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Capítulo 7

Desde el balcón acristalado del Penthouse del Gastrea's Central Hotel, con la música haciendo vibrar el vidrio, Namjoon miraba distraídamente las luces de la ciudad. Su apariencia era calma, contrastando el torbellino en su mente y corazón. Unos meses atrás, habría estado en este mismo sitio, con su cóctel favorito en la mano, sintiéndose privilegiado y poderoso, respetado y admirado, mientras pisoteaba los sueños de cientos de personas para vivir su utopía.

En retrospectiva, podía darse cuenta de cuánto esta ciudad lo había cambiado, a pesar de seguirse sintiendo una persona íntegra. Las fiestas, el sexo, los privilegios, las comodidades; en algún momento las había dado por sentadas, se había sentido merecedor de ellas. Ahora, se sentía patético, sucio, miserable. ¿Cuánto más duraría todo esto? ¿Cuánto más su conciencia apuñalaría su corazón?

—¿Admirando el paisaje?

Namjoon se sobresaltó, esa voz aterciopelada, pero cargada de seguridad y poder, solo podía pertenecer a una persona.

—Jin... —Se volteó—. Pensé que no habías venido, no te había visto.

—No tenía pensado hacerlo, pero ha sido difícil localizar a cierta persona, hasta el punto de creer que me está evitando. —Arqueó una ceja, inquisitivo, el champán dio un par de vueltas en su copa.

Namjoon lo miró, sus ojos cristalizados por el exceso de alcohol, el llanto contenido y las emociones desbordadas. Quería creer que Jin era un amigo... y más que eso. Que era tan inocente como ellos hasta hace pocos meses, antes de saber la verdad. Pero, si analizaba con la cabeza fría, la respuesta a la que llegaba era la misma: es imposible que el Gobernador General no esté enterado.

—¿Nam?

—N-no es nada... Mucho trabajo. Estamos implementando muchas modernizaciones, mi mente está sobresaturada. —Bebió todo el contenido de su vaso—. Lo lamento. No es que te esté evitando.

—Lo sé, solo bromeaba. Entiendo mejor que nadie lo que es construir un imperio.

Hubo un corto silencio entre ambos, roto por Namjoon.

—¿Qué crees de esta ciudad?

—Que es la representación perfecta del camino que debe tomar nuestro futuro. Un sitio privilegiado para personas privilegiadas, que se ganan su lugar únicamente por su talento, sin importar su ascendencia o el tamaño de su cuenta bancaria. Como alguien de origen humilde, sé bien las limitaciones que ello impone al talento.

—¿Qué pasa entonces con los incompetentes?

—No tienen cabida aquí, su lugar está fuera de los muros —respondió sin titubear—. En Gastrea, incluso los talentos están en evolución constante, la competencia incentiva el desarrollo. ¿No piensas igual?

Namjoon se quedó en silencio, sin saber qué responder. Era un ambiente informal, sin tensión, podría perfectamente mentir. Sin embargo, las palabras en acuerdo no lograban salir de su boca.

—Pienso que... es cierto que la competencia incentiva a mejorar, pero también creo que el poder está conectado a proteger a quienes no lo tienen.

—Una mentalidad arcaica, típica de fuera de los muros. Aquí no tenemos que preocuparnos por ese tipo de personas, porque no existen. En Gastrea, todos somos excepcionales, ¿no es así?

—Sí —contestó, guiado por la inercia, sin saber hasta qué punto la convicción en las palabras de Jin estaba en los límites de la razón.

—Tal vez sí estás pensando demasiado. Necesitas relajarte. ¿Quieres venir conmigo? Mi cama se siente fría sin ti. —Lo besó.

El añorado contacto, ahora mezclado con demasiados sentimientos como para poder nombrarlos, desestabilizó la mente de Namjoon, haciéndolo dejarse llevar, guiado por el anhelo de apagar su mente, por al menos unos minutos, y dejar de pensar.

─━━━⊱✿⊰━━━─

A la mañana siguiente, en la oficina del Gobernador General, con expresión intangible, Kim Seokjin, el hombre más poderoso de Gastrea, observaba a Yoongi.

