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Capítulo 4

El viento mañanero movía con suavidad las cortinas de seda blanca. Los rayos de sol que se escabullían entre los cristales, iluminaban el cuerpo desnudo de Jimin, haciendo su piel suave brillar como la más valiosa joya. Aunque, para Jungkook, realmente lo era. Ver su expresión serena mientras dormía, y escucharlo ronronear suavemente y removerse ante su tacto entre sueños, cuando sus dedos jugaban en la curva de sus hombros y espalda, era una escena tan hogareña y nostálgica, que casi había pensado que se quedaría como un empolvado recuerdo.

Jungkook había perdido la cuenta del tiempo que había transcurrido desde la última vez que él y Jimin habían hecho el amor. Hacer una restrospectiva de ello, no solo le corroboraban cuánto lo amaba y necesitaba, sino que también le recordaba el sentido y valor de todo el tiempo y sacrificios para llegar a donde estaba. Ver las ojeras y la delgadez de Jimin, a pesar del notable descanso de la noche, tras sus apasionadas sesiones, le golpeaba con fuerza. La vida de Jimin, a pesar de estar en una ciudad con fachada de ensueño, no parecía estar siendo nada fácil. Lo que escuchó la noche anterior, también constituía una prueba más de ello.

Jimin comenzó a estirarse como un gato, empujando hacia abajo las sábanas, que precariamente habían estado cubriendo sus nalgas hasta el momento. Jungkook no pudo evitar desviar su mirada hacia los hermosos montículos que había explotado ampliamente hacía unas horas.

—Pervertido —dijo Jimin, observándolo con expresión adormilada, que disimulaba tiernamente un intento de mirada acusatoria.

—Me declaro culpable —admitió—. Buenos días. ¿Cómo dormiste?

—Mejor que en mucho tiempo. Echaba de menos tu calor. —Se removió en el colchón y quedó de lado, frente a frente a Jungkook.

—Me alegra escuchar eso. —Jeon se acercó y lo besó en los labios—. ¿Quieres desayunar? Aunque, teniendo en cuenta la hora, es casi un almuerzayuno.

—Oh... —susurró Jimin, mirando al reloj.

—¿Qué pasa? ¿Tenías que trabajar? ¿Vas tarde o tenías algo pendiente? —preguntó preocupado.

—Nada tan importante como desayunar contigo. —Lo besó—. Extraño tu sazón.

—Más vale que saque a relucir todas mis habilidades, entonces. ¿Por qué no te das una ducha mientras alisto todo? —Se puso de pie y fue al armario por algo de ropa.

—Me vendría bien. —Se volvió a estirar, sin intención aparente de abandonar la cama.

Jungkook cayó en cuenta de algo.

—¿Tu cuerpo está bien? ¿Necesitas que te cargue? ¿Fui muy brusco? Hace mucho tiempo que no... O, bueno, no sé si tú...

La voz preocupada y apenada de Jungkook hizo sonreír enternecedoramente a Jimin.

—No he estado con nadie. Mi cuerpo y mi corazón te pertenecen. —Acomodó su cuerpo y se sentó en el borde del colchón, con los pies en el piso—. Jungkook, sobre lo que hablamos anoche...

Jeon le colocó el dedo índice sobre los labios.

—Mi posición respecto a ese tema, ya te la dije. Me explicarás en detalle después de comer. —Le acarició la mejilla—. Déjanos disfrutar un poco más nuestro reencuentro.

—Está bien. —Jimin asintió—. Pero, acaba de bajar a la cocina. Si sigo viendo tu trasero desnudo, voy a querer una nueva ronda. No creo que mis caderas lo soporten.

—Las mías si podrían. —Jeon dio un paso más cerca y lo tomo de la mano.

—¿Es eso una invitación, señor Jeon?

—Tal vez. —Tiró suavemente del cuerpo de Jimin y lo sostuvo por la cintura, hasta que sus pieles rozaron.

—Se nos hará tarde para desayunar.

—De por sí era tarde. No me molestaría retrasarnos una hora y comer el almuerzo. —Con una de sus manos, masajeó sus erecciones juntas—. Te quiero dentro de mí, Jimin.

Unieron sus labios con pasión y fueron tropezando hasta la ducha, sin dejar de besarse. Probarse el uno al otro era más tentador y delicioso que cualquier cena.

Luego de su sesión matutina de placer y una relajante ducha caliente, cargada de besos y caricias. Almorzaron juntos. La comida de Jungkook era tan deliciosa como Jimin la recordaba, sentía el sabor de la añoranza en cada bocado. Estuvieron conversando de diversos temas en la mesa, mayormente enfocados alrededor de la vida de Jeon después de que se separan. A Jimin le hacía feliz escuchar que había estado trabajando como entrenador de boxeo en un gimnasio; la expresión de Jungkook se iluminaba al hablar de sus boxeadores y de cómo evolucionan bajo su tutela. Era bueno que no hubiese perdido el amor por el deporte que lo apasionaba, después de que la lesión en su rodilla le arrebatara un futuro como profesional.

—De seguro te gustaba mucho tu trabajo allí... —Hizo una pausa—. Lo siento.

—No vayas por ahí, Jimin —dijo—. Sé lo que estás pensando, te conozco demasiado bien. No me arrepiento de nada. —Le tomó la mano, la acercó al centro de la mesa y comenzó a acariciar sus dedos—. Eres más importante y especial para mí, que cualquier cosa que tuve que dejar atrás.

—Gracias, Jungkookie.

Se escucharon un par de toques desde la puerta principal. Jungkook se levantó para recibir a sus invitados, sabía de quiénes se trataba. En la mañana, les había escrito para decirles a qué hora debían regresar. Mientras conversaba con Jimin, había notado cómo inconscientemente desviaba el tema de su vida en Gastrea. Jungkook no lo forzó. Sin embargo, teniendo en cuenta que sus amigos iban a estar llegando pronto, como era el caso ahora, no pasaba nada por haberlo postergado un poco, y así dejarlo que se mentalizara un poco más.

Jeon entró con ellos hacia el salón principal, donde Jimin estaba de pie, en medio de un acercamiento para ver de quién se trataba.

—Hola, Chim —saludó Taehyung.

—Te ves más descansado, me alegra mucho. Ayer parecías un zombie —añadió Namjoon.

—Chicos, hola... ¿Qué están haciendo aquí a esta hora?

Ambos pusieron expresiones serias en sus rostros.

—Iré al grano... No fue intencional, pero ayer escuchamos tu conversación con Jungkook. Hemos venido a escuchar tu historia —resumió Namjoon.

Jimin tomó aire, con aparentes intenciones de desviar el tema.

—Puedes ahorrarte las excusas. —Taehyung no lo dejó formular palabra—. No nos lograrás dejar fuera de esto. Juntos hasta el final, ¿lo recuerdas? Sin importar lo que estés pasando, te apoyaremos. Lo enfrentaremos juntos.

Jungkook lo tomó de la mano y le dedicó una sonrisa tranquilizadora.

Los tres se quedaron observando fijamente a Jimin, sin cambiar su expresión determinada o desviar la mirada, independientemente de cuánto se prolongara el silencio. La disputa silenciosa de voluntades llegó a su final cuando, tras inútiles pretextos e intentos fallidos de imponer una mentira improvisada de débiles cimientos para tranquilizarlos, Park suspiró, dando a entender que se había dado por vencido. La situación le recordaba a sus días de adolescentes. No podía desear amigos mejores, ni un amor más puro. No había querido involucrar a nadie, pensaba que sería capaz de llevar la carga solo. Sin embargo, ¿a quién engañaba? A pesar de sentirse culpable, estaba aliviado de, una vez más, no estar solo.

—Gracias, chicos —reconoció Jimin, una lágrima rodó por su mejilla.

¡Holiwis! Nuevo capítulo. Iba a publicar ayer, pero fue un día de fuertes emociones para el fandom, mi mente se sobresaturó. Todavía estoy procesando todo. Pero reafirmé una vez más cuánto amo a bangtan, 'cause only love can hurt like this. 💜

Pensaba explicar lo del pasado de Jimin aquí, pero me quedaría demasiado largo, así que lo dividí, para dejar otro capítulo para eso. Lo subiré hoy mismo, así que no se preocupen.

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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