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Capítulo 7: Secuelas y Cicatrices

Disclaimer: "GATE: thus the JSDF fought there!" no me pertenece, todo el crédito a su respectivo autor.

Disclaimer 2: Si vienen de la otra versión quizá ya hayan leído cosas peores, pero debido a que la gente está muy sensible hoy en día, aviso que este capítulo hace mención a cosas que pueden encontrar ofensivas o muy sensibles.

Yo me lavo las manos.

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Capítulo 7

Reacciones y Cicatrices

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Sala de Guerra, Palacio Imperial. Finales de Abril, 1942 (Calendario Gregoriano)

Zorzal entró a paso rápido a la sala donde se encontraban reunidos algunos generales, todos aquellos que no fueran seguidores ciegos de los nobles o no estuvieran fuera de Sadera. El mensajero, arrodillado ante ellos, se giró para realizar una reverencia ante la entrada del príncipe heredero.

-¿Es verdad lo que dicen?-Zorzal se saltó todo el protocolo, dirigiendo su mirada al mensajero.

-Así es, su alteza-Respondió este-Itálica ha caído hace poco más de una semana. La ciudad se encontraba bajo asedio por parte de bandidos, antiguos soldados del ejército aliado, pero el enemigo de Alnus llego hasta allí y los eliminó. Luego solicitaron hablar con la princesa Piña, cosa que les fue negada, para luego tomar la ciudad por asalto. Cuando nos trasladaban como prisioneros, logre hacerme el muerto y escapar para informarles. Para cuando me fui, el enemigo contaba 5.000 hombres-Efectivamente, el mensajero tenía las ropas de un legionario, así como parte de su armadura. La falta de armas era explicada por el hecho de que era un prisionero.

-¿Quién protegía Itálica? Que yo recuerde, no había soldados que la defendieran tras el Desastre de Alnus-Pregunto Zorzal confundido.

-El cuerpo principal de la Orden de Caballeros de la Rosa se encontraba en la ciudad. Primero arribó su alteza piña Co Lada con algunos caballeros, y luego llegaron los demás al día siguiente. Además, había un cuerpo de milicianos.

-¿Qué pasó con los caballeros de la princesa? ¿Se retiraron?-Preguntó uno de los generales imperiales presentes.

-Fueron aniquilados-La respuesta silencio el salón. Las miradas de los generales no daban crédito a que, a pesar de carecer de historial bélico, una de las unidades más elitistas del Imperio hubiera sido borrada de la faz de la tierra.

-¿Seguro?-Preguntó Zorzal, inquieto.

-Lo vi con mis propios ojos, señor-Afirmó el soldado-Luché en la ciudad, después de que las murallas fueran atacadas por pájaros de hierro que lanzaban explosiones y que carros grises y verdes las atravesaran como fina tela. La lucha en las calles demostró ser inútil, y nos replegamos sobre el castillo. Nos pidieron rendirnos, pero nos negamos. El castillo fue atacado por más pájaros de hierro, y los soldados enemigos entraron como un huracán. Intentamos resistir en la entrada y en los pasillos, y fracasamos estrepitosamente. Intentamos resistir habitación por habitación, pero con extraños palos de madera con punta gris nos sacaban, causando explosiones. Algunos de esos incluso despedían fuego, pude verlo mientras era llevado prisionero. No sé qué pasó después, pero la princesa Piña fue hecha prisionera, a pesar de que su guardia quiso luchar hasta el final. La condesa se escondió, pero no sé qué fue de ella. Lo que queda de los Caballeros de la Rosa son los guardias del Palacio de Jade, los nobles y escasos caballeros prisioneros, y un montón de cuerpos dentro de una zanja arrojados junto a los cuerpos de los bandidos, y luego de eso quemados por esos demonios de verde y gris. Eso es todo lo que vi-Finalizó su relato. Zorzal pudo ver la sinceridad en el caballero que hablo, contando luego las penurias de su viaje hasta Sadera. Tuvo que luchar para conseguir un caballo, grupos de bandidos que lo querían como prisionero, patrullas imperiales que no lo reconocían, y un montón de casos similares y aun así logro llegar hasta allí, informándoles de que había ocurrido. Si eso no era prueba suficiente, su piel demacrada y bolsas bajo los ojos ayudaban.

