Capítulo 24
🦋
T E S S A N D R A
Todos alguna vez nos ponemos una máscara para que nadie pueda ver las grietas que hay del otro lado, para que los demás no vean nuestros monstruos internos. En The Garden, sin mi antifaz, me siento desnuda. No me gusta que me miren porque no quiero que conozcan a la verdadera persona. Mi antifaz es como una clase de escudo, como los superhéroes con sus poderes, así que cuando él me miró sin la tela cubriendo mi rostro sentí que todo se iba a la deriva. Todas mis pesadillas se hicieron verdad en cuestión de segundos, fue tan rápido que todavía no lo comprendo. Me miraba como si fuera la peor de las personas, y sus palabras... Lo que dijo ha quebrado mi corazón, ¿cómo puede pensar que buscaba su dinero y que me acosté con su padre? ¿Cómo pudo decir todo eso?
Danna se acerca y me envuelve en un abrazo, me obliga a caminar hasta que llegamos al sofá del pasillo.
—Shh, tranquila, es un imbécil —susurra, ni siquiera sé cuándo empecé a llorar. Niego fervientemente con la cabeza, ella no entiende, nadie lo hace.
—No, le escondí lo que soy todo este tiempo. —Mi labio inferior tiembla con violencia, no miro a nadie a pesar de que siento un montón de miradas puestas en mí. Puedo ver los tacones de Megan y escucho que otras chicas se acercan para rodearme.
—Incluso si lo escondiste es un idiota, alguien que te quiere no dice todas esas cosas para lastimarte, alguien que te quiere te lo demuestra y te escucha —murmura, rodeándome.
—Alguien que quiere no dice mentiras —digo, antes de llorar sobre su hombro.
Termino yéndome de The Garden con los ojos llorosos, el pecho doliendo y la garganta cerrada.
Me refugio en mi casa y me quedo hecha un ovillo en la cama sin moverme, no puedo dormir, puedo recordar sus besos y el día que me confesó que había querido jugar conmigo, entiendo que esté enojado, en serio lo hago. En plena madrugada me pongo a dar vueltas por toda la sala; necesito hacer algo, necesito obligarlo para que me escuche, necesita saber la verdad antes de que se hagan más ideas retorcidas en su cabeza.
Llamo un taxi apenas se asoma el sol para no tener que esperar el transporte público y voy hacia su casa, me quedo mirando la reja de forja por un largo tiempo, alzo la mano para tocar el timbre, pero vuelvo a bajarla.
—¿Hija? ¿Estás bien? —Probablemente me veo como la mierda, así que entiendo por qué Becky me mira como si fuera a caerme en cualquier momento. Me siento un poco mal, no puedo negarlo. Su nana se detiene del otro lado de la barrera y me observa con curiosidad.
—S-sí. —Tomo un respiro porque no quiero que se de cuenta de que quiero llorar—. ¿Está Dan? ¿Podría hablar con él?
Su ceño se frunce, sin embargo, asiente con la cabeza. Las puertas se abren, me guía hacia el interior de la casa y me pide que espere en la base de las escaleras, no obstante, tengo miedo de que no me deje acercarme, por lo que subo trotando con el corazón hecho un torbellino.
Me encamino hacia su habitación y me detengo en seco cuando lo escucho:
—Dile que se vaya a la mierda, que estoy con una chica y no puedo atenderla.
Me tambaleo.
Trago saliva para que la bola que crece en mi garganta no me mate por ahogamiento.
—Gracias, Becky, no es necesario que lo digas. —Logro pronunciar a pesar de lo decepcionada que me siento, pasé toda la noche sufriendo, pensando en lo estúpida que fui mientras se revolcaba con sabrá Dios quién.
Me doy la vuelta pues no quiero que su nana me vea llorar como una idiota, bajo las escaleras corriendo, queriendo escapar lo más rápido posible.
—¡Tess! ¡Espera por favor! —Me detengo al escucharla porque no quiero ser grosera, sin embargo, miro el suelo para no tener que enfrentarla. Se posiciona frente a mí segundos después y aprieta mi codo—. Dan no está con nadie, cariño, llegó ayer solo y se fue a dormir, no ha salido para nada desde entonces. ¿Qué es lo que está pasando?
