Capítulo 17
🦋
T E S S A N D R A
Una luz cegadora me molesta, como si me estuvieran apuntando a los ojos con una lámpara. Me despierto, acoplo la vista solo para mirar un techo que no conozco, sin embargo, no demoro mucho en recordar. Noto que Dan no está a mi lado ni en ninguna parte cercana, me levanto y hago de vestirme la segunda acción, busco mis prendas. Solo he logrado ponerme el suéter cuando Dan aparece por la puerta con una bandeja. Se tambalea al verme y después barre mi cuerpo con total descaro, demorándose más de lo aceptable en mis piernas desnudas.
Entra al cuarto, dándome la oportunidad para disfrutar de la vista de él en jeans color camello y playera negra, coloca la bandeja en la cama y se sienta en el borde del colchón.
—Te ves hermosa en mi habitación —dice sin apartar la mirada, luego señala sus muslos—. Ven aquí, te traje el desayuno.
—¿Tú ya desayunaste?
—Tenía mucha hambre y me dio pena molestarte.
—Me harás una niña mimada y consentida. —Me siento en su regazo. En la bandeja trae un plato con dos panqueques bañados con miel y un vaso lleno de jugo de naranja. Tomo el líquido y doy un trago largo, sintiendo cómo refresca mi garganta. Cojo el tenedor, parto mi desayuno y lo llevo a mi boca.
Solo basta un bocado para saber que no he probado panqueques tan deliciosos, a excepción de los de la abuela, claro, nadie le gana a mi abu.
—Felicita a Becky de mi parte.
Dan me mantiene sobre él, estabilizándome con una mano en mi cadera y otra en mis muslos, mirando cómo desayuno con su mentón apoyado en mi hombro. Dejo el plato limpio, tan solo quedan unos rastros de jarabe espeso esparcido en la cerámica.
—Estás muy silencioso hoy, ¿pasa algo?
—No, mariposa, es solo que te ves fantástica cuando acabas de despertar, podría hacerte el amor ahora mismo. —Besa mi mejilla, apretándome contra él—. Por cierto, mis padres me dijeron que la cena podría ser, ¿el jueves? Estarán aquí para ese día, fueron a México.
—Sí, está perfecto —respondo, relajada—. ¿Crees que me interroguen por salir con su hijo?
—Creo que te advertirán que soy una mala influencia para la chica más inteligente de Hushington. —Un escalofrío me cubre, la maldita mala influencia soy yo—. Oye, no te preocupes por eso, mi padre está impresionado contigo y mi madre te sonreía. Todo estará bien, mariposa.
—¿Te he dicho cuánto me gustas cuando hablas tratando de convencerme de algo? —pregunto con coquetería.
—No, pero me encantaría escuchar qué más te gusta de mí.
Su petición esconde más de lo que parece. Para él es importante esto, nunca ha tenido una relación y no creo que los gritos de placer digan algo importante además de que han llegado al orgasmo.
—Me gusta cuando sonríes de lado o cuando pones esa cara juguetona. Me gusta tocar tu cabello y que hueles a yerbabuena. Me gusta cuando me aprietas en tus brazos, me gusta que seas inteligente, no eres para nada lo que yo pensé que eras cuando te conocí, aunque descontrolaste mis hormonas un poco. —Siento que sonríe—. Me gustan tus ojos, tu boca, tienes el labio inferior más regordete que el superior, eso me mata. Me gusta cómo saltan a la vista las venas de tus manos, me gustan tus palmas al tocarme, y tu pecho. Me gusta cuando te pones nervioso, me gusta cómo reacciona tu cuerpo cuando estás cerca de mí. Me encanta que confías en mí. Me gusta cómo juegas futbol, cuando me dices que te gusto, ¿sabes? En realidad, me gusta todo de ti.
Él se echa hacia atrás para poder mirarme, sus ojos brillan tanto que puedo presenciar unos cuantos destellos, sin querer he descubierto otra cosa que me gusta de él.
Agarra mi barbilla con su dedo pulgar e índice y lleva mis labios a los suyos. Es el beso más cariñoso que me ha dado hasta ahora, como si estuviera tratando de decirme algo de esta forma; es un beso puro, sin morbo, al menos así lo siento.
—Gracias, mariposa. ¿Vamos a tu casa y después a la universidad? —Asiento.
Me termino de vestir y salimos rumbo a mi sitio, le ruego al destino que mi madre no esté ahí, que no llegue mientras estemos porque no quiero darle explicaciones a nadie.
—¿Quieres pasar? —Dan sonríe de lado.
—Si, pero me temo que fuiste muy clara el otro día al decir que no pondría un pie en tu casa de nuevo, no quiero despertar la furia. —Está divirtiéndose el muy bastardo, quiere que le ruegue.
—Estás despertando a la bestia ahora —emito con el entrecejo fruncido a lo que contesta soltando una carcajada.
—Anda, vamos, yo te abriré la puerta, ¿de acuerdo? —dice sin darme un chance para intervenir en sus deseos. Sale de la camioneta y la rodea rápidamente, me da una mano ayudándome a bajar. Saco las llaves, cuando abro enciendo las luces y escaneo en busca de algo que Dan no deba de ver, pero no encuentro nada relevante, así que me relajo—. ¿Está bien si te espero sentado aquí?
Señala el sofá, cuando asiento se deja caer en él.