-Gracias por el mensaje y la descripción-Zorzal se dirigió a un escritorio cercano, redacto una nota, la firmó y se la entrego-Preséntate con esto a mi castillo. A partir de hoy eres un miembro más de las "Escuadras".

-... ¿por qué?-Preguntó.

-Has luchado con ellos. Eso te hace valioso. Y no desperdiciare el talento como otro lo hacen. Si prefieres seguir bajo el mando de Piña, piensa que estarás bajo mi mando hasta que ella vuelva.

El caballero expreso su gratitud y se marchó. Zorzal y los generales se quedaron sopesando sus posibles acciones.

-¿Cuántos enemigos son ahora?

-El último informe, hace dos meses, indicaba 300.000.

-¿Cómo rescatamos a la princesa?

-Si me preguntas...

-Negociemos-Dijo Zorzal de repente, sorprendiendo a todos.

-¿Qué?

-Negociemos. Negociemos traer a Piña de vuelta y reunamos tiempo para traer a los ejércitos de extremo oriente y extremo occidente. Comenzaremos también una campaña de reclutamiento masiva, para poder lidiar con el enemigo si intenta atacar, y tener efectivos con los cuales combatir. Prioricen la fabricación de ballestas y arcos por sobre la de espadas, ya que el enemigo lucha a distancia-Indicó Zorzal, ahora dentro de su papel de líder.

-Tiene sentido-Indicó uno.

-Hay que crear un programa de instrucción efectivo y rápido para armas a distancia-Concluyó un general mientras salía a realizar los preparativos.

-Tengo una duda. ¿Qué usaremos como moneda de cambio? Ellos tienen nobles y a la princesa, mientas nosotros no tenemos nada...

-Ciudadanos. Tenemos muchos ciudadanos prisioneros de ellos. Negociaremos una gran cantidad de ellos por los nobles-Señaló Zorzal-Lanzaremos un programa para encontrar a los que fueron vendidos, y los que no serán encerrados en un mismo lugar para que no se dispersen. Si se niegan a entregarlos páguenles o quítenselo a la fuerza, no me importa.

-Entendido-Otro de los generales salió, mientras Zorzal se sentaba en una mesa y tomaba una pluma y pergamino.

-Iré con mi unidad en formación de desfile hacia la base enemiga. Por lo que hemos visto en las escaramuzas con el enemigo, su bandera blanca debe ser su señal de redición o algo así, por lo que e acercare con una de esas. Necesito que confeccionen algunas-Firmó las ordenes correspondientes, y otro de los generales salió de la sala. Zorzal observó a los restantes-Debemos juntar nuestras fuerzas cuanto antes. Y busquen a los más adecuados para dirigir las tropas. Si un legionario debe comandar una compañía, que lo haga, pero reformen a los mandos de las unidades para obtener más eficacia-Las instrucciones de Zorzal fueron dichas con una cara neutra, mas sus órdenes fueron claras y precisas.

-Si señor-Los generales presentes se retiraron de la sala a la brevedad. Zorzal examinó su plan en busca de fallos antes de retirarse también.

-Padre no debe enterarse de esto. Su paranoia alcanzaría límites inpensados-Murmuró antes de salir.

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Sala de Interrogatorios, Policía Militar, Alnus. 25 de Mayo, 1942.

-¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!-Fue el grito de Piña, al aplicársele por quinta vez el voltaje aumentado. Tras la exposición directa a la electricidad, los ojos de la pelirroja se dirigieron hacia aquellos hombres que habían dominado el poder de los rayos, y lo habían hecho propio encarcelándolo en un aparato pequeño.

