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🚬𔘓 ¦ Capítulo 8

Jimin no sabía de Jungkook hace días.

Después de que el mayor se fuera, Hoseok lo llamó impaciente porque no había llegado a la reunión que habían planeado y lo regañó de todas las maneras posibles. Aún así le explicó que había sido porque el corredor irrumpió en su oficina e hizo que su cabeza estuviera al punto de estallar.

―Jungkook suele decir todo tipo de locuras, deberías acostumbrarte―le respondió Hoseok sin ningún rastro de rencor sobre la noche en que salieron de la Ciudadela―Aunque nunca antes lo había visto tan decidido, normalmente se queda en su taller trabajando así que el que haya ido a verte es como un milagro. Un milagro que tu no aprovechaste.

Cuando esas palabras salieron de la boca de Jung se sintió culpable de haberlo echado así pero quiso recomponerse pensando que hizo bien en plantarse y decidir sobre su vida, ¿verdad?

Ya era de nuevo viernes y Jimin tenia una junta que terminaba algo tarde y hablarían sobre finanzas, un tema que odiaba con cada célula de su cuerpo.

―Es tu trabajo, tienes que aguantarlo―se repitió como todos los días y entró a la sala dónde una gran cantidad de personas ya estaban esperando.

Todo empezó bien, veía los gráficos y aportaba ideas pero al pasar los minutos su cabeza se desconectaba. Miraba la hora en su reloj y chequeaba su móvil en cada oportunidad que tenía, estaba buscando una salida.

Lamentablemente nada sucedió para sacarlo de allí antes así que debió quedarse las cuatro horas que duraba la reunión, salió del edificio de la empresa con un dolor de cabeza y con sus ojos que se cerrarían en cualquier momento.

Acomodó su saco y colgó su mochila preparado para irse a su casa, caminó unos metros hasta que un sonido de llantas lo hizo parar y girarse. Un Chevrolet Camaro color blanco con vidrios polarizados se estacionó en frente suyo y bajó la ventanilla.

―¡Hey, Jims!―le gritó una voz gruesa llamando su atención, retrocedió unos pasos y se acercó al auto.

En el asiento del conductor lo esperaba un G sonriente, vestía de una camisa blanca dejando a la vista sus brazos llenos de tatuajes y a su lado en el asiento del acompañante estaba Min, con una chaqueta de cuero que Jimin podía asegurar que era de su novio pues le quedaba grande.

―Hola chicos―saludó soprendido de verlos allí―¿Qué los trae por aquí?

―Pasábamos a buscarte―le habló el más bajo con una sonrisa―Hobi nos avisó a que hora salías así que nos ofrecimos a llevarte porque estábamos cerca.

El rubio se hizo una nota mental de enojarse con Hoseok y pegarle cuando lo viera porque no podía ir divulgando sus horarios como si hablara del clima. Al parecer Hoseok no podía mantenerse alejado de la vida de los corredores y Jimin no iba a quejarse pues eso le daba más chances de seguir encontrándose con Jungkook.

―Yo...―no sabía como formularlo y solo balbuceó varias veces sacándole una risa al más bajo de los tres.

―Si, ha preguntado por ti―habló Min con una sonrisa―Se siente culpable por lo que sea que te haya dicho, lo cual es algo raro de ver porque el majestuoso Jeon Jungkook nunca se arrepiente de nada.

G destrabó los seguros del auto y Jimin sin pensarlo se metió. Arrancó y el cuerpo del menor se balanceó por unos segundos.

―Tengo que admitir que es algo impactante ver a nuestro líder asi de sobrepasado.

―¿Sobrepasado? ¿Acaso está trabajando mucho?―preguntó el rubio viendo por la ventana, no sabía dónde iban pero asumió que sería la Ciudadela.

Una risa burlesca salió de los labios del alto y negó con la cabeza:―Está sobrepasado de sentimientos, Jimin.

Bien, eso no era lo que esperaba. La cabeza del menor hizo cortocircuito al no entender y miró al pelirrojo en el espejo.

―Quiero decir que tú lo vuelves así, de alguna manera cuando llegaste lo desequilibraste.

El rubio se sintió culpable de que a lo mejor el líder no estuviera rindiendo lo suficiente en su trabajo por él, sintió su pecho pesar. G al ver la reacción corrigió lo dicho.

―No me malinterpretes, chico―le dijo aún sonriendo―No es malo lo que le causaste, es más, está sumamente dedicado a lo que hace.

―Es como que tiene más fuerzas que antes―Min se metió en la conversación para evitar que su pareja soltara lo que no debía.

Jimin asintió con la cabeza y volvió a pensar. Si lo analizaba entonce podría decir que él había pasado por lo mismo, conocerlo a San lo había desestabilizado por completo: había conocido una parte nueva de su vida que no sabía que le gustaría y eso fue como un golpe. Nunca había salido del pensamiento oficinista que su padre le había impuesto, era todo trabajo y asegurar un futuro próspero, ah pero cuando el corredor llegó a su vida ese día en la Ciudadela no pudo evitar sentirse atraído. Atraído a ese estilo de vida tan liberal y como negar, que también se había sentido totalmente atraído al líder.

El cuerpo de Jimin se sentía pesado y el cansancio era cada vez más evidente, su organismo rogaba por descansar en una cama. Las horas de trabajo le estaban pasando factura y no era bueno.

―Sabemos que estás cansado y no vamos a obligarte pero tengo que admitir que los asientos de mi auto son bastante cómodos―le aseguró G―El viaje es largo así que puedes dormir.

El rubio no lo pensó dos veces antes de pedir permiso y acostarse en los asientos traseros.

―Cuando lleguemos te prestaré ropa―escuchó la voz de Min mientras se iba quedando dormido―No puedes verte así, menos si vas a ver a Jungkook.

Oh, es verdad, vería a Jungkook luego de varios días sin saber de él. ¿Estaría todo bien entre ellos?

Sus pequeños ojos se cerraron y se durmió con un sentimiento, el cual no supo nombrar, brotando en su estómago al pensar que volvería a reencontrarse con el corredor.

Por otro lado, en la zona sur de Seúl, el líder de BTS se sentía como un completo idiota.

San apoyó su cabeza en el volante de su Audi y suspiró con fuerza. Hace unos días había irrumpido en la empresa de Jimin por un impulso estúpido y las cosas se salieron del control, el menor terminó echándolo del lugar.

Luego de que su cabeza se calmara supo que había hecho mal en decirle esas cosas al rubio, entendía que dejar toda tu vida atrás era difícil. Y más seria una locura dejar todo eso en el pasado solo porque un loco corredor de carreras te dijo.

Una risa ronca salió de su boca y el sonido murió a los segundos, se echó hacia atrás en el asiento y miró por la ventana la Ciudadela.

Las carreras eran su vida, escapaba de su pasado, de la culpa, de su infancia y sobretodo de su familia, así que la Ciudadela llegó como su salvación y allí encontró lo que lo apasionaba. Para él no había sido fácil y cometió el error de pensar que para Jimin si lo era. No lo conocía y aún asi dejó que su mente creara cosas que no eran.

Jungkook apagó el motor, tomó las llaves y salió del auto cuando vió a los demás llegar al estacionamiento. Su mirada viajó rápidamente en busca de Jimin y al no encontrarlo su ceño se frunció. Le habían avisado que lo vería ese viernes pero al no divisarlo su pecho se removió inquieto.

―Tranquilo galán, está con Min cambiándose de ropa―le dijo G dándole una palmada en el hombro juguetonamente. Le devolvió el gesto pero golpeándolo con su puño en el brazo y sonriendo sacándole importancia.

Estaba atardeciendo cuando Jimin volvió con Min e hizo que todas las miradas se centraran en él. Una remera negra y unos pantalones deportivos del mismo color adornaban su cuerpo, una chaqueta de jean había sido colocada sobre sus hombros y su pelo estaba atado en una cola de caballo.

El rubio caminaba como si fuera el dueño del lugar y Jeon se sintió sonreír, esa actitud era nueva en el menor pero le encantaba, no iba mentir. Jimin saludó a todos con un movimiento de mano y al líder solo lo miró y asintió con la cabeza.

Jungkook sabía que el empresario estaba dolido por sus palabras y actitudes así que lo dejó pasar.

¿Debería disculparse?

―Wow, Jeon Jungkook pensando en disculparse. Eso si no lo había visto nunca―La voz gruesa de Jaw habló al lado suyo seguida de la risa de G del otro lado.

―Odio cuando hacen eso―les reclamó rodando los ojos, esos dos chicos siempre lograban saber que pensamiento profundo rondaba por su cabeza.

―Soy tu mejor amigo―le señaló obviamente G―Y Jaw es tu primo. Es la conexión que tenemos.

El líder llevo a sus labios la botella de cerveza que tenía en su mano y le dió un gran sorbo, su mirada fija en como Jimin reía junto a Golden. Instintivamente el más alto notó su mirada y puso una distancia prudente entre ambos, eso le sacó una sonrisa al corredor.

―Pero hablando en serio, ¿qué le hiciste al chico?―preguntó Jaw mirándolo acusatoriamente―Hace unos días parecía hipnotizado al verte y ahora te ignora como si fueras invisible.

Jungkook pasó sus manos sobre los costados de la cabeza antes de hablar:―Le dije que se escapara conmigo.

―¿Que tu qué?―G tenía los ojos bien abiertos y su boca formaba una "O"―¿En qué estabas pensando?

―Ugh, ¡no lo sé!―suspiró abatido―Supongo que fue algo del momento, su sola presencia me vuelve loco.

