Capítulo 1: Contraataque
N/A: Las fechas de introducción de armamento serán cambiadas pero cercanas a las de la realidad. Al no haber una guerra contra un enemigo igual o más poderoso, algunas no serán creadas y otras lo serán por otros motivos.
Disclaimer: "GATE: this the JSDF fought there!" y no me pertenece. Crédito a su respectivo autor.
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Capítulo 1: Contraataque.
Sede de la Sociedad de Naciones, Ginebra, Suiza. Lunes 24 de Febrero, 1941.
El mundo se había reunido. Reunido para celebrar a los héroes de los 5 países. Los héroes que contuvieron y, en última instancia, rechazaron al invasor desconocido, quien ataco, saqueo y masacro a civiles y soldados del mundo sin ninguno provocación o declaración de guerra, provocando un acto de rechazo unánime por parte de la comunidad internacional. El mismísimo presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, declaro al enterarse del ataque a escala global "Esta es una fecha que vivirá en la infamia". Hitler por su parte, deseando más que nada ganar más popularidad de su gente, confirmo la declaración de su par estadounidense, pero también afirmo que "Sera una fecha de tristeza, odio, y lamentos, pero dará paso a un día en el que se inicia una nueva historia". Churchill por su parte, declaro que "Nunca el mundo se había sentido tanto como uno solo".
Y era debido a eso que estaban allí los líderes de las 5 naciones atacadas, acompañados de sus manos derechas y de altos cargos militares, para felicitar a los ojos del mundo a los héroes: 1 capitán y 1 comisario soviéticos, un capitán alemán, un teniente británico, 2 tenientes y 2 capitanes de navío estadounidenses, y 4 tenientes japoneses. Los 12 aclamados se encontraban formados en una línea recta horizontal frente a donde se encontraban los líderes de sus naciones. Estos se encontraban acompañados del secretario general de la Sociedad de Naciones, Seán Lester.
En un momento dado, Hitler se paró frente a las cámaras y pidió silencio y calma. Cuando se hubieran calmado los ánimos de la multitud allí reunida, se plantó frente a la fila de soldados, secundado por traductores de inglés, ruso, japonés, español y francés.
-¡Compañeros!-Comenzó, con un movimiento de su mano-¡Estamos aquí hoy reunidos, para aclamar a los soldados que valientemente lucharon contra un enemigo desconocido!-Pauso un momento para que los traductores hicieran lo suyo-¡Y no solo cumplieron su deber, que consistía en salvar a los civiles atrapados en las garras de su enemigo, quien deshonrosamente ataco a nuestros ciudadanos sin provocación ni declaración de guerra, sino que también cumplieron más allá del deber y se quedaron allí, resistiendo contra un enemigo abrumadoramente superior en número, con todas las posibilidades en contra, cumpliendo más allá de su deber como soldados!-Nuevamente espero a que los traductores tradujeran-¡Pelearon hasta que los civiles huyeran! ¡Y cuando huyeron, siguieron peleando! ¡En ese momento dejaron de ser soldados, para convertirse en héroes! ¡Héroes que quedaran inmortalizados, como gente común y corriente que se impuso por sobre lo imposible para ayudar a los suyos!-Sudando ligeramente por el énfasis puesto en el discurso, espero a que los traductores terminaran de traducir sus palabras. Cuando terminaron, Hitler se giró por sobre sus talones y se acercó a dos de sus hombres: Erwin Rommel y Erich von Manstein, quienes sacaron cada uno una pequeña caja y las abrieron. El Führer entonces se giró nuevamente hacia los soldados.
-Hauptmann Karl Schmidt-El aludido dio unos pasos al frente-Por sus servicios salvando incontables vidas alemanas y derrotando a los invasores, además de hacerlo estando al mandod e una unidad experimental sin pruebas de su efectividad en combate, se te conduce la Cruz de Hierro con Hojas de Roble, Espadas y Brillantes-El Führer le coloco la medalla al oficial alemán entremedio de fotografías, quien como respuesta ejecuto el saludo nazi antes de volver a la fila, recibiendo un coro de aplausos. Entonces, el líder alemán volvió a dirigirse a la fila de soldados.
-Capitán Khoakin y teniente Acker-Ambos aludidos imitaron la acción del oficial anterior y dieron unos pasos al frente-Por su valentía en combate contra un enemigo que ataco sin piedad ni honor, les concedo a ambos la Cruz de Hierro con Hojas de Roble y Espadas. Sé que pueden ser contrarios a la idea de recibir medallas de un país con el que están en guerra, pero hoy en día estamos aquí para hablar de paz para todos nosotros. Como un favor a todos nosotros, acéptenla-Ambos aludidos pensaron un poco, para luego asentir y recibir la medalla. Un coro de aplausos mayor que el del oficial alemán los envolvió, hasta que volvieron a sus lugares en la fila. Para culminar, un capitán de navío, los dos tenientes estadounidenses, y un teniente japonés recibieron la Cruz de Hierro con Hojas de Roble, recibiendo el resto la Cruz de Hierro normal. Todas las condecoraciones fueron recibidas con aplausos de la multitud, para que luego el Führer y sus acompañantes pasaran a segundo plano. Antes de retirarse, Hitler se dirigió a la multitud para darles una noticia.
-¡A partir de hoy, Alemania seguirá una nueva política con los judíos, como muestra de integración entre nosotros mismos y el mundo!
El mensaje fue captado con curiosidad, incredulidad, y desconfianza, pero antes de que se pudiera hacer cualquier cosa, el presidente estadounidense se paró al frente, secundado por Dwight Eisenhower. Mediante un discurso en el que alababa a los soldados por un llamado más allá del deber, aunque no tan exaltado como el de Hitler, llamo al mundo a tomar el ejemplo de estos héroes y unificar al mundo para convertirlo en un lugar mejor.
-Tenientes Miller y Carter, y capitanes de navío Roycewitz y McGree. Debido a su rápida respuesta frente a un sorpresivo y brutal enemigo, y a la eficacia mostrada en su reacción, se les entrega la Medalla por Servicio Distinguido de la Armada. También, ustedes dos-Se refirió al par de tenientes-Estén contentos por su nuevo rango, capitanes. Siéntanse orgullosos de ustedes y de a quienes representan.
El grupo de 2 marines y 2 marinos se giró a tiempo para el bombardeo de flashes de cámaras fotográficas. Luego de un saludo militar, chocar sus tacones, y exclamar un "Thanks Sir!", volvieron a la fila con los otros oficiales. Luego de eso, se llamó al capitán Khoakin, al teniente Acker, y al capitán Schmidt, a quienes "Por su esfuerzo en combatir a un enemigo superior en número y medios con las posibilidades en contra" se les otorgó la Medalla por Servicio Distinguido del Ejército. A dos tenientes japoneses y al comisario soviético se les dio la Estrella de Plata.
Luego llegó el turno de Stalin, el cual llego acompañado de Lavrenti Beria, líder del NKVD. Tras un discurso en el que abogo al socialismo, pero más a la valentía de los "Héroes del Mundo y ejemplos para el mundo", procedió a otorgarles las medallas entregadas a él por el director del NKVD. Al teniente Khokavin le entrego la Orden de Lenin y una felicitación. Al teniente británico le fue entregada de forma excepcional la Medalla por el Servicio en Combate.
El carismático de Churchill entro en escena, ganando ovaciones del público con arengas a los héroes y poniéndolos como modelos ejemplares para el devenir de la raza humana.
-Hace un tiempo hable para nosotros, los británicos, en la motivación de no ceder ante los alemanes, quienes habían hecho caer a Francia. No nos amedrantamos, y nuestros ciudadanos respondieron al llamado a defender su isla, su hogar. Pero hoy no nos juntamos para hablar de eso. Nos juntamos para hablar de aquellos que, sin ningún tipo de motivación más que ellos mismos y sus hombres, resistieron aunque pudiese que no sobrevivieran. Esto de por sí es algo de lo cual estar orgullosos, y que deben mantener como una muestra de orgullo para el resto de sus días.
Su frase que lo inmortalizo en esa ocasión fue: "Si hubieran más hombres como estos, las naciones pelearían menos y dialogarían más". A dos tenientes japoneses, a los dos capitanes estadounidenses, al capitán alemán y al capitán soviético se les condecoro con la Military Cross, mientras que al teniente británico se le entrego la Victoria Cross junto con los agradecimientos de la corona y un ascenso a capitán, que el aludido recibió firme.
