Capítulo 11: James Hook
La luz procedente del huevo se había acomodado ante el poco movimiento. Este había adquirido un tono más apagado, sosegado. Un suave velo verdoso que daba calidez y tranquilidad.
Garfio intentó cerrar los ojos y descansar un poco, pero le fue completamente imposible. Desde siempre se había sentido solo, pero al menos antes de llegar a Nunca Jamás, había podido disfrutar de cierta compañía femenina de vez en cuando. Desde que se había condenado a pasar la eternidad en esa maldita isla, Garfio no había vuelto a ver una mujer que despertara su interés. En realidad, las únicas féminas que existían por esos lares eran sirenas. Y mejor no interponerse en el camino de esas bestias.
Charlotte se movió entonces levemente sobre la pared rocosa. Se había quedado dormida después de sentarse para poder descansar un poco. Parecía no tener ningún problema para dormir en cualquier parte. Aunque lo que le sorprendió realmente fue que confiara lo suficiente en él o se sintiera tan segura a su lado como para dormirse en su presencia. Podría marcharse y dejarla allí tirada. O acercarse a ella y matarla. O... Sus pensamientos se prohibieron proferir esa tercera opción en alto. Esa muchacha no era una niña, y él, aunque había sido muchas cosas, siempre fue tan solo un hombre. Seguramente, pensó, si no fuera por el tiempo que hacía que no veía a una mujer, jamás se habría fijado en ella. Ella era el tipo de muchacha que detestaba. Era la encarnación de lo que su padre quería para él, y precisamente por él fue que se convirtió en lo que hoy era. Así que el deseo irracional que sentía por esa joven no podía ser por otro motivo que por la falta de compañía durante demasiado tiempo.
― Tommy... ―murmuraron sus labios en sueños. Garfio volvió a mirarla con atención. Su rostro se había crispado un poco, llenándolo de preocupación―. Lo siento... No... No quiero...Edgar...
Al ver que la pesadilla empezaba a pesarle, se apresuró a dejar el huevo a un lado y la sacudió por los hombros con cierta delicadeza. La joven se despertó sobresaltada.
La respiración agitada la devolvió poco a poco a la realidad. Sus ojos se clavaron en la luz verdosa que despendía el huevo de sirena. Daba calidez a la cueva y cierta seguridad, pero lo que transmitía confianza en esos instantes, por raro que pareciese, era el hombre que la había rescatado de su pesadilla. Enfocó sus luceros en él. No parecía preocupado, por el contrario, sus cejas se curvaban en un rictus severo que podía llegar a recordar a la molestia. No era la mirada cariñosa de su padre al despertarla algunas mañanas cuando era más pequeña, ni la mirada sonriente de Tommy en el desayuno. Esas miradas desaparecerían para siempre, y serían substituidas de ahora en adelante por parecidas a las del Capitán. El recuerdo de su destino logró estremecerla.
― Lamento haberle despertado... ―dijo a media voz apartándose y removiéndose en su sitio.
― No dormía ―fue su corta respuesta.
Lottie lo miró de soslayo. El Capitán se había vuelto a trasladar a su sitio de descanso inicial y miraba el huevo como si hubiera hecho algo para enfadarlo. Quiso decir algo, tal vez por el denso silencio que se había instalado y deseaba extinguir. Pero por mucho que lo pensó, nada parecía adecuado. Así que se mantuvo en silencio, esperando volver a dormirse o bien un pequeño incentivo para retomar la marcha. A pesar de su reticencia a hacerlo.
― Debe estar deseando salir de aquí para regresar a su hogar ―dijo Garfio rompiendo finalmente el silencio. Lottie alzó el rostro, sorprendida por su comentario―. Estar aquí con un pirata debe ser una pesadilla... Encuentro muy normal que las tenga.
― ¿Pesadillas?
― Estaba teniendo una. Parecía preocupada por ese pequeño niño, Tommy. Y seguramente, de quien temía debía tener el rostro de un malvado pirata... ―comentó sin mirarla en ningún momento―. ¿Su caballero de brillante armadura llegó finalmente a rescatarla o la desperté antes de que la encontrara?
Charlotte estaba confusa. ¿De qué estaba hablando el Capitán? La verdad es que no recordaba la pesadilla, más sí que la había sufrido. ¿Había soñado con Tommy? ¿De qué caballero de brillante armadura se debía referir? Por desgracia, el único rostro que Lottie veía viniendo al rescate, era el mismo del malvado del que tuvieran que salvarla... Ante esa idea, sacudió la cabeza con delicadeza y se negó a pensar en ello mucho tiempo más.
