La brisa baila como pequeños dragones que resoplan entre las telas rojizas. Los cabellos negros se remueven acariciando su frente y las oleadas de luz plateada le iluminan los ojos esmeraldas. Sus dedos hormiguean con la ausencia de calor. En su interior la sangre fluye congelada rasgando sus venas.

Ante él el sol se remueve inquieto entre sueños espantosos del pasado. La piel que siempre se veía brillante era pálida tras la seda de las cortinas baratas, pero las hebras naranjas deslumbraban aun entre las sombras. Él la admiró en aquel silencio de gruñidos, fantasmas y asesinos. De ella emanaba la energía incandescente que desearía tocar. Cerró los ojos lentamente como en un sueño apaciguador por las caricias de los rayos del sol mientras su piel eternamente fría se coloreaba de un pálido infernal. Un titilante cambio era acogedor desde donde se encontraba, una ráfaga hambrienta que le llamaba desde el lugar. De a poco aquel pequeño hilo revoloteaba con mayor fuerza rodeado de la calidez de su dueña. Podía sentirlo, olerlo y solo al retenerse de estirar los dedos casi podía tocarlo. Era pequeño y palpitante. Hambriento y desesperanzado.

Le llamaba.

Las pestañas oscuras se abrieron de a poco permitiendo que la suave Luna menguante le acariciara las pupilas con la vida de sus hijos de la noche.

Ulquiorra escuchó, respiró y deseó tocarla. 

ººººº

N/A

Es poquito, es cierto, parece no valer la pena para el tiempo de demora y lo lamento pero es asi como quiero hacer las cosas. Espero que les guste y el siguiente sera... uff bastante extenso.