Seokjin, como el mayor talento de todos los reclutados para la zona administrativa especial, había sido elegido para dirigir la ciudad. Si bien poseía cualidades administrativas y una inteligencia envidiables, su oratoria, manipulación y megalomanía le permitieron abrirse paso, devorando todo y a todos a su paso, hasta llegar a la cúspide. Se sentía el rey en un mundo sin reyes. Lo era. Nada ni nadie lo bajaría de su trono.

Podría haber idiotas idealistas que hayan llegado pensando en el desarrollo y futuro de la humanidad; eran unos ilusos. Gastrea estaba construida por y para hienas depredadoras, hambrientas de poder y estatus. Jin había transmutado hasta convertirse en un león, líder de una manada de carroñeros. Yoongi era el clásico ejemplo, intentando ganarse su favor. Al menos le aplaudiría el no hacer el intento inútil de amenazarlo. No obstante, sin importar la variante, el resultado sería el mismo.

—Entonces, ¿para qué me cuentas todo esto?

—Para proteger a Gastrea —dijo Min, con toda la seguridad que pudo reunir, si titubeaba, sería devorado. Tras un breve instante de duda, añadió—: Debemos defender nuestros intereses.

—Nuestros... —tanteó la palabra en su boca—. ¿Qué pensaste, Min? ¿Creíste que te haría mi mano derecha? ¿Que te convertirías en alguien indispensable? —Su voz se mantenía plana y neutra, carente de cualquier emoción—. Has hackeado mi sistema a mis espaldas, has visto lo que no debías...

—Señor, sería incapaz de traicionarlo, le juro que mis labios están sellados...

—Oh, claro que lo estarán.

Un agujero de bala se abrió en medio de la frente de Yoongi, dando por terminado su intento de ruego. Su ambición, ofuscada por su miedo, lo había llevado a juzgar erróneamente al hombre equivocado. Seokjin no tenía tiempo para alimañas ni traidores, pero de nada le serviría ese conocimiento tres metros bajo tierra.

—No debiste meterte donde no debías, Min —dijo, observando el cadáver—. Eras un hombre eficiente, pudiste tener muchos usos y haber llegado lejos. Es una lástima. Me apresuré al querer ampliar mi círculo, no volveré a cometer ese error.

El gobernador sacó su teléfono y marcó a su único hombre de confianza, que respondió antes de terminar el segundo timbre.

—Hoseok, olvida lo de Jefe de Seguridad del Oeste, vuelves a ser el único a cargo.

—Entendido. ¿Pasó algo?

—Reprograma los drones de limpieza, no quiero marcas en mi alfombra favorita.

No era necesario decir nada más, las respuestas estaban implícitas en esa frase.

—¿Algo más que necesite?

—Por el momento, renovar el sistema de seguridad e investigar a todas las personas relacionadas con Min Yoongi. Ante cualquier irregularidad, ya sabes qué hacer. También quiero vigilancia las veinticuatro horas en Kim Namjoon, Park Jimin y Kim Taehyung; los informes en tiempo real. —Colgó al escuchar confirmada su orden.

Observó el panorama frente a él y arrugó la nariz ante el tenue olor a sangre que comenzaba a filtrarse. Alisó las solapas de su blazer y se dirigió a su bar privado, necesitaba un buen trago. El alcohol siempre hacía entrar en calor su sistema y hacía a su cerebro trabajar más rápido. Debía pensar en un modo creativo para poner al resto de las ratas traidoras en su sitio: en una tumba.

—Con que esas tenemos... Kim Namjoon. A mí nadie me traiciona. ¡Nadie! —estrelló su trago contra la pared—. Tú y tus amigos pagarán caro lo que están haciendo. Ya que tanto quieren estar juntos, me aseguraré de enterrarlos en una fosa común; lo que quede de ustedes cuando termine.

Con la furia contenida hirviendo en su interior, Seokjin incineró cualquier ápice de emoción, cariño o confianza que estuvo a punto de nacer en su interior. Si alguna vez pensó que rodearse de personas como él evitaría que lo volvieran a traicionar, estaba equivocado.

¡Holiwis! Capítulo para conocer un poco más de los personajes y sus relaciones, y para matar al gatito 🥲. Es la primera vez que pongo a algún miembro de bangtan como villano, así que tengo sentimientos encontrados.

Espero les haya gustado el capítulo. Nos leemos de nuevo mañana.

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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