Finalmente y cerrando la ronda de felicitaciones, apareció el comandante japonés Yamamoto, acompañado de un oficial de la Armada Imperial Japonesa. Excusándose por la ausencia del emperador, rápidamente alabo a los soldados y procedió a otorgarles condecoraciones japonesas: todos los oficiales allí presentes recibieron la Orden del Milano Dorado, aunque variaba entre 3°, 4° o 5° clase. Los marinos estadounidenses y el comisario soviético recibieron la orden de 5° clase, los capitanes estadounidenses y 2 tenientes japoneses recibieron la orden de 4° clase, y los capitanes alemán, soviético y británico recibieron la orden de 3° clase. Los otros dos tenientes japoneses obtuvieron la orden de 3° clase acompañada de un ascenso, convirtiéndose ambos en capitanes.
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Mientras los vítores se escapaban de la sala donde los 12 héroes terminaban de ser condecorados, en una sala en el mismo edificio se estaba hablando de un tema más bien delicado: el destino de los países ocupados por Alemania. Representantes escogidos de la Francia Ocupada, la Francia de Vichy, el Reino de Bélgica, el Reino de los Países Bajos, el Reino de Dinamarca, Noruega, Austria, el Protectorado de Bohemia y Moravia, la República Eslovaca, Luxemburgo, la Polonia Alemana y los gobiernos polaco y checoslovaco en el exilio se hallaban sentados en una mesa junto a representantes de los Estados Unidos, Alemania, la Unión Soviética y el Reino Unido, para discutir el destino de los primeros. Desde luego se sabía que sería una situación tensa: Alemania no desocuparía fácilmente países que le costaron sangre y vidas conquistar, además de los resentimientos históricos y recientes, y el plan expansionista de Hitler.
-Creo que todos sabemos...-Comenzó el representante británico-...que ninguno de nosotros saldrá de aquí contento. Pero tratemos de que todas las partes estemos satisfechas al terminar esta reunión.
-Grandes palabras, colega. Pero nada nos garantiza que se haga realidad, ni que esta sea la única reunión que tengamos que hacer para definir todas las cosas que debemos discutir-Declaro el representante alemán. El gran grupo de gente le dio la razón de diversas formas.
-Partamos entonces por los temas más sencillos entonces-Solicito el representante norteamericano- Austria, Checoslovaquia y Polonia. ¿Puedo suponer que Alemania no está dispuesta a ceder esos países?-Mientras hablaba miraba a los representantes elegidos por la gente de esos países.
-Sobre Austria y Checoslovaquia supone bien-Los delegados de la República Eslovaca hicieron amago de protestar, pero un duro comentario del representante soviético les dejo en claro que para la opinión internacional no eran más que un gobierno títere nazi-Sobre Polonia... es posible... negociar...-Termino dudosamente el representante alemán. Pronto el representante británico tomo cartas en el asunto.
-¿De qué forma se puede negociar sobre Polonia?
El hombre rubio que fuera el representante alemán pensó unos momentos antes de responder tranquilamente-Gobierno fiel al Reich, ciertas concesiones de territorio, facilidad para los alemanes, que se apliquen las nuevas políticas sobre judíos, que las tropas alemanas puedan pasearse por suelo polaco cuándo y por lo fines que estimen convenientes-Declaro con una sonrisa, haciendo gala de la fama del partido de pedir demandas casi imposibles. Como supuso, los representantes estadounidense y británico tuvieron una mirada de impresión en sus caras que era un poema para el antiguo miembro del partido nazi. Antes de que pudieran replicar algo, el representante polaco entro en la discusión.
-¿Cuáles serían los territorios que se deberían ceder?-Pregunto cautelosamente. El representante alemán quedo paralizado un momento, como comprendiendo el hecho de que alguien hubiera respondido a sus demandas. Tosió un poco para recuperar la compostura, antes de responder.
-Las regiones costeras y occidentales del país. Varsovia es un tema aparte que se deberá discutir personalmente con el Führer-Respondio cautelosamente, atento a las miradas que le lanzaba su par británico.
-Ya veo...-El representante polaco pensó un poco, antes de responder-El gobierno polaco también piensa que es un trato posible, ¿no?-Se giró hacia el miembro del gobierno polaco en el exilio, quien abrumado por las miradas de la sala analizo las verdaderamente exiguas posibilidades de que Polonia obtuviera su territorio completo y autonomía de vuelta-¿Y bien?
-S-si claro, como no. El gobierno polaco en el exilio está de acuerdo con los términos propuestos por el III Reich, siempre y cuando se puedan negociar los términos sobre las facilidades a los ciudadanos alemanes. También es necesario saber las nuevas políticas contra los judíos que aplicara Alemania.
-Por supuesto-El delegado por el partido nacionalsocialista saco un documento de su abrigo y tosió para despejar su garganta-Los judíos dejaran de ir a campos de concentración. En su lugar, deberán estar en los guetos establecidos por el gobierno para productividad económica. Allí pueden optar por dos opciones a nivel de localidad: O trabajar el mismo horario que los demás ciudadanos pero con un sueldo 20% menor, o trabajar más horas pero tener el mismo sueldo. El gueto deberá tener policía propia más algunos policías del país. Optativamente, estos pueden entrar a las fuerzas armadas de su país, donde pueden optar nuevamente por dos opciones: pueden ir a tropas solo para judíos, eso sí con comandantes del país local, o a cualquier rama de las fuerzas armadas regulares, donde se les pagara un 20% menos que al resto de soldados. En ambos casos, el rango máximo al que pueden aspirar es a Coronel. Dentro de los guetos, los que vengan de afuera por cualquier motivo deberán llevar una banda de la nación a la que pertenecen. Cada ciudadano judío del gueto puede salir durante un día al mes solo durante los fines de semana. También deberán tener una riqueza limitada, salvo los que se dediquen a administrar empresas, restaurantes, bancos o similares. Los pormenores podrán comprobarlos en los folletos que les entregaremos al terminar esta reunión.
Los términos otorgaban una gran cantidad de libertades respecto a la anterior política germana sobre los judíos, sobre todo para los que se enlistaran en las fuerzas armadas. La razón pública para esto era el acercamiento de los alemanes con su gente y la comunidad internacional. En las sombras, las razones eran que Hitler y sus ayudantes sabían que no llegarían a un acuerdo con las otras potencias si descubrían lo que pasaba en los campos de concentración y guetos del país, por lo que debían eliminar las evidencias y los recuerdos lo más rápido posible.
-Esas políticas son... bastante aceptables-Murmuro el representante estadounidense. El resto le dio razón.
-En ese caso, y siempre que se negocien las políticas sobre los ciudadanos alemanes en Polonia, el gobierno polaco en el exilio, el pueblo de Polonia, y el III Reich han llegado a un acuerdo-Declaro aliviado el representante del gobierno polaco en el exilio, recibiendo la confirmación de ambas partes. Esto provocó la alarma en los representantes soviético y británico, que veían desaparecer la posibilidad de mitigar el poder alemán. Por su parte, el representante austriaco saco el tema del plebiscito para la anexión pacífica de Austria al III Reich, por lo que el tema quedo también fuera de discusión. Un rápido debate con el representante del gobierno checoslovaco en el exilio permitió una rápida solución: Checoslovaquia quedaría anexionada al III Reich, pero mantendría su autonomía política interna y económica, salvo excepciones. Los Sudetes quedarían anexionados definitivamente a Alemania.
Con la situación en el centro de Europa controlada, el representante alemán se giró con renovada confianza al resto de personas en la sala.
El resto de temas se debatió en la inconsciencia del tiempo. Dinamarca, al no poner resistencia a la ocupación alemana del país, se decidió que seguiría bajo la administración de esta. Noruega fue un punto difícil para ambos: la Kriegsmarine perdió múltiples navíos en la campaña nórdica, y los aliados sufrieron fuertes pérdidas allí también. Tras media hora de debates, se decidió que el país sería controlado tanto por Alemania como por Reino Unido, hasta que los ciudadanos decidieran en un plebiscito en unos meses si quedaban bajo su administración propia o bajo el dominio alemán. Siguiendo a los Países Bajos y Bélgica, ambos obtuvieron un trato similar: ambas naciones serían independientes, pero los temas militares serían vistos por los alemanes hasta la celebración de un plebiscito unos meses más tarde, donde se decidiría si los temas militares quedarían bajo administración aliada, del eje, o propia. En adición a eso, el puerto de Amberes se le sería cedido a Alemania.