-¿Hablara, princesa?-Preguntó el interpreté, un miembro de las SS que se prestó ante el desconocimiento del idioma local de los miembros del SD.

-¡No tengo... nada... que... decirles! ¡Bárbaros! ¡Salvajes!-Piña intento liberarse otra vez, sin éxito. El voltaje volvió a aumentar, y los gritos de la princesa se volvieron a escuchar. Antes de caer inconsciente, Piña alcanzo a ver la mirada neutra, pero ligeramente divertida, de aquel demonio en forma humana rubio y alto en uniforme gris.

26 de Mayo.

Fue una noche horrible. Apenas la soltaron y recuperó la consciencia, se largó a la cama de su celda en lo que sus torturadores se retiraban. Pero a los pocos segundos cayó dormida, despertándose con una fuerte descarga. Manos y pies amarrados, cama de metal, cuerpo mojado y sin ropa, y el mismo aparato con las miradas burlescas de sus torturadores. Durante la noche, cada vez que se iba a dormir, era despertada por el shock. Resultado: no logro dormir nada.

Ahora, en su desayuno, un plato que presentaba una mezcla de comida con excrementos. Separándolos lo más que pudo, consumió el alimento disponible, en lo que un par de soldados diferentes a los de ayer entraban, ambos armados con esas varas de madera. Ambos soldados con su Kar 98k, a golpes, empujones, patadas y culatazos, llevaron a la cautiva a una sala con un cristal tapado por una lona. Entre los dedos de los pies y en los codos se le colocaron algodones mojados con gasolina, antes de destapar el vidrio.

Muchos de los nobles pertenecientes a la orden estaban allí, amarrados a sillas, prácticamente desnudos, y con hilos pasándoles por los tobillos, pechos, cuellos, muñecas, genitales, columna y recto. Antes de que la princesa pudiera decir nada, la descarga llegó y arrasó con los nobles. Los gritos se escapaban de la habitación, donde las descargas eléctricas iban y venían, y las víctimas sufrían sus embates totalmente indefensas. Piña quedo enmudecida, ojos abiertos, quijada caída. Y, para ponerle la guinda al pastel, le prendieron fuego a los algodones que llevaba. Los gritos de la princesa se mezclaron con los de sus caballeros, hasta que el fuego se apagó, y los nobles cayeron inconscientes. Piña fue llevada de nuevo a su celda entre golpes y culatazos, donde se le entrego otra comida mezclada con excrementos. Demasiado cansada e impresionada, la pelirroja no comió nada y cayo rendida sobre la cama.

Esa noche la tortura eléctrica llego también.

27 de Mayo.

Piña bebió ávidamente el agua entregada a ella. Terminada su hidratación, fue amarrada a una silla y, a base de cuchillos, latigazos y golpes, dejada llena de heridas. Su cama se electrifico nuevamente, y el piso se llenó de sal. Luego, cortando las amarras, la arrojaron al suelo, dejando que las incontables heridas en su cuerpo hicieran el trabajo al ponerse en contacto con la sal.

Los caballeros de Piña escucharon sus gritos a lo largo de la jornada, con miradas visiblemente asustadas. Los ritos duraron desde el amanecer hasta el anochecer, hasta que la cama dejo de electrificarse. La sal se dejó en el suelo, y la comida con excrementos se entregó nuevamente. La princesa se arrojó a los brazos de Morfeo, donde la sesión de electricidad la dejó despierta nuevamente.

28 de Mayo.

Piña fue llevada a rastras por los soldados hasta una bañera, para luego ser amarrada de brazos y piernas y echada adentro. Apenas entró en el agua, sus ojos y heridas empezaron a suplicar que saliera, mas las manos sobre ella impedían que se librara de la tortura del agua salada. Tras unos minutos, su cabeza salió del agua para encontrarse con aquellos ojos azules que la miraban fríamente.

-¿Hablará?-Oyó la voz del intérprete. Como toda respuesta, Piña junto saliva y se la escupió al soldado más próximo, lo que provocó que su cabeza fuera sumergida nuevamente.

