Capítulo 13: Atrasando el Desastre
Disclaimer: "GATE: thus the JSDF fought there!" no me pertenece, todo el crédito a su respectivo autor.
N/A: Este capítulo toma lugar en el mismo periodo de tiempo que el anterior, aunque no estoy tan seguro de que tantas referencias se hagan entre sí. Solo tengan en cuenta que la escena final del capítulo anterior en la última que ocurre cronológicamente considerando ambos.
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Capítulo 13
Atrasando el Desastre
"Si hubiera sabido que me enviarían a otro mundo a pelear contra bárbaros con cañones defendiendo un río lejos de todo el resto de mis compatriotas, me hubiera fijado en la letra chica cuando firmé mi entrada a la marina.
-Sir Robert Thomas Rayleigh, Royal Marines."
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Cercanías del 4# Fuerte Fronterizo
Mediados de Marzo
- ¡Muévanse, rápido! ¡Tenemos que sacar a los civiles de aquí antes de que caiga el fuerte!
El que había dado el grito era Khoakin Chumikov, quien se encontraba arriba del chasis de su vehículo de mando mientras vociferaba órdenes y alentaba a los soldados a trabajar más rápido. El fuerte se veía a media distancia, luces y sonidos de combate alzándose desde su lejanía.
- ¡Camarada capitán! ¡Habla como si ese fuerte fuera a caer y nuestros camaradas fueran a ser vencidos! – Gritó el comisario Chemikov acercándose, revólver en mano, al oficial del ejército Rojo.
- Camarada comisario, puede que no lo sepa, pero son al menos diez mil enemigos con abundante artillería asediando un fuerte con menos de mil hombres y 1 obús. El apoyo aéreo se utiliza para proteger a los civiles y cubrir a los Equipos de Reacción que cubren el camino. No es por ser pesimista, pero no me gustan sus probabilidades.
Dejando enmudecido al oficial político, el capitán se dirigió hacia su ayudante. - ¡Chernov! ¡¿Han pasado ya todos?!
- ¡La mayoría! ¡Queda media docena de grupos y acabamos!
- ¡Equipo, prepárense para salir de aquí! ¡Apenas lleguen las tres legiones extras este fuerte estará condena-
¡BRUM!
Los soldados soviéticos giraron su vista hacia el fuerte, donde una columna de humo empezaba a elevarse sinuosamente desde la estructura. Al poco tiempo, una bandera soviética se levantaba desde los escombros y un coro de gritos de ánimo surgía desde el interior del fuerte. Khoakin sonrió ante la vista.
- Esos tipos no se rinden... pero tenemos un trabajo – viendo pasar al último grupo sobre tractores, empezó a dar más órdenes. - ¡Escolten al último grupo con doscientos metros de distancia hacia la retaguardia! ¡Muévanse!
El cuarto fuerte, con su escasa dotación restante, se perdía en la lejanía.
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El camino que llevaba al cuarto fuerte fronterizo desde Itálica, mismo que unía dicha ciudad con Sadera, se hallaba en ese momento infestado de civiles marchado con sus pertenencias hacia la seguridad y amparo de la ciudad fortificada. A ambos lados, desplegados en posiciones distanciadas entre sí, se hallaban los soldados de los distintos Equipos de Reacción, quienes iban estrechando la distancia entre sus puntos de control y vigilancia a medida que los equipos al final de la columna de colonos terrícolas avanzaban en su camino.
Los soldados soviéticos, quienes cerraban la marcha, azuzaban a los colonos de su país, principalmente agricultores, a acelerar el paso para salir de la zona de peligro. A su espalda quedaba el combate del Cuarto Fuerte, cuyo sacrificio esperaban no fuera en vano. Al igual que ellos, sin embargo, todos los fuertes fronterizos estaban siendo atacados por los imperiales. Tropas de la Coalición se habían desplegado para contener la avalancha enemiga mientras los civiles huían, pero el Alto Mando no mantenía esperanzas de frenar al enemigo en campo abierto con el estado de las tropas y la sorpresa bajo la que fueron tomados.
