El sonido del cañón de la pistola siendo levantado llenó la sala. La tensión en el aire era tan densa que casi se podía cortar con un cuchillo. Todos los ojos estaban fijos en Felix, esperando. Cada movimiento, cada respiración, se sentía como si fuera un paso más hacia el borde de un precipicio. No importaba cuántos veces lo repitiera en su cabeza: esto es real, esto es real, esto es lo que elegí- la sensación de estar en ese momento no disminuía. De hecho, aumentaba con cada segundo que pasaba.

Los dos hombres al fondo de la sala no mostraban reacción alguna. Ningún miedo, ningún nerviosismo. Parecían perfectamente tranquilos, como si fueran parte del mobiliario de la habitación. Pero Felix sabía que no podía subestimarlos. En este mundo, la apariencia era solo eso: apariencia. La verdadera amenaza siempre estaba detrás de los ojos, en la calma que ocultaba una tormenta.

Hyunjin se mantenía a un lado, observando en silencio, sin un ápice de emoción en su rostro. Felix no sabía si esperaba que Hyunjin le diera alguna señal o si era un recordatorio de que estaba solo en esta prueba. Todo lo que había aprendido hasta ahora lo estaba llevando a este punto: tomar decisiones rápidas y con determinación. No había lugar para la duda.

-Dispara. -La voz de Junho cortó el silencio, bajo y autoritario.

Felix miró la pistola en su mano, el metal frío y pesado contra su palma. El seguro ya había sido quitado, la presión de su dedo sobre el gatillo era lo único que quedaba. Todo su cuerpo estaba en alerta máxima, y por un segundo, se sintió completamente fuera de lugar. ¿Cómo se había metido en esto? ¿Cómo había llegado hasta aquí?

Pero la respuesta llegó en un suspiro, y no fue más que la verdad cruda. Había elegido estar aquí. Había tomado la decisión, y ahora debía afrontar las consecuencias de esa elección.

-Hazlo. -Hyunjin finalmente habló, su tono bajo pero lleno de algo que Felix no pudo identificar. ¿Era confianza? ¿O solo la aceptación de que el momento había llegado?

Felix cerró los ojos por un breve instante, respirando profundamente. Los recuerdos de su vida anterior, de la forma en que había vivido, de los miedos que le habían dado forma, todo eso se desvaneció. Estaba allí, en ese momento, con una pistola en las manos y una decisión que tomar. Ya no quedaba espacio para titubear.

Abrió los ojos, apuntó a uno de los hombres al fondo de la habitación, y apretó el gatillo.

El sonido del disparo resonó en la sala como un trueno, y el eco retumbó en las paredes, apagado por la gravedad de lo que acababa de ocurrir. El hombre al que había apuntado se desplomó sin emitir un sonido. Su cuerpo cayó al suelo con una dureza que sorprendió a Felix, como si hubiera sido una muñeca de trapo, sin vida. Los demás en la sala no se movieron, no reaccionaron. El único sonido que quedaba en el aire era el latido acelerado del corazón de Felix, retumbando en sus oídos.

Felix miró a Junho, esperando ver una señal, una aprobación. Pero Junho solo lo miraba fijamente, sin mover un músculo, como si estuviera esperando algo más.

-No es suficiente, Felix -dijo Junho con calma, sus ojos fríos y calculadores.

Felix se sintió como si el suelo se abriera bajo sus pies. Había disparado, y aún no era suficiente. El hombre que había caído no era un objetivo, era solo una lección más. No era sobre el disparo, no era solo sobre la habilidad de usar un arma. Era sobre lo que significaba estar aquí. Había fallado, y ahora debía enfrentarse a las consecuencias.

Hyunjin dio un paso al frente, con sus ojos fijos en Felix. La tensión en su rostro era mínima, pero había algo en su presencia que lo decía todo. Felix había dado el primer paso, pero solo había dado un paso en falso. Había que aprender mucho más si quería sobrevivir.

-¿Qué más? -preguntó Hyunjin, su voz grave.

Felix no entendió a qué se refería, pero Jiho habló antes de que pudiera formular una respuesta.

-Lo que importa aquí, lo que realmente importa, es lo que haces después de este momento. El disparo no es lo que decide si eres parte de este juego o no. Es cómo te comportas después de la primera decisión. Esto no se trata solo de rapidez. Se trata de saber qué hacer cuando todo parece perdido.

Felix tragó saliva. ¿Qué quería decir con eso? Si el disparo no era lo que importaba, ¿entonces qué lo era? ¿Qué más necesitaba hacer para probar que estaba listo para este mundo?

-El juego no acaba con un disparo -agregó Junho, acercándose lentamente-. Termina cuando no te dejas llevar por el miedo. Cuando sabes que la muerte es solo una posibilidad más, una que se puede manejar, no una que te frene.

Felix comenzó a comprender, pero no estaba listo para aceptarlo. No estaba preparado para la magnitud de la lección que se le estaba enseñando. Su cuerpo se tensó, pero no podía apartar la mirada de los ojos de Junho. Necesitaba entender qué más implicaba ser parte de este mundo.

El silencio volvió a envolver la sala. De alguna manera, eso le dijo más que cualquier palabra. Hyunjin, que hasta ahora había sido una sombra constante a su lado, ahora no parecía tan accesible. Su presencia, tan fuerte como siempre, ahora parecía una barrera que separaba a Felix del resto. Hyunjin ya había jugado este juego. Ya sabía cómo se movían las piezas.

Y ahora, todo dependía de Felix.

-¿Estás listo para la siguiente lección? -dijo Junho, con una pequeña sonrisa en su rostro, casi imperceptible. Como si ya supiera que Felix no tendría más remedio que seguir.

Felix miró la pistola una vez más, luego a los dos hombres caídos. Algo dentro de él cambió en ese instante, una chispa encendió un fuego que ya no podía apagar. Su decisión estaba tomada, y no había vuelta atrás.

-Sí -respondió, más seguro que antes, aunque no podía evitar sentir la incertidumbre palpitante en su pecho.

La sala se llenó de un silencio pesado. Todos estaban esperando. Y ahora, finalmente, Felix entendió que este mundo no se trataba de seguir reglas. Se trataba de hacer las propias.

La prueba no había terminado. Había comenzado.

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-Mimi 🦋