3 de Junio.

Esa noche lloró, lloró por las torturas, por sus compañeros, por su vida. "¿Qué hice para merecer esto?" era la pregunta que rondaba su cabeza sin piedad, recordándole en cada momento alguna tortura hecha contra ella o su tropa. Lo que le hacían a ella le era hecho a sus caballeros, todos sufriendo los efectos de torturas nunca antes imaginadas en el Imperio, y que estaba segura nunca se habrían concedido incluso en los barrios más bajos de Sadera. Ni siquiera el Barrio Rojo sería capaz de tal atrocidad sin nombre, como la que esos hijos e hijas de noble experimentaban durante esos días.

-"Padre, hermano. ¿Dónde estáis?"-Pedía en sus pensamientos, encerrada en una celda subterránea. Mas sabía que era inútil pedir su ayuda, o siquiera rezar por ella. Entre medio de comidas con excrementos y escasa agua mezclada con orina, sus lamentos se perdían bajo metros de tierra y concreto, bajo el suelo de una base que vivía inconsciente de los sucesos que ocurrían bajo ella.

-"Es su culpa"-Un pensamiento claro, en medio de todo su tormento-"Esto es... toda su culpa... la culpa de los dos rayos..."-Mientras la princesa caía inconsciente por el dolor y la angustia, sus pensamientos de odio iban hacia cierta cabeza rubia y, más concretamente, a las dos eses rúnicas grabadas en el cuello de su uniforme.

12 de Junio.

Por una vez, para Piña algo le provocaba especial temor. La cabeza rubia no había aparecido por varios días, y las torturas se mantenían, aunque eran una menos por día. La comida era la misma, pero la calidad mejoró algo-sospechaba que estaba relacionado con la ausencia del diablo en forma humana-y durante esa noche, luego de mucho tiempo, lograba dormir sin interrupciones. Algo estaba a punto de pasar.

Sus temores se confirmaron cuando la puerta metálica se abrió, apareciendo el causante de sus desgracias en aquel agujero. Tras él, y llevando algo café encendido en su boca que no supo identificar, apareció el causante de que ella estuviera aquí. Tras ellos, aparecieron los dos que siempre acompañaban al rubio alto y que se encargaron de hacerle la vida imposible durante su ausencia, a la vez que otros dos soldados entraban detrás de ellos: aquel que siempre traducía, y otro que no supo identificar, que llevaba una sonrisa entre complacida y aliviada. Para finalizar, otros dos soldados que había visto ayudando en sus torturas anteriores entraron igualmente. Notó que, a excepción de los dos últimos que llevaban esos largos palos de madera, mientras el resto llevaba aquel artefacto gris y pequeño que vio en acción cuando mataron a Norma. También notó, que mientras que todos llevaban aquellos dos rayos en sus cuellos, el que la enfrento en Itálica no las tenía. Tenía que ser el distintivo de una unidad. Los dos soldados que se encargaron de sus torturas llevaban algo cilíndrico tapado por una tela oscura, evitando que observara su carga.

-Princesa Piña...-Habló el intérprete-Le vamos a dar una última oportunidad. Sabemos que para ustedes os nobles, su castidad es algo preciado, sagrado incluso, y que como muestra de lealtad se la entregan a aquellos con los que se comprometen-Piña se encogió en su sitio, no gustándole hacia donde iba eso. Todos los presentes, salvo en que entro con una sonrisa complacida, llevaban una máscara de neutralidad en el rostro, más sus ojos contenían expectación. Se encargaría de arruinárselas-Por lo tanto, le pediremos que amablemente entregue la información que le pedimos, a costa de que podría perder su castidad frente a un soldado común del enemigo. Y ambos sabemos que no quiere eso, ¿verdad?

Piña empezó a temer, pero aun así les lanzo una mirada de desafío, mientras les decía-¡Están locos... si creen... que me someteré a ustedes!

Los presentes se miraron, casi todos con una cara de fastidio o cansancio.