― No sé qué quiere decir, pero si he sufrido pesadilla alguna, no recuerdo de qué trataba. Y dado que era una pesadilla, prefiero que siga siendo así.
Lottie se cruzó de brazos mientras se ocultaba en un abrazo propio. Garfio había dirigido su mirada hacia ella, observando cada gesto suyo. Se había trenzado los cabellos para que no le molestaran, y el desastroso recogido le otorgaba un descuidado encanto que lo tenía fascinado de un modo que odiaba.
― ¿Le doy miedo?
La pregunta logró que Lottie dejara escapar una carcajada. Se volvió hacia él mientras intentaba calmar su risa. ¿Realmente había preguntado eso?
― ¿Lo dice en serio? ―Al ver que no respondía y su rostro seguía impasible, imaginó que así era―. ¿Ha olvidado ya que hace apenas un par de horas lo amenazaba con la espada? Además, ¿por qué debería temerle?
― Me parece que la pregunta más lógica sería por qué razón no debería hacerlo ―inquirió―. ¿O debo recordarle qué y quién soy?
Lottie se incorporó un poco y apoyó las manos en el suelo, apunto de levantarse pero sin hacerlo.
― Claro, es usted un malvado Capitán pirata. El famoso Capitán Garfio del País de Nunca Jamás. Es usted tan solo un cuento, Capitán.
Garfio dejó escapar una carcajada complacida, entendiendo las ideas ingenuas de la joven.
― Así que esta es la razón por la que se muestra tan intrépida. Cree que soy el villano de un cuento, de una fantasía... No cree que sea lo suficientemente real como para suponer un peligro real. ¿Es eso? ―Lottie no contestó pero sí sonrió.
― Bueno, es el villano de un cuento. Eso es un hecho ―apuntó.
― Apuesto a que sí... Aunque existe otra posibilidad... ―Lottie pareció no escuchar sus palabras, aunque estaba muy atenta. Su cuerpo, totalmente relajado, se recostó en la roca y esperó sus palabras―. Tal vez venga de un mundo real, como el vuestro. Tal vez Garfio sea el nombre por el que se me conoce únicamente aquí. Tal vez fuera, en la realidad, donde los Piratas podrían causarle temor real, mi nombre le de miedo. Realmente miedo.
― ¿Qué es usted? ¿Un monstruo? ¿El Kraken? ―apuntó burlándose de sus palabras especulando con leyendas que los marineros contaban para atemorizar.
― Usted no temería a nada de eso, se burlaría sabiendo que son solo leyendas. ¿Pero acaso soy yo un cuento, una fábula, una leyenda?
― ¿Lo es, Capitán? ―preguntó sin perder la sonrisa―. ¿Qué pretende decirme? ¿Que en mi mundo, antes de llegar a Nunca Jamás, era usted temido por el mundo?
― A simple vista, milady, parece una pirata, con esas pintas. Podría forjarse un nombre aquí. Pero en el mundo real, tan solo es una señorita de la alta aristocracia.
― ¿Qué quiere...?
― Ahora míreme. Aquí soy el Capitán de un barco pirata, no muy temido y frecuentemente vencido por un mocoso que puede volar. Perdí mi mano aquí, cuando en el mundo real era yo quien arrancaba las extremidades de mis enemigos ―la sonrisa de Garfio se ensanchó―. Piénselo un poco, milady. Si usted puede ofrecer un aspecto y una impresión tan contradictoria a la que vive en la realidad, ¿cuán diferente puedo ser fuera de aquí?
Lottie reprimió un escalofrío, pero se negó a dejárselo ver. Garfio estaba esperando ver el miedo en sus ojos, y no tenía intención de que eso sucediera.
― No me da miedo, Capitán. Ni siquiera aunque fuera el más temido Pirata de Inglaterra.
La indiferencia en sus palabras y en su expresión no afectó al Capitán. Tenía los ojos calvados en ella y una sonrisa ladeada en su rostro. Lottie intentó dejar clara su postura, pero por mucho que lo intentaba no podía dejar de pensar en las palabras del pirata. ¿De quién se trataba? Lo había dicho de tal manera que parecía dejar claro que ella podría reconocerlo. En la realidad, Garfio también era un pirata, pero Wendy jamás le había contado de quién se trataba. No existía una segunda identidad del malvado Capitán Garfio. Así que... ¿Quién era?
