar, habían esperado al amanecer debido a que recientemente los peligros de la noche eran todavía mayores que de costumbre, y no eran los bandidos lo que le preocupaban se trataba de los monstruos.
Desde el inicio de la guerra en occidente habían aumentado los peligros, criaturas horribles habían arruinado diversos pueblos, las sobrevivientes se dirigieron al pueblo donde estaba la reina Tyuule, esperando que alli tuvieran mejores posibilidades de sobrevivir a las noches.
Aquel terror llego al extremo de que tribus enemigas o rivales trabajaban y convivian juntos para poder proteger su ciudad, habian visto cosas que enloquecieron a sus guerreras mas valientes, trataron de pedir ayuda al lider de Maurya, pero él contesto informando que su ejercito estaba comprometido con la guerra de occidente y protegiendo su propio hogar, por lo que estarian solas por ahora, cuando termine la guerra, enviaria a un ejercito para protegerlas.
Palabras vacias al final del dia, Tyuule sabia que si esta sitaucion continuaba entonces estarian muertas al final del año, cada noche el ejercito de monstruo se hacia mas grande, con criaturas mas fuertes y trucos nuevos, necesitaban saber combatir esa magia negra tan poderosa, pero no habia hechiceras entre sus filas.
Durante el día varios grupos salían a buscar nuevos sobrevivientes para llevarlas a la aldea fortificada en una meseta, además de cualquiera con la voluntad de trabajar para seguir fortificando su posición, la dirigente del grupo era Dalia, una Warrior Bunnie que habia llegado desde el norte, había luchado varias batallas en la noche, y salía debido a que podía ayudar a evitar peligros en las sombras.
Mientras avanzaban encontraron varios asentamientos destruidos por la guerra contra las criaturas de las sombras, algunos ogros y orcos estaban caminando en bandas pequeñas, faciles de evitar, por lo que Dalia siguio avanzando en direccion a Sadera, buscando nuevos recursos, en especial mano de obra y alimentos.
Mientras avanzaban se percato de que habia un fuerte olor a sangre en el aire, cosa que la alerto, tomo su Falcata y varias de sus hermanas y compañeras se armaron tambien, se acercaron a la zona donde el olor era mas fuerte, todo estaba en silencio, cuando se acercaban a una zona donde la arena decendia pudo ver partes de cuerpos esparcidas por todas partes.
Se detuvieron en la orilla de un crater, contemplando la masacre, era un horror total, la guerra en su estado mas crudo, manchas de sangre y entrañas repartidas por la arena, trozos grandes de carne de monstruo que comenzaban a desvanecerse a medida que el sol se levantaba en el horizonte.
Dalia: tengan cuidado, Myuute, quedate aqui y vigila que no se acerque nadie, ustedes dos, cuiden mi espalda —Señalo a sus dos compañeras, que la vigilaron, mientras una chica de la raza de las sirenas contemplaba los alrededores—
La guerrera evadio los cuerpos que todavia se retorcian, acercandose al centro del pozo de sangre, el olor era asqueroso, pero neceistaba investigar que era capas de hacer esto, podria ser un arma, una que ayude a eliminarlos, quizas habia algun señor de la guerra luchando contra la noche, si algun guerrero se quedo atras podria ayudarlas a saber como luchar con eficacia.
Cuando todo parecia ser solamente un monton de cadaveres ella vio como algo se movia, se acerco hasta donde estaba y logro ver a un hombre tirado en el piso, cubierto parcialmente por una criatura con la parte superior del cuerpo de un hombre y la inferior era de una especie de caballo demoniaco.
Cuando el sol los toco estos se volvieron polvo en el aire, desvaneciendose en el aire como si nunca hubieran existido, el guerrero estaba cubierto de heridas alrededor del cuerpo, pero todavia respiraba, Dalia se acerco hasta el guerrero, apuntando la punta de su arma al cuello, en caso de que reaccione y trate de atacarla.
Lo tomo de los hombros y comenzo a moverlo fuera del agujero, sin ser capas de despertarlo, las mujeres afuera vieron al hombre barbado ser arrastrado y ellas ayudaron a su lider para llevarlo, era alguien muy grande, no solo alto, su contextura fornida le hacia dificil de mover, en especial por todas las armas y piezas de armadura que tenia su cuerpo.
Dalia: armen una camilla improvisada, lo vamos a llevar al campamento, pero seguiremos buscando gente y recursos —Sus compañeras colocaron una piel curtida entre dos lanzas, coloco al guerrero encima de ella y con sus compañeras ayudaron a arrastrarlo por el desierto—
Por horas viajaron por la arena caliente del desierto que era su hogar, el sol todavia estaba en su posicion en el horizonte, por lo que ellas estaban mas tranquilas, aunque les preocupaba que se acercaba una tormenta de arena y no sabian que tanto les afectaria eso o si dejaria aparecer a las criaturas de la noche.
Estaban cerca de llegar a su asentamiento una vez mas, tras haber logrado reunir a un grupo de veinte guerreras mas, algunos hombres que se dedicaban al campo y dos familias, además de un minero que habían encontrado, el cual sobrevivió escondiéndose en una mina abonada y salió buscando comida.
Era una buena idea, podrían intentar hacer túneles para refugiarse, los conejos cababan madrigueras, por lo que quizás era algo en lo que no habían pensado demasiado, por lo que seria algo interesante el poder usar la experiencia de ese hombre para hacer algo semejante a una fortaleza subterránea.
Mientras avanzaban se percato de que eran observadas por bandidos, pero ellos regresaban por donde venian, al parecer consideraban un riesgo enorme para una recompensa miserable, quizas algo de comida, algunos esclavos que muy probablemente no podrian alimentar, quizas buscarían algun asentamiento que les ofreciera mas.
Los agricultores miraban de reojo al hombre arrastrado por las guerreras, estaba dormido todavia, parecía sucio y olía a sangre podrida, como si se hubiera revolcado en el piso de un matadero, se vestia extraño, casi totalmente de negro, cosa poco comun en el desierto y no parecia un asesino de los sarracenos.
Finalmente llegaron a las cercanias de la ciudad de las Warrior Bunnies, Petra, al inicio fue una aldea muy grande, pero con cada grupo que llegaba al lugar parecia que se hacia mas grande, se trataba de una meseta con una sola entrada por tierra a traves de un estrecho pasaje , el cual estaba rodeado de estacas de madera de gran tamaño y muchas guerrera vigilaban el acceso a la ciudad.
Fueron revisadas exhaustivamente en busca de nuevas heridas o muestras de corrupción, pero estaban bien, entraron por las calles de tierra, dirigiéndose hasta la tienda mas grande que había en la ciudad, Dalia espero tranquilamente, mirando al hombre, que estaba despertando lentamente, se sentó en el suelo y se rasco la cara, mirando a su alrededor.
Gabriel despertó tras haber dormido quien sabe cuanto tiempo, miro a su alrededor, notando que estaba lejos de donde había colapsado por agotamiento, sus heridas estaban curadas y podria seguir su camino, se levanto, ignorando un zumbido en sus oídos, vio un pozo y al fin se esperanzo al ver una cubeta llena de agua,
Se acerco rapido y saco de su ropa una taza de lata aboyada por haber golpeado a alguien con ella en una riña de taberna, lo sirvió en su taza e ignoro a alguien que trato de detenerlo, se acerco a una fogata y coloco la taza sobre el fuego, escuchando los gritos de alegria de Gus dentro de su cabeza.
Gus: "¡La ambrosia! al fin, ahora consigue un par de mujeres y algo de comida, no importa el orden, esta noche hay que divertirnos" —El monstruo en la cabeza de Gabriel estaba feliz, aunque el joven de cabello azul oscuro no se sentía convencido—
Gabriel: no presiones tu suerte, quizás pueda contratar a alguien y conseguir algo de comida, aunque me hubiera gustado poder cocinar yo mismo —Al fin volvió su audición y se dio cuenta que había dos guerreras atrás de él apuntando con una lanza— tengan cuidado con esas cosas o le van a sacar un ojo a alguien
Tomo la punta de una lanza con dos dedos y la alejo de su cara, la guerrera trato de mover el arma pero el agarre con esos dos dedos mostro ser demasiado fuerte para que pudiera hacer algo, él la soltó y se sentó de nuevo en la tierra, para tomar la taza caliente y colocar una mezcla de polvo negro y marrón claro en ella.
Lo revolvió con una cuchara tras unos segundos al fin lo bebió, parecía estar muy feliz, las mujeres lo olieron y sintieron curiosidad, por lo que Gabriel ofreció el brebaje, Dalia lo acepto primero, pensando que era una muestra de amistad, era algo amargo, pero también dulce, era simplemente deliciosa la combinación de sabores, el ligero gusto amargo, el dulzor y el deguste suave, además del olor que inundaba su nariz.
Gabriel: ¿Les interesaría un trato por algo de café? creo que todos nos podemos beneficiar de esto, algo de café por un poco de carne tengo algo de hambre
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