-Lo intentamos, princesa-Habló el intérprete finalmente-Aténgase a las consecuencias.

Tomándola de un brazo cada uno (y arrancándole gruñidos de dolor por el rudo contacto con las cicatrices y heridas), los dos soldados que llevaban los bastones la arrastraron, en un camino convenientemente despejado, hasta la puerta, para abrirla de una patada y echarla al frío pasillo. Luego, ambos la hicieron pararse a patadas, y a golpes de sus armas la empujaron hasta una sala. En un momento, y pese a su debilidad obvia, Piña intentó escaparse, pero un sonoro golpe en sus costillas con uno de esos bastones de madera y metal la dejo tirada en el suelo. Terminando el trayecto, la princesa fue arrojada en la sala utilizada para que ella viera las torturas de sus camaradas caballeros.

-Damas y caballeros-Se escuchó la voz del intérprete desde el otro lado del cristal-Con ustedes... ¡la princesa Piña!

La tela en el cristal se tiró abajo, mostrando a todos los miembros supervivientes de la orden en un pésimo estado y amarrados a sillas. Se veían demacrados, prueba de las penurias que les habían hecho pasar.

-Solo para que lo sepa, princesa, estos pobres caballeros la han estado esperando por días. Para que se haga una idea, ¡incluso se negaron a moverse en su espera! Que lealtad más grande, señores...

La realización golpeó a Piña como una avalancha. Reparo en las correas y cables en las sillas, y se dio cuenta que todo llevaban en la misma posición un gran tiempo. Las miradas de suplicio eran evidentes, pero se negaban a mostrar debilidad ante sus captores.

-Bueno, volviendo al tema...-La voz del intérprete se volvía a hacer oír-Les agradezco por venir a tan especial evento, disfrutable una sola vez en la vida. El espectáculo de hoy se llama... ¡La pérdida de la castidad de su alteza, Piña Co Lada!

Los ojos de los caballeros lo suficientemente despiertos como para entender que ocurría a su alrededor se abrieron desmesuradamente, en lo que observaban a una Piña asustada. Pronto a la sala donde ella se encontraba aparecieron algunos de los soldados de antes. El que la capturo en Itálica, el rubio alto de ojos azules, y aquel que llevara una sonrisa aliviada, cambiada ahora a una lasciva. Los dos rubios llevaban, en cambio, sonrisas alegres, como si de verdad estuvieran viendo un espectáculo. Ante la mirada de shock de los caballeros amarrados, el soldado pelinegro que entrara con la sonrisa lasciva se empezó a desabrochar el cinturón, para ser detenido por un gesto del rubio de menor altura.

-Espera-Le dijo en alemán.

-¿Y ahora qué?-Reclamó molesto. Ignorándolo olímpicamente, el rubio avanzó hasta una pequeña mesa, convenientemente colocada en el centro del cristal de modo que fuera vista por ambos lados, con el objeto cilíndrico que los dos torturadores traían antes en sus manos.

-Dígame, princesa Piña...-Habló, con la sonrisa alegre todavía en su rostro mientras dejaba el objeto oculto en la mesa-¿No sería una pena que a un evento tan importante no asistieran todos?

Con un rápido movimiento, la tela se dejó caer, revelando algo que le congelo la mente a Piña.

Norma.

El caballero rubio, o más bien, su cabeza, estaban flotando dentro de un tarro relleno con algún líquido que desconocía. Su cara, anteriormente con un agujero en la frente y probablemente podrida y con gusanos, se veía perfecta, como si solo hubiese ido a dar un paseo antes de ser cercenado. Los ojos sin vida del caballero rubio la miraban fijamente, como si supiera donde estaba, e investigaba sobre ella, recriminándole la culpa de su muerte y la de todos sus compañeros caídos, así como la de los ciudadanos de Itálica que cayeron contra el enemigo.

-No...