En medio del trayecto, en el extremo este del despliegue de su equipo, el hauptmann Karl Schmidt supervisaba el éxodo en lo que sus hombres preparaban obstáculos para frenar el avance enemigo. Era de conocimiento de la Coalición, gracias a los agentes desplegados como espías, que los cañones imperiales eran increíblemente difíciles de trasladar fuera de los caminos y carreteras, por lo que en su retirada la tropas terrícolas utilizaban todos sus recursos en negarle dicho recurso al enemigo nativo. En dicho momento se había cortado un costado de la vía para plantar campos minados mientras que en el otro se apresuraba el paso de los civiles.
Un jeep estadounidense se acercó a la posición que ocupaba, provocando que un grito saliera de la garganta del sargento a cargo de la instalación del campo minado a fin de que los recién llegados no salieran volando por los aires. Evadiendo la trampa mortal a tiempo, el oficial a bordo de dicho vehículo descendió apenas el conductor detuvo el motor junto al oficial alemán.
- García – lo nombró Schmidt. - ¿Pasó algo?
- Solo venía a comprobar las cosas. Me dijeron que había un embotellamiento y venía a ver si sabías algo. Por lo que veo, es obra tuya.
- Tenemos que preparar defensas ahora que podemos. Una vez pasen los civiles tenemos apenas un par de minutos antes de que tengamos que marcharnos.
- Siempre pueden quedarse atrás ustedes, si lo desean – en este punto, García ya no se esforzaba en disimular su desagrado a los nazis, franquistas o similares.
- No gracias. Supe que están combatiendo en el interior del Cuarto Fuerte. En cosa de minutos habrá cesado la lucha y empezarán a perseguirnos. Eso si es que no han enviado partidas de caballería a perseguirnos.
- ¿Qué hay del apoyo aéreo?
- Nulo. Están utilizando los aviones para retrasar el avance de los imperiales en el Tercer Fuerte, que fue atacado por ambos lados y es nuestra única fuerza en el norte.
- ¿Alguna otra noticia que debamos saber?
- El general Patton salió con la 4° División Blindada americana al completo para enfrentarse a los imperiales en el este del Quinto Fuerte. Dudo que logre cambiar la situación general, pero servirá para retrasarlos.
- Capitán, - interrumpió el diálogo un subalterno de Schmidt. - Mensaje del equipo americano. Los civiles han pasado casi todos sus puntos de control y se preparan para salir hacia nosotros.
- Supongo que esa es tu señal de salida – se dirigió el alemán al oficial estadounidense de origen español. – Sugiero que te apresures. Una vez terminemos con el minado empezaremos a replegarnos hacia el oeste.
- Entendido – con una venia, ambos oficiales se despidieron y salieron en direcciones opuestas.
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Fuerte #3. Norte de Itálica.
- ¡Camarada capitán! – le gritó un sargento que llegaba a su lado mientras evadía de alguna forma los escombros que caían de los ahora casi colapsados muros. - ¡El mayor está muerto! ¡Usted toma el mando!
- Tienes que estar de... ¡¿Dónde están los otros oficiales?!
- ¡La mayoría está muerto o en los muros! ¡El puesto de mando colapsó, es el oficial de mayor graduación que qued-
Una parte de la muralla estalló, impactada por un cañonazo, provocando que sus piezas se estrellaran contra el sargento que le hablaba al oficial. Su torso fue desfigurado totalmente, pero aun así logró levantar la mirada hacia su oficial antes de perecer finalmente.
El capitán, por su parte, se alejó camino del puesto de radio. Si forzaba algo su garganta podía tener a casi toda la guarnición a grito, por lo que lo importante era clarificar al alto mando que seguían vivos y esperando evacuación.
- Este es el capitán ******* - habló por la radio del centro de comunicaciones de la base, que a diferencia de su puesto de mando, se hallaba casi en impecables condiciones. – El mayor Slovtz está muerto y he asumido el mando. Los camaradas comisarios están en los muros e inhabilitados de comandar a la guarnición. Esperamos la evacuación del lugar, cambio.
- Capitán *btzzz*, repito, evacuación civil completa. La fuerza aérea realizará unas pasadas más para apoyarlos.
- ¿Qué hay de nuestra evacuación? Nos estamos quedando sin municiones.
- El camino a Itálica se encuentra cortado por imperiales. Fuerzas de caballería intentarán un avance pero deberán apoyarlo desde su lado.
- ¡Eso es un suicidio! ¡Nos aniquilarán apenas nos asomemos si no hay un camino abierto!