Se me estruja más el alma porque lo está haciendo para lastimarme, ¿por qué? Yo nunca quise herirlo a propósito, al parecer a él no le importa un carajo si me duele o no.
—Yo... Lo siento —susurro sin mirarla, la esquivo para salir.
En el exterior puedo respirar, no se ha ido el vacío, tampoco el sentimiento de pérdida y dolor que crece en mis venas; al menos estoy de pie.
Despierto muy temprano el día siguiente en el incómodo sofá del hospital, si estoy cerca de mi hermana es fácil aparentar que no tengo una maldita daga atravesándome. Hoy en la tarde se realizarán los estudios para revisar la compatibilidad entre Lili y nosotras. Si los estudios no son favorecedores tendremos que apuntarnos en la lista, y eso puede tardar mucho tiempo; tiempo importante para Lili.
Cuando Romina llega regreso a casa, me visto algo mareada, vuelve a pasar mientras camino por el pasillo del autobús para buscar un asiento. Quizá fue la falta de sueño, pues ayer casi no pude dormir.
Busco la camioneta de Dan en el estacionamiento una vez que llego a la universidad, y la encuentro, pero antes de entrar mi teléfono celular suena. Es Margaret.
—¿Dónde estás? —pregunta.
—En la universidad. —Ella se queda callada y suspira—. ¿Qué sucede?
—Lo sabe todo el mundo, Tess.
Sé de qué está hablando, a pesar de que no lo ha aclarado. Mi garganta se seca y mis rodillas empiezan a temblar. Paseo la mirada por todo el lugar, una mata de cabello azabache llama mi atención, está junto a su auto, también está James. Sin terminar la llamada, empiezo a caminar hacia Margaret, siento como si estuviera caminando en otra dimensión. La gente se gira para mirarme y me señala, estoy entrando a una pecera llena de pirañas, no les importa encajarme los dientes con tal de obtener una tajada. El infierno está lleno de personas y está aquí, en este puto estacionamiento, no es necesario viajar al subsuelo.
Ella cuelga cuando se percata de que me estoy acercando.
Un nudo me ahoga, me arrojo cuando está cerca y la abrazo. Y se siente bien fingir por un instante que no soy el centro de atención, que la gente no ríe, no murmura, no me mira y no sabe que existo.
—Me vio —murmuro, sintiendo la voz rasposa.
—Lo sé, el equipo estaba con él cuando fue al club.
—¿Qué están diciendo?
Mags no responde, solo acaricia mi cabello como si fuera una niña pequeña, y la verdad me siento como una, no sé si esté preparada.
—No importa lo que digan, que se vayan al infierno.
Estamos en él.
Me echo hacia atrás y la observo, algo a sus espaldas llama mi atención. Dan está apoyado en su camioneta, sus compañeros de equipo lo rodean, también están ahí las animadoras y Amber. Él me está mirando con tanto rencor que tengo que dar un paso atrás.
—¿Dan no hizo nada para impedir esto?
Los dos agachan la cabeza.
Aspiro con fuerza y, antes de que pueda pensármelo, empiezo a caminar hacia él. Mi corazón martillea violentamente contra mi pecho, me dan náuseas, me duele todo el cuerpo. Me detengo a unos pasos de distancia, él no ha dejado de mirarme, tampoco hace el intento de reconocerme.
Amber centra su atención en mí y esboza una sonrisa radiante, vuelvo a mirar a Dan, pero él ya no me está mirando.
Bilis sube por mi garganta, él me odia ahora, él cree que soy una interesada que solo iba por su dinero. Me da calor, tanto que empiezo a sudar, y le echo la culpa a las emociones por los temblores de mis piernas. Siento un molesto cólico en mi abdomen. Es la misma presión, la misma punzada extraña que viene molestándome desde temprano. Respiro profundo pues creo que es por todo lo que ha pasado, y trago saliva.