-Procede-Le indicó el hauptmann al pelinegro, quien asintió sonriente mientras terminaba de quitarse los pantalones y las botas. Los dos soldados con Kar 98k se acercaron y dejaron otros cilindros con cabezas flotantes, estas pertenecientes a otros nobles caídos en la batalla de Itálica.

-No...

-Es toda tuya-Le indicó Heydrich al soldado pelinegro que avanzaba codiciosamente sobre Piña.

-No...

-Princesa...-Alcanzó a murmurar Gray, antes de que la cabeza rubia cercenada, dando una vuelta, lo encarara. Enmudeció, resignándose tristemente a la vista de su compañero buscando todos sus pecados y recriminándole el no haber detenido a Piña cuando tuvo la oportunidad.

El grito se escapó, mientras la mirada aterrorizada de Piña se juntaba con la mirada muerta de Norma una vez más, las otras cabezas como espectadoras pacientes.

-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

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Cercanías de Itálica. 12 kilómetros al norte del perímetro de seguridad.

-Es el tercero de este mes.

-No, es el cuarto. Escuche algunos soldados comentando que encontraron otro ayer en la noche.

-Eso lo hace peor. Es apenas el 12, y ya llevamos cuatro, cinco con este. Igualamos el mes pasado antes de llegar a mitad de mes.

Ante la patrulla de soldados estadounidenses se extendía la escena de varios vehículos pintados verde oliva, a cuyo alrededor se encontraban múltiples cadáveres vestidos con un uniforme de similar color. Los casquillos disparados alrededor de algunas Thompson y M1 Garand, así como algunas espadas clavadas en el suelo mostraban signos inequívocos de lucha, por si los cadáveres de imperiales esparcidos alrededor y junto a los de los soldados norteamericanos no era prueba suficiente.

-¡Teniente!-Un sargento se llamó al oficial que terminaba de revisar el perímetro establecido alrededor de la patrulla eliminada-¡Encontramos un superviviente!-En un par de zancadas en oficial se plantó enfrente del sargento, con una mirada que indicaba que no perdiera el tiempo.

-¿Dónde está?

-Aquí-El sargento le indicó el asiento de copiloto del jeep en cabeza de la columna atacada, donde un soldado y el médico atendían a un severamente herido cabo.

-Soldado, ¿Qué sucedió?

-Teniente...*cogh cogh* me alegra verlo a salvo. ...No se confíen... de los civiles...-Alcanzó a decir antes de colapsar. El soldado que lo sujetaba se empezó a alterar, pero un grito del médico lo hizo calmarse y ayudarle a llevar al soldado al semioruga propio. El cabo, explicó, solo se había desmayado por pérdida de sangre producto de un flechazo en el pecho.

-¿No se confíen de los civiles? ¿Qué quiso decir?-Se preguntaba el teniente mientras se daba la vuelta a un aviso de un soldado que se encontraba vigilando. Otra patrulla se acercaba, pero esta llevaba la bandera roja con la hoz y el martillo.

El teniente se cuadro en lo que el capitán soviético se bajaba de su jeep y se colocaba frente a él, devolviendo el saludo. Luego, ambos examinaron la escena.

-¿Algún superviviente?-Khoakin habló mientras encendía un cigarro.

-Uno. Esta inconsciente ahora mismo. Dijo "no se confíen de los civiles" antes de colapsar-Comunicó a su superior jerárquico.

-Ya veo. O sea que no solo nos ha pasado a nosotros. Puedo asegurar que es lo mismo que le ha pasado a las otras 3 patrullas que cayeron.

-Cuatro. Ayer encontraron otra.

-Oh, grandísima mierda.

-¿Qué quiso decir con eso último?

-Han estado utilizando tácticas sucias para eliminar a los nuestros y compensar nuestras armas. Se hacen los inocentes, algún grupo finge rendirse o unos pocos se visten de civiles y piden ayuda en el camino. Luego, apenas la patrulla se detiene a ayudarlos o tomarlos prisioneros, el resto salta su escondite y ataca. Con este grupo ya son la quinta víctima. Intentaron emboscarnos a nosotros, pero le debemos la vida a que uno de nosotros no soltó el gatillo de la ametralladora. Aun así tuvimos algunas bajas.

-Volvamos a Itálica a informar de esto. Hay que comunicárselo a todos los equipos.

-Daré órdenes para que coloquen los cadáveres en los semiorugas y los conduzcan de vuelta a la base. No podemos abandonar los vehículos.

XXXXXXXXXX

Cercanías de Itálica. 10 kilómetros al este del perímetro de seguridad.

-Aléjate de mí Kübelwagen,Scheißkerl-Murmuró Karl mientras se giraba sobre sus pies y reventaba la cabeza de un imperial con su Luger P08. A su alrededor, la patrulla eliminaba a los imperiales que intentaron emboscarlos fingiendo que se rendían. Lastimosamente para ellos, el sol no se puso de su parte y se reflejó en las espadas de los soldados del grupo antes de que comenzara el ataque. El resto se podía resumir en una masacre de un solo lado, con los imperiales tratando de matar a los soldados atrincherados en el camino.

Herr hauptmann, cuidado!-Grito un miembro del convoy. Dandose la vuelta, el oficial se topó con un imperial a dos metros de él con su espada alzada. Con un agil movimiento, logro boquear su espada, más su pistoa salió volando y quedo destozada por un disparo. Murmurando maldiciones, el oficial saco un cuchillo y se abalanzo sobre el aturdido legionario. Tras un corto enfrentamiento, el oficial de la Wehrmacht salió victorioso con una herida en el brazo izquierdo. El resto del equipo terminaba a su vez de eliminar a los legionarios cercanos.

-Creo que me buscaré una de esas espadas de oficiales y me la traeré aquí. Servira mucho mejor que estos cuchillos-Murmuró para si en lo que se subía a su vehículo de mando e indicaba que se dirigieran a aquel puesto fronterizo en el camino entre Alnus e Itálica, ahora agrandado, mejorado y rebautizado como "Fuerte Kentucky" por los nortemaericanos.

-Que nombre más ridículo.

XXXXXXXXXX

Sala de mando, HQ alemán, Alnus. 14 de Junio.

-¡No puedo aprobar sus metodos, herr Heydrich! ¡Puede que nos haya dado la información, pero sus metodos fueron los de un bárbaro sin compasión, sin ningun respeto por los difuntos ni los prisioneros!-Rommel estaba furioso con Heydrich, más por el hecho de que hubiera mantenido la tortura en secreto que por los métodos utilizados. No era tonto, y claramente no ignoraba las acciones del SD o la Gestapo... ¡pero hacerlo debajo de su nariz sin más era...!

-Pero fueron necesarios. Y ahí tiene la evidencia. Nombres, ubicaciones, referencias, personas de poder, facciones políticas, países, colonias, poder militar, contactos, fuentes de dinero, comida y soldados, sitios de recursos, geografía y, finalmente, una moneda de cambio para negociar con el Imperio menos derramamiento de sangre-Explicó calmadamento Heydrich. Pesé a su furia, Rommel se vio forzado a reconocer la utilidad de sus metodos. Lo que nadie en la base pudo hacer, la "Bestia Rubia" lo había logrado. Fue igual que cuando lo asignaron al protectorado de Bohemia y Moravia.

-Supongo que esta vez lo dejaremos pasar... ¿pero como explicó los metodos a los otros países? A menos que quiera denunciarse usted mismo ante los otros generales, en cuyo caso no tengo problema...

-Digales que sus compañeros le dijeron que lo hiciera. A ojos de ella no es falta de verdad. Ni siquiera noto que estaba siendo violada de lo traumtizada que estaba al ver la cabeza de sus compañeros muertos observandola. Cuando la interrogue después, dijo que Norma le había pedido hablar. Apenas duerme, pero hemos iniciado un programa para que ella y los otros nobles reganen su figura lo antes posible-Heydrich se paró, proyectando su estatura y dando por terminada la reunión-Debo regresar ahora. El Führer quiere que los suecos se unan al eje oficialmente, pero a algunos opositores no les gusta mucho la idea. Seguramente quieren que me entere de quienes sean-Comentó tranquilamente.