- Es su única oportunidad. Una columna blindada encabezará la marcha. Tienen quince minutos – y con eso, la comunicación se cortó. El capitán farfulló un insulto antes de empezar a gritar órdenes.
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Cerca del delta del Río Roma.
El teniente coronel Rayleight procedió a lentamente acariciarse el puente de la nariz. Enfrente suyo había un mapa de la zona donde sus tropa se habían desplegado, el delta del Río Roma. A su este: el mar; a su oeste: los marines estadounidenses; detrás suyo: un reino sin monarca y en desorden; delante suyo: puentes y vados junto con tropas imperiales armadas con cañones...
...debió haberse fijado bien en la letra chica de la orden de traslado recibida en Inglaterra.
Estaba seguro de que el Reino de Elbe, con su monarca en las celdas de la Coalición y su política interna destrozada por los intentos de los nobles de llegar al poder, no representaba una amenaza seria. Eso le daba un flanco entero seguro. Su lado izquierdo estaba cubierto (o al menos así quería pensar) por los estadounidenses. Eso dejaba como un problema únicamente el lado norte del río, donde se hallaban los imperiales, y la costa, donde las cañoneras saderianas se movían en as aguas ajenas a las corrientes de viento o agua.
Puede que fueran pequeñas, pero los cañones de esos navíos eran lo suficientemente potentes como para infringirles bajas. Para colmo, carecían de armas de largo alcance.
Según Alnus, los destructores disponibles estaban en camino, pero dudaba seriamente que llegaran a tiempo. Un par de destructores no le vendrían mal, pero en el a veces estrecho río serían blancos gigantes para los cañones nativos.
¡BUM!
Ah claro, eso. Se había olvidado por un momento que se hallaba en combate. Que descuido.
- Señor – le llamó uno de los suboficiales de comunicaciones, - El mayor Hooks pide instrucciones para actuar en la defensa del delta del río. Informa de al menos una docena de cañoneras imperiales junto con más de un millar de infantes enemigos.
- Dígale que se repliegue al lado sur del río y establezca posiciones defensivas. Si puede destruir barcos enemigos, mejor.
- Si señor.
Debía empezar a planificar a fondo su defensa. El Alto Mando esperaba a que se enfriara la anarquía en Elbe para luego llegar con el rey Duran y lograr el control del país. Para eso, sin embargo, debían evitar que cayera nuevamente en manos imperiales, y eso dependía de él.
- Seguramente ni nos dejen retirarnos...
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Este del Quinto Fuerte.
Patton observaba desde lo alto de una colina, la mitad inferior de su cuerpo metida dentro de una improvisada zanja. A ambos lados suyos se hallaban miembros de su escolta, personal del mando y radios de la división blindada que se batía en duelo en las planicies del lugar contra los atacantes imperiales, quienes habían sido cogidos de sorpresa por el masivo (para su punto de vista) contraataque.
- La Task Force del Comando de Combate A ha logrado romper las líneas enemigas al norte, pero se ha encontrado con mucha resistencia por parte de refuerzos enemigos – informó uno de los jefes de radio.
- ¿Y el Comando de Combate B? – preguntó Patton.
- No tenemos noticias relevantes. Han realizado progresos menores, pero nada destacable.
- Señor, mensaje del CCB. Han tenido que desviar su ofensiva al encontrarse cañones imperiales en una colina muy elevada como para poder atacarla con los tanques M3. Dejarán un batallón blindado y a uno de artillería bombardeando la posición mientras el resto prosigue por los costados.
- ¿Y la infantería del Comando B?
- Se han tenido que quedar atrás. La mayor parte está reduciendo focos enemigos, algunas unidades están atrapadas al dañarse sus vehículos.
- ¿Dónde esta el Comando A? – demandó saber el oficial a cargo de la 4ª División Blindada. Patton, por su parte, apuntó su dura mirada hacia el campo de batalla enfrente suyo, donde tanques medios y ligeros M3 estadounidenses se batían contra posiciones fijas de cañones imperiales mientras los fusileros de ambos bandos buscaban abatir a su rival. Ninguna de las partes parecía tener una abrumadora ventaja sobre la otra.