Los ánimos volvieron a encenderse cuando se llegó al tema de Francia. Llevaban ya dos horas desde que entraron a la sala a discutir el destino de Europa, y el grupo se encontraba agotado en su mayoría. El tema de Francia saco tres visiones distintas: la visión de la Francia Ocupada, la visión de la Francia de Vichy y la visión de los franceses en el Reino Unido. Estas tres visiones eran tan parecidas como dispares, y costo un mundo lograr decidirse sobre qué hacer con la antigua potencia europea, ahora derrotada y humillada, pero aun desafiante y orgullosa. La decisión final fue la cesión de territorios orientales, incluido el de Alsacia-Lorena, a Alemania, y la instalación de un gobierno neutral a ambos países (Alemania y Reino Unido). También, al igual que con Polonia, se le dio facilidad a las tropas alemanas para cruzar territorio francés y cesión de una pequeña porción de París como sector residencial turístico alemán. Además de eso, las demandas fueron territorios coloniales en África y la liberación de Guyana en América. Secretamente, Alemania pensaba exigirle a Japón la devolución de las islas y territorios ocupados por ellos durante la Gran Guerra. Finalmente, Estados Unidos y la URSS pugnaron por la independencia de varios territorios británicos de ultramar. Eso se solucionó con promesas de charlas en la India e Indochina, la liberación de Guyana y la liberación de Sudáfrica. Con una gran cantidad de apretones de manos, deseos de más, y fechas para futuras reuniones más privadas entre los representantes de los diversos países, la sesión acabo. Era el 24 de Febrero de 1941, y los países del continente más poderoso del mundo habían llegado a un acuerdo de paz.
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Senado Imperial, Sadera. En esos instantes.
Los senadores del Imperio se encontraban reunidos de forma extraordinaria. Las noticias traídas por los mensajeros de los ejércitos de Alnus eran perturbadoras: pájaros de hierro, elefantes de acero, bastones negros de metal, magia explosiva, y agujas invisibles. Las descripciones de criaturas y armas del mundo al otro lado de la puerta eran a veces exageradas, y las fuentes se contradecían entre sí. Sin embargo, todos se ponían de acuerdo en algo: los ejércitos del Imperio fueron derrotados. Y no solo derrotados. Aplastados. Humillados. Eliminados como animales, sin ningún respeto por los generales o heridos. Los pájaros de hierro cazaban desde la altura, mientras los elefantes de acero aplastaban a quien se opusiera. Gigantescos navíos que explotaban por los costados, llevando muerte y destrucción. Unos misteriosos bastones de metal y madera que expulsaban agujas invisibles, pero que atravesaban escudos y armaduras como si fueran la más fina de las telas. La sala era un caos, y solo la presencia del emperador pudo poner cierto orden a la reunión.
-¿Alteza?-Pregunto uno de los nobles.
El emperador Molt Saul Augustus medito unos momentos, antes de dar la palabra a sus senadores-Díganme, señores, que opinan de este suceso desafortunado que aconteció contra nuestros ejércitos-La sala dio atisbos de desordenarse una vez más-¡Silencio! En orden, señores, estamos entre gente civilizada.
-Si me permite, emperador-Comenzó uno de los senadores más belicosos, Cicero La Moltose-Yo creo que deberíamos enviar más tropas. Una cantidad mayor si es posible. Pero deberíamos avanzar de forma más cuidadosa sobre terreno enemigo, para luego ver si es posible tomarlo por sorpresa. Quien sabe, tal vez nuestros soldados puedan infiltrarse bajo el agua y degollar a los centinelas, luego empezar una invasión mejor planificada-Su idea fue aplaudida entre los miembros de la facción guerrera del senado, mientras otros más pacifistas o neutrales miraban preocupados o meneaban la cabeza.
-Si se me permite, emperador-Hablo otro levantando su mano. Este, a diferencia de la mayoría, era de los pocos que había logrado llegar a la posición de noble mediante una carrera militar excelente-Yo opino que deberíamos primero ver si podemos capturar una de esas armas misteriosas. Si lo logramos, descifrar su funcionamiento y utilizarlas nosotros. No creo que sean magia, ya que no pueden haber tantos magos en su mundo, menos aún al servicio de un ejército-Finalizo su explicación, recibiendo una ronda de aplausos y ovaciones, además de una mirada satisfecha del emperador. Con un todo o nada, se jugó su cuello con la siguiente petición-Como medida precautoria, me gustaría que los magos de batalla del Imperio fueran movilizados, o cuando menos que se pongan en alerta-Las rondas de ovaciones fueron acalladas de súbito, como si un ser superior les hubiera dicho a todos que debieran cerrar la boca en ese momento. Movilizar los magos de batalla del Imperio era similar a declarar que el Imperio estaba en crisis, algo que no podían permitirse debido a la amenaza conjunta de países vecinos. Si bien la sala se mantuvo en silencio, las miradas siguieron clavadas en la persona del senador que hablo, quien a pesar de los años seguía embutido en su armadura de general. Molt iba a decir algo, pero cuando hizo un gesto de abrir la boca, la puerta se abrió. No de golpe, pero si de una forma que era imposible ignorarla. Con una expresión seria, allí se encontraba el príncipe Zorzal el Caesar.
-Buen día, Padre, senadores-Con una venia de su cabeza a modo de reverencia, entro a la sala acompañado de dos guardias, quienes se apostaron en la puerta de la sala.
-¿Qué vienes a hacer aquí, hijo?-Pregunto Molt con curiosidad. No era común por parte de Zorzal, que era un impetuoso por naturaleza, involucrarse con los asuntos de política, conocida por la paciencia necesaria.
-No pude evitar escuchar la discusión que tuvieron dentro, incluida la opinión dada antes de mi entrada-Declaro mirando a su padre-Y es mi voluntad y deseo comunicar que, si bien no estoy de acuerdo con movilizar a los magos de batalla, que uno o dos de nuestros generales acompañados de un par de magos vayan a examinar al enemigo me parece una buena idea. Personalmente me ofrezco para ir yo mismo al campo de batalla acompañado de magos del Imperio para poder ver el poder del enemigo con mis propios ojos-Un murmullo recorrió las filas de los senadores, hablando sobre las posibilidades que ofrecería tal posibilidad. Luego de unos segundos, otro senador tomo la palabra levantándose de su asiento. Era el líder del senado así como miembro de la facción pacifista, Marquis Casel.
-Debo decir que me desagrada seguir esta guerra con tanta confianza como muestran algunos-Lanzo una fugaz mirada de reproche a la facción belicista-Pero a pesar de estar a favor de la paz, saber la fuerza de nuestro enemigo es vital para cualquier movimiento o decisión que hagamos. Por lo tanto, me ofrezco a ir junto al príncipe Zorzal a examinar la fuerza de nuestro enemigo-Nuevamente los murmullos recorrieron las bocas del senado, hasta que Molt se paró y los acallo con un gesto.
-Debo decir que su gesto de sacrificio por el Imperio es admirable, y como tal, debo felicitarlos. Sin embargo, el enemigo esta agitado, alterado y cansado por nuestro ataque. Les pediré amablemente que esperen a que reformemos el ejército imperial para que puedan ir con una fuerza de escolta lo suficientemente grande. Como tal, y para que lleguen y se preparen los magos de batalla, deberán esperar unos meses. Espero que no se haga mucho problema.
-Para nada, majestad.
-Bien. Entonces, esperemos hasta que sea la hora.
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Centro de Köln, Alemania. 21 de Agosto de 1941.
El gran momento había llegado. Casi 4.000 hombres a lo largo del mundo se habían preparado para cruzar a la vez los 5 GATE's para establecer su presencia en el otro mundo. Así mismo, los 12 oficiales que fueran reconocidos como los héroes en el ataque romano formaban parte de la expedición, estando 3 de ellos al mando de sus respectivas fuerzas, ocupando los otros 9 diversos puestos de mando de las tropas. En el centro de Köln, restringido excepto para personal militar o administrativo, se encontraba uno de ellos.
Karl Schmidt. Un joven oficial de 24 años, de cabello rubio, tez pálida, ojos grises y de contextura delgada, siempre embutido en su correctamente mantenido uniforme gris. Capitán del Heer, la rama terrestre de la Wehrmacht y el centro del poderío militar del país. Estando al mando de una unidad experimental, logro repeler el sorpresivo ataque de un enemigo desconocido, utilizando la movilidad y poder de fuego que le ofreció su unidad. A pesar de no lograr un ascenso, obtuvo un reconocimiento que le permitió estar al mando de las tropas que formarían la "Cabeza de Puente" alemana que se establecería al otro lado. 30 minutos antes de partir, se juntó con los oficiales que formaban parte del grupo.