Camino hacia la recámara, escojo mi ropa interior y la llevo al baño. Me introduzco en la ducha y lavo mi cuerpo sin poner atención en lo que estoy haciendo. Diez minutos después estoy fuera, me visto con cualquier cosa que encuentro y seco mi cabello.
Dan está en el mismo lugar donde lo dejé, revisando algo en su móvil, cuando siente mi presencia alza la vista y sonríe. Ambos hacemos una carrera hacia Hushington, me invita a comer después de clases, acepto a pesar de que deseo ir al hospital con Lili, todo sería más sencillo si él supiera, si no tuviera que ocultar la parte más hermosa de mi vida.
—Chicos, le comenté a Tessilly que sería genial tener una cita doble —dice Mags a la hora del almuerzo, al tiempo que encaja su tenedor en una montaña de arroz. James le da un tierno beso en la mejilla—. Podríamos rentar unas películas, pedir una pizza y salir a pasear.
—Me parece una gran idea —repone Dan—. Podríamos ir a la feria y después ir a mi casa, pedimos las pizzas y vemos películas.
—¿El jueves? —pregunta James.
—No podemos el jueves, Tess y yo cenaremos con mis padres. —Las caras de James y Mags son un paisaje, están tan sorprendidos que se quedan en blanco—. ¿Un día de la próxima semana? Hoy no podemos.
Beso a Dan en su mejilla y él regresa el gesto, es entretenido ver cómo James no encuentra su cerebro para hablar y Maggie está confundida.
—La próxima semana será. —Logra pronunciar Mags.
Llegamos a su casa justo a las cuatro de la tarde, él pone su dedo índice sobre sus labios para que guarde silencio, así que obedezco. Lo veo desaparecer en la cocina y hablar a susurros con la que supongo es Becky, luego sale riendo con una charola llena de comida.
—Mis padres están en el estudio, si guardamos silencio no se enterarán de que estás aquí y podré besarte —explica. Creo que es grosero no ir a saludar después de lo amables que fueron conmigo, pero acabo de ser persuadida.
Nos sentamos en su cama, uno al lado del otro con la espalda apoyada en el respaldo del mueble con dos refrescos y dos filetes de pollo con verduras. Hay cierto sabor en el guiso que me hace pensar en mi abuela, estar con él me hace recordar las cosas buenas que tengo.
Nos quedamos en silencio, solo se escucha el tintineo de los cubiertos y el ruido del exterior, pero él interrumpe el silencio.
—¿Cuándo cumples años?
Ahí está de nuevo averiguando todo.
—Ocho de junio, ¿tú? —Le doy un trago a mi refresco.
—Ocho de julio. —Me atraganto, ¿un mes después? Él da una risotada—. ¿Cuáles son tus sueños?
Podría decir que ver a Lili recuperada, pero él no sabe de Lili, no puedo decir toda la verdad. De alguna manera se me aprieta el corazón por no poderle contar todo lo que quiero.
—Volar en globo aerostático, llamar a una estrella por mi nombre, ver sanas a las personas que amo y dibujarte al estilo Rose DeWitt. —Dan abre los ojos, impactado, así que comienzo a reír a todo volumen, pero luego recuerdo que nadie puede enterarse de que estoy aquí—. Tranquilo, es broma, no haré que te desnudes y te quedes quieto por horas.
—¿Qué tal desnudo encima de ti y en movimiento? —pregunta con sorna, le contestó dándole un golpe en el hombro
Después de comer, me ayuda con mis tareas, seguramente no entiende nada, así como yo no entiendo un carajo de lo que hay en sus libros. Se ve demasiado lindo leyendo e intentando pronunciar las palabras médicas.
—¿Me estás escuchando, Tess? —pregunta con el ceño fruncido. Salgo de mi nube de pensamientos y clavo los dientes en mi labio inferior. Decido ser honesta, así que niego con la cabeza y espero sus regaños; pero, en cambio, me sonríe de lado y gatea hasta quedar frente a mí—. Eres muy mala.
Mil cosquillas surgen en mi interior, solo quiero un jodido beso, así que junto nuestros labios porque ya no soporto estar lejos de él. Dan gime en mi boca y me sigue el beso, mis manos recorren su suave cabello.
—Me gustas, Dan —susurro. Su mano aprieta mi cintura, él se aproxima más, haciendo que mi cuerpo se recueste en el colchón con él encima de mí.
—Te quiero, Tess, y quiero más de lo que solamente tú sabes darme.
Después de pasar el día entre besos y susurros, llegamos a mi casa a las ocho en punto. Dan me acompaña hasta la puerta y me toma entre sus brazos, sus ojos en los míos me observan de una manera extraña, como si le preocupara que me fuera y me evaporara.
—¿Estás bien? —pregunto con el entrecejo tenso, algo va mal, algo le preocupa.
—Sí. —Exhala—. Quiero que me prometas algo.
—¿Qué es ese algo?
Ladeo la cabeza y acaricio con mis yemas sus cejas sobrepobladas.
—Promete que pase lo que pase no me vas a abandonar
—No necesito prometerlo, sé que no me iré de tu lado por más estupideces que hagas.
Las comisuras de Dan se elevan con malicia.
—Te gustan mis estupideces.
—No, me gusta que seas tú el que las haga.
* * *
♥Me los como, pero lamentablemente no todo es feliz para siempre:P
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro