Capítulo 3
La mirada arrepentida y angustiada de Jimin era lo único real y palpable que Jungkook podía percibir frente a él, todo lo demás se había convertido en borrones confusos, perdidos en la bruma del desinterés. Jimin estaba llorando. Su Jimin no detenía sus lágrimas. No tenía ni idea de cuánto podría estar pasando por su mente en ese momento, siendo aplastado por una realidad contundente, pero debía ser una carga pesada.
El hecho de que Jimin conociera sobre la existencia de Ghost Town fue algo que no esperaba. ¿De qué manera se había hecho conocedor de ello? Se había llamado a sí mismo asesino, había dado a entender que había incluso torturado personas. ¿Qué clase de secretos se ocultaban alrededor de Jimin? ¿Seguía siendo la misma persona que Jungkook solía conocer?
«¡Joder! Claro que es Jimin. ¡Es mi Jimin! Si no lo fuera, ¿qué son esas lágrimas de culpa entonces?». Sus propios pensamientos lo abofetearon con la respuesta.
¿Qué si Jimin había manchado sus manos de sangre? ¿Qué si cargaba con oscuridad suficiente como para aplastar a cualquier ser humano? ¡Lo había hecho por él! Había sido capaz de tirar por la borda sus principios, su humanidad y la tranquilidad de tu conciencia por él. Jungkook era capaz de aceptar todo eso. De abrir sus brazos y abrazarlo como si nada de eso importara, como si el espacio entre sus brazos limpiara la evidencia y contundencia de todo crimen. Porque lo aceptaría. Si Jimin había sido capaz de todo y más, él estaba dispuesto a cargar con el peso de todo ese equipaje, así como el del propio Jimin.
Jungkook lo separó de entre sus brazos, lo tomó por los hombros, delineó su mejilla con ternura y lo miró con devoción, cual si el más hermoso cielo estrellado estuviese en el interior de sus tristes ojos. Se inclinó para besarlo, pero el científico apartó el rostro, haciendo a los labios invasores aterrizar en su mejilla, en lugar de en el sitio planeado originalmente.
—No —dijo Jimin, su voz tembló—. No te merezco. No merezco ser feliz. Llegué a pensar que el fin justificaría los medios, si con eso te lograba tener a mi lado; pero justo esos medios pudieron alejarte irremediablemente de mí. No me lo podría perdonar si llegabas a ser llevado y sacrificado para convertirte en esa... cosa.
—No entiendo. —No lo hacía. Había atado cabos,pero no comprendía del todo a qué se refería.
—Estoy lleno de mierda, Jungkookie. —Sollozó más fuerte—. Me siento sucio, indigno. Ahora que te tengo cerca, puedo sentir tu tacto y respirar tu aroma, se vuelve irremediablemente pesada la realidad de mis pecados. Estaba dispuesto a todo, nunca conté con que pudiste haber muerto sin que lo supiera, y todo pudo haber sido inútil. ¡Debes alejarte de mí!
—¡No! —refutó enérgicamente—. No importa en qué te hayas involucrado, ni qué crímenes hayas cometido. Sigues siendo Jimin. Mi Jimin. Me perteneces y te pertenezco, ese fue nuestro juramento. ¿Que estás lleno de mierda? ¿Que la oscuridad te consume? ¿Que eres un... asesino? —Ajustó su postura y enserió su expresión—. ¿Qué te hace pensar que no puedo lidiar con ello? ¿Qué te hace pensar que no vales lo suficiente la pena como para hacerlo?
—¡Jungkook, soy un asesino!
—¡Mío!
—¿Qué?
—Me perteneces. El tú romántico, el tímido, el generoso, el amable. También el asesino de alma torturada en el que te sientes haber convertido. Y, ¿sabes qué otro Jimin puedo asimilar?—Le sostuvo las mejillas con fuerza, enfrentando sus rostros a pocos centímetros, sin darle espacio para escapar esta vez—. Al Jimin arrepentido que está siendo consumido por el peso de sus actos, a quien la culpa no le deja ver que la persona por la que luchó está justo frente a sus ojos.
»A ese Jimin, más que a ningún otro, quiero mostrarle que estaré a su lado y compartiré ese peso con él, hasta lo cargaré todo de ser necesario. ¿Sabes por qué? ¡Porque te amo! Si no estuviese determinado a eso y más, ¿cómo podría ser merecedor de ese amor tan grande que te hizo sacrificar tanto por mí? Puede que no esté de acuerdo con tus métodos, pero no te daré la espalda. Porque el Jimin que amo, está justo aquí.
Jeon lo besó, mezclando pasión, posesividad, amor, enojo, añoranza, aceptación. Su lengua contundente arrebataba toda capacidad de raciocinio, dejando solo placer a su paso, por lo que los gemidos contra su boca le demostraban. Eran demasiadas las emociones involucradas como para poder enumerarlas. Sintió el cuerpo de Jimin comenzar a relajarse, dejándose llevar por el beso y permitiendo a sus manos explorar a ciegas por su espalda y torso.
En su camino hacia Gastrea, durante sus meses en Ghost Town y en el tiempo que llevaba en aquella casa, su mente solo había sido capaz de imaginarse lo que sería estar en brazos de Jimin otra vez. Deseaba sentirlo en su interior y gemir su nombre mientras llegaba al orgasmo. Quería que las caricias de Jimin borrasen todo rastro de sufrimiento o añoranza de su piel. Jamás esperó que fuese Jimin quien estuviese roto, quien necesitase consuelo y ser amado hasta perder el conocimiento por el placer. Le haría el amor. Por todo cuanto sentía por él y todo lo que él le hacía sentir, le haría el amor de la manera más apasionada.
De reojo, pudo ver a Namjoon y Taehyung en la entrada de la cocina. Mantenían una distancia prudencial para darles a él y a Jimin algo de privacidad, pero la expresión en sus rostros dejaba claro que habían logrado escuchar la pequeña conversación que acababan de tener; se notaban preocupados. Les hizo una seña con la mirada para que los dejaran solos, quedando implícita la promesa de un nuevo encuentro para aclarar todo. Los cuatro eran uno solo. Para bien o para mal, estarían juntos hasta el final, sin importar lo que esta inesperada y aparentemente complicada situación, pudiese depararles.
El sonido de la puerta cerrarse le corroboró a Jungkook que se encontraban solos. Tomó a Jimin por la parte trasera de sus muslos y lo levantó contra él, instándolo a enredarle las piernas alrededor de sus caderas. Subió las escaleras con él a horcajadas, sosteniéndose con las piernas cruzadas sobre sus nalgas.
Entraron a la habitación, separando sus labios apenas para recuperar el aliento, con sus extremidades enredadas de manera tal que parecían imposibles de separar. Jeon colocó el cuerpo de Jimin con suavidad sobre la cama, como su posesión más preciada. Lo llenó de besos y caricias a medida que se desnudan mutuamente.
—Te amo, Jimin. —Lo besó en los labios—. Esta noche es solo para nosotros —aseguró, con todos los significados implícitos que podría incluir esta declaración.
¡Holiwis! Esta historia está de vuelta 💜. Sé que todos quieren saber qué oculta Jimin, pero creí importante este momento antes de que eso pase, así que tendrán que esperar al siguiente. Soy mala, lo sé. 😈🤭
Planeo actualizar bastante seguido y llevarla hasta el final, la historia no es demasiado larga (aunque eso es lo que siempre digo y me termino extendiendo 😅).
Chao chan 😘
Hasta la próxima actualización.
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