Y era la verdad pura. Desde el día que lo conoció no podía parar de pensar en él, el Jungkook frío, calculador y estoico desaparecía cuando el menor estaba presente.

―Apenas se conocen, Jungkook.

―Lo sé pero así es como me siento, Jaw.

El menor apretó su mandíbula:―¿Ibas a tirar todo por el caño si él te decía que si?

Jungkook no respondió.

No le podía llamar enamoramiento al sentimiento que crecía dentro suyo, era algo mezclado entre atracción y curiosidad. Quería saber más sobre Jimin, que le gustaba, que no, cuáles eran sus miedos, que le gustaba hacer en los tiempos libres, pero al mismo tiempo solo quería acorralarlo en los asientos traseros de su Audi y hacerlo gemir su nombre.

―No concuerdo para nada con Jaw―habló sinceramente G―No importa si no se conocen, solo has tu movida ahora porque no sabes cuanto tiempo aguantará en este mundo de las carreras.

El menor de los tres rodó los ojos, siempre era así: él daba su consejo de forma madura y analítica pero G difería de su pensamiento y en cambio proponía algo alocado y sin límites. Aún así, lograban congeniar bastante bien.

―Uhm, lo pensaré―dijo finalmente Jungkook y emprendió rumbo hacia el menor y Golden, quienes seguían hablabando alegremente con sus tragos en la mano.

Cuando llegó e interrumpió su charla, Jimin solo miró hacia otro lado evitando su cara.

―Voy a robártelo un momento, Golden―sonrió a su amigo que solo asintió con una risa juguetona y se alejó.

Ambos chicos caminaron en silencio hasta llegar a donde se encontraba el auto de Jungkook y se sentaron en el capó, mirando como lentamente el sol se ponía en el horizonte.

―Lo siento.

La voz de Jungkook salió firme y Jimin se sorprendió.

―Sé que no debí haberte dicho que dejes todo atrás―volvió a hablar el líder―Menos tendía que haberte dicho que mandes al diablo a tu padre, no te conozco y no tengo derecho a opinar sobre tu vida. Así que lo siento, Jimin.

El nombrado notó el tono de voz con arrepentimiento y sabía que Jungkook hablaba en serio.

―Está bien, igualmente yo también lamento haberte echado y no enfrentar mis problemas y hablarte directamente.

Jungkook asintió y miró hacia adelante, los grandes edificios de la ciudad se erguian delante de ellos a unos kilómetros de distancia.

―Pero hay algo de lo que dijiste que quiero cambiar―Jimin sonrió al ver la mirada atenta del mayor cuando habló―Dijiste que no me conoces, ¿verdad?

―Así es...―habló Jungkook aun sin entender que iba el menor.

―Quiero cambiar eso, quiero que me conozcas.

El mayor rió y dejó la botella a un lado para acercarse más al chico. Su mano fue a posarse en la mejilla contraria, la acarició y ese gesto fue bien recibido pues el rubio se apegó más al tacto.

Su rostro se acercó al de Jimin al mismo tiempo que uno de sus dedos delineaba el pomposo labio inferior del mismo.

―Me encantaría conocerte mejor.

Los ojos de Jimin brillaron por un momento ante la respuesta y en un movimiento juntó sus labios.

Los belfos de Jungkook sabían dulce pero también tenían el dejo de la bebida que estaba tomando anteriormente, Jimin devoró su boca intentando transmitir su alegría por lo que había dicho el mayor.

Era un beso algo descontrolado pero eso no importaba, habían ansiado tanto probar los labios del otro que todo ya les daba igual. La necesidad de aire se hizo presente y desconectaron sus bocas unos segundos para luego volver a juntarlas. Jimin rió internamente cuando el corredor deboró sus labios con una necesidad palpable.

Cuando se separaron finalmente, Jungkook volvió a pasar un dedo sobre los ahora rojos y brillosos labios del menor. Miró sus mejillas y sonrió al ver el típico sonrojo adornarlas, algo sumamente adorable. Sonrió achicando sus ojos, lo atrajo hacia su pecho y se acurrucaron mientras el sol brillaba por última vez antes de desaparecer por completo.

―Ah, ¡y no digas eso!―dijo algo avergonzado el menor.

―¿Qué cosa?―preguntó Jeon con la cabeza del rubio en su cuello.

―Antes me llamaste por mi nombre, no lo hagas―le respondió Jimin soltando ―Dime dulzura, me gusta más.

Ambos sonrieron recordando como el apodo había sido rechazado la primera vez que el líder lo había dicho, ahora que Jimin lo pensaba no era malo para nada.

―Está bien, dulzura, lo que tú digas son órdenes.

Holiis, eso es todo por el capítulo de hoy. Espero os guste y nos vemos mañana. Gracias por todo y se despide:

-almin♡

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