El grupo alemán estaría formado por 3 de las mismas compañías experimentales que comando él durante el ataque: 16 semiorugas " 251" y 16 Panzer IV. Sin embargo, para el inicio de año ya se había reemplazado el Modelo E con el Modelo F. Grande fue la sorpresa para los alemanes cuando, al intercambiar tanques con los soviéticos, comprobaron que su cañón de 50mm no podía perforar el blindaje inclinado del T-34 soviético. Los ingenieros y empresas fabricantes empezaron a trabajar rápidamente en una solución. El resultado fue un cañón de KwK 40 L/43 de 75mm. Luego surgió el siguiente problema: El Panzer III, el vehículo diseñado para combatir tanques, no podía llevar el cañón. Debido a eso, el Panzer III cambio su rol con el Panzer IV, convirtiéndose el primero en el tanque de apoyo a infantería y el segundo en el vehículo anti-blindados. Esto, sumado a cambios en el blindaje para hacerlo mayor, creo el Panzer IV Ausf. G, vehículo con el que estaban equipadas las compañías alemanas que irían al otro lado. Por su parte, los semiorugas se mantendrían sin cambios. Su dotación estándar sería de 8 soldados armados con Kar 98k y 2 armados con ametralladoras MG 34 en su versión ligera. Si bien la decisión de enviar a los soldados con fusiles de disparo lento contra un enemigo con grandes cantidades de soldados, la distancia efectiva del fusil, acompañada del limitado alcance del subfusil, hicieron que se transformara en el arma escogida para ser la estándar de infantería.
Además de las 3 compañías mecanizadas con blindados, irían un pelotón de 20 ingenieros más su oficial al mando con 4 lanzallamas, y un grupo de apoyo conformado por 4 cañones de apoyo de infantería de 75mm, cada uno con 4 personas atendiéndolo, además de un oficial para comandar la batería. Esto sumaba 6 camiones Opel Blitz. El número total de efectivos alcanzaba los 860 soldados y oficiales alemanes, armados con ametralladoras, fusiles, granadas, cañones y lanzallamas. Los únicos subfusiles serían los correspondientes a los conductores de vehículos e ingenieros que solo entrarían en combate si el enemigo los amenazaba, y como tal cosa solo sucedería a corta distancia, sus armas eran auténticas máquinas de matar, pudiendo dejar como colador a quien osara acercarse.
Los oficiales eran los 3 comandantes de las compañías mecanizadas, el comandante de los pioneros (ingenieros) y el comandante de la batería de apoyo.
-Bien, señores, está de más decir que esto será tenso. Algunos imbéciles de exploración decidieron que sería buena idea adentrarse al portal con una cuerda.
-Déjame adivinar. ¿Murieron?-Intervino Maximilian Roth, el pelinegro capitán al mando de otra compañía mecanizada.
-Lastimosamente no. De hecho regresaron a salvo después de recorrer 50 metros. Pero reportaron que el interior era sumamente oscuro, como dentro de una cueva, y que no había ningún sonido salvo los propios. Las comunicaciones funcionan dentro, pero no sabremos si funcionan con el otro lado hasta que entremos. Debido a eso los ingenieros deberán ir dejando un cable para comunicarnos por telégrafo con este lado. Saldremos a la misma hora que los británicos, antes de nosotros los americanos que van en barcos y lanchas, y antes de ellos los soviéticos y japoneses, que van a pie. Saldremos 1 hora después que los rojos.
-¿Y cuándo saldrán ellos?-Pregunto esta vez el capitán Bertolt, el comandante de los cañones de apoyo.
-Dentro de poco. En unos minutos deberían romper la marcha. A las...-Karl le dio un vistazo a su reloj-...seis de la tarde de nuestra hora. Nosotros saldremos a las siete. Tienen hasta entonces para relajarse, aunque les recomiendo que revisen las tropas y el equipo para que todo esté en orden.
-Hasta entonces-Con una venia, el grupo se disgrego. No sería hasta media hora después que serían llamados para la despedida del Führer y los ciudadanos para partir al otro lado del portal.
Ginza, Tokyo, Japón. En esos momentos.
El mayor Kuroishi parecía una rara mezcla de japonés con europeo. Era más alto que la mayoría de sus hombres, lo que le daba la capacidad de imponerse y darse a conocer. Sus rasgos eran un cabello negro corto, un cuerpo de estructura casi escuálida, y una cara que mezclaba los rasgos japoneses con detalles occidentales. El cómo llego a su posición con ese aspecto era un misterio, pero para hombres que la tienen difícil como Itami, solo era uno más de los suyos. Kuroishi era el que se encontraba al mando de las 4 compañías japonesas que cruzarían el GATE para extender los dominios del país del sol naciente. El armamento de las tropas no se había dejado al azar, equipándose a las tropas con lo último en tecnología aprobada: fusiles, ametralladoras y granadas Tipo 99.
-Muy bien, soldados, es hora de salir. ¡Todos a sus posiciones y formar las filas!-Ordeno a los 4 capitanes a su mando, entre ellos dos de los "Héroes de Ginza", como se les llamaba localmente. Los otros dos héroes, dos tenientes, estaban dentro de las compañías que comandaría. Los 600 soldados japoneses se formaron en 2 filas de 300 hombres cada una, para después insertarse los 4 capitanes al frente de sus hombres. Eso dejo dos columnas de 302 soldados, con un oficial solitario al frente. Este era Kuroishi, quien se dio la vuelta y exclamo la orden de marcha. Los guardias de la puerta la abrieron cediéndole el paso al mayor, quien con un gesto emprendió la marcha seguido de las dos columnas. Los civiles veían en silencio como los soldados se internaban durante una cálida mañana hacia la fría oscuridad de aquella extraña puerta que apareció de la nada, provocando daños a todo aquel que se encontrara a su paso. Minutos después, los guardias hicieron un saludo militar y cerraron el acceso, esperando que todos los que fueron llegaran sanos y salvos.
Leningrado, Unión Soviética. Minutos antes.
-¡Muévanse todos, tenemos que estar formados en unos minutos!
Khoakin miro los soldados corriendo a sus posiciones, antes de dirigir su mirada a los nuevos T-34 soviéticos. La U.R.S.S. llevaba la segunda fuerza expedicionaria más grande del contingente de 5 naciones, y no era para menos: con 4 compañías de infantería, fuertes cada una en 200 efectivos además de su oficial al mando, más un pelotón de 31 ingenieros contando a su comandante, su propia unidad de antiaéreos bajo su mando, y finalmente una compañía blindada de T-34, la fuerza expedicionaria soviética podía presumir de 1.036 soldados. A estos se les sumaba el comisario Cheminov del NKVD, también héroe de la batalla contra los romanos, al mando de las unidades. Como resultado, la fuerza del oso rojo llegaba a los 1.037 hombres.
Si bien el armamento estándar de la infantería se componía de SVT-40's, fusiles semiautomáticos con un alcance suficiente para combatir al enemigo al que se enfrentarían, además de un gran surtido de ametralladoras Maxim. De igual forma existía una gran cantidad de subfusiles PPSh-41, en general entre las tripulaciones de vehículos como los T-34 y los cañones automáticos antiaéreos de M1939 de 37mm, pero también eran usuales en los oficiales de las diversas tropas. Se podían encontrar sargentos y suboficiales con esta arma, incluso algunos soldados rasos. Si te la encontrabas, te la quedabas.
El desarrollo de la PPSh-41 era un tema controvertido dentro del partido. Muchos analizaban, tras la experiencia de la Guerra de Invierno y contra el ataque romano en Leningrado, que los subfusiles podían hacer una gran cantidad de poder de fuego en manos de la infantería., por lo cual se decidió usarlo ampliamente dentro de las fuerzas armadas, preparándolas para futuros combates. Sin embargo el PPD-40, el subfusil en uso por los soviéticos, demostró su complejidad y costo de producción. Presionados para encontrar un arma con la cual equipar a los infantes que les diera poder de fuego y que fuera fácilmente producible en masa, los miembros del partido y altos cargos del ejército se pusieron en la búsqueda de la aclamada arma. A inicios de ese año se encontró. Y ese hallazgo se transformó en la PPSh-42, adoptada oficialmente en Julio de 1941 luego de habérsele hecho las pruebas de campo consideradas necesarias, incluidas pruebas sobre su facilidad de producción. Las primeras unidades equipadas con esta arma serían las que entrarían al "GATE".