- Al norte del AO, señor. Han tenido que detenerse al aparecer refuerzos enemigos, pero han logrado neutralizar bastantes enemigos. – Informó el mismo encargado de las radios. Los siguiente que iba a decir se perdió en un grito que alarmó a todos, llevándolos a elevar su mirada hacia el cielo. Allí, en el aire, se encontraban varios de aquellos dragones pequeños, los que honestamente nadie se quería encontrar. Desde aquella posición ventajosa, los oficiales estadounidenses vieron como el jinete de uno de aquellos Wyvern dejaba caer un objetivo de difusa apariencia desde donde estaban, pero cuyo efecto fue bastante claro para todos.
¡PUM!
Y el ahora volteado M3 ligero era prueba testimonial de eso.
- ¿Tenemos antiaéreos...? – preguntó el comandante de la división blindada.
- N-negativo señor. No esperábamos esto, y por la urgencia salimos solo con lo necesario para un enfrentamiento de demora.
- Repliéguense hacia Alnus – ordenó Patton sin despegar su mirada del campo de batalla, siempre analizando. Los oficiales se miraron entre si antes de asentir y empezar a dar las órdenes pertinentes. – Joder, esto no ha durado.
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Fuerte Kentucky
- Incoming!
El fuerte de concreto reforzado fue golpeado duramente de nueva cuenta. Las vibraciones que dichos impactos provocaban en los soldados estadounidenses allí guarnecidos los hacía temblar junto a la estructura, forzándolos a agarrar fuertemente sus armas y equipo para no perderlos. Algunos de los que se encontraban en los parapetos de las murallas no lograron mantener el equilibrio y cayeron al vacío que era el interior del fuerte, logrando la mayoría una muerte casi segura. El resto les daba largas miradas de lástima antes de volver a sus tareas en lo que sea que estuvieran haciendo.
- We need reinforcements, I repeat, we need reinforcements! – Gritaba el oficial estadounidense desde el puesto de mando. A las afueras, un par de camilleros llevaban a toda prisa a un soldado agonizante al puesto médico del fuerte.
- Reaction teams are heading your way, but it will take them some time to get there! Hang on.
- What about air support?!
- Diverted to combat enemy wyverns at the east. We'll be sending additional units on your way.
- Just hurry!
Otra ráfaga de impactos sacudió el fuerte, con la diferencia que esta vez uno de ellos impactó en el borde de las murallas. Dos soldados allí apostados, junto con sus armas y cascos, salieron disparados al interior del fuerte.
- Esto es una locura... - habló el oficial estadounidense, viendo como sus hombres intentaban, en vano, reanimar a ambos soldados, ahora cadáveres, en medio del patio.
- Señor, tenemos contacto visual con los equipos de reacción. Indican que realizarán un ataque a la artillería enemiga en 5 minutos.
- Apóyenlos con toda nuestra artillería. Apenas el enemigo se distraiga mande a todos sus camilleros y tropas innecesarias a recoger heridos y recoger suministros de las murallas desde los cadáveres.
- Si, señor.
XXXXX
- García, tú y tus hombres abrirán un pasillo hacia el fuerte y lo mantendrán. Donoso y yo atacaremos la artillería imperial, mientras Chumikov e Itami se encargan de distraerlos con ataque frontales. Butler, tu rodea el fuerte y asegura el camino al otro lado. ¿Entendido?
- Sí – respondió el grupo al unísono.
La maniobra se realizó impecablemente, demostrando la coordinación alcanzada tras operar durante meses en conjunto. Schmidt y Donoso, gracias a la distracción creada por los aparentes "refuerzos" de Khoakin e Itami, cayeron sorpresiva y brutalmente sobre la artillería imperial, quien vio como sus cañones eran destruidos rápidamente por los tanques y semiorugas alemanes. Aprovechando el silencio de los cañones atacantes y apoyados por los propios obuses y cañones del fuerte, los estadounidenses y británicos de García y Butler lograron romper el asedio en dos puntos, abriendo nuevamente los caminos norte y sur del fuerte. Cuando los imperiales pensaron en contraatacar pese a haber perdido la ventaja en poder de fuego, el ruido de motores y orugas les hizo reconsiderar su idea: habían llegado los refuerzos americanos, quienes no eran ni más ni menos que la 4ª División Blindada bajo el mando directo del general Patton. Poco menos que minutos les tomó a los saderianos el replegarse definitivamente, y tras horas de vigilancia terrícola, de certificada retirada total. El fuerte Kentucky había sido salvado, pero a un alto costo: un tercio de los hombres había muerto o sido herido, y gran cantidad de ametralladoras estaban inutilizadas. Analizando el resultado con eje experto, Patton solo pudo lanzar un gruñido de desaprobación.