La sonrisa persistía en los labios del Capitán, y poco a poco, sus propias palabras volvieron a repetirse en su cabeza. "No me da miedo, Capitán. Ni siquiera aunque fuera el más temido Pirata de Inglaterra". Ni siquiera... Lottie parpadeó un par de veces mientras el color de sus mejillas desaparecía de su rostro al materializarse poco a poco una idea sólida en su mente. El Capitán no había retirado el rostro, ni se había enfurecido ni resignado cuando ella pronunció esas palabras, sino que sonrió como si esas fueran la respuesta que ella intentaba encontrar...
<< ― Dicen que el peor de todos fue el Capitán James Hook, temido incluso por otros piratas. Saqueaba sin compasión, incluso las naves más grandes y majestuosas de Inglaterra.
Recordó Lottie que alguien pronunció una vez en una fiesta. ¿O fue en un sueño?
<<― Cierto, pero según tengo entendido, desapareció hace veinte o treinta años, aproximadamente. Es un gran alivio para los mercaderes. Ser saqueados por piratas es la experiencia más terrible que he oído nunca. Según cuentan, nadie queda con vida en un navío asaltado por el Capitán Hook.
― Usted... Hace cuanto... Cuando fue que llegó....
― Ha oído hablar de él, por lo que veo... ―murmuró sin borrar la sonrisa―. Sí, milady. Desaparecí de vuestro mundo hace veintisiete años. Y para entonces se me conocía con un nombre. ¿Sabe cuál es?
Lottie dejó de respirar.
― Capitán James Hook. ―Y la sonrisa del pirata se ensanchó como en una pesadilla...
***
― ¡Tenemos que encontrar a mi hermana! ―gritó Tommy acercándose a la cascada por la que había desaparecido.
― Por ahí no es una buena idea, Tommy ―lo aconsejó Peter Pan.
Los piratas se habían reunido al otro lado del lago y miraban la cascada inquisitivamente. Uno de ellos hablaba sobre las opciones que tenían, mientras otro comentaba, ignorando un poco a los demás y formándose un corrillo, de la posible substitución del Capitán. La lealtad de los hombres de Garfio logró arrancar una risa burlona de labios de Peter.
― Ha caído con Garfio... ―murmuró Tommy asustado―. ¡Como la toque un pelo va a lamentarlo! ―rugió el pequeño con valor.
― No te preocupes, Tommy. Ya ha sido prisionera del viejo y se las ha apañado muy bien. Tu hermana no necesita que nadie la rescate, créeme.
― Pero...
― Pero la buscaremos y la encontraremos. Y si Garfio la ha tocado, seré yo mismo quien le arranque la otra mano. ¿Te parece bien?
Tommy lo pensó detenidamente un segundo, frunció el ceño mientras le daba vueltas a las palabras del muchacho y finalmente asintió dudoso.
― Si le cortas la otra mano... ―murmuró―. ¿Tendremos que llamarle Capitán Garfios?
Peter abrió los ojos de par en par y no pudo evitar reír ante la ocurrencia del pequeño. Le sacudió la cabeza con una mano, revolviéndole el pelo, y le hizo un gesto para que lo siguiera. A lo lejos, apareciendo por el fondo de la cueva, una lucecita brillante volaba hacia ellos; Campanilla.
― ¿Sabes por dónde pueden salir? ―preguntó Peter hacia la pequeña hada. Campanilla afirmó con la cabeza y añadió algo más en su idioma tintineante. Los niños perdidos, que habían dejado de jugar con las armas tiradas en el suelo, se acercaron hacia Campanilla para escuchar a la hada.
― ¿Qué ha dicho? ―preguntó Tommy con cautela.
― Muy bien, de acuerdo. ―dijo Peter antes de volverse hacia el pequeño―. Dice que sabe de dos posibles salidas de la cueva. Podemos separarnos y esperar en las dos, o intentar adentrarnos en alguna de ellas. Pero está segura de que si salen lo harán por allí.
Tommy contrajo las cejas en un gesto de disgusto, a punto de llorar aunque contenía las lágrimas valientemente.
― ¿Si salen? ―murmuró con la voz entrecortada. Peter, al ver la expresión del pequeño, rectificó al instante.
― Cuando salgan. Saldrán, Tommy. ―Pero por primera vez, Peter no estaba tan seguro de sus propias palabras...
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Bueno, es cortito pero ya se han acabado las vacaciones de Semana Santa, así que seguramente habrá otro esta semana ^^
¡¡Espero que os guste u os siga gustando!! :D ¡¡Besitos a todos!!
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