En cuanto a los T-34, se les había mejorado explícitamente para esta operación: los problemas de blindaje fueron en su mayoría solucionados, se aseguró que todos llevaran el motor V2 para no reducir su movilidad, y discretamente se les equipo con el aun no aprobado cañón F-34, cañón que se empezó a producir de igual forma en 1940 a pesar de la falta de una autorización oficial. Además de eso, se habían empezado a buscar formas de abaratar su producción.
-Muy bien, señoritas, eso es todo-Menciono el comisario al terminar de explicar el plan de batalla. El plan era una simple ubicación en semicírculo o línea curva, con los flancos apoyados por las tropas de otros países. Una versión alternativa decía que, si estaban al final de la línea o aislados, se formarían en una línea curva o semicírculo dependiendo de del terreno y ubicación del enemigo-¿Alguna pregunta?-Su gesto decía que no toleraba dudas, lo que provoco que la mayoría se guardara sus dudas sobre un plan tan primitivo y basado (por no decir dependiente) en la fuerza bruta y poder de fuego. A pesar de eso, un oficial levanto la mano.
-¿Qué pasa si el enemigo llega a nuestras posiciones?
El comisario sonrió, mostrando bajo su espeso bigote negro unos dientes ligeramente amarillos por el tabaco-¡Ah...! Entonces, camarada capitán, deberán probar el filo de nuestras bayonetas y palas-Termino con una pequeña risa repetida por todos los oficiales, algunos por la gracia del hecho, otros para evitarse problemas. Con un gesto, y un "Por el comunismo y la Madre Patria", el comisario se retiró, dejando solos a los 6 oficiales, quienes colectivamente suspiraron apenas se fue.
-Este imbécil nos va a llevar al sacrificio-Murmuro uno mientras sacaba un cigarro de su bolsillo, ofreciéndole al resto. Estos tomaron uno cada uno, sacando otro un encendedor Zippo norteamericano comprado durante el viaje a Suiza. Dando una gran bocanada colectiva, los 6 comandantes de sus respectivas tropas empezaron a discutir sobre qué hacer en caso de, y otras cosas respecto a la estrategia a seguir. Se definieron cosas como la distribución previa de los soldados al cruzar el "GATE" y hasta que se conociera la ubicación del enemigo, que los tanques y antiaéreos se distribuirían uniformemente detrás de las filas soviéticas, el momento para colocar bayonetas en los fusiles, y otras cosas de mayor o menor importancia. Y es que ese grupo de oficiales no era uno cualquiera. Todos ellos eran oficiales capaces de pensar por sí mismos y tomar la iniciativa en combate, elegidos de entre sus diversas asignaciones para combatir al enemigo. Una cualidad así era escasa en el hasta hace poco desmotivado por las purgas Ejército Rojo, provocando que fueran cuidadosamente elegidos discretamente por los miembros más razonables del partido, y a expensas del comisario a cargo.
-Lo que hacen las ansias de poder-Murmuro uno de ellos, tirando su cigarro al piso para después apagarlo con el pie-Con tal de obtener gloriosos resultados, nos llevara a la tumba. Y les apuesto lo que quieran a que nos mandara a primera fila con la esperanza de que todos nosotros muramos-Comento Pablosky, un oficial de infantería.
-Un día de estos le pego una bala como por equivocación-Comento esta vez Sevchenko, el oficial de la extraoficial compañía blindada de 30 tanques, mientras apagaba de igual forma su cigarro-...tal vez un tiro de tanque haga el trabajo de igual forma, y no deje evidencia. Lo damos por desaparecido-Los otros 4 apagaron sus cigarros tirándolos al suelo, antes de dirigirse a la columna de soldados. Ubicándose entre sus propias compañías, solo rezaron que llegara pronto el momento del combate para quitarse de encima a su comandante.
Base Naval de Pearl Harbor, Hawái, Estados Unidos. Minutos después.
26 lanchas de desembarco, 104 tripulantes de vehículos, 1 destructor clase Porter, 194 marinos, un batallón de 933 marines, y un mayor para mandar todo. Esa era la fuerza expedicionaria norteamericana, la que cruzaría el "GATE" por la puerta abierta más grande de las 5. Con esa cantidad de efectivos, los estadounidenses podían presumir de 1.232 marinos y marines listos para la acción. Sin embargo, a pesar de la disposición de los soldados y el ánimo del pueblo estadounidense, la burocracia y los altos mandos no se ponían de acuerdo. Partiendo de los problemas económicos de un país que salía de la Gran Depresión, hasta el hecho de que la expedición iría a cargo de una rama de las fuerzas armadas que estaba cerca de su desaparición por falta de utilidad. A pesar de la defensa del gobierno de que fueron los marines quienes detuvieron el ataque romano, y de que por ende les correspondía a ellos realizar la contraofensiva, el Ejército no daba el brazo a torcer. Finalmente se acordó que el Ejército mandaría a un observador para medir el desempeño delos marines, y ver si valía la pena mantenerlos activos o debían ser disueltos y sus miembros agregados al ejército. El observador era un capitán de origen español, venido de España tras la guerra civil y llegando al grado de capitán debido a su experiencia de guerra. Con él, el número de soldados llegaba a 1.233.
-Sinceramente, no creo que deberían haberlo invitado-Murmuro Miller a sus compañeros oficiales mientras esperaban la orden para embarcar-No creo que haga gran cosa, salvo observar como luchamos por nuestro pellejo-Continuo el castaño de ojos azules.
-Opino lo mismo, capitán-Respondió el susodicho capitán español a espaldas de Miller, quien solo se giró para hacerle frente.
-¿Si es así, por qué vienes?-Inquirió con desconfianza.
-Obligaciones y celos de los altos mandos. Ningún problema mío en realidad-Murmuro el español castaño de ojos verdes.
-¿Tienes un arma?-Pregunto Ángel, un capitán de marines pelinegro de ascendencia latina.
-Sí, la tome de algún despistado que se distrajo con su pistola. Sin problemas, de todos modos consiguió otra-Dijo, mostrando una Thompson al grupo-Ya está registrada y todo, solo espero que no hagan un drama.
-Esperemos que no-Una bocina del buque que lideraría el avance se escuchó por la rada de la base, poniendo a todos de pie.
-Debemos irnos-Aviso Ángel a sus compañeros para que se empezaran a mover.
-Los veo luego, tengo un asiento VIP en el buque insignia-Respondió sarcásticamente antes de marcharse. El resto se encogió de hombros antes de irse también. El oficial del ejército fue a su embarcación para luego dirigirse al modificado buque clase Porter (N/A: El barco tendrá los cambios que se le instalaron históricamente en 1942)
-A todos los miembros de la Fuerza Expedicionaria Estadounidense, este es el mayor Chaffin. Estaré a cargo de la operación por parte de los Estados Unidos de América. Procedan todos a embarcar en sus lanchas y diríjanse a las posiciones de partida. Saldremos en 15 minutos. Eso es todo, fuera.
Fuerza Expedicionaria Británica. 75 minutos después.
-Si alguien alguna vez me hubiera dicho "Oye Acker, sabes que unos romanos nos atacaron y nos aliaremos con los jerry's, los rojos, los yankees y los nipones para atacarlos de vuelta en otro mundo, a través de un portal oscuro como la mierda del hoyo de tu madre y cuya primera oleada de soldados serán paracaidistas comandados por ti", sin dudar le hubiera dado un pequeño golpe con el fusil para luego dejarlo en el hospital. Pero esto... parece una jodida broma.
Ese fue el pensamiento del capitán paracaidista Rodrick Acker mientras atravesaba el oscuro túnel que hacía de puente entre ambos mundos. La mayoría de sus hombres, incluidos veteranos de la Gran Guerra, tenían los nervios de punta, siendo los conductores unos de los pocos calmados. Esto, debido a que se mantenían mirando hacia adelante, tratando de encontrar algún atisbo de luz que indicara el final del túnel. Los 200 paracaidistas bajo su mando apretaban sus Thompson, Bren y Lee Enfield, los soldados de este último fusil jugando con la bayoneta, colocándola y sacándola. Los conductores de los 25 Loyd Carrier, si no les bastaba escudriñar el horizonte en busca de cualquier cosa, jugueteaban con la empuñadura de su pistola.
-C-capitán-Murmuro un soldado dentro de su vehículo. El oficial pelirrojo de 40 años se giró hacia él-¿Qué cree que hallemos al otro lado?
-No lo sé... pero espero que sea mejor que esto-Respondió en voz baja, refiriéndose a la interminable oscuridad que rodeaba el convoy.
Fuerza Expedicionaria Alemana. Otro lado del GATE. 15 minutos después.
Karl Schmidt asomo la cabeza del semioruga, sujetando su casco mientras observaba el convoy blindado atravesar el otro lado del portal. Ordenadamente, las compañías fueron colocándose una al lado de la otra, formando un semicírculo de hierro. Dentro del perímetro de hierro se ubicaron los camiones con los cañones de apoyo y los ingenieros. A pesar del ambiente obviamente hostil, aun no se habían desplegado en posición de combate.
El Hauptmann observo donde se encontraba. Una explanada circular u ovalada, de quizá unos 9 kilómetros de largo. Analizando su alrededor, conto unos 10 de longitud. Una explanada casi circular, que empezaba a descender suavemente luego de llegar a su borde. Un poco detrás de la explanada, una cordillera se alzaba imponente.
-¿Dónde estamos?-Pregunto Roth, asomándose desde su propio semioruga y explorando el alrededor con unos binoculares.
-Aparentemente, una planicie en la cima de una colina lo suficientemente grande como para tener un lago-Murmuro Karl en respuesta mientras señala el susodicho lago a un costado de la planicie, de forma circular con cerca de 2 kilómetros de diámetro. En una orilla de ese lago se encontraba una puerta como por la que acaban de salir, pero de dimensiones mucho mayores.
-Me pregunto cómo se llamara este lugar...-Murmuro a su vez Ewart Breuer, el comandante de la otra compañía mecanizada, llegando sobre su propio semioruga.
-De lo poco que se pudo descifrar de los prisioneros, este lugar se llama Alnus-Informo el pelinegro.
-Alnus... no me gusta-Murmuro esta vez Bertolt, apareciendo de la nada y asustando al trío de comandantes.
-¡Y una mierda Bertolt, como te vuelvas a aparecer así te mato!-Exclamo Roth agitado, apuntando su pistola hacia el oficial de artillería.
-Perdón, perdón-Se veía en la cara que no se arrepentía de haberlo hecho.
-De todos modos, vuelvan a sus lugares y sigan observando. Esto se volverá oscuro en unos momentos y no quiero sorpresas-El resto asintió antes de dirigirse con sus respectivos hombres. Karl volvió a escanear el horizonte, dando órdenes de adelantar la formación varios metros para poder observar mejor.
-¿Cree que pase algo al anochecer?-Pregunto su segundo al mando mientras señalaba el sol que terminaba de ocultarse a lo lejos, al lado contrario a la cordillera, dejando el lugar sumido en una casi absoluta oscuridad.
-No tenemos tecnología para ver de noche, por lo que un ataque nocturno sería catastrófico-Dijo en respuesta, mientras sacaba una pistola y disparaba al cielo. Unos segundos después, el cielo se ilumino por una bengala solitaria, la cual fue rápidamente acompañada por 4 más provenientes de sus compañeros-Pero si para alumbrarnos.
De fondo, el convoy naval estadounidense llegaba con todas sus luces encendidas.
Planicie de Alnus. 90 minutos más tarde.
Los 5 oficiales a cargo de las tropas se juntaron en el centro de la planicie, cerca de la puerta que trajo a los británicos. La primera puerta apareció en el lago, dando acceso a los estadounidenses; la segunda se encontraba en tierra cerca de la orilla, esa dio acceso a los alemanes; la tercera era la centra, la británica; la cuarta iba después, permitió el paso a los soviéticos; la quinta estaba al final, conectaba a los japoneses. Cada vez que se apagaban las bengalas, se esperaba un poco y se prendían otras, a fin de mantener una luz que permitiera una vigilancia constante.
-Esta planicie no favorecerá una defensa. Para nuestro número, es demasiado terreno. Deberíamos formar una línea a mitad de camino entre el borde y los portales-Opino el mayor George Chaffin. Este era un oficial rubio de tez blanca ligeramente tostada y altura media, que se encontraba al mando de la totalidad de las tropas estadounidenses en la operación.
-Niet. Debemos enfocar todo nuestro poderío en el borde, y borrar de la faz de la tierra a quien ose acercarse. Hurra!-Opino alegremente el pelinegro comisario Cheminov. El resto lo miro, con una expresión común de que él no sabía nada de temas militares. Aprovechando su monologo sobre el poder militar del socialismo, el resto entro en una conversación.
-¿Quién mierda le dio el mando a un civil?-Pregunto Chaffin.
-Ni idea, pero esto confirma que los rojos son imbéciles-Murmuro Karl, ganándose un asentimiento por parte de Acker.
-Que deshonra para los militares de su país, estar bajo el mando de un ignorante como este-Comento por lo bajo Kuroishi, ganándose un gruñido de afirmación del resto.
-¿Alguna idea sobre como planear la operación sin tener que aguantar sus exclamaciones de "Quiero fama y un jodido ascenso"?-Pregunto Acker.
-Déjamelo a mí-Dijo Karl acercándose al comisario, que terminaba su monologo al notar que nadie le prestaba atención. Levanto la mano, demandando la atención del alemán, cuando vio que este desenfundaba su pistola y la levantaba hacia él. Apenas pudo abrir la boca, cuando el hauptmann invirtió su agarre y le propino un fuerte golpe en la cabeza con la culata del arma. El comisario cayo inconsciente al suelo dos segundos después-¿Continuamos?-Hizo un gesto extrañado cuando vio las caras de pánico y urgencia de sus compañeros. Uno de ellos le apunto a lo lejos, detrás de él-Oh mierda.
XXXXXXXXXX
Colinas alrededor de Alnus. Media hora antes.
Un campamento militar de magnas proporciones se encontraba instalado cerca de Alnus. Escondiendo sus hombres tras una colina, los líderes del ejército pensaban en un ataque sorpresa por la noche cuando llegara el enemigo. Sin embargo, a pesar de estar ya cerca de la mitad de la noche, el enemigo no paraba de alumbrar el cielo, evitando que un ataque sorpresa fuera posible.
-Deberíamos atacar-Opino Zorzal a los 2 generales al mando de las tropas. Estando el en calidad de observador, no tenía opinión sobre qué hacer en la batalla.
-Pero es imposible atacar en estas condiciones. Nos descubrirían si lo intentamos-Opino otro general-Sin mencionar que ya aniquilaron al primer ejército.
-Recuerda. Antes era su mundo y su terreno. Ahora están en el nuestro, y no llegan a los 5.000. Aunque nos vean no hay garantía de que nos derroten. Según la cantidad de enemigos que he visto, recomendaría dividir las tropas así: como es muy probable que las tropas de mar del enemigo desembarquen y se unan a los enemigos de uniformes grises, enviaría a 30.000 hombres allí, apoyados por los 3.000 que van en barcos. Al costado de estos hay una guarnición más bien pequeña, allí enviaría 5.000 soldados. Siguiendo la línea enemiga, vuelve a verse una guarnición grande, los de uniformes verdes y café claro (N/A: Ni idea de cómo se llamaba el otro color). Contra ellos enviaría 25.000 soldados más, para poder finalizar con los 7.000 restantes contra el final de la línea defensiva enemiga, que tampoco posee gran cantidad de efectivos. Esos 7.000 deberán, además, rodear y arrollar las filas enemigas cuando lleguen a la cima y borren a nuestro enemigo de este mundo. Eso es todo.
Envalentados por las palabras de Zorzal, los dos generales salieron dando gritos de aprestar el ejército para atacar. A sí mismo, el almirante a cargo de los barcos más avanzados del Imperio, capaces de avanzar ligeramente incluso contracorriente debido a las mejoras hechas con magia, se dirigió a los muelles improvisados para ordenar el zarpe de los navíos. Cuando todos se hubieran ido, Zorzal sonrió confiadamente y se dirigió donde lo aguardaban su escolta de 2 magos, 10 miembros de la Guardia Pretoriana, y el senador Casel.
-El momento del ataque ha llegado. Prepárense. Aunque nos mantendremos a distancia, puede que debamos defendernos.
-¿Cree que derroten a nuestros ejércitos?-Pregunto Casel, con una cara de seriedad pocas veces vista.
-Lo dudo, son demasiados legionarios. Sin embargo, probablemente tomemos fuertes bajas. Hay que estar preparados para levantar un reclutamiento forzoso al regresar-Respondió Zorzal mientras subía a su caballo. La movilización de las tropas comenzaba ahora, y la batalla también.