La presuntuosa Mills se acerca más a Dan, inclina su rostro hacia él, quien le regresa la sonrisa. Entonces sé que no debo mirar, incluso sabiéndolo no cierro los ojos, le rodea del cuello y lo besa. Está besándola también, lo está haciendo con ganas, mi rostro se arruga por el dolor. Quiero levantarme para darle un puñetazo, decirle que es un infeliz, pero Mags toma mi mano y la aprieta, debo tranquilizarme.
Cuando terminan su beso apasionado, Amber me enfoca.
—Menos mal que hemos descubierto que hay una doble cara entre nosotros —dice.
Los alumnos se acercan, las animadoras sacan sus celulares y toman fotografías como si de verdad fuera un espectáculo. El aliento se me atora hasta que creo que voy a explotar, no me está haciendo esto.
—Vámonos —susurra Mags.
—No.
Fui una estúpida por creer y confiar en un chico que no me dio el beneficio de la duda.
Miro fijamente a Amber, azul contra gris, y sé que en esta ocasión no ganaré.
—Tessy, querida, mereces una lección, no puedes llegar aquí y mentirle a todo el mundo.
Busco los ojos de Dan porque todavía tengo esperanza, él solo me regresa la visión con rencor, de pie pareciendo tan lejano y no ese chico que me hizo el amor.
La presión en mi pecho me duele, me arrebatan el corazón para cortarlo en millones de trozos delante de toda la universidad. Mi garganta se retuerce, mientras lucho por no llorar porque no quiero que los demás se den cuenta de lo débil que soy. Trato de respirar pausadamente, pero no encuentro aire. Miro al traidor del que me enamoré, frío, distante. Intento buscar algo en sus ojos, un rastro de lo que alguna vez vi; pero no lo veo, ya no hay nada del chico tierno y amoroso que me llevó al cielo tantas veces. Sé que me equivoqué, no obstante, nunca le mentí acerca de mis sentimientos.
Estoy temblando y no sé si es por la tristeza o por el coraje, quizá es una mezcla de ambos.
Mi vientre me hace estremecer al sentir la misma punzada que he estado sintiendo desde hace días, pero esta vez su intensidad me hace doblar por el dolor. Aprieto con mis manos hasta que mis nudillos se vuelven blancos, mis uñas se entierran en la carne de mi palma. El sudor se acumula y resbala por mi cuello y frente, respiro con la boca porque no puedo de otra manera.
La tensión en el aire podría cortarme como un cuchillo afilado, todos están en silencio, nadie se mueve. Creo que es tiempo de irme con la poca dignidad que me queda, antes de que todos puedan verme como lo que soy. Voy a girarme para largarme, pero mi cabeza da vueltas, creo que voy a desmayarme. Mags me ayuda a recuperar el equilibrio.
—Tess, la estudiante estrella que, además de estudiar, baila por las noches en un club nocturno, ¿deseas que te llame Gardenia?
Escucho las expresiones de sorpresa de la gente. Mi cuerpo tenso se relaja como nunca y todo el aire abandona mis pulmones. Esa es mi maldición, es lo que siempre seré y siempre me condenará. Soy Gardenia.
Mi mundo colisiona y se destruye delante de mí, y yo no sé cómo voy a reconstruir mi barrera. Todos mis logros, todas las cosas por las que he luchado se pueden ir al carajo en un santiamén, pueden correrme de aquí, pueden despedir a mi madre, ¿qué voy a hacer? Muerdo mi labio con fuerza, no me importa si explota, y aprieto mis puños. Todo esto no habría pasado si yo me hubiera mantenido alejada cuando mi mente me lo ordenó, pero soy una tonta por seguir a los latidos de mi corazón.
Soy una estúpida porque a pesar de todo lo sigo amando y me duele darme cuenta de que la persona a la que amo no existe; nunca existió, fue un espejismo, una ilusión, una mentira.
Sin evitarlo, lo miro y me encuentro con su mirada. No siento nada, ni rabia ni emoción ni ese cosquilleo que sentía cada vez que nuestros ojos contactaban, tampoco esa fuerza que me invitaba a necesitarlo cerca. Todo acabó más rápido de lo que empezó porque estaba destinado a fracasar.