Era un presagio de lo que se avecinaba.
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Palacio de Jade, afueras de Sadera.
- Lady Piña. Entiendo si no tiene apetito, pero aunque sea coma algo. Le hará mal seguir así...
Las palabras de la sirviente del Palacio de Jade cayeron en oídos sordos. La tercera princesa del Imperio, Piña Co Lada, seguía en su cama con la mirada perdida y sin apenas moverse. Tras unos largos segundos, sin embargo, reaccionó, aunque ligeramente, abriendo algo su boca y acercándose escasos centímetros a la cuchara ofrecida. La sirvienta tomo aquello como su señal y procedió a alimentarla, lentamente y en porciones pequeñas para darle tiempo a tragar la comida cada vez. De vez en cuando, otra de las sirvientas limpiaba el rostro de la noble, dándole de beber cada cierto rato. Era, sin lugar a dudas, una imagen lamentable.
Zorzal, en un costado de la habitación, observaba impasible.
"No ha sido la misma desde que la rescatamos... reacciona ante los rayos y la sal. El más mínimo corte la vuelve histérica. Los grandes baños la hacen reaccionar violentamente, y tan solo la mención del acto sexual o las orgías que realizan los nobles en Sadera basta para volverla un montón de nervios y ansiedad andante. ¿Qué le habrán hecho en Alnus...?"
Unos quedos golpes en la puerta llamaron su atención. Girándose, se adelantó al sirviente que se dirigía a abrirla y encaró a quien estaba afuera. Era Lexor Un Vorls, el general a cargo del aspecto administrativo de los ejércitos imperiales. Su labor en el hace poco creado puesto, según recordaba Zorzal, era manejar los temas generales de números, equipo, entrenamiento, suministro, dinero, pagos, entre otros. Era, a fin de cuentas, el líder de un órgano administrativo, dividido en secciones que se encargaban de cada cosa relevante en el ejército imperial, puesto idóneo para alguien bueno con los números y los datos y, en menor medida, de alguien que era un buen amigo de Zorzal en el momento en que buscaba un ascenso.
- ¿Qué sucede, Lexor? Te hacía supervisando planes y teorías.
- Traigo noticias, su alteza. – Comentó seriamente – Nuestros planes no han salido del todo como esperábamos, aunque una buena parte sí.
- Explícate. – Zorzal dirigió su mirada hacia la cama donde se hallaba Piña, que parecía reaccionar ante lo dicho por ambos – Pero no aquí. Vamos al centro de mando.
Ambos recorrieron el camino a caballo hacia el centro de mando establecido por Zorzal en su palacio personal, a cierta distancia del Palacio Imperial y de los otros palacios de sus hermanos. En el trayecto, Lexor informó a Zorzal de lo básico.
- Las noticias que nos han llegado mediante la línea de comunicaciones mágica son mucho más rápidas y fluidas que a caballo. Nos hemos enterado de que la Primera Legión de sus "Escuadras" lograron, con relativamente altas bajas, expulsar al enemigo de Lancia. Al poco tiempo logramos expulsarlos de la mayor parte de los fuertes en el oeste y sur. En el este lanzaron un contraataque de carros que detuvo nuestra ofensiva, y en el norte...
- ¿? ¿Qué pasó en el norte?
- Rodeamos su fuerte allí. Tras evacuar a los civiles, intentaron escapar atacando hacia Itálica, con un grupo de carros y otros de caballería intentando apoyarlos desde la ciudad.
- ¿Y cómo resultó?
- Pues...
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HQ, Itálica.
En esos momentos...
Montgomery observó el informe que le colocaron en su escritorio. Ni siquiera era un informe como tal. Solo una pequeña cronología de lo acontecido...
... con una fotografía de caballería, infantes y tanques T-26 soviéticos muertos y destruidos a ambos lados del camino.
- ¿Cuántos supervivientes? – Pregunta, intranquilo. Su subalterno desvío la mirada, culpable. El mensaje es claro.
"Ninguno logró escapar del Tercer Fuerte."
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