-¿Y luego?-Inquirió Rommel, aunque sabia la respuesta.

-Hacerlos...-Gestículo un gesto con sus manos-...desaparecer-Justo cuando terminaba de hablar y se empezaba a poner los guantes, uno de los soldados del HQ entró a la sala.

-Herr Generalfeldmarschall Rommel, los mariscales Patton y Montgomery lo esperan-Informó.

-Iré de inmediato. Diles que esperen unos minutos-El soldado asintió antes de retirarse. Ambos alemanes se miraron.

-¿Alguna cosa que deba saber ahora, antes de que se retire y este a oscuras algun tiempo más?-Pidió Rommel, atento a las posibles reacciones de su interlocutor.

-...

-...

-Esto me lo informaron en una carta hace unos días-Habló finalmente el alto cargo de las SS, tras echar un vistazo a sus alrededores-Pero descubrieron que los británicos rompieron Enigma-La mirada en la cara de Rommel no tenía precio-Como lo hicieron no lo sé, pero tendra que ver con una fábrica de radios de la cual no salen radios y tienen guardias militares. Parece ser que el codigo naval sigue siendo seguro, por lo que utilice ese para los mensajes más... delicados-Finalizo su informe con una recomendación, que Rommel no dudo en grabar en su cabeza-Los rojos estan enfrascados en mejorar a sus oficiales tras la Guerra de Invierno. Stalin permitió la salida de algunos prisioneros de las purgas, principalmente algunos buenos oficiales. La mayoría, sin embargo, está resentido ante la traición y no sería dificil pasarlos a nuestro bando en caso de conflicto, así como ocurrió con los noruegos tras la firma de la paz-Su comentario dejo en evidencia que el SD había tenido influencia en la desición noruega de permanecer militarmente unida a Alemania.

-El horizonte se vuelve oscuro-Sentenció Rommel mientras obervaba la información de la princesa Piña sobre su escritrio. De repente todas esas hojas, el edificio, las estructuras a su alrededor e incluso ese mundo en sí dejaban de ser relevantes, abrumadas por el peso de un inminente conflicto internacional.

-Lo mantendre informado-Indicó Heydrich-Puede que lo necesitemos de vuelta en Alemania si la cosa empeora. Han habido multiples roces políticos entre Polonia, Alemania y la URSS. A estos últimos no les agrada haberse tenido que retirarse del primero.

-Entiendo-El mariscal le tendio la mano, en un gesto de camadería-Tenga buen viaje-Aunque a Rommel no le agradaban los métodos de las SS, menos los del SD, debía reconocer que la información dada por Heydrich podía ser peligrosa.

El rubio le estrechó la mano-Tenga cuidado, desconfíe de sus aliados-Le dio una última recomendación antes de darse la vuelta y desaparecer por los pasillos oscuros. Rommel echó un vistazo al nublado cielo por la ventana, antes de calarse su gorro de oficial y dar un pesado suspiro.

-Hora de terminar con esto-Tomando los papeles bajo un brazo, salio de su oficina con su arma enfundada. Afuera, Heydrich subia en su vehículo descapotado y se retiraba, triunfante y oscuro, del otro lado del GATE. Su destino, aquel mundo donde un mínimo error podía desencadenar la guerra más espantosa jamas vista en la historia. Lo que ambos tenían en cuenta, a pesar de ser de distintas ramas y prestar distintos servicios, era una sola cosa.

Ambos estaban en medio.

. . .

N/A: Originalmente, hace años, planeaba hacer esto más explícito, pero supongo que sirve de igual manera. Con esto terminamos el Arco 2 "Entablando Relaciones", nuevamente de tres capítulo. El siguiente arco es el que está en escritura, pero está pronto a terminar (al menos en términos de capítulos).

Eso es todo, nos leemos,
RedSS.

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