XXXXXXXXXX
-¡Vayan desplegándose todos ordenadamente, quiero una fila a lo largo de esta zona!
-¡Marines, vayan bajando ordenadamente! ¡La zona a defender está marcada con bengalas! ¡Muévanse, rápido!
-¡Quiero los semiorugas separados y a los fusileros por delante! ¡Que las ametralladoras ligeras se ubiquen un par entre cada semioruga!
-¡Pedazo de inútil, detén el camión! ¡Aquí, bájenlo, bájenlo!
-¡Los tanques y antiaéreos distribuidos a lo largo de la línea soviética! ¡Ningún espacio sin cubrir!
-¡Doble hilera, de aquí hasta allá! ¡Y recuerden, bayonetas caladas!
-¡Que alguien le diga a los del buque que lo ubiquen allá en diagonal!
A menos de 4 horas de que llegaran los primeros soldados alemanes al otro lado, el campamento se veía en movimiento y alerta máxima. Y no era para menos. Una gran columna de infantería y criatura enemigas se aproximaba desde colinas cercanas, aunque tendría que subir todavía la colina en la que estaban ellos. La diferencia con la vez anterior, era que esta vez no había aviones o grandes cantidades de soldados. Eran solo cerca de 4.000 hombres y sus armas contra un ejército que visualmente llegaba a las 70.000 almas. En una rápida sucesión de órdenes, los soldados se habían formado en una línea de fuego relativamente alejada a los portales, pero aún en el medio del camino entre el borde y estos últimos.
-¿Tenemos alguna forma de paralizar su ataque o dañarlos en el camino?-Pregunto Acker por la radio cuando todos se hubieran formado. El enemigo ya había llegado a la falda de la colina y empezaba a ascender.
-Debí haber aceptado esos morteros cuando me los ofrecieron-Respondió lentamente Cheminov. Luego del golpe, fue despertado a base de golpes y agua fría. No estaba en el mejor de los ánimos, menos comprobando que sus hombres habían puesto en marcha su propio plan de defensa, desestimando el suyo.
-No se preocupen por eso-Respondió esta vez Karl-De hecho, les tengo un pequeño regalito. También tengo entendido que los yankees trajeron unos morteros con ellos, ¿verdad?
-Es cierto, los estamos desplegando-Respondió Chaffin, dando órdenes a sus hombres de instalar los morteros y ametralladoras-Además, he visto un par de dragones por allí, tal vez unos 4. Alguien dígale a los antiaéreos que afinen la puntería, no nos podemos permitir que lleguen a nuestras filas.
-Como digas, les diré. ¿Alguna otra cosa?-Pidió Cheminov.
-Probablemente no se les ha ocurrido aún, pero si los tanques están detenidos los conductores pueden ayudar a cargar el cañón. Digo yo-Menciono con sorna Karl, provocando furia por parte del soviético y risas del resto de oficiales.
-Me las pagaras, fascista de mierda-Dijo antes de colgar la radio. El resto volvió a reír antes de hacer lo propio, dirigiéndose Chaffin donde se habían instalado los morteros. Cuando llegaba a los emplazamientos, un soldado que hacía de observador llego corriendo y jadeando.
-El enemigo está llegando la cima. Una distancia de aproximadamente 2 kilómetros hasta el borde desde aquí, y una pendiente de 5 kilómetros después. Deben estar exhaustos-Informo.
-¿Cuál es el alcance de los morteros?
-Depende del calibre, pero los de ochenta y tantos milímetros deberían poder darles desde esta distancia.
-Entonces... ¡¿Qué carajos están esperando?! ¡Disparen de una vez, por la mierda!-Chaffin no podía creer la poca iniciativa de sus hombres.
-S-si señor-Los soldados y artilleros empezaron a ajustar los morteros para disparar, y pronto las primeras rondas de prueba cayeron cerca del borde. Siendo que el enemigo aún no llegaba al borde, se ajustó para que llegara un poco más lejos, arrancando esta vez gritos del enemigo. Ladeando la vista, Chaffin pudo comprobar que los alemanes hacían lo propio con sus cañones de apoyo de 75mm. Mientras tanto, el buque clase Porter causaba estragos en una flota invisible para ellos, pero visible desde el río.
Finalmente, el enemigo apareció. Con las primeras cabezas asomándose, pronto un gran ejército salió del borde de la meseta y cargó. Segundos después, los cañones de los tanques rugían, sacudiendo tierra y aire a su alrededor y llevando la muerte a las filas enemigas. Los tanques habían sido equipados con munición HE (High Explosive; Alto Explosivo en inglés) en su mayoría, con algunos tiros perforantes como precaución. Esos tiros altamente explosivos provocaron el apocalipsis en la tierra para los legionarios, quienes no cejaron en su empeño de llegar a las filas de los misteriosos soldados. Los antiaéreos habían abatido a los dragones, y ahora se encontraban atracando de igual forma a los cada vez más próximos legionarios. Pronto se hizo evidente que unas explosiones no bastarían para detenerlos, a la vez que el gran número de 300 navíos avanzaba pese a los disparos de los cañones del clase Porter.
-¿No tenemos nada con que pararlos? ¡Van a llegar demasiados como para que podemos pararlos después!-Pregunto/Exigió Chaffin a los artilleros de los morteros.
-Tenemos unos tiros incendiarios, señor-Informo uno, mostrando las cajas que decían "Precaución: Inflamable".
-¡Pues úsenlos, maldita sea!
Pronto, el infierno se desato en la tierra, al menos para los ojos de los romanos que avanzaban. Las explosiones ya no solo llevaban la muerte, sino que también el fuego. Fuego que se expandía, atrapaba, y mataba. Calcinaba a los soldados dentro de sus armaduras, chamuscaba la piel de las bestias, y sofocaba el aire que respiraban. Pese a eso, seguían avanzando.
Luego los legionarios y sus bestias llegaron al kilómetro de distancia de las filas de la coalición de 5 países. Las ametralladoras, terribles máquinas de matar, abrieron fuego, llenando de muertes las primeras filas y provocando tropiezos y atascos en las filas posteriores. En especial las MG 34, con su candencia de 900 balas por minuto, provocando una mortandad en segundos pocas veces vista para los ojos de sus enemigos. Luego estaban las Browning, con su gran poder de parada y potencia, provocando auténticas matanzas sin importar lo que se les opusiera. Por último, los Bren y Tipo 99 hacían de igual forma su trabajo, aniquilando enemigos rápidamente. Pero a pesar de las bajas, los imperiales avanzaron. Trayendo sus soldados de segunda línea, avanzaron contra los enemigos que guarnecían las puertas a otro mundo. Y avanzaron.
Y se arrepintieron.
XXXXXXXXXX
Zorzal, Casel, los magos de batalla y su escolta miraban desde la distancia la masacre que se desarrollaba. Los magos analizaban lo que ocurría allá a lo lejos, indicando que si bien las explosiones y el fuego podían ser producto de magia, los elefantes de hierro eran solo máquinas, que posiblemente habían sido encantadas para poder moverse solas. Los ataques de los elefantes también podían atribuirse a la magia. Pero cuando aparecieron las agujas invisibles, amarillas bajo la escasa luz de la noche y las luces del enemigo en el cielo, se sorprendieron. Y eso era algo raro. Siendo ellos magos de batalla, que habían investigado y luchado contra diferentes tipos de armas, magia y criaturas, eso era algo nuevo. Fueron incapaces de decir si era magia o no. Sin embargo, pudieron señalar que las había de distintos tipos, viendo los distintos efectos que producían en las distintas formaciones de ataque a lo largo de la línea de ataque.
-¿Qué opina, príncipe Zorzal?-Pregunto Casel mientras veía la batalla, silenciosamente orando por las almas de quienes caían bajo el fuego enemigo.
-Armas extrañas, pero al menos sabemos que al menos algunos de ellos usan magia, y que usan maquinas que se mueven y atacan mediante esta. De esta forma podemos trabajar en una forma de contrarrestar esa magia.
-Ya veo... pero muchos de sus soldados aún no han hecho nada aún. ¿Cree que sean soldados cuerpo a cuerpo?
-Probablemente. No he visto sus armas, pero si pudieran hacer daño a distancia ya lo hubieran... hecho...-Zorzal se calló al ver la escena frente a él. Debía regresar a informar lo más pronto posible.
XXXXXXXXXX
Los legionarios se acercaron a 500 metros. Estaba listo. Todos sus hobres habían calado bayonetas, y las ametralladoras ligeras vomitaban constante plomo. Aunque las ametralladoras vomitaran más plomo que todos los fusiles, no podían abarcar todo el espacio. Tomando su propio Kar 98k, se colocó junto a sus hombres y grito la orden. Pronto, el espacio entre ellos y el borde de la planicie de lleno de plomo y muerte.
Las bocas de todas las armas de los soldados apostados en la línea defensiva destellaron, liberando sus proyectiles letales sobre la masa humana que se acercaba a ellos. Era una gran cantidad de personas, era imposible fallar un tiro. Era un campo de tiro gigante, sin ninguna posibilidad de fallar. Pronto el número de enemigos muertos pareció llegar a los 10.000 o más, y en varios lugares el enemigo emprendio una retirada frenética, siendo acabados por la espalda cortesía de los fusiles, ametralladoras, cañones, tanques y morteros. El clase Porter realizo una pasada de cortesía con sus antiaéreos de 40mm instalados para funciones antiaéreas provocando aún más pánico entre los legionarios. 1 hora y media después de que el primer mortero estadounidense abriera fuego, el enemigo romano se relegaba del campo, con cerca de 15.000 o más muertos. Los comandantes se reunieron para debatir que hacer ahora.
-¿Creen que ataquen de nuevo?-Pregunto Acker. El resto le dio una afirmación con la cabeza-Genial, la munición no nos permitirá aguantar mucho más tiempo, hablando especialmente de armas de apoyo y vehículos.
-Tengo una idea, pero no les va a gustar. Probablemente debamos mantenerlo en secreto entre nosotros.
-¿Qué tan secreto?-Pregunto Kuroishi.
-Podríamos estar rompiendo uno o dos tratados internacionales.
-Por mi bien-Declaro Acker.
-Yo igual-Declaro Kuroishi.
-Por mi bien-Dijo Cheminov.
-Hagámoslo-Decidió Chaffin.
-Muy bien-El oficial alemán giró su vista, observando la llegada del 2° asalto romano a sus posiciones. Con una sonrisa que dejaría en duda si sentía cualquier lastima por las atacantes, se dirigió a la radio y se comunicó con los artilleros de los cañones de 75mm-Soy yo.
-¿Qué decidieron?
-Está aprobado que les demos nuestro regalito. Denles con todo.
-Jawohl mein herr!
XXXXXXXXXX
El segundo asalto se llevó a cabo. A pesar de las fuertes pérdidas del primer asalto, se diseñó un plan que prometía permitir avanzar a pesar del fuego enemigo. Zorzal en persona ayudo a diseñar el plan para acercarse a sus filas, en un intento de probar tácticas contra ellos.
-Si bien atraviesan los escudos, algunas de esas cosas rebotan. En ese caso, solo debemos reforzar o usar más escudos s la vez-Fue el razonamiento de Zorzal. La nueva táctica consistía en hacer que fueran varios escudos apilados, con una columna de infantería detrás de esos. Esas formaciones irían juntas, a fin de darse apoyo mutuo. De momento estaban probando su fiabilidad. Si bien los ataques laterales seguían causando estragos, los ataques frontales casi nunca lograban impactar a los soldados que iban detrás de la protección.
-Si logramos que los escudos cubran más terreno, podríamos acercarnos sin sufrir tantas bajas-Observo Casel mientras observaban el avance-Eso nos pondría en una mejor situación contra sus hombres, y podríamos estar más cercanos en la comparación de fuerzas. Eso sería lo ideal para las negociaciones de paz-Zorzal dio un asentimiento, aún examinando el campo de batalla. No sabía porque, pero tenía un mal presentimiento.
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Los legionarios avanzaban, usando las nuevas técnicas. En algunos sectores funcionaba de maravilla, mientras en otros aún se perforaban los escudos en ocasiones. A pesar de eso, todavía había dificultados con las llamas de la magia enemiga, que debido a la lentitud provocada por las formaciones de escudos, aniquilaba a los soldados que quedaran atrapados en su radio de acción. Los ataques de los elefantes de hierro también masacraban sin piedad a los imperiales que obstinadamente avanzaban, ignorando perdidas que provocarían que cualquier ejército moderno ordenara la retirada.
Sin embargo, los soldados de la coalición no estaban perdidos. Discretamente, se distribuyeron por la retaguardia de las tropas los cañones alemanes de 75mm, colocándose uno delante de cada puerta terrestre. En el mar, los barcos imperiales seguían siendo aniquilados por el clase Porter.
Sonriendo, el oficial dio la orden-Fuego.
Los 4 cañones de montaña de apoyo rugieron a la vez, disparando su carga hacia el enemigo. Sin embargo, al detonar no provocaron una explosión como se tenía previsto por parte romana. Estos impactos liberaron una nube e color verde que empezó a colarse entre las filas de escudos e infantes. Al principio no se notó nada, pero al poco tiempo empezó a cundir el pánico. Los legionarios notaban los efectos del gas sarín, que era estrenado por primera vez en combate. Sus efectos de ataque al sistema nervioso empezaron a afectar las formaciones de escudos, logrando que los que los llevaban quedaran paralizados o cayeran al suelo, inutilizados. Y con ellos, cualquier posibilidad de llegar a salvo a las filas de la coalición terrestre. Sin los escudos, los soldados volvieron a ser exterminados por las ametralladoras ligeras y pesadas, siendo también atacados por los fusileros a lo largo de toda la línea. Los morteros se distribuyeron de igual manera, exterminando cualquier tentativa de ataque. Esta vez, las bajas fueron inmensas, ya que al afectar el sistema nervioso, los imperiales no se podían retirar para salvarse. La masacre deja un saldo de decenas de miles de muertos, y la flota del río fue totalmente destruida. Zorzal y Casel se miraron preocupados, los magos fascinados por la "magia" empleada por los magos del otro mundo.
-Esto es demasiado preocupante. Si pueden llevar esa magia a todos lados, hagamos lo que hagamos será inútil-Comento preocupado Casel. Zorzal le dio una inclinación de cabeza.
-De momento trabajemos en tácticas con la información que poseemos. Luego veremos qué podemos hacer respecto a eso-Con un gesto, ambos se dieron vuelta y se alejaron a caballo del lugar, seguidos por los magos y la escolta. Detrás de ellos, los ejércitos del Imperio sucumbían ante el poder bélico del otro mundo al que osaron enfrentarse.
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-¡¿Por qué no nos dijiste que eran armas químicas?!-Grito Acker al comandante alemán. Los recuerdos de las armas químicas de la Gran Guerra lo asaltaban, trayéndole amargos recuerdos.
-Ustedes aceptaron la consecuencias de lo que fuera que tenía para ofrecer. Y además mira, logramos aniquilar al enemigo. Si no fuera por eso, hubiéramos caído todos. Nuestra munición está en niveles críticos, y nuestros hombres están exhaustos, por no decir estresados. Debíamos detener ya este combate, y esa fue la mejor forma.
-¿Qué pasara con la desinfección de la zona?-Pregunto Chaffin, mucho más calmado que su colega americano.
-Estará a cargo de quipos especializados. De momento tendremos que cercarla para evitar curiosos. Trajimos algunas mascaras para eso, mis hombres se encargaran-Respondió Schmidt.
-Mis hombres patrullaran la zona. Que alguien más se encargue de empezar a levantar defensas para establecer una base-Informo Kuroishi antes de retirarse. Pronto el resto hizo lo mismo, yendo cada uno con sus hombres y empezando a montar el campamento que se usaría para guarnecer a las tropas que futuramente llegarían al Nuevo Mundo más allá del GATE.
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-Príncipe Zorzal. ¿Qué cree que pase ahora?-Pregunto Casel, intimidado tras ver el poder de sus ahora nuevos enemigos.
-Pues la guerra, Casel. Pero esperemos que la falta de información y confianza que tengan retarden su avance para que no tengamos que enfrentarlos tan pronto.
-¿Qué haremos con los estados vasallos? Pueden intentar rebelarse cuando se enteren de nuestra nueva debilidad.
-No te preocupes, tengo un plan. Solo esperemos que funcione.
. . .
N/A: Entre algunos cambios hechos al canon de GATE incluyo el hacer a Zorzal más inteligente. En su momento pensé que como futuro heredero al trono, debería haber sido aunque sea algo educado en el pensamiento crítico, y dado que se supone que tiene un historial militar, debería ser al menos proficiente en el uso de las legiones. También haré que Diabo tenga mayor protagonismo que el que yo vi en el anime. Eso es todo, RedSS fuera.
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