No sé qué es lo que ve, justo en ese instante su fortaleza se derrumba y da un paso con su rostro contraído por el dolor y el desasosiego. Va a pronunciar algo, pero aparto mi cara y dirijo toda mi atención hacia Amber, quizá si me concentro en ella el pozo en mi pecho desaparezca y encuentre un poco de coraje para levantar la cabeza.
—Es una prostituta, ¿no es así, Tess?
Todos me miran esperando por mi respuesta, siento la mano de Mags en mi hombro apretándolo, haciéndome saber que siempre está disponible para mí sin importar qué. ¿Qué les digo? ¿Solo bailo para pagar las quimioterapias de mi hermana con leucemia? ¿Quién me va a creer de todas formas? Además, jamás me ha gustado utilizar a Lili para dar lástima, si no lo he hecho antes, no lo haré ahora; no pienso utilizar a lo único puro y bueno en mi vida para mi beneficio.
Solo tengo fuerzas para encogerme de hombros, quiero llorar y desaparecer de este mundo tan injusto y superficial, escapar de las personas que no entienden que a veces hay que sacrificar algo por amor. Y a pesar de todo, de que la mayoría me dirige miradas asqueadas y libidinosas, no me arrepiento porque Lili sigue viva y esa es la mejor recompensa que podría desear, haría cualquier cosa por ella.
—Al parecer ustedes saben más sobre mi vida que yo —digo alto, claro y con la cabeza arriba. No voy a permitir que me vean rota, aunque lo esté.
—Vámonos, Tess —murmura Mags en mi oreja.
—Es por curiosidad, m-a-r-i-p-o-s-a —Amber se burla una vez más—, ¿cuánto cobras?
Es muy triste que piense que eso va a herirme, a nadie debería importarle lo que los demás hacen con su cuerpo mientras no lastime a otros porque no le pertenece a la sociedad, no deberían opinar, deberían meterse en sus putos asuntos. Es mi puto cuerpo, y si quiero salir a bailar medio desnuda a un jodido club puedo hacerlo, eso no me convierte en mejor o peor persona que los que no salen de casa con la piel descubierta. Que una prostituta cobre por tener sexo no la convierte en mejor o peor persona que los que deciden nunca tener sexo o que los que se acuestan con alguien diferente cada fin de semana. Mi amiga Gina es prostituta y es una de las mejores personas que he conocido, y ahí afuera hay gente mala, gente que de verdad necesita un castigo, gente que debería ser señalada por haber cometido delitos... sin embargo, estoy aquí, siendo señalada por bailar en un club nocturno.
Sonrío de lado, tratando de demostrar la valentía que ya no siento, soy una ligera pluma que se está dejando llevar por la corriente. Estoy viendo borroso, la cabeza me da vueltas y vueltas, pero eso no me detiene.
—¿Decidiste cobrar esta vez? —respondo
Intento girarme para salir y huir por primera vez en mi vida, no lo logro. El vientre comienza a dolerme demasiado, tanto que lanzo un alarido lastimero y me doblo a la mitad. De mi boca salen lloriqueos y gemidos, las lágrimas empapan mis mejillas. ¿Qué me está sucediendo?
Escucho susurros, las manos de Maggie me sostienen por la cintura.
—¿Tess? ¿Qué tienes? —pregunta con preocupación.
No soporto el dolor, es como si me estuvieran clavando algo en el abdomen. Mis piernas se humedecen, miro hacia abajo, presa de pánico.
—¡Ahhhh! —grito con fuerza y me dejo caer de rodillas pues mis piernas las siento débiles.
Maggie intenta levantarme, me ruega que me ponga de pie con desesperación, pero no puedo. Mis extremidades tiemblan y en lo único que puedo pensar es en que tengo mis pantalones llenos de sangre.
—¡Una ambulancia! —Alguien grita.
—¡Está sangrando, James!
Es lo último que escucho antes de ver oscuridad.
* * *
No me odien :c no importa cuántas veces lea estos capítulos, siempre me ponen triste.
Gracias por leer, si les gusta esta historia no olviden darme una estrellita y un comentario.
Recuerden que esta historia está en ebook y en librerías con OZ EDITORIAL. GRACIAS POR SU APOYO Y CARIÑO.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro